La consideración del síndrome del «Burn out» como constitutivo de

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La consideración del síndrome
del «Burn out» como constitutivo
de la contingencia profesional
del accidente de trabajo origen
de la declaración de incapacidad
permanente absoluta*
AMAYA MARTÍNEZ DE VIERGOL LANZAGORTA**
1. INTRODUCCIÓN:
EL TRATAMIENTO JURÍDICO
DE LAS CONTINGENCIAS
PROFESIONALES CAUSANTES
DE LA INCAPACIDAD LABORAL
INCLUÍDA DENTRO DEL ÁMBITO
DE LA ACCIÓN PROTECTORA
DE LA SEGURIDAD SOCIAL
T
lal y como se plantea en éste y otros
pronunciamientos judiciales, una de
las cuestiones más relevantes y polémicas cuando los aplicadores del derecho se
enfrentan a este tipo de enfermedades de
carácter psicológico, heterogéneas, y con una
gran diversidad de manifestaciones, motivadas a veces por factores endógenos, y otras,
exógenos, o por ambos, es la de la determinación de su naturaleza jurídica como con-
** Vid. STSJ Catalunya de 20 de enero de 2005, JUR
2005, 48265.
** Profesora Titular de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social de la Universidad del País Vasco.
tingencia protegida en su caso por la acción
protectora de la normativa de Seguridad
Social1, pues nuevamente los intereses de
trabajadora afectada y empresa o entidad
subrogada o responsable del abono de las
prestaciones son contradictorios, siendo el
interés de aquella que se reconozca la existencia de una contingencia profesional que
motiva la situación de incapacidad temporal, incapacidad permanente o necesaria
protección de los supérstites familiares del
trabajador/a fallecido/a por la misma, mientras que el interés de estos últimos, será
negar el carácter laboral de la misma, para
reconducir su consideración y protección a
una contingencia común que permitía minimizar el coste económico de la misma.
Para poder ser considerada como enfermedad profesional la que padece la trabajadora sería necesario, no sólo que se dé con
1
Y en su caso por la normativa de Prevención de
Riesgos Laborales.
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ESTUDIOS
ocasión o en el desarrollo de su trabajo sino
que además apareciese incluida en el listado
de enfermedades profesionales ad hoc, en
cuyo caso se aplicaría la presunción «iuris et
de iure» de su carácter laboral y en caso de
no estar allí referenciada2, es criterio jurisprudencial habitual de los tribunales reconducir su protección a través del accidente de
trabajo, como en el caso que aquí nos ocupa.
Igualmente no podemos olvidar la mención de la lista europea de enfermedades profesionales3, que si bien como fuente jurídica
viene a ser una Recomendación, y nos otorga
derechos directamente invocables ante los
tribunales nacionales, deberá ser tenida en
cuenta en los litigios judiciales para poder
aclarar la interpretación de las disposiciones
nacionales o comunitarias4.
Atendiendo a la definición proporcionada
por el Art. 115 de la LGSS5 así como a su
interpretación y aplicación jurisprudencial,
podemos deducir que son 4 los elementos
que delimitan conceptualmente el accidente
de trabajo:
• una lesión corporal, entendiéndose
por tal no sólo las físicas sino también
las secuelas o enfermedades psíquicas6
o psicológicas7;
2
Cfr. Art. 116 Real Decreto Legislativo 1/1994, de
20 de junio, por el que se aprueba el texto refundido
de la Ley General de la Seguridad Social.; Real Decreto 1995/1978.
3
Cfr. Recomendación 2003/670/CE de la Comisión, de 19 de septiembre de 2003, relativa a la lista
europea de enfermedades profesionales (DO L 238 de
25.9.2003), que sustituye a la Recomendación
90/326/CEE de la Comisión, de 22 de mayo de 1990.
Vid. Comunicación de la Comisión, de 20 de septiembre de 1996, [COM (96) 454 final].
4
Vid. TJCE 13-12-89; DOCE 23-1-90.
5
Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de junio,
por el que se aprueba el texto refundido de la Ley
General de la Seguridad Social.
6
Vid. STS 24-4-90, RJ 3495.
7
Vid. TSJ País Vasco 9-5-00, AS 3289; TSJ Valladolid 20-12-01, AS 198/02 (depresión motivada por
214
• que la víctima sea un trabajador por
cuenta ajena;
• relación causal entre el trabajo y
la lesión, produciéndose ésta con ocasión o como consecuencia del mismo;
• relación causal entre la lesión y la
situación de incapacidad protegida8.
Al tenor del Art. 115.3 Real Decreto
Legislativo 1/1994, de 20 de junio, por el que
se aprueba el texto refundido de la Ley
General de la Seguridad Social si estas lesiones se producen durante el tiempo de trabajo
y en el lugar de trabajo se presumirán iuris
tantum (salvo prueba en contrario) constitutivas de accidente de trabajo9.
Igualmente es criterio jurisprudencial
reiterado el de entender que aquellas enfermedades que cumplan el postulado anterior,
pero que al no estar previstas en el listado de
enfermedades profesionales y no poder, por
lo tanto, protegerse como tales, sean amparadas a través del recurso jurídico de permitirles participar de la naturaleza jurídica del
accidente de trabajo recibiendo la misma
protección a todos los efectos, como en el caso
que nos ocupa, debiendo demostrarse en ese
caso que su origen o causa radica en la prestación laboral realizada por las circunstancias temporales, físicas, geográficas o personales que la condicionan10, debiendo en su
caso el empresario o entidad subrogada11
probar la negación del carácter laboral o pro-
modificación de las condiciones laborales); TSJ País
Vasco 7-10-97, AS 3163 (estrés laboral que motiva una
crisis nerviosa); TSJ País Vasco 2-11-99, AS 4212 (por el
síndrome del «Burn out»); TSJ Galicia 24-1-00, AS 60
(depresión provocada por acoso sexual de un superior
jerárquico).
8
Vid. STS 27-11-89, RJ 8266.
9
Así en el caso de enfermedades desarrolladas
durante la jornada laboral y en el lugar de trabajo (vid.
STSJ. Las Palmas, 28-01-2000, AS 5346; STSJ Cataluña,
25-07-2000, AS 2895).
10
Vid. STSJ. País Vasco 22-2-00, AS 5763.
11
V.gr. la Mutua correspondiente.
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fesional de la contingencia, como consecuencia de la aplicación de la presunción mencionada anteriormente12, produciéndose una
inversión de la carga de la prueba13.
Es importante resaltar que se incluyen
también las enfermedades o defectos, padecidos con anterioridad por el trabajador, que
se agraven como consecuencia de la lesión
constitutiva del accidente, siendo indiferente por lo tanto, tal y como se evidencia en la
sentencia que aquí analizo, la existencia previa de rasgos congénitos de la enfermedad o
inherentes a la personalidad de la incapacitada14, siempre que se acuse una agravación
notable del cuadro sintomatológico con ocasión o a consecuencia del trabajo por ella
desempeñado15, bien porque el accidente de
trabajo saca la enfermedad de su estado
latente evidenciándola16 , bien porque desencadena el cuadro patológico17 o lo agrava 18 , lo cual resulta acreditado desde el
momento en que se constata una mejora del
mismo en aquellos periodos de ausencia en
su puesto de trabajo, como pueden ser los
vacacionales o los correspondientes a suspensiones contractuales motivadas por una
incapacidad temporal derivada de la misma
contingencia19, como en el presente caso en
el que tal y como se expone en la sentencia,
«los síntomas remitían en periodos vacacionales y fines de semana».
Así, en el presente caso, el Tribunal declara literalmente que «el hecho de que la actora tenga una determinada personalidad en
nada influye para que pueda ser tributaria
de la calificación que se hace en la sentencia,
si desvirtúa la calificación de accidente, pues
también lo sería si se partiera de unas lesiones de base, incluso que hubieran sido calificadas como contingencia común si luego se
agravan en los términos aquí ocurridos».
2. EL SÍNDROME DEL «BURN OUT»
Vid. STS 18-3-99, RJ 3006.
13
Si bien no es éste un criterio pacífico o unánime,
encontrando sentencias contradictorias como la del TSJ
País Vasco 11-2-98, AS 5405, que exigía al trabajador
ejercitante de la acción que probase el nexo causal con
el trabajo desempeñado.
14
Siendo por tanto irrelevante que la profesora
tenga una «personalidad obsesivamente perfeccionista
y alto nivel de autoexigencia».
15
Vid. STSJ Las Palmas 28-2-92, AS 749; STSJ Asturias 5-1-96, AS 64; STSJ Extremadura 13-7-99, AS 3466
(sobre una anomalía congénita previa).
16
Vid. STSJ Andalucía 9-2-98, AS 324.
17
En este supuesto, se consideran hechos probados en la sentencia analizada que la trabajadora con
una antigüedad desde 1966 en la docencia, «en el año
1992 comenzó a presentar cansancio, sensación de
malestar, parestesias, fobias, miedos, irritabilidad, distimias, así como bloqueos cognitivos mientras impartía
las clases, que le provocaron un elevado nivel de ansiedad y a los que se unieron con el tiempo somatizaciones, baja autoestima, sentimientos de incapacidad y
culpa, ansiedad extrema, lagunas amnésicas y bloqueos
cognitivos cada vez más frecuentes». Vid. BURKE R.J. y
GREENGLASS, E., «Work stress, role conflict, social support, and prychological burnout among teachers»,
Prychological Reports, 73, págs. 371-380, 1993.
18
Vid. STS 9-3-90, RJ. 2042; 27-7-92, RJ 5664;
STSJ País Vasco 4-4-00, AS 592. Así en el caso que
12
2.1. Delimitación conceptual
y diferenciación con otras figuras
afines
2.1.1. Delimitación conceptual
Se considera síndrome de «burn out» a «un
tipo de respuesta prolongada a los estresares
estamos analizando se certifica en uno de los informes
médicos aportados la existencia de «rasgos de personalidad previa, alto neuroticismo, personalidad ansiosa,
escasa tolerancia a la frustración, rasgos histriónicos de
la personalidad» diagnosticando el especialista (psiquiatra) que la atendió que «se trata de una paciente
con rasgos desadaptativos de personalidad que refiere
clínica distímica y ansiosa de larga evolución cuya
intensidad ha aumentado en los últimos años, desde
un punto de vista operativo la sintomatología se corresponde a un trastorno distímico (300.4 DSM-IV), un trastorno de ansiedad (300.01 DSM-IV), y un trastorno de
personalidad no especificado (301.9 DSM-IV), ya que
presenta rasgos de varios trastornos».
19
Vid. Art. 115.2.f) Real Decreto Legislativo 1/1994,
de 20 de junio, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social.
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emocionales e interpersonales crónicos en el
trabajo…existiendo un impedimento para la
realización eficaz de todas las actividades
que impliquen carga emocional que el
paciente no puede asumir, especialmente las
relacionadas con la prestación de servicios
donde las relaciones con otras personas
constituyan el eje central del trabajo y la
prestación pueda ser una experiencia altamente emocional»20.
En este caso, la trabajadora ve frustradas
sus expectativas de modificar las condiciones de trabajo de forma que éste se preste
según lo que ella entiende calidad óptima
del servicio, existiendo una relación directa
causal entre el trabajo realizado y su patología psicológica ahora evidenciada, o agravada, con una gran pérdida de autoestima así
como un sentimiento de carencia de recursos personales y humanos para afrontar la
vida diaria.
Se ha descrito la sintomatología que suele
acompañar a esta patología de la siguiente
forma:
• en el plano físico, síntomas de fatiga,
problemas de sueño, dolores de cabeza,
impotencia o problemas gastrointestinales;
• en el plano emocional, con manifestaciones de irritabilidad, ansiedad, depresión;
• y en relación a la actividad laboral, falta de rendimiento, concentración y
pobre comunicación interpersonal21.
20
Vid. Sentencia del Juzgado de lo Social núm. 1
de Alicante (6-5-2003), Procedimiento nº 519/2002.
21
Vid. MUÑOZ, J., Diario de Sevilla (17-2-2005).
216
2.1.2. Diferenciación con figuras afines
A. Mobbing (o acoso moral22)
a) Definición23
Al igual que en otros Estados Miembros24
de la Unión Europea25, hasta fechas muy
recientes, en nuestro ordenamiento jurídico
no disponíamos de una regulación del acoso
moral en el trabajo, y cuando por fin hemos
incluido esta previsión ha sido fundamentalmente en el ámbito de la prevención de riesgos laborales, intentando trasponer las
Directivas comunitarias26 ad hoc de una forma claramente insuficiente, siendo los órganos judiciales los que han contribuido a delimitar su definición como «agresión del
empresario o de alguno de sus empleados con
el conocimiento o tolerancia de aquel,
mediante hechos, órdenes o palabras, repetida y duradera en el tiempo, con el fin de desacreditar, desconsiderar y aislar al trabajador, que puede llegar incluso a deteriorar su
22
Vid. MARTÍNEZ BARROSO M.R., «Sobre las enfermedades profesionales no listadas. A propósito de un
supuesto de síndrome de desgaste personal o de burn
out», Revista de Derecho Social, nº 10, 2002, págs. 187
y ss.; DIAZ DESCALZO, M.C., «Los riesgos psicosociales en
el trabajo: el estrés laboral, el síndrome del quemado y
el acoso laboral. Su consideración como accidente de
trabajo», Revista de Derecho Social, nº 17, 2002, págs.
183 y ss.
23
Vid. ROMERO RODENAS, M.J., «Protección frente al
acoso en el trabajo», Ed. Bomarzo, 2004.
24
Vid. CES GARCÍA, E.M., «El mobbing, un nuevo
riesgo laboral a prevenir en la Unión Europea. La Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de 23 de enero
de 2002», Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, nº 37, págs. 205 y ss.
25
Vid. Resolución del Parlamento Europeo sobre el
acoso en el lugar de trabajo (2001/2339), la Comunicación de la Comisión Europea de 11 de marzo de 2002
sobre «cómo adaptarse a los cambios en la sociedad y
en el mundo del trabajo: una nueva estrategia de salud
y seguridad» (periodo 2002-2006), y la Sentencia del
Tribunal Superior de Justicia de las Comunidades Europeas de 23-1-2002.
26
Directivas comunitarias 2000/43/CEE y
2000/78/CE.
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AMAYA MARTÍNEZ DE VIERGOL LANZAGORTA
salud, con el objeto de conseguir un auto
abandono del trabajo, provocando un daño
progresivo y continuo a su dignidad».
En el Derecho Comparado, el acoso moral
se regula actualmente en algunos países,
bien para tipificarlo como delito27 y perseguirlo penalmente, bien para incluirlo en la
previsión de riesgos laborales28, o bien en el
ordenamiento laboral29.
b) Diagnóstico diferencial
b.1. Con el síndrome del «burn out»30
El síndrome del «burn out» , que no es más
que una manifestación del estrés laboral, se
suele manifestar en personas que desarrollan su trabajo en contacto con otras personas que a su vez necesitan el concurso o la
ayuda de terceros31, sintiéndose el trabajador frustrado e impotente ante la imposibilidad de variar las circunstancias o factores
que inciden en la forma en que viene prestando sus servicios, y que opinión supondría
mejorar la calidad del mismo, estando el origen de su patología psíquica en la propia actividad laboral, mientras que en el mobbing,
ésta se desencadena o agrava a consecuencia
de las relaciones personales de hostigamien-
Así en Francia en el Código Penal francés, en virtud de la Ley de 17 de enero de 2002 («Ley de Modernización Social»), que lo castiga con la pena de prisión
de un año y multa de 15.000 ?. El Código Penal belga
(art. 442 bis; cfr. Ley 1998-10-30/34) lo sanciona con
pena de prisión de 15 días a 2 años, con aplicación
alternativa o cumulativa de multa de 50 a 300 francos.
28
Como en Suecia desde 1999 en su Ley Básica de
Prevención de Riesgos Laborales. Anteriormente, también disponían de una Ordenanza del Consejo Nacional Sueco de Seguridad y Salud laboral (21-9-1993).
29
Vid. Código de Trabajo suizo (arts. 321 y 328), y
algunas Leyes Regionales italianas (cfr. Ley Regional de
Lazio, 14-3-2001).
30
Vid. ROMERO RODENAS, M.J., «Protección frente al
acoso en el trabajo», Ed. Bomarzo, 2004.
31
Siendo así frecuente en sectores como el docente o el sanitario.
27
to que mantiene con sus superiores jerárquicos (bossing) o sus compañeros de trabajo
(mobbing). Así, aun cuando el resultado sea el
mismo, es decir, su consideración de accidente laboral32, sin embargo el origen y mecanismos que lo desencadenan son diversos.
b.2. Con el estrés laboral33
El estrés laboral se concibe como una categoría genérica, en la que la patología surge al
igual que en el síndrome del «burn out», por
las circunstancias objetivas concretas de la
prestación laboral, pero el rasgo diferencial
radica en que en el síndrome del «burn out»
existe además un elemento subjetivo provocado por la insatisfacción que experimenta la
trabajadora al no poder proyectar sobre su
trabajo sus proyectos y planes de mejora,
siendo por lo tanto una manifestación específica del estrés laboral, pudiendo ambos ser
calificados de accidente laboral.
B. Depresión psíquica34
Son numerosas las sentencias del Tribunal Supremo que han considerado la depresión como causa de incapacidad permanente35.
2.2. El carácter profesional
de la contingencia
El síndrome de agotamiento profesional o
«burn out» hay que considerarlo como un
32
Vid. PADIAL ORTIZ, O. y DE LA IGLESIA MARÍ, M., «El
mobbing como enfermedad del trabajo», Lan Harremanak, 2, 2002.
33
Vid. ROMERO RODENAS, M.J., «Protección frente al
acoso en el trabajo», Ed. Bomarzo, 2004.
34
Vid. ROMERO RODENAS, M.J., «Protección frente al
acoso en el trabajo», Ed. Bomarzo, 2004.
35
STSS 16-5-1984, 9-2-1984, 6-3-1984, 30-91981, 29-1-1987, 16-2-1987, 14-7-1987, 17-2-1988,
23-2-1988, 30-1-1989, 22-1-1990.
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accidente de trabajo, en base a la Ley General de la Seguridad Social, puesto que es una
enfermedad que contrae el trabajador exclusivamente por motivos de la realización de
su trabajo, e implica estar o sentirse quemado, agotado, sobrecargado o exhausto. Es el
síndrome más propio de profesionales cuya
actividad consiste en el trato personal, con
alto grado de compromiso y con percepción
de presión sobre el rendimiento.
La trabajadora afectada por la sentencia
aquí examinada estuvo de baja por incapacidad temporal en dos periodos consecutivos,
siendo en el primero el diagnóstico el de
depresión y en el segundo, de ansiedad, pero
en ambos se estimó por el INSS que se trataba de una contingencia común y no profesional. La sentencia de primera instancia se
dicta en el periodo intermedio entre ambos
procesos, y es por ello por lo que al interponer el recurso contra la misma ante la Sala
de lo Social del TSJ de Cataluña, se solicita
la modificación de la declaración de hechos
probados en la sentencia de instancia alegando que habiendo seguido tratamiento
con la misma especialista en ambos procesos, ésta estima que debe emitir un cambio
de diagnóstico ante el cambio de la sintomatología, habiendo degenerado el proceso inicial de depresión en uno de ansiedad generalizada, diagnóstico ratificado también por su
médico de cabecera, alegación que no prospera por cuestiones formales y procedimentales y no sustanciales al entender la Sala
que no concurren circunstancias tan especiales como para poder alterar la valoración
de los hechos realizada por el juzgador de
instancia, no estimando suficientes los nuevos informes médicos presentados por la
recurrente36.
El Tribunal acoge la pretensión de la
recurrente al validar la atribución del carácter profesional a la naturaleza jurídica de la
36
Esta cuestión la analizo posteriormente en el epígrafe correspondiente.
218
contingencia, precisando que en este tipo de
patologías, al igual que en las enfermedades
profesionales, no se requiere que la lesión se
manifieste de forma súbita e inesperada, no
pudiendo protegerse como enfermedad profesional al no aparecer referenciada en la
enumeración exhaustiva de las mismas que
he mencionado anteriormente, pero siendo
ineludible el reconocimiento del carácter
profesional de la contingencia, debiendo de
reconducir su protección al amparo de lo previsto para el accidente de trabajo37 porque
los síntomas se relacionan directamente con
el trabajo, siendo un proceso de evolución
gradual, en el que la afectada va atravesando diferentes fases, presentando síntomas
físicos (fatiga, problemas de sueño, cefaleas,
trastornos gastrointestinales), como psicológicos (irritabilidad, ansiedad, depresión...),
y conductuales (actitud defensiva y agresiva...), absentismo en el trabajo, falta de rendimiento, falta de concentración, aislamiento... baja de la autoestima, abandono, melancolía, tristeza, neurosis, psicosis, e ideación
de suicidio, irritabilidad, aburrimiento, pérdida del idealismo, frustración».
2.3. El carácter invalidante
de la contingencia
En la sentencia del TSJ Cataluña 30
mayo 2001, REC. 7542/2000 se afirma que
el suicidio del trabajador fue consecuencia
del cambio del puesto de trabajo en la
empresa y la profunda depresión que ello le
produjo; añadiendo además que el 115
LGSS establece la presunción de accidente
de trabajo «respecto de las enfermedades no
profesionales... que contraiga el trabajador
con motivo de la realización de su trabajo,
siempre que se pruebe que la enfermedad
tuvo por causa exclusiva la ejecución del
mismo».
37
Vid. STSJ País Vasco de 2 de noviembre de 1999
(Ar. 4212).
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AMAYA MARTÍNEZ DE VIERGOL LANZAGORTA
La magistrada del Juzgado de lo Social
número 11 de Valencia estimó un accidente
de trabajo la baja que sufrió una enfermera
destinada en el quirófano infantil del Hospital La Fe de Valencia, a consecuencia de un
conflicto laboral. Ella, apoyando el criterio
de tribunales como el del País Vasco o el de
Cataluña, sí cree que hay una relación de
causalidad entre la enfermedad y el ámbito
laboral como para ser considerado accidente
de trabajo. Señala que no se desprende de la
prueba practicada que exista otra causa del
trastorno psicológico que el conflicto laboral
surgido con los superiores ni otro factor distinto al propio trabajo38.
En octubre de 2003, el titular del Juzgado
de lo Social número 12 de Barcelona ya reconoció una incapacidad permanente absoluta
después de que le fuera diagnosticada fibromialgia39 a una mujer, sentando un precedente para el 3 por ciento de españoles que
sufren esta enfermedad, que provoca un
intenso dolor en las extremidades y que no
fue reconocida por la Organización Mundial
de la Salud (OMS) hasta 1992. Un año
antes, un juez, también de Barcelona, había
concedido por primera vez a una funcionaria de la Generalitat la incapacidad permanente total.
Existen sin embargo pronunciamientos judiciales
que niegan en estos casos el carácter invalidante de la
enfermedad al estimar que la reducción o anulación de
la eficacia profesional está condicionada o supeditada
a la existencia de un entorno laboral hostil y no a la
prestación laboral en sí misma, de forma que eliminado el mobbing la depresión de la actora dejaría de ser
incompatible con el trabajo, debiendo de procederse a
subsanar esta relación interponiendo las acciones laborales correspondientes pero no interpondiendo solicitud del reconocimiento de una incapacidad permanente en grado de total o absoluta . Vid. STSJ Madrid nº
31/2004.
39
Una patología crónica caracterizada por dolores
intensos en múltiples localizaciones del cuerpo, cansancio generalizado y que, con frecuencia, viene
acompañada por cuadros depresivos y de ansiedad.
38
2.3.1. Delimitación conceptual
de la incapacidad permanente frente
a la incapacidad temporal
Tal y como observamos en el supuesto
aquí planteado, en nuestro Sistema, salvo
que se acceda desde una situación de no alta
en el Sistema de Seguridad Social, todo beneficiario potencial del reconocimiento de la
prestación derivada de la declaración de una
situación de incapacidad permanente debe
pasar previamente por una situación de incapacidad temporal, incluso en el caso de presentar lesiones, por ejemplo derivadas de un
hecho puntual, como puede ser un accidente
de trabajo, y no de un proceso evolutivo de
enfermedad, que desde un primer momento
sean claramente definitivas e irreversibles.
Así pues, si bien lo normal es que exista
una limitación temporal en el proceso de
curación para superar la enfermedad o
sanar de la lesión en el caso de una situación
de incapacidad temporal, situación en la que
según el tenor de la ley el beneficiario se ve
inmerso en un proceso patológico, de carácter físico o psíquico, que lo incapacita temporalmente para trabajar, sometiéndose al tratamiento prescrito40, de la misma forma que
en el supuesto de autos41, previéndose la
obtención del alta médica por curación a corto o medio plazo42, sin embargo, también
procederá el reconocimiento de la incapacidad temporal aun cuando dichas secuelas
sean desde el primer momento claramente
definitivas e irreversibles43, mientras se tramita y resuelve el expediente para el recono-
Cfr. STSJ Extremadura 11-7-97, AS 2912.
De no someterse al tratamiento indicado por los
facultativos del Servicio Público de Salud correspondiente, bien estatal o autonómico, se vería privado de
la protección y por lo tanto del acceso a la prestación
económica del Sistema.
42
Art. 128 y ss. LGSS .
43
Vid. Alguna sentencia en sentido contrario en el
caso de observar una incapacidad permanente completa e irreversible desde el primer momento (STS 161-01, RJ 2058; 13-2-01, RJ 2518).
40
41
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ESTUDIOS
cimiento de la incapacidad permanente, previa solicitud de la interesada y proposición
del E.V.I.44.
Lo cierto es que en esta regulación, aparentemente aséptica, se esconde el objetivo
claro de reducir el coste del gasto de la Seguridad Social, debido a que los efectos económicos del reconocimiento de la prestación
económica por incapacidad permanente sólo
se devengarán a partir de la resolución de la
correspondiente Dirección Provincial del
INSS, no teniendo en este caso además la
Administración para emitir su decisión más
plazo que el existente para contener el excesivo dilatamiento de la situación de incapacidad temporal por la ley, siendo éste de 30
meses, no pudiendo reclamar la diferencia
experimentada con respecto al resultado que
se hubiera obtenido de haber tenido dicha
resolución carácter retroactivo, compensando la merma experimentada por la beneficiaria por haber estado cobrando durante este
tiempo un subsidio de incapacidad
temporal45 y no la pensión derivada de una
incapacidad permanente, bien en el grado de
la total46 o de la absoluta47.
Lo afirmado en el párrafo anterior sólo
sería excepcionado en el caso de acceder la
beneficiaria a la situación de incapacidad
permanente desde una situación de no alta48
Equipo de Valoración de las Incapacidades.
A razón del 60 % s/ la base reguladora del día
cuarto al vigésimo, y a razón del 75 %, a partir del día
vigésimo primero.
46
En cuyo caso, hubiera tenido derecho a cobrar el
75 % de la base reguladora, al ser la beneficiaria mayor
de 55 años, mientras no encontrase un trabajo correspondiente a otra categoría profesional (Vid. LGSS/94,
Art. 139.2; D. 1646/1972, Art. 6; Resol 11-4-90), y en
caso de encontrarlo, reduciéndose a un 55 % s/ la base
reguladora. Cfr. LGSS/94, art. 139.2; OM 31-7-1972,
art. 5 y 6; Ley 52/2002, art. 39 y 44.4; RD 1425/2002,
art. 2 y anexos.
47
Con derecho a cobrar un 100 % s/ la base reguladora.
48
Siempre que se trate entonces de una incapacidad permanente absoluta o gran invalidez, y acredite
44
45
220
o de asimilación al alta pero sin poder acceder a la protección por incapacidad temporal, en cuyo caso los efectos económicos de la
pensión por incapacidad permanente se
devengarían a partir del momento de la solicitud, no siendo éste el caso.
Entiende el legislador49 que estamos en
presencia de la situación de incapacidad
permanente «cuando el trabajador, habiendo
sido sometido a tratamiento y sido dado de
alta médica, presenta reducciones anatómicas o funcionales graves, susceptibles de
determinación objetiva y previsiblemente
definitivas50, o cuya recuperación sea incierta o muy a largo plazo 51 , y siempre que
reduzcan o anulen su capacidad laboral»52.
2.3.2. Determinación del grado
de la incapacidad permanente
Una vez asumido que estamos en presencia de una incapacidad permanente, la
siguiente cuestión a resolver es su calificación o la determinación del grado de la misma a efectos de reconocer una incapacidad
permanente total o incapacidad permanente
absoluta.
A. Incapacidad permanente total
Normativamente se concibe que es aquella
que «impide la realización de todas o las fundamentales tareas de la profesión habitual53
15 años cotizados por contingencias comunes, y que 3
de los cuales los haya reunido en los últimos 10 años.
49
Cfr. art. 132.2 LGSS.
50
En relación a la exigencia del carácter irreversible
de la lesión vid. STSJ Málaga 24-3-00, AS 668; STSJ
Andalucía núm.586/2003.
51
Vid. STSJ Andalucía núm.586/2003.
52
Cfr. Art. 136.1 LGSS/94 modificado por la Disposición Adicional 2ª de la Ley 35/2002.
53
Se ha considerado por algún tribunal que la
determinación del grado de la total se debe hacer en
función de la categoría profesional o profesión habitual
y no del concreto puesto de trabajo, por lo que se ha
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siempre que el accidentado pueda dedicarse
a otra diferente»54.
relevancia de su repercusión en la anulación
de la capacidad laboral del individuo60.
También se ha admitido jurisprudencialmente su concurrencia aun cuando sea posible el desempeño de estas tareas fundamentales siempre que su realización genere
riesgos adicionales y superpuestos a los
habituales, o le generen al que los padece
una continua situación de sufrimiento en su
trabajo cotidiano a causa del dolor 55 , o
cuando inhabilita al trabajador para actividades de esfuerzo físico y no para la realización de otras más livianas56 o no pueda realizar tareas que requieran atención continuada y supongan estrés o tensión emocional57.
Igualmente se ha afirmado que procederá
la declaración de la incapacidad permanente
en el grado de la total y no de la absoluta,
cuando «no se puedan realizar actividades
propias de la profesión pero labores sencillas, livianas y sedentarias exentas de tensión psíquica61 y que no requieran esfuerzo
físico62, siempre y cuando se pueda mantener
la asistencia diaria al trabajo permaneciendo en él durante la jornada laboral, pudiendo desarrollar la actividad con un mínimo
de rendimiento y asiduidad»63, puesto que
en otro caso procederá la declaración de
incapacidad permanente absoluta, como
sucederá cuando se pierda la aptitud psicofísica para desempeñar el trabajo «en condiciones de rentabilidad empresarial, con la
necesaria continuidad, dedicación, eficacia64
y profesionalidad exigible 65 , o cuando no
pueda soportar el esfuerzo que implica la
disciplina de cualquier trabajo sin necesidad
de que exista grave riesgo para su vida.
B. Incapacidad permanente absoluta
Se entiende por el legislador que lo es
aquella situación en la que el trabajador se
encuentra incapacitado para la realización
de cualquier profesión u oficio58.
Se ha mantenido por lo tribunales que
para su apreciación es necesaria la valoración integral de las secuelas en su conjunto,
incluidas las preexistentes, y no aisladamente59, para evaluar convenientemente la
negado su reconocimiento existiendo en el mismo una
situación de mobbing, entendiendo que la vía adecuada para regularizar esta situación es la de interponer las
acciones laborales correspondientes pero no plantear
la declaración de incapacidad permanente. Vid. STSJ
Madrid nº 31/2004.
54
Cfr. Art. 137.1.b) LGSS/94; OM 15-4-69, art.
12.2.
55
Vid. STS 21-5-79, RJ 2218.
56
Vid. STSJ Cataluña 28-9-99, AS 3734.
57
Vid. STSJ Andalucía, núm. 586/2003.
58
Cfr. LGSS/94, art. 137.1.c); OM 15-4-1969, art.
12.3.
59
En sentido contrario se manifestó la STSJ Murcia,
núm. 961/2003, que negó la incapacidad permanente
absoluta, reconociendo sólo el grado de la total, a pesar
de existir un cuadro depresivo grave de larga evolución
sin síntomas psicóticos por parte de la trabajadora,
Tampoco debemos obviar el hecho de que
la jurisprudencia sigue utilizando, a pesar
de estar derogado, como criterio orientativo,
el Reglamento de Accidente de Trabajo66
estimando como determinantes de la incapacidad permanente absoluta lesiones funcio-
dependienta de pescadería, «por no haber necesitado
periodos largos de internamiento ni tener desorientación tempo-espacial, ni episodios de amnesia».
60
Vid. STS 9-7-90, RJ 6084; STSJ Cataluña 26-100, AS 85 y 28-2-01, Rec 2517/00.
61
Situación no predicable del caso aquí examinado, a diferencia del supuesto planteado entre otras en
la STSJ Murcia, núm.548/2004, en la que se desestima
la demanda solicitando el reconocimiento de incapacidad permanente absoluta por considerar que la distimia que afecta a la trabajadora no le impide realizar
actividades sedentarias y livianas.
62
Vid. STSJ Cataluña 28-9-99, AS 3734.
63
Cfr. STS 23-2-90, RJ 1219; 27-2-90, RJ 1243.
64
Vid. STS 14-4-86, RJ 1931; 21-1-88, RJ 33.
65
Vid. STSJ País Vasco 16-4-96, AS 1458.
66
D. 22-6-1956, art. 41.
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ESTUDIOS
nales incurables que impiden al trabajador
dedicarse a cualquier trabajo, incluyendo en
ellas las patologías mentales como las psicosis crónicas, estados maniáticos, etc…67.
zados a través de un diagnóstico de ansiedad
generalizada, debiendo de haber interpuesto
la demandante una segunda reclamación
sustanciada en otro procedimiento en el que
se hiciese valer dicha pretensión.
2.3.3. Revisión de la incapacidad
por agravación68
No obstante, en un caso similar al planteado se llegó a acoger tal pretensión por el
TSJ Cataluña71 argumentando el tribunal
que la relevancia de la prueba documental y
pericial aportada es suficiente para evidencia el error judicial del juzgador de instancia
en base a:
Se puede solicitar una revisión del grado
de incapacidad permanente cuando se ha
producido una agravación de las lesiones
que motivaron la resolución anterior, valorando las secuelas en su conjunto, tanto las
anteriores como las actuales69.
En esta sentencia, tal y como he mencionado
ad supram, la parte recurrente solicita de la
Sala la revisión de la valoración fáctica efectuada por el juez de instancia, lo cual es rechazado
al entender que no concurren los presupuestos
exigidos jurisprudencialmente como son :
• la aportación de pruebas periciales o documentales que evidencien el error judicial,
de forma objetiva y sin interpretaciones
subjetivas70;
• que la revisión tenga trascendencia para
el fallo;
• que no se revise para sustituir la valoración fáctica objetiva del juzgador de instancia por la subjetiva del recurrente.
Personalmente, discrepo de la argumentación sostenida por la Sala por estimar que
obvia un dato fundamental cual es el de que
los hechos valorados por el juzgador de instancia difieren de los planteados con posterioridad a su sentencia, basándose aquellos en el
diagnóstico de depresión, mientras que en el
momento de actualizar la pretensión de la
recurrente, los hechos se encuentran objetivi-
Vid. STS 23-1-90, RJ 201.
Cfr. LGSS/94, art. 143; RD 1647/1997, art. 7; RD
1071/1984, art. 1; RD 1300/ 1995; OM 18-1-1996,
art. 17-19.
69
Vid. STS 24-1-92, RJ 68; 27-7-96, RJ 6426.
70
Así menciona la STS 18-4-78, 28-1-88 y 9-12-89.
67
68
222
• que se trataba de un segundo informe
médico aportado por el mismo médico
que ha seguido el tratamiento del
paciente desde el inicio de la enfermedad, lo que implica mayor valor probatorio que el del informe emitido en base
a una única exploración;
• siendo a destacar también la especialización del médico que lo aportó;
• y resaltando que «aun tratándose de las
mismas lesiones, la repercusión funcional de las mismas es de mayor entidad
que la existente en el momento del reconocimiento inicial de la incapacidad
permanente» concurriendo el supuesto
fáctico previsto por el art. 143.2 LGSS
que justifica la revisión del grado de la
incapacidad permanente, debido a que
éste no se determina en función de la
consideración aislada de las lesiones,
sino en función de su valoración global72
en la medida en que afecten a la capacidad laboral del sujeto.
2.4. La prueba casuística
de su concurrencia
Cuando este tipo de casos llegan a los
Juzgados de lo Social, viene siendo habitual
71
72
Vid. STSJ Cataluña núm. 7094/2003.
Vid. STS 12-2-89.
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utilizar los recursos siguientes alegados a
instancia de parte en el presente supuesto
para probar los hechos que se relatan al
efecto de formar la convicción jurídica del
juez73:
73
• la descripción de las tareas que realizaba en su trabajo;
• el informe médico del especialista y,
en su caso, del médico de familia;
• y el dictamen del E.V.I.
Vid. STSJ Madrid 31/2004.
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ESTUDIOS
RESUMEN
El síndrome del «burn out», que no es más que una manifestación del estrés laboral, se suele manifestar en personas que desarrollan su trabajo en contacto con otras personas que a
su vez necesitan el concurso o la ayuda de terceros1, sintiéndose el trabajador frustrado e
impotente ante la imposibilidad de variar las circunstancias o factores que inciden en la
forma en que viene prestando sus servicios, y que en su opinión supondría mejorar la calidad del mismo, estando el origen de su patología psíquica en la propia actividad laboral,
mientras que en el mobbing, ésta se desencadena o agrava a consecuencia de las relaciones
personales de hostigamiento que mantiene con sus superiores jerárquicos (bossing) o sus
compañeros de trabajo (mobbing). Así aún cuando el resultado sea el mismo, es decir, su
consideración de accidente laboral2, sin embargo el origen y mecanismos que lo desencadenan son diversos.
El síndrome de agotamiento profesional o burn out hay que considerarlo como un accidente de trabajo, en base a la Ley General de la Seguridad Social, puesto que es una
enfermedad que contrae el trabajador exclusivamente por motivos de la realización de su
trabajo, e implica estar o sentirse quemado, agotado, sobrecargado o exhausto. Es el síndrome más propio de profesionales cuya actividad consiste en el trato personal, con alto
grado de compromiso y con percepción de presión sobre el rendimiento.
Igualmente se ha afírmado que procederá la declaración de la incapacidad permanente en
el grado de la total y no de la absoluta, cuando «no se puedan realizar actividades propias
de la profesión pero si labores sencillas, livianas y sedentarias exentas de tensión psíquica3
y que no requieran esfuerzo físico4, siempre y cuando se pueda mantener la asistencia diaria al trabajo permaneciendo en él durante la jornada laboral, pudiendo desarrollar la actividad con un mínimo de rendimiento y asiduidad5», puesto que en otro caso procederá la
declaración de incapacidad permanente absoluta, como sucederá cuando se pierde la
aptitud psicofísica para desempeñar el trabajo «en condiciones de rentabilidad empresarial, con la necesaria continuidad, dedicación, eficacia6, y profesionalidad exigible»7.
Siendo así frecuente en sectores como el docente o el sanitario.
Vid. PADIAL ORTIZ, O. y DE LA IGLESIA MARÍ, M., «El mobbing como enfermedad del trabajo», Lan Harremanak, 2, 2002.
Situación no predicable del caso aquí examinado, a diferencia del supuesto planteado entre otras en la STSJ Murcia, núm. 548/2004, en la que se desestima la demanda solicitando el reconocimiento de incapacidad permanente absoluta por considerar que la distimia que afecta a la trabajadora no le impide realizar actividades sedentarias y livianas.
4
Vid. STSJ Cataluña 28-9-99, AS 3734.
5
Cfr. STS 23-2-90, RJ 1219; 27-2-90, RJ 1243.
6
Vid. STS 14-4-86, RJ 1931; 21-1-88, RJ 33.
7
Vid. STSJ País Vasco 16-4-96, AS 1458.
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