Igualdad de derechos y oportunidades entre el hombre y la mujer

Anuncio
Igualdad de derechos y
oportunidades entre el hombre
y la mujer en la Unión Europea *
CARMEN ORTÍZ LALLANA **
INTRODUCCIÓN
L
a igualdad entre el hombre y la mujer es un derecho fundamental de los
sistemas democráticos, en cuya promoción se detecta un progresivo cambio de
actitudes, tanto en los Estados de la Unión
Europea como a nivel internacional en general, con la finalidad de alcanzar su plena eficacia. Se comienza por tener en cuenta las
particularidades de ambos géneros y se llega
al convencimiento, en especial en el ámbito
comunitario, de que es necesario adoptar políticas transversales que integren la igualdad de género en todos los ámbitos de la vida
política y social. La estrategia de la transversalidad, aunque resta mucho por hacer, ha
producido avances esenciales en sectores tan
fundamentales como la educación o la lucha
contra la violencia de género.
Ahora bien, uno de los reductos donde la
«transversalidad» está llamada a desplegar
su mayor eficacia es, sin duda, el del empleo y
el mercado de trabajo. El desarrollo normati-
* El origen de este trabajo es una Conferencia pronunciada en la sede de la OIT de Ginebra, en el verano
del 2003.
** Catedrática de Derecho del Trabajo y Seguridad
Social en la Universidad de La Rioja.
vo y la adopción de medidas para conseguir la
igualdad de trabajadores de distinto sexo en
la UE ha determinado el crecimiento del
empleo de la mujer. La población laboral
femenina ha pasado en los últimos veinte
años de 45 a 61 millones de trabajadoras,
mientras que el número de trabajadores
varones ha permanecido estable; pero, siguen
existiendo profundos desequilibrios en lo que
a igualdad de género en el empleo se refiere.
El desempleo femenino sigue estando por
encima del masculino y las mujeres están en
paro más tiempo que los hombres. Las estadísticas sobre estructura de retribuciones en
los Estados miembros revelan importantes
diferencias retributivas entre hombres y
mujeres en detrimento de éstas –en el sector
privado las mujeres cobran por término
medio un 28% menos que los hombres – y
ponen de relieve que la disminución de horas
trabajadas en Europa descansa especialmente sobre ellas, en la medida en que ocupan un
porcentaje muy elevado de los trabajos a
tiempo parcial y ostentan importantes porcentajes de precariedad en el empleo.
Pero, desde el principio hasta el final de
este trayecto inacabado hacia la igualdad de
derechos y oportunidades en el empleo del
hombre y la mujer en la UE, se detectan etapas diferentes aunque no necesariamente se
sucedan cronológicamente.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
47
99
ESTUDIOS
– La primera de ellas se centra en afirmar
en los Estados miembros el requisito sociopolítico de la igualdad de trato de ambos
sexos en lo relativo al salario.
– La segunda trata de hacer extensivo el
principio de igualdad de trato y oportunidades a los ámbitos del empleo, la formación y la
familia mediante normas de protección social
y laboral. En y para responder a los problemas estructurales del mercado de trabajo,
cuestiones como el reparto de empleo, la distribución del tiempo de trabajo, se desplazan
del ámbito de la política social al de las políticas de empleo.
– En la tercera y en paralelo con las anteriores, se adaptan acciones que manifiestan
una clara voluntad política de impulsar y
poner en marcha procesos de igualdad de
oportunidades, mediante la organización de
encuentros o la adopción de Resoluciones o
Recomendaciones comunitarias.
Simultáneamente con ambas etapas, y
más particularmente con las dos últimas discurren dos fenómenos:
1. En la elaboración normativa llevada a
cabo en los distintos Estados y en los foros
comunitarios, la mujer pasa de ser «el objeto»
a ser el «sujeto» de las decisiones políticas y,
en vez de adoptarse medidas «para» las mujeres, son éstas quienes, –aunque de modo
todavía insuficiente–, se convierten en protagonistas del proceso político, mediante su
participación creciente, más o menos equilibrada, en la toma de decisiones.
2. En el ámbito de las políticas de empleo
a favor de la igualdad de oportunidades en el
género se produce un progresivo deslizamiento de las políticas «pasivas», dirigidas básicamente a garantizar el sustento económico de
las desempleadas, en forma de rentas, o las
políticas «activas», basadas en incentivos económicos y subvenciones a la creación de
empleo femenino y, en general, cimentadas
sobre mecanismos de mejora directa o indi-
100
recta de las posibilidades de inserción o reinserción laboral de la mujer a través de la formación, el diseño y la dotación de programas
especificos de fomento del empleo femenino.
LA IGUALDAD SALARIAL ENTRE
AMBOS SEXOS
En 1957, por razones puramente económicas y no sociales, el Tratado de Roma en su
artículo 119 –hoy 141 en su versión consolidada por el Tratado de Amsterdam de 2 de
octubre de 1997– consagró la aplicación en
«cada Estado miembro» del «principio de
igualdad de retribución entre los trabajadores masculinos y femeninos para un mismo
trabajo», fijando un concepto amplio de retribución al respecto (comprensivo del «salario o
sueldo normal de base o mínimo y cualesquiera otras gratificaciones satisfechas, directamente o indirectamente en dinero o en especie») y explicitando como parámetros de referencia, para la retribución fijada por unidad
de obra «la misma unidad de medida» para
los trabajadores de ambos sexos y, para la
establecida por unidad de tiempo, «un mismo
puesto de trabajo» en ambos casos.
La Directiva 75/117 (de 10 de febrero de
1975) va más allá y desarrolla el «principio de
igualdad de retribución», que implica «para
un mismo trabajo o para un trabajo al que se
atribuye un mismo valor, la eliminación en el
conjunto de los elementos de retribución, de
cualquier discriminación por razón de sexo».
Se completa con un «código de conducta» que
proporciona consejos prácticos sobre las posibles medidas a adoptar para garantizar la
aplicación efectiva de la igualdad salarial y
que ha sido objeto de desarrollo por los pronunciamientos del Tribunal de Justicia de las
Comunidades Europeas (TJCEE), cuya aportación más significativa sobre el principio ha
sido la construcción de la noción de «discriminación indirecta».
Sentencias como las dictadas en el asunto
Jenkins (96/80), Danfoss (109/88) y otras
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
47
CARMEN ORTIZ LALLANA
muchas receptoras de su doctrina establecen
que son contrarias al Derecho comunitario
las disposiciones, criterios o prácticas aparentemente neutras, que perjudican desproporcionadamente a los miembros de un grupo
a causa de su pertenencia al mismo y que no
se justifican objetivamente o por una razón o
condición necesaria relacionada con la persona en cuestión, o extraña a toda discriminación fundada en el sexo.
LA IGUALDAD DE TRATO EN EL
EMPLEO, LA FORMACIÓN Y LA
FAMILIA
Tras la Directiva 75/117 se han sucedido
otras muchas –la relación no pretende ser
exhaustiva–, también de carácter vinculante
por su propia naturaleza, relativas a la igualdad de derechos y oportunidades entre el
hombre y la mujer, en los ámbitos del empleo,
la formación y la familia y que incorporan
básicamente previsiones de Política social y
protección laboral.
1. La Directiva 76/207, de 9 de febrero de
1976 alude a «aplicación del principio de
igualdad de trato entre hombres y mujeres en
lo que se refiere al acceso al empleo, a la formación, a la promoción profesional y a las
condiciones de trabajo», e implica, en estos
ámbitos, la ausencia de discriminación directa o indirecta, relativa al estado matrimonial
o familiar y posibilita e incluye la posibilidad
de acciones positivas (art 2).
Sobre éstas ultimas, el TJCEE, en el caso
Kalanke (C 450/93) sembró la confusión en
cuanto a la legitimación de las cuotas y otras
formas de acción positiva destinadas a
aumentar el número de mujeres en determinados sectores o niveles de empleo al declarar
contraria al Derecho Comunitario la concesión automática de una prioridad absoluta e
incondicional de las mujeres. La sentencia
fue objeto de una Comunicación interpretativa de la Comisión, de 27 de marzo de 1996,
que pretendió cerrar definitivamente la dis-
cusión y precisó claramente que las medidas
de acción positiva que no consistan en cuotas
rígidas están autorizadas por el Derecho
comunitario. Un año más tarde, en el caso
Marschall (C 409/95) el TJCEE entiende que
una ley nacional, que concede prioridad a la
mujer respecto a los ascensos en el sector
público, ante la igual capacidad para el puesto de candidatos de otro sexo, no contradice el
Derecho comunitario, siempre que se cumplan determinadas condiciones y no se excluya ab initio al candidato varón. Concluye que
una normativa nacional que contiene una
«cláusula de apertura en favor de la mujer»
no excede los límites comunitarios si, en cada
caso individual, garantiza que las candidaturas de los aspirantes masculinos con calificaciones iguales a las de las aspirantes serán
objeto de una valoración objetiva, que tenga
en cuenta todos los criterios relativos a la persona del candidato y no de prioridad a las
mujeres cuando alguno o varios de dichos criterios inclinen la balanza a favor de aquellos.
2. La Directiva 79/7, de 19 de diciembre de
1978, efectúa una aplicación progresiva del
principio de igualdad de trato en materia de
Seguridad Social. Pretende la ausencia de
cualquier discriminación por razón del sexo en
lo relativo al ámbito de aplicación de los distintos regímenes y las condiciones de los mismos, a la obligación de contribuir y al cálculo
de las prestaciones, incluidos los aumentos
debidos por cónyuge y por persona a cargo, y
los aspectos relativos a la duración y mantenimiento del derecho a las prestaciones (art.
4). Sus previsiones se extienden a los «regímenes profesionales» de Seguridad Social por
la Directiva 86/378, de 24 de julio de 1986,
modificada el 20 de diciembre de 1996 (Directiva 96/57 de 20 de diciembre de 1996), como
consecuencia de las conclusiones obtenidas
en la sentencia dictada en el caso Barber (C
262/88).
Complementaria de la anterior, la Directiva 86/613, de 11 de diciembre de 1986,
extiende la aplicación del principio de igualdad de trato a los hombres y mujeres que ejer-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
47
101
ESTUDIOS
cen una actividad autónoma, incluidas las
actividades agrarias, y compromete a los
Estados miembros a examinar en qué condiciones las mujeres trabajadoras autónomas y
los cónyuges de los trabajadores autónomos
pueden, durante la interrupción de su actividad por razones de embarazo o maternidad,
tener acceso a servicios sociales o beneficiarse de prestaciones económicas (Seguridad
Social o sistema de protección social pública)
(art.7).
3. En lo relativo a la protección de la
maternidad, el embarazo, la lactancia y la
conciliación de la vida familiar y profesional
de las mujeres trabajadoras, la Directiva
92/85, de 19 de octubre de 1992, pretende
mejorar el nivel de seguridad e higiene en el
trabajo de las trabajadoras embarazadas,
que acaban de dar a luz recientemente o que
se encuentran en período de lactancia (art. 2),
estableciendo un sistema de evaluación e
información de riesgos y limitando el grado y
la exposición a éstos cuando puede apreciarse
cualquier repercusión para su seguridad o
salud, la del feto o la lactancia (art. 4).
Por su parte, la Directiva 96/34, de 3 de
junio de 1996, (modificada por la Directiva
97/75 de 15 de diciembre de 1997) incorpora
el Acuerdo Marco sobre el permiso parental,
concluido por los interlocutores sociales
(UNICE, CEEP y CES) a escala comunitaria
y establece disposiciones cuyo objeto es facilitar la conciliación de las responsabilidades
profesionales y familiares a los trabajadores,
hombres y mujeres sujetos a un contrato de
trabajo o a una relación de trabajo definida
por la legislación, los convenios colectivos y
las disposiciones vigentes en cada Estado
miembro (cláusula 1). Reconoce el derecho
individual a obtener el permiso parental a los
trabajadores por razón de nacimiento o adopción de un hijo, para ocuparse del mismo hasta una edad determinada –propone hasta 8
años– que podrá ser determinada por cada
Estado miembro y/o los interlocutores sociales (cláusula 2).
102
Como complemento a estas medidas, puede señalarse la Recomendación 92/241 del
Consejo, de 31 de marzo de 1992, sobre cuidado de hijos por la que se recomienda a los
Estados miembros que adopten o fomenten
de forma progresiva iniciativas que permiten
a las mujeres y a los hombres conciliar sus
responsabilidades profesionales, familiares y
de índole educativa, derivadas del cuidado de
los hijos. Para ello debe tenerse en cuenta las
responsabilidades de las respectivas autoridades nacionales, regionales o locales, de los
interlocutores sociales, de los restantes organismos competentes y de los particulares en
el ámbito de la creación de servicios de atención a la familia, de los permisos especiales
concedidos a padres que trabajan y que tengan bajo su responsabilidad el cuidado y la
educación de sus hijos, del entorno, las
estructuras y la organización del trabajo,
para adaptarlos a las necesidades de los trabajadores con hijos o del reparto entre hombres y mujeres de las responsabilidades profesionales, familiares y de índole educativa
derivadas del cuidado de los hijos.
4. Por último y para mejorar la eficacia de
las medidas adoptadas por los Estados miembros en aplicación del principio de igualdad de
trato, la Directiva 97/80, de 15 de diciembre
de 1997 (modificada por la Directiva 98/52 de
13 de julio de 1998) establece medidas que
faciliten la invocación de este derecho en vía
jurisdiccional. En particular, dada la dificultad que supone probar las discriminaciones de
género, directas e indirectas, el Consejo ordena a los países miembros la adopción de las
medidas necesarias para facilitar la carga de
la prueba, de manera que cuando la parte
demandante aporte ante un Tribunal de Justicia u otra instancia competente elementos
de hecho «que permitan suponer» la existencia
de discriminación «corresponda a la parte
demandada demostrar que no ha habido vulneración alguna del principio de igualdad de
trato» (art. 4).
5. Al conjunto de estas Directivas y como
disposiciones que contribuyen a hacer efecti-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
47
CARMEN ORTIZ LALLANA
va la igualdad de derechos y oportunidades
entre el hombre y la mujer en el trabajo en la
UE deben sumarse las relativas a proteger la
dignidad del hombre y la mujer en el trabajo.
En particular, la Recomendación 92/131, de
27 de noviembre de 1991, recomienda a los
Estados miembros que adopten medidas para
impulsar la toma de conciencia sobre la
inaceptabilidad de los comportamientos de
carácter sexual en el trabajo. Se completa con
el «Código Práctico de conducta para la dignidad del hombre y la mujer en el trabajo» y la
«Comunicación de la Comisión de 24 de julio
de 1996, relativa a la consulta de los interlocutores sociales sobre la prevención del acoso
sexual en el trabajo».
LA VOLUNTAD POLÍTICA DE
IMPULSAR Y PONER EN MARCHA
LOS PROCESOS DE IGUALDAD DE
OPORTUNIDADES
Las Directivas Comunitarias han dado
lugar, mediante su trasposición en los Estados miembros, a normas estatales que, por sí
solas no son suficientes para promover la
igualdad de oportunidades en la vida cotidiana. Por ello el Consejo ha manifestado su
voluntad política de impulsar y poner en marcha procesos de promoción de la igualdad de
oportunidades mediante la adopción de una
serie de Resoluciones y Recomendaciones de
las que, se han seleccionado las más significativas a propósito de los diferentes temas a los
que se ha hecho referencia y entre las que se
encuentran, además de las relativas a la integración de la igualdad de oportunidades en
los Fondos estructurales, las relativas a la
participación equilibrada de hombres y mujeres en los procesos de toma de decisiones
(Consejo Europeo de Dublín, 13-14 de diciembre de 1996). Por su parte, el Parlamento creó
en 1984 una Comisión Parlamentaria de los
Derechos de las mujeres y la Comisión centra
sus esfuerzos en lanzar Programas de Acción
Plurianuales que, aplicados en colaboración
con los Estados miembros promueven accio-
nes concretas, destinadas a fomentar la
igualdad entre hombres y mujeres, en la integración de la igualdad de oportunidades en el
conjunto de políticas y acciones comunitarias
y conseguir que la igualdad de oportunidades
entre hombres y mujeres sea un componente
de pleno derecho de la estrategia europea del
empleo.
1. Con la finalidad de adoptar un conjunto
de políticas generales que, de manera activa
y transparente atiendan las respectivas
acciones entre hombres y mujeres, la Comunicación de la Comisión, de 21 de febrero de
1996, para «Integrar la igualdad de oportunidades entre las mujeres y los hombres en el
conjunto de las políticas y acciones comunitarias», pretende movilizar la transversalidad
de «acciones y políticas en los diferentes
ámbitos». En particular en el ámbito del
empleo y el mercado de trabajo, siguiendo
adelante la restructuración del marco jurídico de la igualdad y racionalizando estudios y
medidas sobre la mujer empresaria y la compatibilidad de la vida profesional y familiar.
También en el ámbito de la cooperación al
desarrollo, en los países en vías de desarrollo
o en relación con las mujeres empresarias
sobre las que se estudia reforzar su participación en las PYMES a través de la mejora de la
flexibilidad del trabajo, de la cualificación
profesional y de la obtención de mayores facilidades en el acceso al crédito y, por último,
en el ámbito de la educación, formación, formación a juventud, o del derecho de las personas, donde la Comisión ha iniciado actuaciones para evitar y paliar las consecuencias del
tráfico de personas y prevé actividades para
mejorar la seguridad y la integridad de las
mujeres refugiadas.
El 4 de marzo de 1998 la Comisión presentó un Informe de Situación sobre el seguimiento de la citada Comunicación y en él se
observan importantes avances en la integración de la igualdad entre hombres y mujeres
al tiempo que se crea una nueva estructura
–un funcionario de cada Dirección General
con el mandato específico de fomentar la
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
47
103
ESTUDIOS
igualdad entre hombres y mujeres– con la
finalidad de incorporar la dimensión de la
igualdad de oportunidades a todas las actividades comunitarias.
El Informe realiza un análisis exhaustivo
de los resultados obtenidos en relaciones
exteriores, empleo, política social, educación,
formación y juventud. Al mismo tiempo,
denuncia lagunas y obstáculos importantes,
como consecuencia de las cuales algunas iniciativas quedan aisladas. Entre las barreras
destaca la escasez de recursos humanos y
presupuestarios destinados a las tareas enumeradas y la falta de sensibilidad ante los
problemas relacionados con el género en los
niveles de toma de decisiones.
2. Ya en 1993 se incorpora la igualdad de
oportunidades a la reforma de los Fondos FJE,
FEDER y FEOGA, así como en todo el objetivo
3. No obstante, con la finalidad de aprovechar
al máximo las posibilidades de programación y
de reorientar y priorizar los programas de
igualdad de oportunidades y acceso al empleo,
en el conjunto de las distintas formas de actuación, el Consejo, con fecha 2 de diciembre de
1996, adoptó una Resolución sobre «la integración de la dimensión de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en el marco
de los Fondos Estructurales Europeos». En ella
se insta a la Comisión y a los Estados miembros a colaborar en la elaboración de estadísticas para evaluar la situación de hombres y
mujeres en la vida socioeconómica, a aprovechar la flexibilidad de la asignación anual de
créditos para aumentar los esfuerzos de promoción de la igualdad de oportunidades y a
evaluar su incidencia sobre las políticas desarrolladas en esta materia, con la finalidad de
efectuar las modificaciones necesarias.
El Consejo solicita a la Comisión que sistematice y recopile las «buenas prácticas de
difusión e información y las experiencias al
respecto» y efectúe un balance sobre la aplicación de la Resolución en materia de Fondos
Estructurales. Ya en 1998 la Comisión presentó un Informe de Situación.
104
Del año 2002 al 2006 se dedicarán a Fondos Estructurales unos 195 mil millones de
euros destinados a promover la igualdad
entre hombres y mujeres. Así la iniciativa
comunitaria EQUAL (dotada con 2.487 millones de euros) pretende crear nuevas formas
de organización del trabajo para la conciliación de la vida familiar y profesional, reducir
las disparidades debidas al género y paliar la
segregación en el empleo. En materia de
igualdad de oportunidades y políticas de
investigación y educación de los Programas
Leonardo da Vinci, Sócrates o Juventud
hacen hincapié en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, y entre otras
medidas, se debe subrayar la partida presupuestaria destinada a proyectos de apoyo a la
integración de cuestiones de igualdad en la
cuenca mediterránea, América Latina y Africa, Caribe y Pacífico. Como acciones más
específicas puede destacarse la campaña
europea de información específica, comenzada en 1999, para incrementar la concienciación sobre la violencia contra las mujeres (con
un presupuesto de 2,5 millones de euros) o el
programa Daphne que contiene medidas para
combatir la violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres.
3. Los Estados miembros no conceden la
misma importancia al equilibrio de los sexos
en los órganos de toma de decisión. Por eso en
1996 ve la luz la Carta de Roma sobre presencia femenina en los niveles de representación política y toma de decisiones (se produce
con la reunión de mujeres ministras de diferentes Estados miembros) y en marzo se reúne en Bruselas el Foro Europeo sobre Política
Social, donde el lobby europeo de mujeres se
organiza como plataforma de ONGs. Este
mimo año el Consejo, dicta la Recomendación
96/964, de 2 de diciembre de 1996, relativa a
la «participación equilibrada» de las mujeres
y de los hombres en los procesos de toma de
decisión, tanto en la esfera pública como en la
privada. En ella se considera a esta –participación equilibrada– como un deber y un beneficio para los sistemas democráticos, toda vez
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
47
CARMEN ORTIZ LALLANA
que, de una parte, las mujeres tienen derecho
a ser mejor representadas y, de otra parte, los
valores y los conceptos, a veces distintos desde el enfoque masculino y femenino enriquecen el debate de las ideas.
Con independencia del aspecto puramente
simbólico, la mayor participación de la mujer
en el proceso de toma de decisión constituye
un hito fundamental en la igualdad de los
sexos. Por ello, –y a petición de la propia
Recomendación 96/964– el 7 de marzo de
2000 –tres años después de adoptada– la
Comisión presentó un Informe sobre su aplicación, elabora una lista de buenas prácticas
y proporciona estadísticas nacionales sobre el
equilibrio entre los sexos en política.
1986-90. El tercero se extiende desde 1991 a
1995.
En este contexto, la Comisión realiza una
importante contribución activa en el ámbito
internacional mediante la Cuarta Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre la
mujer, que se celebra en Pekín del 4 al 15 de
septiembre de 1995 y donde la Unión Europea jugó un papel decisivo en la Conferencia,
en la adopción de la declaración final y de la
plataforma de acción final. Hace referencia a
los derechos de las mujeres, la noción de derechos en materia de sexualidad, en la importancia de la independencia económica de las
mujeres, en la integración de la igualdad en
todas las políticas... etc.
La Recomendación no define el término
«participación equilibrada»; pero pese a las
medidas adoptadas por los diferentes países
parece que la situación no ha mejorado significativamente y que continúa produciéndose
una situación de infrarrepresentación de las
mujeres en las situaciones nacionales, comités o puestos de toma de decisiones en el mercado de trabajo. Mientras los países escandinavos o el Reino Unido han fijado un objetivo
del 50% de representación por cada sexo, la
mayoría de los países europeos considera que
una participación mínima del 30% constituye
ya una masa crítica por encima de la cual
hombres y mujeres pueden ejercer una
influencia real. Según el Informe, los países
que han experimentado avances mas significativos son Suecia o Finlandia y es destacable
la falta de datos comparables a escala europea.
El Cuarto Programa de Acción Comunitario (1996-2000) se lanza oficialmente en
Dublín el 7 de octubre de 1996, y su ambición
fundamental es integrar la igualdad de oportunidades en la definición y la aplicación de
las políticas pertinentes en el ámbito comunitario, nacional y regional. El Quinto Programa establece la estrategia comunitaria en
materia de igualdad entre hombres y mujeres
para el 2001-2005 y sus objetivos son los
siguientes:
4. Para promover acciones concretas, destinadas a fomentar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en la vida
cotidiana, la Comisión, ya desde los años 80
ha lanzado sucesivos Programas de Acción
Plurianuales. El primer Programa de Acción
para la promoción de igualdad de oportunidades (14 de diciembre de 1982) contempla
medidas para el periodo 1982-85. El segundo
(20 de diciembre de 1985) cubre el cuatrienio
– Potenciar la capacidad de los agentes
sociales para promover eficazmente la
igualdad entre hombres y mujeres,
fomentando el intercambio de información y buenas prácticas y estableciendo
redes a nivel comunitario.
– Promover y difundir los valores y las
prácticas en las que se funda la igualdad
entre hombres y mujeres.
– Mejorar la comprensión de los aspectos
relativos a la igualdad entre hombres y
mujeres incluidas las discriminaciones
directas e indirectas.
Para la consecución de sus fines el Programa apoya la realización de acciones tendentes a:
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
47
105
ESTUDIOS
– Sensibilizar a la sociedad de la problemática de la igualdad de oportunidades,
dándole publicidad mediante campañas
y acciones varias.
– Analizar los factores y políticas relacionadas con la igualdad entre sexos, a través de la realización de estudios, recopilación de estadísticas, análisis del impacto de las diferentes medidas sobre el sexo
femenino, supervisión y aplicación de la
legislación en materia de igualdad.
– La cooperación transnacional entre los
agentes sociales a través de la promoción en el trabajo y redes de intercambio
de experiencias a nivel comunitario.
El importe financiero de la ejecución del
Programa es de 50 millones de euros y los
organismos participantes –Estados miembros, autoridades locales y regionales- deben
cofinanciar un 20% de los Presupuestos de los
Proyectos que emprendan.
5. El desempleo es uno de los principales
problemas que hoy tiene planteado la UE y
afecta de manera desigual a los distintos
colectivos, de manera que uno de los mas afectados es el femenino. El problema emerge con
mayor virulencia como consecuencia de las
políticas impuestas a los Estados por el Tratado de Maastricht para conseguir, mediante la
convergencia de los socios comunitarios, la
Unión Económica y Monetaria e impulsar de
manera decisiva las políticas activas de
empleo. En 1993 la presentación del Libro
Blanco sobre crecimiento, competitividad y
empleo (Informe Delors) constituyó un importante paso en la transición hacia nuevas estrategias de lucha contra el desempleo en la UE.
En línea de continuidad el Consejo Europeo de
Essen (1994) fijaba una estrategia común de
empleo basada en cinco áreas prioritarias una
de las cuales consistía en el incremento de las
medidas en favor de los colectivos con mayores
desventajas en el mercado laboral.
La estrategia de Essen fue desarrollada en
los Consejos Europeos de Madrid (1995),
106
Cannes y en la Cumbre de Florencia (1996)
donde la Comisión presentó el Documento
«Acción para el empleo en Europa: un pacto
de confianza». Con posterioridad, la Declaración de Dublín sobre el empleo (presentada
en diciembre de 1996). Pero la consolidación
del terreno avanzado en la carrera europea
en favor del empleo, aun cuando continúa en
la Cumbre de Amsterdam (1997) en que se
aprueba el Tratado, en cuyo texto se incluye
un título específico sobre «Empleo» (Título VI
bis, Título VIII en la versión consolidada del
Tratado constitutivo de la Comunidad Europea), se fortalece en la Cumbre Extraordinaria de Luxemburgo.
En la Cumbre, los países de la UE se comprometen a presentar Directrices de empleo
para 1998, que se presentarán en la Cumbre
de Cardiff. En esta última se adoptan 19
Directrices que se agrupan en torno a 4 ejes
(«pilares») fuertemente interconectados entre
sí y el cuarto de los cuales consiste, precisamente, en «reforzar la política de igualdad de
oportunidades, combatiendo la discriminación por razón del sexo». Para ello se demanda a los Estados miembros, en lo sucesivo, la
adopción de medidas que contribuyan a reducir la desigualdad existente entre las tasas de
empleo y desempleo de hombres y mujeres
(Directriz 16), a conciliar la vida laboral y
familiar (Directriz 17) y a facilitar la reincorporación al mercado de trabajo (Directriz 18).
En diciembre de 1998 el Congreso Europeo de
Viena actualizó la importancia del fomento
de la igualdad de oportunidades y la necesidad de revisar los Planes de Acción Nacionales desde esta perspectiva con la novedad de
considerarlo como un asunto transversal al
resto de los ejes: aumento de la empleabilidad, mejora de la adaptabilidad y fomento del
espíritu empresarial. La intención se renueva en la Cumbre de Lisboa de 2000.
CON LA MIRADA PUESTA EN EL
FUTURO
De cuanto se ha expuesto se desprende
que, en el ámbito de la UE, tras la suscripción
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
47
CARMEN ORTIZ LALLANA
del Tratado constitutivo, se ha producido un
importante desarrollo normativo que afecta
de forma decisiva al principio de igualdad de
oportunidades y del que dan muestra el conjunto de Directivas, de eficacia vinculante,
que se han traspuesto a los diferentes ordenamientos internos. Pero, frente a la igualdad formal que emana de las normas jurídicas, existe una desigualdad real que se impone a las mujeres, basada en anquilosadas
prácticas sociales, que pretenden reducir su
papel social impidiendo así el acceso a cotas
de libertad e independencia –que sólo pueden
alcanzarse con el trabajo en condiciones de
igualdad y la equiparación en el acceso a la
toma de decisiones con los hombres– que
todavía hoy distan mucho de las deseables.
Con todo, es innegable que la igualdad de
oportunidades de la mujer respecto del varón
en la vida política, social y económica de la
Europa Comunitaria ha dado un paso de
gigante y, a la par que trata de alcanzarse en
su plenitud en los Estados miembros, es uno
de los grandes retos de futuro en los países
candidatos al proceso de ampliación de la UE.
La Presidencia danesa del segundo semestre del 2002 culminó las negociaciones de
incorporación de diez países candidatos –Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y
República Checa–, cuya adhesión se firmó el
pasado 16 de abril de 2003 en Atenas y se producirá efectivamente el 1 de mayo de 2004.
Un segundo grupo de países –Bulgaria y
Rumania– cuya negociación se encuentra
muy avanzada se incorporarán en el 2007. En
el año 2004 se decidirá también si comienza a
negociarse con Turquía.
El objetivo de la Convención sobre el futuro
de Europa, que comenzó a trabajar el 1 de
marzo de 2002, ha sido la preparación de la
Conferencia Intergubernamental (CIG) a partir de la cual, en el año 2004, debe surgir una
nueva Unión Europea con un nuevo diseño
menos complejo, mas firme en la persecución
de sus objetivos fundamentales y con una
mayor presencia en el mundo. Para ello, ya el
28 de octubre de 2002, el Presidente de la Convención presentó en la sesión plenaria un
Anteproyecto del Tratado Constitucional cuyo
Título Segundo, que se refiere a la ciudadanía
de la Unión y los derechos fundamentales,
establece la doble ciudadanía, nacional y
europea, enumera los derechos que comporta
esta última y hará referencia o integrará la
Carta de Derechos Fundamentales.
Aunque los debates de la Conferencia
Intergubernamental se prolongarán hasta el
año 2004, en Informe Final (aprobado por la
Convención el día 4 de febrero de 2003) del
Grupo de Trabajo XI de la Convención sobre
el Futuro de Europa considera que el art. 2
del Tratado Constitucional debería hacer
referencia a la dignidad humana, así como a
los valores de justicia social, solidaridad e
igualdad y, en particular, a la igualdad entre
hombres y mujeres.
Es clara, por tanto, la apuesta por la igualdad de género en la Europa del futuro; sin
embargo, es difícil calcular las repercusiones
de la ampliación en esta materia, dadas las
diferencias sociales y económicas entre los
nuevos miembros de la Unión y los actuales.
Al parecer, el principio de igualdad y no discriminación por razón del sexo está incorporado a las Constituciones de los países candidatos, pero su traslación a la legislación civil
y social es variable y su aplicación plantea
mas de un interrogante. Las Directivas sobre
igualdad de trato –en el acceso al empleo, en
la formación o la retribución– están integradas en la mayoría de los países candidatos,
aunque las relativas a permisos parentales e
inversión de la carga de la prueba sólo lo
están en dos de ellos.
FUENTES DE INFORMACIÓN
CONSULTADAS
Documentación en red
– http://european- convention.eu.int
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
47
107
ESTUDIOS
– http://mujeres.universia.es/derechos y
mujer/convenciones.htm
– http://mujeres.universia.es/derechos y
mujer/directivas.htm
– http://mujeres.universia.es/derechos y
mujer/legislacion.htm
– http://mujeres.universia.es/empleo/
dere..bajadora/indice-derechos.definitivo.htm
– http://europa.eu.int/sadplus/leg/es/
cha/C100223.htm
– http://europa.eu.int/scadplus/leg/es/cha
/C10904.htm
– http://www.enakunde.es/actualidad/
igualdad.UE/cuando.chtn
– http://www.europa.eu.int/scandplus/
leg/es
BIBLIOGRAFÍA
ORTIZ L ALLANA, M.C.: «El principio de igualdad
salarial y las discriminaciones indirectas por
razón del sexo en el ordenamiento Comunitario
y en España», en Derecho Español y Derecho
Comunitario Europeo, UZ, Zaragoza, 1987, DPL
Z 2484-87.
— «El principio de igualdad salarial y las discriminaciones indirectas en la jurisprudencia del
Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas», Noticias CEE, nº 32, 1987.
— «Igualdad de trato por razón del sexo: un estudio especial», I y II, Actualidad Laboral, núms.
13 y 14, 1988, ISSN 0213-7097.
— «Tendencias actuales y puntos de interés en la
política social comunitaria», Actualidad Laboral, nº 28, 1988, ISSN 0213-7097.
— «Balance de la jurisprudencia del TJCE en
materia laboral y de la Seguridad Social», I y II,
Actualidad Laboral, núms. 44 y 45, 1988, ISSN
0213-7097.
— «Derecho Social Comunitario: principios, fuentes y conexión con el Derecho interno», Actualidad Laboral, núms. 40 y 41, 1992, ISSN 02137097.
— «Mercado único y Europa social: límites y dificultades para una aproximación legislativa»,
Revista de Trabajo y Seguridad Social, nº 5,
1993, ISSN 0034-897.
— «Derechos fundamentales y relación laboral»,
Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, nº 13, diciembre, 1998, ISSN 11375868.
— «La política comunitaria de empleo sobre igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres», Aequalitas, nº 1, mayo, 1999.
— «La Unión Europea y las políticas activas de
empleo», Revista del Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales, nº 17, octubre, 1999, ISSN
1137-5868.
— «Nulidad del despido de la trabajadora embarazada», Aequalitas, nº 3, enero, 2000.
— «Autoempleo y fomento del espíritu empresarial en la Unión Europea», Relaciones Laborales, nº 7/8, abril, 2000, ISSN 0213-0556.
— «El principio de igualdad salarial y las discriminaciones indirectas por razón del sexo en el
ordenamiento Comunitario y en España (A propósito de la S TJCE de 1 de julio de 1986)», en
Revista Española de Derecho del Trabajo, nº 29,
1987, ISSN 0212-6095.
SAENZ LARA, C.: Mujeres y mercado de trabajo. Las
discriminaciones directas e indirectas, CES,
Madrid, 1994, ISBN 84-6061-771-8.
— «El proceso de igualdad salarial y las discriminaciones indirectas (notas sobre la S TJCE de 1
de julio de 1986)», Actualidad Laboral, nº 17,
1987, ISSN 0213-7097.
— Memoria sobre la situación socioeconómica y
laboral. España 2002, CES (Economía, Trabajo y Sociedad), Madrid, 2003, ISBN 84-8188188-0.
108
RUIZ PÉREZ, E. (Coordinadora): Mujer y trabajo,
Bomarco, 2003, ISBN 84-8697-734-7.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
47
CARMEN ORTIZ LALLANA
RESUMEN: La igualdad entre el hombre y la mujer es un derecho fundamental de los sistemas democráticos, en cuya promoción se detecta un progresivo cambio de actitudes, tanto en los Estados de
la Unión Europea como a nivel internacional en general. Asimismo, para conseguir la plena
efectividad de la igualdad se comienza por tener en cuenta las particularidades de ambos géneros y se llega al convencimiento, en especial en el ámbito Comunitario, de que es necesario
adoptar políticas transversales que integran la igualdad de género en todos los ámbitos de la
vida política, social y económica.
En este proceso, el desarrollo normativo y la adopción de medidas para conseguir la igualdad
de trabajadores de distinto sexo en la UE ha determinado el crecimiento del empleo de la
mujer. La población laboral femenina ha pasado en los últimos veinte años de 45 a 61 millones
de trabajadoras, mientras que el número de trabajadores varones ha permanecido estable;
pero siguen existiendo profundos desequilibrios en lo que a igualdad de género en el empleo se
refiere. El desempleo femenino sigue estando por encima del masculino y las mujeres están
desempleadas más tiempo que los hombres. Las estadísticas sobre retribuciones en los Estados miembros revelan importantes diferencias salariales entre hombres y mujeres en detrimento de éstas –en el sector privado las mujeres cobran por término medio un 28% menos que
los hombres– y ponen de relieve que las reducciones de jornada en Europa descansan especialmente sobre ellas que, a la vez ocupan un porcentaje muy elevado de los trabajos a tiempo
parcial y padecen importantes cuotas de precariedad en el empleo.
Analizando el contenido de las diferentes Resoluciones, Recomendaciones, Directivas y
Encuentros comunitarios, que se ocupan de la igualdad de oportunidades acaba por concluirse que, en el ámbito de la UE, tras la suscripción del Tratado constitutivo, se ha producido un
importante desarrollo normativo del que dan muestra el conjunto de Directivas, de eficacia
vinculante, que se han traspuesto a los diferentes ordenamientos internos. Pero, frente a la
igualdad formal que emana de las normas jurídicas, existe una desigualdad real que se impone a las mujeres, basada en ciertas prácticas y usos sociales, que pretenden reducir su papel
social obstaculizando así el acceso a cotas de libertad e independencia, que sólo pueden obtenerse mediante el trabajo en condiciones de igualdad.
Con todo, es innegable que, en materia de igualdad de oportunidades, en la vida política, social
y económica de la Europa Comunitaria se ha avanzado de forma significativa y, a la par que
trata de alcanzarse en su plenitud en los Estados miembros, es uno de los grandes retos de
futuro en los países candidatos al proceso de ampliación de la UE.
La presidencia danesa del segundo semestre del 2002 culminó las negociaciones de incorporación de diez países candidatos –Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia,
Lituania, Malta, Polonia y República Checa–, cuya adhesión se firmó el pasado 16 de abril de
2003 en Atenas y se producirá efectivamente el 1 de mayo de 2004. Un segundo grupo de países -Bulgaria y Rumania- cuya negociación se encuentra muy avanzada se incorporarán en el
2007. En el año 2004 se decidirá también si comienza a negociarse con Turquía.
El objetivo de la Convención sobre el futuro de Europa, que comenzó a trabajar el 1 de marzo de
2002, ha sido la preparación de la Conferencia Intergubernamental (CIG) a partir de la cual, en
el año 2004, debe surgir una nueva Unión Europea con un nuevo diseño. Para ello, ya el 28 de
octubre de 2002, el Presidente de la Convención presentó en la sesión plenaria un Anteproyecto
del Tratado Constitucional cuyo Título Segundo, que se refiere a la "ciudadanía de la Unión y los
derechos fundamentales", establece la doble ciudadanía, nacional y europea, enumera los derechos que conlleva esta última y, al parecer, integrará la Carta de Derechos Fundamentales.
Aunque los debates de la Conferencia Intergubernamental se prolongarán hasta el año 2004,
el Informe Final (aprobado por la Convención el día 4 de febrero de 2003) del Grupo de Trabajo XI de la Convención sobre el Futuro de Europa considera que en el artº 2 del Tratado Constitucional debería hacerse referencia a la dignidad humana, así como a los valores de justicia
social, solidaridad e igualdad y, en particular, a la igualdad entre hombres y mujeres.
Es clara, por tanto, la apuesta por la igualdad de género en la Europa del futuro; sin embargo,
es difícil calcular las repercusiones de la ampliación en esta materia, dadas las diferencias
sociales y económicas entre los nuevos miembros de la Unión y los actuales. Según los datos de
que se dispone, el principio de igualdad y no discriminación por razón del sexo está incorporado a las Constituciones de los países candidatos, pero su traslación a la legislación civil y social
es variable y su aplicación plantea mas de un interrogante. Las Directivas sobre igualdad de
trato –el acceso al empleo, en la formación o la retribución– están integradas en la mayoría de
los países candidatos, aunque las relativas a permisos parentales e inversión de la carga de la
prueba sólo lo estarían en algunos de ellos.
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
47
109
Descargar