Los acreedores internos de la empresa no están legitimados para

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220-43306
Asunto: Los acreedores internos de la empresa no están legitimados para solicitar la promoción de un
acuerdo de reestructuración.
En atención a su escrito radicado el día 23 de mayo del presente año con el No. 446.075-0, en el cual consulta la
opinión de este Despacho acerca de la legitimación que a su juicio les asiste a los acreedores internos para solicitar
la promoción de un acuerdo de reestructuración, en los términos de la Ley 550 de 1999, nos permitimos
manifestarle que no compartimos su conclusión, de acuerdo con las consideraciones y precisiones de orden legal
que exponemos a continuación:
1.
Sujetos legitimados para solicitar la promoción de un acuerdo de reestructuración.
Dispone el artículo 6° de la Ley 550 de 1999 que los acuerdos de reestructuración podrán ser promovidos:
a.
b.
c.
Por solicitud escrita de los representantes legales del empresario;
Por solicitud escrita de uno o varios acreedores, y
De oficio por las Superintendencias de Valores, de Servicios Públicos Domiciliarios, de Transporte, Nacional
de Salud, del Subsidio Familiar, de Vigilancia y Seguridad Privada, de Economía Solidaria y de Sociedades,
tratándose de empresarios o empresas sujetos, respectivamente, a su vigilancia o control, de conformidad
con las causales previstas en las normas vigentes.
Ahora bien, como quiera que los presupuestos objetivos de procedibilidad del acuerdo de reestructuración suponen
el incumplimiento del pago por más de 90 días de dos o más obligaciones mercantiles contraídas en desarrollo de la
empresa, o la existencia de por lo menos 2 demandas ejecutivas para el pago de obligaciones mercantiles, éstas
deberán entenderse como todas aquellas que tengan origen diverso al aporte que en el capital social del ente
tengan los accionistas, socios, asociados o cooperados, o el titular de las cuotas de la empresa unipersonal o, en
general de lo aportado al desarrollo de la empresa; en otros términos, el pasivo reestructurable del empresario es el
externo que tenga origen en derechos crediticios.
Si bien, para los efectos de la legitimación activa a que nos referimos, pudiera parecer indiferente el origen de la
acreencia de que se es titular, en el contexto de la ley de intervención económica no lo es, de una parte porque, se
reitera, el pasivo susceptible de reestructuración corresponde a derechos de crédito y no al aporte o participación en
el capital social del ente admitido o convocado a su promoción y, de otra, porque el "reconocimiento legal de la
noción de acreedores internos" a que usted alude, lo es, única y exclusivamente, para atribuirle a éstos la condición
de "partes " en los acuerdos de reestructuración así como para fijar los derechos de voto de las mismas, es decir,
corresponde a la determinación de las partes legitimadas para negociar y celebrar el acuerdo y no para solicitarlo.
1.
El concepto jurídico de obligación frente al contrato de sociedad.
El Código Civil Colombiano no define expresamente el concepto de la obligación, así como tampoco lo hace el
Código de Comercio. Sin embargo, el Artículo 1495 de aquél al definir el contrato como el acto por el cual una parte
se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa, da una idea clara de lo que se denomina obligación.
Podemos entonces inferir que la obligación presenta tres elementos característicos: 1) una persona, sujeto activo
del vínculo jurídico, llamada acreedor; 2) otra persona, sujeto pasivo del vínculo jurídico, denominada deudor
(debitor), y 3) la prestación, objeto de la obligación.
De otra parte, y conforme a lo preceptuado en el artículo 98 del Código de Comercio, el contrato de sociedad
"difiere notablemente de los contratos de cambio o contraprestación, pues todos los contratantes coinciden en
intereses comunes, no antagónicos; y sus respectivas declaraciones de voluntad son de contenido análogo, siempre
en la misma dirección. Concurren tantas declaraciones autónomas cuantas partes intervienen en el contrato, dentro
de una posición cualitativamente igual, aunque en lo tocante a las obligaciones y derechos de contenido económico
puedan ser desiguales – que es precisamente lo que permite individualizarlas y analizarlas por separado-, sin que se
subordinen entre sí, como acontece en los contratos de cambio, en los que las obligaciones se subordinan
recíprocamente."
De allí que unas sean las obligaciones del asociado para con la sociedad y de ésta para con aquél, derivadas del
contrato de sociedad, y otras las originadas por relaciones jurídicas de la sociedad con terceros o con los mismos
socios pero de estricto contenido crediticio, y de las cuales se predica su reestructurabilidad en los términos de Ley
550 de 1999; luego, no resulta lógico ni ajustado a derecho inferir que los llamados acreedores internos se
encuentran legitimados para solicitar la admisión al acuerdo de reestructuración del pasivo externo del respectivo
ente, por el hecho de se así calificados.
Refuerza la anterior conclusión el hecho de que, por regla general, solamente al momento de liquidarse, el ente
social debe devolver a los socios lo aportado por éstos para ser llevado al capital.
Finalmente, si se analizan conjuntamente los artículos 6° y 19 de la Ley 550 de 1999, habrá de confirmarse que el
reconocimiento de la noción de acreedores internos se circunscribe única y exclusivamente para los efectos
previstos en el citado artículo 19. En efecto, el artículo 6° se encuentra en el CAPÍTULO I correspondiente a la
promoción de los acuerdos de reestructuración, disponiendo quiénes son los sujetos legitimados para
solicitarlo, los presupuestos objetivos de procedibilidad y los requisitos sustanciales y formales que debe reunir la
solicitud, mientras que el segundo se encuentra en el CAPÍTULO II, correspondiente a la negociación de los
acuerdos de reestructuración, y específicamente se refiere a las partes en los acuerdos de reestructuración.
No obstante lo anterior, estará legitimado para solicitar la promoción del acuerdo de reestructuración, quien siendo
acreedor externo, vale decir, quien ostente la titularidad de un derecho de crédito, sea, a su vez, acreedor interno,
pero, en todo caso, deberán cumplirse los presupuestos de procedibilidad de que trata el artículo 6° de la ley.
En los anteriores términos damos respuesta a su consulta, no sin antes advertirle que alcance del presente
pronunciamiento es el contemplado en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.
Rad:
446.075-0
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