HIPÓLITo UNANUe: eL PoDeR PoLÍTICo, LA CIeNCIA ILUSTRADA

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Rev Peru Med Exp Salud Publica. 2008; 25(4): 431-38.
SIMPOSIO: SALUD AMBIENTAL
HIPÓLITO UNANUE: EL PODER POLÍTICO, LA CIENCIA ILUSTRADA Y
LA SALUD AMBIENTAL
Carlota Casalino*
RESUMEN
Hipólito Unanue es considerado el “Padre de la Medicina Peruana”, fue un intelectual ligado al poder político y uno de los principales
representantes de la ciencia ilustrada en el período colonial tardío. Sin embargo, es poco resaltado su aporte en el estudio de lo que hoy
llamamos salud ambiental, en este artículo se realiza un análisis de su obra, particularmente de sus estudios sobre el clima, aire, agua,
tierra, vectores, entre otros y se fundamenta la tesis de que Hipólito Unanue es el pionero de la salud ambiental en el Perú.
Palabras clave: Historia de la medicina; Salud ambiental; Personajes; Perú (fuente: DeCS BIREME).
HIPOLITO UNANUE: POLITICAL POWER, ILLUSTRATED SCIENCE AND
ENVIROMENTAL HEALTH
ABSTRACT
Hipolito Unanue is considered as the Founding Father of Peruvian medicine. He was closely related to political affairs and he was one of
the most important exponents of science during the late colonial period. However, his contributions in what is now called environmental
health have been largely unnoticed. This paper presents an analysis of Dr. Unanue’s studies, particularly his papers on weather, air, water,
and vectors; so this may support the proposal for considering Dr. Hipolito Unanue as a pioneer for environmental health in Peru.
Key words: History of Medicine; Environmental health; Famous persons; Peru (source: MeSH NLM).
INTRODUCCIÓN
Hipólito Unanue es considerado el “Padre de la Medicina Peruana” y es un héroe nacional, por lo que sus restos se encuentran
en el Panteón de los Próceres de la Nación desde octubre de
1927 (1,2). Ambos reconocimientos son el resultado por un lado,
de su destacada actividad como médico a fines de la Colonia
al ser impulsor de una corriente modernizadora y científica; y
por otro, por el papel que cumplió en el poder político durante el
período de tránsito entre la Colonia y la República.
Cuando se recuerda a Unanue, suele actualizarse la memoria
de ambos aspectos, el científico y el político, por lo que se
establece una relación muy estrecha entre ellos. Una prueba
de ello la podemos encontrar cuando a principios del siglo XX
los médicos y estudiosos de la medicina en el Perú vincularon
a Unanue como el iniciador de diversas especialidades de la
medicina lo que hicieron explícito en los discursos pronunciados
cuando se realizaron los actos públicos de transformación
de Hipólito Unanue en héroe de la nación (3). Desde esa
perspectiva, se puede estudiar este personaje en la línea de los
intelectuales vinculados con el poder, ya que podría ser mejor
comprendido si es incluido como miembro activo de la ciudad
letrada propuesta por Ángel Rama, entre otros (4). En este caso,
se le puede ubicar en el período de tránsito del intelectual del
antiguo régimen hacia el intelectual moderno.
Asimismo, el contexto histórico en el que vivió –últimas décadas
del siglo XVIII y primeras del XIX– fue de grandes cambios,
donde destaca con claridad el efecto de la aplicación de las
reformas borbónicas en el Virreinato del Perú, las guerras de la
independencia, la fundación de la República y la construcción
de ésta. Unanue no estuvo al margen de esos cambios, todo
lo contrario, en los acontecimientos más importantes participó
como uno de los principales protagonistas nativos.
Adicional a lo señalado sobre este intelectual –bisagra entre
el tradicional y el moderno– vinculado con el poder en un
contexto ilustrado y a su vez de cambios políticos, sociales y
económicos drásticos, nuestro trabajo pone énfasis en el aporte
de Unanue a la medicina y a la ciencia de su época. En ese
sentido, se propone que entre sus principales preocupaciones
e investigaciones estuvo el estudio del influjo de las condiciones
ambientales de un lugar sobre sus pobladores o sea lo que
ahora se denomina determinantes ambientales de la salud.
En esa línea, Unanue, uno de los principales representantes de
la ciencia ilustrada en el período colonial tardío, también puede
ser asociado como uno de los primeros en abordar un tema que
en la actualidad es uno de los que causa mayor preocupación,
cual es la salud ambiental. Por lo que es válido considerarlo
como el Padre de la Salud Ambiental en el Perú. Asimismo, en
este trabajo, demostraremos que esta inquietud primigenia por
conocer la influencia de la naturaleza y el ambiente en la vida
de la población, era parte de las pasiones de los científicos
ilustrados de ese entonces y a su vez forma parte de una
tradición local sustentada en el paradigma organicista.
Por lo señalado, nuestro trabajo se centrará en los siguientes
aspectos: en el intelectual ilustrado vinculado con el poder en
un contexto de cambios drásticos y cómo la salud ambiental es
abordada en los albores del siglo XIX. Esto último a partir del
* Doctora en Ciencias Sociales en la especialidad de Historia. Profesora Asociada de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional Mayor
de San Marcos. Lima, Perú.
Recibido: 20-12-08 Aprobado: 28-12-08
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análisis de una de las principales obras de Hipólito Unanue,
cual es “Observaciones sobre el clima de Lima y sus influencias
en los seres organizados, en especial el hombre” (5). Para
ello hemos seleccionado algunas áreas básicas estudiadas
en la salud ambiental (clima, aire, agua, tierra, vectores de
las enfermedades, entre otros) y a partir de ahí se presenta
fragmentos de la obra de Unanue, para proceder luego al
análisis correspondiente.
HIPÓLITO UNANUE, EL INTELECTUAL ILUSTRADO
Y EL PODER
En una publicación reciente, Carmen Mc Evoy y Carlos Aguirre
destacan que las funciones del intelectual en el sentido que se
había conocido en los últimos tiempos –autoridad totalizadora,
generalista, forjador de la opinión pública- están pasando por
un proceso de cambios –repliegue e incluso extinción- por la
presencia de los medios de comunicación de masas, la postmodernidad y porque la frontera entre lo público y lo privado
está siendo redefinida (6).
A partir de esta propuesta estableceremos un punto de comparación para comprender la relación de Unanue con el poder. Ya
que éste se ubica en los orígenes de aquellos intelectuales cuyas funciones están siendo transformadas en la vida actual. En
efecto, en el período de Unanue estamos ante un momento en
que el intelectual ilustrado desplaza al barroco –como conocimiento autorizado y todopoderoso– y abre el camino al intelectual moderno, el que paulatinamente va adquiriendo autonomía
e independencia. Es decir, con Unanue, estamos ante uno de
los últimos científicos estrechamente vinculados con el poder, y
ante uno de los primeros que poco a poco van a desligarse de
ese poder para observar la sociedad desde otra perspectiva.
No obstante, debe tenerse presente que en los albores de
los intelectuales modernos, ellos no utilizaban las categorías
de lo público y lo privado para definir sus actividades y los
ámbitos en los cuales actuaban. Fue un período en el cual la
opinión pública comenzó a formarse a partir de la prensa y sus
suscriptores los que se enteraban de lo que ahí se escribía, las
sociedades de amigos, academias, bibliotecas; sin embargo,
medios anteriores de formación, como el rumor, el chisme y
otras expresiones orales e institucionales de tipo tradicional no
habían sido desplazadas en esa función. Además, los intereses
y las lealtades de la sociedad, incluyendo a sus intelectuales,
eran complejos y múltiples.
Otro aspecto que vamos a tomar en consideración es que en
Europa antes de la revolución francesa y en la zona de Iberoamérica antes de la crisis política de 1808, había un conjunto de
intelectuales que –según Munck– no veían una distancia insalvable entre los intereses filosóficos y la política. Los gobiernos ya
sean estos absolutistas, pactistas o parlamentaristas contaban
con hombres ilustrados y reformadores en sus cortes (7).
En ese ámbito, podemos señalar que el científico ariqueño forma
parte de los intelectuales que dan contenido a la modernización
del absolutismo metropolitano, y contribuye a establecer las
maneras y razones por las cuales la sociedad debe dejar
ciertas prácticas a partir de conocer los últimos descubrimientos
científicos. Ello significa una ruptura con aquellos que antes
estaban en las instituciones vinculadas con el conocimiento y
el poder, por ejemplo con la manera como se enseñaba en la
Universidad de San Marcos y con las prácticas barrocas de la
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Casalino C
sociedad. La Escuela de Medicina de San Fernando, es una
evidencia de una actitud hacia el conocimiento, distinta a la que
la cultura barroca previa había establecido.
A pesar de ser criollo –quienes en ese entonces fueron desplazados por españoles de carrera–, logró mantener un lugar
privilegiado en la función pública. Esto puede ser explicado no
sólo por el mérito personal de Unanue, sino también por las
características del despotismo ilustrado, ya que se trataba de
un gobierno personal moderado por un consenso público que
confluía en un programa de reforma ilustrada (7). Es decir, que
se tomaba en cuenta no sólo a aquellos que pertenecían a la
élite por su condición y prestigio social, sino que incorporó al
poder a los “hombres nuevos”, aquellos que sin tener honores
y títulos familiares, eran funcionarios que alcanzaron reconocimiento sustentado en su prestigio profesional. Estos hombres
eran reformadores porque –entre otras razones– necesitaban
legitimarse en un mundo distinto, afín a lo que ellos pensaban,
eran y aspiraban.
En ese sentido, el autor de “Observaciones al clima de Lima…”
fue asesor de dos virreyes reconocidos por aplicar las reformas
borbónicas. Ello –como se ha mencionado– debido a su conocimiento y propuestas, no por ser parte de las grandes familias
criollas o españolas nobles. Así, este “hombre nuevo” fue un modernizador ilustrado. Luego su presencia en los primeros años
republicanos marcó la vocación de ordenar y construir instituciones hasta el período bolivariano. Posteriormente, durante la era
de los caudillos, la dinámica política, social y económica propia
de la desestructuración vivida obligó al ya anciano Unanue retirarse de la vida pública (2). Por estas características de Unanue
en su vinculación con el poder, podemos señalar que estaba
más cercano a los ilustrados alemanes quienes participaban en
las palancas del poder político, y muy distante de los ilustrados
escoceses o franceses, quienes influían de manera indirecta (7).
Otro aspecto a considerar en este acápite es que cuando nos
referimos a la ilustración, en el caso europeo estamos ante procesos bastante heterogéneos, dados por las características de
las monarquías, el sistema político que tenían, la presencia de
intelectuales ilustrados y las dinámicas sociales de la población.
Así, hay algunos estudios recientes que observan esta situación y
señalan que hubo influencia de la ilustración de la Europa central,
en especial alemana en Nueva España que influyó en el auge de
la minería en el final de la etapa colonial (8).
Si ampliamos ese contexto al ámbito latinoamericano, podemos seguir la propuesta de Weinberg, quien sostiene que hubo
varios científicos quienes en este período de transición y transformación política optaron por ser ciudadanos antes que profesionales y asumieron responsabilidades políticas. En ese conjunto de científicos acompañan a Hipólito Unanue otros como
José María Vargas, Francisco José Caldas, Melchor Ocampo,
Ignacio Ramírez, entre otros (9).
Un último aspecto que caracteriza a los intelectuales ubicados
en el umbral entre la Colonia y la República, fue tal como
señala Myers (10), el haber tenido que atravesar tres etapas en
la transformación del letrado patriota:
[…] la de los primeros defensores de las cualidades
positivas de los americanos frente a la crítica o el desprecio
peninsular […], la de los llamados “precursores”, quienes
en el contexto ambivalente y de incierto porvenir que se
abrió con los comienzos de la crisis del antiguo régimen
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defendieron primero la igualdad de los derechos de los
súbditos hispanoamericanos del rey frente a los de sus
súbditos peninsulares, para luego convertirse en los
primeros voceros […] de una posible renegociación del
pacto de dominación colonial […], hasta desembocar
finalmente en la novedosa figura de los letrados al
servicio del nuevo régimen, cuyo estatuto en relación
con los nuevos poderes se habría visto sustancialmente
modificado en el sentido de una mayor autonomía de
maniobra […].
Las tres etapas claramente enunciadas por Myers (10), terminan
configurando a un letrado patriota, caracterizado por encarnar
los intereses de la patria natal, en el sentido de ser la voz de
aquellos que se sentían vinculados por la tierra donde se había
nacido. Unanue, atravesó esas etapas, desde su inicial respuesta a las propuestas de Buffon, pasando por ser uno de los
representantes del Virrey en las conferencias sostenidas con
San Martín, hasta ser parte del Ejecutivo de los primeros años
republicanos.
HIPÓLITO UNANUE Y LA CIENCIA ILUSTRADA
Cuando se analizan episodios o personajes del período tardío
colonial y primeros republicanos, debemos hacer énfasis en el
contexto, porque fue uno caracterizado por grandes transformaciones. En el mundo occidental, el XVIII es conocido como
el Siglo de las Luces. En España y sus territorios se vivían los
efectos de las reformas dirigidas por la dinastía borbónica. Son
dos aspectos con fuerte repercusión en el Virreinato del Perú,
ya que se acentúa con la Ilustración el proceso de secularización de la sociedad, se da mayor difusión al conocimiento
científico y se busca promover una nueva forma de relacionarse con la naturaleza. En el ámbito político-administrativo en el
Virreinato del Perú hubo pérdida de territorios que salieron de
la administración del Virreinato, en el económico significó el declive de una élite que sustentaba su riqueza en el monopolio
comercial y en redes vinculadas al poder, y en el social significó
el inicio de la tensión entre la secularización de la sociedad y el
proceso de militarización de ésta, así como el desplazamiento
de sectores sociales consolidados desde el siglo XVII y el surgimiento de otros nuevos.
De manera más precisa, tuvo como resultado que del Virreinato
del Perú se desprendieran el Virreinato del Río de la Plata y el
Virreinato de Nueva Granada (11), la promulgación del comercio libre (12), la llegada de españoles para cumplir funciones
administrativas en el Virreinato que antes estaban a cargo de
los criollos (11).
Si retomamos lo que señalamos respecto a la ciencia ilustrada,
podemos afirmar que el siglo XVIII fue el período en el cual
el mundo occidental vivió la era de la ilustración. Entre sus
principales características fue haberse vinculado a la naturaleza
y sus leyes, al pensamiento racional, se inició la secularización
de la sociedad, y comenzó a observarse el progreso (12).
Hay varios aspectos en los cuales la ciencia ilustrada es distinta
a la que se había realizado del siglo XVII:
[…] en el siglo XVIII se verificó indudablemente un entrelazamiento más amplio entre los progresos del conocimiento de la naturaleza y la reflexión sobre el hombre,
además de una amplia compenetración entre muchos
resultados científicos y la vida cotidiana (13).
Hipólito Unanue
Junto con esa compenetración entre los resultados científicos
y lo cotidiano, hay otras variables a considerar. Por ejemplo la
difusión de la información a través de la prensa, las mejoras de
la imprenta y la existencia de academias. Además, tal como señala Tenenti, fue en el siglo XVIII cuando la ciencia comienza a
mostrar especializaciones, y se inician las subdivisiones. Es una
época en la cual hay un mayor énfasis en el conocimiento de la
tierra y de la vida, de las descripciones y el establecimiento de
clasificaciones tipológicas. Gracias a la prensa y a la imprenta,
los conocimientos científicos comienzan a ser difundidos para
el público urbano, mientras que para el rural se adaptaron tradiciones orales, como el sermón, para difundir propuestas que
permitan cambiar algunas costumbres que ponían en riesgo la
salud de la población (13). Muchos científicos, siguiendo a Bacon,
aspiraban popularizar los nuevos inventos para liberar a la humanidad de los azotes del hambre, la enfermedad y los elementos desatados de la naturaleza (13). De esa forma, los científicos
se especializan, se organizan en sociedades y academias, transfieren el nuevo conocimiento a la sociedad y por lo tanto, añaden
a sus actividades la de ser publicistas.
En ese mundo ilustrado cuyas líneas centrales hemos señalado,
Unanue era, en el Virreinato del Perú, un representante natural.
Así, consideraba que todo hombre, independientemente de
su lugar de nacimiento, del clima en el cual se forme y de las
facciones que tenga, podía disfrutar de un espíritu racional. Es
más, estaba convencido que “el hombre es capaz de todo, si es
ayudado por la educación y el ejemplo” (5).
No obstante, es necesario precisar que para efectos de una
mayor comprensión de esta tendencia, la ilustración de Unanue y de otros miembros de la elite intelectual del Virreinato,
ha sido objeto de diversas clasificaciones. Sobre ello, Lafuente
& Sala han tratado de identificar las formas características de
organización de la actividad científica en la América colonial.
Para ello establecen cuatro parámetros: ciencia metropolitana,
ciencia virreinal, ciencia criolla y ciencia nacional, cada uno con
determinadas características con los cuales poder acercarnos
a clasificar a cada personaje. Ellos proponen que en el caso de
las colonias españolas, hubo factores exógenos –procedentes
de la metrópoli– y endógenos –que se generan en América– de
desarrollo científico. Además, plantean las necesidad de observar con atención diversos procesos como la institucionalización
de la actividad científica y tratar de caracterizar la ciencia colonial en función de los roles socio-profesionales desempeñados
por las personas que realizaron actividad científica (15).
De esa forma, ellos definen ciencia colonial a una estructura
histórica ideal y colonialismo científico a una de las dinámicas
resultantes o causantes de aquella estructura, en tanto que
ubicada en un contexto colonial o imperial (14). Para ellos, el estudio
de la historia de la ciencia en Iberoamérica no puede ser analizada
desde una perspectiva evolutiva, sino más bien a partir de:
[…] una simultaneidad de roles profesionales que definen
su identidad según las instituciones que los protegen (o
configuran) y en el marco de las polémicas que mantienen entre sí. Dicho proceso de institucionalización parecería depender de un eje decisorio capaz de ordenar el
conjunto. En la ciencia colonial coexistirían el científico
criollo, el virreinal y el metropolitano, junto a tradiciones
indígenas […] (15).
A partir de esas premisas, establecen dos perfiles que caracterizan al científico criollo, al virreinal y al metropolitano por la
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actividad más característica que desarrollan y por la función
social que cumplen en la sociedad colonial:
El científico criollo se comprometería, ante todo, en
tareas de difusión y racionalización de usos técnicos,
contribuyendo decisivamente a la conformación de una
opinión pública sensible a la modernidad. El virreinal
desempeñaría sobre todo tareas de asesoramiento en
materia de obras públicas y tecnología, configurándose
como el experto que apoya los proyectos de fomento e
innovación. Y, finalmente, el metropolitano optaría por
implicarse en la instrucción de las elites con formación
académica, fomentando en ellas el aprendizaje y manejo
de los métodos de la ciencia moderna, y apoyando la
reforma de las estructuras administrativas (15).
¿Dónde ubicaríamos a Hipólito Unanue si utilizamos la propuesta de Lafuente & Sala? Si consideramos que fue uno de
los impulsores del “Mercurio Peruano”, donde no sólo escribió
extraordinarios artículos, sino que participó en la edición y en las
reuniones de la sociedad, Unanue puede ser identificado como
un científico criollo, pero, si tomamos nota de que fue asesor del
Virrey Gil de Taboada y de Abascal, estamos ante un científico virreinal. Finalmente, si recordamos su labor docente en San Marcos y su papel en la creación del Colegio de Medicina, diríamos
que es un científico metropolitano; es decir, Unanue concentra
un conjunto de actividades y funciones sociales que en otros casos, estaban distribuidas entre varias personas.
LA CIENCIA ILUSTRADA
En el ámbito de la ciencia ilustrada, Tenenti señala que en el
siglo XVIII a diferencia de otros períodos, hubo un entrelazamiento más amplio entre los progresos del conocimiento de la
naturaleza y la reflexión sobre el hombre (12). Además, y a diferencia del siglo anterior, no se trata de actividades aisladas y
divorciadas de la sociedad, sino que se trató de un período en
el cual, adicional a las academias reales y el apoyo de los mecenas, surgen nuevas formas de socialización de la elite, donde se evitan de manera explícita, la formalidad de los grandes
salones y se convocan grupos heterogéneos con posibilidades
reales de intercambiar opiniones directamente. Se trataba de
sociedades y de musées. Asimismo, es un período donde se
generan condiciones materiales para una mayor difusión de los
libros y las publicaciones periódicas. Un último aspecto vinculado a ello, es la necesidad de la educación de la población, de
generar una población educada con capacidad no sólo para firmar y saber de memoria pasajes bíblicos, sino que lea, escriba
y pueda cambiar a partir de ello (7).
Según sostiene Lastres (16), Hipólito Unanue llegó a conocer
el avance científico de su época debido a que compraba libros
europeos de filosofía y de medicina, además, era miembro de
diversas instituciones científicas europeas. Ese conocimiento
y experiencia le permitió volcarlo en la modernización de las
instituciones médicas del Virreinato del Perú y en la enseñanza
de la medicina. De ello vale la pena destacar la creación del
Anfiteatro Anatómico y la Escuela de Medicina.
Hipólito Unanue introdujo el estudio de la física newtoniana
en las clases en la Escuela de Medicina de la Universidad de
Lima, tuvo la cátedra de Anatomía y Prima de Medicina y el
nombramiento de Protomédico. Clément indica que nuestro
personaje fue miembro de numerosas sociedades científicas
europeas como la “Real Academia Médica de Madrid, Academia
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de Ciencias de Baviera, Academia Linneana de París y
Academias Filosóficas de Filadelfia y Nueva York” (17). A su vez,
Dager amplía esa información al indicar otras afiliaciones:
En 1816 la Real Academia de Ciencias de Munich lo
incorporó a su claustro. Durante estos años, mantiene
correspondencia con notables personalidades científicas de Europa y Estados Unidos, como por ejemplo, el Barón de Moll, naturalista alemán y secretario
de la Academia de Ciencias de Munich, el Barón de
Karwinski, científico de Baviera, experto en mineralogía; Nicolás Enrique Julius, médico alemán, autor de
importantes trabajos sobre la fiebre amarilla, Félix Pascalis, presidente de la Academia de medicina y de la
Sociedad Linneana de Nueva York” (18).
Dos últimos aspectos que caracterizó a los ilustrados del período
colonial tardío fue que se vincularon a las luces sin dejar de ser
católicos y al parecer tuvieron influencia no sólo de la Ilustración
ibérica, sino también de la alemana. Sobre lo primero, los
propios intelectuales reunidos en torno a la Sociedad de
Amantes del País señalaban que la piedad ilustrada era lo que
ellos consideraban el referente para modificar las costumbres
de la sociedad respecto a la salud e higiene pública. De ahí que
uno de los principales argumentos, para la campaña a favor
de dejar de enterrar en las Iglesias y construir un cementerio
fuera de la ciudad, se sustentaba en la necesidad de volver al
cristianismo primitivo, cuando se enterraba a los cristianos en
lugares alejados de la ciudad, observando asimismo completa
sencillez en el ritual. Junto a este argumento de filiación
religiosa, añadían el argumento científico de ese momento,
consistente en el paradigma miasmático.
Un último aspecto que destacar de la correspondencia de
Unanue, es la que mantenía con ilustrados germano hablantes,
quienes -dada la forma como ellos se vinculaban al poder y las
opiniones que tenían sobre la religión y la ciencia- deben haber
sido para Unanue más afines con sus ideas.
Pero el científico ariqueño no sólo fue un profesional que destacó por ser uno de los exponentes más elevado de la ilustración en el Virreinato del Perú; según sostienen Ballón y Lavado,
Unanue forma parte de la tradición organicista. Lo que queda
demostrado porque siguió las propuestas de varios jesuitas
destacados como el Padre Acosta y Kircher, de manera precisa,
Unanue formaría parte de la tercera ola organicista, ya que en
las propuestas de simplicidad propuesta por varios ilustrados
nuestro personaje se aleja de ellos para acercarse a una visión
organicista de la naturaleza y el conocimiento científico (19):
[…] Unanue opera con nociones y categorías conceptuales
de tipo organicista: éstas interpretan los fenómenos
naturales desde el punto de vista de nexos funcionales
que se dan entre los componentes de un organismo vivo,
un paradigma que –en este aspecto- tenía la ventaja de no
presentar las aporías filosóficas de la lectura mecanicista
de Galileo, Descartes y Newton (19).
Esta interpretación de la visión científica de Unanue aclara y
refuerza el papel de mediador o passeur cultural entre el mundo
occidental y el mundo andino que caracteriza al científico
ariqueño, y contribuye explicar cómo es que logra concentrar
en una sola persona al científico metropolitano, virreinal y
criollo mencionados.
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LA CIENCIA ILUSTRADA, EL MÉTODO, EL CONOCIMIENTO
Y EL PAPEL DEL INTELECTUAL.
El método de la ciencia ilustrada se sustenta en el principio
de unión de las ciencias y las letras. Condorcet lo señaló
como uno de los aspectos característicos de la época, de ahí
que Di Filippo señale que es en esta forma de vinculación
que se establece la certeza de una necesaria relación entre
conocimiento, moralidad y felicidad y por lo tanto la posibilidad
de que las ciencias morales y políticas tengan precisión y
exactitud si se les aplica la observación, la experimentación y
el cálculo propios de las ciencias naturales (14). Asociada a esta
idea, está la necesidad de valorar y considerar que los avances
de la ciencia aplicados por los gobiernos darían mayores
beneficios a los hombres, por ello se encuentra una vocación
por establecer lazos entre la ciencia y la política.
Hipólito Unanue señala que el principal método para el estudio
del clima y su influencia en los seres organizados es la observación, la experiencia, el análisis, conjeturas fundadas, la búsqueda de las regularidades y las particularidades o evoluciones
de los fenómenos; además, vincula el conocimiento científico
occidental con el andino, lo que le permite enriquecer el primero y valorar el segundo. Según sostiene Salazar Bondy, se trata
de una filiación hacia el conocimiento ilustrado. Se enmarca
dentro de la corriente en la cual la observación, la experiencia
y la razón son las bases que la sostienen. Ello tiene plena congruencia con lo que significó no sólo su obra cuyo título “Observaciones al clima de Lima…” denota con claridad su postura
epistemológica, sino también queda demostrado por su afán de
incluir en la enseñanza médica la cátedra de anatomía (20).
Respecto a su identificación con la sociedad, Unanue buscó
que su conocimiento científico tenga efectos en las políticas
reformistas, tanto en el virreinato como en la república temprana. De esa forma se puede señalar que un medio para lograr
cambios en la sociedad a partir del nuevo conocimiento científico fue a través de la función pública, proponiendo políticas
y proyectos. El otro fue desde la sociedad misma, a través de
las asociaciones en las cuales conversaban estos temas y la
prensa periódica.
Las sociedades y la prensa regular fueron centrales en el período ilustrado y darán lugar a la formación de la opinión pública y
los espacios públicos, a ello se debe añadir otro aspecto central, cual es la importancia que adquirirá la formación y educación basada en las nuevas ideas. La Sociedad de Amantes del
País fue una de aquellas organizaciones destinadas a convocar a los interesados en el conocimiento y el espíritu ilustrado.
El medio por el cual comunicaban sus ideas y observaciones al
resto de la población fue el Mercurio Peruano.
EL APORTE DE UNANUE A LA SALUD AMBIENTAL
En el 2003, Lossio sostuvo –en una sugerente tesis– que
identificar el medioambiente como factor a considerar en la
salud de la población no era una idea nueva, más bien se
trataba de la recuperación de viejas propuestas médicas que
señalaban que la salud estaba en relación con las condiciones
del ambiente. Sus orígenes datan de fines del siglo XVIII y la
persona que impulsó reformas para mejorar las condiciones
ambientales fue Hipólito Unanue y sus planteamientos fueron
continuados por otros médicos a lo largo del siglo XIX (21).
¿Por qué es importante buscar una vinculación entre Unanue
y la salud ambiental? En primer lugar, considero relevante
Hipólito Unanue
realizar este ejercicio porque es en los actos y obras de nuestros
antepasados donde encontramos referentes, que contribuyen a
conocernos mejor como comunidad social y política, nuestros
aportes y deficiencias, así como analizar la vigencia de estos
referentes.
En este aspecto, Unanue tampoco estaba ajeno a las tendencias que se presentaban en la Europa ilustrada. Así, según
señala Thomas Munck, hubo diversos análisis que vinculaban
las condiciones ambientales en el origen y el control de las enfermedades:
[…] al hilo de obras como las de John Arbuthnot (1733),
Montesquieu (1748) o Boissier de Sauvages (1754),
muchos teóricos de la medicina y médicos en ejercicio
analizaron el papel de las condiciones ambientales en el
origen y el control de las enfermedades; en general, no se
logró una comprensión clara de las causas de la mayoría
de afecciones, pero varias de las prácticas médicas que se
derivaron de estos estudios sí tuvieron efectos positivos.
Así, por ejemplo, la hipótesis de que el contagio podía
provenir de determinados olores perniciosos provocó
una serie de mejoras en las condiciones sanitarias de
las ciudades, como la búsqueda de fuentes hídricas
más salubres, el desecado de las tierras pantanosas
y la ventilación más adecuada de los hospitales y
otras instituciones; de todo ello se derivaron efectos
beneficiosos, aun cuando no fuera debido a la hipótesis
antedicha. Estos éxitos evidentes estimularon nuevos
intentos de regulación estatal […] (7).
Esta propuesta, como se ha señalado, fueron retomadas por
Montesquieu y Buffon, recogía directamente diversas tradiciones y obras previas, desde la hipocrática, pasando por Las
Casas hasta Bodin. En ese sentido, como señala Urteaga, el
legado hipocrático entendía que el clima era una zona de la
tierra paralela al ecuador, y establecen relaciones entre latitud
y clima, clima y temperie, y temperie y constitución humana.
Otro aspecto que se retoma de esta tradición es la doctrina de
los humores, en el sentido que el cuerpo humano está formado
de los mismos elementos que componen cualquier fenómeno
natural: aire, agua, tierra y fuego (22).
En Iberoamérica un conjunto de intelectuales adscribieron
esos planteamientos. Así tenemos a criollos como José Manuel
Dávalos, Hipólito Unanue y Francisco José de Caldas, quienes
estudiaron el clima y la naturaleza del nuevo mundo, y junto
a ellos se unieron otros que impulsaron e incluso participaron
en la creación de jardines botánicos, expediciones científicas y
creación de escuelas de medicina.
En su obra “Observaciones sobre el clima de Lima y sus influencias en los seres organizados, en especial el hombre”
escrita en 1805 y publicada un año después, el autor despliega su capacidad de recoger información, observar los rasgos
centrales, y establecer relaciones razonadas entre el clima y
el entorno externo al hombre y sus efectos en lo que señala
“seres organizados”.
En la actualidad, estos aspectos se inscriben en el ámbito de lo
que denominamos salud ambiental (23). En efecto, son el objeto
de investigación, análisis y desarrollo de políticas vinculadas a
la prevención y el desarrollo sostenible. Como señalan Rengifo
et al, el concepto de salud ambiental desarrollado por la Organización Mundial de la Salud ha ido evolucionando desde las
últimas décadas del siglo XX, en ese lapso ha ido ampliando
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su objeto de estudio y también precisándolo, hasta que llega
al siguiente:
“La salud ambiental comprende aquellos aspectos de
la salud humana, incluida la calidad de vida, que son
determinadas por factores ambientales físicos, químicos,
biológicos, sociales y psicosociales. También se refiere a
la teoría y la práctica de la evaluación, corrección, control
y prevención de los factores ambientales que pueden
afectar de forma adversa la salud de las generaciones
presentes y futuras” (24).
Para analizar “Observaciones…” hemos seleccionado algunos
factores básicos estudiados en el ámbito de la salud ambiental
y que a su vez fueron objeto de análisis por Unanue. Así,
hemos seleccionado los siguientes: clima, aire, agua, tierra,
vectores de las enfermedades, entre otros y a partir de ahí
hemos procedido al estudio correspondiente.
“El año médico y el clima de Lima” viene a ser la síntesis de la
obra de Unanue, en el sentido que establece relaciones entre
las enfermedades que de manera regular y estacional han
padecido los limeños a lo largo de varios años y el clima de la
ciudad. En ese sentido, es uno de los temas más interesantes
de su obra por haber planteado la existencia de un año médico
en Lima, en virtud a la presencia del frío a lo largo del año,
lo que sería la causa general de algunas enfermedades más
comunes a la sociedad.
“La falda comprendida entre aquella gran sierra y el
Océano Pacífico que, con la latitud de veinte leguas
más o menos, forma la costa del Perú, siendo la más
baja, goza, con todo, de un temple suave y agradable.
Concurren a proporcionárselo su situación encerrada
entre la cordillera y un gran mar, los vientos australes que
son en ella perennes y la aproximación del Sol que sin
las circunstancias anteriores haría quizá inhospitalarias
nuestras arenas. El soplo de los vientos del sur, que
corren una gran superficie marítima, trae a estos llanos el
frescor y la humedad. Pronto el calor del clima la reduce a
vapores que, cerrados por la cordillera y sus ramos, queda
formado sobre la costa un toldo o tejido de nubecillas que,
defendiéndonos del sol, nos hace disfrutar casi todo el
año una temperatura de primavera.
En el centro de este feliz pedazo del globo está el valle ameno
de Lima, sitio de la rica y culta capital del Perú. Así parece que
alrededor de ella sobresalen las gracias y los encantos de la
agradable temperatura de esta costa” (5).
Para el científico ariqueño la particular ubicación geográfica de
Lima, la hacen que disfrute de un clima templado característico a
lo largo de todo el año, por lo que suaviza los rigores del verano y
del invierno. El viento del sur proveniente del mar y su encuentro
con la cordillera generaría que las nubes puedan protegernos
del sol. Aspecto que probablemente había sido considerado
por los conquistadores cuando eligieron el valle del Rímac para
asentarse. Nuestro personaje, señaló en la Guía Eclesiástica
de 1793 que Lima tenía una población de alrededor 60 000
habitantes, además de ser un lugar donde se concentraban
importantes actividades comerciales y políticas de ultramar.
Las aguas estancadas propician la podredumbre que va hacia
el aire y que lo contamina. Para el científico, el aire corrompido
al ser inhalado por los habitantes les genera diversas enfermedades.
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Casalino C
[…] las balsas y lodazales que forman, dañan la salud del
ciudadano, infeccionándole, no sólo las aguas que bebe,
sino también el aire que respira. Los despojos de animales y vegetales que se pudren en ellos despiden un tufo
mortífero de donde nacen las calenturas intermitentes,
las pútridas y la frecuencia de asmas y otras enfermedades del pulmón (5).
Así, Unanue asocia varios elementos: contaminación del agua
por su estancamiento y contaminación del aire por la putrefacción y lo llevan a sostener que ello afecta directamente la
salud de las personas. La teoría que sostiene estas aseveraciones es la miasmática, que sería el medio a través del cual se
transmitían las enfermedades y nuestro personaje fue uno de
los principales divulgadores en nuestro medio de esta teoría.
Lossio señala que generalmente se entendía al miasma como
un efluvio que se desprendía de cuerpos enfermos, de aguas
estancadas o de animales en descomposición (21).
Unanue sustenta sus observaciones con los descubrimientos
físicos y químicos de décadas previas. Cita a Priestley así
como a Lavoisier, quienes gracias a sus descubrimientos abren
el camino a estudio de lo que no se ve a simple vista pero que
también influye directamente en los cuerpos y constituye los
elementos naturales.
El esclarecido físico Priestley fue el que en 1. ° de agosto de 1774 rompió el velo que nadie había conseguido
levantar. Descubrió en este memorable día el aire deflogisticado, oxígeno o vital, y preparó una gran revolución
en las ciencias fisicoquímicas. Lavoisier, patriarca de
la Química moderna, perfeccionó, en 1776 y 1777, los
trabajos de Priestley, e hizo ver por medio del análisis y
síntesis, que el aire, reputado hasta entonces por cuerpo
simple, primitivo y elemental, era en la realidad un cuerpo
compuesto de otros dos diferentes, el uno eminentemente respirable y el otro que no lo era, y que se mezclaba
el primero con el segundo en el aire atmosférico en razón
de 1 a 3, según queda notado. De aquí es que el primero
adquirió el nombre de vital y el segundo de mefítico y axótico, conforme al efecto que producían en los animales
que los respiraban (5).
Si recordamos que los científicos ilustrados que destacaban
en Europa eran Maupertius (1698-1759), Buffon (1707-1788) y
Lavoisier (1743-1794), observamos que Unanue establece un
diálogo con ellos a partir de sus obras. Así, contrapone argumentos a las teorías de Buffon, y difunde los descubrimientos
de Lavoisier. Munck sostiene que la química rompió definitivamente con la alquimia tradicional después de los trabajos de
Joseph Black y las investigaciones de Lavoisier en París sobre
la combustión, el oxígeno y las propiedades de los compuestos
(7)
. Unanue estuvo vinculado a esos nuevos conocimientos y se
sintió en la necesidad de difundirlas al público limeño.
Respecto a Joseph Priestley (1733-1804), vale la pena mencionar otro aspecto de este científico que probablemente hizo
que Unanue se sintiera más afín con estos descubrimientos
científicos. Se trata de que había científicos que sentían que no
existía contradicción entre sus descubrimientos y sus creencias
religiosas. Munck señala que Joseph Priestley fue uno de ellos,
ya que era un librepensador radical y científico experimental.
En ese sentido, continuaba con sus sermones discrepantes y
sus experimentos científicos (7). A lo largo de “Observaciones al
clima de Lima…” Unanue plantea con total claridad su fe en su
espíritu científico.
Rev Peru Med Exp Salud Publica. 2008; 25(4): 431-38.
Otro elemento vital para la vida humana es el agua. En este
punto, Unanue sostiene que el agua de Lima, en sus orígenes
es sana, natural y no es dañina. Luego señala que hay una
serie de aspectos que no son considerados por la ciudad y
hacen que esa agua se pervierta. Es decir, que una vez que
llega a la atarjea e ingresa a la ciudad no se toman los cuidados
necesarios para mantener su pureza.
Cualquiera que reflexione sobre el origen de donde vienen
nuestras aguas potables, la calidad del terreno que forma
al cauce del río y las tierras en que se extienden las aguas
de regadío, que, filtrándose, hacen nacer sus vertientes,
inferirá que las malas cualidades que se les han atribuido,
más bien penden del poco cuidado en conservarlas con
la debida limpieza que de la naturaleza de ellas. En los
manantiales que aumenta el caudal de agua que sale
de la atarjea, hay una porción de plantas acuáticas y
despojos de vegetales en putrefacción y no es raro el que
se encuentren también de animales. Penetran la ciudad
por atanores pegados a sepulcros y cementerios, y por
debajo de la multitud de balsas y charcos que nuestras
desaseadísimas calles. El rodaje incesante de carros
maltrata continuamente las cañerías que van a poca
distancia de la superficie, por lo cual las aguas que
conducen se infeccionan de todas las impurezas que de
ésta y los sepulcros se resumen con las aguas de las
acequias detenidas por todas partes. Las fuentes de que
bebe una ciudad deben estar aireadas, el fondo limpio
y de cieno y regado de arena, y arrancadas todas las
plantas que puedan precipitar en ellas sus despojos (5).
Por lo tanto, el daño que el agua de las pilas de la ciudad afectan
a los pobladores, es por descuido de los propios habitantes, ya
que no se ha tenido cuidado en proteger las cañerías, que en
ese entonces eran de barro, en que las acequias (que eran
zanjas abiertas) no se arrojen desperdicios, y que las calesas y
demás vehículos no destruyan las cañerías.
Vale la pena recordar que en ese entonces había una fuerte
discusión en torno al tipo de agua que se encontraba disponible
en la ciudad de Lima. Lossio indica que las divergencias de
opinión estuvieron encabezadas por José Manuel Dávalos y
Lissón e Hipólito Unanue. En ese sentido, Dávalos sostenía
que el agua no era totalmente pura siquiera en sus fuentes, ya
que había encontrado sulfato de cal, óxido de fierro o magnesio.
Mientras que Unanue exponía lo que hemos trascrito líneas
arriba, es decir que el agua en su origen natural era adecuada
y que el problema surgía en el proceso de canalización y en la
conservación (21).
Respecto a la tierra y sus frutos, Unanue presenta otra de sus
críticas respecto a las costumbres de los habitantes. Ya que
señala que la tierra tiene las condiciones para ser productiva, ya
que su composición así lo demuestra, por lo que, es el hombre,
que no sabe regar adecuadamente esa tierra potencialmente
fructífera el que no aprovecha lo que la naturaleza le ofrece.
Los campos de Lima, más cubiertos de nieblas y garúas,
no cederían en fecundidad, si por falta de consumo no
estuvieran abandonados a servir en su mayor parte de
pastos, en que los riegos sin orden causan demasiada
humedad y el arte nada trabaja para que se desabroche
y mantenga la eterna fecundidad del terreno. Este tiene
migajón, gluten, fondo y todas las calidades del más
sobresaliente: así cuando el hombre sabe aprovecharlas,
corresponde más allá de sus esperanzas. Hemos dicho
que nuestra vegetación sufrió un golpe adverso en el
Hipólito Unanue
terremoto de 1687. Esas fuertes conmociones de la tierra
parece debilitan su virtud nutritiva… (5).
Esa necesidad de vincular los fenómenos naturales con la
producción de la tierra, era parte de las inquietudes intelectuales
de los ilustrados. Munk sostiene que el interés contemporáneo
se concentró en los volcanes, en la fauna y la flora, asimismo
que creció el interés por la cuantificación y la medición científica
del tiempo y los fenómenos naturales (7).
Los vectores de enfermedades constituyen otro aspecto en el
cual Unanue muestra preocupación. En efecto, señala que la
presencia de insectos es normal a los países con características
como las que presenta la costa peruana, es decir, húmedo y
caliente, pero que la acción del hombre a través de la higiene y
el aseo son un control a esa presencia.
Es constante que los países húmedos y calientes, cual es
el de Lima, estén infestados de enjambres de pequeños
insectos, como moscas, mosquitos, zancudos, pulgas,
etc. Y así no ha faltado entre los viajeros quien escriba
que por esta causa no se podía habitar en Lima; lo cual
es falso, porque la población y el aseo ahuyentan estas
sabandijas. El invierno en Lima, con ser tan suave,
aniquila las moscas y los zancudos; mosquitos no hay en
las casas en ninguna estación del año. Las moscas y los
zancudos se multiplican en estío; los zancudos son muy
incómodos en especial por las noches, porque no dejan
dormir con el zumbido de sus alas; pero cuidando de que
no haya en las casas aguas, que por su detención estén
próximas a corromperse, se las liberta de este insectillo
que nace de los gusanillos que crían semejantes aguas;
las moscas tampoco molestan por su número en las casas
en que se cuida de la limpieza. El piojo se puede reputar
estéril en la costa y fecundísimo en la sierra; las pulgas y
los chinches persiguen al hombre en todas partes, y de
estas incomodantes tribus no está más poblada Lima que
las ciudades de Europa, pues sólo en París hay setenta y
siete especies de chinches (5).
Ello significa que Lima no es peor que cualquier otra ciudad
europea donde las condiciones son propicias para la presencia
de los insectos. Lo que advierte es que es el hombre quien
puede controlar ello a través de determinadas acciones, como
evitar las aguas estancadas o almacenadas.
El exceso de consumo y por lo tanto la falta de control frente
a ello hace que los limeños tiendan al desorden en sus
costumbres y hábitos alimenticios. Eso hace que cultiven el
ocio y no el trabajo, la disciplina y la austeridad. Nótese que
ahí, los valores que subyacen son completamente modernos y
contrapuestos a la opulencia, el privilegio y la abundancia como
aspiración de las elites.
Pocas ciudades tiene la tierra más abastecida que Lima
en todo género de alimentos, y esta abundancia introduce
el desorden (5).
Del análisis de la obra se observa algunos aspectos que
queremos destacar:
Unanue es un gran crítico de las costumbres de los limeños.
Sostiene que las condiciones naturales hacen de la ciudad
un lugar ideal para vivir de manera sana y sin necesidades,
pero que la ignorancia y malas costumbres de sus habitantes
destruyen los beneficios de la naturaleza y transforman la
ciudad en un lugar peligroso para vivir.
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Rev Peru Med Exp Salud Publica. 2008; 25(4): 431-38.
El científico ariqueño desarrolla dos discursos, uno para los
europeos que consideran la inferioridad de los habitantes del
Nuevo Mundo y por lo tanto su obra está destinada a argumentar
contra esa consideración; otro dirigido a los habitantes de Lima,
donde alerta la necesidad de cambiar las costumbres para
mejorar su población y sus condiciones, ya que considera que
la educación es el arma fundamental para que los hombres
puedan transformarse y transformar su entorno.
La modernidad del padre de la medicina peruana está atada a
la acción, a lo que haga la población, no a condiciones externas,
es decir, a que abandonen prácticas y costumbres nocivas a la
salud y que abracen nuevas actitudes claramente demostradas
por los descubrimientos científicos más modernos.
Ello explica, su vocación por la educación y por utilizar la prensa escrita como los medios centrales para hacer realidad sus
propuestas de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de estas tierras.
CONCLUSIONES
Unanue, como científico ilustrado era partidario de la compenetración entre los resultados científicos y lo cotidiano. Su aspiración, al igual de la de los intelectuales de su época, era
contribuir a liberar a la humanidad de la ignorancia, el hambre
y la enfermedad.
Como parte de los intelectuales modernos, utilizó los medios
disponibles de su época, la función pública, asociaciones y
la prensa, para difundir la nueva información contribuyendo a
formar al poblador urbano.
Si consideramos su actividad más característica y la función
social que cumplió en su sociedad, Unanue fue un científico
criollo, virreinal y metropolitano. Es decir, concentró lo que en
otros casos estaba distribuido entre varias personas. Asimismo,
podemos señalar que en él se culminan las tres etapas del
patriota letrado, en el sentido de reivindicar al hombre del Nuevo
mundo respecto al Europeo, en participar en las negociaciones
durante las conferencias entre los representantes de España y
el Libertador San Martín, y finalmente participar en los inicios
de la construcción de la república.
En “Observaciones al clima de Lima…” se transfiere a la sociedad los descubrimientos científicos con el efecto práctico de su
aplicación a través de lograr que la población tome conciencia
de su papel protagónico en mejorar sus condiciones externas
cuidando los elementos de la naturaleza.
Por lo tanto, Hipólito Unanue es uno de los últimos intelectuales
tradicionales y uno de los primeros modernos, además de
ser el Padre de la medicina peruana y el pionero en la salud
ambiental en el Perú.
AGRADECIMIENTOS
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Al doctor Hugo Rengifo por sus valiosos comentarios.
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Peru. 1984; 11(2): 68-73.
Correspondencia: Dra. Carlota Casalino Sen.
Correo electrónico: [email protected]
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