CÓMO DE UN PAR DE GUANTES SE HACE UNA BOLSA

Anuncio
Tesoro de la Juventud
CÓMO DE UN PAR DE GUANTES SE
HACE UNA BOLSA-MONEDERO
2003 - Reservados todos los derechos
Permitido el uso sin fines comerciales
Tesoro de la juventud
CÓMO DE UN PAR DE GUANTES SE
HACE UNA BOLSA-MONEDERO
Del libro de los juegos y pasatiempos
ES la cosa más fácil hacer de un par de guantes de cabritilla una bolsa de de piel. Los
guantes han de ser de medida larga, es decir, de los que llegan hasta el codo o pasan de él,
poruqe es precisamente la parte correspondiente al brazo la que hemos de usar; por esta
misma razón, no hay ninguún inconveniente en que estén gastados los dedos. Pediremos,
pues, a alguna de nuestras amigas que nos dé un par de guantes que se hallen en tales
condiciones, y si tiene varios, escogeremos los más obscuros. Los de color gris, azul
marino, o negro son los más convenientes, porque no se ensucian con tanta facilidad, lo
cual es muy digno de tenerse presente por el uso que hemos de darles. Claro está que
serían también buenos si fuesen blancos, y en este caso podríamos hacer una bolsita
destinada a diferente uso, suficiente para contener el pañuelo y algunos diminutos objetos
para el teatro o alguna reunión. Advertiremos que el guante contiene una costura lateral.
Utilizando unas tijeras bien afiladas cortaremos esta costura, siguiendo la dirección que
indica la línea A B de la figura primera; a continuación cortaremos los guantes junte al
puño, según indica la línea B C. Las partes descosidas y cortadas de ambos guantes nos
dan las piezas que han de servir para formar los lados de la bolsa. Colóquense luego una
contra otra, y cortándolas en línea recta, nos quedarán dos piezas de 47 milímetros
cuadrados cada una. Si son más largos, claro está que estas piezas serán mayores.
Dispuesto ya este par de piezas, trataremos de ponerle un forro conveniente. Para el forro
servirá admirablemente un pedazo de satén o seda, o bien una cinta del ancho de las
piezas.
El color de este forro ha de formar contraste con el de la piel del guante, pero puede ser
también de un color análogo y que no desentone. Por ejemplo, con la piel morena,
sentará bien un forro verde o gris; con la de color azul marino, un forro violeta o amarillo;
con la negra, un forro blanco o escarlata. Para la piel blanca será mejor escoger un forro
de color delicado, como azul o rosa pálido o blanco. Pero esto es cuestión de gustos; en
fin de cuentas podremos elegir el color que más nos agrade. Si hay en casa cajón de
retazos, fácil nos será hallar algo que nos acomode.
Luego necesitamos como un metro de cordón de seda del color del forro, que servirá de
asidero. Después de haber cortado el forro algo más largo que la piel, se embastarán los
dos forros, puestos cara a cara, cosiendo tres lados, y dejando abierto el cuarto. Luego se
toma la piel, se colocan las piezas envés contra revés, y se ribetean sus tres lados
(correspondientes a los que antes se ha cosido del forro) empleando el punto cruzado que
ha de quedar al descubierto. Si observamos la figura tres, nos haremos cargo de cómo se
hace este punto de adorno. Puestas las pieles al envés se han cosido sus tres lados
colocando en ellos una gruesa trencilla de algodón o de seda. Las puntadas han de ser lo
más iguales posible y dadas con primor. Cosidos estos tres lados, se introduce el forro en
la bolsa de piel, tal como se ha dejado preparado anteriormente, y se hace un dobladillo
en la parte superior así del forra, como de la piel, a fin de que se ajusten bien los bordes
que han de formar la abertura de la bolsa; luego se cosen con un sobrepunto, de la misma
manera que se cosieron antes los lados, y como muestra la figura 4. Hácese luego una
jareta, por la que pueda correr el cordón, por medio de una hilera doble de puntos de
adorno en la parte superior, dejando como unos treinta y cinco milímetros para el escote.
La jareta convendría que tuviese unos diez milímetros de ancho; además, ha de estar
cosida pulidamente, así en el extremo superior, como en el inferior. Sólo resta ahora
hacer un par de ojales a cada lado, pasar la cuerda con el pasador de jareta, y queda
terminada la bolsa. Si el ojo de esta aguja no es suficientemente grande para dar paso al
cordón, se coserá a éste una hebra de hilo que pueda entrar por dicho ojo, y así será fácil
pasar, tras de la hebra, el cordón. La bolsa se abrirá y cerrará con más facilidad si se pasa
el cordón dos veces en lugar de una. Dispuesta en esta forma, bastará apretar suavemente
la boca para que la bolsa se cierre automáticamente.
Claro está que no necesitamos dar a la bolsa una forma cuadrada; con perder un poco de
piel, podemos tener una bolsa oblonga, tan útil como la anterior. Con un pedazo de piel
negra, por ejemplo, forrada con terciopelo, puede Hacerse un estuche para unos gemelos
de teatro. Este tamaño admite mejor para su cierre un ala de cartera; en este caso se
añadirá un botón de guante cosido a la bolsa y una presilla hecha con hilo de seda.
A todo pescador de caña le es útil una cartera de piel hecha en la forma de un sobre; y si
está forrada con un pedazo de seda fina, se convertirá en excelente estuche para el cebo y
el alambre fino.
________________________________________
W. M. JACKSON, Inc., Editores
Súmese como voluntario o donante , para promover el crecimiento y la difusión de la
Biblioteca Virtual Universal.
Si se advierte algún tipo de error, o desea realizar alguna sugerencia le solicitamos visite el
siguiente enlace.
Descargar