Ya en la época de los griegos…

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Ya en la época de los griegos…
La práctica de mejorar el rendimiento mediante sustancias u otros medios artificiales es tan antigua
como el deporte competitivo mismo. Los antiguos atletas griegos utilizaban dietas especiales y
pociones estimulantes para fortalecerse. En el siglo XIX, los ciclistas y otros atletas de resistencia
utilizaron estricnina, cafeína, cocaína y alcohol. Thomas Hicks logró la Victoria en la maratón Olímpica
de 1904 en Saint Louis con la ayuda de huevos crudos, inyecciones de estricnina y dosis de brandy.
En la década de 1920, se hizo evidente la necesidad de imponer restricciones en cuanto al uso de
drogas en el deporte. En 1928, la Federación Internacional de Atletismo Amateur (IAAF, por sus siglas
en inglés) se convirtió en la primera federación deportiva internacional que definió el concepto de
dopaje y prohibió el uso de sustancias estimulantes. Muchas otras federaciones internacionales
hicieron lo mismo pero las restricciones no fueron efectivas dado que no se les realizaban análisis a los
atletas.
La autopsia del ciclista danés Knud Enemark Jensen, que falleció durante los Juegos Olímpicos de
1960 en Roma, reveló vestigios de anfetaminas. Esto aumentó la presión sobre las autoridades
deportivas para introducir los análisis para la detección de drogas.
Los primeros análisis de doping en el ciclismo y en el fútbol
En 1966, la Unión de Ciclismo Internacional (UCI), y en 1970, la Fédération Internationale de Football
Association (FIFA) estuvieron entre las primeras federaciones deportivas internacionales que
introdujeron las pruebas de dopaje en sus Campeonatos Mundiales. Al año siguiente, el Comité
Olímpico Internacional (IOC, por sus siglas en inglés) estableció su primera lista de sustancias
prohibidas. Los análisis se realizaron por primera vez en los Juegos Olímpicos de Invierno en Grenoble
y en los Juegos de Verano en México en 1968, luego de la trágica muerte del ciclista Tom Simpson
durante el Tour de France en 1967.
En 1974 se introdujo un método de análisis confiable para detectar esteroides anabólicos. El IOC
agregó los esteroides a su lista de sustancias prohibidas en 1976. Esto trajo como consecuencia un
aumento significativo en la cantidad de descalificaciones por consumo de drogas a fines de la década
de 1970, especialmente en los deportes relacionados con la fortaleza, tales como las disciplinas de
lanzamientos y el levantamiento de pesas. El dopaje sanguíneo o "autotransfusión" implica la
extracción y consecuente inyección de la sangre del atleta para aumentar la cantidad de hemoglobina
que transporta oxígeno. Esto se ha practicado desde la década de 1970 y el IOC prohibió el dopaje
sanguíneo en 1986.
El trabajo contra el dopaje resultó complicado en las décadas de 1970 y 1980 por sospechas de dopaje
financiado por el estado en algunos países. El caso de dopaje más famoso de la década de 1980 fue el
de Ben Johnson, medalla de oro en los 100 metros, cuya prueba dio resultado positivo por uso del
esteroide anabólico estanazolol, en los Juegos Olímpicos celebrados en Seúl en 1988. El caso de
Johnson dirigió la atención mundial al problema del dopaje a un nivel sin precedentes.
Primera ley antidopaje
En 1998, la policía encontró una gran cantidad de sustancias prohibidas en una redada durante el
Tour de France. El escándalo condujo a una reevaluación importante de la función de las autoridades
públicas en los asuntos antidopaje. En 1963, Francia se convirtió en el primer país que aprobó una ley
antidopaje. Otros países siguieron a Francia, pero la cooperación internacional en materia de
antidopaje se limitó durante mucho tiempo al Consejo Europeo. La década de 1980 fue testigo de un
aumento notorio en la cooperación entre las autoridades deportivas internacionales y varios
organismos gubernamentales. Antes de 1998, todavía existían debates en varios foros como el IOC,
las federaciones deportivas internacionales y diversos gobiernos individuales, lo cual trajo como
consecuencia distintas definiciones, políticas y sanciones. Un resultado de esta confusión fue que las
sanciones referidas al dopaje en el deporte a menudo se cuestionaban y otras veces se invalidaban en
tribunales civiles.
El escándalo del Tour de France hizo notar la necesidad de un organismo independiente internacional
que estableciera un conjunto unificado de normas para la lucha en contra del dopaje y que coordinara
los esfuerzos de las organizaciones deportivas y las autoridades públicas. El Comité Olímpico
Internacional tomó la iniciativa y organizó la Conferencia Mundial sobre el Dopaje en el Deporte en
Lausana en febrero de 1999. Siguiendo la propuesta de la conferencia, se creó la Agencia Mundial
contra el Dopaje (WADA, por sus siglas en inglés) el 10 de noviembre de 1999.
Nacimiento del Código mundial contra el dopaje
El 5 de marzo de 2003, en la segunda Conferencia Mundial sobre el Dopaje en el Deporte, 1200
delegados representantes de 80 gobiernos, el IOC, el Comité Paralímpico Internacional, todos los
deportes Olímpicos, los comités nacionales Olímpicos y Paralímpicos, los atletas, las organizaciones
nacionales antidopaje y los organismos internacionales apoyaron el Código mundial contra el dopaje
como la base para la lucha contra el dopaje en el deporte. El Código comenzó a aplicarse el 1 de
enero de 2004.
El 19 de octubre de 2005, en la sesión plenaria de la Conferencia General de la UNESCO, se adoptó el
Código mundial contra el dopaje como la primera Convención Internacional contra el Doping en el
Deporte. Un total de 184 países firmaron la Declaración de Copenhague contra el Dopaje en el
Deporte: un documento político mediante el cual los gobiernos expresan su intención de implementar
el Código mundial contra el dopaje mediante la ratificación de la Convención de la UNESCO.
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