Informe del Director General sobre el derecho - unesdoc

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Conferencia General
29ª reunión, París 1997
29 C
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29 de octubre de 1997
Original: Español/Francés/Inglés
Punto 4.14 del orden del día provisional
INFORME DEL DIRECTOR GENERAL
SOBRE EL DERECHO HUMANO A LA PAZ
PRESENTACION
Fuente: Se ha incluido este punto en el orden del día de la Conferencia General
de acuerdo con la decisión de la 152ª reunión del Consejo Ejecutivo (Decisión
152 EX/7.1).
Antecedente: La idea de proclamar el derecho humano a la paz fue formulada
en la Declaración del Director General sobre este tema, dada a conocer en enero de
1997. La idea recibió una respuesta positiva y fue analizada en la reunión
internacional de expertos celebrada en Las Palmas (España) en febrero de 1997.
Atendiendo la petición que en ella se formuló, una reunión organizada en Oslo por
el Instituto Noruego de Derechos Humanos (junio de 1997) elaboró un proyecto
de Declaración sobre el derecho humano a la paz, que el Director General envió a
los Jefes de Estado para que formulasen las observaciones que consideraran
pertinentes. Teniendo en cuenta las respuestas y los comentarios recibidos, el
Director General propuso incluir este punto en el orden del día de la Conferencia
General.
Objeto: Se espera que la Conferencia General debata el presente informe y
decida qué otras medidas conviene adoptar.
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I
1.
En enero de 1997, el Director General elaboró una Declaración sobre el derecho humano
a la paz en la cual subrayó que “la paz es premisa y requisito para el ejercicio de todos los
derechos y deberes humanos” y que el derecho a vivir en paz debería incorporarse a la lista de
los derechos humanos ya reconocidos. La Declaración fue transmitida al Secretario General de
las Naciones Unidas, a los Ministros de Relaciones Exteriores y de Educación de los Estados
Miembros, a ONG, a centros de defensa de los derechos humanos, a instituciones académicas y
educativas, etc. La Declaración suscitó gran interés y se apoyó la idea de reconocer
plenamente el derecho humano a la paz.
II
2.
Teniendo en cuenta esta alentadora reacción, la Universidad de Las Palmas, el Instituto
Tricontinental de Democracia Parlamentaria y Derechos Humanos y la UNESCO organizaron
una reunión de expertos sobre los derechos humanos para la paz con apoyo de las autoridades
de las Islas Canarias en Las Palmas (España), los días 23 al 25 de febrero de 1997.
3.
Asistieron al encuentro 30 participantes, entre los que figuraban especialistas de
renombre en el campo del derecho internacional y de los derechos humanos: el Sr. M. Bedjaoui
(Argelia) y el Sr. R. Ranjeva (Madagascar), jueces de la Corte Internacional de Justicia; el juez
A. Cançado Trinidade (Brasil), miembro de la Corte Interamericana de Justicia; el Sr. I.
Nguema (Gabón), Presidente de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos;
el Sr. A. Eide (Noruega) y el Sr. G. Guerin (Italia), directores de institutos de defensa de los
derechos humanos; el Sr. E. Roucounas (Grecia), miembro de la Comisión de Derecho
Internacional de las Naciones Unidas.
4.
La reunión reconoció los estrechos vínculos que existen entre los derechos humanos y la
paz, reconocidos y formulados en el Preámbulo y los Artículos 1 y 55 de la Carta de las
Naciones Unidas, la Constitución de la UNESCO, el Preámbulo y el Artículo 28 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, así como en
otros instrumentos relativos a los derechos humanos adoptados por las Naciones Unidas. El
tercer párrafo del Preámbulo de la Declaración sobre los Principios de derecho internacional
referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados (1970) subraya “la
importancia de mantener y fortalecer la paz internacional fundada en la libertad, la igualdad, la
justicia y el respeto de los derechos humanos fundamentales”. Recientemente, la Declaración y
Programa de Acción de Viena de 1993 reafirmó este vínculo.
5.
Los participantes subrayaron que el derecho de los Estados a la paz está perfectamente
establecido en el derecho internacional como resultado de la prohibición de la guerra por la
Carta de las Naciones Unidas (y otros instrumentos) y del uso de la fuerza y la amenaza de
utilizarla, el reconocimiento de la guerra de agresión como crimen contra la paz, la
instauración de la responsabilidad por agresión y el reconocimiento de los denominados
derechos fundamentales de los Estados.
6.
En lo que respecta al derecho de los pueblos a la paz, el Artículo 23 de la Carta Africana
de Derechos Humanos y de los Pueblos afirma que “todos los pueblos tienen derecho a la paz
y la seguridad nacionales e internacionales”. En 1984, la Asamblea General adoptó (con 34
abstenciones) la Declaración sobre el Derecho de los Pueblos a la Paz que “proclama
solemnemente que los pueblos de nuestro planeta tienen el derecho sagrado a la paz” y
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“declara solemnemente que proteger el derecho de los pueblos a la paz y fomentar su
realización es una obligación fundamental de todo Estado”.
7.
La reunión de Las Palmas recordó que el derecho a la paz como derecho humano se
menciona de pasada en diversos documentos, aunque ninguno de ellos consagrado enteramente
a la elaboración de este derecho. Ya en 1969 la Declaración de Estambul, adoptada durante la
21ª Conferencia Internacional de la Cruz Roja, proclamó el derecho a una paz duradera como
derecho humano. En 1976, la Resolución 5/XXXII de la Comisión de Derechos Humanos
reconoció el derecho a vivir en paz como derecho humano. En 1978, la Asamblea General
aprobó la Resolución 33/73 sobre la preparación de las sociedades para vivir en paz, que
dispone que: “1. Toda nación y todo ser humano, independientemente de su raza,
convicciones, idioma o sexo, tiene el derecho inmanente a vivir en paz. El respeto de ese
derecho, así como de los demás derechos humanos, redunda en el interés común de toda la
humanidad y es una condición indispensable para el adelanto de todas las naciones, grandes y
pequeñas, en todas las esferas”.
8.
Asimismo, los participantes plantearon la cuestión de si el derecho humano a la paz
forma parte realmente de las competencias de la UNESCO. Al respecto, se recordó que el
Artículo 1 de la Constitución de la UNESCO vincula la paz y los derechos humanos al
establecer que “La Organización se propone contribuir a la paz y a la seguridad estrechando,
mediante la educación, la ciencia y la cultura, la colaboración entre las naciones, a fin de
asegurar el respeto universal a la justicia, a la ley, a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales (….)”. Este vínculo también aparece subrayado en el Preámbulo de la
Constitución, que destaca que “… la educación de la humanidad para la justicia, la libertad y la
paz son indispensables a la dignidad del hombre y constituyen un deber sagrado que todas las
naciones han de cumplir (…)”.
9.
La función especial que a la UNESCO atañe en la consecución del derecho humano a
vivir en paz fue, de hecho, reconocida en la Declaración sobre la preparación de las sociedades
para vivir en paz (1978), en cuya Parte III, párrafo 2, se hace una llamamiento "…a una acción
concertada por parte de los gobiernos, las Naciones Unidas y los organismos especializados, en
particular la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,
así como de otras organizaciones internacionales y nacionales interesadas, tanto
gubernamentales como no gubernamentales".
10. El reconocimiento del derecho humano a la paz daría un nuevo impulso a la lucha contra
la violencia y los comportamientos basados en la fuerza y la imposición. No se puede cimentar
una cultura de paz en la intolerancia, la injusticia ni la exclusión. La paz dimana de la
observancia de los derechos humanos y es, igualmente, condición previa de ella. Existe otra
dimensión profunda de la paz, la necesidad de una paz interna, de la prohibición de todo tipo
de violencia1. La Asamblea General, en su Resolución 50/173 de 22 de diciembre de 1995,
1
En febrero de 1997, el Secretario General de las Naciones Unidas, en un discurso pronunciado ante el
Consejo Americano de Educación dijo lo siguiente: "Pretendemos crear una cultura de paz, en el más
amplio sentido de la expresión. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (UNESCO), una destacada voz internacional en favor de la educación y la alfabetización para todos,
se basa en la premisa de que ‘puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los
hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz’. (La mente de las mujeres, debería añadir en estos
tiempos más ilustrados, ya está perfectamente orientada hacia la paz.)". Con esas palabras, reafirmaba la
función común del sistema de las Naciones Unidas : "librar a las generaciones venideras del flagelo de la
guerra", y erigir la paz en la mente de todos los seres humanos.
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titulada "Decenio de las Naciones Unidas para la educación en la esfera de los derechos
humanos: hacia una cultura de paz", y en la Resolución 51/101 de 12 de diciembre de1996,
titulada "Cultura de paz", reconoció la importancia de este programa y la competencia de la
UNESCO en este ámbito.
11. En el medio siglo de existencia de la UNESCO, la Conferencia General ha elaborado y
adoptado casi 60 convenciones, declaraciones y recomendaciones; algunas declaraciones de la
UNESCO vinculan la paz a los derechos humanos. Así, por ejemplo, en 1978 la Organización
aprobó la Declaración sobre los Principios Fundamentales relativos a la Contribución de los
Medios de Comunicación al Fortalecimiento de la Paz y la Comprensión Internacional, a la
Promoción de los Derechos Humanos y a la Lucha contra el Racismo, el Apartheid y la
Incitación a la Guerra, y en 1974 la Recomendación sobre la Educación para la Comprensión,
la Cooperación y la Paz Internacionales y la Educación relativa a los Derechos Humanos y las
Libertades Fundamentales.
12. En el documento final de la reunión de Las Palmas (Anexo I), se señaló que el derecho
humano a la paz debe ser reconocido, garantizado y protegido en el plano internacional
mediante la elaboración y la adopción de una Declaración sobre el derecho humano a la paz.
Asimismo se destacó que esa declaración debería dar lugar a una serie de medidas
constitucionales, legislativas y administrativas en el plano nacional. Los participantes pidieron
al Director General que prosiguiera la labor iniciada en la reunión de Las Palmas con miras a
elaborar un proyecto de Declaración sobre este tema y presentarlo a la Conferencia General en
su 29ª reunión, en vísperas de 1998, año del cincuentenario de la Declaración Universal de
Derechos Humanos.
III
13. Por iniciativa del Dr. A. Eide, Director del Instituto Noruego de Derechos Humanos, se
celebró una reunión sobre el derecho humano a la paz en Oslo los días 6 al 8 de junio de 1997.
El Director del Instituto presidió los debates. Entre los eminentes expertos que participaron en
la reunión estuvieron: el Sr. Asdrúbal Aguiar, Ministro de la Presidencia de Venezuela, el
Sr. Embajador H. Gross Espiell (Uruguay), el profesor K. Vasak (Francia), el profesor
C. Zenghi (Italia) y el profesor Rafaa Ben Achour (Túnez).
14. El principal objetivo de la reunión era elaborar un proyecto de Declaración sobre el
derecho humano a la paz. Los participantes convinieron una vez más en la importancia
fundamental de elaborar esa declaración, a raíz de las nuevas circunstancias creadas por la
caída del muro de Berlín y en un contexto internacional de violencia y conflictos
internacionales. Los participantes elaboraron un texto (Anexo II) que el Director General,
quien participó en la última sesión de la reunión, expuso a la prensa y la radio noruegas.
15. El proyecto de Declaración de Oslo sobre el derecho humano a la paz alude en su
Preámbulo a la Carta de las Naciones Unidas, a la Constitución de la UNESCO y a la
Declaración Universal de Derechos Humanos. La Declaración observa "que la paz, bien común
de la humanidad, es un valor universal y fundamental al que aspiran todos los seres humanos y
todos los pueblos y en particular los jóvenes del mundo". El reconocimiento de un derecho
humano a la paz puede dar a la paz su plena dimensión humana.
16. El proyecto de Declaración proclama solemnemente que "todo ser humano tiene un
derecho a la paz que es inherente a su dignidad de persona humana. La guerra y cualquier otro
conflicto armado, la violencia en todas sus formas y cualquiera que sea su origen, así como la
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inseguridad son intrínsecamente incompatibles con el derecho humano a la paz".
La declaración recalca que la paz no es solamente un derecho humano sino también un deber.
IV
17. Después de la reunión de Oslo, tuvieron lugar otros encuentros en Estados Miembros de
la Organización, en los que se afirmó la necesidad de reconocer el derecho humano a la paz y
se elaboraron documentos como la Declaración de Bamako, Malí (Anexo III), adoptada con
motivo de la Semana de la Paz en marzo de 1997, en la que se proclama que "el derecho
humano a la paz es un derecho fundamental". De igual modo la Declaración de Maputo,
Mozambique (Anexo IV), adoptada por la Conferencia Internacional sobre Cultura de Paz y
Buen Gobierno, en septiembre de 1997, afirma que "el derecho humano a la paz es un derecho
inalienable".
18. A comienzos de julio de 1997, el Director General envió una carta a los Jefes de Estado
de todos los Estados Miembros con el proyecto de Declaración sobre el derecho humano a la
paz elaborado por la reunión de Oslo. La finalidad de la carta era exponer las ideas del
Director General respecto al derecho humano a la paz (recogidas en su Declaración
"El Derecho Humano a la Paz" de enero de 1997), informar a los Estados Miembros sobre el
desarrollo de esta idea en las reuniones de Las Palmas de Gran Canaria (España) y Oslo
(Noruega), y presentar brevemente sus antecedentes normativos. Por último, la carta
presentaba el proyecto de Declaración de Oslo a los Estados Miembros para pedir su opinión
sobre esta iniciativa.
V
19. Al 22 de octubre de 1997, 42 Estados Miembros habían respondido a la carta del
Director General: la República Argelina Democrática Popular, la República de Angola, la
República Azerbaiyana, Barbados, la República de Belarrús, Belice, Camboya, Canadá, la
República de Croacia, la República de El Salvador, el Reino de España, la República Francesa,
la República de Gambia, Georgia, la República de Ghana, Granada, la República Cooperativa
de Guyana, Jamaica, la República de Kazajstán, la República Libanesa, el Gran Ducado de
Luxemburgo, la República de Maldivas, la República de Malta, el Principado de Mónaco, la
República de Namibia, el Reino de Nepal, Nueva Zelandia, la República de Uganda, el Reino
de los Países Bajos, la República de Filipinas, la República de Moldavia, la República de
Mozambique, la República de Polonia, la República Portuguesa, la República de San Marino,
la República Eslovaca, la República de Eslovenia, la República Socialista Democrática de Sri
Lanka, la Confederación Suiza, la República de Trinidad y Tobago, la República de Túnez y
Ucrania.
20. La mayoría de los Estados que respondieron a la carta del Director General expresaron
interés en esta iniciativa. Veintiocho de las 42 respuestas recibidas manifestaban su apoyo. Los
Estados Miembros afirmaron su adhesión a los valores consagrados en la Carta de las Naciones
Unidas y en la Constitución de la UNESCO, en particular a la paz y a la necesidad de
consagrar definitivamente el derecho a la paz como un derecho humano básico para la
construcción de una cultura de paz. La mayoría de los Estados Miembros que respondieron
también recalcaron la importante contribución que la adopción de esta Declaración por la
Conferencia General aportaría a la celebración del cincuentenario de la Declaración Universal
de Derechos Humanos.
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21. Diez Estados Miembros propusieron modificaciones o enmiendas al proyecto de
Declaración, expresando al mismo tiempo interés por los principios de esta iniciativa. Entre las
propuestas formuladas estaba la necesidad de incluir disposiciones relativas a la promoción del
desarrollo sostenible y la protección de los Estados vulnerables a causa de sus condiciones
geográficas o de la fragilidad de su economía. Las enmiendas propuestas tenían por objeto
sobre todo reformular el Artículo 2 del proyecto de Declaración, con objeto de profundizar en
la noción de violencia, especificar sus diferentes manifestaciones e incluir la necesidad de
prevenir todas las formas de discriminación (racismo, antisemitismo, etc.).
22. Cuatro Estados Miembros manifestaron reservas en cuanto a la adopción por la
UNESCO del proyecto de Declaración sobre el derecho humano a la paz. A su juicio, la
cuestión corresponde más bien a la Asamblea General de las Naciones Unidas y las actividades
de la UNESCO se deberían centrar en sus campos de competencia (fomentar la colaboración,
el entendimiento y el respeto entre las naciones en el ámbito de la educación, la ciencia, la
cultura y la comunicación), y no en una declaración sobre derechos humanos.
VI
23. Veinticinco Miembros del Consejo Ejecutivo plantearon esta cuestión en sus
intervenciones en el debate de la Plenaria de la 152ª reunión. Algunos apoyaron la idea de la
Declaración, subrayando que la paz es requisito previo fundamental de la consecución de todos
los derechos humanos y que el derecho humano a la paz es realmente uno de los más
fundamentales del ser humano, mientras que otros manifestaron dudas sobre la conveniencia de
que la UNESCO elaborase una declaración de este tipo. El Consejo Ejecutivo aceptó la
propuesta del Director General de incluir un punto relativo al derecho humano a la paz en el
orden del día de la Conferencia General, para que ésta pudiese debatir el informe junto con el
proyecto de Declaración de Oslo y acordar medidas ulteriores.
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Anexo I
ANEXO I
Los participantes en la reunión de expertos de la UNESCO sobre el derecho humano a la
paz, organizada en Las Palmas de Gran Canaria del 23 al 25 de febrero de 1997, con el
apoyo del Gobierno de Canarias, por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y
el Instituto Tricontinental de la Democracia Parlamentaria y los Derechos Humanos
1.
Hacen suya la proposición del Director General de la UNESCO para que la paz,
internacional e interior, sea objeto de un verdadero derecho humano, tal como ha sido
formulado en su publicación “El Derecho Humano a la Paz”, es decir, en el marco de los
ideales democráticos proclamados en la Constitución de la UNESCO;
2.
Constatan que el mantenimiento y el restablecimiento de la paz entre los Estados y
dentro de ellos tropiezan con obstáculos, a la vez políticos, económicos, sociales y culturales,
que es preciso superar con medidas adecuadas, en particular de carácter ético y jurídico;
3.
Reconocen que todo ser humano tiene un derecho a la paz que es inherente a su
dignidad de persona humana;
4.
Estiman que la puesta en práctica del derecho humano a la paz supone necesariamente
que los deberes correspondientes sean asumidos por los individuos, los Estados, las
organizaciones internacionales y todos los demás actores de la vida social;
5.
Consideran que el derecho humano a la paz debería ser reconocido, garantizado y
protegido en el plano internacional, mediante la elaboración de una Declaración sobre el
Derecho Humano a la Paz, que podría conducir a adoptar en el plano nacional medidas de
carácter constitucional, legislativo y reglamentario en todos los Estados Miembros de la
comunidad internacional;
6.
Piden al Director General de la UNESCO que prosiga los trabajos iniciados con motivo
de la reunión de Las Palmas, identificando los elementos constitutivos esenciales del derecho
humano a la paz para redactar una declaración que podría aprobar la Conferencia General que
se celebrará poco antes de que empiece 1998, año del cincuentenario de la Declaración
Universal de Derechos Humanos.
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Anexo II
ANEXO II
Declaración de Oslo sobre el Derecho Humano a la Paz
1.
La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura, en su 29ª reunión celebrada en París del 21 de octubre al
12 de noviembre de 1997,
2.
Considerando que, según el Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas, los pueblos
de las Naciones Unidas están resueltos a “practicar la tolerancia y a convivir en paz como
buenos vecinos”,
3.
Considerando que en el Artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas, expresión de la
voluntad de los pueblos de las Naciones Unidas, el primer propósito proclamado es mantener
la paz y la seguridad internacionales,
4.
Considerando que la paz constituye la meta esencial de todo el sistema de las Naciones
Unidas y de las demás organizaciones internacionales, puesto que los objetivos específicos que
se les han asignado son al mismo tiempo medios que permiten instaurar y preservar la paz entre
las naciones y dentro de ellas,
5.
Reconociendo que esto se aplica particularmente a la UNESCO, ya que, según el
Artículo I de su Constitución, la Organización se propone contribuir al mantenimiento de la
paz y la seguridad entre las naciones mediante la educación, la ciencia, la cultura y la
comunicación,
6.
Observando que la paz, bien común de la humanidad, es un valor universal y
fundamental al que aspiran todos los seres humanos y todos los pueblos y en particular los
jóvenes del mundo,
7.
Considerando que, según el Preámbulo de la Declaración Universal de Derechos
Humanos, “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la
dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia
humana”,
8.
Advirtiendo que el mantenimiento y el restablecimiento de la paz entre los Estados y
dentro de ellos tropiezan con obstáculos a la vez económicos, sociales y culturales que es
menester superar mediante medidas adecuadas,
9.
Considerando que con esas medidas convendría reconocer, proteger y hacer efectivo el
derecho a la paz como uno de los derechos humanos cuyo carácter universal dimana de la
Declaración Universal de Derechos Humanos y de los Pactos Internacionales relativos a los
derechos humanos,
10. Considerando que el reconocimiento de un derecho humano a la paz permite dar
cabalmente a la paz su dimensión humana,
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11. Subrayando que la cooperación internacional es esencial para la promoción y la
protección del derecho humano a la paz, en la medida en que su respeto, garantía y ejercicio
efectivo sólo pueden ser fruto de la unión de los esfuerzos solidarios de todos: Estados,
organizaciones internacionales, gubernamentales y no gubernamentales, individuos y entidades
públicas y privadas,
12. Profundamente convencida de que el futuro pertenece a los hombres y a las mujeres de
paz y que, en última instancia, de ellos depende el destino de la humanidad,
13. Deseosa de que la UNESCO aporte su contribución a la celebración del cincuentenario
de la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada en París el 10 de diciembre de
1948,
I.
Proclama solemnemente la Declaración siguiente:
Artículo 1: La paz como derecho humano
a)
Todo ser humano tiene un derecho a la paz que es inherente a su dignidad de persona
humana. La guerra y cualquier otro conflicto armado, la violencia en todas sus formas y
cualquiera que sea su origen, así como la inseguridad de las personas son intrínsecamente
incompatibles con el derecho humano a la paz.
b)
Todos los Estados y los demás miembros de la comunidad internacional deben
garantizar, respetar y aplicar sin discriminación alguna el derecho humano a la paz, tanto
en el plano interno como en el plano internacional.
Artículo 2: La paz como deber
a)
Todo ser humano, todos los Estados y los demás miembros de la comunidad
internacional y todos los pueblos tienen el deber de contribuir al mantenimiento y a la
construcción de la paz, así como a la prevención de los conflictos armados y de la
violencia en todas sus formas. Les incumbe en particular favorecer el desarme y oponerse
por todos los medios legítimos a los actos de agresión y a las violaciones sistemáticas,
masivas y flagrantes de los derechos humanos que constituyen una amenaza para la paz.
b)
Habida cuenta de que las desigualdades, la exclusión y la pobreza pueden conducir a la
violación de la paz internacional y de la paz interna, los Estados tienen el deber de
promover y fomentar la justicia social tanto en su territorio como en el plano
internacional, en especial mediante una política adecuada encaminada al desarrollo
humano sostenible.
Artículo 3: La paz mediante la cultura de paz
a)
La cultura de paz, cuyo fin es erigir todos los días mediante la educación, la ciencia y la
comunicación los baluartes de la paz en la mente de los seres humanos, ha de ser el
camino que conduzca a una aplicación mundial del derecho humano a la paz.
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Anexo II - pág. 3
b)
La cultura de paz supone el reconocimiento, el respeto y la práctica cotidiana de un
conjunto de valores éticos e ideales democráticos fundados en la solidaridad intelectual y
moral de la humanidad.
II.
1.
Hace un llamamiento a todos los individuos, todos los Estados, todas las
organizaciones internacionales, gubernamentales y no gubernamentales y, en términos
generales, todos los actores sociales para que promuevan y apliquen el derecho humano
a la paz;
2.
Insta a todos los Estados, teniendo presentes las exigencias de la solidaridad
internacional, a que adopten todas las medidas apropiadas, de carácter constitucional,
legislativo y administrativo, en los planos económico, social y cultural y en las esferas de
la enseñanza, la ciencia y la comunicación, para la aplicación del derecho humano a la
paz.
Aprobada en París, el ................................. de 1997.
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Anexo III
ANEXO III
DECLARACION DE BAMAKO
Deplorando la proliferación de los conflictos armados en el continente,
Convencidos de que sólo una paz duradera puede ayudar a Africa a superar los múltiples
problemas con que hoy se enfrenta;
Especialmente inquietos por la situación en la región de los Grandes Lagos, donde conflictos
fratricidas siguen causando millares de víctimas inocentes,
Constatando que la proliferación de armas, en particular de armas ligeras, constituye una
amenaza para la paz y la estabilidad en varias subregiones del continente y sigue alimentando
focos de inseguridad,
Tomando nota con satisfacción del éxito del Pacto Nacional de la Paz en Malí, ejemplo de
solución endógena de un conflicto armado,
Felices de ver que la Llama de la Paz de Tombuctú, encendida el 27 de marzo de 1996, ha
reducido a cenizas millares de armas y constituye actualmente un símbolo de paz,
Los participantes en la Semana de la Paz, que se celebró del 24 al 28 de marzo de 1997 en
Bamako en presencia de los Presidentes Henri Konan Bédié de Côte d'Ivoire y Alpha Oumar
Kanaré de Malí, y del Sr. Federico Mayor, Director General de la UNESCO, hacen un
llamamiento a los dirigentes africanos para que pongan término al sufrimiento de sus pueblos,
optando por un buen gobierno que prefiera la participación a la exclusión y el diálogo a la
confrontación, un gobierno que respete los principios democráticos y los derechos humanos;
Reafirman que sin paz no puede haber democracia y que sin democracia no puede haber
desarrollo;
Hacen un llamamiento a los diferentes agentes de la sociedad: mujeres, jóvenes, cargos
elegidos, militares, especialistas en comunicación, educadores, para que trabajen por la
construcción de la paz y la democracia y por el desarrollo, en un espíritu de solidaridad y
tolerancia;
Siguen convencidos de que sin paz no es posible garantizar en modo alguno el respeto de los
derechos humanos;
Declaran que el derecho del ser humano a la paz es un derecho fundamental sin el cual es
ilusorio el respeto de los derechos humanos.
Bamako, 28 de marzo de 1997
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Anexo IV
ANEXO IV
DECLARACION DE MAPUTO
Gracias a la iniciativa tomada por el Presidente de Mozambique en 1995 con el apoyo del
Director General de la UNESCO y del Secretario General de la Organización de la Unidad
Africana (OUA), se celebró en Maputo, del 1º al 4 de septiembre de 1997, una Conferencia
internacional sobre cultura de paz y buen gobierno.
Conscientes de que el paso de una cultura de guerra, de prejuicios y de violencia a una cultura
de paz y de tolerancia sólo puede realizarse con la contribución de todos los pueblos de la
región, los responsables de la adopción de decisiones, las autoridades elegidas, los educadores
y particularmente los jóvenes y las mujeres,
Convencidos de que la consolidación de la paz no es posible si no va acompañada de un
desarrollo económico y social sostenible, así como de una democracia participativa basada en
la gobernación en el marco de los principios democráticos de justicia, libertad, tolerancia y
solidaridad,
Tomando nota con satisfacción del positivo cambio en favor de la paz que se observa en la
región austral del continente,
Teniendo presentes las inmensas disparidades sociales en el plano nacional y en el
internacional, que constituyen una de las principales fuentes de conflicto, así como la dramática
situación de las víctimas de violencia y, particularmente, de los sectores vulnerables de la
población,
Convencidos de que el espíritu de solidaridad intelectual y moral de la UNESCO debe
contribuir a que el ser humano constituya el núcleo de toda acción cultural, social, política y
económica,
Conscientes de nuestra responsabilidad para con las generaciones futuras y de su derecho de
vivir en paz en un medio ambiente sano,
Recordando que, como se afirma en la Constitución de la UNESCO, “es en la mente de los
hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”, que la paz es una condición previa del
respeto de los derechos humanos y que sin paz no puede haber ni desarrollo ni democracia,
Recordando también a la comunidad internacional que sólo un nuevo impulso de generosidad
puede ayudar a los países de la subregión a consolidar una paz caramente obtenida, amenazada
cotidianamente por la pobreza y la exclusión,
Nosotros, los participantes en esta Conferencia:
Nos comprometemos a defender la educación para la tolerancia, los derechos humanos y la
democracia durante toda la vida, a favorecer la reconciliación mediante la distribución
equitativa de los recursos de todo tipo, así como a estimular la práctica de la democracia en la
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vida cotidiana, y apoyamos la realización de estudios sobre las experiencias de reconciliación
que puedan ser útiles para la prevención de los conflictos;
Dirigimos un urgente llamamiento a las poblaciones de la subregión, así como a los
responsables políticos y administrativos, para que pongan en marcha una transición eficaz y
rápida hacia una cultura de paz, sobre todo prestando especial atención a las víctimas de la
guerra y particularmente a las que pertenecen a los sectores vulnerables de la población;
Recomendamos la creación de una red de reflexión sobre la gobernación y los principios
democráticos, inspirada en el proyecto DEMOS que se ejecuta en América Latina, y la
creación de Cátedras UNESCO sobre Cultura de Paz y Gobernación Democrática en los países
de la subregión;
Recomendamos, además, que se reformen los planes y programas de estudio para reforzar los
programas de educación cívica y moral y alentamos la expansión de los Clubes UNESCO,
tomando nota con satisfacción de la iniciativa de la OUA de crear Clubes similares;
Con el afán, en los albores del siglo XXI, de transmitir a las generaciones futuras un mundo
libre de los estigmas de que hemos sido víctimas, expresamos el deseo de que la UNESCO
estudie los medios y recursos para alcanzar este objetivo, que consideramos no sólo nuestro
deber sino también y sobre todo un derecho de las generaciones futuras;
Afirmamos nuestra voluntad de obrar por la revalorización de la dimensión moral y ética de la
gestión política;
En momentos en que la humanidad se apresta a celebrar el quincuagésimo aniversario de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, reafirmamos que el derecho de los seres
humanos a la paz es un derecho inalienable, sin el cual no se puede garantizar el respeto de
ningún otro derecho;
Recomendamos finalmente a la UNESCO, a la OUA y a todas las organizaciones regionales,
internacionales y no gubernamentales que hagan todo lo posible para que se apliquen las
recomendaciones de esta importante Conferencia.
Maputo, 4 de septiembre de 1997
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