Los trabajadores sociales deberíamos incidir en la política y los políticos para transformar la situación social Inmaculada Cid Trabajadora Social En medio del debilitamiento de los movimientos sociales, y de los múltiples mensajes de los políticos que se entrecruzan haciendo propuestas que, en ocasiones, poco sintonizan con las necesidades reales, desde el trabajo social debemos hacer todo lo posible por incidir en los programas políticos de cara a las próximas elecciones a los ayuntamientos y comunidad autónoma. Esta es también responsabilidad nuestra porque lo peor de la crisis lo estamos abordando los profesionales del trabajo social, lo cual nos capacita. Nuestra experiencia en primera línea nos sitúa en un espacio privilegiado para exigir que no se restrinjan las prestaciones sociales; para que las concejalías y consejería de Servicios Sociales gocen de la importancia e interés necesario. Para que las políticas sociales sean prioritarias en los programas electorales, en el discurso de los políticos, y por supuesto en el cumplimiento de los programas de los gobernantes que resulten elegidos en las urnas el próximo 22 de mayo. Si lo conseguimos, si interpelamos a los políticos estaremos cumpliendo con el objetivo prioritario del trabajo social de incidir en la transformación de realidades individuales, familiares, comunitarias en pos del bienestar que por momentos parece tambalearse sin que se alcen voces de denuncia y oposición a que así sea. Aquí y ahora, este es el momento; es la oportunidad que tardará 4 años en producirse de nuevo para ejercer el verdadero trabajo social, el que cambia e impulsa el desarrollo de políticas sociales que promocionen a las personas; que garanticen los derechos sociales y económicos mucho más allá del expender prestaciones; creando alternativas y generando nuevas iniciativas que permitan rentabilizar al máximo el potencial de las personas que están quedándose al borde del abismo laboral por la destrucción feroz de empleo. En medio de nuestros quehaceres cotidianos debiéramos darnos espacios para reflexionar como antesala para actuar; proponer y exigir; para trasladarlo a la opinión pública. Para plantear a los políticos que se tenga en cuenta el trabajo social, como trabajo y compromiso social, además como profesionales a considerar y consultar porque estamos a pie de obra (tecnología social aplicada, identificando situaciones) siendo colchón que amortigua una crisis generadora de conflictos de mayor envergadura; como pilares esenciales que estamos siendo en el sustento del bienestar y promoción de las personas en situación de riesgo de exclusión social y vulnerabilidad, pese a estar desbordados y no poder realizar nuestro trabajo como quisiéramos y como sabemos debiera llevarse a cabo. Debemos comprometernos con la sociedad en general y las instituciones en particular para demandar que la campaña electoral, incluso la precampaña, no sea un pulso permanente de mercadeo de propuestas que poco tienen que ver, en ocasiones, con las verdaderas necesidades; estableciendo prioridades con criterios. Criterios que conocemos por el ejercicio de nuestra profesión y que también tendríamos que compartir y debatir con otros profesionales para garantizar los derechos básicos de la ciudadanía. Los políticos nos representan en las instituciones por tanto desde la práctica de la POLÍTICA con mayúsculas están al servicio de la sociedad (algo que hemos de tener muy presente) y son la plataforma esencial para que leyes, proyectos, recursos se dispongan en pos de las prioridades más prioritarias, más allá de partidismos y electoralismos reactivando propuestas políticas reales, eficaces y eficientes que reactiven la economía a escala humana. De esta forma el trabajo social podría contribuir a la mejora de la situación social. Salamanca abril de 2011