Antidepresivos tricíclicos: efectos adversos y ventajas de la

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Antidepresivos tricíclicos: efectos adversos y ventajas
de la monitorización terapéutica
47.740
Carles Tolosa Vilellaa, Rosó Duñó Ambròsb y Santiago Escoté Llobetb
a
Servicio de Medicina Interna. Corporació Sanitària Parc Taulí. Sabadell. Barcelona.
Servicio de Psiquiatría. Corporació Sanitària Parc Taulí. Sabadell. Barcelona. España.
b
Los antidepresivos tricíclicos (ADT) son fármacos de gran
utilidad y de prescripción aún frecuente en diversas situaciones clínicas, a pesar de la aparición de otros grupos de
antidepresivos, como son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y/o de noradrenalina. No obstante,
los ADT deben administrarse con cautela debido a que poseen un estrecho margen terapéutico y es posible que mantengamos a un paciente en situación de infra o supradosificación de forma involuntaria. En la actualidad, aún existe
controversia sobre la necesidad de efectuar una monitorización de las concentraciones plasmáticas de ADT de forma
sistematizada. Las voces críticas consideran que no existe
una relación evidente entre la respuesta clínica y la concentración plasmática del fármaco1, infravalorando la gran variabilidad farmacodinámica interindividual, capaz de producir un impacto significativo en la respuesta clínica2. Sin
embargo, los resultados de las técnicas de laboratorio confirman que los ADT poseen una estrecha ventana terapéutica y ponen de manifiesto que existe una variabilidad interindividual en la concentración plasmática que depende de
varios factores, como son la predisposición genética, la
edad, la capacidad de biotransformación hepática, el aclaramiento renal, la presencia de cardiopatía o de otra comorbilidad médica y la interacción con otros fármacos o el alcohol3.
A lo largo de estos años han ido apareciendo evidencias
que apuntan a que la monitorización plasmática de estos
fármacos debería ser más utilizada, puesto que incrementa
el porcentaje de respuestas terapéuticas, ofreciendo una alternativa más racional a la práctica habitual de la «pruebaerror»2.
Esta revisión pretende mostrar las ventajas adicionales que
comporta la monitorización terapéutica de los ADT sobre el
mero seguimiento clínico, con el objetivo de optimizar el
manejo de los pacientes que siguen este tratamiento.
Farmacocinética y farmacodinámica de los antidepresivos
tricíclicos
Los ADT son absorbidos con avidez por la mucosa intestinal, aunque sólo alcanza la circulación sistémica un 5060% de la dosis administrada debido al metabolismo de primer paso hepático4. Seguidamente se produce una
biotransformación hepática a metabolitos más polares a través de tres vías: la desmetilación y la hidroxilación, que dependen, en gran medida, del citocromo P450 y del sistema
monooxigenasa, seguidas por la glucoronoconjugación, que
Correspondencia: Dra. R. Duñó Ambròs.
Corporació Sanitària Parc Taulí. Parc Taulí, s/n.
08208 Sabadell. España.
Correo electrónico:[email protected]
Recibido el 17-4-2002; aceptado para su publicación el 6-6-2002.
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depende del sistema UDP-glucoroniltransferasa. La biotransformación mediada por la isoenzima P4502D6, catalizadora de la hidroxilación de la mayoría de ADT, configura
el paso más importante para la eliminación del fármaco. Su
actividad viene determinada genéticamente, pero puede ser
modificada por factores ambientales o por la interacción
con otros fármacos, lo que hace que sea la mayor determinante de la concentración plasmática final5. A través de estas tres vías metabólicas, las aminas terciarias (clomipramina, imipramina, amitriptilina y doxepina) se convierten en
aminas secundarias (desmetilclomipramina, desipramina,
nortriptilina y desmetildoxepina), con actividad farmacológica incluso mayor que la molécula original6 y, seguidamente,
en aminas más polares que, probablemente, también poseen
actividad antidepresiva, aunque se desconoce su potencia7 y
son más tóxicas que el compuesto original6. Las aminas primarias, producto final de la biotransformación hepática, son
inactivas y se excretan por vía renal8,9 (tabla 1). Por consiguiente, la respuesta clínica a los ADT depende tanto de la
concentración plasmática del compuesto original como de
sus metabolitos activos.
Las aminas terciarias alcanzan la concentración plasmática
máxima (Cmáx) en 1-3 h y las aminas secundarias en unas
4-8 h, lo que puede contribuir a que estas últimas sean más
seguras y mejor toleradas que las primeras, al minimizar algunos efectos de malestar, como son la sedación o la hipotensión ortostática3. Bien es cierto que la administración
nocturna del fármaco puede convertir estos efectos secundarios en ventajosos al inducir el sueño nocturno y atenuar
los síntomas de hipotensión arterial.
Las aminas terciarias y sus metabolitos lipofílicos penetran
con facilidad hacia el espacio intracelular y atraviesan la barrera hematoencefálica, mientras que los metabolitos más
polares limitan su distribución al espacio extracelular, como
son el plasma, la bilis, la orina y las heces. Puede detectarse alrededor de un 30% de la dosis ingerida en la secreción
gástrica y biliar, pero la excreción fecal es insignificante debido a la reabsorción intestinal, fenómeno denominado recirculación enterohepática5. En caso de sobredosis, este
mecanismo de recirculación tiende a perpetuar los valores
plasmáticos excesivos de fármaco, agravando la toxicidad10.
La gran lipofilia y afinidad por las proteínas de los ADT permite que se distribuyan ampliamente a través del organismo
y, por tanto, que se produzca una importante acumulación
tisular, que predomina en hígado y corazón, donde puede
llegar a concentraciones 40 veces mayor que la plasmática.
A partir del quinto día del inicio de un tratamiento continuado
con ADT se produce una estabilización de la concentración
plasmática, y existe una correlación positiva lineal importante
con la concentración tisular que, a modo de ejemplo, para el
tejido cardíaco llega a ser de 0,9710.
Todos los ADT inhiben la recaptación central y periférica de
serotonina, noradrenalina y/o dopamina incrementando su
disponibilidad y también producen un bloqueo muscarínico
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TOLOSA VILELLA C, ET AL. ANTIDEPRESIVOS TRICÍCLICOS: EFECTOS ADVERSOS Y VENTAJAS DE LA MONITORIZACIÓN TERAPÉUTICA
TABLA 1
Farmacocinética de los antidepresivos tricíclicos
Fármaco
Clomipramina
Imipramina
Amitriptilina
Nortriptilina
Desipramina
Doxepina
Maprotilina
Vida media
(h)
Estabilización de
la concentración
plasmática (días)
Unión a
proteínas
plasmáticas (%)
Intervalo de
dosis
(mg/día)
Intervalo de la
concentración
plasmática (ng/ml)
Concentración
tóxica plasmática
(ng/ml)
20-30
6-28
9-46
18-56
12-28
8-36
27-58
4-6
2-5
3-8
4-11
3-6
2-8
–
> 90
80-90
> 90
> 90
> 90
> 80
> 80
100-250
150-300
150-300
50-150
150-300
150-300
150-200
160-400a,b
180-350b
120-250b
50-150
115-250
150-250b
50-350
> 500
> 500
> 500
> 500
> 500
–
Tomada de Linder y Keck8 y Schatzberg et al9.
El intervalo incluye fármaco original más el metabolito desmetilado; bel intervalo más elevado incluye tratamiento trastorno obsesivo-compulsivo.
a
colinérgico, histaminérgico y alfa-1-adrenérgico5 (tabla 2).
Los distintos componentes de la familia de los ADT se diferencian entre sí por el variado grado de inhibición de los diversos mecanismos mencionados11-13; sin embargo, estas
diferencias guardan más relación con los efectos indeseables que con la eficacia terapéutica. Cabe tener en cuenta
también que, a distintas concentraciones plasmáticas, predominan unas u otras acciones5. Por tanto, adecuando la
dosis de administración mediante la monitorización plasmática del fármaco podemos llegar a minimizar los efectos secundarios manteniendo una buena respuesta clínica.
Factores que influyen en la variabilidad farmacocinética
individual e interindividual
Metabolismo de primer paso hepático. La capacidad metabolizadora del hígado es variable en función de la presencia
de posibles enfermedades intercurrentes o por la interacción con otras sustancias3. Estos factores influyen en la concentración máxima del fármaco y en el tiempo que tardará
en alcanzar la circulación sistémica.
Genético. El mayor determinante de la variabilidad farmacocinética interindividual es la distinta capacidad de biotransformación hepática de los ADT debida a una mutación genética del citocromo P4502D6/debrisoquine hidroxilasa.
Esta mutación afecta a un 12-17% de la población blanca y
puede expresar un fenotipo metabolizador lento (5-10% de
los casos) o un fenotipo metabolizador rápido (7%), que implica una tendencia a concentraciones supra o infraterapéuticas, respectivamente. Este grupo de pacientes es el que
más se puede beneficiar de una individualización de la dosis diaria de ADT según el resultado bioquímico3.
Edad. La edad avanzada comporta una disminución del flujo sanguíneo hepático, una menor capacidad metabólica del
hígado, un menor aclaramiento renal y cambios en el volumen de distribución plasmática de los fármacos de distinta
intensidad14, que tiende a aumentar la concentración plasmática de fármaco15.
Enfermedades médicas. Los pacientes que padecen enfermedades que se acompañan de un cierto grado de insuficiencia hepática ven incrementada la concentración
plasmática de ADT debido a una disminución de su metabolismo. La coexistencia de hipertensión portal aún puede
elevar más el valor plasmático, dado que implica un mayor
paso de fármaco a la circulación sistémica por derivación
portocava16. Otra enfermedad que puede inducir un menor
metabolismo hepático es la insuficiencia cardíaca congestiva, tanto por la estasis hepática que provoca como por la
disminución del flujo arterial17. La insuficiencia renal tiene
escaso efecto sobre las aminas terciarias y sobre los metabolitos desmetilados. Sin embargo, los hidroximetabolitos,
TABLA 2
Acciones farmacológicas de los antidepresivos tricíclicos
Bloqueo de los receptores colinérgicos muscarínicos, alfa-1
y alfa-2-adrenérgicos, y H1 y H2 histaminérgicos
Bloqueo de la recaptación de serotonina y noradrenalina
Disminución de la densidad receptores betaadrenérgicos y 5-HT2
Actividad mixta sobre prostaglandinas
Inhibición de sodio-potasio adenosintrifosfatasa
Modificada de referencia Preskorn5.
Aminas terciarias (ADT3a): clomipramina, imipramina, amitriptilina y doxepina; aminas secundarias (ADT2a): desmetilclomipramina, nortriptilina, desipramina y desmetildoxepina; acción predominante ADT3a, mayor que ADT2a: bloqueo H1/H2, acetilcolina y alfa-1-adrenérgico. Efecto semejante al de quinidina e inhibición de la recaptación de serotonina; acción
predominante ADT2a, mayor que ADT3a: inhibición de la recaptación de noradrenalina.
conjugados o no, pueden sufrir un aumento importante en
el plasma. La posibilidad de intoxicación es mayor en pacientes con hepatopatía que en pacientes con insuficiencia
renal17,18.
Alcohol. El etanol induce una respuesta enzimática hepática
variable que depende de si la ingestión es ocasional o continuada. Así, la toma de una cantidad significativa de etanol
de forma aguda en un paciente sin enolismo crónico provoca una disminución de la actividad metabólica hepática de
primer paso, con paso a la circulación sistémica del fármaco administrado dos o tres veces mayor que en el individuo
abstemio19. Este hecho puede explicar la gravedad que
comporta una sobredosis de ADT que se acompaña de una
intoxicación aguda alcohólica. Cuando el consumo de alcohol es más continuado se produce un efecto inductor enzimático que reduce la biodisponibilidad del fármaco. Si el
consumo es crónico y suficiente para desarrollar una cirrosis hepática, se producirán cambios metabólicos importantes con tendencia a la acumulación del fármaco, como se
ha mencionado anteriormente19.
Interacciones farmacológicas. La administración de algunos
fármacos durante el tratamiento antidepresivo con ADT puede
alterar la capacidad enzimática del citocromo CYP4502D6,
mediante un efecto inductor o inhibidor de su actividad metabólica8 (tabla 3). Los anticomiciales, como la carbamazepina, pueden aumentar el metabolismo de los ADT llegando
a alcanzar un aclaramiento de la sustancia hasta 10 veces
mayor, a las 2-3 semanas de la estabilización del tratamiento anticomicial20,21. Un especial interés por el efecto inhibidor del citocromo CYP4502D6 tienen los neurolépticos y los
inhibidores de la recaptación de serotonina, ya que pueden
incrementar los valores plasmáticos de ADT hasta niveles
tóxicos con suma facilidad. Así, la fluoxetina y la paroxetina,
potentes inhibidores enzimáticos, pueden disminuir el aclaramiento de la desipramina hasta un 400% a dosis de 200
mg/día, causando un incremento plasmático clínicamente
Med Clin (Barc) 2002;119(16):620-6
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TABLA 3
Interacciones farmacológicas de los antidepresivos
tricíclicos
Interacciones farmacocinéticas
Inductores del metabolismo de ADT
Carbamazepina
Fenobarbital
Fenitoína
Rifampicina
Tabaco
Inhibidores del metabolismo de ADT
ISRS: fluoxetina, paroxetina, sertralina
Fenotiazinas
Haloperidol
Alprazolam
Metilfenidato
Cimetidina
Bloqueadores beta
Quinidina
Ritonavir
Interacciones farmacodinámicas
Amitriptilina e imipramina
Decrecen o revierten los efectos de la clonidina y guanetidina;
incrementan los efectos depresivógenos del SNC; incrementan
los efectos adrenérgicos y anticolinérgicos
Inhibidores de la monoaminooxidasa
Efectos sobre serotonina: fiebre, taquicardia, hipertensión, convulsiones
y fallecimiento
Tomada de Linder y Keck8. ISRS: inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina;
ADT: antidepresivos tricíclicos; SNC: sistema nervioso central.
significativo de este fármaco4. La magnitud y duración de
este efecto inhibidor enzimático es bastante menor con el
tratamiento con sertralina22. La fluvoxamina inhibe la desmetilación, pero no la hidroxilación, por lo que afecta a las
aminas terciarias23. Otros fármacos, como la cimetidina y los
bloqueadores beta, pueden reducir el aclaramiento de los
ADT tanto por inhibición enzimática como por descenso del
flujo arterial hepático24.
En un paciente determinado pueden coincidir uno o varios
factores que afecten la farmacocinética de los ADT, lo cual
explica la gran variabilidad interindividual e, incluso, intraindividual dependiendo del contexto clínico.
Efectos adversos y toxicidad de los antidepresivos
tricíclicos
La eficacia de los ADT está bien establecida desde hace
más de 30 años. Sin embargo, su uso se acompaña con frecuencia de diversos efectos adversos menores y, en ocasiones, de efectos tóxicos más o menos graves por sobredosificación. Estos efectos indeseables son el resultado del
bloqueo de los receptores sobre los que actúan5 (tabla 2).
Así, síntomas y signos anticolinérgicos, como la sequedad
de boca, visión borrosa, glaucoma, déficit cognitivo, enlentecimiento del tránsito gastrointestinal, constipación, retención urinaria, dilatación del tracto urinario, hipertermia y taquicardia sinusal son consecuencia del bloqueo de los
receptores muscarínicos11. El bloqueo de los receptores
alfa-1-adrenérgicos puede provocar hipotensión ortostática,
y el bloqueo histaminérgico produce sedación y aumento de
peso. Estos síntomas, que son muy frecuentes en pacientes
ancianos y en los tratados con aminas terciarias, suelen
aparecer aun antes de obtener el efecto antidepresivo deseado11,13,25 (tabla 4). A pesar de que habitualmente se produce un fenómeno de tolerancia a estos efectos colaterales
menores para atenuarlos y conseguir un mejor cumplimiento terapéutico, se recomienda iniciar el tratamiento con una
dosis baja y continuar con un aumento gradual de la posología. Otros efectos adversos, que afectan a distintos sistemas
del organismo, se describen en la tabla 59. Las complicaciones
tóxicas de mayor relevancia asociadas al tratamiento con ADT
afectan al territorio cardiovascular y al sistema nervioso central
y se detallan a continuación.
Toxicidad cardiovascular
Los ADT producen efectos deletéreos cardiovasculares a
través del bloqueo anticolinérgico (taquicardia sinusal) y
alfa-1-adrenérgico (hipotensión postural) desde el inicio del
tratamiento con dosis bajas12,13. Conforme aumenta la concentración plasmática del fármaco se puede objetivar una
acción directa sobre el tejido cardíaco mediante un mecanismo similar al observado con los antiarrítmicos de clase
TABLA 4
Efectos adversos de los antidepresivos tricíclicos
Acciones farmacológicas
Bloqueo muscarínico colinérgico
Bloqueo alfa-1-adrenérgico
Bloqueo histaminérgico H1
Estabililización de membrana
PR similar a la quinidina
Alteraciones del sistema
nervioso central
Efectos adversos
Sequedad de mucosas, visión borrosa, taquicardia sinusal, glaucoma, constipación, retención urinaria,
disfunción sexual, afectación de la capacidad cognitiva
Somnolencia, hipotensión postural, disfunción sexual, taquicardia sinusal, afectación de la capacidad cognitiva
Somnolencia, aumento de peso
Enlentecimiento de la conducción, alargamiento de intervalos y QTc, bloqueos auriculoventriculares, arritmias
supraventriculares y ventriculares, alteración de la repolarización, inotropismo negativo, asistolia
Somnolencia, irritabilidad, insomnio, agitación, desorientación, confusión, delirio, ilusiones,
alucinaciones, síntomas afectivos, dificultad de concentración, ataxia, temblor, asterixis, síntomas
extrapiramidales, discinesia tardía, convulsiones, coma
Tomada de Gelder25.
TABLA 5
Otros efectos adversos de los antidepresivos tricíclicos
Sistema afectado
Endocrino
Hematológico
Gastrointestinal
Pulmonar
Hepático
Inmunoalérgico
Efectos adversos
Disfunción sexual, ginecomastia, galactorrea, intolerancia a la glucosa, diabetes mellitus, síndrome de secreción inadecuada de ADH
Eosinofilia, leucopenia o agranulocitosis, y plaquetopenia
Anorexia, sabor metálico, náuseas, vómitos, disminución del tono del esfínter esofágico, enlentecimiento del tránsito gastrointestinal
Edema pulmonar cardiogénico y no cardiogénico, broncoaspiración, hipoventilación central
Citólisis y/o colestasis, sintomática o asintomática
Urticaria, angioedema, eosinofilia, fiebre, fotosensibilidad, anticuerpos antinucleares, factor reumatoide
Modificada de Schatzberg et al9.
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TABLA 6
Relación entre efectos cardíacos, concentración plasmática y tipo de antidepresivo tricíclico (ADT)
Concentración
Efecto cardíaco
Tipo de ADT
Alta
Acción directa sobre la membrana
Defecto del impulso de conducción: bloqueos, arritmias
Inotropismo negativo
Amitriptilina, doxepina > imipramina,
clomipramina > nortriptilina > desipramina
Media
Bloqueo de la recaptación aminérgica
Inotropismo positivo
Desipramina > clomipramina,
nortriptlina > imipramina
> amitriptilina
Baja
Bloqueo de la acetilcolina
Taquicardia sinusal, taquicardia supraventricular
Amitriptilina > imipramina, doxepina
> clomipramina, nortriptilina
Modificada de Preskorn e Irwin10.
IA, como la quinidina10,26,27 (tabla 6), que inducen un enlentecimiento de la despolarización celular inicial y un retraso
de la conducción del impulso generado a través del tejido de
His-Purkinje y del miocardio. Esto se traduce en una prolongación de los intervalos PR, QRS y QTc, que puede generar
bloqueos auriculoventriculares, arritmias ventriculares y supraventriculares, inotropismo negativo e hipotensión arterial26,28. Estos efectos tóxicos pueden verse agravados por la
presencia de acidosis, hipertermia o hipotensión.
El indicador más sensible de cardiotoxicidad es la prolongación del intervalo QRS por encima de 100 ms. Su presencia
suele señalar aquellos pacientes que presentan un mayor
riesgo de padecer complicaciones importantes, como arritmias, bloqueos auriculoventriculares, hipotensión arterial y
convulsiones, sobre todo cuando se asocia a una concentración plasmática de ADT superior a 1.000 µg/l29. Los trastornos de conducción son más frecuentes en los pacientes
con anomalías preexistentes del tejido de conducción, dependen de la concentración plasmática y son reversibles al
cesar el tratamiento30. Aunque la detección de un bloqueo
de primer grado o un bloqueo de rama del haz de His no es
una contraindicación absoluta para el inicio de un tratamiento con ADT, es aconsejable una monitorización más
estrecha del paciente o bien la prescripción de un tratamiento alternativo, ya que se han descrito alteraciones significativas de la conducción cardíaca en un 20% de pacientes32,33. En el caso de pacientes con cardiopatía isquémica
subyacente debe valorarse seriamente la relación riesgo-beneficio de utilizar ADT, ya que cuanto más grave es la cardiopatía isquémica mayor es el riesgo de aparición de complicaciones cardiovasculares, principalmente arritmias32,33.
En concordancia con algunos autores, creemos conveniente
el uso de ADT en pacientes con depresión mayor y cardiopatía isquémica leve, siendo más segura la utilización de
fármacos alternativos, como los inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS), para aquellos pacientes con cardiopatía isquémica grave y cuadros depresivos menores31-33.
También es aconsejable usar un ISRS cuando se detecta al
inicio del tratamiento un alargamiento de QTc superior a
440 ms, una enfermedad del nodo sinusal, un bloqueo bi o
trifascicular, un bloqueo auriculoventricular de segundo
o tercer grados o cuando existen crisis sugestivas de StokeAdams, ya que todas ellas son situaciones que predisponen
a arritmias ventriculares graves30.
Toxicidad neurológica
La incidencia media de efectos tóxicos en el sistema nervioso central debido al tratamiento continuado con ADT en pacientes hospitalizados es del 6%34. Su diagnóstico puede
llegar a ser difícil en estadios iniciales debido a su inespecificidad. Así, la aparición de debilidad, cambio de carácter,
insomnio, episodios de desorientación, irritabilidad, agita-
ción, deterioro de la memoria, dificultad de concentración
y/o síntomas afectivos pueden simular un empeoramiento
del cuadro depresivo que motivó iniciar el tratamiento con
ADT o, en pacientes ancianos, simular el inicio de una demencia25 (tabla 4). En estos pacientes, la ausencia de síntomas anticolinérgicos no excluye en absoluto la toxicidad
neurológica, ya que sólo están presentes en el 8% de los
casos34. Sin embargo, es importante estar atento a la posibilidad de que aparezca temblor, especialmente en extremidades superiores, o discreta ataxia durante el tratamiento,
puesto que son signos tempranos de intoxicación5,35.
El poder epileptógeno de los ADT en pacientes en tratamiento continuado es bien conocido, con una incidencia estimada del 0,3-0,6%, y afecta predominantemente a individuos
que poseen otros factores predisponentes. Las crisis comiciales suelen ocurrir a los pocos días del inicio del tratamiento o coincidiendo con un aumento de la dosis diaria36,37.
El riesgo de toxicidad neurológica de los ADT también está
relacionado con la concentración plasmática del fármaco,
así como con el tipo de ADT administrado38, la edad y el
sexo del paciente y la concomitancia de otros tratamientos3,34,39. De todos ellos, la concentración plasmática es el indicador que más se correlaciona con la aparición de neurotoxicidad. Así, el riesgo relativo de delirio en pacientes con una
concentración plasmática que supera los 300 o 450 ng/ml es
13 o 37 veces mayor, respectivamente, que en los que presentan concentraciones inferiores3,39.
Ventajas de la monitorización terapéutica
de los antidepresivos tricíclicos
Una vez comentadas la farmacología y la toxicidad de los
ADT es el momento de formular una serie de preguntas
acerca de la utilidad de la monitorización plasmática de los
ADT en la práctica clínica.
¿La respuesta terapéutica depende de la concentración
plasmática?
La concentración tisular de ADT se correlaciona de forma lineal con su concentración plasmática, que es curvilínea
para la nortriptilina y amitriptilina, rectiforme para la desipramina, y con datos poco concluyentes para el resto de
aminas1,40,41. Por tanto, se podría inferir que la respuesta clínica que se obtiene en un determinado paciente es el resultado de la concentración plasmática alcanzada10. Sin embargo, demostrar esta relación no es simple por distintos
motivos, como son las remisiones sintomáticas espontáneas,
la heterogeneidad de la muestra en los distintos estudios, la
elevada variabilidad interindividual en la concentración plasmática del fármaco, las distintas propiedades farmacocinéticas del principio activo y sus metabolitos y, finalmente, por
los diferentes instrumentos de evaluación utilizados1,42. A
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pesar de estos inconvenientes, existen evidencias de que
los pacientes que están dentro del intervalo terapéutico tienen una mayor tasa de respuestas favorables, por lo que se
han establecido unos intervalos terapéuticos para los distintos ADT en uso8,9,43 (tabla 1).
¿Qué papel desempeñan los metabolitos activos en la
respuesta terapéutica?
La respuesta terapéutica a un ADT varía de un paciente a
otro con el mismo antidepresivo y la misma dosificación.
Esto depende de los metabolitos activos que se forman y
viene determinado por la capacidad de biotransformación
hepática y de eliminación renal3. Por lo general, la respuesta terapéutica de un ADT se mide sumando la concentración plasmática de la amina terciaria más la secundaria, a
pesar de que el perfil farmacológico de cada una y el período en que cada principio activo alcanza la concentración
plasmática estable son distintos42. Es más, el efecto serotoninérgico o noradrenérgico final que predomine dependerá
de la capacidad desmetiladora del paciente. Así, la acción
serotoninérgica es mínima en pacientes que desmetilan con
facilidad, y viceversa. En caso de querer esta acción predominante, se debe escoger un ISRS u otro fármaco con un
perfil similar3.
Además de los metabolitos desmetilados, también se generan metabolitos hidroxilados, que en su forma 2-hidroxi son
psicoactivos. Aunque se desconoce su mecanismo de acción, se les reconoce un papel en la respuesta terapéutica.
En situaciones especiales, como son los pacientes metabolizadores lentos, que pueden alcanzar valores extremadamente elevados del compuesto original e ínfimos de 2-hidroximetabolitos, la eficacia terapéutica del fármaco puede estar
disminuida por déficit de estos últimos, más cuando puede
coincidir con una reducción de la dosis en un intento de evitar la toxicidad1.
¿La monitorización plasmática mejora la eficacia del
tratamiento farmacológico?
Alrededor de un 40-50% de los pacientes con depresión
mayor obtiene una respuesta clínica a las tres semanas del
inicio del tratamiento cuando se ajusta la dosis del fármaco
en función de la respuesta clínica. Sin embargo, se puede
alcanzar hasta un 70-75% de respuestas clínicas cuando la
dosis diaria se modifica de acuerdo con la monitorización
plasmática del fármaco5, con un incremento de la tasa de
respuesta clínica de 1,7 a 3 veces mayor40.
En algunas ocasiones no se objetiva una mejoría de la sintomatología del paciente, lo que puede deberse a factores
como la cronificación de una depresión, la comorbilidad
con otras enfermedades psiquiátricas o, simplemente, porque no se trate de una depresión. En estos casos, la monitorización terapéutica será útil para descartar que la causa
de la refractariedad del tratamiento farmacológico sea una
posología inadecuada44.
TABLA 7
Factores relacionados con un mal cumplimiento
terapéutico
Duración y complejidad del tratamiento
Grado de confianza con el médico
Falta de soporte en el mantenimiento
Conciencia de trastorno
Gravedad del trastorno
Efectos secundarios de la medicación
Percepción sobre la eficacia de la medicación
Falta de soporte social
Percepción sobre secuelas en relación con la enfermedad
Nivel educativo del paciente
Organicidad
Abuso concomitante de drogas
Tomada de Preskorn39.
cepcionales, pueden detectarse valores que sobrepasan los
1.000 ng/ml10. Estos pacientes pueden beneficiarse de un
cambio de posología antes de que aparezca toxicidad.
¿Cumple el paciente con el tratamiento?
Alrededor de un 40-70% de los pacientes a los que se les
prescribe un tratamiento antidepresivo son mal cumplidores
de su régimen terapéutico por diversos motivos39 (tabla 7),
lo que favorece el fracaso terapéutico45,46. Esta situación es
más evidente en personas mayores de 65 años, ya que tienen una menor tolerancia a los efectos secundarios, y también en aquellos pacientes a los que se detecta un concentración plasmática supraterapéutica47. Por tanto, ante un
paciente refractario al tratamiento antidepresivo en el que
exista una duda razonable de cumplimiento de la posología
prescrita, la monitorización del fármaco nos ayudará a discernir el problema43.
¿La monitorización minimiza costes económicos?
Los estudios de efectividad realizados en pacientes que siguen
tratamiento con ADT demuestran que se obtiene un ahorro
económico cuando se monitoriza el fármaco, ya que mejora la
eficacia y la seguridad, y esto sobrepasa el coste mismo de la
técnica. Alrededor de un 50% de los pacientes en tratamiento
antidepresivo se encuentra fuera del intervalo terapéutico, y no
se llega a obtener una respuesta clínica adecuada en el 32%
de ellos. Por tanto, aproximadamente un 20% de los pacientes tratados con ADT se puede beneficiar de una monitorización del fármaco, al disminuir los controles médicos y los costes personales y sociolaborales relacionados con un fracaso
terapéutico. En pacientes hospitalizados se añade, además, el
coste de una estancia más prolongada. Otro elemento que
ayuda a minimizar gastos es la reducción de la tasa de toxicidad cardiovascular o del sistema nervioso central, ya que su
presencia suele comportar la petición de exploraciones complementarias, así como la consiguiente determinación de concentraciones plasmáticas de ADT39.
¿Evita problemas medicolegales?
¿Se puede evitar la toxicidad al paciente?
Algunos pacientes experimentan toxicidad tomando una dosis estandarizada de ADT, debido al estrecho intervalo terapéutico y a la elevada variabilidad interindividual en la concentración plasmática, que puede llegar a ser hasta 40
veces superior entre un paciente y otro, como ocurre entre
metabolizadores rápidos y lentos8,9. Estudios en población
anciana tratada con dosis convencionales de ADT demuestran que un 25% supera concentraciones plasmáticas de
200 ng/ml, un 5-10% alcanza los 400 ng/ml y, en casos ex-
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En la actualidad estamos asistiendo a un incremento de las
demandas judiciales por multitud de actos médicos39. La
confirmación de que un paciente permanece dentro del intervalo terapéutico durante el tratamiento puede resultar útil
para evitar este tipo de problemas.
¿Cuándo está indicado realizar la monitorización
plasmática?
La monitorización plasmática está indicada en diversas situaciones, y el fracaso terapéutico es una de las principales.
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Así, antes de tomar la decisión de cambiar de fármaco o de
modificar su posología es recomendable identificar si el paciente permanece dentro de un intervalo terapéutico adecuado43. Otras situaciones en las que la monitorización plasmática resulta de gran utilidad son la sospecha de toxicidad
farmacológica o de mal cumplimiento terapéutico, o bien en
grupos especiales de pacientes que precisan una concentración mínima efectiva, como son los niños y las mujeres
embarazadas48 o en período de lactancia. Es igualmente relevante la monitorización en pacientes con hepatopatía, nefropatía, cardiopatía o enfermedades inflamatorias, así como
en los pacientes ancianos o polimedicados. Es interesante
subrayar que los pacientes pospuberales poseen variaciones farmacocinéticas que comportan un acortamiento de la
vida media del antidepresivo y requieren una dosificación
superior a las habituales1,43.
Una vez que se decide determinar el valor plasmático de ADT
a un paciente, se aconseja recoger la muestra de sangre pasados 5 días del inicio del tratamiento, momento en que la
mayoría de los pacientes alcanza una concentración plasmática estable. La extracción debe realizarse a las 10-14 h de la
ingesta del fármaco en caso de administración única diaria, o
a las 4-6 h de la última toma en caso de posología fraccionada8. La sospecha de intoxicación grave por ADT hace aconsejable la determinación inmediata de confirmación.
Finalmente, se debe tener en cuenta que una intoxicación
enólica aguda o una hemólisis de la muestra puede incrementar el resultado bioquímico, y los procesos inflamatorios, agudos o crónicos, que modifican la alfa-ácido-glicoproteína, pueden disminuirlo5.
Conclusiones
Los ADT son fármacos eficaces para el tratamiento de diversas situaciones clínicas, aunque deben ser administrados
con cautela, debido a que tienen una gran variabilidad farmacodinámica individual e interindividual, y un estrecho intervalo terapéutico. Estas dos características producen un
impacto significativo, tanto en la probabilidad de obtener
una respuesta clínica satisfactoria de los pacientes que siguen este tratamiento, como en la posibilidad de aparición
de efectos adversos notables, sobre todo en aquellos individuos con mayor predisposición.
En la práctica clínica diaria, suele indicarse la determinación de la concentración plasmática de ADT en casos de
sospecha de toxicidad farmacológica o de mal cumplimiento terapéutico, principalmente. Sin embargo, el uso sistemático de la monitorización plasmática de ADT es una herramienta de laboratorio adecuada para realizar el control de
un tratamiento con margen terapéutico estrecho y ofrece
una alternativa más racional a la práctica habitual de la
«prueba-error». En todo caso, esta técnica de laboratorio
debe tener como función ayudar, nunca reemplazar, al juicio clínico. Así, la detección de una concentración terapéutica dentro del intervalo establecido no debe impedir la reducción de la dosis diaria de ADT a un paciente con
síntomas o signos que indiquen una intoxicación farmacológica. Y viceversa, no debemos modificar la posología a un
paciente que presenta una respuesta clínica deseada, a pesar de que la concentración plasmática de ADT sea inferior
a la esperada43. En el resto de los casos, la monitorización
plasmática puede ayudarnos en el manejo de la situación.
Agradecimiento
A la Dra. M. Carmen Frías, del Servicio de Farmacia del Consorci
Sanitari Parc Taulí, por su amabilidad en la experta revisión sobre
los antidepresivos tricíclicos.
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