A∴ L ∴ G ∴ D∴ G ∴ A∴ D∴ U V..M.., QQHH: LAS TRES VENTANAS El tema de las tres ventanas tiene una connotación de tipo bíblico, pues tiene como base el Templo de Salomón. Es escasamente tratado aún en las logias que emplean un simbolismo de carácter bíblico y es objeto, por la misma razón, de controversias. Estas tres ventanas se supone que están enrejadas y marcan el camino del sol a lo largo del día: La que está al Oriente indica la salida del sol, la del Sur marca el mediodía y la del Occidente indica la puesta del sol. Estos mismos sitios corresponden a los sitiales del Venerable Maestro y los Vigilantes en el Rito Escocés y otros similares. El templo, en los grados de aprendiz o compañero, tiene también tres ventanas simbólicas, provistas de rejas, a semejanza del Templo de Jerusalén, y corresponden a las tres estaciones del sol, Oriente, Mediodía y Occidente. Estas ventanas dejan pasar la luz solar e iluminan al obrero que trabaja en el Sur, permitiéndole sin riesgo de cegarse observar las manifestaciones con mayor profundidad. Al Norte, no hay ventana ya que por allí la recepción de la luz es muy débil, y es donde trabaja el aprendiz, quién aún no está preparado para enfrentarse al resplandor del conocimiento, para que pueda dedicarse unicamente a buscar la luz interior. La ventana del Oriente ilumina el conocimiento de la realidad. Ilumina con los rayos del Sol naciente que disipa las tinieblas. Esta luz combativa, corresponde a la razón juvenil, atacando los viejos errores y los prejuicios tenaces. Es una lógica disolvente, destructiva de todo lo que no está debidamente cimentado. La ventana del Mediodía ilumina el conocimiento de si mismo y de su conciencia. Entra la plena luz del día, que reduciendo la obscuridad al mínimo, muestra las cosas tales como son en su realidad brutal. Es la observación rigurosa y positiva de los hechos científicamente determinados. La ventana de Occidente ilumina el conocimiento físico de la Manifestación, de Dios y el Universo, de otras realidades. Ricos colores manifiestan entonces, lo que merece sobrevivir del pasado. La Razón, en efecto, no se contenta con rechazar el error (Oriente) y con comprobar la verdad objetiva (Medio Día) sabe también hacer justicia a los pensadores desaparecidos, sacando de las antiguas tradiciones lo que encierran de verdadero. Las ventanas aportan la luz de tres realidades distintas: La realidad trascendente o divina; la realidad objetiva o exterior; y la realidad subjetiva o interior. Con ellas el compañero debe orientar el templo e iluminar su vida hacia su SER espiritual en sus acciones, ideas y pensamientos. En el templo del compañero aparecen estas tres ventanas que dejan pasar la luz del sol para iluminar al obrero, indicando que después de haber buscado durante su período de Aprendiz la Luz en su interior, ahora, desde la Región Sur puede sin riesgo de cegarse observar la manifestación con mayor profundidad. La Ventana es el símbolo por el cual nuestra conciencia observa e interpreta el mundo. Deja pasar la luz de Dios, lo cual implica que para soportarla o percibirla se han de poseer ciertas facultades o estado de pureza. Si el primer grado es esencialmente moral y emocional, el segundo grado es mental a fondo. El primero inculca virtud, el segundo ciencia. Uno habla al corazón el otro a la cabeza. El primero aconseja inocencia y pureza, el otro el estudio minucioso y observador de los misterios de la ciencia y naturaleza. Debe llevar a una vida de acción. Implica un profundo estudio filosófico y social, que tiene por objeto la moral entera, o sea los deberes del hombre para con Dios, sus semejantes y consigo mismo. Debe practicar la virtud por medio de su conocimiento de la verdad. Su camino esencial es la perseverancia en el bien. Para ello debe ascender por las cinco primeras gradas del templo. En este grado el punto del compás aparece sobre la escuadra. El compás figura o traza el movimiento de los cuerpos celestes, y es símbolo de la espiritualidad y medida de los pensamientos; el segundo, la escuadra es medida de lo material y de los Actos. Es decir, el compás que traza nuestros movimientos, guía nuestra espiritualidad y es medida de nuestros pensamientos, debe apoyarse en el mundo real, material. El compañero tiene la virtud de la fuerza, adquirida trabajando como aprendiz. Este grado, impone un mayor esfuerzo. Impone la realidad. Impone madurar, conocer el mundo que nos rodea y como nos relacionamos. Impone conocer nuestras limitaciones y defectos. Las tres ventanas nos recuerdan que la luz está presente en sus diversas fases, y que aún hace evidente aquello que no queremos ver y que aún nos hace ir más allá y comprender y relacionarnos con el mundo que nos rodea para colaborar a moldearlo y no sólo “estar en él”. Impone una reflexión constante, y a partir de ella un trabajo permanente. S:.F:.U:. Autor: R.N.L.