Derecho y Cambio Social SE PUEDE JUSTIFICAR DESDE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO LA IMPOSICIÓN DE PENAS ALTERNATIVAS A LA PRISIÓN Wilfredo Ríos Sánchez(*) Fecha de publicación: 31/03/2012 INTRODUCCION Con el presente ensayo se pretende establecer una justificación desde el punto de vista de la filosofía del derecho acerca de un tema de moda en nuestro derecho penal como es el dado por el contraste de mayor dureza a las conductas penales que es una vertiente de mano dura y que se explica a través del populismo punitivo y los enfoques preventivos y reparatorios que en las penas alternativas dan una salida al problema penal. Este “populismo punitivo” como señala Gabriel Ignacio Anitua (artículo de la Universidad de Palermo, 07 de julio de 2010), se identifica con el endurecimiento de las penas – la regla de los “tres golpes y estás afuera” para los multirreincidentes – e incluso con una impensable pocos años atrás regresión en la marcha hacia la abolición de la pena de muerte en el mundo occidental. Se ha discutido a través de la historia sobre la naturaleza de la pena o porque o para que se impone, pero lo que pretendemos a razón de la filosofía del derecho es determinar su legitimidad y si a través de ella se pueda justificar la imposición de penas alternativas a la clásica prisión, para ello analizaremos si desde la concepción utilitarista, se puede justificar las penas alternativas, teniendo en cuenta que para el utilitarismo, el fin último en base al cual se justificara una sanción penal es si la imposición de este mal – que disminuye la felicidad de la colectividad, al disminuir la de uno (*) Abogado. Doctorando en Derecho en la UPN – Trujillo. [email protected] www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 1 de sus miembros es la mejor de las alternativas posibles para aumentar la felicidad colectiva (BETHAM 1789. 158). Asimismo es necesario precisar que el fundamento de la pena ha sido un interrogante planteado a través de los años, al igual que preguntas que indagan por el cómo y el por qué se legitima su uso. A lo largo de la historia han surgido diferentes concepciones tendientes a legitimar la acción punitiva estatal; entre ellas encontramos la expiación, la retribución, la prevención (tanto general como especial), las teorías de la unión y la unificadora dialéctica, entre otras. Ni las teorías de la expiación, la retribución y la prevención lograron en forma separada dar cuenta del por qué el estado se reservaba para sí la capacidad de castigar ciertas conductas y personas. Ante esta problemática, surge una teoría ecléctica - la de la unión- y otra que recoge los postulados de las concepciones tradicionales en diferentes estadios en que el Derecho Penal se nos da a conocer. La teoría unificadora dialéctica se debe a Claus Roxin, jurista contemporáneo, pero esto no significa que de una u otra forma en el pasado no se haya hecho mención (por lo menos someramente) a dicha teoría. Así tenemos a Beccaria que nos legitima la pena por medio de la prevención general, de la retribución y de la prevención especial, cada una centrada en una instancia diferente, similar a como lo planteó Roxin. El verificar esta tesis no significa restarle mérito al trabajo de Roxin, quien concilió posturas que parecían contradictorias, identificó la supremacía de cada teoría en un momento determinado de la pena y propuso límites concretos y fuertes al ius puniendi.1 CONCEPTO DE PENA Etimológicamente la palabra pena proviene del latín POENA, que significa castigo, tormento físico, padecimiento, sufrimiento; la pena es la sanción jurídica aplicable a quien viola la norma jurídica prohibitiva. “Es un mal que debe imponerse al culpable o responsable de la comisión de un delito. Es una figura previamente creada por el legislador en forma escrita y estricta, al amparo del principio de legalidad.2 Según Hegel la pena es una reacción una respuesta a algo ya sucedido, la pena representa el mero esquema lógico del restablecimiento del derecho violado por el delito 3. 1 LA TEORÍA UNIFICADORA DIALÉCTICA DE ROXIN A LA LUZ DE BECCARIA por Andrés Botero Bernal Publicado en la RTFD el 11 de octubre de 2001 Revista Telemática de Filosofía del Derecho, nº 5, 2001/2002, pp. 201-212.. 2 BRAMONT-ARIAS TORRES, Luis Miguel: Manual de Derecho Penal. Parte General. Edit. Santa Rosa. Perú. 2000, p.70; y VILLA STEIN, Javier: Derecho Penal. Parte General. Edit San Marcos. Lima p. 101. 3 Citado por MOCCIA, Sergio, en: El Derecho Penal entre Ser y Valor. Edit. B de F. Euros Editores. SRL. www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 2 El Derecho Penal tiene un fin tutelar, es decir, la protección del bien jurídico a través de la represión de las conductas tipificadas como delitos. De acuerdo al principio de oportunidad hay una sanción específica para cada delito. Debemos indicar que las penas han evolucionado a los largo de la historia, desde la venganza privada hasta el control público, esto marca el control por parte del estado la reacción contra quien infringe las reglas de la convivencia, como una especie de encauzamiento de la venganza social en sustitución de la venganza privada. A su vez los castigos han tenido una evolución en humanización, pasando de penas corporales y tratos degradantes a una concepción del castigo que no pretende el sufrimiento en sí, sino la “recuperación del infractor”. En el siglo XVIII aparece una nueva forma de penalidad, la reclusión, inexistente como pena hasta ese momento (Faucoult, 1992). La pena de prisión nació con un fin retribucionista, de esta manera el castigo aparece como encauzamiento de la venganza social y pasa a tener un fin preventivo. Es así que después de un período de apogeo (siglo XVIII y XIX) la idea de que esta pena era la panacea del sistema punitivo fue perdiendo fuerza. A fines del siglo XIX empiezan las críticas: abusiva utilización de las mismas, fracaso del fin resocializador, y aún de efecto paradojal incentivando el delito, violación de Derechos Humanos, etc. En esta crisis de la pena de cárcel nacen diferentes alternativas como: A. Cárceles alternativas: centros de inserción social, unidades de jóvenes, de madres, etc. B. Alternativas a la cárcel: sanciones no privativas de libertad, trabajo comunitario, libertad asistida. C. Desjudicialización tendiente a resolver el conflicto por otras vías, fundamentalmente la mediación víctima-ofensor. Este proceso tiene elementos que favorecen a las diferentes partes, en especial a la víctima, ya que de una manera más real se puede lograr una forma de reparación de los daños, también la reducción de costos de la administración de la justicia (mejora de calidad). La teoría de la pena ha tenido como objetivo en cuanto al delito el de la prevención. Esto se plantea desde un doble propósito, el de la prevención general y de la prevención especial. La prevención general tiene que ver con la presunción que el castigo de los culpables de los delitos, mediante una pena, producirá una intimidación colectiva en el resto de la ciudadanía y propiciará que otros miembros de esta no delincan. Por su parte la prevención especial se refiere a la creencia que la imposición de una sanción a los delincuentes determinará la eliminación o reducción futura de www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 3 sus actos delictivos. La suposición es que la razón, (y por lo tanto la conciencia de las consecuencias) es lo que define que los sujetos delincan o no. (Redondo, 1998) El derivado práctico es el retribucionismo penal, es decir la imposición de una pena “justa y equitativa de manera que se restablezca el orden social que con el delito se ha interrumpido”. Por ejemplo, en cuanto a la pena clásica del encarcelamiento, el supuesto es que los sujetos racionales, conocedores de la pena, se abstendrán de sus impulsos transgresores a fin de evitarla. JUSTIFICACION DESDE LA TEORIAS FILOSOFICAS Y LA JUSTICIA UTILITARISMO Hay que entender al utilitarismo bajo las premisas o conceptos de felicidad y placer, J. Bentham, considera que las dos motivaciones básicas que dirigen o determinan la conducta humana, son el placer y el dolor. Pero en una sociedad o comunidad donde existen intereses y acciones diversas y los mismos no pueden armonizar; la acción del gobierno es buscar la armonía y reducir la posibilidad del conflicto. Es así que J. Bentham enfatizo que los castigos que constituyen el derecho penal han de tener como función disuadir a la gente de actuar lastimando o afectando negativamente a otros, es decir, han de castigarse los actos que provoquen la disminución de la felicidad en el cuerpo social4 Un elemento que debemos destacar en primera instancia es el carácter teleológico del utilitarismo. En este sentido se define lo bueno independientemente de lo correcto y se define lo correcto como lo que maximiza lo bueno. Se define lo bueno como la felicidad, independientemente de cualquier explicación de lo que es moralmente correcto y define lo correcto como lo que maximiza lo bueno. Cabe destacar que uno de los elementos propio del utilitarismo es el consecuencialismo, esto es, el acto de justicia tiene validez de acuerdo a sus consecuencias, una acción es correcta en la medida que sus resultados sean buenos, a diferencia de las otras teorías que tienen alguna idea de tratamiento equitativo. En esta teoría como señalamos se persigue lo bueno, y algo es bueno si mejora la vida de alguien, el mejor acto moral es aquel que logre el máximo desarrollo del bienestar. Lo importante no es el pasado, sino las consecuencias futuras de cada acto. “Utilidad” es definida 4 JULIO CESAR DE LEON BARBERO “UTILITARISMO Y LIBERALISMO AMISTAS, UNION Y ULTERIRO DIVORCIO, en la pagina http://www.eleutheria.ufm.edu/Articulos/040705 Utilitarismo y Liberalismo paginas 14. www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 4 como placer, satisfacción, felicidad, o como la realización de las preferencias, en tanto surgen de las elecciones individuales. La alianza entre consecuencialismo y welfarism es que el mejor sistema de justicia criminal, es el que da máxima felicidad. El mejor es identificado en que promueve el bien general. Creemos que este principio, determina buena parte de la argumentación que desde esta teoría se puede dar de las sanciones penales. El legislador utilitarista no consideraría ninguna sanción per se en un nivel superior a otra. Ni la más severa como la pena de muerte, donde se vulnera el bien más importante que es la vida o la que implica menor restricción de derechos, como una sanción no privativa de libertad. Tampoco existe a priori una correlación entre un determinado delito y una sanción. El propósito es que las sanciones deben ser jerarquizadas en relación a los efectos que se desean alcanzar, que son aquellos que dan mayor bienestar para la mayoría. Desde diferentes visiones de la doctrina penal, podríamos básicamente definir que los objetivos serían la prevención general e individual o la disminución del daño o inserción social del infractor. Para ello no habría una correlación entre delito y sanción, más allá del que la investigación empírica demostrara como más efectivo. Así de la pena de muerte se podría argumentar su “efectividad” lo cual está demostrado que no es así, ya que los delitos no han disminuido puesto que los autores ante el conocimiento de la pena no refrenan una conducta punible. Pero también y buena parte de la argumentación que existe en contra de esta pena está basada en el cálculo utilitarista, (sin entrar en una fundamentación moral), fundamentalmente que no logra los fines que supuestamente intenta alcanzar, es decir disminución de delitos o de ciertos delitos. El utilitarismo, intenta promover el bienestar en forma general e imparcial, para la mayor parte de la sociedad, aún si ello implica el “sacrificio” de otros. Las acciones moralmente correctas desarrollarán al máximo la utilidad. El utilitarismo no proporciona un criterio único y simple o un método científico para determinar qué es lo correcto y qué lo incorrecto. El razonamiento utilitarista no concede importancia a los derechos adquiridos en el pasado, ya que sólo presta atención a las consecuencias futuras. El valor moral de un acto reside tan sólo en sus propiedades causales para provocar estados de cosas deseables. En relación a las penas alternativas a la de privación de la libertad, para verificar sus consecuencias se podría evaluar sus costos en relación a la cárcel, el grado de inserción que las personas han tenido posteriormente www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 5 después de haber atravesado una u otro dispositivo, la reincidencia o cualquier otro factor que se suponga genere bienestar. También consideramos que son en esta lógica buena parte de las críticas que se han establecido acerca de las prisiones, como “escuelas delictivas”, caras, generadoras de un circuito de perversión, improductivas, etc. 5 Cabe destacar en este punto que lo que se persigue a través de las penas alternativas a la prisión es el valorar en la problemática penal el papel que juega la víctima ya que en un contexto típico de represión penal el estado monopoliza su participación y se olvida del papel de la victima por ello creemos que a través del acercamiento mediación – víctima y victimario como mecanismo de reparación del daño se estaría logrando o propendiendo un clima de bienestar que busca mejorar la vida de alguien en visión de futuro no del pasado por ello apuntamos que desde esta visión el utilitarismo justifica las penas alternativa de prisión. UTILITARISMO Y TEORÍAS CRIMINOLÓGICAS Aquí es necesario señalar que la tradición utilitarista ha influenciado a la criminología, generando diferentes estrategias para controlar el delito, apostando a la participación de la comunidad, o bien a través de la intervención de profesionales técnicos, psicólogos, psiquiatras, aplicando técnicas habilitadoras. LIBERTARISMO El libertarismo es deontológico, define lo bueno independientemente de lo correcto y no define lo correcto como lo que maximiza lo bueno. El libertarismo reacciona frente al utilitarismo por considerar que sus acciones pueden peligrar y restringir el derecho y la libertad. Por lo que su propuesta es el trato libre e igualitario, no importa si con ello se sacrifica eficacia y logros. En el libertarismo, el derecho de propiedad privada es fundamental y determina tanto el rol legítimo del estado como los principios básicos de la conducta individual. Se sostiene que los individuos tienen un derecho de propiedad de sus personas y sobre todas las posesiones que llegan a tener a través de sus acciones. La propuesta para el control y prevención del delito que se desprende es la teoría jurídica clásica, con la construcción del retribucionismo. El retribucionismo es una teoría deontológica, basada en el principio, que las penas dan a los ofensores el “merecido castigo”, según Nozick reconecta al ofensor con el correcto valor que su ofensa lo ha desconectado. 5 Rosaura Chinchilla Calderón y Éricka Linares Orozco PENAS ALTERNATIVAS A LA PRISIÓN, ¿Menos cárcel o más control social? (análisis del proyecto de Código Penal) UCR. www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 6 El supuesto es que ciertos actos merecen ser castigados apropiadamente, se establece una métrica que debe ser bien definida en base a la gravedad de los delitos, estableciéndose según las circunstancias un máximo y mínimo por cada delito. El castigo es en proporción a su “merecimiento”, en proporción a lo dañoso de sus actos, con grados muy limitados de discrecionalidad. EL LIBERTARISMO Y LAS SANCIONES PENALES Con respecto a las penas no privativas de libertad o alternativas a la prisión, no hay una búsqueda o un interés en alcanzar las penas óptimas, en el sentido de rehabilitación o con algún otro contenido, sino la “pena justa”. Establecido el ranking de acuerdo al daño y el grado de culpabilidad de los ofensores se dictan los actos de justicia. Por lo que no interesa si existe o no evidencia que una pena de cárcel tenga mayor utilidad que una pena fuera de ella, como la reparación del daño entre víctima y victimario. A diferencia de la alianza trazada entre utilitarismo y la criminología, el retribucionismo reacciona contra estos supuestos, criticando a los utilitaristas y prevencionistas de negar el derecho y dignidad de los que cometen un delito no considerándolos capaces de asumir su conducta para romper la ley. Se afirma que desde prácticas basadas en las teorías sociales e individuales, manipulan a los ofensores, no los responsabilizan de sus acciones y los tratan como enfermos, (intentando la “rehabilitación”), no entendiendo el acto delictivo ni su lógica, en la medida que es realizado por un sujeto racional. La prevención del delito a través de políticas sociales es fuertemente resistida. Por un lado por la propia financiación de las mismas. Por otro lado se desconfía de propuestas Nozick entiende que los intentos de forzar a alguien a contribuir con cualquier parte de sus posesiones legítimas para el bienestar de otros es una violación de los derechos de propiedad de la persona, ya sea que la contribución sea exigida por particulares o por el estado, es una teoría antirredistributiva, sólo se debiera con base en la intervención de la comunidad informal resolviendo problemas criminales, fuera del sistema de justicia. Los mecanismos de desjudicialización, tales como la mediación víctima-ofensor, el trabajo comunitario no tienen lugar en este proyecto. Intervenir en post de una rectificación de violaciones pasadas en la adquisición y transferencia, lo que es absolutamente impreciso e incuantificable. En relación a las penas, como hemos visto por la desconfianza en los actores que intervienen en las alternativas a las de prisión y en general con la criminología positivista, se desprende que se considera como más apta a la tradicional de privación de libertad en centros específicos. Estableciéndose una correlación entre el tiempo de detención y el delito. www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 7 TEORÍA DE JUSTICIA DE JOHN RAWLS La teoría de justicia de Rawls también es una teoría deontológica, basada en ciertos principios, el primero es el de mayor igual libertad, el segundo igualdad de oportunidad y acceso a recursos y el tercero el principio de diferencia. Rawls construye la elección de los principios de justicia como un contrato social ideal. Esta idea supone que los principios de justicia son el objeto de una elección racional colectiva, los principios acordados pueden ser aplicados coactivamente, surgen de un acuerdo voluntario que integre a todos los miembros de la sociedad, incluyendo a los que se encuentran en peor situación. Se establece una métrica entre los bienes sociales, donde unos son más importantes que otros y por lo tanto no pueden ser sacrificados a favor de una mejora de esos otros bienes. La igualdad de libertades tiene prioridad sobre la igualdad de oportunidades, que a su vez tiene prioridad sobre la igualdad de recursos. LA TEORÍA DE JUSTICIA DE RAWLS Y LAS SANCIONES PENALES Estos conceptos han sido fundamento en el debate criminológico para restringir determinadas penas, fundamentalmente la de prisión. En la medida que un delito que no atente el bien superior, el de la libertad, no debiera ser castigado, (aún con la finalidad de la prevención), con la pérdida de libertad, pues atentando contra la propiedad, no sacrifica el bien supremo de nadie. Esta argumentación potencia el principio de proporcionalidad, entre la pena y el hecho delictivo, reforzando la salvaguarda de ciertos principios para todos, aún de los que “menos se lo merecen”. Fundamentos de sanciones no privativas de libertad para ciertos delitos y aún de las alternativas a la prisión han tenido su sustento en teorías de principios. La libertad como derecho fundamental y para educar a ciudadanos que puedan establecer compromisos con otros. Desde aquí se establece una crítica al utilitarismo por su falta de respeto por los individuos, en el sentido que arbitrariamente, con la meta del beneficio general se pueden “sacrificar” bienes individuales. En el utilitarismo clásico, una persona no es considerada como valiosa y digna de protección por derecho propio. En lugar de ello, es sólo una gota en el océano de la utilidad social general. Se proponen criterios éticos reconocibles que definan los valores que es correcto dar a la pluralidad de principios. Las personas importan de un modo igual, por lo tanto tendría que otorgarse igual peso a los intereses de cada persona. www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 8 En relación a la prevención del delito en base a políticas sociales, esta teoría es proclive, por ocuparse de la promoción directa del bienestar igualitario, mínimo o total. Para Rawls, uno de los Derechos más importantes es el de tener una cierta porción de los recursos, a diferencia de Nozick, que son los derechos sobre uno mismo. Los programas redistributivos, en efecto, restringen en un cierto grado la autodeterminación de los que están mejor. No obstante, también otorgan control real sobre sus vidas a personas que antes carecían de esa capacidad. Desde esta perspectiva el libertarismo permite desigualdades inmerecidas en tal distribución, su preocupación por la autodeterminación no se extiende a una preocupación por asegurar una distribución equitativa de las condiciones necesarias para tal autodeterminación. TEORÍA DE CONSECUENCIALISMO REPUBLICANO Braithwaite y Petit (Braithwaite y Petit, 1999), proponen una teoría de justicia criminal de “consecuencialismo republicano”, esgrimiendo argumentos consecuencialistas y de principios éticos. Consecuencialista, pues debe ser evaluada por las consecuencias del sistema de justicia criminal que promueve y no por las demandas que satisface. En cuanto a los principios están basados en el respeto de ciertos derechos republicanos. El objetivo es el de maximizar el dominio, esto es libertad en el mundo social, construida en el disfrute de ciertos derechos y capacidades. Se vincula a la concepción republicana de ciudadano, en el sentido de promover el dominio en distintas esferas, no solo en las víctimas de crimen, sino entre todos los ciudadanos, testigos, defensores, ofensores. (Braithwaite y Petit, 1999). Para promover el dominio, se debe minimizar el daño asociado con el crimen, con el delito el ofensor traspasa en la victima su persona, competencia o propiedad, haciendo esto invade el dominio de la persona, destruyendo o restringiendo su libertad. Pero también debe ser protegido contra la invasión del sistema de justicia criminal que tiende a constreñir la libertad civil del ciudadano. La propuesta es priorizar la minimización de la invasión del dominio sobre la de minimizar el daño, pues un sistema represivo autoritario, puede minimizar el daño y dejar un sentimiento de vulnerabilidad similar al que se siente en el delito, invadiendo el dominio en los ciudadanos. Se sostiene que la criminalización no es la única manera de limitar conductas, sí es la más tosca e invasiva de los medios disponibles por el Estado. La promoción del dominio requiere por parte del Estado la defensa de los derechos suscribiendo al principio de parsimonia (autorregulación) en la formulación de lo punitivo y en las intervenciones en general del sistema www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 9 criminal. Siguiendo este principio y enmarcado en el consecuencialismo, se evalúan los costos en relación al daño que se establece al dominio de alguien en cada acto criminalizado, investigación, arresto, etc, y los beneficios que se puedan tener y que justifiquen la intervención. Se establecen varias críticas a prácticas sustentadas desde otras teorías de justicia. Se considera que la criminología influenciada por el utilitarismo y sus herederos (incrementalismo y prevencionismo) ha incrementado su inversión en aislamiento y rehabilitación, y no ha habido o ha sido pequeña la diferencia en la ratio de crimen. Por otro lado el retribucionismo con su tesis “que se hace lo justo porque se da lo que se ha merecido”, tampoco ha resuelto las complejidades propias del delito. En primer lugar se sostiene que no hay una correlación entre crimen y castigo (puede incluso aumentar con penas más severas), aún con respecto a la pena de muerte, en los países en que se aplica no hay reducción de delitos Siguiendo este análisis la noción de “justo merecimiento” es muy débil, siendo los más desafortunados castigados más severamente que los más aventajados (o exclusivamente). En este aspecto es de relevancia el pensamiento de Rawls, en cuanto a igualdad de oportunidades y el principio de diferencia, el trato diferenciado debe beneficiar a los más desfavorecidos. En este caso creemos que debe ser a la víctima del delito El principio de parsimonia, que tiende a evitar el castigo en los delitos de bagatela es el elemento que viabiliza este tratamiento, maximizando la igualdad. El castigo en los retribucionistas establece una nueva inequidad, entre los actores de una clase y otra de delito, el físico es más castigado que el que roba por medios electrónicos. De no existir una política pública para resolver estas cuestiones, se legitima la selectividad del sistema, que tiende a castigar a los sectores con menor poder social. SISTEMA DE SANCIONES. La propuesta en cuanto a las sanciones se basan en un argumento ético, por qué responder al delito en forma drástica y violenta si es posible y conveniente de otras. El elemento sustantivo de esta política es: a) la orientación a la reintegración a la comunidad, b) restaurar el dominio de aquellos ciudadanos, que lo han tenido invadido por el crimen o castigo. Se da un lugar protagónico a la víctima, que debe ser reparada por el daño que ha padecido, y de esta manera es reintegrada. La reintegración de los ofensores es fundamental como teoría republicana. Si no se hacen esfuerzos tendrán un status de segunda, además de no hacer esos esfuerzos reintegrativos, mantienen la proclividad para la reincidencia. www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 10 Braithwaite y Petit afirman que los delitos se ejecutan o se desiste de realizarlos no por la relación costo-beneficio de ser identificados y sometidos a un juicio, sino por la conciencia del acto y vergüenza ante los otros. El crimen va a ser menor en sociedades en las cuales la vergüenza de los ofensores no va a ser estigmatizante y la denuncia no es motivo de perder los lazos con la comunidad, sino que promueven la secuencia de vergüenza, perdón y arrepentimiento, donde predomina el control social moral, más que el control social punitivo, a ello pretendemos llegar pues creemos que al establecer una relación entre víctima y victimario a través de mecanismos de mediación se lograría en parte restablecer el daño cometido por el delito.. CONCLUSIONES En este trabajo hemos querido introducir diferentes aspectos relacionados con la conducta delictiva y las diferentes teorías que han intentado explicar este fenómeno. A partir de ello hemos establecido una correlación entre estas perspectivas y teorías filosóficas contemporáneas, que han contribuido en forma más o menos directa a ser el sustento ideológico de las mismas. Se ha podido establecer que la pena de prisión nació con un fin retribucionista, de esta manera el castigo aparece como encauzamiento de la venganza social y pasa a tener un fin preventivo. Se ha podido establecer que a través del consecuencialismo que es un elemento propio del utilitarismo, se persigue lo bueno y algo es bueno si mejora la vida de alguien. El mejor acto moral es aquel que logre el máximo desarrollo del bienestar. Lo importante no es el pasado, sino las consecuencias futuras de cada acto. A través de ello es que podemos hallar una justificación desde la filosofía del derecho -utilitarismo- a la imposición de alternativas a la prisión. Asimismo a través de las teorías de principio libertad como derecho fundamental y para educar a ciudadanos que puedan establecer compromisos con otros se puede establecer una justificación a las penas alternativas a la prisión. Por último, mencionar que no hemos pretendido realizar un análisis sistemático, pero sí establecer vínculos con dos aspectos centrales, las políticas sociales, en cuanto a prevención y a las sanciones penales que se pueden desprender de ellas. Bibliografía. Beccaria C. De los delitos y de las penas. Barcelona: Bruguera. 1983 www.derechoycambiosocial.com │ ISSN: 2224-4131 │ Depósito legal: 2005-5822 11 Bentham, Jeremy (1789) An Introduction to principies of morals and legislation, ed de J.H.BURNS y L.H. Hart. Oxford. Clarendor Press, 1988. Buchanan, Allen: Justicia: Una Reseña Filosófica, en Justice and health care, ed Pallas, Londres Inglaterra. Botero Andres Bernal LA TEORÍA UNIFICADORA DIALÉCTICA DE ROXIN A LA LUZ DE BECCARIA por Publicado en la RTFD el 11 de octubre de 2001 Revista Telemática de Filosofía del Derecho, nº 5, 2001/2002, pp. 201-212.. Braithwaite, John. Crime shame and reintegration-. Cambridge University Press. 1999. 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