J. David Guarin LAS TRES SEMANAS (iVovela de costumbres] I BmLlOTECA I POPULAR DE CULTURA. COLOMBlANA. BOGOTA Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia Hi IJ I i fJ t C (' (J " fJ J. LAS NOVELA de II u l a r i D TRES d (..' t~ l t u r fI Colombia,.a Guarin SEUANAS VOLUMEN IV Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia Pubtica cion de Educacion. 1 mprf'sfJ en In Editorial A H C del Mini.sterio de Colombia (9.:1.2 Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia J. David Guarin LAS TRES SEMANAS [Nooela de costumbres] BIBLlOTECA POPULAR DE ('ULTURA COLOMBlANA Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia PROLOGO ENTRO del valioso grupo de los escritoree costumbristas, grupo afortunado que PO?' sf solo pudiera dar entidad, como en uerdad la dio, ala literatura patria, se destaca la figura dulce y amable de Jose David Guarin allado de las de Jose Maria Vergara y Vergara, Emiro Kasios, Rafa-el Eliseo Santander, Jose Caicedo Rojas, Manuel Pombo, Ricardo Silva, Eugenio Vias Castro. Minuciosos observadores de los sucesos y de lo» costumbres, fieles interpretes de la tradici6n, captadores del ambiente y del alrniJ,populares, devotos de las cosae de la tierruca, cuyo culto propagaron con celo fervoroso, echaron ellos las bases de la literatura autenticamente colombiama y [ormaron, con esfuerzo solidario y fraterno, un aceruo, no superado aim, al que sera necesario volver siempre cuando se irate de historiar el movimiento intelectual del siglo pasado en la republica. Sobrino del famoso padre Joaquin Guerin, aquel belico capellan de las milicias libertadoras, herido tomtas veces que su cuerpo era un registro uioiente que mostraba las numerosas cicatrices ganadas D n-11} 1r>.0 \J,(I tJ"VO nn.l'Vtl'Ohn.fr> VVIlUl!WU~O, •..•.••• Y ,.. th ;OW"."'•.•..• ,.,...• 'lJ.fNH;'/c, D 11 ,LIUlt(.lUUrI ". _ _ _1 ·,L (J;i)(.,.t//HLf.,U. -U -GU- ronel, y que vuelto luego a la orden jranciecoma [ue nombrado curo. de Quetame,' donde deseubri6 la« aguas que en su recuerdo se lZaman de Guariterma, le toe6 nacer en aquella poblaci6n del oriente cundinamarques el 28 de noviembre de 1830. Muy poco hubo de vivir aUf, comoquiera que en sus escritos no se advierten anoranzas de esa hosca y Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia VIII J. DAVID GUARIN quebrada tierra que baten. los alisioe que del llano suben par el caiurn. del Rionetrro y arrullan las oqua« de este y del Coniador tumultuoso. Como las qoloruirinae los [timiliares de los cures doctrineros siouen el peregrinaje de estos, de vecindario en oecindario, y cuelgan su nido de aiiosoe 0 de tiernos mtideros distantes del que meciera la cuna de sus mauores, C1'ed6 en Bogota, donde pas6 su infan cia, es a esta ciudad materna a la que dedica su culio filial, a sus canuirtuuu: de escuelo., bartolinos !J rosaristas, De su primera escuela bogotana refiere como en una distribuci6n de premios que no alcanearon para. el huerfamo chiquitin que el [uerti, el jJI'Bsidente Sanuuuier, que aeietia a todos esos aetas, pregunt6 a un niiio premiaclo por que lloraba el oiro, y al responderle que par rno heber obtenido premio, dijo el procer til pun.to; e.'U) merece uno especial. Y al acariciar las mejillas del sollozante diole un peso diciendole: T6ma para tus tlulce«. Estableci6 osi, con Guarin, el premia al esjuerio, a la valuntad por obt.en.erlos, cumpliendo asi el vencedor de Bouacti aquelloe veTSOS: "Nada importo. veneer 0 seT »encido, 10 que importa es ser qrtuuie en la batalla." En el colegio df] San Simon en Igabue, ciudad de donde su. familia paterna era oriundo. pOI' su madre em de los Rosas [usilados pOI' los espafioles en Poinuan. cursu estudios de iiioeoiio. y [urisprudencia, fue consul de la republica en San Francisco de California, diputado a varias asambleas de Cunclinamarca, eecretario general en Boyaca y de la ciimora de represenirunies, Residi6 en Duiiama, trcbai» en el. SOc01TO, en Velez, en Bucaramanga donde fue director de coleqio, y en Chiq1dnquira, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia IX LAS TRES SEMANAS donde fund» su hogar, deja sus hijos y sus cenizas, pues en esa tierra milaqrosa, fecunda en valores espirituales, rindi6 la vida el 9 de diciembre de 1890. Entre sus numeroeos cuadros de costumbres sobresalen Mi Primer Caballo, Un dia de San Juan en tierra caliente, Mi Cometa, El Maestro Julian, La Camisa Calentana, Varios cuentos en uno solo, Entre usted que se moia, La docena de panuelos. Como periodista [ue fundador de La Uni6n y El Eco, en Santander. Redactor de El Iris, El Hogar, La Ta~de, El Vergel, El RociCj El Mosaico. Escribi6 los poemas titulados "Pobre Nina" y "Nupcias en el Desierto", basado este en el episodio hist6rico del matrimonio del pr6cer Garcia Rovira con dona Josefa Piedrahita en las selvas del sur, en 1816. Otras com/posiciones liricas suyas corren en un volumen titulado "Faoores de la Suerte, Lirios y Azucenas", editado en el Socorro en 1871. Sus composicionee mas conocidas son La Soledad, aemela del canto a la luna del afortunado rival que le arrebat6 para esposa a la renombrada beldad Amalia Luque. La en que qued6 Guarin con este deeenqciio sentimental la inmortalizo y fij6 para siem/pre en el canto en endecasilabos asonantados que tal titu-· lo lleva. Figuran tambien. en el parnaso colombia111')1\ ,t/v Inn +1)"hJl7,..,rlno V\A.!O VVVV\lVU/\A.fU/U 1I111ti,+",-1 r1nonrttvt .•. 'VV\lVtlV \A.fVUV\.N'I, 1i'1VI ~'v n7 VV..&. PAll') ...,\1 •...••, T,f)!VIl'VfHD .a...JV'IV~VV,"" Nuit, en las cuales flota, como en todos sus escritos, la honda aonarqura de los desenaaiios y de los rigores de la adversa suerte. Public6, adenuis, un [olleto de indole judicial, "Bartolome Garcia, instrucci6n de un sumario", 1871, y "Artieulos y novelas", 1872, editados en el Socorro. Prosista fluido y fecundo, no cuid6 dernasiado la Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia x J. DAVID GUARIN forma literaria y esa sencillez y frescura de su e8tiio son lae cuclidsuies mas notorias de su abundante produecion. Sus cuadros de costumbres esJan cm-paptuio» de suave candor infantil y '1si tocan lo mismo a las fuentes de las lagrimas que ol rcuulal de la risa. Lo [isico, lo geogrrijica, el paisa[e, los hechos, los juguetes y los animales que figuran en sus cutulros, tltinle mativo para escindir en en la pro pia vida amarqtula, en la dolorosa de las claecs necesiuulos y en las que de la holganza y la coniodidad han bujado a la miseria, dande languidecen. entre el amargo argullo que busca mas ta soledad del oloido que la retuibiliiacion. par el tra1)((j (I (I poy e1 (f.!i1,in f]1lP. brinda In ctiridad. cristiana, Almas em.paredadas: en su propio dolor, hacen de el escudo que las «isla de su antiguo munda social ?J las clava con el artlienie aguij6n de un [oleo concepio de dignidad. El viejo simil poeiico de que "nuestro vida son los rios que corren hasta el morir", tan bello como vcrdtuiero, sirre con [recuencui al coetumbrista como hilo con que borda el relato 0 de cuua libra ltibra lo. iruma de sus nooelae. Todo placer es corte, solo el dolor' es duradero, Los ejidos de la vieja ciudad, sus cerros, riachuelos y arraboles, sus eo-minos hacia la« tierras calientes, sus paseos, sus ranchos, rodeculos de arbolocos y deiendidos par' cercos de hortiqas, sus templos y sus plazas, los pueblos y caeerios aletlaiio« son el teatro de sus cuadroe lJ de sus nouelas. La tituliula 'PRES SEMANAS, para cuya reedicion se perqeium. estas lineae liminares, reeume en este corte lCllJSO las costumbres, usos y tipos predomincmtes en el Bogota de 1880, primera admi- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS XI nistracion. Nunez, cuando comenz6 a ser coreado el himno nacional. La fiesta de la Virgen del Carmen y las poirioticae de ese mes de conmemcraciones civicas, agrupan en la novela a las gentes del gobierno y la sociedad, de las familias ricas y de los arteeomos, y por la plaza de Bolivar se les 've correr con la rapidez de un rio, segun el simil favorito de Guerin, en sus regocijos populares, cuadrillas, carreras, toros, ocasion. en que la embriaguez y el iueao sirven de llama artificial en que se oueman el ahorro, el honor y la tranquilidad. La torre de Malakoj y la Botella de Oro son el espeiiemo del verde tapete y de la azulina llama del alcohol que consume la salud y los dineros. BogoUi de entonces, en su transito de pueblo a ciudad, y la nacion. en ei.suuo de federal a unitaria, de radical a regeneradora, hacen aUi su presentacion de doble faz, de lo que termina y de lo que adviene con pretexto de las rumbosas y populares fiestas patriae. Graves reflexiones morales, acotadas a la narraeion de los lances y de los sucesos, denuncian al socioloqo cristiano que con el costumbrista y el poeta se confunden, en la persona del escritor, con el ciudadano celoso por la etico. colectiva y por el bien pasar de todos. Adoeriencias [uiciosas a las gentes felices de provincias que O/VJ 71"1 oQfn'11#'J,)n ••..••.• "' ••..•••••..~v •.•.••• ·<lV,,'-'V ')1 ::J 0'» 01 •....••••..•...••.. f1"nrn,jpho v ••.....•.• r" · ...,nrtp.o'11 fn'Yt11·11J-n J '-"' •• "' •..•.. " •.••... I}/ ::J t'Yl11_ /:''''''' tria, de los peligros que la ciudad guarda en esos al parecer inocentes concursos y festivales, igualee a los que hoy asaltan en los bazares de interee religioso y de beneiicencia al pudor, a la inocencia y al ahorro campesino. Como poeta delicado y sentimental, Guarin vale tanto, si no mas, que como escritor de coetumbree. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia XII J. DAVID GUARIN Canto a la pairia, a la familia, los gaces tiernos del hoqer, la ausencia de la tierra nativa, las aiioranzae infantiles. Escribi6 con sangre, y se ha dicho que lo eeerito con sangre perdura. La soledad, cuya sombra anhelara para su tumba en la mas conocida de sus poesias, ha sido [iel. a su llamada, y ella vigila sobre las cenizas del bardo. El centenario de su nacimiento, celebrado en cpoca de grar't- trcnsiormacion politico. que JiiOnOpolizc todas las actividades de enionces, tuvo modestas proporeiones locales. Fue fiesta familiar y por ella fervorosa en su pueblo nativo. Las palabras que alli dijimos para rendir tributo a su memoria y pam [omeniur el culio de su nombre, de unico escritor grande nacido par el acaso en la tieiTa de mis carinas, y que el viento se llev6, queden reemptaztuia» por estes lineae y sean grito de alarnui para las nuevas generaciones entre gentes que 01 ridtni que la patria es el pasado represeniado en el eimbolo de sus grandes »arones, 1/ tambien el jJulvenl1' de la simienie nueva eembrada en surcos de dolor 7/ de t.rcbcio, de estudio y de esf uerzo, Vidas como lu de Guarin, como la de Suarez, caldeadas des de la infancia par los riaore« de lt: ]JO breza, aureoladae por el personal esfuerzo, signadti« por el dolor causado por persecuciones injustas, SOli simbolos vivos, faros perennemenie encentlidos ]JaJ'((tiuiar I« ruia lCl1'gclde los pueblos en marcho en esitt« hora« ardua« que lti humanidar! rice. B. R. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS I EN EL TEATRO E -REPRESENTABA la ultima funci6n de beneficio de la compafiia Duclos, "Las riendas del gobierno", que tal es el nombre de la comedia, arranco aplausos hasta la saciedad en honor del simpatico beneficiado, quien habia conseguido colmar los palcos y la platea de una escogida y entusiasta concurrencia, Si el lector, por algun antojo, quiere seguirnos a un palco del centro, oira el siguiente dialogo entre dos senoritas de 10 mas notable de la ciudad, no s610 par su alcurnia sino por su belleza y posici6n pecuniaria. -Que bien trabajan estos actores, ~no es cier- S to? -Divinamente; es lastima que la primers dama, actriz de poderosos recursos, no tenga una voz mas simpatica. Con eso seria inmejorable. ~Es cierto, Carmen, que llega para el 20 de julio una I'n.mnlliilll. np. onera v baile? - -=E~-~ierto; 'estan alllegar, asi es que esta compafiia trabajara manana por ultima vez. -Es de sentirse, porque trabajan muy bien y casi todos los miembros de ella han Iogrado hacersenos simpaticos, -Dime, Eloisa, ~muy preparada estas para las fiestas? -Como no puedes imaginarte. Mi papa ha tomado dos palcos seguidos, que ha comprado a ochenta pesos cada uno. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia J. DAVID GUARIN 2 -i, Estan del lado de la municipalidad? -81. _j Ah! que f'elices fueramos si nos quedasen unidos. Voy a preguntarle a papa cual es el mimero, para que si algun amigo quedare cerca de los tuyos, 10 cambiemos, aunque sea dandole mas precio. -Que fortuna fuera para nosotras, Eloisita de mi alma, estar unidas para compartir nuestras dichas. t: Reinaldo corre en las carreras '! -Si, y ha comprado un caballo blanco magnifico. i Que animal tan esbelto! Ayer tarde pas6 en el, y si 10hubieras visto culm elegante iba, me habrias envidiado. -Yo no te envidio. -Ya 10 se, pues tu eres muy feliz en ser amada por Eudoro. -No precisamente por eso, sino porque yo no puedo tener envidia del bien que goce una amiga tan querida como tu. -euan generosa eres --<Iijo enternecida Eloisa-. i, Es cierto que Eudoro sera el capitan de una cuadrilla? -Se han empefiado para que dirija la de los caballos blancos; pero, segtin me dijo anoche, esta indeciso. -Elegante quedaria vestido de caballero cruzado. Pocos Ie aventajaran, te 10 aseguro. -N 0 me hagas poner celosa, mi bien. -No tengas cuidado, s610 quiero lisonjearte. -Gracias, ladina. i, Sabes 10 que me esta mortificando? -i, Que ? -Que no hay modista que me concluya todos los trajes, -Ni a mi tampoco : he mandado a todos los talleres de modas y en ninguno se han comprometido a trabajar, aun pagando 10 que pidan. Tengo esperanza de que donde Sofia me hagan unos seis siquiera. Suponte que papa me ha llevado una pro~ visi6n como para dos semanas, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 3 -Yo recorri todos los almacenes y compre telas lindas, de las cuales me han hecho algunos trajes; pero el que mas interes tengo de que me trabajen es uno de moire, color de aurora, para baile. -~Habra por fin el baile en el Jockey-Club? -Quien sabe ; estaban en duda, sin embargo de haberlo anunciado en el programa. -Mira: alla estan juntos; acaban de entrar. N os han puesto los bin6culos. ~No vendran a visitarnos ? Es extrafio, -Querran aprovechar el otro entreacto para venir. En este momento callo la orquesta, y el te16n se alz6. Entre estrepitosos aplausos concluy6 el primer acto, y pasado algun tiempo dos j6venes se presentaron en el palco indica do, y, despues de los saludos de costumbre, tomaron asiento, y uno de los visitantes pregunt6: -~ Que Ies ha parecido la representaci6n? -Magnifica, Eudoro, y la pieza no puede ser mas chistosa y satirica, -Si; deciarnos aqui -exclam6 Carmen-, que parece hecha para nuestros gobernantes, -Yo no conocia la pieza, pero si creo que mucho de 10 aplaudido por oportuno no sea obra del autor -dijo Reinaldo. -Indudablemente que no; eso es acomodado por los actores, de ello estoy segura. Ya 10 habiamos dicho con Carmen. -Yen verdad que yo no se si hasta alla llegue la libertad de los actores. Adulterar una pieza literaria es cosa grave. -~ Han empezado a ensayar las carreras? -pregunt6 Eloisa a Eudoro. -Si, hemos hecho algunos ensayos pedestres, como algun gracioso los ha llamado. -Sin embargo -dijo Reina1do-, pensamos montar una de estas tardes. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 4 J. DAVID GUARIN -Costosos seran los vestidos, ;,no? -pregunto Carmen a Eudoro. -No 10 seran mucho, pues no todos quieren 0 pueden hacer un gasto exorbitante para solo una tarde. Algo mas de un centenar de pesos vendra a costar todo. -Yo, POl' mi, digo que el merito de unas fiestas esta en las carreras. Me siento transportada a la epoca de la Edad Media, creo estar Ieyendo a don Angel Saavedra, me imagine soy la dama que haya de ser poseedora de alguna banda 0 de algull anillo ganado en la justa por mi galan caballero. ;,La obtendre ? -pregunto Carmen, sonriendo, a Reinaldo. -AI menos asi se 10 promete el gal an -contesto con orgullo el futuro cuadrillero. -Estas fiestas han empezado con mucha anticipacion : ya ven ustedes, manana habra funcion mixta de teatro y prestidigitacion, y el 16 tendremos gran fiesta en casa de Carmen, a consecuencia de su cumpleafios, ;,Muy preparada estas ? -Mi papa no ha ahorrado gasto para hacer un gran baile. Pi enso que estaremos alli muy contentos; ;,no es asi ? ...:...-DesdeIuego -contestaron los demas. -No es corto el programa : nos va a faltar tiempo para cumplirlo en estas dos semanas -agrego Reinaldo-. l. No 10 cree asi, Eloisa? -Ciertamente. Pero, diganme, senores, he oido decir a alguno que no habra carreras charras; ;,es cierto? Seria una lastima, . -Si, senorita -contest6 Eduardo-: se han presentado dificuItades que no han podido veneerse; pero, en cambio, habra muchas cosas que no estan anunciadas. - Ya 10 creo -exclam6 riendo Eloisa-, 10 que no se ve y 10 que no se ha previsto. -Es tal el deseo de gozar en mi cumpleafios y en las fiestas, que me parece no llegara el dia. Tengo desconfianza, trato de realizar en la irnagi- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 5 nacion to do ese porvenir y se me oscurece como con la sombra de una nube 10 brillante de un esplendido dia, -No alcanzo aver el motivo para tal presentimiento -Ie contesto Eloisa-; el porvenir es nuestro; ~no es cierto, senores? -j Oh, sin duda! -dijeron a tiempo en que se despedian para volver a sus lunetas. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia II LA TORRE DE MALAKOFF .•• A ELEGANTE casa aue desde hace algunos arios lleva este nornbre y que esta situada en la acera norte de la plaza de Bolivar, acababa de ser abierta nuevamente al publico. La multitud ansiosa la colmo, y desde esa noche se hizo el centro principal de reuni6n, de placer, de lucro y de desesperaci6n. EI propietario, sin ahorrar gasto alguno, exhibio en aquel recinto cuanto en esta capital puede desearse como casa de juego, restaurante y lugar de distraccion. Las tres galerias que la casa tiene, se han puesto al servicio del publico y en ellas se encuentra decencia, lujo, comodidad y orden. Los dos patios, que se hallan cubiertos con cristales para que den Iuz, no son sino elegantes salanes en donde se hallan cuatro espaciosas mesas de monte de dado que alzan y abaten fortunas como se alzan las pajas en la era por agosto, Cantina y comedor vecinos, aquella surtida de licores, este aseado y bien servido.vy piezas separadas en donde puede jugarse dado, ajedrez, etc., completan el primer tramo y ofrecen escaleras POl' distintos puntos para conducir al segundo piso. Alli, un corredor rodea y domina el primer salon y pone bajo las miradas ansiosas 0 indiferentes aquellas mesas con torres de fuertes en el centro y docenas de concurrentes, que desde sus alrededores intentan tomarlas POl' asalto. j Cuantos caen a los tiros de los dados traicioneros! EI espectador, colocado alli entonces, no es otra cosa que Jesus alzado a la montana para ser ten- L Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES 7 SEMAN AS tado por el diablo de la codicia: todo aquel dinero sera tuyo, con solo unos pocos minutos de audacia y buena suerte. j Ve, y juega! Pero sigamos nuestra deseripcion . .. Cinco comedores hay alrededor, y uno de ellos tiene una cantina asistida con cuanto puede desearse. Servidumbre lista, lujo y alimentos escogidos, telegrafo para llamar a los criados en cualquier lugar en donde uno se encuentre, asientos comodos y mesas para juegos en los salones, completan la parte alta en su primer tramo, pues en el segundo estan fa cocina y reposteria y alguna que otra pieza con mesas de juego. Las larnparas alumbradas can gas son tan abundantes, que no hay un solo punto oscuro, y si a esto se agrega que grandes espejos la devuelven por dondequiera, se eehara de ver que nada falta para estar alli con toda comodidad. Entre tanta gente que hormiguea por dondequiera, entre tanto grupo maldiciente 0 placentero, uno hay por ahara que nos llama la atenci6n. Componenlo dos j6venes, de los cuales el uno acaba de hacer apuntes acertados, y pronto, no hay duda, desbancara el monte. EI otro, con un codo fijo sobre la mesa y la cabeza inclinada, medita probablemente en la suma que acaba de perder sin esperanza de desquite. Rodean al primero muchos compafieros que 10 adulan, en tanto que al segundo apenas si el concurso 10 mira can aire compasivo. -Eudora, no juegues mas; retirate, el monte f.';LlTln 1.' .•.. _ .•.. ,1.'•.• "U'"O J" 'VVa""'" .luJ Y\r\nn pvvv rot'.,,.,. "-J UV £'o"n'V'lo"",l,..,. ,sU-.lJ.U.L .J.v • no""""" .LJL4I.1.J.J.V nNn.N vQVQ \"'~111"\ J.,J.l.l.l'\..o- tes para guardartelos, -Toma -contest6 Reinaldo-, pero dejame hacer este apunte a los ases; y diciendo esto, arroj6 quinientos pesos en billetes y en fuertes. -j Ases! -dijo el tallador-, y pag6 el dinero. --No juegues mas; ahora S1 contentate con esta ganancia. Eudoro cedi6 a la suplica de su amigo y partie- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 8 J. DAVID GUARIN ron, rodeados de una multitud de merodeadores que a eual mas asediaban al joven ganancioso, En la cantina se distribuyo el brandy, el vino, la cerveza y las viandas con profusion. j Con cuanto gusto bota el ganancioso el dinero! -He perdido euanto mi padre me mando para haeer un pago en el Banco. No se que haga ; estoy desesperado, quisiera darme un balazo -decia el joven aquel a quien hemos visto, a otro que se Ie acerco. - -No seas torpe, no te desesperes : yo tengo aqul un dinero que mi madre me mando cobrar y con el podemos hacgr algo. Ven, nos tomamos un trago y volveremos a desbancar un monte. Mira, tengo cuatrocientos pesos en billetes, te doy doscientos prestados para que hagamos una vaca. -j Cuan bueno eres! Ttl vas a salvarme de un conflicto. -Pero te impongo una eondici6n. -La que quieras, -Que yo juego, porque ttl estas muy de malas. -Haz 10 que gustes. -Mira: es necesario ser previsivos; compremos una botella de brandy por todo even to. Con tal resolucion y con tal avio se acercaron a una mesa de juego. Que la suerte Ies sea propicia. Los planes de Eudoro, Reinaldo y demas compafieros para pasar las fiestas contentos al favor de mil y tantos pesos ganados, eran brillantes. La cena, el vino, los puscafss, los habanos, dieron expansion; y el chiste, el buen humor, fueron salsa con que se condimento aquel rata tan agradable. -Oyeme, Eudoro -dijo uno-: l quieres que hagamos una vaca de cien pesos cad a uno y vamos a desbancar otro monte? -Corriente -dijo el ganancioso joven-c-, y en medio de aplausos partieron para un salon de juego. j Que la suerte no les vuelva la espalda! -Mira que bien van los de aquella vaca -<iijo un curioso al ver a nuestros dos jovenes que ha- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 9 bian prometido no solo desquitar la perdida hecha sino hacer una regular ganancia con que poder pasar las fiestas comodarnente. La una de la manana sefialaba el rel oj , y los salones, as! como los comedores y cantinas, estaban colmados de hombres que poco mas 0 menos maldecian en el mismo tono. Como es sabido, el dinero que se adquiere en el juego dura poco en el bolsillo; el que no se pierde, en seguida se regala, se bota 0 malbarata de cualquier modo. Parece que esto sea una compensacion, pues as! como se obtiene can la vuelta de un dado, del mismo modo se escapa de las manos. -MaId ita sea mi suerte -decia uno-: 10 que tenia para los botincitos de la nina, mas 10 del arrendamiento del cuarto, se fue en este maId ito monte. -j, Que hacemos ahora? Tti perdiste eI dinero de tu madre y yo el que mi papa me mando para cubrir la obligacion en eI banco. " -Algtin dia nos desquitaremos, por ahara vamos a bebernos 10 que nos queda. -j, No seria mejor apuntar esos cuatro reales? Nada tiene de extrafio que can eso nos desquitemos, aunque sea de algo. -Apuntemoslos, pues.va los ases : j si es que estamos tan de malas ! En este momento una griteria inmensa se oy6 en el salon vecino, a causa de que Eudoro acababa de ganar todo el dinero de una mesa. Parientes, arnigos, conocidos, pobres y ricos cayeron sobre el joven, que no sabia como Sfllir np. 1'\11 dinero para no sufrir tanta exigencia. Idos todos en cora a la cantina, se sirvieron los licores con la profusion del caso, Tenian todos las copas en alto para apurar un trago, cuando entr6 rapidamente un joven que llam6 con misterio a Reinaldo. -j, No sabes 10 que ha pasado ? -jQue! Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 10 J. DAVID GUARIN -El padre de Carmen recibi6 un telegrama ,en que le anuncian la muerte de su hermano, qUIen temperaba en Tocaima. -~ Don Francisco ha muerto? . -Si; esta tarde. -y yo aqui, en vez de estar al lado de Carmen. j Maldito sea el juego! -Yo estuve alla esta noche. Crei encontrarte al lado de ella, que esta inconsolable. Comotu sabes, era una persona muy querida, -~ Y que te dijo? -Esta. muy sentida, y con raz6n, contigo, -j Pobre Carmen! j Quien hubiera estado a su Iado para consolarla l j Es tan buena conmigo ! -~ Que misterio tienen entre manos? -interrumpi6 Eudoro, acercandosa, -j Muri6 don Francisco en Tocaima! -~ El tio de Carmen? -S1, -j Cuanto 10 siento! Se acabaron las fiestas pa"'Q .L"'" +; '1.1..• -No hay duda, y 10 peor es que muchas familias tendran que guardar el duelo. Son tan extensas las relaciones de esa casa, que medio Bogota vestira luto por mucho tiempo. -~ Sabes que ahora caigo en la cuenta de que algtin presentimiento tenia ella de que no concurriria a las fiestas? -Ciertamente, porque en el teatro dijo que aun cuando trataba de realizar en su imaginaci6n porvenir tan brillante, se Ie oscureeia todo, Algo Ie decia el coraz6n. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia III LA CASA DEL ALCALDE o BIEN han quedado a la espalda del viajero las ultimas casas de uno de los pueblos templados que demoran en las cerca nias de Bogota, se empieza a bajar por una suave pendiente hasta llegar al rio. AlIi se pasa por un puente formado de gruesas vigas, Y luego por entre una vereda entapizada de gramas Y cercada de un lado y de otro con cafias, nacederos y jazmines se llega a un patiecito, tan barrido, limpio y alegre como la casa que esta al frenteo Tiene esta ancho corredor por el lado del rio, de tal suerte situado, que desde alli se divisan las aguas ya mansas y azuladas al correr tranquilas, ya espumosas y revueltas al quebrantarse contra las murallas del puente 0 las piedras de la orilla. Luego la vista ociosa se entretiene en seguir las vueltas del camino que, entre arbustos medio escondidas, conducen a las primeras casas del pueblo con su blanca torre, sus alegres huertas y sus N n"l"-...,,,nn ,.11" k.'....-" \"VL\.-lL.1UJ.ao u'" .l.J.UJ.J.J.V, _"'I" ,...;", y. U"-' QJ.\-'J.J.JjJ.L ,.. v ..:J ••.• .: .•..• _ UC:;JQJ.1 .•..• ..1.: ....• ..:_ _ ~1 v J.u.aJ. (;t.l- au! go del bienestar misterioso que todo el mundo quiere hallaren una casa de campo. Pero si cansada la vista de mirar todas estas bellezas, qui ere darse al vagar a que una imaginaci6n contemplativa suele inducirla, entonces no tiene mas que volver a la izquierda y entretenerse en repasar las colinas que gradualmente van alzandose como orgullosa cad a cual con sus plantfos de cafia de aaucar, sus platanares, sus trapiches y pastale~. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 12 J. DAVID GUARIN Quisimos describir la casa s, sin la menor intencion de engafiar al lector, nos ocupamos en los alrerledores; procuraremos, pues, no desviarnos en adelante, Pasado el corredor, hay una salita con dos puertas, la una en frente de la otra; a los lados hay alcobas, y pasada la sal a hay otro corredol' que aneierra un patiecito cubierto de flores. Las piezas que rodean este patio no merecen especial mencion, porque ya supondra el lector que ~er3n lop. graneros, cuartos para el amasijo, depositos de aperos, despensa, cocina y la ramada del homo. Detras de la cocina hay un corral para gallinas, y un chiquero para los marranos, y despues esta la manga donde se dejan las mulas que han de servir al dia siguiente para la molienda ell el trapiche, que no estara muy lejos de la casa, porque desde alli se aye el continuo mslancolico chirrido del mayal, el canto de la muchacha que mete la cafia y el silbo del que arrea la mula para dar vuelta al trapiche. Los que por primera vez atraviesan uno de estos paramos y luego descienden a una tierra templada, que de emociones tan nuevas las que sienten, que de admiraciones con todo esto de vel' los rios, que invitan a refrescar el calor incesante del fatigado viajero. Que no cansarse de contemplar los chirimoyos de perfumadoras flores, los guayabos con su abundante fruto, los canaverales tupidos, el platanar de sombra incitante, y, en fin, los trapiches que como el que tenemos entre manes, estan en medio de cafia en sazon, puesto que ya se arrastra con gruesos cafiutos ; trapiches con alta ramada, masas de dinde, gran pozuelo donde se recoge el zumo, y reverberante hornilla con un fondo y su falca para que el guarapo, por mas que hierva y hierva hasta espesarse, no encuentre por donde salirse. No olvide el lector que hacia la derecha de la casa y casi unida a ella hay un platanar adonde no debe asomarse quien no tenga resoluci6n de pa- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 13 searlo, porque no se sabe que hay debajo de sus hojas y en medio de sus vastagos, que mientras mas se camina hacia adentro, mas llama cierto misterio que medio asusta y atrae como si se fuera a una cita. Asi se va, ya contemplando los largos manojos de blancas flores que las abejas explotan con su eterno ruido, 0 ya viendo los amarillos racimos de maduros plata nos que los pajaros se disputan con grande algarabia, hasta que se da con el rio, el rio que alli resbala manso y oscuro para amedrentar al forastero que no sabe nadar y que ignora que son los nacederos, cambulos y cauchos, los que desde las oriIIas 10 cubren para darIe sombra eterna y comunicarIe ese aspecto medroso, pues si no fuera asi, podria deleitarse en contarle hasta las ultimas arenas de su fondo. El lector habra nota do que paseamos toda la casa y no tocamos con las personas que alli viven; pero eso es porque estamos en domingo y todos ellos estan en el pueblo, donde, ademas del mercado y la misa, a que hay que ir en ese dia, el sefior alcalde, que es el duefio y habitador de la estancia donde hemos estado, tiene necesidad de hacer leer en voz alta, en las cuatro esquinas de la plaza, un papel6n amarillo en que se halla el prograrna de las fiestas nacionales que deben tener lugar en la capital de la republica. Este sefior alcalde es uno de aquellos hombres formalotes y honrados que saben tanto de las leyes y acuerdos como de 10 que habra de sucederles : p.1onina OlJP. Ja vara de la iusticia, con la aue da .golpecitos 'en el suelo, ha de ser medida para chico y grande, y que la justicia ha de empezar por casa, porque es hija de Dios. Ah! y cuenta can hacerle hervir la sangre, porque ese dia oyen 10 que es bueno y aquello de que "yo no meahorro can nadie, y si no se enmienda 10 soplo en un presidio", No obstante todo esto, don Laurencio, despues de que POl' no desobedecer las 6rdenes del sefior gobernador ha mandado a los alguaciles a que Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 14 J. DAVID GUARIN recluten cuatro hombres para el servicio, consiente en que su esposa, que es otra bonaza, vaya a ciencia y paciencia suya y, la vispera de mandarlos para la capital, engafie al carcelero y los ponga en libertad. Estamos, pues, como se ha visto, en un domingo de julio. La misa ha concluido, y a la hora en que el mercado esta mas concurrido se oyen unos golpes de bombo en el corredor del cabildo. -j Santa Barbara! -dice uno de los que estan vendiendo-: si sera alguna contrauci6n que nos querran soplar. -j Bando! j Que todas las mujeres se vayan casando! -dice un muchacho que con sombrero en mano emprende carrera. -A mi se me antoja que eso es 10 del puente. -iQuei -Pus no ves que se esta errumbando y tenemos que dar el trabajo sueindario? -j Verda! ~Vamos a escuchar? -jCamina! Despues de que el bombo toeado par el alguaeil par6 en las esquinas, el mas sabido del lugar, acornpafiado del alcalde, ley6 el programa que todos oyeron can la mayor atenei6n, no sin produeir en cada esquina uno que otro dialogo de la clase siguiente: -j Valiente!, yo crei que juera pa darnos alga. -Puf, can eso tenias. -j, Vamos a fiestas a Santafe, nina Maria? -Enque estuviera uno de balde como estas tie Yo no voy po alla, Pal papel que uno haee entre los cachacos; j humju l Yo si VQY a cargar mi maleta de maduros y hago una vida y dos mandaos, vendo mis plantanos, tuno tantico y de ahi me vengo otra vez. -l Y si te cage alguns cachaca y te enamora? Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMAN AS 15 -Le hago Ia sanajoria mientras Ie acomodo los plantanos y salgo corriendo. A mi quien me mete a funes. -Ja! ja! ja! -prorrumpieron los del corrillo a plena boca abierta. Dellado del pueblo y en direcci6n hacia el puente viene uno acompafiando con el tiple un sentido bambuco. La voz sonora del cantor medio se apaga, media se oye cuando se oculta 0 cuando sale de algunas de las revueltas del camino. Par fin, en una de esas revueltas pudo oirse des de el corredor de la casa de don Laurencio este estribillo, que fue repetido con el deja melancolico que tanto realce da a esta mtisica popular: No llores, vida mla, porque me vaya, que s1 el cuerpo se aleja, te queda mi alma. La vOZdel cantor y el sonido del tiple callaron despues, Un bulto atraveso entonces el corredor con cautela y entre al platanar por la vereda que conduce al rio. Mucho cuidado llevaria, cuando apenas se notaba de cerca el ruido que el pie producia al tropezar con los vastagos 0 al pisar las hojas secas que sirven de alfombra en estes sitios, Si alzuien hubiese ida detras, habria aida distintamente el sonido que produce una agitada respiraci6n al avanzar 0 detenerse cautelosamente a la idea de cualquier peligro imaginario. La clara luz de las estrellas, el revolotear de los cocuyos y de las candelillas cuya luz rojiza 0 amarillenja casi alumbraban aquel sitio ; el chillido de innumerables insectos que en Jas tierras templadas puebla el silencio de la noche; el ruido incansable y perenne Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 16 J. DAVID GUARIN del rio, que en la noche cambia sus atractivos por un misterio que sobrecoge el espiritu : y, mas que todo, la oeasion, aumentaban mas y mas la zozobra de quien atravesaba en direcci6n al rio por debajo de los arboles a tales horas. Un ruido Ie hizo contener el paso y poner atencion; pero, como nada volvi6 a oirse, continuo hasta dar can un grueso arbol que estaba inclinado sobre el rio. Alli espero. j Que largos son los instantes en estos casos ! Ya no viene, murmur6, y pensaba en volverse cuando pcrcibio el ruido como de una rama tronchada par Ja fuerza; entonces, incorporandose, puso de nuevo atenci6n y procure contener la respiraci6n que casi ahogaba. -j Maria! j Maria! -se oy6 decir entre las rnatas con una voz apenas perceptible. -l Qui6n es? l Antonio? -pregunt6 quien esperaba. -·Si, yo soy. -erei que ya no venia. j Si que 10 he esperado ! i.. Por que se tard6 tanto? La respuesta qued6 ahogada entre un abrazo. -lEsque se va manana de veras? -Pero es todito. -j Y ora! Es decir, que me quedo yo aqui ... Pero amo mio y Senor, que pueda ser que algun dia ... -l Luego no se va buste pa fiestas a Santaf'e, pues? -Si, nos vamos, pero es en la otra semana de arriba. -Ah! eso es! y yo me quedaba aqui esperando a quien ... -l Luego no va con nosotros? -Yo no voy; lno ve mi chinita que hay que desherbar y mientras que esta uno po alla se pasa la Iabranza ? -Deje quien 10 haga y vamos. Yo si no fuera porque mi taita ha agarrao tanto empefio, ni pensao que yo me bullera; a buen seguro. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 17 Antonio qued6 pensativo. . dijo Maria, poniendole una mana en un hombro y moviendolo como para que despertara. --No hay como su coraz6n de uno -contest6 Antonio con tono sentencioso-. i Quien sabe esas fiestas! Anoche no pude pegar mis ojos desde la madrugada grande, y fue dar y cavilar hasta que Dios ech6 su luz. . -Pero esas si que son ganas de mortificarse. Ahi si que como dice el dicho, amoedecir : no la debas, no la temas. De buena gana me quedaria pa que no tuviera buste que decir ni tanto asi, -l Pero no me olvida? -pregunto con amorosa solicitud Antonio. -De donde va uno a olvidar a 10 que mas quiere -respondi6 Maria estrechandole una mano. En este momento se oy6 el ladrido de un perro en el patio. -i M'i taita viene ya del pueblo! -dijo Maria con precipitacion-e--: adios, me voy, mi hijito. -L Pero no me olvida? -volvi6 a preguntar Antonio, dandole un abrazo. -i Nunca! -contesto Maria estrechandolo-i- ; adios. --j Adi6s! -l En que piensa ? -Ie Una vez mas se dieron las manos para separarse. La voz del cantor volvio a oirse por las revueltas del camino. Cuando el que tan bien golpeaba el bambuco en el tiple y modulaba Ia voz para dar sentimiento a sus coplas, volvio a llegar a una pequeiia prornineucia, eutono este verso como ultima despedida: Te vas POl' no mirarme, negrlta Ingrata; pero par mas que me huyas te llevas mt alma. Despues nada volvi6 a interrumpir el misterio Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 18 J. DAVID GUARIN de la noche. Sigui6 el rio murmurando al golpearse contra las piedras 0 rozarse contra las gramas de la orilIa; siguieron las tibias brisas circulando agobiadas con tantos perfumes que les confiaban los naranjos, jazrnines y chirimoyos, para que, como mensaje amoroso, los llevasen a otras flores mas distantes; siguieron las luciernagas trazando con su vuelo luminoso revueltas y giros caprichosos a primera vista, pero que acaso sean para una imaginaci6n contemplativa los diversos ca~ac~eres con que la creacion escribe un nombre; slguleron las estrellas enviando su reflejo dudoso, y sigui6 la calma dando al t.iempo la lentitud con que parece correr la noche para el que vela y cuenta las horas, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia IV LA RI.JA DEL CARPINTERO AL contados, en aquel dia completaba la joven diez y seis alios. No era su tipo el de una muper aristocratica ; pero jugaba en su fisonomia con tanta inquietud, cierto airecillo de felicidad y candor, que causaba envidia al mismo tiempo que se hacia amar. Cara redonda, ojos grandes, negros, cejas arqueadas, nariz ligeramente recortada, labios levantados y risuefios aun cuando estuviera sola; barba pronunciada, frente limpia (aun no se habia atrevido a usar capul), cabello corto pero abundoso y crespo, garganta, pecho y cintura en consonancia con su fisonomia, hacian de la muchacha un ser inquietador. j Cuando decimos que era guapa la chica! Y para colmo de felicidades tenia genio tan dulce como pocas. Siempre estaba sonriendo, siempre estaba contenta y chancera. Y la querian los padres, j valganos Dios! Aquello era no pensar sino en darle gusto; y no les faltaba razon. Mauricio Florez tenia su taller de carpinteria y casa de habitacion par el barrio de San Victorino. Habil en su oficio, honrado y cumplido, habia logrado hacerse a buenos apoyos, de manera que al presente tenia obras para varias casas en construccion y tiltimamente habia hecho un contrato con el gobierno para contruir unas cuantas puertas y vent an as para el CapitoIio. Firmado el contrato, recibic adelantada una regular suma para comprar maderas, y comoquiera que pensaba hacer un buen negocio en las fiestas, remat6 unos M Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 20 J. DAVID GUARIN' cuantos metros del area de la plaza para hacer tablados, poner cantina y una mesa de juego. Al hacer estos gastos, sac6 del Banco el dinero de sus ahorros, hipotec6 la suma que le quedaba del contrato con el gobierno, y tom6 a redito crecido otras sumas, empefiando algunas obras de su taller, y aun parte de sus herramientas. . Como era natural, la esposa, mujer honradota, sencilla y de buenas prendas, quiso tarnbien adelantar sus ahorros, y para esto se hizo cargo de asistir por su cuenta la cantina. Carmen (y se nos habia olvidado decir como se llamaba la muchacha) fue la unica que se opuso a entrar en tal negocio, pues le daba verguenza y se le ajaba cierto orgullito al pensar que a su novio le desagradar ia verla entre ese bullicio, y, ademas, como ella decia, no sentaba muy bien el que una joven decente fuese a oir galanterias y cosas. .. de cualquiera que llegase, Pero no hubo remedio, los padres y las arnigas la convencieron y al fin entr6 de buen grado en el negocio. Se convino, pues, en que con el dinero que ella tenia, con el que obtuviese en el Banco Popular dando en prenda algunas de sus joyas, su maquina de costura y un espejo, compraria los licores, negocio cuya cuenta se llevaria por separado, pues con las ganancias pensaba hacer un deposito en el Banco para cuando llegara la fecha de su matrimonio. Como dia de Nuestra Senora del Carmen, madre e hija se hicieron el deber de concurrir a la misa solemne que en aquel dia se cantaba en Santo Domingo. Mas de veinte senoras y senoritas de 10 mas notable de la ciudad cantaron la misa, obra de nuestro musico, el mas fi16sofo y profundo que cuenta hoy Colombia. La musica religiosa del maestro Quevedo eleva el alma a tal grade de misticismo que la asimila a la Divinidad. Recordamos de esta misa cantada por voces angelicales, acompafiada por una excelente orquesta en la que toea- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 21 .ban grandes musicos y que era dirigida por el mismo senor Quevedo, que oimos con suprema delicia el agnus Dei. Parecionos que los espiritus de los oyentes formaban en aquellos momentos uno solo, que era alzado por el genic del autor, como en vago movimiento, hasta donde nos imaginamos que se halla el ordenador de esta sin taxis sublime que se llama el universo. Esa musica persistente en un tema, parece va meciendo el alma lentamente, como los soplos de la montana mueven el nido de la oropendola, Feliz quien con su genio arranca de quien 10 oye ese ululato intimo, que solo Dios oye y que solo el comprende ... Divagabamos ; perdonesenos. Terminada la misa, vemos a Carmen en San Victorino que se dirige a su casa con su madre y amigas, Un incidente nos llama la atencion, Al pie de un coche cubierto hay varias personas que visten de luto; entre ellas hay una senorita que parece esperar con inquietud y que habla al oido a una criada, dandole alguna cosa en sigilo, A este tiempo pasa por cerca Carmen y se fija en la senorita, quien entra en el coche y parte, no sin que los ojos se Ie aguen mirando hacia la ciudad. Era la senorita Carmen, a quien conocimos en el teatro y que por causa de la muerte del tio ha tenido que retirarse a una hacienda vecina. He ahi dos seres con un mismo nombre, dignos de ser felices. l Lo seran ? l Quien se atreve a escudrifiar los secretos del destino voltario? ~stan reunidas en la sala de la casa de nuestro carpintero muchas personas que parecen rebosar de una alegria ingenua. Sobre las mesas hay muchos ramilletes de flores bien trabajados, cajas con regales consistentes en telas, cajetillas con algunas joyas;y por fin, azafates con gelatinas, bandejas con arequipa labrado a pellizcos y la consabida pila de alf'efiique con agua de caramelo para poner en el centro de la mesa del comedor. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 22 J. DAVID GUARIN Se esperaba con impaciencia a don Mauricio. quien desde por la manana estaba en la plaza dirigiendo la obra de los tablados. Por fortuna no se hizo esperar mucho y desde entonces la casa se eonvirtio en un hormiguero tal que nadie se entendia. Despues del trago ordinaria, se dio la orden de "i a la mesa, senores!" Rompieron la marcha don Mauricio can Carmen, quien estrenaba el traje de gaselina dado par su padre, el aderezo dado por la mama, el prendedor con retrato obsequiado por el tio y el anillo con guardapelo, cuyo obsequiante era un misterio para los padres, peru no para ella ni los concurrentes. Como hubo que llevar los asientos de la sala al comedor, los tropezones y codazos se distribuyeron sin reserva. -Sientese aqui, nina Tomasa. -No, estese quieto, que yo me acomodo en cualnn;o .•... "';n{1/,\l1f1li+n. ~""'.I."~.•..•..•..•.•... "" _ "...,. --Sin cumplimientos; ya saben que estan en su casa. -Si, ;,pero usted como se ha de quedar de pie? - Yoquedo bien en esta petaca; no se moleste. -Que coman los nifios en.aquella mesita. Arrodillados, eso si, porque no hay asientos. -Pero me da de esto, ;,no mamita? -dijo uno de esos angelitos hincandole el dedo hasta la cuarta coyuntura a un pastel de ojaldre, Despues de mil trabajos y necias etiquetas, siendo de advertir que a las cabeceras de la mesa les tenian mas miedo que a un banquillo, sirvieron la sopa en platos de distintas nacionalidades y fabricas, segiin el servicio de las distintas vecindades de donde los habian pedido prestados en union de los cubiertos, palanganas y demas adminiculos. Dado este primer paso, se present6 otra dificultad no menos insuperable, y era que nadie se atrevia a ser el primero en probar la sopa. Cada cual miraba al soslayo al otro para ver c6mo tomaba la cuchara, si con la mano por debajo 0 por encima, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS '!RES SEMAN AS 23 si con solo dos dedos 0 con tres; si se podia soplar o habia que abrasarse la boca con la sopa de -fideos, que se defendia ella sola. -Prosigan sin cumplimientos -<Iijo el duefio de casa- y dio el ejemplo de probar y quemarse el primero, Bien 0 mal, ardidos 0 no, las operaciones se abrieron en un silencio profundo, Una mesa de esta clase es indescriptible, EI 01'gullo de quien invita esta en pres ental' a un golpe de vista, como quien dice a vuelo de paiaro, todo 10 que hay para comer y beber, y que generalmente se sirve como para un ejercito. Habia sobre la mesa pavo, gallinas, pollos, eapones, postas de res, eostillas y cabezas de cordero, lechon relleno, fuentes con zanahorias, remolachas, rabanos, frutas y eanastillas de dulces hechos donde el frances (para tales cosas nunea ha habido mas que un frances). Los vinos estaban alli en la anarquia mas grande: el blanco, el tinto, de distintas clases, el jerez, el madera, pajarete y de consagrar, formaban un ejercito que tenia asustados a los sitiado res de tal fortaleza. Entre gente de valor no hay como recibir la orden de ataque; cada eual cree ser un heroe y la primera refriega decide, par 10 general, del triunfo. AlIi no qued6 en menos de nada botella en pie, y POl' tanto hubo que apelar a la que baten en la esquina y que, a prevencion, esperaba su turno en damajuanas y barriletes, EI mas audaz tom6 la palabra y brind6 par la ftl1i~lt1otl ...•. -- .•.... ...,..._-- 1'10 10 •...•.•.....•. _ nlnll) {'to"t"'l'Vlon 'T ..•..•......•..•. '-''''' .•..•..•..•.•..•.•..•. J 'nn", nl nn ..•..... .f-n"'4-n pv .... "" ....""V..lJ."''''''.£~I,.IV n .Y la satisfacci6n y para que en las fiestas estuvieran los concurrentes a la altura de su dignidad y su satisfacci6n. Un aguacero de aplausos coron6 los esfuerzos del orador, a quien secundaron uno y otro hasta que, a las siete de la noche, ya aquello era un campo de Agramante. EI tema principal de los discursos rue siempre, eso si, la salud de los duefios de casa y que hicieran muchas ganancias en las fiestas. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia v VISPERA DE NADA, DIA DE MUCHO L MOVIMIENTO se siente par todas partes; la plaza y sus cercanias son un hervidero; los obreros trabajan con precipitaci6n en los andamios, que aun van atrasados; en otras partes adornan can laurel y cortinas las columnas, se empavesa par todas partes con gallardetes tricolores que empiezan a moverse can los soplos de las brisas, y por fin, llegada la noche, aparece la iluminaci6n general, semejando can su bellisimo aspecto una Venecia en la epoca del carnaval. El genl.io, aneioso, colma todos los lugares, elitra a todas las cantinas, llena los salones de juego. rodea las ruletas, los montes, las cachimonas y dernas juegos ; s6lo se espera la hora de empezar los fuegos artificiales, que viejos y muchachos desean con ansiedad y que no tardaran, pues los relojes publicos dan las siete. E A esta hora cruzan las calles un hombre y una rnujer a paso cansado, en caballo la una y en mula el otro. Un arriero con dos cargas los sigue, animando sus bestias con silbos, imprecaciones, suplicas y azotes. Pasaron por la calle de las Aguilas, cruzaron hacia la plaza de los Martires por el camell6n, y luego tomaron hacja San Victorino, hasta llegar a la casa de don Mauricio, en donde se les esperaba con ansiedad. Antiguos compadres y amigos can el alcalde en cuya casa estuvimos, nada mas natural que ofrecer la hospitalidad durante las fiestas, ya que todos los afios la familia de don Mauricio pasaba los diciembres en aquella encantadora estancia, en donde nada faltaba y mas Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 25 bien sobraba el carifio, el obsequio y la buena voluntad, El tiempo va corriendo y ya no queda sino el suficiente para arreglarse de carrera, disponer de las bestias e ir a la plaza, en donds el palco primero, y luego la cantina, esperan a los huespedes y a los de casa. Nos da pena sacar de entre el bullicio allector, para Ilevarlo a otra parte; perc tambien es cierto que la descripcion de unos fuegos artificiales nada encierra de novedad ; los cohetes, castillos y globos son hoy, cual mas, cual menos, los mismos que afios ha vimos en igual epoca, Asi, pues, iluminacion, concurso, silbos, gritos, cohetes, ruedas chinescas, alboroto, musica, murmuIlo sordo, repiques, cantos, loterias y cuanto en tales nocae pueda oirse, tenemos que abandonarlo por ahora para entrar en un gabinete 0 cuarto de estudio de hombre. EI lujoso aposento estaba a medio alumbrar por un quinque que se halla sabre la mesa del escritorio. EI velador en forma de campana transparente apenas da un circulo de luz sobre la carpeta de la mesa, y el resto, amortiguada, deja la pieza envuelta en el misterio, Un joven esta sentado cerca del escritorio, y como se halla junto ala lampara, se conocen y demarcan las facciones de Reinaldo, quien lee par centislma vez un billete. Por muy poco maliciosoa que seam OS, es el que la senorita Carmen Ie dio a la criada a la hora de partir en el coche para la hacienda. Como tiene la persuasion de hallarse solo, lee nuevamente d contenido, con tal ternura, como si fuese la vez primera que pasase la vista por el. Esto Ie otmos: "Mi Reinaldo: "No se 10 que pasa por ml en estos mementos de angustia, Siento que la desgracia ha Ilegado a mis puertas, trato de detenerla, perc imitilmente ; mis fuerzas se rinden y el valor me falta para recha-3 Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 26 J. DAVID GUARIN zarla, al ver que me hallo sola en la lucha. Cuando ya el porvenir me sonreia, la mano negra Y nervuda del destine oscurecio el cielo, apag6 los crepusculos, y prepare la tempestad que ya ruge violenta sabre mi. ": Que tenia yo que temer, Reinaldo? Si alguna tenia derecho para ser feliz, era yo; tu 10 sabes, pues conoces bien el fondo de mi corazon. Yo vivia pol' ti y para ti; mi existencia, como la sombra, no hacia sino sp.guir un cuerpo alumbrado por el sol de la esperanza. "Mucho he llorado al verme abandonada por el hombre a quien habia hecho mi yo, porque eras tu quien vivia dentro de mi, haciendome obedeeel', como si tu fueses mi voluntad. Yo no comprendo 10 que pasa, pero si siento que mi ser se ha refundido en otro, que ae ha asimilado, como dos gotas al ponerse en contacto, como dos rayos de luz al pasar por un prisma, como dos voces unisonas al escaparse de las cuerdas de una lira. "Y, sin embargo, ese ser que formaba parte de mi misma, me abandona; y cuando la muerte toea a la puerta de uno de los mios, en vez de llegar para hacer mi dolor el suyo, me abandon a par una mesa de juego! Mi llanto fue enjugado por manos axtrafiaa, y los consuelos dados POI' voces diferentes que mentian el sentimiento y ultrajaban mas bien que aliviaban mi justa pena. "Yo ni se 10 que estoy eseribiendo, Dios mio ; mi pluma corre como la de los poseidos por algiin diab6lico espiritu. "POI' fortuna, manana habre de partir adonde pueda llorar, 10 que aun me queda; ya seran lagrimas de sangre, arrancadas al coraz6n, 10 que mis ojos viertan. "N adie se burlara de mi tristeza; estare sola, con mi dolor, ya que me han abandonado. "Quedate, Reinaldo: desecha mis suplicas ; tus amigos valen mas que quien no tiene derecho alguno para hacer una exigencia. Se feliz en tanto Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 27 que quien juro ser la compaiiera de tu vida se retira a' verter su llanto en medio del silencio, tin ico testigo del dolor que me envenena lentamente el alma, sin fuerzas ya para sufrir los desengafios que me ofrece quien nunca me ha comprendido.-Carmen." Concluida la lectura, no sin muchas interrumciones en que las lagrimas se escapaban sin que el tratase de enjugarlas, dobla el billete, 10 guarda en su bolsillo de pecho y empieza a pasear la pieza con precipitacion, Alguno que otro suspiro desahogaba el pecho agitado, mientras que la mano levantaba el cabello por la frente, refrescaba la cabeza acalorada con tantas ernociones, EI movimiento en la plaza, hoteles, tiendas y cantinas, duro hasta venir el dia 20, cuya aurora fue saludada con salvas de artilleria acompafiadas de musicas militares, Cuando la luna cedia de su brillo melancolico, a pesar de hallarse aun en el espacio, a causa de los albores que por detras de los cerros se derramaban en el azul turqui ; cuando las brisas corren afanosas, como sirvientes a quienes ha detenido el suefio en el lecho; cuando todas las alas se sacuden anhelosas, las voces se escapan de las gargantas, los' arroyos murmuran, los llanos blanquean, los nevados se enrosan, las flores perfuman y las almas se elevan; cuando el espiritu sintetico, formado por todos los espiritus, alza en union del de la naturaleza un himno al Dios de las naciones el dia en quI' conmemora SU gloriosa rege neracion, entonces Reinaldo, solo y envuelto en su abrigo de lana, subia en un coche para seguir ca.nino de la hacienda en donde estaba su prometida. Pudo mas el amor que la vanidad de brillar en una fiesta. Tarde, muy tarde, volvieron de la plaza los que habitan en la casa del carpintero; ya se supondra que el y su esposa no pegaron sus ojos, ella asistiendo la cantina, EH tall an do en la mesa del monte Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 28 J. DAVID GUARIN que se halla al lado. El dia los sorprendi6, asi como a don Laurencio Pabon, nombre que Uevaba nuestro alcalde con orgullo; 10 hizo saltar de la cama, pues bien sabido es que el hombre de campo no ajongea el suefio, por muy tarde que sehaya acostado. Mientras Dolores y Carmen dormian, el se afeito los abultados y rojos carrillos, visti6 su mole cilindrica con su mejor ropa de pafio, se acomod6 una muy buena ruana, se cal6 un sombrero de felpa color carrnelita, s, para no dejar el otro extremo sin descripci6n, diremos que can trabajo se calz6 unos botines de tan alarmante tamafio gue bien pudieran servir de cuna al mas robusto recien nacido. Al verse en un espejo de la sala, se siente orondo, tose con orgullo y va a llamar a Dolores, pues quiere ir a la Iglesia con ella. Si el hombre no se engafiara a si mismo, i cuantos no nos habriamos suprirnido para no servir de hazmerreir de la 80ciedad! En la escala social ningtin peldafio es el ultimo, siempre hay modo de mirar otro mas abajo. * * * La Iglesia hizo tambien su manifestaci6n en dia tan solemne, y la catedral, una de las mejores, sin duda, de Sur America, se colm6 can una lujosa concurrencia. El primer magistrado de la republica, su ministerio, el cuerpo diplomatico y consular, las autoridades del Estado y municipales, los empleados de todos los ramos y un gentio escogido, oyeron el Te Deum con que el primer prelado y el clero daban las gracias al Todopoderoso en el dill del septuagesimo ana de nuestra emancipaci6n politica. La musica poblo las bovedas del templo con la solemnidad de un himno que se entonara sobre el campo humeante de la batalla despues de la victoria. En aquellas voces trementes crelamos oir Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 29 un eco del fragor de Boyaca 0 de la voz estent6rea del canon del imperecedero Ayacucho, i Cuan grande se veria Moises delante de su pueblo libertado, al entonar el himno de gracias a -la Divinidad en las orillas del Mar Rojo! Despues de la recepcion en el palacio presidencial, en que desde el cuerpo diplomatico hasta la ultima de las autoridades felicitaron al presidente de la republica en nombre de la patria, a esa misma hora circulaba la "Revista de los martires" con que nuestro historiador entusiasta, y fervoroso y ameno escritor, el senor Jose M. Quijano Otero, obsequia cada afio y dia POI' dia a sus conciudadanos. Con hombres como Quijano Otero nuestros heroes no quedaran en el olvido. i Bendito sea! A la una del dia las galerias altas y bajas del jardin de Santo Domingo fueron ocupadas por el sefiorio mas escogido, y alli, acompafiadas porIa orquesta, cantaron las alumnas de las escuelas normales un himno patriotico compuesto POl' el presidente, senor Rafael Nunez, y con musica del maestro Sindici. Al pie de la estatua del Libertados los nifios de las escuelas, decorados con bandas tricolores, alzaron sus voces en honor de la patria que sus abuelos les dejaron. Para un cerazon sensible, cuanto de tierno no tienen estas manifestaciones. Si nuestros padres pudieran levan tar la cabeza entre sus tumbas para oil' las ovaciones hechas POI' los nifios al pie de los altares de la patria, que ellos amasaron con su sangre y con ::su::;liigrima::s, una vez mas, estamos seguros, bendecirian a Dios POI' haberlos destinado al sacrificio de una causa tan santa. i Cuan grato es pen sal' en que en este dia todos los corazones forman uno solo en el vasto campo de la nacion, sin odios y sin venganzas, J;lara levantarlo al 'I'odopoderoso, en sefial de gratitud! Un solo coraz6n, una sola alma, un solo sentimiento, una sola voz glorificando su libertad, es Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 30 J. DAVID GUARIN espectaculo no s610 digno de la humanidad, sino del que todo 10 rige : de Dios. A las cuatro de la tarde los tres 6rdenes de palcos estaban colmados de gentes de todas jerarquias ; las barreras se veian atestadas, las calles que las rodeaban se veian colmadas de viandantes, que se movian como las figuras que cruzan por la imaginacion de un febriciente. Con impaciencia se esperaban los cuerpos de la guardia que habian de evolucionar en la plaza. Mientras que llegan, podremos dar un paseo. Hayen derredor y debajo de los tablados cerca de treinta cantinas y mesas de juego, Pinturas grotescas y nombres de los mas curiosos las sefialaban. Nombrabanse, que recordemos, "Liberpool", "El canal interoceanico", "Jockey popular", "La Fama", "Fraun". "Aqui, que la baten buena". Las cantinas que en el atrio, los portales y cercanias habia, llevaban nombres tales como "La bot ella de oro", "El sol de oro" "LH ('opa de oro", "La fuente castalia", "EI Niagara", "Restaurante Lesseps", "Todo es igual", "Excelsior", y que sabemos cuantos mas, fuera de que todas las casas que rodean la plaza y aun las de las calles vecinas eran de juego, con sus respectivas cantinas. En todos esos hueeos, en todas esas tiendas, en todos esos salones, se agolpaba la gente afanosa para jugar, para comer, para beber, para chancear, para reir, para petardear, para ver, para ser vistos y para ver c6mo se podia infringir alguno de los mandamientos de la ley de Dios. Hemos llegado a pensar en nuestras Iucubraciones filosofieas, que unas fiestas no tienen mas objeto que el pretexto de poder hacer 10 que en otro tiempo ni a oscuras se haria sin causar rabia 0 risa a cualquier fiel cristiano. . Pero los soldados ya vienen, corramos a la plaza, que por ahara esta despejada de gente, La tropa, vestida de gala, entra hasta el pie de la estatua de Bolivar, que hoy se encuentra rodeada can i Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 31 todos los trofeos de la independencia, tales como las banderas ibericas tomadas en las batallas, Ianzas, cafiones y arcabuces. Una vez situada la tropa alli, saluda al presidente de la naci6n, y las evoluciones, 'bien combinadas, admiran al publico porIa ciencia, estudio y discipIina que revelan. Debemos advertir que s610 pol' una casualidad nuestros personajes, 0 la mayor parte de ellos, estan en una serie desde el suelo para arriba. Vease si no en el primer piso la cantina de la familia de don Mauricio y al lado la mesa de juego ; encirna, y en la primera fila, la familia de la senorita Eloisa; en el siguiente esta eI palco destinado para Carmen, Dolores y don Laurencio, y el ultimo claro esta tomado por unos j6venes que acaso hayamos visto ya en una casa de juego, Llam6 Ia atenci6n aquella tarde la sefiorita Eloisa: su elegante y lujoso vestido color de lila realzaba, si cabe, el porte majestuoso que la distingue. Se difunde en su fisonomia algo como de desden sin fatuidad; pudiera decirse que mas bien es un destello premature de una arnargura desconocida. Sus labios, que s610 se pliegan a la sonrisa forzada por la galanteria, y sus ojos de mirada indagadora, cuando no severa, dan, para quien no la trate, desconfianza y aun temor. A esto se une su andar garboso y mesurado y su busto erguido como el del palomo celoso de su amada. Al verla cruzar eI salon pudieramos decir con Guido y Spano: "Su andar se aiusta al ritmo de la lira, hay en su voz la suavidad de un ruego." Ella es de esos seres que parecen predestinados para dominar la vulgaridad de la vida y colocarse en el mas alto peldafio de la felicidad. Le oimos decir a un poeta viendola atravesar por entre la multitud que Ie abria paso: las flores no se hicieron para adorno de esta mujer: deben servirle de alfombra. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia VI SIGUEN LAS FIESTAS A MA:f~ANA del dia 21 fue de mucha animacion: un gran_ con~l:lrso se puso en. ~ovi: miento hacia San lJlego, en uonde estana ei local de la Exposici6n Agricola. En coches, a caballo y a pie, colmaban los camellones de San Victorino y Las Nieves los curiosos de la ciudad y los de las poblaciones de fuera. El antiguo con vento de recoletos de San Diego, cuya primera parte sirve 'de asilo a los dementes, ofreci6 sus grandes solares y huertas para locales de la exposici6n. Las dos entradas, convenientemente dispuestas, daban a las avenidas dol uno y otro came1l6n; y es aqui, en este edificio, en donde estaremos por algunos instantes. Un lujoso coche descubierto y guiado por su cochero, llevaba cuatro personajes, que 10 eran: dos senoritas y dos caballeros decentemente vestidos. Los dos caballos blancos que tirl!n el carruaje pararon, despues de pasar por un pequefio puente que hay en el parque y por en frente del atrio de la iglesia, cerca de la puerta oriental del edificio. Flores de diversas clases, entre las cuales figuraban una multitud de parasitas raras, plantas bien cultivadas, en seguida departamentos con los frutos que los expositores presentaron y que pertenecian a los distintos dimas de nuestra privilegiada zona; arteractos, modelos de maquinas para la agricultura, aparatos y maquinas europeas y norteamericanas, y cuanto en tan corto tiempo se puede obtener, colmaban los primeros departamentos, TL Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS 'l'RES SEMANAS 33 En establos comodos y adecuados estaban los animales de la clase bovina y cab allar, y en otros las ovejas y demas muestras. Las aves tenian tambien sus separaciones. No pretendemos hacer una minuciosa resefia : ellujo de descripcion a que el asunto se presta es ajeno de este trabajo, pues, ademas de la variedad de objetos y animales que llamaron la at encion por su rareza unos, por su gran desarrollo otros, hay que admirar la asiduidad y celo con que los expositores ocurrieron al llamamiento. Muy corto fue el tiempo que se les dio y mucho fue 10 obtenido hasta de puntos muy distantes de la capital. El esfuerzo no ha sido irnitil, y si hemos de dar nuestra opinion con ingenuidad, fue esta la tin iea fiesta' civilizada y digna de un pueblo culto con que se solemnize el aniversario glorioso de nuestra independencia. Al gobierno y a la no fatigable constancia del senor doctor Salvador Camacho Roldan, quien ha ido a la cabeza siempre que se trata del adelanto de nuestro pais, se debe en especialidad 10 que conseguimos, casi puede decirse, milagrosamente. Sus colaboradores deben estar sa'dsfechos; quienes saben apreciar tan loables esfuerzos, no los olvidaran, y la naci6n pagara con su agradecimiento tan iitil y benefice trabajo. Pasada Ia ceremonia oficial de la apertura de la exposici6n, en la cual se oyeron con placer el notable discurso del senor doctor Camacho Roldan y el del senor presidente de la Union, quien, con algunos miembros del ministerio, gobernador del Estado y otros empleados mas, solemnize la verdadera fiesta, el publico se entrego a admirar 10 que en los divers os departamentos se veia. -No, mi Eloisa -decia Eudoro-, yo jamas he pensado en tal cosa, Caprichos injustificables, acaso exaltaci6n producida por el vino, fue 10 que - me indujo a acompafiar a Reinaldo a la mesa de Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 34 J. DAVID GUARlN juego, Usted sabe que en las fiestas todo es excusable. -Si -contesto Eloisa-: en fiestas se olvida todo, hasta la dignidad ; ~que digo? Hasta los afectos intimas del alma. En esa noche ignore Reinaldo que Carmen estaba de duelo y tu me olvidaste y olvidaste los deberes que la amistad jamas excusa. -i Perd6n, Eloisa! -Tu me conoces; mi am or nada excusa para ser dizna del hombre a uuien he preferido, Yo no comprendo la vida sino 3:1 lade de- quien se asimiIe a mi propio ser. Lo heterogeneo no se concibe en amor; es tan egoista y tan caprichoso al mismo tiempo, que i cuantas veces no hace su ideal eterno de quien menos 10 juzga el publico exigente! -Comprendo todo el bien que me has hecho, y seria un ingrato si no me hiciera digno de ti, Sin posicion elevada y sin mas merito que mi consagracion y estimulo al trabaio, sostenido por tu amor, he logrado el consentimiento de tus padres para que nos unamos. Cuan dulce me es penBar en que sere tuyo toda mi vida y que tu ... Asi decian los dos amantes internandose en un jardin, y olvidando que atras dejaban a sus dos compafieros que en el coche habian venido can ellos. Es Eudora un joven de veintisiete afios e hijo de una familia de uno de los Estados, que, aunque de buena sangre, no tenia can que darle lustre a su nombre. Enviado par sus padres a un colegio, pronto tuvo que verse en la precision de buscar recursos para continuar su educaci6n, pues su familia vino a quedar en imposibilidad de auxiliarlo, No faltaron brios al joven, quien bused ocupacion can BU pluma y pudo asi, trabajando aqui y alla, concluir provechosamente su carrera de ingeniero. Su protector, que en los ultimos afios 10 fue un acaudalado comerciante de esta ciudad, 10 puso al frente de sus haberes y descanso en Ia actividad Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 35 y talento para los negocios del interesante joven. Sus relaciones fueron poniendose al nivel de las cuaIidades que 10 adornaban, y pudo bien pronto ser admitido en los circulos aristocraticos de Ia ciudad, Una circunstancia influy6 poderosamente en el eurso de su -juventud. Eloisa pudo comprender el alma del joven, y bajo su mirada, aquel ser que hubiera desviado por el sendero de la corrupcion a que Ia edad y los recursos conducen generalmente, vino a ser un dechado de honradez y moralidad ejemplares, j Cuanto puede el amor de una mujer que sepa comprender todo aquello de que es capaz un alma verdaderamente enamorada! Toda Ia fortaleza de espiritu de aquella joven inculco calor a Eudoro, y como la cera se ablanda ante la llama, asi el se hizo digno de su amada, de si mismo y de la sociedad. Consentido el matrimonio por los padres de Eloisa, se dispuso al mismo tiempo el viaje de la pareja a Europa, en donde el joven debia hacerse centro de una casa sucursal para recibir y expender quina y enviar, en cambio, mercancias para la capital. * * * No faltan en tales reuniones agudezas a las que se prestan los objetos mismos que a otros sirven de motivo de admiraion. Un curioso habria sacado vientre de mal ::I:iio apuntando las ocurrencias de las gentes delante de algunos animales notables por su tamafio 0 particular-idad. Un sujeto a quien Ie dij eron que habia un ternero no nato, pues habia sido extraido por los ijares, creyo se le habia heche una ofensa al santo de su nombre: se llamaba Ram6n Nonato, Un senor de apeIlido Toro recibi6 quejas de su esposa porque diz que no concebia la ventaja que hubiera en cultivar la raza de toros sin cuernos, Probable- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 36 J. DAVID GUARIN mente a ella no le faltaba raz6n. En presencia de un gran burro oimos este epigrama: -Marta, este asno fue nacido en rni hacienda de Canturro y criado por mi martdo, -lTu roarido? jAy, que burro! * * No pretendemos escribir una historia sucinta de todos los dias de fiestas, ni de los diferentes alferazgos. Tomaremos unicamente 10 que nos convenga para seguir nuestra narracion. La felicidad produce cierta ombriaguez que hace olvidar de todo cuanto en cireunstancias normales hubiera de aterrarnos. Eudoro habia oido una vez mas de los labios de Eloisa las promesas que servian de basp. para una felicidad que el creia perdurable, y esta la causa de su locura. Cuando la plaza radiaba de luz y de animaci6n; cuando en cada palco habia un cumulo de sentimientos producidos por el or gullo, la satisfacci6n, las ansiedades que hacian latir los corazones en una delicia suprema; cuando los mas apuestos j6venes recorrian las calles por en frente de los andamios en briosos caballos; cuando el champafia, el brandy y demas licores se derramaban can profusion por todas partes, y cuando entre el polvo amarillento se formaba un torbellino intrineado de caballeros y de pedestres, la bella, la elegante Eloisa, con sus padres y arnigas , lucia no tanto 10 esplendido de su traje ni de sus joyas, cuanto sus miradas, altaneras e inquietas, que siempre perseguian entre la multitud a un jinete. En esa hora rayaba el circo en locura; la atenci6n aun del mas indiferente 0 atento no alcanzaba para fijarla en esa Babilonia incomprensible. Las varas de premia, embadurnadas de sebo y ja~ b6n, y en cuyo elevado extremo ondeaban algunos Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 3'{ pafiuelos, golosinas u otros objetos, y a las cuales trataban de subir los muchachos, perc inutilmente, pues llegaban a cierto punto, y rendidos con elesfuerzo descendian sin aliento para emprender una nueva ascensi6n, asi como en la carrera politica sucede a los candidatos para la presidencia de la republica; los cilindros en donde, por muchas habilidades que tuvieran para sostenerse en el puesto como varios que conocemos, no les era posible seguir medrando sin venir a tierra entre la risa y la rechifla de la multitud; los marranos rasurados y enjabonados corriendo por entre la multitud para ser cedidos a quien pudiese hacerse a ellos; el potro ind6mito atropellando la multitud para no dejarse detener por las manos de tantos como 10 deseaban; las maromas y equilibrios de hombres que mas parecian volar que otra cosa; las fuentes de licores populares, que nunca saciaban la sed del pueblo agitado y delirante; el repartimiento de pan hasta la saciedad, pues alli era dado hasta servir para apedrearse en guerrillas; las carreras de innumerables jinetes de todas clases; los cohetes lanzados con profusi6n; el ruido ensordecedor de la mtisica : la voz inmensa, confusa, indescriptible, de aquel conjunto que se escapa como la del mar agItado, compuesta de todas las voces de las olas embravecidas, se estrellan, se destruyen; la esplendorosa luz del sol iluminando aquel maremagnum revuelto entre nubes de humo y polvo amarillento, no son para describirse par una pluma como la nuestra, Sin ernbargu, a esl,e tUital'u at: locuras y de vertigo falta aun el marco que debe encerrarlo. Pasan por las calles que circuyen, carros adornados lujosamente y tirados por hermosos bueyes que tienen los cuernos dorados; carros que conducen a j6venes que van repartiendo en los palcos, por media de largas va- rillas con canastas, ramilletes lujosos, cucuruchos llenos de dukes, y botellas de champafia ; en otros de esos mismos carros van disfrazados j6venes que Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 38 J. DAVID GUARIN cantan, acompafiados de tiples y guitarras, nuestros inimitables bambucos y demas tonadas populares; POl' aqui pasan enmascarados a caballo con vestidos elegantes, satiricos 0 burlones; por alli disfrazados, -que representan a nuestros indios, con sus rudas maneras, su traje burdo y sus destempladas sonatas, y luego, en los palcos, movimiento de luz, de colores, de ansiedad y de alegr ia. j Cuanta pasi6n agitada ! j Cuantas esperanzas idas! i Cuanta ilusi6n acariciada l i Cuanto desengafio triste y cuanta soledad, habitada unicarnente por los recuerdos, habria en aquellos pechos sobreexcitados porIa pasi6n 0 torturados POI' los tristes recuerdos de un bien perdido! Al toque de una corneta acaban de soltar un animal furioso que sale del tori! embistiendo aqui a un toreador que cae, alla a un espantajo que a su paso encuentra y 10 levanta en los cuernos, rabioso, y que, POl' ultimo, corre tras de los jinetes que apenas, en rernolinos alrededor de la plaza, pueden escaparle. -AHa va Eudoro entre los jinetes -decia Eloisa, queriendo apartar del peligro con la vista a su prometido-; temo por el, papa; i como se expone, Dios mio ! Ese hombre ha perdido el juicio, Vamonos de aqui, no puedo resistir mas esta situaci6n tan violenta. Vamonos. -No temas, el es gran jinete y tendra buen cuidado en no exponerse. Monta el joven un alazan de Sogamoso, acaso de los mas esbeltos que recorren la plaza en las fiestas. Animal orgulloso, perc noble, cede a la rienda con tal suavidad que puede manejarse con una hebra de seda; al menor impulso, a la mas leve intenci6n indicada POl' el jinete, se lanza, salvando el peligro que se le opone, con una audacia tal que parece estar poseido de ese sentimiento que anima al heroe en el momento del peligro, Gallardo y sua,:e en sus movimientos, apuesto en sus actitudes, vivo en In mirada, suspicaz en el oido, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRBS SEMANAS 39 cede, soberbio 0 sumiso, al mandato de su sefior que 10 luce. Quien haya manejado un buen caballo comprende el frenesi que este placer causa. El hombre se siente tantas veces duplicado cuanto mas es el brio y la fortaleza del animal que 10 soporta. Saltando aqui, volteando alla, lanzabase luego Eudoro tendido sobre el cuello como una flecha, tan pronto sigue a la fiera para asirla por la cola, como la llama con su pafiuelo 0 esquiva con una revuelta la cornada violenta que asesta al' ijar del noble bruto que 10 conduce. Nada de esto ha sido perdido por Eloisa, quien maldice los triunfos de su amante, que tan sin gloria expone Ia vida. No sabemos si por causa de un pafiuelo blanco agitado en un palco por una mujer que en pie se estremece con desesperaci6n, o por las palabras de alguien que se le acerca, el joven sale de la plaza en union de otros compafieros. La cabalgata llega al pie del palco en donde la senorita espera anhelosa, de pie, con la mirada humeda: y la desesperaci6n pintada en sus facciones, -j Eudoro!, por Dios, por rni : no entres mas a la plaza; no expongas tu vida, que no te pertenece. Papa, mamita, supliquenlo ustedes, que acaso les obedezca. -j No, Eloisa mia! Te obedezco de todo coraz6n. Ahora mismo voy a desmontarme y volvere a estar a tu lado. j Cuanto puede el amor! Aquella mujer, que habia nacidc para. mandar ~.. cuya arl~Ogitllte herrnusura parecia que nunca hubiera de abatirse ante nadie, suplica llorosa hoy, en medio de un publico que la conternpla compasivo 0 indiferente. Al pasar por delante de una cantina, Eudoro es detenido por una partida de amigos que 10 hacen desmontar, tanto a el como a sus compafieros, y desde entonces el champafia rueda espumoso como en cascadas para los alegres fiesteros, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 40 J. DAVID GUARIN -Por Eloisa, por tu preciosa Eloisa -dice uno poniendo la copa en alto y dirigiendose a Eudoro. -Par tu futura, por la mujer mas bella y virtuosa del mundo -dice otro-, y asi los brindis van repitiendose hasta el punta de proponer que monten todos nuevamente para pasar por delante del palco de la escogida y saludarla victoriandola par su pr6ximo enlace. Dicho y hecho, los j6venes parten con tal precipitaci6n como si estuviesen apostando una partida. Ante aquel tumulto, la gente COrTe en diRtintas direcciones abriendo paso a la desaforada cabalgata. Eudoro es quien, tendido sobre el cuello de su alazan, lleva la delantera. Al pasar por el frente del palco en donde Eloisa asoma para ver quienes pasan, un nino que sale de la cantina que hay debajo, es llevado por delante con el pecho del caballo, y rueda ensangrentado. Imposible es ya detener la carrera, y a pocos pasos, al voltear la esquina para no estrellarse en el tablado del frente, resbalan las herraduras y el caballo cae, dejando al jinete preso por una pierna, Los que vienen detras, saltan unos por encima y otros pasan de largo. En estos momentos rapidos, un grrto unisono se oye en la cantina, en el palco de primera fila y en el del medio. La madre, la amante, Ia hermana, Ianzan el alarido por el hijo, el prometido, el hermanito, EI nino atropellado es uno .de los hijos de don Mauricio, el carpintero. Sin amo y sin rienda que maneje el caballo, este se levanta y parte de nuevo, pero Eudoro esta enredado en uno de los estribos y va a ser vuelto pedazos. i Cuanta desesperaeion para un solo instante! Por fortuna, a pocos pasos de arrastrado, la bota se zafa y el jinete se salva. Con la agilidad de un funambulo se pone en pie y vuelve a montar en el caballo que sus amigos acaban de detener a corta distancia, y se presenta al frente del palco con el vestido y sombrero sucios, el semblante ca- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 41 daverico y el caballo cubierto de sudor y tembloroso como delante de un gran peligro, EI alma de la joven toma su puesto y en vez de una palabra de alivio 0 de reconvenci6n, baiia al caido con una mirada profunda de desprecio, vuelve la espalda y parte. En este mismo instante la cantina esta colmada de gentes, en donde los padres, hermana, allegados y curiosos tratan de volver a la vida al nino atropellado por el caballo. Algo menos de una hora ha sido suficiente para llenar de amargura a tantos corazones que esperaban en la felicidad que pudiera producirles aquella fiesta. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia VII CALMA ..-.NTRE las posesiones rurales de la sabana y que rodean a Bogota, hay una que se distingue por 10 umbrio de sus arboledas, por sus aguas, su posicion y su temperatura. En la prominencia de una colina suave y afelpada de grarna que tachona como con clavos de oro la achicoria, se hall a la espaciosa y elegante casa de habitacion de los senores duefios de la hacienda de X ... Partiendo del camino publico se pasa por una gran portada en donde principian dos hileras de coposos sauces amparadores de los rosales que al pie tupen y enredan sus florecidos ramos. El ancho y arenoso camino que en el centro queda, lleva a una verja que guarda un jardin perfectamente cultivado; de ahi empieza una suave escalinata que conduce a los corredores; estes circuyen aquel pequefio palacio y luego sigue el cerro con sus bosquecillos, sus grutas y las veredas por donde pasan diariamente las manadas de ovejas a buscar su abrevadero. En las alturas de las colinas mas elevadas estan las casuchas de los arrendatarios, cada una de ellas con su sembrado de maiz, papas o arvejas. Estas casas coronando las alturas se nos parecen a los monasterios de la Edad Media, adonde solo se iba a buscar el recogimiento, la quietud y la soledad. Pero el misterio atraedor, la belleza humilde al par que incitativa de aquellos lugares, esta en la quiebra que forman dos abras del cerro y que por entre una especie de templo de piedras y de ver- 1-4 L Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 43 dura deja pasar las aguas de un arroyo que desde arriba, muy arriba, viene saltando de escalon en escalon pOI' entre matorrales hasta estrellarse en la cuenca a la altura de unas ocho varas, formando al caer como el cendal de una virgen que se oculta a las miradas de algtin impertinente. Este altar, este tabernaculo, este hilo misterioso formado POl' el agua, que se convierte en espuma al caer como en una taza de piedra, esta rodeado en forma oval POI' paredes cubiertas de humedos Iiquenes, de pequefias grarnineas que balancean sus plumajes, de hierbecillas florecidas y de musgos que lloran gota a gota la humedad que alli se recoge, Salida el agua de entre aquel tazon que parece labrado como para que las hadas hagan su ablusi6n matinal, vuelve a tomar su curso y sigue, haciendo remansos aqui, tropezando alla, siempre POI' entre el bosque, hasta que al fin sale a la llanura. Las dehesas con ganados, petros, ovejas y los grandee sembrados de papas y de trigo ocupan una muy grande extension de terrenos que hacen la riqueza de aquella hacienda y forman el fondo sobre el que se destaca la casa a la cual intenclonalmente no hemos querido entrar, Como un manto que abriga la espalda de una hermosa, asi los. cedros, los nogales, los cerezos y los pinos rodean la casa, dan frescura y dejan descansar la vista con agrado, formando contrasts con la igualdad que se nota en la sabana. Los anchos corredores que circuyen la casa, adornados .con magnificos paisajes, dan I?ntrlloa POI' distintos puntos al interior, en donde hay tanto 0 mas lujo que en cualquiera de las casas de la ciudad. Esplendidos salones, Iujosos departamentos, retretes de estudio, cornedor elegante, jardines con fuentes que levantan el agua a grande altura, y cuanto la comodidad puede desear, se halla en aquel recinto tan rico y tan tranquilo. Si no fuese por el canto de los canarios y jilgueros, el Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 44 J. DAVID GUARIN ruido de las fuentes y la algarabia de los nifios que juegan en los jardines, el viajero que se acerca creeria que alli nadie habita, pues los departamentos frecuentados eran los interiores, en donde se hallan los gabinetes que dan vista a toda Ia hacienda. Sin embargo, a Ia hora que tom amos para abrir esta escena, y que seria la de Ia una del dia, en que precisamente en la ciudad pasaba 10 que hemas ref'erido, se oian en uno de los salones que dan frente a la sabana las voces de un piano que vibraban con Ia solemnidad de un organo pulsado en un monasterio solitario. Alguien tocaba la serenata de Schubert, especie de quejido 0 jay! doloroso que un alma arranca en sus moment os de suprema congoja 0 de grave melancolia, gritando asi la suprema aflicci6n de su alma adolorida. Con cuanta expresi6n, con cuanto sentimiento salian aquellas notas que, no cabiendo en el recinto, iban a buscar en donde espaciarse, ya entre las hojas de Ia arboleda vecina, en las alas de los vientos inconstantes 0 en los limbos del eter sin barreras. Aquella cadencia como de un alma fat igada, aquel aire a veces fugitive, a veces fuerte, perc siempre precise en su intencicn, estaban tan bien interpretados, que no parecia sino que quien tales notas arrancaba sufria 10 que el inmortal Schubert cuando, en sus momentos de sagrada melancolia, lanz6 aquel gemido inmortal. -Carmen, bien mio --<iijo una voz a Ia espalda de Ia pianista. -i Ah! -contest6 Ievantando las manos y alzan do a mirar con sorpresa a Reinald(}-. Me has sorprendido, estaba tan distraida, tan lejos de todo. .. Pero ven y sientate cerca. ;,En d6nde habias estado? L Saliste con papa a pasear despues de almuerzo? -Si, mi bien, pero estuve desesperado por vol- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMA-NAS 45 verme; me hacias falta, yo no puedo ya vivir sino al lado tuyo. Una mirada de aquellas en que se recoge todo el amor que se halla concentrado en un alma apasionada, bafio a Reinaldo como con un efluvio celestial que nadie explica, pero que todos adivinamos. Pasado un ligero rubor que cubrio las mejiHas de Carmen, acaso producido por ese esfuerzo comprimido de pasion, le dijo con dulzura. -Ya estaba desesperada; el tiempo ha sido muy largo, me parecia todo desierto; fui a los jardines, intente leer, pero ni siquiera supe que libro habia tornado; subi al mirador por ver si con el anteojo los divisaba, pero nada halle, y hastiada con mi orfandad, ocurri a mi consuela favorite, el piano. Me abstraigo tanto tocando y cantando, que sin olvidarme de ti me parece trasladarme a otros mundos en donde ... -Lo comprendo, pero dime:' ;,por que esa tendencia a 10 melanc6lico? ;,Que te encanta tanto de esa serenata? ;,No eres feliz? -Lo soy, si, Reinaldo, como ninguna mujer en la tierra. Estoy orgullosa con tu am or y creo que si alguna vez alguien ha podido envidiarme, es ahora. Pero mira: hay algo en el fondo de mi alma que me acerca mucho a 10 melancolico, a 10 vano, a 10 solitario. La musica de Weber 0 de Schubert me satisface; en la lectura querria hallar siempre temas como el de Saint Pierre, mi primera lectura, y que nunca olvidare ; gozo leyendo a Musset, Lamartine, Heine 0 Beker, Cuando me nl"onrmo-n l"I"!>li'7!>l" 1"11l!> l11"l!>O'l11!>f"l/m 11111""t ••rv iriilln ~~~';;t~; -vid;-f~tu~;, -;~--i;o~~~~ib; -~~-~lb~iii~i~ de la ciudad; querria que estuviesemos solos, sin mas testigos que nuestro amor y Dios. No se por que le 'tengo miedo al mundo; ni se, te 10 confieso, c6mo hubiera podido concurrir a esas fiestas y parecer contenta en ellas ; tu maldeciras mi exigencia de no concurrir, pero debes perdonarme, ya que 10 he hecho en bien tuyo y por el-mio. Soy muy egoista, l no es aS1, Reinaldo? Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 46 J. DAVID GUARIN -No; no interpretes asi a quien no quiere hacer otra cosa que tu voluntad. Soy tuyo, haz de mi 10 que quieras. j, Que aliciente podria yo tener lejos de ti, bien mio? Viviremos como til 10 deseas, apartados del bullicio, y como dijo el infortunado poeta mexicano: Los dos unidos siempre y arnandonos los dos; til siempre enamorada, yo siempre satisfecho, los dos una sola alma, los dos un solo pecho, y en media de nosotros mi madre como un Dios! ;:. -Gracias, Reinaldo. No se como bendecir a Dios cuando yeo que ha destinado para compafiero de mi vida a un hombre tan fino, tan carifioso y lleno de generosidad. -Mis amos esperan para ir al bafio -interrumpi6 un criado desde la puerta. -Vamonos, Reinaldo -dijo Carmen tomandolo por la mano-; papa y mamita nos esperan, Poco tiempo despues salian a la llanura dos ninos que correteaban por una angosta vereda sefialada en la grama, y jugueteaban con un perro de noble casta; iba en seguida Carmen, apoyada en el brazo de Reinaldo; detras los padres de aquella y luego los criados con canastas llenas de colaciones y fiambres, y otros con alfombras y ropas para el bafio, Carmen tiene apenas diez y seis afios. Lleva un sombrerillo de paja amarilla de anchas alas, colocado can cierta coqueteria no estudiada: un ramo de guindas entreverado con flores blan~as parece detiene un lazo de cintas flotantes color' de ce- * Manuel Acuna, quien se suicid6 a los 22 anos de edan par causa de un amor imposible. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 47 reza que dan hasta la espalda, las que algunas veces la halagan movidas por la brisa, 0 se alzan hasta besar los rizos de la cabeza de Reinaldoy que luego vuelven a enredarse en las negras trenzas de la dama, que con descuido caen hasta la cintura, terminando en bucles tembladores y brillantes. Lleva un ligero traje negro de gaselina que cierra en la garganta con un calado cuello, al que sujeta un pequefio prendedor de camafeo. Unos chapines carmelitas con bordados de sedas calzan sus diminutos pies, y, por ultimo, un ligero chal llevado sobre el brazo izquierdo, comp1eta el elegante y sencillo traje de aquella simpatica y modesta criatura. Algo hay en su fisonomia que recuerda a las hijas de los patriarcas de Israel. En su frente alta y ebtirnea, a la que corona negra, luciente y abundosa cabell era, no se adivina una sombra, una inquietud; su nariz recta, delicada y aristocratica, parece que sostiene, como la columna de un templo gotico, sus dos arqueadas cejas negras y delgadas que hacen juego can las pestafias. Quien contemplase aquellos ojos cerrados, creeria ver un fleco de negra seda sobre un pedazo de marfil : tales eran 10 oscuro y brillante de las pestaiias, 10 blanco y limpio de su hermosa tez. EI globo de sus ojos es una maravilla por 10 blanco casi azul de la cornea, en contraste con 10 oscuro y extendido de la pupila, Y, sin embargo, en aquellos ojos asi formados no ha cabido la audacia de que pudieran p.!'ltHr H.rmRdos, LH mirada de Carmen es dulce, apacible y benevola, como la de las aves que arrullan a sus polluelos, como la de los nifios a quienes la madre acaricia despues del llanto. Hay no sabemos que especie de excesiva modestia que no permite a esos ojos mirar por mucho tiempo fijamente y que, como arrepentidos por su audacia, se cierran con suavidad, ya sea que den sefial de asentimiento, de compasion 0 de contrariedad. No hay en su boca de formas distinguidas una Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 48 J. DAVID OUARIN linea incorrecta, un gesto de desagrado ; 10 purpureo y fresco de ella se aviene con esa sonrisa propia solamente de quienes no llevan arnarguras en el alma, de quienes han nacido para servir de consuelo a los que las traten. Y que dentadura tan pulida y blanca se entreveia por en medio de aquellos pedacitos de coral, al parecer acabado de romper en un descuido, como dijo Lamartine. Aun nos falta un retoque, que sera el ultimo en aquella fisonomia de angel. En su barba redonda y suavemente pronunciada hay un ligero y tentador hoyuelo, y en su cuello, al parecer modelado como para alguna 'estatua griega, puede verse con placer el contraste 0 especie de lucha entre 10 negro y crespo del nacimiento de sus cabellos y 10 blanco y terso de su sedosa piel. Digamos que "hay en su voz la suavidad de un ruego" y en su cuerpo la esbeltez de una mujer biblica, y habremos terminado el boceto, aunque imperfecto, de mujer tan digna de admiraci6n. Los dos amantes cogieron mutuamente las florecillas que a su paso entre la grama hallaban, y can ellas Reinaldo form6 un ramillete que con delicadeza coloc6 sabre la bata de Carmen, quien, can una mirada carifiosa, recompens6 tan galante obsequio. No tardaron mucho en llegar a la arboleda que cubre el arroyo que despues de salir de la gruta tuerce jugueteando por la llanura, abrigado I>0rlos arbustos que Ie dan sombra misteriosa a su paso. Sentados alli, en tanto que los padres tomaron puesto unos pasos mas adelante, Reinaldo, estrechan do una de las manos de Carmen, preguntaba can tern ura: -l,Es cierto que me amas, bien mio? -;,Lo dudas aiin ? ;,No son bastantes las pruebas que te he dado? Este anhelo constante de estar cerca de ti; la inquietud que me mortifica cuando, siquiera un instante, te me separas; mis promesas, ;,nada val en para que dudes todavla ? Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAs 49 ~No, Carmen mia, Tli. sabes que hay orgullo en oir de los labios de quien uno ama, esas palabras que forman el encanto de quien las oye y que nunca cansan el oido. Lo se, SI, eres mia, como yo soy tuyo, Y 10 sere toda mi vida. Y a1 decir esto con su mirada fija en los ojos de la joven, ella, que 10 oia con ternura, a1 sentir estrechada su mano por 1a de su prometido, bajo los oj os, se inundo de rubor, y una vez mas se dijeron en aquel contacto de las manos cuanto se halla en 10 Intimo de un alma poseida de tan casto am or. -Somas felices, l no es verdad? ~ijo alzando su mirada carifiosa para fijarla en su amante. ~Seras siempre conmigo asi? l No tendre motivo de queja jamas ? j Como no ser siempre bueno con quien en nada habra de ofenderte l, -Nada tuvo que contestar Reirialdo, nada tuvo que reprochar ella, pero en aquel in stante mutuamente se apoyaron y la cabeza de ambos en un ligero contacto lanzo algo electrico que hizo estremecer aquellas almas, . Y asi apoyados, callaron. Que torpes son las palabras para expresar 10 que en el mundo no fiene traduccion, 10 que solo en el cielo comprenderan los que gozan del arnor infinito hacia un Ser inefable. Entre tanto las aguas, al tropezar en las gui[as, murmuraron; los helechos, como chanceando, se inclinaron para dejarse mojar y luego levantarse y vo1ver a tocar de nuevo la linfa [uguetona ; las hiedras flotantes de los troncos He h::l.llll1CP.Rron como con desgana ; las brisas retozonas se entretuvieron en hacer temblar las hojas ahora, en rizar las aguas de un reman so despues, en levantar el plumaje de alguna avecilla que no muy lejos calienta su nido al vaiven de la rama que la misrna brisa parece arrullar como si fuese una cuna que contuviese el fruto de un primer amor ... -4 Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia VIII ·- EN UNA NOCHE UESTR,OS Iectores sstaran dcseosos de v01ver a las fiestas; vamonos, pues. Las quejas de los que se aman son pasajeras, pronto se acallan con una suplica, con una protesta de arrepentimiento. Eudora habia Iogrado calmar a Eloisa, y lejos de enfriar sus relacianes el accidente de la tarde de taros, habia servido "para soldar mas fuertemente los eslabones de la cadena,que al parecer se habia roto para siempre. Al baile en casa de. .. debian concurrir Eloisa y Rudaro, y este, como era natural, debia acompafiar a la familia de sus futuros suegros. Acompafiado nuestro joven de un amigo suyo que tarnbien habria de concurrir al baile, fueron a una peluqueria, en donde se hicieron arreglar la barba y el peinado, tomaron guantes de repuesto y salieron a la plaza para ir a sus respectivas casas y volver inmediatamente. Al pasar por en frente de la cantina y lugar de juego de don Mauricio, dijo Eudoro a su companero: -Entremos un instante para averiguar par la salud del nifio que atropelle ; tengo tanta pena como no puedes imaginarte. Y entraron. En una especie de trastienda se hallaban la graciosa Carmen y Dolores, hija de don Laurencio. Alli supieron ya por boca de la madre, ya poria de la hermana, que el nino tenia un brazo dislocado, fuera de otras novedades ; pe1'0 fue tanta Ia bondad con que trataron a Eudo- N Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 51 1'0, que 10 desimpresionaron de todo temor que pudiem abrigar, POl' las muchas insinuaciones del amigo de Eudora tomaron al principio brandy e hicieron tamar a las mujeres vino, mas tarde mandaron destapar champafia, y ya puede calcularse que la imaginacion empezo a arder y los labios a revelar, indiscretos, cuanto cada cual pensaba. El estrecho espacio de que alli se disponia ayudaba a dar motivo para que la confianza fuese mas franca. El buen trato, la hermosura, la cordialidad de aquellas j6venes, incite de tal manera los sentidos de los galanteadores, que las imprudentes declaraciones se escaparon sin reserva. -Carmen -decia Eudoro-, yo seria el mas feliz de los mortales si usted me amara. No es de hoy que usted me ha llamado la atencion, siempre se ha llevado mis miradas, y cuando sus ojos, aunque haya sido casualmente, se han fijado en mi, no se 10 que me ha pasado; creamelo, Carmen de mi vida. Y Carmen callaba, aturdida quiza por el efecto del licor, pero acaso mas bien por no saber que contestar a semejantes palabras, pronunciadas por quien menos ella se imaginaba. El otro joven, por su parte, instaba para que no volviese Dolores a su pueblo, toda vez que en Bogota se le propercionaria cuanto necesitase para vivir opulentamenteo La comparacion entre la vida solitaria del campo y la culta, llena de placeres, de la ciudad, la tenian fuera de s i : tal era 10 vivo de la pintura hecha POl' su enamorado, Y comoquiera que el champafia se servia a cada instante, sus progresos en aquellas cabezas no acostumbradas al licor se hacian manifiestos sin rebozo. A las nueve poco mas 0 menos hicieron servir una cena, y a la mesa se sentaron los cuatro en una armenia tal, como si entre ellos hubiesen existido relaciones antiguas, La madre, en tanto, ven- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 52 J. DAVID GUARIN dia en la cantina y los padres de ambos asistiaI1 el monte de dados. Un oido atento habria percibido como a las diez el roce de un traje de seda, habria adivinado la anhelante respiraci6n de alguien que por entre un hueco de las tablas mal ensambladas habia que· dado hacia la espalda que daba a los portales, y espiaba todo. Eloisa, cansada de esperar en la casa a su futuro e instada por su padre, habia resuelto ir al bajIe sin esperar al que imprudente habia descuidado 10 que otro no hubiera excusado, si no como amante, al menos como caballero. Pero la desgracia es pertinaz en su sana. Cuando por el despecho y el orgullo ultrajados pensaba ir al baile para mostrar su indiferencia, cuando se fingia abatir a quien en tan poco estimaba su amor, acert6 a pasar por aquel punto, foco de una locura sin reserva. -i Oiga, papa! Aqui esta Eudoro -dijo-, y se lanz6 hacia el lugar par donde salia la luz del IIesquicio mal cubierto. Casi habria podido hablarle al oido. -Dejalo y vamon os -dijo con [ndignacion el padre. -No; quiero convencerme pol' mis propios ojos. Dejeme, papa, un instante aqui: no quiero perder palabra de cuanto pase -contest6 can voz ahogada. _j, Seras mia, bella Carmen? -decia Eudoro-. Todo 10 daria por ti, hasta mi existencia, si necesario fuese. -Imposible -contest6 temerosa la joven-. Usted tiene a quien amar, digna de su rango, Yo no soy sino la hija de un artesano y jamas aspirare a tan alto honor. -Carmen de mi alma, nada me importa la aristocracia, 10 que yo deseo es poseer un coraz6n como el tuyo, sin vanidad y sin necio orgullo, (Como se ve, el tuteo habia empezado muy pronto.) Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 53 -No, senor don Eudora, usted pronto se casara con esa senorita tan hermosa y que tanto 10 ama. (,Usted, el envidiado por todos, el que ha 10grado fijar la atenci6n, puesto que habra de ser uno de los hombres mas felices, fijarse en mi ? Eso no puede ser. -Eso nada me importa ; hermosura, riqueza, posicion, todo 10 sacrificaria por ti. Que me importa que ella sea hermosa. La sera, yo no 10 niego, perc como dijo Wencel : "Y, sin embargo, jayl, t1i no eres ella; 10 recuerdo muy bien. La tibia estrella jamas abrasa como abrasa el sol. En ti hallo al mar que proceloso brama, en ella al lago que apacible clama, tu eres el huracan, ella el rumor." -1 Ay! -dijo Carmen, y se cubrio el rostro con ambas manos. -(, Que te ha sucedido, bien mio ? (, Estas mal? Recuestate sabre mi hombro -y diciendo esto, Ie acerc6 la cabeza, que, sin voluntad y sin fuerza para resistir, cedi6 al impulse suave de su galante enamorado. La joven acababa de ver, cruzado de brazos en la puerta de la cantina, a su novio, quien partie inmediatamente come un loco ante aquel cuadro. -i Ven! -dijo el padre a Eloisa, arrancandola por la fuerza-. (,Quieres mas humillaci6n? (,Quieres que te postergue mas? Vamonos. -Papa, me siento mal. No puedo concurrir al baile, vamonos para casa. Pero apoyeme, porque me faltan fuerzas para carninar. jAy, la fatiga y Ia opresi6n me abruman! -Vayanse, senores --suplicaron las dos jovenes-, 0 nosotras saldremos de aqui, Poco tiempo despues sonaron los golpes en la casa de Eloisa, pero nadie abrio, Desesperado el joven y un poco mas despejado, parti6 para la ca. sa del baile. Hacia algtin tiempo que habia empe- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 54 J. DAVID GUARIN zado la fiesta, y tanto las senoras como los caballeros esperaban a la deseada pareja. Cuando Eudoro, que suponia encontrar alli a Eloisa, se convenci6 de que no habia llegado, parti6, sin oil' a nadie, para la casa de su prometida. Golpes sucesivos y desesperados hicieron ceder la puerta, que ya no se abria con espontaneidad. -l, Eloisa? -pregunt6 al criado. -Volvi6 del baile no ha mucho. -l, D6nde esta ? 0 •.... 1....•..••.•. ,..-.. ...•+ .......:1,... _ -~t Jta. G\\,U(')LQUV, nn+t. \"; •~lIU . r.V'I~t:Io..••.• 't'V1n \,;J.J . ..L""~J..U". En dos pasos subi6 Jas escaleras y penetr6 en la sala. El aspecto de esta 10 aterr6: s6lo una luz alumbraba aquel elegante salon, Los muebles proyectaban sombras sabre el alfombrado pavimento y las paredes, 0 se escondian entre la oscuridad hasta hacerse invisibles. Los espejos parecian grandes puertas que daban entrada a algtin antro pavoroso; golpes de luz destacados caprichosamente sobre los objetos y adornos de cristal, ayudaban a dar tristeza mas bien que lucimiento a tan melanc6Iico conjunto, Sabre un sofa se encontraban botados sin orden y al parecer con precipitacion a desespero la capa de pieles, los guantes y algunas prendas de Eloisa. El silencio y soledad en que se hall6 Eudoro, s610 interrumpidos por alguno que otro paso precipitado en los corredores, 10 dejaron inm6vil en media del sal6n. -Esto 110 puede ser -dijo-, y entr6 a buscar la recamara de Eloisa. Imprudente sera el paso, pero yo entro. Y penetr6. Los padres de la [oven y un medico rodeaban el lecho de Eloisa, en el que, inerte como cuerpo abatido por Ia embriaguez, estaba botada y casi tronchada sabre almohadones. -;, Que ha pasado? l, Qlle tiene Eloisa? -pregunt6 con desesperaci6n. Nadie contest6, excepto el medico, quien dijo can frialdad: -Ha enfermado. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMAN AS 55 i Cuan bella es una mujer abandonada a su propia hermosura l Sin estudio en los cabellos sueltos, derramados ahora sobre los almohadones, 0 ya sobre su hombro; sus labios entreabiertos pero sin respiraci6n; sus ojos suave mente eerrados como si estuviesen hacienda una amigable reconvencion; su frente limpia y palida como el marmol y como el marmot fria; can un brazo botado aHa y el otro caido suavemente en donde 10 habia dejado el medico, quien poco hacia acababa de pulsarla, yean el aire de morbidez que se' difundia en todas sus facciones, parecia aquella mujer mas bien un suefio inspirado por angeles que al presente una triste realidad, -l Este ataque le ha dado otras veces ? -pregunt6 el medico. . -No, senor, hasta esta noche Ie da por primera vez. Era tan sana mi hija-contest6 la senora madre can tristeza. -Parece que vuelve ya de este sincope -dijo el medico tomandole nuevamente Ia mana. Siento . el pulso mas regular. Como en una especie de desperezo, empez6 a moverse Ientamente sabre su lecho, cambio de posici6n, se apart6 el cabello de Ia frente y abri6 los ojos como para buscar a sus padres. Al tropezar su mirada can Eudora, que estaba casi oculto detras del grupo, dio un largo grito agudo y lento, empez6 a sollozar amargamente, y, despues de un largo suspire, volvi6 a callar. Poco a poco empez6 a resbalarse la cabeza can abandono sabre 01 peeho, pero en este momento la madre, can los ojos anegados en llanto, la alz6 de nuevo sobre la almohada, la apart6 el cabello, la cubri6 hasta el cuello y volvi6 al lade de su esposo, mudo y estatico, para ocultar el rostro entre sus manos y poder derramar su abundoso llanto. Ante este cuadro tan desgarrador, l que camino, sino el de huir de alli, quedaba a Eudora? Sin hacer ruido alguno sali6 pisando paso Ia alfombra Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 56 J. DAVID GUARIN con tal cautela como si fuese un criminal que intentase esquivar la vista de todos para no ser aprehendido. Salio al corredor, apenas a1umbrado por la melancolica luz de la luna, que aqui daba golpes de luz y alla hacia destacar la sombra de las columnas y de las flores, que can las brisas errantes se balanceaban lentamente. Embozado en su capa descendio escalon par escalon, poco a poco y como si los contase, produciendo can el golpe del pie y con el chirrido del calzado un sonido que parecia prolongarse a larga distancia. _~ Que ha pasado en esta casa? -pregunto can desconfianza a una camarera que subia, -La senorita, al pasar para el baile, 10 via y 10 oyo a usted en una cantina. EI senor don Francisco, que la acompafiaba, .despues de haberlo esperado tanto a usted, esta como mudo de sorpresa y dice que manana se ira de aqui para tierra caliente, adonde nadie Ie enrostre su vergiienza, y : CAn1() !lretendp.mos en vano detener el descenso en aquellos caminos que con tanta dificultad habiamos coronado! Cuanto pensara aquel joven en el trayecto que llevaba hasta el porton, no es posible imaginarlo. ~Sera esta la ultima vez que pise esta tan querida casa?, pensaba a tiempo en que el surtidor golpeaba sus aguas can la misma constancia de ayer y en que el viento remecia los arbustos del jardin produciendo sonidos vagos como quejas c graves como la voz de una reconvencion. Los ecos lejanos de la musica, el ruido de los cohetes y los gritos de las gentes en la plaza hirieron como un sarcasmo la imaginacion de Eudoro, y penetraba ya en el porton cuando oy6 una voz que llamo en las piezas altas. -l.Me Haman? -dijo con alegria al criado que iba a abrirle la ultima puerta. -No, senor --contest6 secamente aquel-s-, es a mi a quien Haman; acaso se haya agravado la senorita. EI golpe de las grandes hojas de la puerta, e1 Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 67 ruido de la Have y aun las pisadas del criado, dejaron estatico a aquel hombre, a quien le ardia Ia cabeza y el corazon Ie lloraba, en una profunda melancolia. Menos inmovil habria sido una estatua que el joven para quien acababan de cerrarse las puertas de una casa que habia estado designada para su hogar ... -j, Que haces aqui ? j,POI' que no has ido al baiIe? Los hemos esperado con mucha inquietud, y temiendo alguna novedad, me he venido a buscarte -dijo el compafiero que pocas horas antes 10 habia dejado, -j Ay, amigo mio! -contesto Eudoro lanzandose en los brazos de quien venia a sacarlo de su abatimiento. Varnonos de aqui -continuo, tomando el brazo de su amigo, que no atinaba con aquel cambio tan inesperado. . La Botella de Oro es un establecimiento situado en el atrio de la Catedral, y en esos dias, mas que de ordinario, aquello parecia una colmena alborotada. Todas las mesas que en el interior habia, profusamente alumbradas por el gas, estaban rodeadas de hombres que en bulliciosa algarabia animaban con libaciones de distintas bebidas su charla alegre y divertida. En uno de los saJones vecinos el monte de dado atraia un gran concurso, y la parte exterior, en donde se expendian los licores, apenas daba dificultosamente paso a los concurrentes, En frente de un ovalado espejo, solos y retiratlnc ••.••••••.•• , Qll .•.••.•..•. o..J h!ll1~ h!lYl _ .••.•. _ ••.•• _ .•..•..•..•• TIllAQt _ .•.•••.. ,,, .•...•. {)C! •.••••..•••.••••..••••.• tlnQ ;1\'l7anQQ J"" ~ .......•..•..•.... o.J +-n:rY'II'::Intln v ....•......... ""' .•..•.•...•.•.. ponches de brandy calientes. Imposible habria sido percibir una palabra siquiera de 10 que hablaban, tal era la reserva con que 10 hacian. Un grupo colmo la mesa, y sin que nuestros heroes pudiesen evitarlo, tuvieron que tomar parte, aunque aparentemente, en la animacion y entusiasmo de los amigos que acababan de IIegar, Vasos sucesivos se hicieron servir y desde luego la broma, el Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 58 J. DAVID GUARIN chiste y el epigrama empezaron a servir de salsa a tal reunion, -Apuesto -dijo uno-, a que Eudoro no se cambiaria por ninguno en el mundo, por mas feliz que se creyera. -Tienel:! razon -dijo otro-, y 10 extrafio es que no este ahara al lado de la preciosisima Eloisa, reina de la hermosura. Propongo esta copa por Ia pareja mas simpatica y elegante de estas fiestas. -Si -diio un tercero-. no temo declarar Que tengo envid"ia a qu'en habra de formal' el hogar mas elegante y feliz del universo, No hay para que decir que todos apuraron sus vaROS. En seguida se hablo de la pronta ida de la pareja para Europa, de 10 suntuosa que seria la fiesta, puesto que el padre de ella es tan generoso y galante. Maldito el sarcasmo con que la suerte maltrata a quien escoge para hacerlo el objeto del ludibrio. Entre aquella multitud de gente que entraba y salia, un joven envuelto en un gaban y acompafiado de otro tom6 puesto en otra mesa y pidi6 brandy. Algo hablaban secretamente, sin perder de vista a los que en el grupo de que hemos hablado se divert ian con chistes y carcajadas .. No pudiendo sufrir POl' mas tiempo Eudoro aquella situaci6n tan falsa, y en la que a medida que 10 ensa'zaban sentia mas profunda la saeta que Ie horadaba el coraz6n, busc6 el pretexto de irse al baile, adonde, dijo, 10 esperaba Eloisa, y sa1i6 acornpafiado de su amigo. No se habia movido de su asiento cuando los otros dos se pusieron de pie y 10 siguieron. -j Caballero! -dijo una voz cuando se hallaban en el atria-. N ecesito hablar con usted, y COmo se dirigiese a Eudoro, este Ie contest6: -Estoy a sus 6rdenes, senor. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 59 -;.Esta usted dispuesto a darme una satisfacci6n como yo se la exija? -;. A usted? ;.Esta loco? ;.Acaso se yo quien me exige tal desprop6sito? -A quien usted ve, senor -contest6 el interlocutor con energia y calma. -Esto si es gracioso -contest6 el retado dirigiendose a su amigo-. Mira c6mo hay hombres a quienes les hiede la vida. -Caballero, poco a poco. Usted me ha of en dido, y me satisface o ... -j POl' Cristo I, que desbarato a este mufieco --dijo el enfurecido [oven tratando de lanzarse sobre su provocador, -j A la espalda, canalla! -dijo el otro poniendose en guardia y hacienda brillar un pufial a la altura del brazo, . -j Asesinos infames! -dijo el amigo de Eudoro, y prendiendo con rapidez par la mufieca al del pufial, 10 asi6 con la otra mano por el cuello; pero en este in stante el revolver del compafiero fue asestado al pecho de Eudora. El tiro habria partido, pero a los gritos de los contenderes se interpusieron muchos j6venes que salieron del restaurante y de hombres de las cantinas que habia debajo de los palcos, resultando de aqui que entre artesanos y cachacos se form6 un laberinto tal que la policia a duras penas pudo desenredar, no sin que algunos de uno y otro bando salieran maltratados. -He venido a p-xigir como caballero una satisfacci6n de ese hombre, creyendolo capaz de hidalguia, y me ha contestado como quien es -dijo el desconocido. -;. Y en que he podido yo ofender a este mise. rable, si no 10 conozco? -j Tti el miserable! j Cobarde! No sabes ni sostener como hombre 10 que prometes a una mujer; mafiana me daras cuenta de tus acetones, aunque te ocultes en el centro de la tierra. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 60 J. DAVID GUARIN _j, Acaso no esta esto gracioso ? -pregunt6 Eudora, ajeno enteramente de la causa que motivara tales palabras-. Bien, senor, estare a sus 6rdenes manana a las seis, en donde usted indique. -Aqui mismo nos veremos a las seis de la ma~ fiana. -A las seis de la manana aqui mismo me hallara usted. Espero que 10 acompafiara alguna persona can quien se entienda mi segundo, siempre que la ofensa merezca Ia pena de que descienda hasta dar satisfacci6n a ... _~ Par que no concluye su frase el villano corrompido ? -exclam6 el otro 11enode c61era y queriendo botarsele encima, _j Alto! -gritaron nUtlvamente muchos del ca1'1'0-; eso se arreglara manana como caballeros. Los policias, par su parte, disolvieron el grupo, y la mayor parte de los amigos de Eudora entraron a La Botella a tamar mas licor. -Quien ve al cachorro y a 10 que se atreve -decia uno. -b Pero no yes que esta de novio ? -Asi es, que este es quien va a casarse can la cantinera, hija del carpintero. _j, Can Carmen, la de alla abajo? -Si, can la misma. -I Can raz6n! En la mirada que cruz6 en este momenta Eudora con su amigo hubiera leido cualquiera toda la sorpresa que acababa de exaltarlo. La desgracia vuelve estoico al hombre que se ve acosado par ella; no parece sino que sus golpes entontecen; asi fue como nuestro [oven, impasible, siguio bebiendo como para hundirse en la embriaguez. Pero no 10consigui6: aque11anoche pudo haber bebido par cantaras el licor sin que le hubiese producido el menor efecto intelectual. Deseoso de acabar con tanto como 10 abrumaba, se propuso, y aai se 10 exigi6 a su amigo, pasar en vela Ia noche hasta que llegara la hora de la cita. La idea Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 61 de recibir Ia muerte le sonreia y hasta cierto punto 10 distraia de la intencion que muchas veces 10 habia asaltado en esa noche de darse la muerte. La desgracia de Eloisa 10 conmovia, perc confesandose culpable, no se creia digno de arrojarse a sus pies para implorar el perdon y laval' con sus lagrimas tan sucia mancha. ~Que hacer en tales circunstancias? ~Como vindicarse ante la sociedad, que por fuerza cornentaria el hecho al saberse la ruptura de un lazo tan sabido y consentido POI' todos? La plaza parecia un mar agitado aun despues de la borrasca y que revuelve sus espumas para lanzarlas poco a poco a las concavidades en donde se guarecen como temerosas de una nueva furia, Los lugares de juego, las cantinas, hoteles y calles vecinas presentaban a la luz de la luna el aspecto de una sentina habitada POl' locos. Los extranjeros a quienes habia tocado la fiesta del dia nada dejaron que desear; no habian pasado muchas horas en que se exhibiera una procesion semejante a las que recorren las calles POl' las naches en los Estados Unidos en tiempo de elecciones. Largas y 01'denadas filas de gentes, cada una con una luz y precedidas POI' una banda de musica y sus capitanes que llevaban el pabellon de la republica y el de su propia nacion, dieron un espectaculo de fraternidad nuevo entre nosotros. Todos los pabellones, hasta el ibero, ondearon al pie de la estatua del Libertador y fundador de cinco repiiblicas. Aquello fue un arranque de la fraternidad universal con que la civilizacion trata de unir en un solo abrazo a la humanidad, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia IX SIGUE LO DEL CAPITULO ANTERIOR acerca de ciertos personajes que figuran en nuestra narraci6n, que tal parece s6lo por tener el gusto de agrupar caracteres en el cuadro los hubiesemos traido, Pero no es asi ; par mas que se nos hayan quedado un poco atras, ya los iremos sacando de entre la sombra. Con pocas pinceladas los haremos visibles; unos golpes de luz atinada nos bastaran, " Aquellos dos j6venes que jugaban en la Torre de Malakoff y a quienes vimos perder el dinero que el padre habia enviado a uno para hacer un pago en un banco, asi como al otro el que su madre le habia mandado cobrar, son aquellos nada menos que aparecen en el tercer palco despues del de Eloisa y el de don Mauricio F16rez y don Laurencio Pab6n. Cruz Madero es el uno y Fideligno Escobero es el otro; es decir, dos garrotes, ni mas ni menos, que habian de dar candela en las fiestas. A Madero, joven de veintid6s afios, hace cuatro que 10 envi6 su padre a educarse en uno de nuestros colegios, a pesar de tener s6lo en Pasta -j calculen que distancia!para sostener al resto de"la familia y para mandarle al hijo can que haga sus estudios. Lo natural es que el mozo, al cuidado de si mismo, procurara darse gusto; y como los libros son tan pesados, los catedraticos y superiores tan molestos y las horas de concurrencia tan exigentes, resolviera no volver mas al presidio y aprovechar sus veintid6s afios, su bozo en eierne y su natural presunci6n. Dinero no habla de ,.... 11" EMOS andado con tanto descuido 1--1 J.. J. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 63 faltarle, porque el padre se desvivia por su hijo, el que, segtin las' cartas que correo tras correo Ie llegaban, volveria con su grado de doctor entre el bolsillo; ~que mas podia desear? Era Escobero otro idem de la misma calidad Y poco mas 0 menos de igual edad que su compafie1"0, hijo unico de una viuda trabajadora como ella sola. Aquella pobre mujer no comia ni dormia por asistir su tienda de chicheria, POl" cumplir can sus comprometimientos como panadera y, sobre todo, por darle 10 necesario a su hijo querido, que hacia progresos en el colegio. Si los directores informaban mal, pues no concurria, la pobre mujer 10 atribuia a ojeriza porque no era de familia de los encopetados; si la policia daba cuenta de que los vecinos se quejaban de que ya no podian con las nada decentes diversiones de su hijo, que al principio no dejaba teja buena por robar las papayas, y Iuego, alzandose a mayores, inquietaba a las sirvientas, pues molestia teniamos y el policia se iba con las orejas calientes y el nino era mas ajonjeado en ese dia. Como se ha visto, estos Castor y P6lux 0 PHades y Orestes partian de un confite, asi que una era su suerte, una su esperanza y uno su porvenil". Pero la parte seria de todo esto, si hay algo que pueda ser mas serio, era que Madero habia conseguido volvel" loca a Carmen, a la encantadora hija de don Mauricio, y a este 10 habia engafiado can 10 fabuloso de las riquezas que poseia en su pueblo. Y como en verdad siempre tenia dinero que gastar, pues tanto peor, Y como Escobero, para no quedarse solo, ernprendio la conquista de Dolores, la hija del alcalde don Laurencio, tenemas ya que todo quedaba en casa para los dos, que a ninguna hora se separaban. Ahara si nuestros leetores, POI" muy poco que quieran ayudarnos a maliciar, ataran cabos y nos seguiran en el laberinto en que nos hemos metido. Las doce de la noche daban los relojes cuando Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia , 64 J, DAVID GUARIN el pequefio recinto en donde estaba e1 monte de dado de don Mauricio se hallaba lleno de apuntadares y curiosos. Alga mas de mil pesos habria de fondo y par entonces los talladores llevaban segura la ganancia. Un tahur extranjero a quien la fama sefialaba como e1 jugador mas audaz y manejador de grandes sumas, pidi6 puesto para sentarse y desde luego se le via inmediatamente entre los jugadores, Un rollo pequefio de billetes cayo sabre las suertes, y apenas hubo caido, el tallador dijo ases y arrastro cuatrocientos pesos, que era 10 que el extranjero habia apuntado, can las otras sumas que otros varies habian puesto. Es costumbre que cuando alguno tiene fama de ser favorecido porIa suerte, 10 siguen los demas en sus apuntes, asi era que el monte podia alzarse en un momenta 0 venir a 1a nada con solo unos golpes de la suerte contraria. Siguieron apuntando y la suerte se mostr6 una, dos, tres veces mas propicia a los talladores, Perderia e1 extranjero unos ochocientos pesos, asi como los dernas que 10 seguian sus pequefias sumas, cuando entraron los dos jovenes, cad a uno can una suma en billetes, pidiendo puesto para apuntar. No pareci6 corriente que Cruz Madero, a quien se consideraba ya como de la casa, fuese a jugal' en contra de don Mauricio; pero aquellos jovenes, ebrios y despechados, apenas veian 10 que pasaba y empezaron a jugal'. Algo siniestro paso par don Mauricio y don Laurencio: los tahures tienen ciertas preocupaciones, reglas infalibles para ellos, de las que no pueden prescindir. La llegada de los dos jovenes, quienes apuntaban en contra del extranjero, pareci6 la sefial para que este y todos los que 10 seguian empezasen a ganar, sin perder un solo apunte. Entonces los apuntes fueron cuantiosos y el monte empezo a mermar poco a poco. Como los dos j6venes parecian ser la causa de Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 65 la perdida del monte, algunos amigos los sacaron con pretexto de ir a beber a la cantina, y siendo asi que iban con buenas ganancias, se propusieron gastar cuanto mas pudieran. Pero i cual fue la admiracion de los dOB enamorados cuando vieron que todo se habia ido para quien sabe d6nde y que s610 la madre de Carmen daba respuestas incoherentes acerca de 10 que fuera de su hija y de Dolores! -Unos policias vinieron a preguntar por usted -decia can la vaguedad que produce el licor en la imaginaci6n-; dos senores las acompafiaron Y se fueron. . -i, Para d6nde? l Quienes son enos? -No se : uno como que era un policia mayor ... y que una declaracion . .. y que enos son amigos de usted, y. .. que se yo. _y don Mauricio, y don Laurencio, lque hicieron? -Enos estan ana en su juego, y no supieron de nada . ." Un momento despues los j6venes habian des. aparecido para ir a una cas a de juego. Alli se les via perder una cuantiosa suma y cuando ya el dia asomaba, salieron completamente ebrios. En la plaza ya no habia sino una que otra luz salida de las pocas cantinas, en donde los mas ebrios cantaban gangueando 0 peleaban a grandes voces. Cansada la luna de alumbrar escenas tan poco interesantes, se habia vela do para irse antes de que el sol la sorprendiera; las cornetas o€: 108 cuarteles tocaron Ia diana y las gentes empezaron a recorrer las calles. Entonces cualquiera habria podido estudiar el contraste entre el trabajo y la crapula : estaban ebrios, demacrados, tendidos unos, tambaleando otros, en tanto que aquellos, solicitos, buscaban el pan para su hogar con la confianza en la mirada y la satisfacci6n en la conciencia. Comparaci6n repugnante que debiera quedar- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 66 J. DAVID GUARIN se imnresa en la imaginacion de quienes ravorecen, hasta oficialmente, tales escenas. Un cuarto de huesped en una easa de asistencia, euarto sin mas muebles que una eama sin arreglo y revuelta juna mesa en la eual habia un tintero seco y una pluma mohosa; algunas cartas ajadas; un ramo seco que fue de flores y que ya no tenia sino hojas marchitas, y espinas; [ay l, espinas agudas siempre, como si fuesen la imagen del remordimiento; un bald con la eerradura rota; un asiento desvencijado ; botellas vacias ; ropa sucia botada por aqui, calzado por alla ; cabos de tabacos, papeles rotos, todo esto era alumbrado a esta hora por la luz alimonada que por encima de Monserrate enviaba la aurora, alegre para todos, melanc6lica para los criminales a quienes reconviene y asusta. Un joven entra, despues de abrir el candado con dificultad, y arroja el sobretodo sabre la earna; se aeerca a la mesa, qui ere escribir, pero no halla can que; abre el baul, saea unas eartas que quema can una cerilla de fosfaro; anda precipitadamente como queriendo arreglar algo, perc nada hace, hasta que, al fin, se sienta en la orilla de la cama y medita. ;,Es esta la hora suprema de la vida? Maldita ella, cuando no se la comprende, cuando no se la estudia. No es un camino de flores, pero tampoco un erial si se la suaviza con el trabajo. Es un hecho providencial digno de llamar la atencion el ver como el progreso humano se apoya y sostiene en aquello mismo que parece una maldici6n. Sin la necesidad del trabajo, la humanidad se habria suicidado en brazos del desesperante tedio enervador. Un sobresalto producido par unas pisadas que oye a 10 lejos 10 hace poner de pie y dirigirse a la puerta para asegurarla can una aldaba ; pone atencion, siente que suben y que preguntan cual es una pieza y que precisamente es la suya. Imposible seria pintar un momenta de estos. Nuestro joven se Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS 'I'RES SEMANAS 67 sittia en la mitad del cuarto y contesta al primer Hamamiento: -i,QuUin va? -Abra usted --contesta alguno, -i, Pero quien es? -EI jefe de 1a policia. -Espere --contest6-, y se tendio en 1a cama como si fuese a descansar. En seguida toma un revolver que tiene a la mano, se 10 pone en 1a frente y dispara ... Un esfuerzo de los de afuera hace saltar la a1daba, y la puerta se abre dando entrada a varias personas que presencian horrorizadas aquella escena. Por entre el humo que oscurece y la confusion de aquel grupo penetra una mujer que grita : -i Mi hijo I i, En donde esta mi hijo? -Creimos encontrarlo aqui con su compafiero, ya que no 10hallamos en casa de usted, pero no se nos escapars, dice e1 jefe de 1a policia, que empieza a tomar sus providencias delante de aquel cadaver tibio atin, perc informe y asqueroso. E1 joven Cruz Madero es quien alli responde con su cadaver del robo hecho en union de su amigo Escobero 1a noche anterior en una tienda, de donde sacaron una suma de billetes de banco y dinero. * * * A esta bora des j6vcnc3 cmbozados en sus capas se paseaban en e1atrio de 1a Catedral, en donde habian permanecido desde antes de venir e1 dia. -Vamonos; ese cobarde ya no viene -decia uno, cuando algunos jovenes se acercaron diciendo: -i, No saben 10 que ha pasado no ha muchos instantes? Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia J. DAVID GUARIN 68 -No -contest6 can indif'erencia e1 uno. con curiosidad e1 otro. -Que acaba de suicidarse Cruz Madero. -i. El novio de Carmen? -El mismo. -i, Por que? l.Se sabe alga? -.Porque el y Escobero fueron los dos del robo en la tienda de Rodriguez. -Vaya, pues -dijo Eudoro, que, como se ve, esperaba para concurrir a la cita del duelo-; me avito eJ trabajo de matarlo. -Ciertamente -dijeron algunos. -S1 --dijo mirando con amargura a su companero, que sabia el estado en que se hallaba--: aeaso yo 10 hubiera muerto, pero el me ha ensefiado a ser valiente. . . Yo no he debido, despues de 10 de anoche, permitirle que me diera el ejemplo. -i. Que? -pregunt6 Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia x -COMO iEN UN SOLO DIA! los corredores de los portales, tanto los altos como los bajos, quedaron cubiertos con los palcos y las cantinas, la oscuridad era completa en donde el gas no alcanzaba a disiparla; asi, pues, las confiturias, los establecimientos donde se expend ian licores y los almacenes, estaban permanentemente alumbrados y producian un aspecto semejante al de los tuneles. Era ese pasaje a todas horas un hormiguero inextricable de gentes que subian y bajaban las inc6modas escaleriIlas que conducian a los tablados, de las que colmaban las ventas, de las que entraban al Hotel de Violet y Faccioto y salian de el, y de las que, mas desocupadas, buscaban lances de distintas clases favorecidas por la oscuridad. El gran porton de la casa municipal estaba a todas horas custodiado por dos centinelas que eran relevados de hora en hora, y los que formaban el cuerpo de guardia descansaban de su trasnochada o de los efectos del licor, sentados en silletas desvencijadas, 0 tendidos por el suelo al pie de las armas que tenian recostadas contra la pared. Las siete de la manana serian cuando, al tratar un grupo de entrar, fue echado a la espalda por los centinelas, Entonces un hombre alto, palido, enjuto, y con gran mostacho que casi alcanzaba a ocultar la solapa de un gaban en que venia envuelto, pregunto en voz alta por el oficial de guardia, quien fue llamado por el cabo de relevo. Profundo era el suefio, y no era para menos, de que se hallaba disfrutando en una silla, cuando al grito despert6. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 70 J. DAVID GUARIN -~ Que se ofrece? -pregunt6 de mal humor al que hallo a la vista. . -Es que el jefe de la policia -Ie contest6 el interpelado-, qui ere entrar con unos hombres que trae presos. -Que siga y no me interrumpan. Atravesaron el cuerpo de guardia y subieron una serie de escaleras, el jefe, a quien ya hemos visto, dos hombres, uno de ruana pero bien vestido, y el otro con el traje que se usa entre 10 que se llama gente decente. Una mujer, oculta pol' el rebujo, iba acompafiada de otras, y sollozaba y subia con dificultad las escaleras, que parecia le fueran interminables. Este grupo entro POI' fin a una pieza del corredor ultimo, y que daba vista sobre dos patios pequefios divididos POI' una alta pared. En el departamento interior estaban las mujeres vagabundas aprehendidas en la noche anterior, las que por robos, hurtos, rifias y heridas habian caido en manos de la policia, y las que fueron sorprendidas propinando licores narcotizados a unos hombres del campo, con el objeto de robarles. Habia alli grupos dignos del estudio de un naturalista. Una joven alta, rolliza, de fisonomia que tanto participaba de 10 simpatico como de 10 repulsivo, y que tenia a uno y otro lado de los labios cicatrices de cortadas que Ie llegaban hasta cerca de las orejas, estaba rodeada de otras j6venes mas 0 menos hermosas, pero que revelaban en los ojos rubicundos unos, ojerosos otros, la orgia· ininterrumpida en que habian pasado las fiestas hasta la noche anterior. -A mi -dUo la caricortada-, que me lleven pronto al divorcio 0 me suelten hoy mismo de aqui, Da risa vel' ese su divorcio: como alla desde el director para adelante, todos estan muertos de hambre, porque no hay con que darles raciones, POI' una peseta Ie abren la puerta a uno y Ie siryen de alcahuete desde el mandon para abajo. Y Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 71 como yo no ando con el bolsillo eseueto, mil' en (dijo golpeandose un bolsillo) a cualquiera compro, desde ese sinvergtienza que esta alla arriba y que nos trajo esta madrugada, hasta el presidente de la republica. -Mira~ Zoila -dijo dirigiendose a una de las j6venes que forrnaban el corro-: vos callate y no digas nada de 10 que sabes, Porque ahi donde yen la seriedad de ese encanijado que haee de jefe de la policia, es mas picaro que todos los que trae aqui por culpables. La otra noche le quit6 un rev61ver, y se qued6 con el, a un joven, porque es que iba a pel ear ; al que se mat6 esta manana Ie quit6 cien pesos por no traerlo todavia a la careel, y eso pas6 delante de nosotras, que estabamos oyendolo escondidas detras de un tablado. ;,No es verdad? -les pregunt6. -i Sf! -eontestaron todas a voz en cuello. -Y que no se meta a funes con nosotras, porque le sacamos los cuerecitos al sol -dijo otra-; Ie sabemos mas de cuatro podridas. En puritos billetes, de los que estaba ganando ese pobre muchacho, y que quiza le hubieran servido para desquitarse despues, le dio esta madrugada la plata y en despues fue a cogerlo, pero el se dio primero el balazo que dejarse coger. Bien hecho. Pero eso si, al compafiero, el hijo de la nina Duviges, no 10 cogen, aunque se despesufien ; s610 yo se d6nde y can quien esta. Otras mujeres, que se conocia habian sido Hevadas hacia algunos dias, estaban encerradas ahi, remendaban sus ropas 0 estaban tendidas POl' el suelo, durmiendo con la tranquilidad de quien se halla en su cama. No faltaban algunas que ocultaban la cara para no ser vistas de los que se asomaban a los corredores altos; j6venes que probablemente aun no estaban avezadas a la vida de escandalo 0 que por alguna equivocacion habian sido llevadas a ese antra infernal. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 72 J. DAVID GUARIN Cua1quiera podia notar a primera vista que Ill. mayor parte de esas hijas de la prostituci6n miraba con risa ir6nica ados mujeres vestidas decentemente y que ocultaban entre sus sereneros la cara de una manera pertinaz. Oianse, por mas que querian ahogarlos, los sollozos de un llanto Iastimero que nadie consolaba, ya que su desgracia, y probablemente su inocencia, servia de satisfacci6n a quienes, por un espiritu de perversidad 0 egoismo, se congratulaban con e1 mal ajeno. Pocilga colmada de inmundicia, vaso rebosante de iniquidades, era aquel espacio en que, como los gusanos en el cadaver, se movian en distintas direcciones, esos seres desgraciados. En otro patio estaban los hombres; es decir, los 1adrones, los rateros, los estafadores, los promotores de rifias, los que dan cortadas sin profundizar 1a herida, los que se prestan como alcahuetes a oficios degradantes, los que de toda prisi6n se burIan, pues de todas se escapan, los compafieros naturales y forzosos de las mujeres ladronas y estafadoras, de las que rob an nifias para educarlas en el crimen. Esos, los socios y corchetes de las asquerosas arpias, son los que alli se encuentran en dias como el en que nos hallamos. Esos hombres jugaban a los dados en e1 suelo, sobre alguna ruana, 0 los botaban desde 10 alto, exhibiendo cada cual su pericia en la mala fe. En otros grupos jugaban tabas, pite 0 naipes, y alguno pasaba su tiempo en amo1ar contra una piedra algun mal cuchillo, arma que nunca se aparta del cinto de ningtin bandido de esos. Ruana al hombro, sombrero 1adeado sobre 1a oreja, aire de perdonavidas e inso1encia en 1a mirada, se veia en algtin grupo que, con voces trasnochadas y algun mal encordado tiple, entonaba bambucos con versos indecentes . . Dejemos alli esta excrecencia asquerosa de 1a humanidad, favorecida, a1entada porIa ocasi6n para cometer e1 crimen, ya que esta a1 abrigo de Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS Una sociedad puesta en ebullici6n con pretexto de las fiestas, y recorramos, aunque sea en parte, este palacio de la justicia, el sagrado recinto municipal convertido ahora en un hormiguero indescifrable. Como alli se hallan las oficinas de la alcaldia, las de la municipalidad, las de los juzgados de distrito, policia 0 recaudaciones, vense a todas horas subir, bajar, pasear, entrar, salir y barajarse a multitud de gentes, de aspecto siniestro algunas, y que son, par 10 regular, los.tinterillos, pesadilla de los juzgados y de las oficinas de policia, plaga infernal que vive del sudor de los pobres y de los ignorantes que caen en sus garras, a quienes esquilman a su sabor ; vense tam bien los que, demandados, esperan la decision de los jueces; los que han sido citados para que rindan alguna declaracion; las mujeres que rifien a grandes voces sus querellas, ya sea en los corredores, ya delante de los jueces, en el curso de la demanda; los que van a dar denuncias de los crimenes cometidos en la neche anterior, y que con la cara ensangrentada, los brazos rotos y heridos y la cabeza hecha picadillo, esperan maldicientes la hora de ser oidos ; los empleados que van a sus oficinas y los que en ellas tienen negocios, y en el dia de que nos ocupamos, las familias de los que van a los. balcones del tercer piso para verla fiesta del dia. Al traves de aquel hormiguero indescriptible pasaron las personas de que al principio hablamos, y una vez sentado el jefe de la oolicia en su gran silla, ordeno que solo uno de ellos quedara alli y que los otros dos salieran al corredor en tanto que se tomaba la indagatoria. Escrita pol' el secretario la introduccion, y preguntado su nombre al sindicado, respondi6 que se llamaba Mauricio Florea. Fue preguntado despues si conocia a los jovenes Madero y Escobero, y contesto que si, que la noche anterior habian estado jugando en la -5 Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 74 J. DAVID GUARIN mesa de monte de dado que <':1y don Laurencio tenian, que despues de haber ganado se habian ido, y que no habia vuelto a verlos mas. Otro tanto dijo don Laurencio. poco mas 0 menos, y la esposa de don Mauricio dijo que los habia vista a la madrugada en su cantina, pero que no habia vuelto a saber de ellos. -l. Y de que se nos acusa ? -pregunt6 don Mauricio. -En In den uncia dada por un robo que hieipron esos j6venes anoche en una tienda, se les acus6 como complices, POl' ser ellos los novios de las hijas de ustedes, y de haber sido instigadores. A ellas se las vio esperando en la esquina, en tanto que el ladron salia y que su compafiero esperaba en la puerta. _j Ellas! -dijo la mujer-, cuando en toda la noche no se han separado de mi en la cantina hasta esta manana, en que fueron a llamarlas de parte de la autoridad. -Yo no sabia nada -dijo don Mauricio-. i,Y d6nde estan? -En casa deben estar . .-No, senora, estan detenidas hasta que haya quien preste una fianza POl' ellas. _;, Y d6nde las tienen? -pregunt6 don Laurencio con desesperaci6n. -Alli, mirenlas ustedes --dijo un joven sefialando hacia el patio. Este era el mismo joven que habia acompafiado a Eudoro a cenar can ellas en la cantina, la noche anterior. -i Mi hija Carmen! -grit6 la madre al verla alla en un rinc6n, cubierta can el serenero y mezclada con todas las mujeres perdidas que alli habia. ·-i Dolorcitas! -grit6 don Laurencio con las lagrirnas en los ojos y que ya se le saltaban. ;,Que hacemos para sacarla de ahi? -No tengan cui dado, yo vengo a servir de fia- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 75 dor, y espero que el SenOI' jefe de la policia me acepte y extienda la diligencia del caso. -No tengo inconveniente -contest6 este-i-, e inmediatamente se expidio la orden para que las dejasen salir. Poco tiempo despues, y sin Ilegar a la cantina POl' frente a la cual pasaron, iban para la casa de don Mauricio todos, cuando por frente del hospital vieron que sacaban una caja cerrada- para ser llevada al cementerio." -l A que pobre llevaran alli? -dijo con lastirna Carmen. -A Cruz Madero, que se suicide esta manana -contest6 friamente el joven que las aeompanaba. . -j Cruz Madero! No puede ser -dijo Carmen palideciendo aun mas de 10 que estaba, -l Cruz Madero, el que acompafiaba a Fideligno Escobero? -pregunt6, a su vez, don Mauricio. -EI mismo -volvi6 a contestar con igual frialdad el joven. -j Dios mio, cuanta desgracia l -dijo como desesperada la madre de Carmen. Nadie acompafio a aquel cadaver; nadie fue a botar en la sepultura la ultima pufiada de tierra; nadie fue a humedecer la fosa con Iagrimas de despedida eterna; nadie fue a cruzar dos palos para clavarlos sobre la tierra recien removida y significar el signo de la redenci6n; nadie ... ; la tumba del suicida apenas inspir6 horror a los sepultu-' reros, y nada mas. Todo estaba coneluldo. La distancia separaba a los padres de ese desgraciado, la verguenza separaba a la amante. Sobre esa tumba nacerian las zarzas y los cardos, pero jamas la flor del recuerdo euidada por una mano carifiosa . ••••••••••••• •••••.•.••••••••••••••••••••••••••••••• •••••.•••••• 0 .•••. Desde alli en adelante, hasta llegar a la casa, todo fue silencio interrumpido solamente POl' uno que otro sollozo entrecortado. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 76 .j DAVID GUARIN El servicio prestado tan espontanea y oportunamente POl' el joven a quien apenas conocian de nombre fue agradecido por todos y, desde Iuego, la casa le fue ofrecida, prometiendole que les haria una grande honra si se dignase alguna vez visitarIos. Pidi6 permiso Carmen para retirarse un mornento, y apenas hubo entrado a una pieza en donde se hall6 sola, dio un grito largo, agudo y desesnerante, que hizo salir a la madre y a Dolores pre-. cipitadamente. Cuando entraron, la joven estaba sobre una cam a, Y se conocia que habia caido exanime, pues tal 10 demostraba Ia posicion en que se hallaba. Trataron de acostarla sobre su lecho, pe1'0 el desmadejamiento del cuerpo era tal que les fue imposible alzarla. Llamaron entonces a don Mauricio a tiempo en que se despedia el joven manifestando su sentimiento par 10 que habia pasado y ofreciendo sus servicios para cuando los ereyesen necesarios. Asi permaneci6 Carmen hasta que lleg6 el medico que habia sido Ilamado para que asistiese al nino estropeado el dia anterior. Con la aspiraci6n de algunas sustancias como eter y amoniaco, v01via ella en' si despues de una hora de privaci6n absoluta. i Pobre joven! Para ella, que no estaba acostumbrada a sufrir, era demasiado el peso can que la desgracia la habia abrumado en tan pecos dias. Pero el tiempo corria y era necesario pensar en quien debiera continual' en la cantina, ya que las dos j6venes no debian volver, y era, sobre todo, urgente, salir a hacer cualquier sacrificio para conseguir dinero a fin de reponer la perdida total hecha en In mesa del monte, tanto mas cuanto que aquel dia probablemente iba a ser de gran concurrencia, pOl' ser el de las carreras. Don Mauricio pensaba buscar dinero ofreciendo su casa, y don Laurencio sobre su estancia, tan conocida en Bogota POl' las numerosas personas que constante- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS mente iban a mudar de clima a su pueblo. Por 10 que hace a la esposa de don Mauricio, se fue a la cantina, en donde habia preparado con anticipacion cuanto creyo se necesitaria en un dia tan concurrido como aquel. Se ha presentado en escena un nuevo personaje, que acaso sea de 10 mas importante en el curso de esta historia, y del cual nada hemos informado al publico acerca de quien sea. El joven que acompano a Eudoro en la cantina y que luego no se le separo hasta que vino el dia, el que tan generosamente se presto a fiar a las dos jovenes que se hallaban detenidas, es Tfbulo S ... , que apenas cuenta veintiocho afios de edad, pero que, en cambia, conoce el mundo que ha estudiado desde nino en las capitales europeas y, mas aun, entre nosotros, aunque no hace muchos afios que esta de regreso en Bogota. Su herencia, que el mismo maneja, le produce una renta bastante para vivir no solo comodamente, sino para dilapidar en darse gusto. Es el uno de los reyes de la moda y uno de los elegantes de mayor tono. Su familia, que es perteneciente a la alta sociedad, adora en el, y sus padres Ie celebran, mas bien que reprenderle, sus travesuras, como enos llaman las fechorias, aun las de mas gravedad. Es su fisonomia simpatica, y son su cuerpo como sus modales aristocraticos y de buen tono. No seria un Lovelace a un don Juan Tenorio, perc 10 cierto es que la historia de sus lances rodaba de boca en boca, y par 10 que hace a su modo de ser, los hechos de esta narracion nos diran quien es. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia XI EL MISMO DIA.-ANTES DE LOS ENCIERROS ~RA EL GABINETE de Eloisa alga como el ~ fcndo del caliz de un lirio, como la realiza••••• cion del suefio de un oriental. El misterio revelado, 10 molicioso en accion, 10 que el sibaritismo concibe de muelle y f'antastico estaba alli realizado. Nada habia olvidado el buen gusto, nada habia omitido la riqueza. La luz, que por entre cristales de color de rosa penetraba alli, se veia en eonsonancia can la atmosfera esparcida, atmosfera compuesta del perfume de todos los perfumes, hal ito can que embalsamaran los angeles la gloria que sofiamos, esencia inodora para el profano y que solo aspira en toda su delicia un ser favorecido; porque la rnujer, como un espiritu divino, solo se deja comprender y aspirar del mortal que haya logrado asimilarsele. En aquel lugar los muebles mas rices, los objetos de mas lujo, sorprendian aun al que entrara diariamente, y era alli en donde el alma de la joven se expandia en extasis supremos a gemia hajo el peso de una contrariedad. Sobre un divan de terciopelo con almohadones henchidos de plumas, estaba Eloisa cubierta aun con el traje de manana. El abandono y la negligencia era 10 que se notaba en toda ella. La bata de cachemira no cerraba sobre el pecho y al traves de la batista se adivinaba, mas bien que se veia, la palpitaci6n aun no extinta de la noche de angustia, Asi queda el mar en los ribazos despues de la tormenta. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 79 LAS TRES SEMANAS El cordon de los chapines de seda roja habia sido atado como con descuido y dejaba entrever el aristocratico pie calzado con media de seda color carne. El abundante cabello estaba recogido en una floja trenza, la que tan pronto rodaba de la espaJda hacia adelante como se ocultaba entre los encajes que le rodeaban el cuello 0 entre la bata que mal cubria el pecho agitado. En un tete-a.-tete de resortes estaban sentados los padres de Eloisa, que pare cia obstinada en concurrir a la fiesta del dia ; para esto contaba ella con el apoyo del padre; pero la senora mama opinab a que no debia volver a las fiestas. -No, mama -deda la joven-, nosotros no debemos darnos por entendidos de 10 que ha pasado. Eso seria hacerle mucho honor a quien no 10 comprende. ~Piensa usted que si acaso 10 que el ha querido es romper conmigo, no fuera a vanagloriarse de haber humillado a quien, arrogante, jamas se ha inclinado siquiera ante nadie? De ninguna manera. -Tiene raz6n Eloisa -dijo el padre-; con el desprecio debemos pagar al que, villano, no ha sabide comprender el honor que se le hacia can que mi hija 10 mirase siquiera. Quien tales hechos ejecuta, como los que anoche presenciamos, debe ser separado de la sociedad adonde nosotros mismos 10 hemos llevado, para que vaya a asociarse con las gentes de su estofa, como las que ha buscado. -Pero es necesario pensar en que esto se hara trascendental -replie6 la sefiora-i-, por mueho O,Qf\"rotn. /"'Ina ""' ..........•............ '1- co f'ln;a:r!l '1 - O'l1!l'rn!tl'r 0 _ _ ern 01 !H:!.l111tn '1r an_ _ ............•........... , J •..-- tonees nosotros iremos a servir de hazmerreir de un publico que, ya por envidia, ya por maledicencia, comente los hechos a su modo. --Pero, mama: ~quien sabe que yo 10 oyera? EI que el hubiera ido a enamorar a la hija de un earpintero no es extrafio en hombres sin dignidad como el, -~ Y tu cuentas con que 'I'ibulo no 10 haya re- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 80 J. DAVID GUARIN ferido? ~Y crees que esa gente no se haya vanazloriado de ello? - -Bien -dijo el padre-, ~como cohonestamos ante nuestros amigos y relacionados, y ante el publico mismo, nuestra ausencia de las fiestas? Con la enfermedad repentina de Eloisa, a la cual se atribuira otra causa cualquiera. -,-No 10 crea, mama, mi ausencia sera nuestra deshonra y humillacion. Postremos nosotros con nuestro desden y nuestro desprecio al vil, al villano e ingrate que qui so ofendernos. -Yo no se, pero, en fin, hagan ustedes 10 que quieran, ya que se encaprichan, Lo que yo veo en esto -insistio en decir sentenciosamente la senoraes que Eloisa no esta restablecida, que, como es natural, esta muy impresionable y que cualqui era contradiccion 0 disgusto que tenga, puede costarle la vida, solo por dar expansion a un orgullo lIevado mas alla de 10 que el asunto 10 mereceo Ustedes sabran. Un momento despues Eloisa estaba en su camara privada haciendose vestir de dos camareras que, diligentes, querian complacer a su senora, quien, como si se tratara de un asunto sumamente grave, decla, torciendo la Have a un armaria de palisandro que tenia un grande espejo en la puerta : -Pero ~que traje me pengo hoy, Eduvigis? Uno de los que me han quedado mejor cortados es el de color de cereza con adornos rojos : sin embargo, 10 tengo ya destinado para el teatro, y, ademas, no hay entre los sombreros uno que haga juego con ese color. -Yo soy de opinion, mi senorita, que debe llevar ese que se puso anoche. Es el traje mas lindo entre todos y el que mas Ie sienta. -~ Cual ? ~EI de moore color de aurora que llevaba anoche al baile? -Si, senorita. -Es ciertamente el mejor; pero 10 tengo abo- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 81 rrecido, me trae recuerdos que quisiera relegar al fonda de un olvido eterno. Luego murmuro como para consigo misma con una amargura desesperante : i Ingrato l Y qued6 fija mirando un punto solo en la alfombra. ;,D6nde estaba su imaginaci6n en este momento? t. Que pensaba? ;,Era el odio, el deaden, 0 acaso el amor ultrajado, perc no vencido, 10 que en ella luchaba en aquel momento? ;,Quien sabe? .. Un movimiento de orgullo Ia hizo volver en S1 y con arrogancia dijo abriendo el armario: -Si Ilevo ese traje, p6nmelo. -Es 10 mejor -dijo la criada desdoblandolo-e-; hoy es e1 dia de mas concurrencia y e1 en que la senorita debe 1ucir mas sus gracias y riqueza que ninguna otra rivaliza. -Eres 1adina -la dijo carifiosarnente-c--: eso puede ser cierto, perc yo ... Algo iba a decir que callo, pensando que con ello podria ajarse su orgulIo ante sus criadas, Pero ciertamente que si interpretamos 10 que ella callaba, nada puede compararse en la vida a la tranquilidad de espiritu, Marroquin 10 ha dicho: "Quien no lleva consign la ventura, ora .viva en palacio, ora en cabana, en vano busca fuera de S1 mismo el bien supremo de la paz del alma." Fuese luego a sentar en una butaca, afirm6 los pies en un peldafio acolchado con pie1 de btifalo, ~,..t,,~ 1.... nnh.n.r7n, v\..tJ..1V ,1a. hnn;n "-'U~'." ...• LlCAr ~ .•.u"" .•.u. o+"...,hCl UlI.I,L """"'.J "tT Ai;n.. '-t,,l.J....,. -Leonor, ven a peinarme, pero procura no tardar mucha, porque los encierros deben principiar hoy mas temprano que de costumbre, segtin dice e1 programa que han repartido, Estoy impaciente por salir a 1a calle para ir al palco. EI lavamanos que habia al frente era casi to do de marmol, y de porcelana de Sevres e1 rico juego que alli lucia. Los bellos frascos con esencias, po- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 82 J. DAVID aUARIN madas y polvos, se hallaban en cajas de madera de rosa con incrustaciones de nacar ; los utensilios necesarios de un gusto admirable, completaban el adorno de un mueble tan rico. -Dame un libro cualquiera, Eduvigis... no, espera. .. traeme el libro que esta en mi mesa de noche. Ahi hay una poesia de Pinzon Rico que me satisface. Ese poeta y Pombo son mis favoritos. Mas de una vez fue abierto el libro y vuelto a cerrar sin que los ojos hubiesen recorrido una sola Hnea, La mirada distrafda Iba a dar por entre los cristales a la calle, pero sin que la fijase en ninguno de los viandantes. -Mira -dijo a la camarera que la peinaba-: ;,quien es aquel que pasa POl'alli? As6mate pronto. -Es -contest6-, el caballero 'I'ibulo, y, segtin parece, se dirige hacia aca, -Ve -dijo con precipitaci6n-, adviertele al criado Ie diga que hemos salido 0 que ahora no recibimos. Lo que me importa es hacerls comprendel' que no quiero verlo mas en mi casa. La flsonomla de Eloisa tom6 ese aire de desden tan caracteristico en ella, y cualquiera pudo haber notado la palidez de que se cubrieron sus 1abios y sus mejiIIas a causa de la emoci6n desagradable por Ia que acababa de pasar. * * * Carmen, cuasi exanime, Dolores Ilorosa y una criada, son las unicas personas que hay al Iado de 1a cama de Carlitos, el nino atropellado el dia anterior. POl' fin IIeg6 el medico, que despues de preguntar a Carmen c6mo seguia de su salud, puls6 al enfermito mirando el reloj de bolsillo. En seguida manifest6 que habiendo cedido Ia hinchaz6n era preciso hacerle en ese dia la reducci6n del hombro, Ia pierna y el tobillo dislocados; pero que pa- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 83 ra eso era preciso que algun hombre como don Mauricio Ie ayudase. EI nino habia caido en un . marasmo completo, pero en este momento empezo a delirar. ' -No en balde -dijo el doctor- Ia fiebre es tan intensa; 10 que habia temido puede presentarse de un momento a otro. El ataque cerebral seria funesto. Que traigan, pero inmediatamente, unos sinapismos; manden a la botica mas cercana. La criada sali6, y no tard6 en volvel'. Se los colocaron en la nuca y en el brazo no aporreado, pero no dio sefial de impresi6n dolorosa alguna; se crey6, pues, que estarian pasados; pero al separar la punta de uno de ellos, despues de cinco minutos, se via que casi habian levantado ampolla. Tenia la mirada vaga como la de un ciego y extendia los brazos tanteando como para asirse de su madre, a quien no cesaba de llamar. Se conocia que el medico estaba en una situaci6n azarosa y para salir de ella pidio en que escribir una formula. Ordeno que de la bebida le suministrasen una cucharada cada quince minutos, aunque tuvieran que hacersela tragal' poria fuerza, y sali6 moviendo la eabeza y prometiendo volvel' dentro de una hora. En este momento goIpe6 un sujeto a quien la criada hizo entrar en la sala, y Dolores sali6 a recibirlo. Cuando via que era don 'I'ibulo, se inmut6 tanto que no acert6 eon el asiento que debiera tomar. El joven la hizo sentar cerca de el, en el mismo sofa, y tomandole la mano, que ella no tuvo aliento de retirar, Ia dijo que le habia impresion ado dolorosamente 10 ocurrido con ella y que por eso habia ido a la oficina de Policia a sacarla de situaci6n tan vergonzosa, Dolores apenas pudo dar las gracias con voz imperceptible. --Pero, amor mio -Ie dijo 'I'ibulo estrechando .. le la mana y acercandose mas hacia ella-, ~que ha resuelto acerca de 10 que Ie dije anoche? En Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia J. DAVID GUARIN 84 verdad, usted noha nacido para consumir su preciosa existencia en una estancia, ni vivir aqui en una casa como esta, Si usted consiente en acornpafiar mi existencia, de suyo tan solitaria, ira a vivir en una quinta donde tendra 10 necesario, porque to do esta listo para que Begue a gobernar su casa; los criados esperan para prestar servicio a sus amos. ~Nos vamos? ~Quiere que nos vayamos esta noche? Tengo listo un coche para que nos espere en la esquina del camell6n. i, La espero? T •.•. ~,...•..•.•..• _ uaJvvt:::u 11~ \...oQ,uv. 1'> •.••• -Dsted no puede imaginarse la impresion que me ha causado su vista; yo nunca crei enamorarme de nadie, como 10 estoy de usted. No he dejado de pensar un momenta en la que me ha robado el corazon, la que se ha llevado mi alma. Dolores mia, deme alguna respuesta que me consuele. La voz de alguien que llamaba hizo decir a la joven: -Vamonos para donde esta Carmen cuidando a Carlitos, que no pasara de hoy, segtin me dijo el medico. -Es cierto -dijo TIbulo poniendose de pie-. No hace mucho estuve con don Laurencio haciendo un negocio, vi tambien a don Mauricio y la senora y no me dijeron que estuviese de tal gravedad. Asi que, tenga la bondad de excusarme de que no entre alla, y yea en que puedo ser util ; mis servicios son, como usted sabe, espontaneos, debido a la grande estimacion que les profeso Un apret6n de manos mas y alguna frase dicha en secreto, complementaron la despedida. Dolores en sus diez y seis afios tenia la bucolica y pastoral dulzura e inocencia arcadianas que tanto cantan los poetas, y la beHeza de la hermosa flor de las montafias que nunea puede eompararse can la delicadeza de la nacida y criada para los jardines. Era timorata como la corza que se aventura a pasear demasiado lejos de su madriguera, y amorosa como la paloma montes cuando Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS· TRES SEMANAS 85 arrulla en su nido. Ella ignoraba que en sus ojos se ocultaban chispas que incendiaban y que su sonrisa fascinaba hasta enloquecer; y POl' eso hacia un uso tan imprudente de tales atractivos. Heria sin saberlo; atraia, deseando muchas veces repeler. MesaIina, habria convertido en Iibidinosa a media humanidad enloqueciendola ; santa, habria sido adorada en vida aun por los incredulos. Oimos decir a Tibulo que habia estado con don Laurencio celebrando un negocio, y era verdad. Antes de verlo en casa de don Mauricio estuvo en la cantina a preguntar porIa salud de Carmen y la del nino. Alli, casualmente, oy6 a don Laurencio y don Mauricio, desesperando de conseguir dinero para antes de las doce, hora en que el monte debia estar nuevamente en actividad. Trataban, pues, de esto, cuando Tibulo llam6 a don Laurencio y Ie dijo: -Digame con confianza, mi querido amigo, ~necesita usted dinero para ahora? -Si, senor, y precisamente pensabamos en 10 dificil que nos seria conseguir una suma para antes de las doce. -~ Y cuanto necesita? -Dnos quinientos pesos. -Yo se los doy, cuente con ellos. -Le doy las gracias, don Tibulo, ~pero que seguridad exige y que intereses ? -Ningunos; para usted no hay necesidad de nada de eso, conozco su honradez y eso me basta. -Pero un documento si haremos, y si quiere, Mauricio :seni rni Iiador, porque la suma es para los dos. EI tiene su casa con que responder. -Eso 10 arreglaran ustedes como a bien tengan. Pronto estuvo el documento redactado en el papel correspondiente, y cuando hubieron firmado el deudor y fiador ante testigos, 'I'ibulo sac6 una Iibreta de cheques que llevaba en el bolsillo y entreg6 "uno porIa suma indicada a favor de don Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 86 J. DAVID GUARIN Laurencio contra uno de los bancos mas acreditados. Es de advertir que ellos, de motu proprio, fijaron el termino de diez dias para la devoluci6n y un intcrcs del dos par ciento mensual, en caso de demora. Nada de 10 que le ofrecieron en la cantina quiso aceptar, y, como hemos vista, inmediatamente partie para la casa de don Mauricio. Cuando volvi6 a la plaza, empezaha la animacion, pues los alfereces habian empezado a embriagar al pueblo desde muy temprano. Cuando paso por la mesa de monte de sus protegidos vio que habia varios montones de pesos en frente al tallador y que la concurrencia de jugadores era numerosa. -Vaya, pues -pens6-; a estos los tengo ya por mi cuenta; son mios, pues ellos [amas levantarim de ahi con que pagarme, • * * -Hombre -dijo al jefe de policia, a quien ya hemos visto-; preguntaba ahora mismo por ti a un amigo cuando te presentaste. Bien dicen que. mentando al rey de Roma, presto asoma, 0 como dicen los franceses con la galanteria tan propia de ellos: mentando a la rosa se siente el perfume. -Pues aqui me tienes a tus 6rdenes, elegante 'I'ibulo. -Entremos en esta licoreria, que quiero hablar contigo, l Que quieres tomar? l Tomamos champafia ? Aqui no esta tan mala. -Tomemos, pues, champafia. -j M. Bernard! Dos botellas de la mejor champafia que tenga. ----,.Serausted servido inmediatamente, caballero. Los dos tomaron puesto junto a una mesa que estaba separada de los otros grupos, de manera que nadie podia oir 10 que ellos conversaban en Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 87 reserva. Luego que apuraron un vasa y encendieron eigarrillo, pregunt6 Tibulo. -Dime: ;,que es 10 que ha pasado can esos dos j6venes y estas muchachas de la cantina que esta aqui al frente? -Pues te dire: el joven pastuso que se suicide esta manana era el novio de Carmen, la hija de don Mauricio, y en verdad se querian como dos pichones. Yo no se si ese joven tenia 0 no padres ricos alla en su tierra, pero 10 cierto era que de alla venia 10necesario para el futuro doctor, pues es de saber que el los tenia engafiados con las noticias que mandaba de los grandes progresos que hacia. en el colegio, al cual habia dejado de concurrir hacia mas de un afio, Como los arnores 10 obligaban a sostener una posicion falsa, se volvi6 petardista y lIeg6 a hurtar en la casa de asistencia fincas de valor, no s610 a los demas comensales, sino aun a las senoras mismas que Ie daban de comer puede decirse que de balde, pues hacia mucho tiempo que no pagaba las mensualidades. -Toma otra copa -dijo Tibulo-, y sirvi6 paraIos dos. -Ya el muchacho no salia de las casas de juego cuando llegaron las fiestas. Su compafiero intimo robo a su madre hasta el ultimo anillo de tumbaga, y con el dinero que Ie mand6 que cobrase y con el que el otro habia recibido para hacer un pago, se dieron a disfrutar de las fiestas. Y como los amores habian de ir a la par de las diversiones, Escobero se dedic6 a enamorar a Dolores. la cue acert6 a llezar a tiemno nara nasar 1aR fiestas. -... -l Y 10 quiere ? ;,Que crees tl1? -i.De veras? -Ella tiene novio alla en su pueblo y a la vuelta se casan. -Como haber uvas. -j Diablo! Me das una noticia ... Pero tomemos Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia J. DAVID QUARIN 88 otro pOCOY continua tu historia, que me esta infO'1"'L'1.C'l'lVlrll"\ \I •••• ~""UCAo"l.J.UV. '- Despues de haber apurado otra copa, continuo: -Es de advertir que el matrimonio de Carmen con Madero estaba pactado para dentro de un mes, y el objeto principal de la pobre muchacha ahara no era otro que el de aumentar sus ahorros en la cantina para llevarlos al matrimonio. -j Pobrecita ! -Pero bien, los muchachos se vier on alcanzados, porque micntras mas ganaban en el juego, mas locos eran, y entonces se propusieron hacer un robo que les habria salido muy bien si no hubiera sido por un descuido de Madero. -l Y como fue ese rob 0 ? -Saco de la casa Escobero una olleta grande de cobre y fueron a ernpefiarla adonde un Rodriguez, que da dinero prestado sobre fincas y que generalmente se las come por un pan. Si el que empefia no lleva el dinero el dia sefialado, la finea aparece como vendida por el duefio al usurero y se la chorrea. -De suerte que hacen un contrato de retroventa. -Exactamellte. -j Que ladr6n! -AlIi van, pues, todas las gentes necesitadas, y empefian desde las enaguas, la miserable mujer, hasta el anillo 0 el collar de brillantes la dama encopetada. -j Y ahora en las fiestas como habra robado! -Aquella tienda no se vacia a ninguna hora y ya ha estatuido que sabre relojes no da nada, a no ser que sean de oro. Les tiene asco ya a las rnaquinas de easel', pues dice que tiene tantas, que se Ie han indigestado, j Ah! Las fiestas han side para el verdaderas fiestas reales; ni un cura en dia de animas coge tanto como el, -Agotemos esto y que nos traigan mas. lNo te parece? Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 89 -Asi a soplo y sorbo no, hombre; no tenemos calentura. Ri6 Tibulo de la ocurrencia y dijo: -Sigue, pues, la historia de ese robo. -Habia hacia afuera del mostrador unos cuantos barriles y otras zarandajas amontonadas, y detras de ellos y aprovechando el buIIicio de tanto necesitado, se escondi6 y esper6 la noche. -No era tan tonto ese diablo. -No, senor. - Y entonces, l por que se mat6 ese mandria? -Por los amores. -j Que torpe y falto de mundo! -Ahora veras. Acostumbraba Rodriguez, y esto todo consta de la denuncia y las declaraciones, salir a to mar chocolate a su casa, que no esta muy lejos, para despues volver a hacer sus cuentas, Como la cerradura es de las que al ajustar se cierran como con Have, el ajust6 y se fue. Madero encendi6 una vela que encontr6, segtin se vio despues.vabrio el cajon del mostrador, sac6 como unos quinientos pesos en billetes y dinero, segtin dice Rodriguez, y un magnifico reloj de oro que estaba con su pendiente en una cajita guarnecida de terciopelo morado. -No seria tanto 10 que habia, y ojala hubiera sido bastante, pues ladr6n que roba a ladr6n ... -Es cierto -dijo el otro, teniendo en cuenta el final del refran-. Como a las siete sali6, pues, como tu sabes, esas cerraduras se abren por dentro por medio de un bot6n. Sali6, y como si fuera el duefio de la tienda cerr6 con estrepito, perc al bajar el quicio sc sinti6 detenido, 1Y eso, hombre! j Algtin espanto! No sal gas con esas. -A causa de que el saco color carmelita que usaba habia sido mordido por la puerta como el dedo del oidor Meza. Pero el joven cort6 seguramente con una navaja y sigui6 a unirse con Escobero, que 10 esperaba en la puerta de una tienda del frente, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 90 J. DAVID GUARIN -Fuera por casualidad ... -Espera· -Ie Interrumplo Tibulo-; ahora si sera conveniente que sirvan mas; ~no te parece ? -Bueno. El [oven pidi6 se le repitiera el champafia, y el otro continuo: -Bien fuera por casualidad 0 de hecho pens ado, dos mujeres que habia como esperando en la esquina de la plaza, se les unieron apenas llegaron y pareci6 que conversaban misteriosamente con ellas, No tard6 en llegar Rodriguez, y al sntrar 10 primero que le llam6 la atenci6n fue el alar a pavesa que habia en la tienda, not6 que la vela acababa de ser apagada, fue al cajon y 10 encontr6 vacio : y haciendo inquisiciones acerca de 10 demas que pudiera faltarle, not6 que el reloj, que por falta de tiempo no habia guard ado en la caja, no estaba en donde 10 habia dejado, Corri6 a la puerta y examin6 la cerradura y la hallo bien, busc6 algun vestigio de fractura y no encontro ninguno. El ladr6n, penso, debe estar adentro, pero busc6 hasta en las rendijas del armante y no ha1l6 a nadie. Abri6 entonces la puerta para inquirir algo de los vecinos, y via que en el suelo habia un pedazo de pafio color carmelita. t Ta I, dijo en el acto, y empezo a cavilar. Record6 a los j6venes de la olleta, a quienes a su vuelta para la tienda habia visto subir a encontrarse con las dos mujeres que esperaban, penso en que las cantin eras eran las amantes de los ladrones y que acaso estuvieran en el complot. Con todo esto en la cabeza se present6 a dar su denuncia. -Pero bebe, que tendras la lengua seca de tanto como has hablado. -Porque tri me 10 exiges, - Ya 10 se, y te 10 agradezco. -Que bueno esta este champafia, en realidad. --~No te digo que es de 10 mejor que hay por aqui hoy? Yo me alegro de haber encontra do es~ Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMAN'AS 91 ta mina. Voy a comprar el que quede. Pero, volviendo a nuestro asunto, ;,por que fuiste a llevar a tales horas a esas jovenes a la oficina de policia y luego las dejaste encerradas con las vagabundas recogidas en la noche? Ellas no merecen eso, por su posicion ni por su range social, sea cual fuere la escala en que esten colocadas. -Es cierto, pero ellas quedaron ahi por un ol~ vido mio. -Caro te costara el olvido; esa clase de ultrajes nunca se extinguen. ;,Y quienes eran las mujeres que esperaban y con las cuales confundieron a las cantin eras ? -La caricortada y una compafiera, cornpinches de esos j6venes. -;, Y POl'eso las tienes en el. reten ? -Si. -Ponlas en libertad ahora mismo, Te 10 aeonsejo de buena fe y como amigo. -;, Como he de soltarlas apareciendo complices ? -Sueltalas, sobre todo a la caricortada, ellas no se van y cualquier dia vuelves a aprehenderlas fa~ cilmente. -Las soltare par' darte gusto. -POl' darme gusto, no; yo nada tengo que vel' con ellas. Lo hago POl'ti, Y yo se 10 que te digo. -Ni yo tampa co tengo que vel' can ellas sino para vigilarlas. -Acaso ttl tengas mas que yo. Mira que una cosa piensa el pollino y otra el que 10 esta ensiIlando, Yo se 10 que te digo, ;, A que horas te dio Rodriguez Ia denuncia ? -Como a las diez, porque no me hallo mas antes. Estaba en una tertulia en casa de unas muchachas. -Entonces ttl no quisiste aprehender a esos j6venes y hoy, moralmente, eres la causa de la muerte de Madero. -j Como! Madero se mato porque vio a Carmen en brazos de Eudoro, a quien acompafiabas arroehe. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 92 :J. DAVID GUAR!N -i Eso es falso! -dijo Tibulo golpeando la mesa. Aquello no pas6 de una cena en la que tomamos algo de ehampafia, -Eso dijo el, y en prueba de ello, mira: El jefe sac6 de una cartera un papel ajado y con una pequefia mancha de sangre. Lee y convencete -dijo dandoselo-s-: este papel se le hallo en un bolsillo y 10 tengo para agregarlo al sumario. Tibulo ley6 10 siguiente, escrito con pulso poco f'irme, segtin 10 revelaba la letra, "La mujer a quien habia escogidopara compafiera de mi vida me ha sido infiel. No hay en quien fiar en el mundo. j Adios!" -l, Y entre sus papeles nada mas se Ie ha hallado? -·Nada mas, unas cenizas, que serian de sus eartas privadas y que acaso quem6 un poco antes de darse el balazo, pues el haul unico que tenia estaba abierto y en desorden todo 10 que guardaba, -Dejame copiar esto, porque me importa. --C6pialo si quieres, eso es, y sera publico. Tibulo saco una cartera e hizo que su compafie1'0 le dictara, y luego dijo : -Sirve mas champafia en tanto que guardo mi cartera y contestarne a una pregunta: -La que gustes. -l.Por que no aprehendiste anoche a esos dos jovenes ? -Porque no los halle, -l.Na los hallaste? -Ie pregunt6 mirandolo sin perderle un punto la vista. -No los halle. -Cuando ellos salieron de la mesa del monte de don Mauricio y don Laurencio, despues de haber ganado algunos centenares de pesos, l. no estuviste con ninguno de ellos? . -Con ninguno de ellos. -Dos sujetos salieron como a las dos de la manana de la cantina que esta debajo del palco del presidente de la republica y se dirigieron al pie Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS 'I'RES SE.;.\1ANAS de la escalera de un palco, despues de haberse cerciorado de que por alli nadie habia, conversaron algo y uno dio al otro cien pesos en billetes, Las miradas de ambos se encontraron, la una con aire de inquisici6n profunda, y la otra con una admiraci6n que mas revelaba aturdimiento que Jorpresa. . -Suelta ala caricortada y su compafiera y pro:ura echartelas entre el bolsillo. -Me admira tu obstinaci6n. -Es por tu bien. A ella fue a quien Ie of decir esta manana a grito entero en el reten esto que ;e he dicho. Ellas estaban sobre la escalera del pal;0 oyendolo y viendolo todo -Ie dijo acercandosee y hablando sumamente quedo, - Voy a soltarlas -fue todo 10 que articulo el guardian de la sociedad, y de pie, se despedia ya, .uando 'I'ibulo Ie dijo : -Aun queda champafia, sientate, que tengo que iacerte una suplica, -~Cual es? -Tu me ayudaras con tu influencia y tu auto·:t~ia sacar de la casa a Dolores, la hija de don Laurencio, -~ Estas loco? -preguutO con tamafios ojos ibiertos. -No 10 estoy. -~ Pero que he de hacer para eso? -Tu sabras; pero manana en la neche debo en~ontrarla en la quinta de ... que esta amueblada para eso, Si necesitas comprar criada, tomar coche 0 cualquier cosa, haz el gasto, que para eso sirven cien pesos ... -y le dijo esto dandole un golpecito en el hombro con tal soma, que 10 enfri6-. Despues me pasaras la cuenta, que te sera cubierta religiosamente. Conque no ahorres gastos y manos a la obra. Y los dos amigos se despidieron. EI jefe de policia es mio tambien, eso me servira de mucho -penso Tibulo, y se fue para la plaza. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia XII EL MISMO DIA.-EN LOS ENCIERROS ••• A UNA menos cuarto sefialaban los relojes euando Eloisa penetro en aquel salon al cual no Ie faltaba ni el mas leve pormenor para cumplir con la mas estrieta exaetitud la rigurosa exigeneia de un salon aristocratico en la corte de Luis XVI. Esta joven poseia en verdad ese tono, esa majestad no estudiada, que earaeteriz6 a perpetuidad a la desgraciada reina esposa de Luis XVI. Al llegar a la mitad del salon con su rico y elegante traje aurorino, pareci6 que los enormes espejos hubieran dado luz de suyo, y cualquiera que hubiese visto el golpe primero de optica hubiera imagina do que alguna rosa habia sido desgajada repentinamente y que una lluvia de petalos caia deslumbrando sobre la alfombra. Ella misma, ;,que parecia sino un petalo rodando par la superficie de un espejo ? Calzado, abanico y sombrero colocados con coqueteria, toda ella era crepusculo, era el ala de un angel bafiado por la luz de la aurora. Sin embargo, la lluvia de la noche anterior habia ajado la rosa y las brisas matinales y el sol restauradar no habian podido borrar las huellas, que aunque imperceptibles, no por eso se escapaban a la vista de un observador; asi fue que al verla tan arrogante despues en su palco, muy bien se pudo exclamar con un poeta desconocido: L "Acaso engafie at que se fija poco el ropaje falaz de la sonrisa, pero el brlllo instantaneo de una lAgrima nadie puede ocultarlo en las pupllas, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 95 Yo he visto en ti la huella de esa lava que arroja el corazon cuando agoniza. i Como te quema con siniestro brillo el puro rosicler de las mejillas! Dio la ultima mirada consultando el efecto que su arrogante figura hacia sobre los complacientes espejos que la reproducian en todas sus fases; arregl6 la cinta del sombrero que anudaba debajo de la barba, extendi6 su abanico de plumas, volvi6 a cerrarlo y sali6. Media hora despues estaba la interesante joyen en su palco, el que, como era doble, daba espacio para una regular concurrencia. Alli estaban algunas senoritas a quienes Eloisa habia invitado para que viniesen a vel' los encierros y carreras; estaban las que de otros paIcos habian venido a preguntar poria causa que hubiera motivado la no concurrencia al baile, y muchos j6venes que acompafiaban a sus hermanas 0 venian a preguntar POI' la salud de la augusta enferma. La noticia de la enfermedad habia circulado desde la noche anterior y se crey6 de tanta graved ad, que muchos dudaron de si pudiera concurrir a la fiesta. Ella era alli, pues, la -reina, a la que acompafiaba una lucida y esplendorosa corte. Y cos a extrafia, como si todos hubiesen presentido 0 adivinado 10 que tuvo lugar la noche anterior, nadie, ni los hombres, preguntaron a Eloisa POI' Eudora, Algunos 10 juzgaron enfermo POl' sim...,....rt.+~.... paliJ.';", ...".,... •...• "' •...• ,..".•..•...• "" .•..•...• "' •...•.•••.•.•r..,..,. .:r O\; vV.l.ll''-'Jl..lia~V.11 mayor parte esperaba ,""VJ.l ...••.•• ou Dn_ ,..". •...•r\""n~n •.... .Lv'-'.l.lv.lo[.""' • 10 .L '-'.LV .lU que viniera de un momen- ta a otro. Corrieron los nifios apuestas en burros; apostaron otros al caballo que menos corriera, para 10 cual se eambiaban los jinetes, pues cada cual estab a interesado en que la bestia del contrario .avanzara mas ligero; los globes ascendian a cad a instante : el aguardiente, el brandy, el champafia, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 96 j, DAVID GUARtN el pan, las viandas y el dinero arrojado par pufiadas tuvieron a la multitud en estado de locura y delirio inconcebibles. Los azaf'ates con bellos ramilletes, dulces, bizcochos y colaciones, juntamente con los vinos y el champafia, eran repartidos en los tendidos, no solo en abundancia, sino con profusion. Ningtin gasto habian ahorrado los altereces para convertir aquella plaza en un cielo infernal, si se nos permite tan audaz expresion. Los cantos populates, las bandas de musica, los gritos y ese murmullo sordo que sirve de fondo a todas las palabras, a todos los gritos, a todas las armonias, a todos los gemidos y aun a todos los suspires, ecos de una esperanza no satisfecha 0 de una felicidad envidiable, no son para ser descritos. Eso se ve y aye una vez para nunca olvidarla, eso se palpa para que la impresion sea eterna, como seran eternos los goces celestiales 0 las penas de un infierno sin esperanza. En este momenta, en el que Eloisa miraba todo, pero en que nada veia ; cuando sus ojos recorrian to do aquel conjunto con la indiferencia de quien, despues de un largo viaje a bordo, ve el mar bonancible, pero igual, monotone y sin variacion alguna : cuando, por falta de un pun to, se pierde la vista cumo en un espacio colmado de diafanidad, entonces se presento Tibulo en el palco. Todos contestaron su atento saludo, pero Eloisa hizo apenas una Iigera inclinacion de cabeza. La palidez cubrio un momento sus mejillas, y las muestras de desagrado se hicieron notables en su fisonomia. Hechos hay en que parece que la casualidad influyera como si fuese consciente, como si preparase los acontecimientos ; es decir, como si dejase de ser casual y precaria a fin de disponer un porvenir. En este momento no hubo mas asiento desocupado que uno cuasi oculto entre la division del palco vecino y el de Eloisa, y que era precisamente Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAs 97 TRES SEMANAS el en que se sentaba Eudoro todos los dias. l Habria voluntad para esto de parte de Eloisa? l Lo haria inadvertidamente y como por costumbre? 'I'ibulo paso POl' entre los concurrentes y fue a ocupar aquel asiento, que le fue ofrecido, Elvira se aparto 10 mas que pudo y volvi6 a eontestar el sa .• ludo con una venia. -Supe con positiva pena anoche que usted ha .• bia enferrnado. ;,Se siente hoy mejor ? -Una mirada con la cual hubiera querido par •. tirlo como can un rayo, fue lanzada sobre el joven a tiempo en que conte stab a friamente : -Si. Tibulo recibio este primer ataque para el cual iba prevenido, y continuo: -Estuve hoy a las once en casa de usted y tuve la pena de saber que habia salido. -Quiza. -La nato hoy palida, su mal ha debido ser muv grave, tales son las huellas que ha dejado. La joven hizo un movimiento de cabeza como de quien dice: -Puede ser. Laura -dijo a una de las amigas que tenia mas cerca y como para cortar la con versacion que tanto la contrariaba-, mira aquel nino que ya alcanza un pafiuelo de los de la vara. -Si, Eloisita, pero mira, no alcanz6 y esta bajando con una velocidad vertiginosa, . -j Pobrecito ! -Eso pasa en la vida: cuando uno cree tener "Tn 10 Ur ~Uo J 'V'\o,..,.nrH·"I;~V1O !-'vI-J\..<I.:.av.L.1 An u"-' "'"VIo Y.U n.h';",+n.. VklJ'"' vV r1nnnnrl" u\..o..:J,,",UUV, oc 1 .n.•.•..••.. n ~c:; C:;1,:"."CNpUl como en un suefio. Eso estamos viendolo ; l no es asi, senorita Eloisa? Tibulo espero ansioso la respuesta, pues ella podia revelar en que situaci6n se hallaba Eudoro. La joven ca1l6, fij6 la mirada en las torres de la Catedral y arranco algo del plum6n rosado de su precioso abanico. Las puertas se cerraban POI' todas partes, pero -6 Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia J. DAVID 98 GUARIN el sitiador, como veterano, no abandon6 el asedio. Entonces bloque6, como maniobra decisiva para tamar la fortaleza, el punto mas guarnecido aun, a riesgo de ser rechazado y hecho pedazos. -Hoy -Ie dijo como con indiferencia-, no habra ido a verla Eudoro; j, no es asi? -No 10 se -contest6 sin poder ocultar un sonrojo-, y despedaz6 otro plumoncito del abanico. -Parece que esta muy apenado y no se sabe de el. Eloisa comprimi6 los labios como para que no se Ie escapase ni una palabra, y volvi6 la vista hacia Tibulo ; pero no pudiendo contenerse, dijo irr itada, mirando a su adversario y arrancando mas plumones del abanico : -Como debiera estarlo todo hombre de honor, y., mas atin -y acentu6 sus palabraslos que sin dignidad ni respeto por la sociedad corrompen a los demas 0 se hacen c6mplices de hechos para los cuales no hay calificativos. Esos, si vergiienza, si pudor tuvieran, no volverian a presentarse en la sociedad, que naturalmente los desprecia. La primera descarga, como se ve, no pudo ser mas violenta ni mas certera, pero la brecha habia empezado a abrirse y era preciso agrupar todas las fuerzas hacia ese lado f1anqueab1e ya. -Yo 10 acompafie hasta las seis de la manana -continu6, seguro de ser oido con atenci6n-, pues debia concurrir a un lance en el cual iba yo a ser su segundo. Pero par fortuna qued6 reIevado de matar a su contendor, ya que ese se suicid6 a la hora misma en que debiera concurrir al . campo. -j, Y el iba a batirse con ese muchacho despreciable que se dio un balazo esta manana? -exclam6 sin poderse contener. -0 a darla satisfacciones, que bien merecia ese pobre joven, -j, Y que falta tan grave Ie habia cometido? -El era el novio de Carmen, 1a hija del carpin- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 99 tero. Y nadie mejor que usted sabe que el [oven tenia raz6n; asi como nadie mejor que yo sabe que usted tiene raz6n. Cantaros de agua helada arrojados inopinadamente sobre Eloisa habrian producido rnenos impresion de frio en toda ella que 10 que acababa de oir. Un toro rompi6 en ese memento la barrera y corria atropellandolo to do por frente al palco. Vino despues la nube de jinetes que entre el torbelIino de polvo amarillento corria detras con rejos de enlazar y luego la gente de a pie gritando y corriendo desaforadamente, Todos los del palco se asomaron, s610 ella qued6 inm6vil pensando acaso en la escena que habia presenciado la noche anterior, debajo precisamente de donde ahara se hallaba. El tiro hecho a quemarropa acababa de herir al sitiador, pero el, no dandose por notificado, continuo: -Hoy Eudoro oculta su vergiienza quien sabe d6nde, pues monte a las siete, Ie hizo llevar al muchacho su equipaje y dijo en la casa, al dejar Ia nave de su cuarto, que entregasen una carta a quien estaba dirigida y que quedaba sobre su escritorio. Este golpe, con el cual quedaba abatido el orgullo de la joven, que echaba por tierra todo el plan concehiilo p~rH el dia, hacia caer de las manes las armas, pues no habia enemigo a quien veneer con ellas. Su permanencia alli ya no tenia objeto. -Yen verdad, Eloisa -insisti6 el sitiador avanzando cada vez mas-s-, que yo, en la posicion que Eudoro tenia -se aventur6 a decir-, no habria hecho 10 que el hizo. l C6mo preferir la hija oscura de un artesano a la mujer mas alta en la aristocracia, a la mas celebrada por su hermosura y ele~ gancia? Las horas, los dias, los siglos, las eternidades, no serian suficientes para vivir en cons- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 100 J. DAVID GUARIN tante adoracion de una persona tan digna de ser arnada como 10 es usted. -AI oil" estas palabras, Eloisa miro a Tibulo con curiosidad y como diciendo: -l Y esto a que viene? -No extrafie esto que digo a usted ahora; mucho tiempo ha que 10 siento. -Es usted muy galante, como siempre 10 ha sido. v no es la nrimera vez que de sus labios salen esas palabras --Ie contesto la sitiada, que hacia esfuerzos valerosos para conservar su posicion-e-. Si no pecara de importuna, Ie diria que la pocilga y la senora que estan aqui debajo de nosotros no hace muchas horas oyeron de usted las mismas 0 semejantes palabras. Fue entonces a Tibulo a quien, a pesar de su sangre fria en estos combates, le salio el rubor a las mejillas. -Pero yo hacia aquello por aeompafiar a Eudo1"0, quien realmente esta hace mucho persiguiendo a Carmen, y ellas son testigos de cuanto hice pol" separarlo de ahi, recordandole el deber que tenia de ir a llevarIa al baile a usted. Y tan cierto es que Eudoro qui ere a esa muchacha, que el suicidio de Madero no tuvo por causa solamente 10 que el presencio anoche, pues sus celos 10 traian mortificado hacia mucho tiempo, Lo de anoche acab6 por convencerlo y por eso se mato, EI papel que se le hallo en el bolsillo no puede ser mas explicito. Mire usted, tengo aqui copiado 10 que el escribioesta manana probablemente. La rica cartera paso a manos de la joven y leyo, sin que hubiese podido resistir a la tentacion de reparar en 10 que al frente, en una bellisima letra, decia : "Eloisa. i cuanto te amo!" La joven tome el aire de gravedad tan propio en ella; era eso 10 que produce la reflexi6n 0 la sorpresa de un hecho inesperado, perc luego penso: esta declaracion acaso pueda servirme algtin dia para saciar un despecho, 0 una venganza. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS 'mES SEMANAS 101 En este memento dieron las dos en las torres Y los concurrentes empezaron a partir para sus casas a comer de prisa para luego volvel' a las tres a ocupar sus puestos, El padre de Eloisa quiso tambien partir, .pero Tibulo le hizo vel' que aque110no tenia objeto, puesto que hap ian de comer a las seis de la tarde, y que un lunch tornado am mismo, en el palco, seria 10 suficiente. Despues de que mando a su sirviente para que del restaurante vecino mandasen todo 10 necesario, como 10 habia contratado, llegaron varies sirvientes y corrieron las cortinas que adornaban el frente de los dos palcos, y alli, en aquel lugar improvisado y oculto a la vista del publico, se sirvio una esplendida mesa con todo 10 f!l1P pudiera apctccerse. Las senoritas que acompafiaban a Eloisa y varios j6venes amigos compusieron el personal mas escogido que pudiera hallarse. Los vinos generosos fueron servidos con orden y sin interrupcion, y los dulces, las conservas y las frutas extranjeras de mas precio abrtan el apetito para saborear tan delicadas viandas. El champafia broto -entonces como perlas en los cubiletes de cristal, asi como la lengua se desat6 en los concurrentes, que sin reserva revelaban a sus vecinos 10 que sentian, S6lo Eloisa se contento tinicamente con volver pedazos, distraidamente, el bizcocho que Tfhulo le habia suplicado que admitiese. -Eudoro es un ingrate, Eloisa, porque despues de que 10 que es 10 debe a usted, me decia anoche en sus arranques de despecho que se alegraba de 10 sucedido, pues asi ajaba el orgullo de una mujer altanera, acostumbrada a creer que todo se 10 debe a su hermosura y su riqueza, -No importa -dijo con desden la ofendida-i-, Nosotros hemos hecho una ganancia conhaber perdido a un hombre sin dignidad ya quien habre de postergar hasta envilecerlo, Mi venganza sera Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 102 J. DAVID GUARIN terrible, porque hoy odio a ese hombre tanto como ayer 10 amaba, -Bien merece su odio quien no la comprende, quien no la adora, siendo usted tan digna de que no un hombre como yo sino la humanidad entera, este de rodillas, como 10 he estado siempre. Victor Hugo ha dicho que hay situaciones en la . vida en que cualquiera que sea la posicion del cuerDO, el alma esta de rodillas. Y asi 10 he estado en mi silencio. l, No 10 cree, Eloisa? -Lo creo -contest6, como quien piensa en otra cosa a tiempo de hablar. -Eduvigis -dijo llamando a su camarera--. Ve a casa, dile a mama que no nos espere hasta las seis y traeme, de la mesa de los perfumes que hay en mi recamara, Ia esencia de menta, frasco que se halla dentro de un tubo de madera amarilla; "entiendes? -Si, senorita, conozco el frasco. ~No es la esencia que le hacian aspirar anoche? -La rnisma. Pero mira que no tardes. -No, senorita. En esto estoy aqui, --Que alcen las cortinas. Quiero aspirar aire mas puro -dijo-, y se levant6 de la mesa. -" Se siente mal'! -pregunt6 can solicitud '1'ibula-. ~Llamo a un medico, quiere aspirar alguna otra esencia ? -No, gracias -dijo can desgano-; 10 que siento ya me pasara, Esto va mal -pens6 el asaltador de la fortaleza-; ese odio, ese rencor que manifiesta hacia Eudora son brasas de un incendio no apagado, es despecho mal encubierto. De ese odio rencoroso y terrible a la reconciliaci6n no hay mas que un paso; de la frialdad, el desden y el desprecio se pasa al olvido con la mayor facilidad. Prefiero que una rnujer me odie y no que me desdefie con frialdad. Sin embargo, no hay que perder la esperanza ; una mujer orgullosa es capaz de todo, can tal de sa- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 103 tisfacer su venganza. Lo que importa es tener a Eudoro apartado de ella. * * * La cantina que estaba debajo se habia coImado de gentes; las venteras no alcanzaban a servir a todos los que llegaban, pues aquello parecia una colmena alborotada. La venta, pues, no dejaba que desear. La mesa de juego iba viento en popa, la concurrencia de jugadores no podia ser mejor y el extranjero de la noche anterior habia hecho varies apuntes cuantiosos que habia perdido. Con los billetes de banco recogidos se habria podido devolver la suma dada en prestamo por Tibulo y les habria quedado 10 suficiente para hacer frente a los jugadores, Asi estaban haciendolo, cuando la esposa penetr6 por en medio de todos gritando: -Mauricio, j Carlitos esta muriendose ! -jNo me 10 digas! -grit6-, y encomendandoIe a don Laurencio la direcci6n del juego, asociado de otro amigo para que le ayudara, sali6 desesperado para la casa. La cantina qued6 encargada a otras mujeres, y los dos esposos partieron par entre la multitud, ebria de placer, a buscar las calles en donde menos concurrencia hubiera para llegar sin ser detenidos. Cuando entraron, Ia casa hervia de vecinos y gentes amigas. Un grito, un aullido general, los r~r.ihi(\ y a.n:nqnetrHtaron de detenerlos, cntrarcn precipitadamente a la alcoba, gritando : -j 1\1ihijo! j Mi Carlitos! l Donda esta ? El cadaver, tibio aun, respondi6 can esa mudez de la muerte, tan grave y tan solemne. Parecia que sus labios intentaban pronunciar todavia el nombre de su madre, ultima palabra con que cerro su vida. .. Desde el memento en que fue atropellado por el caballo y que 10 alzaron sin sentido, no Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 104 J. DAVID GUARIN volvi6 a ver mas a los que le dieron vida. El nino mimado, el orgullo y encanto de sus padres, habia muerto abandonado por ellos ... Si la humanidad ha sido creada para el sufrimiento, maid ito el destino que la trajo a la vida. Si el irracional es mas feliz en su insapiencia que el hombre con su raciocinio, maldita humanidad. Segtin la opini6n del medico, habia muerto de una congestion cerebral causada por el golpe en el craneo, Dejemos !a CHi'l::t en la consternaci6n que produce la muerte de un ser querido, dejernos a los padres hincados al borde de la cam a del hijo y con el rostro oculto entre las manos, y vamos nuevamente a la plaza, en donde algo mas nos espera. ~Cuanto nos cuesta dejar secar la pluma empapad a en lagrimas para mojarla nuevamente en la copa rebosante de la alegria, la locura, el f'renesi de los que aunque por pocos instantes se creen felices! Pero esa es nuestra misi6n como narradores; ~que hemos de hacer, sino cumplir con ella? Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia XIII EL MISMO DIA.-LAS CARRERAS.-LOS TOROS. LAS TRES de la tarde estaba la plaza perfectamente despejada por los soldados de . la guardia, quienes habian 'arrojado a Ia multitud hacia las barreras, que eran a esa hora mas bien un muro humano que un tosco apa.rato de maderas. Los soldados paseaban can las armas al hombre, en las que se reflejaban los rayos del sol, lanzados como relarnpagos en todas direcciones; i y como lucian con orgullo BU elegante y vistoso traje de artilleros ! Aquel circa despejado, cubierto de amarillenta arena, ostentaba por entonces la bella e imponente estatua del Libertador de cinco republicas, que a la misma hora estarian celebrando la independencia que el les legara, i Cuan hermosa es esta fraternidad que une a los hombres a grandes distancias bajo un mismo noble sentimierrto : el de la libertad! No habia par entonces en todos aquellos tendidos de tres pisos, un solo punto, un intersticio que no estuviera ocupado por gentes que, agrupadas y A o c 0; l1TIQ 0 o£\h140 ntl"U .•..••...•.•......•. ~ .•..•. _ •.......... ..,rv· •....•....•....•.. _ C! , TIn ..•..•. ..., t:\Qnp.'r~ ....•.... 1:'--_ Qt),l1 ('Jon -.., ln11'\!:If1i,,"_ 1:'-..,--_ . cia 10 que tanto deseaban. Aquello era la realizacion del delirio de un febricitante. No habia color imaginable que alli no se viera en las banderas y gallardetes, en los pobres y en los ricos trajes. en las cortinas, en los adornos y en los ramos que ocultaban 10 brusco de las maderas que servian de apoyo a todas esas colmenas en movi- miento. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 106 J. DAVID aUARIN iY que variedad de fisonomias I Veinte mil almas 10 menos habria en el reeinto, sin que una sola tuviese un rasgo semejante a otra. Y, blancos, negros, indios, plebeyos y nobles, todos tenian cabida alli, y en las torres vecinas, en las cornisas, en los altos tejados, sabre la techumbre de los palcos, en los cornisones del Capitolio, en las cuatro calles y en el hueco mas rec6ndito de las claraboyas de los edificios contiguos. La impaciencia se sentia por todas partes y un murmullo constantee igual era apenaa interrumpi do de vez en cuando por alguna voz que imprudente turbaba aquel silencio de un publico respetuoso, Las miradas todas se dirigian par entonces a un punto, y era la esquina de San Bartolome, 0 Universidad Nacional, que era de donde debia llegar el presidente de la Uni6n acompafiado de sus secretarios y algunos de sus amigos, La tardanza en 10 que se esperaba hizo las horas muy largas, como sucede siempre; asi que la impaciencia empez6 a manifestarse con gritos y palmoteos. La esperanza jamas se ha dejado alcanzar de la humanidad, pues siempre va adelante, a no ser que venga convertida en desengafios: de ahi el que la sigamos tenaces y persistentes hasta que nos abre la tumba; y es tanto 10 que en ella creemos, que pensamos hallar alga mas alla de 10 desconocido. El toque lejano de atenci6n dado par una corneta hizo que el publico se fijase, calman do su ansiedad. Otro toque repetido se oy6 en la esquina de la Universidad y otro en el Capitolio. A poco se via llegar al presidente y su cortejo. Un momento despues son6 un silbato en una esquina, otro en la otra y otro en las otras dos, y par fin las cuatro puertas se abrieron y la banda de rmisica toco una marcha nacional. Un grito de alegria, un palmoteo estrepitoso colm6 la atm6sfera al ver que por cada una de las Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 10'1 cuatro esquinas entraba un jefe adelante con una bandera y que luego seguian los demas cuadrilleros con sus vistosos vestidos y montados en briosos caballos. Dada una vuelta, se formaron en ala frente al palco presidencial y alli hicieron un saluda al primer magistrado de la republica. Inmediatamente despues empezaron las evoluciones, yendo cada cuadrillaa su respectivo lugar, Tibulo no se habia separado del lado de Eloisa, quien no podia ocultar la mortificaci6n que su mal y el disgusto Ie producian, -l Quien es aquel cuadrillero? l No es Reinaldo? -pregunt6 sin dirigirse a nadie. -Ciertamente que es el -contest6 Tibulo, -Nolo creo; el estaba en la hacienda del padre de Carmen y habia prometido no venir a las fiestas. Sera el tambien tan. .. no 10 creo, el es noble y jamas cometeria una acci6n que 10 hiciera indigno ante los ojos de su amada. En una de las vueltas que los cuadrilleros dieron, el que dirigia la de los caballos bayos hizo a Eloisa una profunda reverencia, la que fue centestada con carifio. No quedaba duda, era Reinaldo. Ochenta j6venes formaban las cuatro cuadrillas. Los mosqueteros espafioles que montaban caballos bayos lucian vestido rojo con vueltas blancas y botas de ante. Vestido negro y rosado, con bota negra, como vestia el conocido amante de la reina Marzarita. y que se llam6 D' Artagnan, llevaban los que oprimian el lomo de los caballos castafios. Los de la cuadrilla de los caballos blancos llevaban traje a la Enrique IV, que consistia en ropas negras de terciopelo con vueltas blancas y botas de aquel color. . . Vestido blanco con vueltas rojas, y polainas, brillaba en los que representaban a los guardias de Ia reina, y que montaban en caballos negros, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 108 J. DAVID GUARIN Cada cuadrillero llevaba una bandera con los colores nacionales, y los medios cuadrilleros una mas pequefia con los colores del traje de la cuadrilla. Pero aquellos fogosos animales no habian sido en su totalidad ensayados para las carreras mas de una vez, y, par tanto, la musica, los gritos y el ejemplo de los otros caballos hicieron encabritar algunos, que fue dificil contener. La caida de un caballero al levantarse en las patas el caballo hizo que la plaza se alzase en gritos de desesperaci6n Y de alegria ; pero puesto en pie el jinete, tom6 el caballo, que, alborotado, habia despedido, y mont6 nuevamente can la gallardia de quien apenas ha jugado una cabriola sabre la montura. _j, Quien cay6? -pregunt6 alarmada Eloisa-; pobre joven, debe haberse lastimado. -Es un joven Lemus que en la carrera trato de volver en la esquina el caballo que se encabrit6, y luego, como no lleva mas que una sobrecincha, naturalmente, el galapago se zaf6; asi nadie se tiene, por buen jinete que sea. -Pero es mucha imprudencia exponerse asi, s610 par lucir un momento, Las cuadrillas hicieron circulo en los cuatro costados y luego rodearon par el pie de la estatua del Libertador para cambial' despues de lugar, entreverandose en vistoso enredo como en las figuras de una cuadrilla 0 de una ordenada contradanza. En estos momentos no habia quien no palmoteara, quien no agitara su pafiuelo, quien no diem una voz de alegria, La cuadrilla de los negros pasaba la ultima pOl' el pie de la estatua, haciendo el efecto de una serpiente que se desenrosca; pero en este momento las cuatro patas de un caballo resbalaron sobre las baldosas, y el caballero, sin poderlo evitar, quedo preso debajo del bruto. Un grito de desesperaci6n colm6 el espacio, pe- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS 'i"Rl1:S SElV.lAN AS 109 ro aun no se habia extinguido cuando se vio partir a animal y al jinete que, alcanzandolo, puso las manos en el anca para dar el brinco sobre el galapago, Los ferreos cascos del caballo rechazaron al joven, que recibio el feroz golpe en la cara y en el pecho. Jamas se habra oido un grito general en un circo como el de desesperaci66n que salia de todas las gargantas y que poblo todos los ambitos, Exanime y heche un cadaver, qued6 tendido aquel simpatico y para todos conocido joven. No hubo una lengua que no 10 lamentase, no hubo labios que no pronunciasen su nombre, y no hubo ojos que no se humedecieran. Pero hubo un grito, que se alzo por sobre todos los gritos, algo desesperante, que a nadie pudo ocultarse sin hacer pedazos el coraz6n. En un pal-co estaba su padre, estaban todos los suyos, que, desesperados, se hubieran arrojado del andamio para ir a besar aquel cadaver, si no los hubiesen contenido, . De alli 10 alzaron para sacarlo por la puerta del sur, que da a los portales. Las damas se alzaron de su asiento para verlo, los hombres se inclinaron hacia la plaza y todas las gentes se agruparon en una confusion vertiginosa. Las carreras continua ron a pesar de aquella dolorosa impresi6n que habia acabado con el entusiasmo y la frenetica alegria, El disgusto y desazrado habian cundido, y por entonces no se oia sino ese ronco vocear de uri publico que cementa, que se conduele, que compadece, De repente un grito de todos los pechos, un palmoteo de todas las manos cambi6 10 tenebroso en alegria. l, Que ha pasado? Que la puerta se habia abierto nuevamente, dando paso al caballero, que con una venda blanca en la cara. volvia a tomar puesto en su cuadrilla. Diffcilmente se habra vista ni se habra oido una Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 116 J. DAVID GtJARIN exclamacion de alegria y de admiraci6n como la que entonces se esparcio de en media de esa inntimera multitud, Aquel habia sido un hecho digno de la epoca rJp l~~ jmltHR y OP los caballeros, El padre del jo- ven no podia desmentir de su noble prosapia, de suerte que, apenas vuelto en si su querido hijo, 10 hizo montar de nuevo, diciendole : -Rendiras la vida, pero cumple can tu deber. Manta y ve a buscar tu puesto en 1:::cuadrilla. Empezaron luego los juegos y apuestas, Alli se incendiaba un aparato y sarian palomas al ser 1'0to por una varilla lanzada en la carrera ; alla debia alcanzarse una corona al tiernpo mismo en que el caballo salvaba una barrera; mas adelante debta lanzarse una barra par entre un aro, y par ultimo, debia ensartarse la sortija, Los ojos de las damas se fijaron en sus caballeros, el anhelo y la desesperaci6n pintaronse en el rostra aun de los mas indiferentes, y la expectativa fue universal. Las varillas fueron repartidas : el anillo estaba atado con una banda de flotantes lazos, y el aparata fue colocado en frente del palco del presiden-, teo Esa joya esperaba alli al mas afortunado para servir de orgullosa presea yser presentada a alguna de tantas damas como alli habia, La larga fila esperaba par cuadrillas, y los caballos piafaban impacientes, como si e110s fuesen a participar del triunfo de su senor. La musica llenaba de arrnonias el espacio, reem- . plazando el silencio que reinaba en la extension, y todo era anhelo y expectativa en aquellos momentes de ansiedad, S610 Eloisa permanecia indiferente a todo. ;,Que le importaban los lauros ajenos? ·-Pero se oyen gemidos aqui debajo, como que salen de la cantina. --Ciertamente -dijo Tibulo-, y fue a avericuar 10 que pasaba, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 111 -~ Que sucede ? -pregunt6 con ansiedad la darna, apenas volvi6 el joven, :-i Ay!, senorita: esa pobre familia esta perseguida por la desgracia, No ha mucho muri6 el nino aporreado ayer por Eudoro. Hoy, por su irnprudencia, es responsable de do's muertes. --Pobres gentes .-dijo Eloisa pensativa, y luego agrego->: y quien sabe de cuantas vidas mas sea responsable, sin que la conciencia 10 atormente un instante. El que ha perdido la dignidad es incapaz de todo sentimiento noble. -Es verdad. Pero mire, senorita, el primer cuadrillero ha llevado la sortija. -~Quien es? -El de los bayos, -~ Reinaldo? Cuan feliz es Carmen -decia, en tanto que los aplausos ensordecian y que los pafiuelos se agitaban en las manos de las damas. Luego continu6 como si hablase sola y aspirando un porno de esencia: -j La caida de Alberto, la muerte de este nino! El anillo fue reemplazado por otro y los cuadrilleros siguieron pasando para llevar la rechifla de los muchaehos y el ruido producido por la irnprobaci6n del publico exigente. Pero no todos fueron desgraciados, y joven hubo que por dos veces arrancase la joya envidiada. Empezaron luego las carreras de escape, en que los caballos pare cia que volaban con sus jinetes, deseosos de dejar atras al que iba adelante. Siguieron los saltos peligrosos en que lucia Ia habilidad del jinete y 10 agil del fogo so caballo. Terminadas las carreras, los caballeros subieron a los palcos, y los afortunados ofrecieron a . sus damas la pre sea obtenida en el torneo. Reinaldo fue a visitar a Eloisa, quien 10 recibi6 con las mayores muestras de carifio, Las felicitaciones fueron calurosas por su triunfo y felicit6 y envidi6 la suerte de Carmen, mas afortunada que ella. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 112 J. DAVID GUARIN -No Ie pregunto pOl' Eudoro -Ie dijo en tono tan bajo que nadie looyO--, porque hoy recibi una carta que me escribi6 esta manana. _~ Usted sabe, pues, en d6nde esta ? -dijo Eloisa, no tan paso que no la oyese Tibulo-. Ojala no 10 viera ya jamas. -Si, Eloisa. Esta noche hablaremos; pero ahora recuerdo que tengo que concurrir a un banquete a que nos ha invitado el presidente. Ire temprano a verla; son las cinco menos cuarto -dijo mirando los relojes de las torres-. Aun queda tiempo ... -~ Lo espero ? -Si, ire precisamente. -Ya se -penso Eloisa-, para quien era esa carta. Ya puedo saber en d6nde esta Eudoro, pens6 Tibulo. La corrida de toros iba a empezar, cuando Eloisa dijo que se sentia indispuesta y que deseaba retirarse. Un momenta despues la cantina y la mesa de juego estaban vacias de sus duefios, y los palcos de Eloisa, de la familia de don Mauricio y el de los j6venes que ya conocemos, y que estaban encima, se hallaban solitarios a causa de la muerte los unos y de. .. la muerte de Eloisa tambien, el otro, pues quien pierde las ilusiones muere vivien do, que es la peor vida que un desgraciado puede arrastrar aqui. i,Pero per que, se preguntaba el publico, ese joyen cuadrillero no obsequi6 su anillo a esa hermosa senorita a quien fue a visitar despues de las carreras? i, POl' que 10 ha conservado? ~A quien 10 dedicara ? Don Angel Saavedra dijo, hablando del "Moro exposito", gallardo caballero de Kerima : "Que el joven a sus pies la banda ponga ; todos, y aun Almanzar, acaso aguardan; mas no la puso, que a distinto objeto desde que la gan6 la destlnara.' Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 113 Concluidas las carreras, todo el mundo entr6 a la plaza, que estaba cuajada materialmente de hombres a pie y a caballo, cuando sali6 del toril una fiera, porque no era otra cosa aquel robusto animal. Derribo aqui a unos, hiri6 mas adelante a un caballo, embisti6 y volvi6 pedazos un espantajo que le habian puesto los muchachos, y barrio las barreras, derribando gente como quien desgaja frutas maduras, hasta que los toreadores disfrazadosle llamaron la atencion. Parti6 con la ligereza de un rayo sobre ellos y embistio al primero que Ie hizo un lance; se fue sobre el segundo, que no pudo hacer otra cosa que aterrarse a fin de que pasase el animal per encima en su veloz carrera, y lleg(f al tercero, pero este, al tiempo de hacer el Iance, se enred6 en la ruana, no pudo escapar el cuerpo y fue levantado por el toro en medio de los gritos y silbidos de la multitud. Y no habia caido sobre el empedrado, cuando el toro se Ie fue encima para acabar con el. Los gritos de i 10 mato el toro I, i10 mat6 el toro I, los de conmiseracion y afan fueron generales, y eada cual hubiera querido defender a ese desgraciado que iba a morir indefectiblemente, victima de aquel animal enfurecido, Pero los otros capeadores 10 instaron, 10 llamaron, y aun los rejos de enlazar caian ya sobre los cuernos, cuando, embistiendo aqui, bufando alla, parti6 para otro lado, EI toreador fue conducido inmediatamente al hospital, ensangrentado y exanime ; no dabs sefiales de vida. Este toro em muy agil, robusto, cervigudo y hasta cruel, para que no se le proporcionase una victima mas a fin de satisfacer al publico, ansioso de emociones. iY nos admiramos y maldecimos de la crueldad de los cireos romanos I Alli las damas daban la sefial que indicaba si debiera el vencedor acabar con el vencido y subyugarlo en la arena; aqul tanto mas se ensalza la bondad de la fiesta, cuantas mas victimas haya hecho la des, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 114 J. DAVID GUARIN gracia. Y Ia sociedad se llama cristiana, y nuestras darnas son tenidas como las mas caritativas del mundo. j Que sarcasmol EI toro fue atado a un poste y alli Ie pusieron una cincha de lazos; cuando la musica tocaba alegre y estrepitoso bambuco, y cuando 1a ansiedad se pintaba en todas las fisonornias ; cuando la plaza estaba mas colmada de gente, un hombre con pafiuelo rabo de gallo atado a 1a cabeza, calzones de manta arremangados, y grandes espuelas bien atadas a los calcafiares, se santiguo, se asi6 con las manos de Ia cincha, dio el brinco y monte. No hubo quien no contuviera la respiraci6n, ojos que no se fijaran en aquel hombre, y vieja que no empezara alguna oracion, Es esta tan habil barbaridad que los espafioles no conocian sin embargo de ser los inventores de Ia tauromaquia, una de las diversiones que mas complacen a nuestro pueblo. Aqui, en tiempo de la colonia, Ie conmutaron la pena de muerte a un sentenciado con tal de que montase en un toro; tan peligroso asi juzgaron aquel acto de temeridad. i Al fin soltaron eI toro! POl' entre una nube de polvo amariIIento, POl' entre una masa compacta de hombres y POI' en medio de mil man os que se Ie presentaban, paso, dejando tendido un reguero de gente, Ievantando aquf a un hombre, embistiendo alla a un perro y dando saItos tan altos y tan en zig-zag, que se crey6 imposible que eI jinete pudiese resistir sin que se desnucase en uno de esos movimientos tan vertiginosos. Los bramidos atronaban, la furia era terrible, Ia espuma que arrojaba sanguinolenta, la lengua ennegrecida y Ia mirada llena de fuego, cardena y feroz. POl' fin Ilego a una esquina, en donde se detuvo dando vueltas e intentando arrancar can los cuernos al enemigo que 10 espoleaba, que 10 urgia. Escarbo despues el polvo, bramo, sacudi6 la cerviz con impaciencia, coceo hacia los ijares, en Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS 'rHES SEMANAS 116 donde la espuela 10 mortificaba; pero, matrero ya, no quiso salir al llamamiento que todos los toreadores le hacian. Cuando menos 10 esperaban, partie, derribando aqui a cuantos hallaba, y saltando nuevamente mas alla, De los sorprendidos, unos eayeron, pudieron huir otros, y los demas subieron a las barreras. Un nino como de tres afios no pudo correr can la ligereza de los demas ; y el taro partie sobre el, y ya 10 alcanzaba, cuando el jinete exclam6: -1Madre mia y Senora! :a:abia conocido a su hijito ... EI nino fue levantado a una grande altura, y al caer sobre la arena produjo un sonido como el que hiciera una bolsa de cuero llena de agua, Una mujer penetro par entre los palos de la barrera, y sin reparar en el toro que alli cerca estaba, levant6 al nino y sali6 con el en los brazos. Lo que la madre acababa de alzar era un cadaver. No hay como pintar esta escena : la pluma mas resistente se desliza de la mano. EI montador palideci6, cayo de medio lado, pe1'0 qued6 asido de la cincha con las manos enca1ambradas. Los de a caballo quisieron en1azar a la fiera antes de que se volviese contra el caido, pero al fin fue separado POl' el mismo animal a coces, y de alli 10 alzaron sin sentido. i Cuanto sacrificio POl' satisf'acer la vanidad de un publico ansioso de emociones salvajes! Las campanas de los relojes de la terre tocaron las seis, hera ell Que la concurrencia fue colmando las calles para retirarse a sus casas, despues de haber sentido tanta impresi6n de agrado, de sorpresa, de disgusto, de desesperaci6n. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia XIV EL MISMO DIA.-LA NOCRE. Concurrierorr al banquete de palacio los j6venes sus Irajes de carreras, y ya se ve que aquella reunion seria una mesa veneciana en los dias de carnavaI. Galanteria, buen humor, chiste y animacion reinaron hasta las .nueve de la noche, hora en que pasaron a los salones en donde se les esperaba para bailar, COil * * * Dejemos ahi, lector querido, a los que quieran pasar una noche deliciosa, permitamos que otros vayan adonde les plazca, y nosotros, paso y sin que nos sientan, entremos en una estancia alumbrada escasamente, Pero cui dado, que alli hay una senorita totalmente abstraida en su ocupacion. Ha escrito mucho, pero al leer le parece insulso todo y quema los papeles hasta reducirlos a cenizas integramente, IQne silencio tan profunda el que alli reina! ... Pero no; precisoes confesar que somas muy descui dad os; nos olvidamos a veces de 10 principal, y POl' eso el que nuestras descripciones suelan salir tan descarnadas. A11i se oia de vez en cuando el ruido del viento en el ramaje de los corpulentos arboles que rodean la casa, y como, ese ruido tiene sus intermitenciaa, aquello parecia los suspiros de la selva lejana que llegan a estrellarse contra los arboles. iNo ha nota do el lector que hay ruidos mudos Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 117 que no alteran el silencio? El eterno golpear de una fuente en un palacio abandonado, el sonido' sordo de un rio que golpea contra las piedras, el canto del ave montes en media del ramaje selvoso, el golpe del pendulo de un reloj en la hora de meditacion, ;,han turbado alguna vez la quietud de una noche reposada? Hasta alli llegaban el baIar lejano de las ovejas en el red iI, el bramido de los terneros encerrados en las corralejas, el de las "vacas que responden al Ilamamiento de sus hijos, el ladrido agudo y persistente del gozque guardian de la estancia situada en la cumbre de la colina, voces todas que, como el respirar de un nifio dormido, no alteran en nada la quietud bienhechora de las almas sin remordimientos y sin inquietudes. Asi, pues, podremas decir, sin riesgo de que se nos contradiga, que aquella estancia se hallaba en campi eta silencio, Pero tarda ya rnucho -dijo la simpatica Carmen levantandose de su mesa de escritorio-. j Si Ie habra sucedido algo ! Ese caballo que Ie obligaron a cambial" es tan fogoso , .. i Dios mio! -exclarno con aflicci6n, y fue a la sala, que tambien estaba completamente sola. Al pasar POl" frente a un espejo, se vio sin rnirarse, como quien abre el rel oj y vuelve a cerrarlo sin saber que hora es, Ape16 entonces al piano, su confidente, el que le respondia a todas sus tristezas, sus alegrias, sus amarguras y desconfianzas; pero en esta noche 110 hizo sino nreludiar, v tan pronto tocaba la introduccion de un aria 'elegiaca como el final de un coro melodioso ; nada de 10 principiado concluia, y asi estuvo divagando hasta que se levant6 para ir a sentarse en un corredor que daba vista al camino. EI sonido de las ruedas de un coche la hizo poner de pie para esperar al que llegaba, pero el coche pas6 de largo y la inquietud volvi6 a apoderarse de ella. -N 0 es posible que sean las siete y media y no Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 11~ J. DAVID GUARIN haya Ilegado, a no ser que Ie hubiese pasado algo en las carreras -se decia. Largo rato habia ya transcurrido cuando se oy6 el galope de un caballo, los perros ladraron y ella, llena de ansiedad, se apoyo en la baranda del corredor y esper6 al que habia cruzado la puerta que da al camino y que sigue por el camell6n que conduce a la casa, al mismo paso a que habia venido. La oscuridad no permiti6 ver quien era el Que llegaba, perc al acercarse exclam6 la senorita: -j Reinaldo! ;,Por que tardaste tanto? -No vino, mi senorita -contest6 la voz del criado que acababa de llegar, -;, Y por que? ;,Que Ie ha sucedido? Dime, Pedro, porque muero de desesperaci6n. -Nada, mi senorita; en esta carta le dira 10 que ha pasado. Carmen recibi6 la carta y vol6 a leerla a la luz de la lam para de su escritorio. "Carmen rnia -decia la carta-, no tengas cuidado por mi, estoy bien y s610 he sentido que me hayan obligado a separarme tanto tiempo de ti. De ninguna manera habria venido si mis amigos no hubiesen ido a empefiarse conmigo para que viniese, y si til misma no me hubieses instado a que los acompafiase en las carreras. Si supieras cuanto he sufrido desde que me vine, me compadecerias. Era necesario sujetarnos a prueba para poder medir la intensidad de una pasi6n que no tendra limites, 10 incalculable de la eternidad producida por una ausencia, aunque sea de instantes, "i Que satisfacci6n, que alegria habre podido tener sin estar a tu lado? S610 un momento tuve de orgullo, y eso porque se reflejaba sobre ti. Yo fui el primero que ensart6 el anillo en la carrera, y los vivas, los apla us os y las felicitaciones me complacian, puesto que todo era hecho por ti y para ti. Te prometi en el teatro, ;,10 recuerdas?, que tu caballero obtendrfa un premio para au dama. Pues bien, el anillo y la banda son tuyos, y ten- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 119 dra el gusto de ponerlos a tus pies tu rendido amante. "Me hubiera ida inmediatamente que terminaron las carreras, pero el presidente invito para una comida dada en palacio a los de las cuadrillas y me fue imposible excusarme con el, quien me hizo llamar y me comprometi6 a que me quedara. Pero manana temprano estare a tu lado, i alma mia l, y me perdonaras el que te haya hecho sufrir tanto. . "Tengo mucho que contarte de 10 que ha pasado aqui durante las fiestas. Eudoro y Eloisa rompieron, y ella me dijo que jamas se uniria a ese hombre. Desde la noche en que ocurri6 la contrariedad, causa de la desavenencia, no ha tenido un memento siquiera de salud y la he nota do muy palida y displicente. EI partie ayer, y, segun me dice en una carta que veras, pronto se ira del pais para no sufrir con sus remordimientos, Pero yo creo que un amigo es quien 10 ha perdido. "Felices de nosotros que nada tenernos que temer; ;,no es cierto, vida mia ? ;,No es verdad que confias en la lealtad de tu Reinaldo? ;,Que podre ser yo sino 10 que tu quieras? ;,Que podra ser tu amante sino 10 que le inspira el angel que 10 guia ? "Piensa en tu Reinaldo, en tanto que mi recuerdo no se separara de ti, Carrnencita mia, "Tuyo siempre, REINALDO". Durante la leetura de la carta, mas de una vez asomaron a los Oj08 de Carmen las lagrimas de ternura, lagrimas que dejan 10 salobre, 10 amargo, para convertirse en balsamo que suaviza y calma todas las dolencias de un coraz6n atribulado, j Cuan dulce es sentir que el lIanto se escapa debido a la gratitud que inspira un alma verdaderamente enamorada! POl' eso habiamos dicho ya otra vez: . "Las lagrirnas de los que se aman son el rocio can que los angeles riegan el paraiso." Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 120 j. DAVID QUAEIN' A esta hera la plaza estaba colmada de luces que brillaban en los ultimos balcones de las aitas galerias, en las cornisas de las torres, en los tres ordenes op pa!eoR, en la reja de la estatua, en las mesas de juego, y en las innumerables eantinas que rodeaban la plaza. Codeandose y apifiada, cuasi compacta, se movia la multitud en donde podia disrrutar de distintos placeres, Las cantinas servian sus cenas de humeante y oloroso ajiaco, las calientes empanadas, los pollos, gallinas, pavos y carnes frias, el pescado sm segundo de nuestra altiplanieie en diversas Iormas, los encurtidos y salsas, las viandas europeas preparadas en latas, acompafiado todo esto de cerveza de cualquiera de nuestras fabrieas, de los vinos y demas lieores extranjeros; pero, sobre todo, de esa chich a embriagadora, que nunca para la gente del pueblo pierde su mer-ito, Los rubicones * pasaban de mano en mana rebosando del indigena nectar y a los lados, la ban dola bien punteada, el tiple acompafiante obligado y el canto con sus coplas, ya picantes como el aji, que comen, salerosas como las salsas, tiernas como la rabadilla de la engordada gallina, provocativas como la costilla asada y enloquecedoras como la chich a en plena fermentaei6n. En algunas partes, tras de una cortina, se formaba el baile, y entonces el lucir de la campesina sabanera de cuerpo gallardo, carnes apretadas, colores vivos y frescos, trenzas como cables, ojos negros que parecen dudar entre si hieren 0 no hieren, hoyuelos en la barba, carrillos y brazos al escoger y en traje tan sencillo, compuesto de camisa bordada, enaguas de bayeta, pafiuelo de seda atado al cuello, y sombrero de paja puesto can airecillo picaresco, pero en que realmente no ha entrado la picardia para nada. * Llaman rubicon a unos vasos enormes de crlstal van bebiendo todos los de la compafifa. en que Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAs TRES SEMANAS 121 El torbellino hacia zap at ear al gal an en tanto que Ia bailarina daba vueltas arregazandose el tra, je y bailando 10 mas menudito posible. El entusiasmo de los mtisicos subia entonces de punto, los cantores se esforzaban en modular la voz y en escoger sus cantas, con 10 cual procuraban, bailarines y mtisicos, dar motivo para volver a pasar, no una vez, como Cesar, sino muchas, el repleto rubicon. Tanto las bailarinas como los hombres se iban remudando en el puesto con un entusiasmo frenetieo. Por su parte, los canto res en competencia, cuando no tenian pronta la copla, la improvisaban, a su modo, saliera como saliera, Recordamos las siguientes estrofas: Que bonito claveltto, todo lleno de recto: qulen te pudiera coger, jay!, cuando, si no eres mto, Si yo pudlera arrancar una estrelllta del ctelo, te la puslera en la frente para verte desde lejos, No Ilores por esas casas, ya hallaras otro querer; la moneda siempre pasa, cuando es moneda de ley. Las blancas huelen a pma y las morenas a clava, y las negras, negras, negras, a gallinazo mojado. Las blancas las hlzo Dios, las morenas un platero, las coloradas un sastre, las negras un zapatero. -'I Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 122 J. DAVID GUARIN No acababan de cautar la ultima estancia, cuando entre de rond6n y se coloc6 entre los musicos una joven como de veinte alios, alta, robusta, morena Y armada, como todas elIas, de ojos negros buscarruidos y audaces. Para labios tales como los que ella usaba tenia guardados, como entre una caja de granate, dientes de perfecci6n envidiable. Sabre el eabello crespo y media alborotado llevaba un sombrerito puesto can aire chocarrero, Y el pafiolon que debia guardarle e1 pecho y la espalda 10 tenia atado a la cintura para manejar con mas holganza un tiple que en sus manos hacia bailar a cualquiera cuando can tanta gracia 10 tocaha. Oyendo estaria 10 que acababan de cantar contra las negras, cuando, acompafiada de otra amiga que le hacia un admirable segundo, canto con voz timbrosa un bambuco que hizo parar la atencion aun de los que pasaban por frente a la cantina. De aquel primoroso duo pudimos recoger 10 siguiente : A uno quise de veras y a otro por no dejar; y ora de todos me reiso, asi negra y mucno mas. Estan creyendo los hombres que me pueden enganar; malditas sus barbas negras, y s1 son eattres, mas. Moreno morena moreno viva la pintan a Cristo, a la Magdalena, es el bien que adore, gente morena. No habia acabado su canto, cuando paso a bailar eon el mismo entusiasmo y desfachatez hombruna con que hacia todas sus cosas. Entonces uno Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 123 de los cantores, que probablemente estaba picado de la bailarina, enton6: Un beso te di anoche de amor en prenda; si no hay trato, te pido me 10 devuelvas, Con la gracia de una coqueta parisiense, la bailarina se llev6 la punta de los dedos a los labios y se 10 devolvi6 ceremoniosamente. Entonces el cantor contest6 con mucha oportunidad: Ese beso no es el mio, de ese beso nada queda; yo pido me 10 devue1vas pero en la misma moneda. Eran las damiselas que se hallan entre merced y sefiorfa, las que, acompafiadas de sus galantes caballeros, entraban en alguna cantina aristocra, tica a hacerse servir los pescados, las carnes y el Iamon, humedecido todo esto con vino sauterne, que -no par parecer agua de manzanilla dejaba de subirseles a la cabeza, haciendolas resbalar hacia el ajiaco, que con su maldito olorcillo a guaseas destruia los prop6sitos de decencia hasta caer en 10 ultimo: la chicha. Pasaban observandoln todo las aristocratieas senoras que mas tarde irian a sentarss a la mesa de algtin comedor especial de los preparados en los restaurantes vecinos, y par ultimo pululaba, como sirviendo de cufia, el pueblo bajo que vive de mogolla, garrote y chicha. Era de admirar el ingenio despJegado para inventar juegos de suerte y azar, Habia en los edificios vecinos mesas de monte de dado, en donde las montafias de plata eran para los aficionados mas altas que para el pueblo hebreo 10 fueron el Ararat, el Sinai y el Oreb, Las ruletas can sus vuel- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 124 J. DAVID QUARIN tas vertiginosas atraian a los jugadores como e1 malstrom las naves que abisma en sus antros profundos. En los corredores y en la plaza la loteria que cantan los muehaehos que improvisan versos can el nombre de la ficha que sacan de la balsa; el bisbis, el pasadiez, la bagatela, la rueda de la fortuna, la caehimona, las blancas y eoloradas, los diversos juegos de naipe y mil otras invenciones en que los aficionados al tiro gastaban su dinero, atraian al hijo de familia, al menestral, al obrero, al comerciante, a! empleado, al militar, a los sirvientes y a cuanto ser humano pasa cerca de esos boas constrictores de los ahorros, de esas voragines de todo capital, pues no vaya a creerse que el juego de los dados no arrastrase en salones separados a cuantos se aeereasen a sus mesas. En tanto que en la plaza lucian sus luees pirotecnicas, en "tanto que el mundo entero rabiaba por la perdida 0 malbarataba 10 que habia ganado, Tibulo, al abrigo de las sombras del Capitolio, hablaba con dos mujeres sigilosamente. Eran la caricortada y su eompafiera. -Tu no puedes imaginarte cuanto hice h~ para que las soltaran. . -Gracias, don 'I'ibulo, usted ha sido siempre muy caballero y noble, y por eso 10 queremos y estamos dispuestas a hacer cualquier sacrificio par usted. -Lo creo y 10 agradezco, Quiero que me digas una cosa que me interesa. Tu dijiste esta manana que habias visto cuando Madero le dio cien pesos al jefe de policia, por que no 10 aprehendiera aun. i. Quienes mas fueron testigos de eso? -Yo una de ellas -dijo la compafiera de la caricortada-, y ahi estan Adriana e Isabel, que estaban con nosotras. -Importa mucho que ustedes no digan nada a nadie aeerea de esto, pues asi tendremos al jefe de polieia del diestro y si en alguna vez se portare mal, avisenme para dar la denuncia y enterrarlo, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 125 -N 0 tenga cuidado por eso, A nosotras nos conviene mas que a nadie, ~No ve como nos lleva al reten cada vez que Ie da la gana? -~ Y Fideligno donde esta ? -Lo tenemos escondido en casa de una amiga. -~ Y el tiene el reloj? -No, 10 tenemos nosotras; el no 10 sabe. A el le hemos dicho que Cruz 10 jugo. -Cuidado si van a venderlo 0 a empefiarlo ; cuando necesiten dinero, yo les doy sobre el, Es de un amigo mio y deseo devolverselo, ~Cuanto querrfas por el? -Deme veinte pesos para acabar de pasar las fiestas, y es suyo, -Corriente, te los doy, pero guardas el secreto; quiero hacer una opera cion con el y fregar a Rodriguez por ladron. Su ambicion ha de salirle por un ojo de la cara, No hay hombres que mas me disgusten que esos ladrones que rob an con el consentimiento de la autoridad. -Ahora mismo voy a traerle el reloj. ~Me espera? -Bueno, aqui mismo te espero dentro de media hora. Pero no tardes, porque tengo que ir a un baile. -En estico estoy aqui, -Si vieren al jefe de Ia policia, diganle que esta noche voy a quedarme a la quinta. -j, No le decimos mas? -No mas. EI sabe 10 que yo quiero decirle. Apenas acababa de separarse 'I'ibulo de las mujeres, cuando encontraron al susodicho iefe. -A cabo de recibir la razon que me .mandaste con la caricortada. -Y bien, j,que hay? -Que esta noche no se puede hacer nada, porque donde don Mauricio estan velando a tin nino, y la casa est a llena de gente. -Yo quiero que eso no tarde, porque temo que de un momento a otro se vaya don Laurencio para su pueblo. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 126 J. DAVID GUAR1N -Piel'de cuidado : la mujer a quien mande es ya intima amiga de Dolores, y manana saldran a disfrutar de la luna y conocer la plaza de los martires -Ie dijo con cierta intenci6n piearesca. -i Truhan l -Ie eontest6 echandole el brazo por sabre el hombro-. Ven, tomarnos alga en La B~tella de Oro. Mementos despues estaba nuevamente T'ibulo tras de los muros del Capitolio convel' sando con la carieortada y su cornpafiera. Una vez entregado el reloj, ella recibio dos billetes de a diez pesos, y con ellos partieron a vel' el mundo por otro lado. Se la vio despues en una mesa de ruleta, en donde cambio un billete y luego hizo apuntes acertados. ~Para que quer ia mas? En una cantina que habia situada a trasmano y poco visible, habia oculta una mesa de dado y en un corredor se servian las cenas y 10 demas que los concurrentes solicitaban. Alli entraron las dos mujeres con la conf'ianza de quien lIega a casa, pues es de saber que la que alli vendia era compinche y muy amiga de la caricortada. Dos jovenes que apenas llegar.ian a los veinte afios y estudiantes intern os de un colegio, cenaban cuando nuestras heroinas llegaron. En el acto pidieron cenas y licor, que empezaron a escancearse con celeridad. Como hemos dicho, la caricortada no tenia fisonomia repulsiva ; POl' el contrario, exceptuando las cicatrices, habia en ella algo como de alegria permanente, ojos de quien admira un objeto que le cae en gracia, y una risa tan ingenua, tan franca, que provocaba reir can ella. Su estatura era esbelta, sus carnes rollizas, y POl' 10 que hace a su trato, era seductora como una Circe. Tenia la compafiera aires sefioriles ; su piel aperlada hacia eontraste con la rubicundez que empezaba a afear a su compafiera, y sus ojos negros, de mirada apacible, y su dentadura blanca y com- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 127 pacta, terminaban el juego de aquella fisonomia, mas a proposito para una hermana de la caridad que para esa otra herman dad a la cual se habia consagrado, No tardaron nuestros dos jovenes estudiantes en trabar relaciones con las dos damas que se les habian sentado cerca. Desde entonces fue una la suerte que las dos mujeres siguieron, los gastos fueron comunes y el licor fue servido cada vez con mas entusiasmo. Pero la caricortada era mujer de brio y audacia; propuso que hicieran una compafiia para que uno de los dos jovenes fuera a jugal' al dado en la mesa vecina, y asf se hizo. Los j6venes sacaron sus dinerillos, y una vez reunida la suma, el mas atrevido tom6 puesto en la mesa. Cuando los jugadores vieron que ni siquiera sabia abrir parada, ni sabia con que pintas ganaba, se alegraron, pues tendrian un pichen que desplumar, pero otros mas marrajos menearon la cabeza, pues bien sabido es para ellos que los neofitos nunca pierden. Contra las trampas, contra los dados falsos, contra toda clase de mala fe lucho la suerte del joven, que al fin los venci6. Cuando ya sobre la mesa habia muy poco dinero, se acerco por detras su socia y Ie dijo: -No juegue mas, levantese, Apenas el joven trat6 de moverse, cuando algunos tahures quisieron arrojarse sobre el dinero perdido. -j Alto ahi, cachacos l -grit6 la caricortada, _..J.- _. __ ___ ....L .•.••... Ulu"'~J.aUuu 1J. ._~_1 O::Ui:U~U UU lJUUi:U- A • .n ! ~__ . ~_ 1111l1U 1111::: g ruue nadie, Esta plata es de los dos, porque hicimos una vaca, Y diciendo esto, recogi6 a pufiadas el dinero, que echo en un pafiuelo, -Ahora -les dijo a los que perdieron-, si quieren ir a beber, yo les. day hasta que se cansen. Una vez repartido el Hear en la cantina, las dos parejas volvieron solas al comedor con el objeto Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 128 J. DAVID GUARIN de hacer la distribuci6n de las ganancias. De ahi en adelante la cerveza fue servida a cada momento, asi que a la alborada y cuando ya no veian ni podian articular, cruzaron los brazos, clavaron la cabeza y no volvieron a saber mas de 10 que en el mundo pasaba. El sucfio de Ia ebriedad los habia atacado de una manera decisiva. Darian las ocho de la manana cuando despertaron botados en el suelo, cerca al fogon de aquella improvisada cocina, Salieron con los vestidos sucios, los sombreros plegados como fuelles, los ojos como brasas, la cabeza desvanecida, y, 10 peor de todo, con los bolsillos limpios hasta la pureza, Dinero, relojes y hasta un anillo que la madre habia dado a uno de ellos al venirse al colegio, todo habia desaparecido. Los habian esculcado hasta en 10 intimo; de milagro no les esculcaron las antrafias. Un solo pensamiento domino por entonces a los j6venes, y fue el de conseguir dinero para jugar. EI vicio acababa de apartar del centro de la educaci6n a dos seres que acaso hubieran sido gloria de su patria, y habia adquirido dos sectarios mas en la epoca mas entusiasta de la vida. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia xv MY SOUL IS DARK Desde la hora del alba estaba despierto, y no pudiendo resistir el calor de la cama, salio al corredor, se sento en una silla y espero la llegada de la aurora, aunque la luna parecia insistir en no abandonar su quieto y pacifico reinado. Pero al fin tuvo que ceder como avergonzada, al ver los albores que asomaban par detras de la montana y avanzaban poco a poco a tamar posesion de los cielos. Esta lucha entre dos luces, mortecina la una, riente la otra, no sabemos que trae al alma de indefinible y vago, como esa luz de que nos habla Ovidio: "Quod tu nee tenebras, nee possis diseereIucem." La naturaleza a esa hora se cubre como con un cendal de leve gasa para que la luna pueda ocultarse en su ocaso, para que las estrellas puedan retirarse con su luz titilante a los antros infinitos de un espacio sin limites. Todo aquello parece entonces como la lucha entre la esperanza que abre horizontes y el desengafio que sepulta y anon ada al que sufre, POI' muy fuerte que sea. Pero esta indecision paso prontamente y los cielos abrieron paso a las primeras rientes luces, como si dijeramos a los primeros sonrojos de una virgen que se acerca pudorosa al duefio amado. Y con que pudor realmente asoma la aurora que timidamente anuncia la llegada del gran so~ berano de la luz. Entonces to do sonrle, todo renace, todo despide luz de si mismo. La claridad nacarada asoma y se disue1ve en color alimonado y ambarino que al fin se confunde con el azul lim- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 130 J. DAVID GUARIN pio y profundo del cspacio. Las nubes bafiadas en rosicler se retiran ante tanta luz y se desvanecen y se pierden como retira la vista of usc ada quien conternpla el sol de hito en hi to. Abren sus aureas 0 niveas copas las flutes como bucaros colmados de esencias para perfumar el templ a en que se rinde culto al rey de la creaci6n. Sacuden las alas las aves en sus plumosos nidos y saltan a la rama vecina para cantar eso no aprendido como el lenguaje inimitable del nino que apenas modula y empieza a articular su angelical algarabia. N ada hay inarm6nico: el ruido sonoro de las aguas que se atropellan par llegar a su termino, como el hombre que se anticipa a buscar la tumba, concuerda can el suspiro quejumbroso de las brisas que arrugan las aguas tranquilas, que vociferan en las guedejudas e intrincadas ramas de los arboles, que chancean con Jas flores complacientes, que silban en los picos de las desnudas rocas. EI multiple canto de los pajaros se aiina mel6dicamente con el grito del galla en la alqueria, can las voces de las reses en los campos, y, en fin, can las voces misteriosas de una creaci6n que se proster- na y adora, j Con cuanta ternura no vio Eudoro este espectaculo tan maravilloso! j C6mo se le estremeci6 el alma hasta derramar lagrimas de ternura que no pudo contener y que no quiso enjugar l En verdad que todas estas bellezas Began a ser un sarcasmo para quien tiene el alma transida de dolor; es entonces toda felicidad ajena un motivo de envidia, toda alegria un ultraje que ofende y que irrita. La casa empez6 a ponerse en movimiento. Fue la senora quien primero estuvo en pie, hacienda levan tar a los perezosos y dan do 6rdenes POI' todas partes. j Cuanto complace vel' un hagar en el que todo es actividad y trabajo! En tanto son6 la campana en el pueblo vecino, campana que llamaba a los nifioa a Ia escuela; Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS 'rRES SEMANAS 131 luego doblaron llamando a misa de animas y dieron tres toques en seguida, No sabemos por que ciertas ideas, por heterogeneas que sean, despiertan otras que parecian dormidas En un rincon de la memoria echadas, como dice Zorilla; 10 cierto fue que Eudoro penso en Cruz Madero, en el nino atropellado, y a todo esto se unid el recuerdo inseparable de Eloisa, que lo odiaba. i En que tristeza tan profunda se hallaba sumida el alma de aquel desgraciado joven! -Pero ;.que es esto, cristiano? -dijo la senora, ahorrando to do saludo-s-. Usted se va a jubilar si sigue en esa vida. Cuando no es en la orilla del rio, debajo de los arboles, 0 en esa silla de mis pecados, se acuesta en la hamaca, y, ;, quien 10 arranca de ahi, y quien Ie saca palabra chica ni grande? ;,Que le paso en esas fiestas de mi Dios, que tan pensativo 10 tiene? -Nada, mi senora -contest6 fingiendo una sonrisa de agrado. - Venga se desayuna y Iuego vayase al pueblo y alla se distrae con las muchachas bonitas y con las bogotanas que se vinieron huyendoles a las fiestas. . Eudoro habia llegado al pueblo cuando ya tenia la noche, y en vano buscaba posada, cuando una senora le dijo con una franqueza envidiable: -Caballero, dejese de tontear y vamonos para I~ estancia, que no esta lejos de aqui, AlIa, mire, se alcanzan a ver 103 cambulos que hay en la orilla del rio. Mallo pasara, pero buena voluntad no falta en casa. No Ie desagrado la invitaci6n tan espontanea, y despues de dar las gracias, siguieron arno y criado tras de la senora, que tom6 la delantera a pie. -Mis gentes -volvi6 a decirle a BU futuro huesped-s-, se fueron para Bogota a fiestas. An .• Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 132 J. DAVID GUARIN tes, usted me acompafia mientras que Began ellos, que no tardaran en pedir bestias. , i.Y calcula el lector adonde fuera a parar Eudoro ? Pues a Ia casa de don Laurencio y de Dolores, y esta que vemos. no es otra que dona Clotilde, la esposa del senor alcalde y la madre de la joven a quien dejamos en Bogota. No describimos la estancia, porque ya el lector la conoce hasta en sus interioridades. Sigamos a Eudoro, que POl' ahora Ps nuestro punto objetivo. Tan luego como termin6 el desayuno, tomo la vereda que por entre el platanar conduce al rio. Vag6 despues par debajo de los arboles que dan sombra a la ribera, y fue a sentarse sobre una piedra cubierta POI' los brazos ramosos de un frondose payande. La tendencia del desgraciado al aislamiento es irresistible, porque toda mirada of ende, toda palabra ultraja, todo alivio atormenta. EI hombre se hace egoista y quisiera que nadie entrara en el santuario donde guarda la pena que abriga y acaricia como la madre al hijo que Ileva en su seno, Cuan necesario es entonces el silencio humano; la voz de las aguas, la de las aves, la de los vientos, la de 108 arboles, hablan un lenguaje que el traduce y que Ie sirve de balsamo reparadol'. Un soplo arranc6 una lluvia de hojas secas, que cayeron remolineando en las aguas y fueron arrastradas como a su pesar, para perderse en los turbiones formados por las piedras que detenian Ja corriente. El poeta no pudo menos de recital' estas estrofas a media VOZ, como lamentando la suerte de esos seres que indudablemente sufren como nosotros: "AI desprenderse Ia hoja amarillenta, cadaver con que arrastra Ia corriente, hay una Iucha en que la planta siente algo que nadie aqui eomprendera, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 133 Tal, en mis tristes naches se desprenden a la vez que las gotas de mi Ilanto, tanta Ilusion que me sirvi6 de encanto, y que hoy no son sino hojarascas ya." J. J. Rousseau ha dicho: "Cuando el corazon se abre a la sed de amar, se abre tambien al fastidio de la vida. Este ef'ecto es necesario: es la consecuencia de un sentimiento lleno de dulzura y de encanto que nos hace saborear la dicha, pero que nos agobia con el peso de una felicidad que sedan incapaces de resistir todas las fuerzas humanas." "EI am or aisla de todo, vuelve todo extrafio a uno mismo y no Ie deja vivir sino en el objeto amado. Una tristeza involuntaria viene entonces a serpentear alrededor de nuestro corazon y 10 envuelve en mil pliegues de que no puede des enredarse jamas." En Eudoro, pues, se estaba cumpliendo un hecho natural; necesitaba estar solo, y por eso se aislaba, Pero j que desgracia l, nadie ha podido separarse de su propio corazon : del enemigo mortal, como decia Caro, el gran poeta. Ya 10 habiarnos dicho: el ruido de las fuentes y de los rios tiene cierto poder incognito que adormece arrullando, que distrae lentamente con su charlar estrepitoso, con su movimiento .continuo. Es alli donde las aves solitarias toman puesto para pasar horas enteras esperando a su compafiera, que acaso habra caido al golpe de artero cazador ; es alli donde el amante solitario vaga sin consuelo alguno y derrama Iagrimas que embebe la playa y donde pronuncia el nombre que ningtin oido ha escuchado de sus labios. -Senor -dijo un muchacho, sorprendiendo al distraido joven-; un peon acaba de Ilegar de Bogota y 10 busca a su merced. -;, Y hace mucho que lIeg6? -pregunt6, tomando direcci6n hacia la casa. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 134 J. DAVID GUARIN -Ahara mismo, mi amo. Lo que fue pensando par el camino es inconcebible: tan pronto se imaginaba que trajera carta del padre de Eloisa, como de ella misma, llamandala. Ahara pensaba que fuera de don Mauricia, anunciando la gravedad del mal de su hijo y haciendole cargo POl' su imprudencia 0 por el suicidio del que debio ser su yerno, y luego, que alguna autoridad 10 reclamaba ... tantas cosas imagino, que no supo en cuanto tiempo transitara el camino put las vegas y los platanares. La senora, que habia salido a recibir al peon, esperaba de pie en la puerta de la sala con aquella curiosidad tan propia de las mujeres. Par supuesto que mientras Eudoro llegaba, el peon fue examinado, y por el se supo que las fiestas habian terminado, que habia habido muchas perdidas y muchas desgracias, y, POl' ultimo, que traia una carta para una senora que no sabia donde debia entregarla. -j Tonto! -exclamo el joven que acababa de llegar-: esta carta es para la senora, -y la entrego, reservando la suya para ir a leerla a solas, Cuando estuvo apartado debajo de un arbol, abri6 la cubierta temblando y en 10 que primero se fijo fue en la firma. 'I'ibulo, era la unica palabra que habia al fin de la carta, que decia 10 siguiente : "Bogota,. " de julio de 188 ... "Mi pensado Eudoro: "No puedes imaginarte la sorpresa de que fui victima cuando estuve a preguntar POl' ti y me dijeron que habias marchado sin decir para donde, y esto precisamente cuando acababamos de separarnos. Juzgue que con 10 sucedido estuvieses impresionado, perc no para dar ese paso tan imprevisto para todos. "Supe POl' Reinaldo el lugar en que te hallabas, y en el acto me he apresurado a escribirte para decirte cuanto ha pasado. Sere conciso. Mi primer paso fue ir a vel' a Eloisa, quien no quiso recibir- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS l'RES 5EMANAS 135 me; era probable que estuviese inc6moda conmigo, pero esto no me arredr6, y cuando a la hora de los encierros la vi en su palco, 10 primero que hice fue ir adonde ella, exponiendome a una repulsa, como efectivamente la recibi. "En ese dia procur6 lucir mas que en ningtin otro: el traje mas bello, las joyas mas ricas y el aire de mas complacencia hicieron de ella la envidia de todos, Segtin parece, se proponia humiHarte con el desprecio y el desden, armas que ella maneja con tanta habilidad. Como yo la comprometi al fin a que entrara en conversacicn, me manifesto el odio que tiene contra quien, como ella dice, no ha merecido jamas ni pisar los umbrales de SlA. casa. Dice que eres un hombre vulgar de quien la Providencia la ha separado. Asi, pues, para ti no hay esperanza alguna de reconciliacion. Par otra parte, los padres estan violentos y dicen que primero consentirian en casar a su hija can un mozo de' cordel que con un hombre sin dignidad. que ni siquiera agradece el que ellos Ie hayan formado gente. Tu perdida es irremediable. "La muerte violenta que se dio Madero te la atribuyen y el publico murmura contra ti, aunque yo he tratado de desvanecer tal preocupaetdn, ElJ la casa de don Mauricio poco se habrian preocupado de ese acontecimiento, y solo Carmen te hubiera maldecido por la perdida de su novio, si no hubiera sido por la muerte del nino atropellado por ti. Al dia siguiente muri6 de un ataque cerebral, y esas gentes no te perdonaran tal desgracia, Runque pasen muchos afios ; 10 han sentido imponderablemente, Par supuesto, can ese acontecimiento hubieron de abandonar cantina y mesa de juego, y to do ha -desaparecido en manos extrafias. "De ninguna manera hubiera querido darte estas noticias, pero existiendo entre los dos la intima amistad can que tti me has favorecido, he ereido no ocultarte nada para que tomes la resoluei6n que mas te convenga, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 136 J. DAVID GUARIN "Te deseo alivio para tus penalidades. oeurre, eseribeme. "Te abrazo con toda mi alma. Si algo se TIBULO". Cuando E1ldara vol via a encerrarse en su cuarto para desahogarse, encontro a dona Clotilde, quien salia a busearIo can su carta en Ia mana, y esto a tiempo en que el no habia guardado Ia suva, Ambos con los ojos llenos de lagrimas dijeron el uno al otro: -j Mire cuanta desgracia en tan pecos dias! -Mire -dijo el-, i cuanta desgracia en tan pocas horas! -Supongase que mis com padres han perdido a su hijo Carlitos, que murio atropeHado POl' un caballo. j Tan celebre que era eI nino y tanto como 10 querian sus padres! Adoraban en el, Y de ribete, a Carmencita se Ie sulcido eI novio con quien iba a casarse. Pero no es eso 10 pear, sino que han perdido mi compadre y Laurencio una gran suma y estan debiendo las orejas. ;,De donde se Ie meteria en la cabeza a Laurencio jugal', cuando el jamas habia cogido dado en sus manos? Le aseguro que los males son muy cobardes, nunca vienen solos. Y nosotros, que estabamos juntando unos realitos para darIe a Lolita para cuando se case, ;,que Ie daremos ahara? j Miseria, y no mas que miseria! Y volvio a su llanto, que se secaba con eI del antal. Como Eudoro no podia comunicar sus males, porque se habria condenado, se contento con ayudar a lamentar los de que se quejaba dona CIotHde, y en vez de encerrarse en su pieza, volvio a tamar camino del rio, despues de haber despachado al peon que acababa de llegar. La carta de su amigo no podia ser mas explicita y, por tanto, su situaci6n era la mas desespe- rante. iLo que es tener buenos amigos I Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 137 ~C6mo puede haber coraz6n humano que contenga tanta amargura sin que estalle? ~C6mo puede haber cerebro en el que se alberguen tantos dolores sin que la raz6n se pierda? ~Por que Dios permite tanto infortunio para que uno solo 10 sufra? Si es cierto que la feIicidad de ser amado agobia de tal suerte "que sedan incapaces de resisir todas las fuerzas humanas", j, que se dira de quien lleva la agobiadora pesadumbre de una desgracia irremediable? Fue su cartera, deposito de todos los secretos, la que entonces recibi6 la expansi6n de su alma. Record6 las melodias hebraicas de Byron y escribi6 10 siguiente : "My soul is dark. * "Mi alma esta triste y gime en su soledad como el huerfano abandonado por la madre sin entrafias, "Algo se ha roto dentro de mi sin que yo pueda unir sus partes; de un lado se halla el odio implacable, del otro el amor compungido, y en el centro, formando un abismo, se halla 10 negro, 10 insondable de una desesperanza, "Como el ave envejecida, se han caido las plumas de mi esperanza; sus alas no se abriran ya mas para cruzar los espacios donde brillaba una luz imperecedera. "Y tanto vi esa luz, que he cegado, Dios mio, llevame a ti, ya que no hay en la tierra quien me de la mano para dirigirme. "El ave herida por la mana artera puede volver a. calentar su nido ; yo, a. quien la desgl~acia Ita herido a traici6n, no puedo volver al nido fabricado con el plum6n mas sedoso que habia arrancado a mi amante coraz6n. "Mis lagrimas caen como las gotas en una caverna solitaria; mis siiplicas se prenden como las del aeronauta desprendido de los espacios etereos, 'jT * Triste esta mi alma. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 138 J. DAVID GUARIN en donde la voz muere sin eco, en donde se exha. la la vida sin una esperanza terrenal, acaso sin un quizas para el futuro. "Espacios azules, infinitos, insondables, ;,POl' que no me hablais? Arboles que veis mi desgracia, ;,por que no brindais consuelo ? Naturaleza infinita, ;,por que perrnaneceis silenciosa ? Dios mudo, Dios sordo, ;,por que me dejais debatir en mi. agonia ? Si no creyera en tu existencia y en tu infinita bondad, hoy te negaria ante el mundo en- tero. "Yo Ia vi cuando acababa de recibir Ia herida hecha par mi propia mano, y no me fue dado restafiar la sangre que brotaba del fondo de su coraz6n. "Yaqui esta, j no se aparta de mi! ;,Cuando es que al hombre se Ie ha separado el dolor? ;,Cuando al culpa do 10 ha abandonado el remordimiento? l Cuando al que vive 10 ha dejado el espiritu para luego volver a animarlo? . "Dios mio, penetra en el fonda de mi alma y ten misericordia de mi. "Se me han cansado las alas y apenas he empezado a atravesar los mares infinitos de la desgracia. "Las gotas que, como Banta, destilan en los senos cavernosos de las rocas, mas esperanza tienen de verla luz del dia que yo, sumido en el seno de la desgracia." Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia XVI EL REVER SO DE LA MEDALLA e VAN distinto era al presente el aspecto de la plaza: los tres 6rdenes de palcos que rodeaban el con torno, empavesados con tan distintas telas y de colores tan variados; las banderas que flotaban constantementa alegrande, todo habia desaparecido, y en vez de tanta pornpa no se veia sino un grande esqueleto de altos maderamenes, semejantes a las arboladuras de los buques en los puertos, vistas a la claridad de la luna, 0 los troncos deshojados de los bosques de la Noruega en la epoca del invierno. Alii donde estaba el palco que habia albergado tanto lujo y tanta belleza, no se veian sino unas toscas tablas desligadas de los travesafios que las habian soportado; donde estuvo la cantina bulliciosa y alegre hasta la liviandad, no quedaban sino las piedras de los fogones y los desechos que formaban una sentina, foco de matadores contagios; los muros vecinos, que fueron convertidos en cloacas, infestaban la atmosfera, que mas y mas se cargaba can el humo de las hogueras que los muchachos hacian con las ramas secas que adornaron los tendidos y las basuras recogidas en don. dl'l estaban las cantmas. Pedazos de trajss, trastos y botellas rotas, trras de cuero que habian servido de ataderos en 10s andamios y que ahora se disputaban los perros ; limosneros asquerosos esculcando toda basura, y gentes tendidas sobre cueros 0 sobre toldos, que dorm ian al sol con sus caras demacradas por la constante embriaguez, son el reverso de aquella medalla que 'tanto nos llam6 la atenci6n por su riqueza, . Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 140 J. DAVID GUARIN Cuando las anormes vigas caian dando sonidos huecos como los que las olas producen en las reventazones de las rocas oradadas ; cuando los carros que atestaban las calles circunvecinas y la plaza arrastraban maderas y trastos, como si se estuviese incendiando todo aquello; cuando todo el polvo amarillento con que habian cubierto las piedras se alzaba en torbellinos como simbolo de tanta grandeza; cuando, en vez de musicas, gritos frenetieo» elp. alegria, relinchos de caballos, ruido de cohetes y algazara infinita, no se palpaba sino la miseria y la desilusi6n, no pudimos menos de exclamar con Rodrigo Caro: "Estos, Fabio, ay dolor, que yes ahora campos de soledad, mustio collado ... " etc. Perc, ~que leen alli con tanta avidez? Es un papel mugroso, escrito con letra casi ininteligible y con peor ortografia, que dice: "jPOR AMOR DE DIOS! "Se ha perdido una nina de 3 afios que se llama Narcisa; es catire, ojos azules y con un camisoncito de listas coloradas; su madre ruega por amor de Dios a las personas carltativas que si la encuentran la entreguen en la policia 0 en la tienda del senor Juan Garz6n." -j Pobre madre! -dec ian algunos. -A esa ya la tienen lejos. Se las llevan a las estancias para criarlas, como a marranos, Y despues las vend en a algun extranjero 0 a los congresistas, que tambien traen encargo de llevarse alguna -decia otro. -Aqui no mas las guardan -dijo un tercero->: yo se de una nina que tuvieron unas mujeres encerrada hasta que estuvo grandecita. Le hicieron creer que una de elIas era su madre y la hicieron servir de criada, tratandola inicuamente como a eselava, hasta que, viendo que ya podia serles util, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 141 la sacaron. Todavfa anda por ahi la mujer paseando a la jovencita. -i Santa Quiteria bendita! -exclam6 el mas escandalizado, y partie santiguandose, -No, senor don Laurencio, no se desespere, Yo tengo tomadas mis providencias y es seguro que pronto sabremos el paradero de la senorita -Ie decia nuestro jefe de la policia al desgraciado padre, que tarnbien habia perdido a su hija idola- trada. -Eso me ha estado diciendo, y soy testigo de 10 que ha hecho; pero yo no puedo conformarme con que me hayan robado a mi hija, tan inocente que es y tan buena. l Que dira Cleotilde? Esa se muere de la pesadumbre y yo no le sobrevivo. Pero esto fue en un abrir y cerrar de ojos, senor. Me pidio licencia para ir a pas ear con una amiga una noche, y fue el jueves, y no volvieron. Pero como si se las hubiera tragado la tierra, senor -:.y empez6 a llorar como un nino. -;, Y no conocen a la amiga que la llev6? -pregunt6 el jefe perverse. -j Que!, si con aquel volate que habia en Ia casa, con el novenario del nino, ni se supo. -Pero es buen primor que la dejara salir con la primera que Ilego. En este memento se present6 Tibulo, quien salud6 muy de prisa y dijo: -Yo creo que es inutil buscarla mas en la ciudad. -i-: Por QUe? -nreguntaron ambos. -Segun -los datos que he obtenido, el jueves en la noche, como a las diez, poco mas 0 menos, sali6 de San Victorino un coche que tom6 la via del norte. -;. Y bien? -pregunt6 el jefe. -Pues que en ese coche iban un hombre y una mujer, y llevaban el caballo a trote muy largo. -Entonces es facil -volvi6 a decir el jefe- ha- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 142 J. DAV1D GUARIN cer la averiguaci6n en todas las agendas de caches. Alli se puede saber quien 10 tom6. -~ Y si era cache de algtin particular, como parece que 10 era, segtin me dijo quien 10 vio pasar par Chapinero? Esto es vicio, don Laurcncio; Dolores a estas horas, y par muy poco que hayan caminado, va ya, par 10 menos, par Chiquinquira, -~ C6mo puede ser eso? -exclam6 airado el ofendido padre-. ~Es decir que Dolores se ha ida par su gusto? Esa no la creo, aunque me la juraran con tres mil demonios. 'I'ibulo comprimi6 los labios, abri6 bien los ojos y deja caer la cabeza sabre el hombro izquierdo. -~ Es decir que a la desgraeia me agregan la infamia? Malditas sean sus fiestas -dijo, dando un zapatazo, y parti6 par en medio de los carros, de 18.8 maderas y de la multitud desocupada, Solos ya los dos amigos, dijo 'I'ibulo a su galeeto, poniendole la mano en el hombro: -Se trago el anzuelo el viejo. -j, Y quien no cae contigo, cuando eres tan picaro ? l Y que tal va la chica ? -Bien -contest6 con indiferencia-. No deja de lloriquear cuando puede par su taita y su mamita, pero yo procure distraerla, llevandole laminas y libros, que aunque no lea, les ve las pinturas, como dice ella. Vistas, paisajes y cuanto la fotografia ha dado 10 tiene a la mano. Luego vamos al bafio, que la quinta 10 tiene bello, entramos a los jardines, pero 10 que mas le encanta son los trajes que le he hecho llevar. Consegui una modista francesa recien llegada y que no entiende el castellano, ni 10 que pasa. -Bueno, ;,y el novio? -Ese es el que mas me ha mortificado; no habla sino de su Antonio y no piensa sino en que dira cuando llegue y no la encuentre. Y tenemos unas comidas admirables. Pienso llevarte alla. -Ni pensado. ;,No yes que fui yo quien las tuvo en el reten ? En 10 que yo estoy pensando es Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 143 en que esto puede salirnos por un ojo de la cara. Cuando el pastel se descubra, yo vere como haces para salir del barrizal. -No temas; entonces ya ella no querra irse para su casa y pref'erira esta vida de la corte a la de la estancia. _j Quien sabe! . .. Entre el viejo, don Mauricio y el Antonio pueden hacernos una, y buena. Yo Ie siento ya las pisadas al novio, -;, Que pueden hacer tA don Mauricio yadon Laurencio los tengo asegurados de ambos cuernos; si chistan tanto asi, los ejecuto y los entierro. ;, Como me pagan ahara? El viejo tiene que ir a empefiar su estancia para conseguir el dinero, y don Mauricio quedo lirnpio con las fiestas y debiendo las orejas. -l De suerte que ellos te deben? ;,Y de que? -En un dia de apuros les di $ 500.00 y tengo el documento arreglado. No tarda en cumplirseles el plazo. -Con razon que estes tan tranquilo. * * * Habia en la sala una multitud de objetos botados sin orden alguno : botellas de licores de distintas clases, muchas de ellas empezadas, cajas de lata con salmon, muchas de sardinas y mortadela, docenas de cajillas de cigarrillos, muchas botellas de champafia y de brandy vacias, paquetes de triquitraques chmeecos, botellones rotos, con aguas frescas otros y algunos tabacos de distintas clases, rodando en diversos cajones. Era esta la primera partida de derrotados que llegaba despues de la desgraciada refriega. Estaban en la despensa y en la cocina como 10 mas grueso del ejercito, esperando todavia, a pesar de tanto infortunio, las cabezas de cordero con sus risitas como de quien esta estrenando dentadura, las gallinas y los paves pasando, al reves de las Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 144 J. DAVID GUARIN' frutas, de maduros a verdes, las carnes frias, mas frias que las de los que van a fusilar, los chorizos y los jamones tomaban ya, no el color verde de 10::3 pavos, sino el blanco de la nieve, y, por ultimo, en la cocina y en un desorden de Congreso, estaban los platos y dernas trastos de loza que no habia quedado rota; cubiertos desencuernados unos, rotos por completo otros; item mas, las ollas, ures y vasijas de grueso calibre sin fonda y arrimadas a un rincon. Habia llegado la hora de hacer las cuentas, como quien dice, de hacer el escalaf6n para saber cuantos muertos, heridos y dispersos habia de menos, y fueron muchos. Race dias que a Carmen no se le ve sino la punta de las narices y los ojos hinchados por el llanto y el insomnio; tan rebujada asi estaba en su pafiolon. i Pobre joven! Era mucho infortunio para sufrirlo ella sola: la perdida tragica de su novia, la perdida tragica de su herman ito, la perdida tragica de su amiga, la perdida tragica de sus ahorros ... Esta la madre como solo Dios 10 sabe y el lector puede adivinar, y asi fue a hacer las cuentas can su hija y los que habian ayudado en la venta. De aquel exam en result6 un deficit abrumador: debian el brandy donde los Valenzuelas, el rancho donde Agustin Nieto, la cristaleria y loza, la rna- . YOI' parte rota, donde Medrano, y asi de 10 demas, sin que apareciese en caja sino una existencia muv pequeiia, com parada con 10 que debian. Par otra parte, mucho del menaje que hubieron de pedir prestado estaba roto 0 habia desaparecido, y par 10 que hace a 10 que les quedaba, ;,quien les compraria por bajo precio siquiera todo aquello? Carmen recordo entonces que pronto tendria que sacar del empefio su maquina de costura y las [oyas dadas al banco. Dej emos a esas pobres arruinadas, porque hoy es dia de pasar visita a las cajas y don Mauricio Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 145 y don Laurencio nos esperan en un cuarto separado, en donde estan encerrados para que no los perturben. . Cuando don Mauricio comprometio a su huesped para que entrase en eompafiia a poner la mesa de Monte, presentandole las ventajas que los talladores Bevan y la probable ganancia que habian de hacer en pocos dias, convinieron en poner cada uno la suma de $ 200.00, que era 10 que el alcalde habia traido a fin de comprar algunas herramientas que necesitaba, para los encargos del senor cura, los de Clotilde y los gastos que hubiera de hacer en las fiestas. Todo esto se fue en un abrir y cerrar de ojos, y entonces apelaron a pedir prestado 10 que habian vendido las mujeres en la cantina, donde el aliciente de las dos muchachas hizo muy notable la concurrencia de gentes gastadoras, y, por ultimo, apelaron al prestamo hecho a Tibulo. En suma, habian perdido algo mas de $ 900.00. Pero don Mauricio habia perdido mucho mas, y fue el dinero adelantado POl' el contrato hecho con el gobierno para la fabricaci6n de puertas y ventanas; y como no tenia c6mo cumplir su compromiso, el resto del dinero hipotecado en el banco se perderia, mas 10 que habia tornado de sus ahorros, y, mas atin, los alquileres de maderas para los palcos, que ofreci6 pagar cuando terminaran las fiestas. He ahi un hogar min ado POl' su base: aparte de la herida causada en el alma con la muerte del hijo idolatrarlo, los padres tenian que lamentar otras desgracias propias y ajenas, Quien entrase alli tendria que echar de menos 1a animaci6n de los talleres, ahora inactivos, y la tranquila alegria que da el trabajo a todo hogar, Del dia 16 a la fecha, dia en que cumpli6 los diez y seis afios la hermosa Carmen, icuanta diferencia, producida porIa desgraeia que las fiestas atrajeron! Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 146 J. DAVID GUARIN * -He dicho que no recibo, dejenme sola. i,Quien pretendia verme? -pregunt6 Eloisa a su eamarera, -Un senor a quien no conozco Y que estuvo varias veces en ef palco. -i, Quien? i,EI antipatico Tibulo? -No, senorita. -Que mi papa 0 mamita reciban, perc que no dejen entrar aqui a quien no quiero ver, Estaba reclinada en una silla poltrona. Un traje ee lana la abrigaba, dejando vel' en sus aristocraticos pies unas suaves y ricas pantuflas acolchadas de seda. EI aire de morbidez que se notaba en su fisonomia la hacia aparecer simpatica, y hasta la laxitud y abandono la hacian perder el aire imperativo tan caracteristico en ella. Un pafiolon color de cafe le encuadraba la fisonomia, dejando apenas ver el nacimiento del eabello, y luego se cruzaba por debajo de la barba. Alga habian palidecido las mejillas ; un cerco azul rodeaba los ojos brillantes, como los halos alrededor de los astros, y dab a sefial de algiin sufrimiento intimo. Un pintor Italiano la hubiera tomado como modele para una madona, POl' su belleza melanc6lica, por la correcci6n en las lineas. Hay quien crea que hay mas tentaci6n en una mano de mujer disefiada POl' un artista intencionado, que en la redondez de otra parte cualquiera de las que enloquecen a quien las contemple; 10 creemos; porque si esa mana es la de una joven a quien una enfermedad empieza a aniquilar, entonces, la blancura cuasi transparente, la exactitud en los delineamientos, 10 aristocratico de aquellos pedazos de marmol a los cuales parece que el estatuario acabara de dar forma; mano que termina por un encaje que confunde su blancura con la mana misma, entonces, decimos, mas vale ea- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 147 llar, no sea que afirmemos algun desproposito. Pero asf son los aprichos de los hombres. Leonor entre algtin tiempo despues diciendo: -Mi senorita Carmen manda a saludarla, y dice que ahora acaba de llegar de la hacienda y que en el momento en que se vista se vendra para aca. -j, Ya esta aqui Carmen? i Cuanto me alegro! Ella sera mi consuelo y en quien puedo depositar mis amarguras. Mandale decir que la espero con anhelo, que no tarde, que es mi chin ita y que no sea mas ingrata haciendose desear tanto. -La misma criada trae este periodico que le manda el senor don Reinaldo. -;. Y el quedo de venir? ;.Te dijo alga la criada ? Di que los espero, que vengan, pero pronto. Espera, Leonor, Mandale dar las gracias a Reinaldo por el periodico. -Sf, senorita. En el acto en que estuvo sola, paso precipitadamente la vista por las columnas de un periodico que a la sazon se publicaba en la ciudad, Busco con ansia sin saber que, y hallo una composici6n poetica titulada iPerdon! Fue a buscar la firma, pero no ha1l6sino un seud6nimo que sdlo ella conocfa, Como en una llamarada subita subio la sangre a las mejillas y en un arranque de disgusto aparto el papel con desprecio, Pero esto no era bastante para calmar la agitaci6n, y dio un paseo par la recamara, Al volver a sentarse en Ia silla hallo de nuevo el papel. Quiza no sean los versos de el y otro hava tornado su seud6nimo. nenso. v emne?:o a leer: .. . ~ -. iPERDONI Perd6name, mi bien, que quien perdona es mas grande que aqueI que Ie ofendi6, me hiee indigno de ti, mas tll no sabes cuanto he sufrtdo y surro en mi expiaei6n. Por tu amor, sin el cua; me monne, jperdona. al desgraemdo, vida Inia! Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 148 J. DAvID QUARIN 8i no quleres, amante, que me abata, ni quieres que me postre ante tus pies, olvida entonces tan funesta raits, no mas me ultrajes can tu frio desden. Devuelveme, por Dios, a mi alegrfa, jperdona al desgraciado, vi~ mia! lQUe habre de hacer, mi bien, para que olvides? t.C6mo moviera yo tu coraz6n? No escuches mas 10 Que el pesar te dice, deja que me hable tu precloso amor. Olvida, olvida tan inrausto dia, jperdona al desgraciado, vida mia! lC6mo es posible borrar en el momenta tanto episodto que el amor grab6? TU no puedes vivir sin el recuerdo de quien pudo mover tu eorazon. 8i me has amado y me amas todavia jperdona al desgraciado, vida mia.t No; tu no eres cruel. bajo tus alas, angel divino, vuelveme a guardar, a tu sombra estare: alma de mi alma, no me desdefies, ni me apartes mas: recuerda que he sufrfdo neche y dis, iperdona al desgraciado, vida mia! Al terminar la lectura suspir6 fuertemente, dej6 caer la cabeza como abandonada hacia un lado, solto la mana derecha sin aliento sobre el brazo de la silla, pero sin soltar el papel; con la otra se oprimi6 de nuevo el pecho y as! quedo, inm6vil, acaso sin pensar en que las lagrimas, Interpretandola sin su voluntad, rodaban hasta ir a impregnarse en el traje. Un poco mas repuesta ya, volvi6 a incorporarse, enjugo el llanto y leyo nuevamente. iQue lucha tan terrible la que se efectuaba en aquellos momentos entre el amor y el orgullo! EI recuerdo de Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 149 Is of ens a la heria en 10 Intimo, la ternura con que el pedia perd6n y su conducts despues de cometida la falta, por otra parte, la excitaban al olvido, tanto mas cuanto que se manifestaba digno, pues no se abatia hasta la vulgaridad, Si Eudoro hubiese entrado en aquel instante, habria sido perdonado sin oir una sola palabra de reconvencion; ese era el caracter de Eloisa, y hasta alla habria llegado su orgullo bien entendido, En un momento de estes, la joven fue a su escritorio, abri6 una gaveta, saco un pliego de papel de billetes y probablemente iba a escribir, cuando la camarera dijo, sorprendiendola : -EI doctor. -Que siga -dijo con disgusto-, y fue a sentarse en la silla poltrona, EI medico la auscult6 nuevamente, tom6 el pulso e hizo varias preguntas que fueron contestadas como con desgano, Entonces sinti6 opresi6n y volvi6 a inspirar con ansiedad e1 aire, -I,Ha vuelto a sentir esas llamaradas en las mejillas ? -8i, doctor. -j, Los suspires son muy frecuentes? -Si 10 son, pero los atribuyo a la falta de aire respirable que a veces siento. Me parece que me ahogo, -j, Las cucharadas que deje ayer Ie han hecho algtin efecto? -Ninguno; hoy me siento mas debil, mas destroncada que ayer; las noches son de grande agitaci6n y los suenos intranquilos, -j, Tiene tendencia a llorar? j,Lo triste, 10 melancolico, los recuerdos ingrates la conmueven? La joven se puso roja basta la frente y mir6 con fijeza al medico, como para averiguar si el pudiera estar en su secreto, y contest6 para dar una evasiva: -No siempre. EI medico se retir6 recomendando quietud y 80- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 150 J. DAVID GUARIN siego, En la antecamara. donde esperaban los padres, escribio la receta y luego les pregunt6 si la joven habia sufrido alguna contrariedad que la mortificase y hubiese puesto en tal estado. -Esto, como ustedes comprenden -les dijo-, puede dar luz al medico, que de otra manera anda a tientas. -Pues si, doctor -contest6 la madre-; la pobre de mi hija ha sufrido una contrariedad horrorosa. -6 Y no sc podrian poner los medics de remediar eso? -Yo creo que si : en cambio de tener a mi hija buena, yo haria eualquier sacrificio, siempre que 10 permitan el honor y la dignidad. --Pues yo me atrevo a aconsejar que de cualqui era manera arreglen eso en el sentido de que la senorita Eloisa sufra moralmente 10 menos posible. Y si he de decir la verdad, yo la veo muy grave; la enfermedad toma cada dia proporciones alarmantes. Este mal debe atacarse mas par el espiritu que por Ia materia. Se dospedia el medico, cuando entraron Carmen, sus padres y Reinaldo. * * * No era el aspecto exterior de la quinta algo que siquiera llamase la atenci6n. Una puerta como la de cualquiera otra habitaci6n daba entrada a una vereda que par entre un jardin abandonado conducia a una casa de teja y que tenia un corredor que daba vista al lado del camino. Un canape desvencijado ofrecia descanso al visitante, y las paredes cubiertas de fechas y nombres, ademas de los versos, daban cuenta y raz6n de las ef'emerides de todos los sucesos que alli habian tenido lugar. Habia una sala y dos alcobas. Al frente, y despues de un patio anegadizo, cubierto de malvas y Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 151 LAS TRES SEMAN AS con piedras para caminar a saltos, habia un comedor que tuvo cristales de colores, segtin las muestras 'que quedaban ; en el papel de las paredes todavia se adivinaba a Telemaco, Mentor y Calipso, que ne pouve se con soler de la partie de Ulises, segtin dice Fenelon; una mesa, cuatro taburetes, muchas botellas vacias par todas partes, loza y cristaleria rota, aparadores donde jugaban los ratones a las escondidas a sus anchas y ... nada mas. Pero la cocina si que daba grima verla: hornillas caidas, ollas rotas y ausencia completa hasta de ceniza, daban tal idea del desamparo, que causaba hasta hambre entrar alli. Propiamente, en aquella casa no habia hagar; el calor, el humo, habian desaparecido como las flares en las tumbas solitarias; s610la soledad reinaba alli. Pero pasabamos par la sala sin fijarnos en nada de 10 que habia. EI suelo que sirve de era en los campos despues de haber levantado la parva del dia, esta menos traqueado y tiene menos pajas molidas que Ia estera. EI bai1e habia side alli perenne, En el centro hay una mesa redonda que tiene manteles, cubiertos y viandas frias como para una cena; pero como si hubiera temblado en el memento de sentarse a la mesa, nadie habia tocado aquellos manjares, Los vasos de vino estaban servidos y las demas botellas como esperando 6rdenes para dejarse sacrificar, Habia consolas y cuatro canapes gastados, mas quiza por el abuse que par el buen uso que hubiesen hecho de eIlos. De los tales, algunos tenian •.__ L VcH<t;:; • L VUI::;:;w:t;:; •• :!.3_..J \,;Vl1 \,;UIUa,UV, ....__ \,;Vl11V pi:UU ._-- \,lUI:: -------- \,;i:l>.Yl::la. el primero que fuera a sentarse, confiado en la seguridad que brindaban. En un espejo, al que parecia Ie hubiesen vuelto el vidrio al reves, nadie podia verse; estaba como si 10 hubiesen barnizado can sebo. Ya tenemos descritos los trastos pequefios, ahara vamos tras de los mas ordinarios: estos son una mujer [oven pero muy abandonada, sus for- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 152 J. DAVID GUARIN ... mas parecian henchidas, como los vestidos de las mujeres del teatro cuando hacen papeles de hombre. Y no era fea; por el contrario, su fisonomia siempre alegre desprevenia 10 que cualquiera llevara en el animo en contra de ella. Tenia timbre de voz muy dulce y sus maneras eran asefioradas. Era el otro un mozo moreno y que no podia negar que fuese costefio, segiin su acento. Dobladillaba la una un pafiuelo de seda y afilaba el otro, en una de las piedras del jardin, un cuchillo, cuando se oy6 en Ia alcoba un quejido. La mujer fue en el acto a asomarse por Ia ventana que da de una de las alcobas al patio interior. -;, Que quiere, mi senora Do1orcitas, que desea la senorita? -pregunt6 con carifio a la persona que habia adentro, -Nada -contest6 aquella-s-. Yea si puede meterme pol' entre los balaustres un vaso de agua. Me muero de sed. -Pero ;,POI' que no abre para llevarle el agua ? ;,Que es ese capricho de estarse encerrada sin querer comer nada? Anoche ya vio 10 que pas6: estuvo preparada la cena, pero como usted no quiso salir a acompafiarlo, le dio rabia y se fue. ;,POl' que no 10 quiere ? Ya ve eminto hace por tenerla contenta. -De aqui no saldre sino muerta, si es que mi padre no' viene a sacarme. -Pero esta noche si le rompe la puerta; dice que ya no sufre mas. -Que entre -dijo con un valor inusitado en ella-: 10 paso con este pufial que encontre debajo de la almohada de esta cama, El mundo entero sabe de 10 que. es capaz una mujer, y es verdad que aquellos caracteres mas suaves son los que llegan hasta el sacrificio cuando se imbuyen en 10 digno de una causa. Fue una mujer la que le atraves6 las sienes con un clavo a un rey; fue Judith quien degoll6 a Holofemes; Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS 'l'RES SEMANAS 153 fue Lucrecia, casi nina aun, quien se dio muerte para no vivir deshonrada; fue Carlota Corday quien dio muerte a Marat creyendo matar en el la tirania; y fue Policarpa Salavarrieta quien se dej6 sacrif'icar por el bien de su patria, Y han sido tantas otras mujeres las que cometieron acciones en que nada les ha importado dar 0 quitarse la vida. Dolores al fin fue engafiada por la mujer que le servia de eancerbero, y una vez esa neche en la calle, la indujo a entrar en un coche 'que las condujo adonde -ya sabemos. Aquella, al decir de la mujer, era su casa, adonde la invit6 a entrar mientras volvian. Fue obsequiada, sobre todo, con mucho vino, perc la imprudencia de la seductora la hizo venir en la cuenta de 10 que realmente pasaba. Entonces intent6 salir al jardin, pero not6 que su compafiera habia cerrado las puertas con Have. -i Estey perdida! -exclam6 interiormente. Entr6 entonces en una alcoba que tenia una carna magnifica y los muebles necesarios. Una inspiraci6n la alumbro entonces: vic que la puerta tenia la llave por dentro, y en el acto cerro y Ia guardo entre su bolsillo. En este memento golpe6 alguien en la puerta exterior; el criado fue a abrir y at6 la bestia en que llegaba el recien venido. Era 'I'ibulo, quien se dirigi6 a la sala. _j, Dolores? -pregunt6 al no verla alli, -:...Esta en aquella alcoba. Se dirigio impaciente haeig ~ll!i Y 111l1"l10 ('on earifio, Nadie Ie contest6. Empuj6 en seguida, pero el mismo silencio Ie respondio, _j, C6mo es esto? -dijo airado-, j, es decir que no abre los Iabios ni la puerta? Pues yo Ia abrire echandola abajo. La joven via entonces una gran caja, y como pudo la arrim6 a la puerta. Un envi6n hizo estremecer hasta el tabique, pe- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 154 J. DAVID GUARIN ro la puerta, por fortuna, era bien fuerte y no cedi6. -~ Abre 0 no? -grit6 can imperio. -Esta noche no abro -contest6 Dolores can resoluci6n. -~ Entonces, hasta cuando ? . -Hasta manana. Estoy muriendome, -Pero mire usted que me dejare de consideraciones si vuelve a portarse como esta noche. Torno un trago grande del brandy que habra sobre la mesa. dio renetidas instrucciones a la guardadora, otro tanto 'hizo can el sirviente al salir, y parti6. -Si abre, quitenle Ia Have -fue 10 ultimo que se Ie oy6 decir. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia XVII LOS DOS VIAJEROS r: N.A HORA faltarl. a ara que e! sol empezase a ocultarse, :rOJO como visto al traves de un incendio. El camino que habian traido estaba solo, excepto uno que otro lefiador que se dirigia a Bogota cargando a la espalda sus largas y delgadas varas, cogidas en los raquiticos montecillos que suele haber entre las quiebras de los paramos. De nuestros viajeros que a esa hora atravesaban tales soledades, venia el uno en un arrogante caballo castano oscuro, macizo y brio so, a pesar de que la jornada 10 habia hecho sudar en extremo. POl' su vestido y aun par BU porte se podia conocer la calidad del personaje. Procurando hombrearsele, aunque can trabajo, por la ca1idad de la bestia, venia otro sujeto, ataviado en un todo como los hombres del campo, bien que todos sus adherentes eran nuevos y aun parecia que estrenaba ruana forrada en bayeta y sombrero de jipijapa. EI tercero, y que venia detras de los des, montab a un macho negro retinto y muy alzado de estatura : caminaba can la elegancia de cualquier caballo, y en verdad que br ios mas bien le sobraban que le faltaban en la mejor ocasion. Este sujeto, a quien en el titulo del capitulo suprimimos, acaso por ser criado y no tener que vel' gran cosa en nuestra historia, traia del diestro otro caballo bayo, retozon y travieso, que asi ramoneaba los cogollos de chite a de arnica que hallaba al paso, como relinchaba alzando la cabeza, para poner la U Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 156 J. DAVlD GUARlN atenci6n al oir cualquier ruido Iejano de aquellas yermas soledades. -Yo no crei alcanzarlo ya -dijo uno de ellos-; cuando sali de alla me Ilevaria 10 menos hora y media de camino, segtin me dijeron, Y como me vine arreando las bestias, que ahora vienen atras con un peon, pues mucho mas fue mi tardanza. -Si; yo sali a las ocho, poco mas 0 menos, y me detuve despues en una cas a de la orilla del camino mientras me calentab an el fiambre que me dio la senora Clotilde, y en eso consistio mi detencion. Ademas, quiero Ilegar de noche. -Pero usted vendra muy maltratado. ;,No se quem6? -Una que otra chi spa me cay6 en la cara, el cuello y las manos, pero no me causaron dafio, -;, Y a que horas principiaria? -Como a la una y media de la manana senti los gritos y los golpes de los que venian a llamar. Cuando abri la puerta, vi todo tan alumbrado como si estuviera de dia, Sabedor de que 10 que ardia era el trapiche, golpee en todas las puertas del interior de la ~~G~ 'j"f crdenc q l1C sacasen todas las vasijas para l1evar agua del rio. Entre Pedro, mi criado, y yo, sacamos una escalera que habia en una ramada y la arrimamos a la casa por el lado donde podia llegar el fuego y corrimos inmediatamente para el trapiche. En este momento empezaron las campanas a tocar a fuego, y las gentes del lugar llegaron a prestar sus servicios. Los estragos causados por el fuego ya no daban esperanza de salvar el resto, asi fue que me propuse desbaratar las falcas y hacer sacar los fondos de cobre que aun podian salvarse, pues el fuego no habia llegado a aquel extremo de la ramada. Como la gente se habia subido a desempajar y cortar el enchuclado, me propuse con mi criado y algunas gentes que quisieron acompafiarme, cortar la cafia que habia alrededor y que casi llegaba, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 157 como usted sahe, hasta cerca de la casa. Lo conseguimos en gran trecho y Ia hicimos trasladar a la orilla del rio. Por fortuna mis man datos eran obedecidos y pude hacerme jefe de operaciones de aquel enjambre de gentes que daban 6rdenes en desacuerdo, que nos habrian perjudicado si se hubiesen obedecido, Lo que importaba era salvar la casa. Cuando llegue, las gentes sacaban ya, como hormigas, un grande escaparate para llevarlo al platanar. En estos momentos la senora no sabia de nada y no hacia sino llorar y llamar a los santos. -De aqui nadie saca nada --dije-, y cerre las puertas. Que se queme todo mas bien que se 10 roben, Ordene cortar cuantas matas de platano y ramas pudiesen, para cubrir la cepa de cafia cortada, y el extremo de la casa por donde se temia el fuego, y en poco tiempo tuvimos ya rama y hojas en abundancia para ponerlo todo al abrigo. Pero no siempre las 6rdenes se cumplen, y menos con voluntaries y gente gregaria, como uno 10 desea. Habia dicho que la palmicha y Ia madera que quitaran de la cubierta del trapiche la Hevasen a la orilla del rio para evitar combustible a las llamas, perc no fue asi; se contentaron con echarle bastante agua, y creyendose ya fuera de este riesgo, se entretenian en rezar a los santos, cuando una gran llamarada se alz6 con tanta fuerza que nos puso en consternaci6n a todos. No vali6 el agua ni valieron las ramas arrojadas encima ; el viento soplaba en direcci6n de Ia casa y, por tanto, nuestro punto objetivo estaba alla, Hice subir a cuantos pude, y entonces mi lucha fue terrible contra los que querian desempajar. Impedido esto, Pedro, yo y otros nos situamos del lade del peligro armados de machetes y ram as. Las chispas que llegaban parecian una lluvia, pues esas benditas gentes empezaron a azotar con Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 158 J, DAVID GUARIN rarrias el incendio, que parecia ensoberbecerse mas y mas. De repente, con un fuerte soplo del viento se alz6 como una bomba que lanzaba Ienguas voraces; vino y nos cubri6 a todos, y el incendio se decla1'6 par el caballete, que fue el punta que encontr6 mas debil, j Que afanes, Dios mio ! Yo no podia subir, porque el calzado me 10 impedia, pero me deshice de el y llegamos, Ya empezaban a arrancar tejas y paja incendiada para botar, cuando llegamos Pedro y yo can grandes ramas de arboles del rio; las arrojamos sabre las llamas y a nuestro ejemplo llegaron mas. Entonces nos sentamos encima para impedir que el viento penetrara. Pronto sentimos, en vez del calor que nos asaba, la impresion de un humo denso que quiso asfixiarnos. Habiamos, pues, conseguido matar la llama en su cuna y salvar la casa, a no ser que del trapiche nos viniese otro nuevo ataque. Conseguido esto, baje inmediatamente e hice retirar todo combustible que pudiera reanimar e1 fuego, asi fue que el bagazo, que ya empezaba a arder, fue llevado muy lejos, y, una vez en mas quietud, arrojamos agua a todo cuanto brillaba y a los estantillos que aun despedian llamas como las grandes columnas de un templo indigena incendiado. Cuando la aurora empez6 a venir, pude conternplar las ruinas y los grandes estragos hechos por todas partes para salvar la casa. -iDios 10 bendiga ! -dijo Antonio-i- ; si no hubiera sido par usted, esa familia habria quedado mas arruinada. -i, Y c6mo seria para incendiarse la ramada? -Parece que una de las muchachas que meten cafias prendi6 un haz de bagazo para salir y no vio, hasta que la llama estuvo alta, que en un descuido habia prendido fuego. -Pues gracias al senor don Eudoro; Dios 10 premie por esa obra que ha hecho, Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 159 -Nada tienen que agradecerme; yo no he hecho mas que cumplir can mi deber. ~Y listed cuando 10 supo, Antonio? ---Esa misma madrugada, pero como mi estancia esta lejos, llegue cuando usted ya se habia venido. . -Yo me hubiera que dado un dia mas para acornpafiar a la senora Clotilde, pero a las siete me llego un muchacho de Bogota y hube de venirme inmediatamente, L Lleva usted las bestias para que se venga don Laurencio? -Si, senor, as! 10 determine esta manana la sefioa Clotilde y por eso me vine. -~ Y cree que se vendran pronto? -Manana mismo. ~Que tiene que hacer mas en Bogota? Ya las fiestas se acabaron, ~que mas quieren? -~ Y para cuando tiene sumatrimonio arreglado, Antonio? -Ie dijo con earifio Eudoro, -Pues si Dios qui ere y su Divina Majestad, se hara en el mes de nochebuena. j Cuanto gusto tendriamos en vel' al caballero por alla l Lo esperamos precisamente. -Pueda ser. Yo iria con muehisimo gusto. Esto decian al llegar a las primeras calles de la ciudad. Cuando cada cual tomo, despues de la despedida, para su casa, Eudoro penso : "Reina! .. do me dice que tanto Eloisa como sus padres me Haman, que su existencia depends de mi. i Angel mlo, volvere a verte!" Antonio decia : "Par fin se acabaron estas fiestas, volvere a vel' a mi Doloreitas," Las pisadas de una bestia en casa de don Mauricio sorprendieron, y cuando supieron que era Antonio, se ocultaron todos, excepto don Laurencio, que no tuvo donde hacerlo, Sin embargo, 10 recibi6 con tal carifio, que provocaba ser el futuro yerno de un hombre tan amable. Puestos frente a frente en la sala, pregunt6 don Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 160 J. DAVID GUARIN Laurencio, como en las visitas que hacen en sus juegos los nifios, -Conque, ;,que tal y c6mo estan por alla? Antonio pas6 saliva y dijo: -Buenos todos. Memorias. ;,Y la nina Dolorcitas? Don Laurencio pas6 entonces saliva y contest6: -Buena, por ahi esta, Los dos quedaron mirandose las caras y cada cual pens6: ~c6mo hago para darle la noticia? -l Y mucho se divirtieron en las fiestas? -No mucho. ;,Que mandaron decir? -Que los esperan pasado manana, porque quieren ver a la nina. Don Laurencio se frunci6. - Y que aqui Ie manda la sefioa Clotilde esta cartica. EI hombre la recibi6 temblando, se acerc6 y le- y6 10 siguiente : "Laurencio de mi alma. "N 0 ten go tiempo de escribirles, pero Antonio, que es carta viva, les dira todo. Tuya, Cleotilde," "Adici6n. A Lolita, que no olvide los escapularios de mi Senora de las Angustias que Ie encargue, No le vayas a decir a Antonio que jugaste y perdiste. i Que dira l" -Conque buenos, i eh! Ella me dice que usted es carta viva y que nos dira to do. -Pues yo le dijera, pero ... -i Que! ;,Se robaron a mi mujer como a ... ? -No, senor, i a ella quien habia de robarsela l -;, Entonces que? j Diga, por Dios, porque me ardo! -Que se ardi6 el trapiche y antes ... -j Bendito sea mi Dios! -dijo cogiendose la cabeza con las manos--. ;,Que mas me querra quitar? Se quem6 el trapiche, me robaron mi plata, me robaron a . .. ;,Y no qued6 nada? ;,Los fondos '! ;,La hornilIa? ;,EI trapiche? Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS -De 161 eso no qued6 nada, Los fondos sf se sal- varon, -l Y cuando se quem6? -Anoche a Ia madrugada, l Y d6nde estara la nina Dolores? Quiero entregarle un encarguito que la sefioa Clotilde le mando, -Esta en una visita y como que no vendra esta noche. Esta en casa de unas amigas y me dijeron que talvez no la dejaban venir. Antonio se trago la pildora y maidijo de su suerteo Ya tenia que esperar, para verla, hasta el dia siguiente. Pero don Laurencio estaba como con una brasa de candela con su secrete, No pudiendo sufrir ya mas, miro para todas partes, como si en Ia casa nadie 10 supiera, se acerco bien a Antonio y Ie dijo en el oido : Se robaron a Dolores! Salto como si 10 hubiese mordido una serpiente, y exclarnc : -j Santo Dios bendito! -y se quedo en el asiento, inmcvil->, l Y eso como? -pregunt6 sollozan-j do. -Yo no se -contest6 don Laurencio, volviendo a su llanto, suspendido ya-; una que se le meti6 de amiga la sac6 a pasear y no ha vuelto, Como si se la hubiera tragado la tierra. Antonio, entonces, cogi6 la punta de Ia ruana, se cubrio con ella la cara y empezo a llorar tambien. --Estas no son horas de llanto -entr6 diciendo don Mauricio-i-: a lo hecho, pecho, Despues de haber saludado a Antonio, continuo diciendo: -En estes casos 10 que se necesita es obrar con actividad; movamonos, porque si nos sentamos a Ilorar, llorando nos quedamos, Y usted, Antonio, ha llegado muy a tiempo. El senor alcalde, que es a quien hemos dado la queja, pues a ese otro no Ie tengo confianza desde que encerro a las mucha- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 162 J. DAVID GUARIlIl chas, me dice que tiene datos muy seguros de sus polizontes y que esta noche no mas la encontrara, -;, Si? -interrumpieron can alegria los otros dos. -Si, senores, pero debemos ir a buscar un coche como para. " aver: aqui somas tres, el alcalde cuatro, dos policias son seis, y siete Dolores. -Si, por los siete dolores de Maria Santisima, vamonos. -Vamonos, porque tardaran en llegar las bestias y el alcalde nos espera en San Victorino a las nueve. Don Laurencio dio orden para que llevasen las bestias al potrero, puesto que ya debian llegar con ellas, y partieron. * * * A las siete y media de la noche entraba Eudoro a casa de Eloisa. Apenas se supo su llegada, fue la casa toda animaci6n y la alegria se not6 hasta en la servidumbre. Las salas, los corredores y demas departamentos estaban atestados de gentes que habian venido a visitar a la enferma las unas, y otras a velar para aplicar los medicamentos y para acompafiar a los dueiios de casa. Quienes primero salieron a recibirlo fueron los padres de la enferma y Carmen y Reinaldo, estos can alegria, aquellos con reposada complacencia, Los cinco entraron en una pieza, que cerraron inmediatamente para poder hablar sin ser oidos de nadie. -Por Dios -Ie dijo la madre acercandosele cuanto mas pudo, y en sefial de suplica-c-; por Dios, Ie suplico que procure que entre ustedes dos no vaya a haber el menor motive de dlsgusto, Usted conoce su caracter, asi es que esta en sus rnanos la salvaci6n de mi hija y de su futura esposa, jAy, bijo mlo, cuanto he sufrido! Usted sa- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 163 he como ha de tratarla; j ella es tan buena y 10 quiere tanto! -Si -dijo el padre con ternura-; solo de usted depende el que nuestra hija se salve. Nosotros la hemos convencido de que 10 que paso no fue sino una locura de joven, pero que de ninguna manera 10 pensaba usted asi, _Y, sobre todo -dijo Reinaldo-, ella sabe ya que tu fuiste inducido por un perverse que quiere perderte. Todo 10 sabemos, y Eloisa te dira 10 que con ella hizo. -j Ah! Con raz6n -dijo Eudoro-s-, que esa carta que el me mando ... _ Ya te contaremos todo 10 que ese picaro ha heche, Hoy esta perdido para siempre ; ese es un malvado, Pero 10 que ahora importa es que entres donde Eloisa, que te espera por momentos. -Pero, esperenme -dijo la madre-, voy a prevenirla de manera que no se sorprenda. El medico dice que una conmocion fuerte puede matarla en el acto. Algunos momentos despues volvi6 a salir Ia senora, y dijo paso: -Eudoro, entre. La puerta volvio a cerrarse y el joven avanzo. La recamara estaba alumbrada escasamente, pues las pantallas apenas daban un circulo de luz en donde las lamparas estaban colocadas. La atmosfera de que se sintio rodeado casi 10 ernbriago, pero esa embriaguez no era la que embeta los sentidos, era la que exhala la mujer amada y adormece el espiritu para llevarlo a regiones que 10 humano no puede concebir; eso es como la anticipaeion de un cielo, como la realizaci6n de un suefio oriental. Los mas rices perfumes de la Arabia, los que embalsaman los banos de las odaliscas, nada tendrian de comparable con este halite, suspiro de todas las flores, esencia de 10 voluptuoso, embebido en un ser divino. Alli el alma reverencia y el cuerpo se anonada. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 164 J. DAVID OUARIN Pis6 sobre la alfombra can tanto cuidado como si temiese despertar a un nino, abri6 una cortina transparente y -j Eloisa mia! -exclam6. -j Eudora de mi alma! -fue 10 que se dijeron al caer en los brazos, que mutuamente se abrieron ... Las lagrimas de uno y otro, derramadas en silencio, purificaron aquella uni6n en que dos almas se refundian en una sola. Hubo un deliquio delicioso en que mas se dijeron cuanto mas callaron. -l. Si me amas? l.Soy tuya? l.Eres mio? -pregunt6 ella can los ojos cuajados de lagrimas, que no quiso contener y que el enjugaba con sus labios. -i Si, alma mia! l. C6mo no he de amarte, si eres mi angel, mi esperanza? j C6mo he sufrido! -Si, 10 creo, pobre de mi Eudoro. Mucha hemos sufrido, pero en adelante seremos felices, l. no es verdad? -Si, mi Eloisa, el porvenir nos sonrie. -El porvenir -dijo can tristeza-. Yo no soy sino un cadaver, me siento muy mal, pero 10 que me resta de vida 10 consagro a ti. -No digas eso; til estaras buena pronto, confio en ello, y entonces realizaremos nuestro idiIio formado tanto tiempo ha. -Sientate en esta silla, porque puede entrar mi mama; pero dame tu mana para conservarla cerca de mi pecho. Aquella era la estancia y ellecho mismo en que ella estuvo privada cuando Ie sobrevino el primer ataque. Esa la puerta por donde el entr6 despues de haber pasado por la oscura sala; sala por donde sali6 para no volver, segtin ella crey6, despues de Ia aspereza de los padres y el grito de horror que ella lanz6 cuando alcanz6 a verlo por encima del doloroso grupo que a la orilla de esa cama habia, Al presente todo esto qued6 ahogado en un estrecho abrazo y un raudal de lagrimas, l. No sera Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRE8 SEMANAS 165 este el ultimo? ;,El raudal de lagrimas no vendra a ser perenne en alguno de los dos? -Mi hija -entro diciendo la madre con maternal solicitud-. ;,Esta contenta? ;,Se siente mejor? ;,Le ha calmado la agitacicn que tenia? -Si, mamita; ahora me siento perfectamente buena. -;, Y esta contenta? -Como no, ahora soy feliz. -Pobres de mia hijos, asi quiero verios siempre. El padre entre y tomo asiento cerca de la cama. -Papacito -dijo ya con animacion-c-, y si me aliento ... -;, Comoes eso de si me aliento? -interrumpi6 e1. -Cuando este buena, ;,para cuando sefiala el dia de nuestro matrimonio? Yo quisiera que fuese 10 mas pronto posible. ;,No piensa asi, Eudoro? . :-Pues cuando mi hija quiera -se adelantd a decir el padre-. Nosotros estamos dispuestos a 10 que ustedes digan, -Por supuesto -dijo la madre cariiiosamente. -Nosotros habiamos resuelto -volvio a decir el futuro suegro, dirigiendose a Eudoro-, que seria conveniente sacarla, apenas se pueda, a mudar de clima, pues tal es la opinion del medico. ;.Que dicen ustedes? -Yo soy de opinion que nos casemos aqui, sin aparato ninguno y sin mas concurrencia que los de la familia, y entoneei::l i::l! que nos fuesemos a pasar la luna de miel a un pueblo vecino. iPero ay --dijo la interesante enferma, inspirando el aire con inquietud-, que ilusiones las que me forma! Yo me siento ... -El doctor -dijo una criada en la puerta-. ;,Le mando entrar? -Que entre -contest6 el padre-. Salgamonos, porque la pieza se esta acalorando mucho ya, El medico qued6 solo con ella. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 166 J. DAVID GUAltIN Fue Eudoro entonces recibido por todos con atenciones, sabiendo que dentro de poco perteneceria a tan estimable familia. Desde que corrio en la ciudad la noticia de la gravedad del mal de Eloisa, aquella casa no se vaciaba de visitantes, sobre todo POl' las noches; y como sucede en las visitas de los monumentos de Semana Santa, asi entraban 'unos y salian otros incesantemente. Todo era secreto, todo silencio, todo cuchicheos y todo .dsa::; mal comprirnidas. i Que comedia la que se representa en la casa de un enfermo! Can raz6n que algunos deseen morir repentinamente. POl' exigencia de Eloisa, Eudoro no volvi6 a separarse de la cabecera de su cama, aunque el medico habia prohibido que nadie entrase sino para 10 puramente necesario. Poco hablaron con el medico, pues ella cay6 en una fiebre letargica que la rindi6 sin alientos. Eudoro levant6 entonces la cortina y la via como abandonada sobre los almohadones de plumas. Debido a la fiebre, la tez habia cambiado la palidez POl' un color mas rosaceo, Entre los labios entreabiertos parecia que aun permanecia anhelosa la ultima palabra de carifio que penso decir a su am ante ; los cabellos abiertos POl' el centro caian a un lado y al otro en guedejas, y una se realzaba sobre el olan de la almohada y la otra fue a esconderse detras del manto que la servia de abrigo, Era la respiracion anhelante, desigual y tan fatigosa como Ia de quien sube una pendiente. Los dos brazos cubiertos con las mangas de lino hasta el pufio, estaban el uno abandonado sobre Ia colcha y el otro iba hasta la mano de Eudoro, que aun Ia retenia, aunque sin alientos ya. Algo como un incendio interior Ie enrojeci6 la fisonomia instantaneamente; entonces se incorporo, abri6 Ja cortina, extendi6 los brazos como para buscar aire, Y despues de una larga inspiracion, dijo como ahozandoee: Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 167 -j El eter, Eudoro! 1lYleahogo l 1El coraz6n me salta! Abran uno de los balcones. El [oven en ese momenta se apresuro a darle a respirar el porno, y como cayese en un desmayo, le ~tom6la mana derecha para sostenerla y con el otro brazo la apoyo por la espalda, En tal situacion se rindid nuevamente sobre los almohadones. Poco a poco fue declinando la cabeza hasta que quedo apoyada en el pecho de Eudora. Un suspiro largo y tan profundo como si hubiese sido arrancado del fondo del alma, vino a estremecer al afligido [oven, a quien ya el dolor habia at ormentado tanto y en tantas horas. Al ver esa cabeza sobre su pecho, al sentir el peso de tan suave carga sobre su brazo, penso: -l Vendre yo a ser la causa de la muerte de esta victima inocente? l Sera esta la ultima vez que la estreche contra mi corazon ? l Habra de castigar el cielo con tanto rigor mi imprudencia? .. j Alma mia ! --dijo en un rapto de ternura, y sintio salir involuntariamente un raudal de lagr! .. mas, que cayeron sabre la frente de la bella enferma y luego fueron a ocultarse entre las ropas que Ie cubrian el pecho. j Que momentos tan supremos tiene la vida! j Cuanto misterio indescifrable hay en una Iagrima l... -l Que tal esta ? --dijo la madre alzando la cortina. -Mal, muy mal, se ha desmayado ya dos veces. -l Que haremos? -dijo con desconsuelo-. Esta no('.h~ nos dijo el doctor a 1:-:, salida que era bueno llamasemos a otros dos facultativos para oir Ia opinion de ellos, pues, segtin ella ve, cada dia toma el mal aspecto mas alarmante. Hemos mandado Hamar a dos de nuestros arnigos, El medico, desde el primer examen que hizo, ha temido un derrame stibito al corazon. -j Dios rnio, salvala l --dijo Eudoro can desesperaci6n cuando la enferma volvi6 en S1. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 168 J. DAVID GUARIN En el acto retire la cabeza y se movi6 para que sacara el brazo su adorado enfermero. -Muy cansado 10 tendria ya de soportarme, l. no es asi? -Ie dijo, bafiandolo con una mirada de carifio y de ternura. La noche fue de agitaci6n para las personas que lidiaban de cerca a la enferma, Carmen y Reinaldo, la madre de Eloisa y Eudoro, asociados de las camareras, no se separaron un momento, haciendo las aplicaciones ordenadas por el medico. Alli estaban las dos parejas que vimos por la primera vez en el teatro y que no pensaban sino en el mas lisonjero porvenir. Y raz6n habia para ello, ambas de nobles familias, ambas compuestas de j6venes interesantes y una y otra poseedoras de cuantioso caudal, y hoy, sin embargo ... Pero en la vida, l. que no cambia? Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia XVIII DONDE MENOS SE PIENSA, SALTA LA RES URANTE el dia habian tenido lugar estos acontecimientos. Sedan las siete de la manana cuando dos mujeres bebian aguardiente en una venta situada por la Mano de Zabaleta. En un rincon de Ia tienda, sentado frente a una mesita, habia un hombre que a la sazon tomaba chocolate, al parecer indiferente a 10 que las mujeres decian. -EI S1 tiene plata todavia -dijo una de ellas apurando su vaso-. Tengo idea de haberle visto un rolla de billetes de banco. -Ese no tiene nada ya. l Que habia de quedarIe? E! pobre ha gastado cuanto tenia en estos dias. A mi me gusta el muchacho porque es generoso y gastador. -Yo creo que se va cuando menos 10 pensemos ; 10 tiene muy chocado el encierro en que se halla, y 10 peor de todo, el no poder salir a parrandear . de noche a la sala con los que llegan. La otra noche, cuando aquellos congresistas mandaron llevar tan buena cena y tantos licores, y que luego bailamas, me decia que el si salia adonde sus amigos, aunque se 10 llevara el diablo. Dios y ayuda me coste detenerlo, gracias a que cada rata le llevaba tragos hasta que 10 acoste. Estas mujeres, jovenes y de buena fisonomia, ten ian todas las sefiales de haber pasado la noche en orgia, Ojos irritados, cabello en desorden, trajes a medio poner 0 como vestidas a la ligera, calzado rota y con los pies 'sin medias, no daban a D -9 Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 170 J. DAVID GUARIN conocer sino que acababan de dejar la cama despues de una noche de borrasca, para ir a desayunarse con aguardiente 0 a espantar al diablo, como elIas decian, Despues de haber bebido varios tragos, se fueron abrazadas y cantando. i Cuan alegres son las hijas de la alegria ! El hombre que estaba sentado en el rincon de la tienda tomando chocolate, y que lIevaba un espadin al cinto, pago y sali6 sin perderlas de vista, hasta que vio d6nde entraron. Alzun movimiento de gentes se notaba en los corredores de la alcaldia ; curiosos que al vel' traer a un hombre acompafiado por los agentes de policia, querian saber a todo trance quien era y pOl' que 10 habian traido ante la autoridad. Cerradas las puertas de la oficina, el alcalde torna a Fideligno Escobero su confesion indagatoria, y por ella se supo cuantas cantidades hahian jug-ado el y su socio Cruz Madero, pertenecientes a sus respectivos padres; que durante las fiestas ellos habia tornado como queridas ados mujeres, conocida la una par el sobrenombre de la caricortada, y a una compafiera de ella. Que como se les habia acabado el dinero, ellas los habian inducido a ejecutar el robo donde Rodriguez, les habian aconsejado el medio de practicarlo, y que, como aquella noche misma habian side denunciados, dieron den pesos al jefe de la policia que debia ponerlos presos, a fin de que les permitiese jugal' hasta las seis de la manana, y que de eso fueron testigos las mujeres mentadas ya. Dijo que cuando venia el dia se separ6 de Cruz, quien le dijo que iba a esconderse, y que a esa misma hora lo habia llevado a esconder a casa de unas am igas, en donde llaman Colegio de las hijas de Maria, y que a su vuelta a la plaza las habian Ilevado al reten, Supo alli, par ellas misrnas, que se habian rob ado a una nina que pasaba par la puerta de IOU casa llorando sola, y que efectivamente aHa la vio el. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 171 Preguntado si el sabia algo acerca de la desaparicion de la senorita Dolores, su novia, puesto que le habia propuesto matrimonio, segtin dijo el padre de ella, contesto que, cuando el fue a esconderse, Dolores habia quedado aun en la cantina y no habia vuelto a saber de ella, pero que al presente caia en la cuenta de que le habia oido decir a la caricortada que Adriana aun no habia vuelto desu comision, y que esa si las valia para todo, porque habia podido sacarse a la cachaca, la habia metido en un coche y habian partido para la quinta, donde la habia entregado mansita. El alcalde hizo venir a un gendarme y Ie dio orden para que inmediatamente fuera a todas las agencias de coches y preguntase quien habia tornado earruaje el jueves en la noche, y que coche1'0 10 habia conducido. En este acto se suspendio Ia confesion, y Escobero fue eondueido a una pieza separada. La puerta se abri6 y dio entrada a la caricortada, que, altanera, saludo al alcalde y al secretario. -Diga usted 10 que sabe -dijo el alcalde con gravedad-i-, ace rca de la desaparicion de una senorita que asistia una cantina en la plaza. -Pues yo S1 denuneio -dijo con desfaehateza ese bandido jefe de la policia, que despues de haber estado en el Colegio emborrachandose y haciendo 10 que le da la gana, nos Ilevo al reten una manana, como si nosotras fueramos de esas, y ahora ni paxa. ni nada, de 10 que ha ofrecido. -Bien -interrumpi6 la autoridad-; concretemonos: ~'que sabe usted aeerca de esa desaparicion? -~ De esa desaparici6n? -dijo con voz aflautada y echandose el manto al hombro-. Pues que el jefe de polieia me llamo y contrato conmigo una muehaeha para que sonsacase a esa mosquita muerta, que bastaba con ser ealentana, y que trasteara eon ella para la quinta de. .. que habia to- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 172 J. DAVID GUARIN mad a don Tibulo en arrendamiento par ocho dias. Adriana se porto como quien es, aunque me pese el decirlo, y ana tiene don Tibulo 10 que queria. Pero ese diablo, a quien he de vel' bien sobado par la suerte, no me ha pagado 10 que ofrecio por Ia sonsacadura y la nevada. A la muchacha no le faltara nada alla, porque don Tibulo es gastador como el que mas, sea 10 que fuere. _~ Y cuanto debe darle par su servicio ese 'senor? -pregunt6 e1 alcalde. -Pues son veinte pesos, diez pesos para ella y diez para la casa. -j Veinte pesos! -Aja. i,Entonces can que se paga el arrendamiento del establecimiento Y la mantencion y vestido, y tanto como hay que gastar en sostener con decencia una de esas casas? Y de nosotras, bendito sea Dios, hasta ahara' nadie de los que concurren ha tenido la mejor queja, en tanto asi, y si no ahi esta el senor ... -Dsted no acaba, habla como si leyera en un libro. Diga ahora : i. presencio usted el acto en que ese joven Cruz Madero diera al jefe de policia los cien pesos de que se ha hecho mencion por otro individuo? -Si, senor alcalde, yaqui estan dos muchachas que conmigo vieron ... -Yo tarnbien -exc1amo la otra, y desde entonces, como todas hablaban gritando, fue imposible entender nada. EI alcalde las hizo callar. -Pero es que hay una cosa --dijo la caricortada-: nosotras si fuimos las que aconsejamos a esos dos muchachos para que le robaran a Rodriguez, porque, ladron que roba a ladron, tiene cien dias de pardon. Cruz (pobrecito, Dios 10 haya perdonado) fue quien se sa co la plata y el reloj, pero, eso si, nosotras seremos malas, pero a honradas no nos gana ni Ia mas encopetada. De esa plata no cogimos sino 10 que enos quisieron gastar con Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS '7<) 1Iv nosotras, y por 10 que hace al reloj, ese 10 tiene don Tfbulo, esque para darselo al amigo duefio de el y hacer que Rodriguez se 10 haga bueno, Hoy mismo va el duefio a devolverle la plata que pidio sobre el y a que se 10 devuelva; y como tienen quienes declaren que el reloj vale cuatrocientospesos, pues se pegan a Rodriguez. Bien hecho, con harto mio se ha quedado el miserable. -~ Y sabe usted 0 ha oido decir en donde se halla una nina, como de tres afios, rubia, de ojos azules ... ? -~ Y que tiene un camison de listas coloradas? -interrumpio la interpelada. -Si, la misma. -Sera una pateja que esta en casa y que metimos una tarde que pasaba sola y llorando. Por eierto si su andrajo, -~ Y no sabe que la madre and a desesperada buscandola ? -j, Y la madre para que la quiere ? j Que ocurrencias! Nosotras siquiera la cuidamos y la ensefiarnos a ser gente, no como iisas que se erian por ahi. Usted sabe, senor. . . . -Basta por hoy -dijo el instructor de este sumario, que poco a poco se iba complicando-. Lleven al reten a las senoras, hasta nueva orden. Y usted, senor secretario, ponga boletas de comparendo para todas aquellas personas que han de rendir su confesion indagatoria 0 dar declaracion. Pero antes que to do, que vayan un jefe y dos agentes de policia mas a la casa en donde estuvieron esta manana y traigan a la nina perdida, que debe estar alla. * * * -Son ya las nueve y cuarto -dijo el cochero-e-, y no parecen. -No tenga usted cuidado -<1ijo otro de los que Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 174 J. DAVID GUARIN esperaban al pie del coche-; ellos no tardan en venir, Y si hubiere tardanza, nosotros arreglaremos esa cuenta. -No 10 digo por eso, sino porque, si es lejos adondevamos, puede oscurecerse la noche y entonces es dificil manejar el carruaje. -Creo que no sera muy Iejos. Pero alli vienen ya. Me parece que son ellos. -Efectivamente -dijo el cochero, -Buenas noches, caballeros -dijo un sujeto que venia abrigado con un gran gaban y que llevaba una cachucha de pieles, -Buenas noches, senor alcalde -contestaron los que habian estado esperando, -;, Me he hecho desear mucho '? -No, sefior --dijo el cochero. -;, Cuantos cabemos ? -Caben ocho, y si hubiere necesidad, en el pescante puedo llevar a otro. -;, Trajeron armas? -pregunt6 a los dos gendarmes que habian venido con e1. -Sf, sefior; llevamos peinillas y rev6lveres. -Bueno, pues; adelante y mucha prudencia cuando lleguernos alla. Al tiernpo de subir se acerc6 al cochero y le dij 0 paso: -En la quinta de. " pare, y al llegar procure no hacer ruido, -;, Hasta alla no mas vamos? -Hasta alia, no mas. EI coche partie. Despues de pasar algunas calles, salieron al came1l6n y siguieron a trote largo. La brisa fresca y perfumada con las rosas y las flores de borrachero los refresc6 a todos, perc no les solt6 las lenguas, pues cada cual iba absorto en sus propias meditaciones. . EI coche empez6 a caminar poco, a pesar de la fogosidad de los caballos, que iban ansiosos de seguir camino. Al frente de una puerta grande, a la cual se llegaba por un puente, par6el carruje, Fue el al- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS l'RES SEMANAS 175 calde quien primero baj6 y se dirigi6 a la puerta, que hall6 cerrada. Entonces golpe6, pero sin suceso alguno, pues nadie contest6. Golpe6 mas fuerte segunda vez; el mismo silencio. -Si no abren -dij(}-, escalaremos la pared, que no es muy alta por fortuna. . Al tercer golpe contest6 una voz de hombre que pregunt6: -;,Quien es? -Abra usted -contest6 imperativamente el alcalde. -Pero si no dice quien es, no abro -volvi6 a decir la voz. -j Abra usted, 0 echamos la puerta abajo! Es la autoridad. -Van, sefior -contest6 la misma voz-, voy a traer la llave. Vino al fin, Ie dio vuelta a la Have, en la cerradura, y volvio a darle vuelta nuevamente, y luego sacudi6 la puerta fuertemente, hasta que, exacerbada la c6lera de los que esperaban, empujaron tan fuertemente que las dos abras giraron con grande estrepito, Todos se dirigieron a la sala inmediatamente, pero a nadie hallaron. AlIi no habia sino algunas bujias encendidas, y sobre la mesa de centro algunas viandas, varias latas sin abrir y botellas con brandy y vinos de divers as clases. Empujaron la puerta de una de las alcobas, pe1'0 estaba cerrada, Despues de muchos esfuerzos consiguieron que algo cediera, y aI fin un empuje uniforme hizo saltar el pestillo, y la puerta cedi6 con estrepito, Pero a nadie hallaron : una cama que tenia en desorden los cobertores, atestiguaha que alguien se habia acostado aIli; habia algunos otros muebles distribuidos en la alcoba, perc nada mas. -No hay remedio -dijo el alcalde-, se la llevaron. No iran muy lejos ; que los dos agentes vayan inmediatamente en su alcance. j Pero pronto! Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 176 J. DAVID GUARIN -Yo tambien voy -dijo Antonio-, y march6 con los policies. Pasaron a la puerta de la otra alcoba y alli trataron de hacer la misma operaci6n con la puerta, pero no pudieron hacerla ceder. Al fin uno salio al corredor del patio, y al vel' algo, dijo: -i Una luz! Aqui hay mucha tierra. Fueron a vel', y era una ventana acabada de arrancar Y que solo se sostenia ya del dintel par los clavos; un pequefio esfuerzo la habria hecho caer, Una barra tambien habia en el suelu. Quien primero se metio por entre el hueco, despues de quitada la ventana, fue don Mauricio, que luego que paso la vista por todas partes exclam6: -i Se la llevaron! Los otros dos entraron en seguida y vieron que la cama estaba tendida y los muebles arrimados contra la puerta. Daba don Laurencio alaridos, cuando el alcalde dijo: -iMirenla! -i Dolorcitas! -exclam6 el padre, lleno de jubilo, y levanto una colcha con que al rebujarse contra la caja que habia ella puesto de muro, se habia cubierto. Probablemente la aterrada joven, en su desesperaci6n y al sentirse desfalleciente, escondia su vergiienza ante el hombre que habia de entrar a mancillar su honor. Trataron de levantarla, pero estaba sin sentido. La movieron, pero, descoyuntada, cedia a cualquier esfuerzo, como si fuese una madeja de seda. i Estaba narcotizada! En el agua, unica cosa que ella solia pedir, le propinaron el narc6tico. Mientras la levantaban para llevarla al coche, registraron las paredes de la parte interior y hallaron un portillo y del lado de adentro, una pantufla de mujer. Par alli habian escapado Tibulo Y Adriana. Levantaron a la joven del rinc6n en donde se creyo, en su desesperaci6n, que estaria segura, Y Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 177 la llevaron al coche, Como quedaba hueco para tres personas, la colocaron alli, sostenida por el padre. EI cochero dijo que inmediatamente que habian entrado, el sirviente habia montado para llevar el caballo a su patron. -j, Por que no llamaste ? _j, Cuando mas? Pero ustedes no oyeron, Y como no podia dejar el cache solo ... -Ahora es otro el perdido -dijo don Mauricio. _j, Quien? -pregunt6 el alcalde con euriosidad. -Pues Antonio. EI no conoce a Bogota 10 suficiente para que esta neche no se quede contando estrellas hasta dar manana con la casa. -Asi son las casas de este mundo -dijo sentenciosamente el alcalde-; el que con mas ahinco deseaba ver a la senorita, vendra a ser el ultimo. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia XIX jCUANTA SOLEDAD EN TANTO BULLICIO! ~L •.•• ~ ESQUILON de la Catedral golpeaba lentamente las siete, y a esta hora estaba Eudoro recostado en un divan, descansando de la trasnochada anterior. Ya casi 10 rendia el suefio, cuando una criada entr6 y Ie dijo : -Un senor pregunta por usted. -;,Quien es? ;,No 10 conoces? -No, senor, pero dice que 10 necesita con urgencia. -DUe que entre. -j Oh, senor don Eudoro! i Cuanto gusto tengo de verlo l -Ie dijo, y alarg6 la rnano para estrecharsela. -Senor don Laurencio, tengo el mayor placer en saludar a usted. Sientese. -Yo no vengo a quitarie tiempo, y si vine aqui -fue porque en BU casa me dijeron que era donde podia encontrarlo. Pero, primero que todo, l que tal sigue la senorita? -Mal, senor don Laurencio. Hemos perdido casi toda esperanza. -j Cuarrto 10 siento! Dios y la Virgen Santisirna han de permitir que vuelva a su salud. Y tan gallarda que pasaba al palco en las fiestas, porque eso si se diga hermosura. Pero bien, yo vengo a traerle mis agradecimientos y los de mi familia por el bien tan grande que ha hecho salvandonas nuestra casita. Si no hubiera sido par la bondad de su buen corazon, hoy no tendriamos una sombra para ampararnos. Dios me 10 bendigao Dios le acreciente sus bienes y Ie de felicidad en la vida. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 179 Eudoro suspire al pensar en ese imposible, y luego Ie interrumpio : -Usted no tiene que agradecerme, senor don Laurencio; 10 mismo habria hecho cualquiera otra persona en iguales circunstancias. -j Ah! Usted no sabe como quedara depositado en nuestros corazones. -i Y cuando se va? -pregunto Eudoro para cortar esa conversaci6n tan molesta para el, que no gustaba de ser alabado en su presencia. -Nos iriamos manana, porque ya pareci6 la nina. i.Si sabia? j Y llegamos tan a tiempo! ... -8i, senor, anoche mismolo supimos, y me he alegrado mucho de tal suceso. -Gracias, senor don Eudoro, Pues como le iba diciendo, nos iriamos manana, pero se me presenta un inconveniente que hoy vamos a ver con mi compadre Mauricio c6mo 10 allanamos. -l. Y es cual ? -pregunt6 el joven distraidamente. -Pues es el caso que en las fiestas tomamos prestados $ 500.00 y ya se eumpli6 el plaza, y un sujeto que compr6 el documento se nos present6 ahora a cobrarnos, sin dar mas plazo, y dice que nos ejecutara. - Ya se cual es el documento; pero, mire, don Laurencio: ni don Mauricio ni usted deben dejarse ejecutar portal acreedor. Ustedes pagaran ahora mismo, yo les doy el dinero y me 10 devolveran cuando gusten. -jPero, senor! -dijo don Laurencio poniendo___ ..J,., _.:.- ""CtiC l'1C-. f"t~ VUIUV c;j .!1-1 __ IJU;jlUll:: . _ llUI:: ••• -Yo confio en la honradez de ustedes y se que no se haran esperar demasiado, Esto dicho, se acerc6 a un escritorio, gir6 contra un banco, desprendio el cheque y 10 alcanz6 al abismado visi- tante, -Bueno -dijo tornandolo->: pero nosotros Ie haremos un documento que 10 ponga a cubierto, POl' 10 que tenemos de mortales. Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 180 J. DAVID GUARIN -Como guste, don Laurencio. Y se despidi6 el hombre dando gracias a Dios y bendiciendo el buen coraz6n de tan generoso [oven. Eudoro, por su parte, pens6: algo le compenso a don Mauricio la perdida de su hijo, A esa hora la casa pare cia un campo despues de la batalla. La agitaci6n de la enferma habia cesado con la venida del dia y dormitaba; los demas, sentados 0 reclinados en distintas partes, hacian grupos mas 0 menos interesantes. Nadie habia cerrado los ujos ell toda la noche ; los braseros, trastos y adminiculos estaban botados por todas partes; en el corredor se notaba el desorden en que, como si fuera aquello una fonda, habian quedado las vajillas ; los criados, por su parte, dormian tronchados en dondequiera que les habia cogido el suefio ; las flores parecian mustias, las aguas del hermoso surtidor eran ahara impertinentes con Btl eterno charlar; los eanarios y turpiales se agitaban hambrientos en sus jaulas, y el esquil6n de la cercana torre hacia a cada instante caer en la cuenta de que el tiempo pasaba, y su voz aguda comprimia hoy tristemene el alma cuando antes nadie se fijaba en el, Ninguna voz habia vuelto a alzarse en tono natural, ningtin pie habia pisado la alfombra sino con cautela, ninguna palabra habia salido temerosa sino para lamentar, ni los labios se habian plegado para simular una sonrisa. Un perrillo faldero, que parecia un capo, dormitaba hecho una rosca en una butaca, y desde que su senora habia enfermado no queria aceptar alimento. Varias veces se Ie habia oido como sollozar, y al parecer dab a quejas, pues fue castigado a causa de que la noche anterior sali6 a un recinto de cristales que da vista a la sabana, y alli aull6 como cuando ellos guardan la tumba del amo. Los salones no habian vuelto a abrirse, como las puertas de Marte en la paz; los relojes movian sus pen dolas como palpita el coraz6n de quien pa- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 181 sa ya la vida sin objeto, y los espejos, similes de algunas existencias, copiaban los mismos adornos de ayer, sin movimiento, sin luz, sin vida. i Cuanta soledad suele sentirse en medio del bullicio de un mundo indiferente! ... La enferma despert6 tosiendo y llam6. -Mamita -dijo con aire de conformidad y suplica-, no permita que me quiten mi argolla matrimonial, quiero llevarla a la tumba ... -Pero, mi hija, l por que tiene gusto en mortificarse y en mortificarnos? Usted esta hoy muy repuesta, tiene otro semblante y mas animaci6n, ya vera como el doctor va a estar muy contento hoy de usted. Se Ie nota tanta reposici6n, que me cia placer verla; j voy a Hamar a Eudoro para que la yea asi! La enferma sonri6 como quien celebra las frases con que estan engafiando a quien tiene la persuasi6n de un pr6ximo tormento. -La mejoria de la muerte es fatal en ciertas enfermedades. Parece -eontinu6-, que la naturaleza se detuviera a contemplar la profundidad del abismo que va a salvar. _ -j,No te parece, Eudoro -Ie dijo cuando se Ie acercaba a su cama-, que hay veces en que la muerte se halla como indecisa ? j, Que no se atreve a dar el golpe de gracia? El medico fue anunciado. * * '" En la alcaldia habian obrado con una actividad prodigiosa ; el sumario que debia poner en claro aquel enmarafiamiento de crlmenes estaba muy adelantado, y la mayor parte de los culpables habian sido aprehendidos. Por medio de las mujeres de la casa de prostituci6n se descubrieron unos cuantos crimenes que el publico ignoraba y de que las autoridades no ten ian conocimiento. No podia negarse que la sernana de las fiestas fue fecundada, y que el perverso, el ladr6n, el bandido, tu- Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia 182 J. DAVID GUt\RIN vieron campo abierto en donde ejercer sus instintos infernales. Pero nuestra independencia y la libertad se habian festejado como 10 hacen los pueblos cultos, y eso era 10 suficiente para cualquier sacrificio hecho a costa de la moral, y era excusable ante los ojos de una sociedad embriagada en su propia deshonra. Las alas mas blancas se quemaron en fuego libidinoso; las conciencias mas puras se derritieron al calor del lucro incitativo; las reputaciones acrisoladas perdieron su brillo al grosp.ro contacto de la broza sin pulimento, y hoy los ojos jamas empafiados por el llanto, acaso desde la nifiez, derraman y derramaran lagrimas que nadie enjuga en las soledades del infortunio 0 que la tierra no alcanza a absorber en 10 misterioso de la tumba ... * * * Queremos echar un velo sobre 10 que paso. fortuna para el narrador, y POI' desgracia para la humanidad, todos sabemos 10 que es perder a una persona querida. Bienaventurados los que mueren en la nifiez, porque no ablandan durante la vida con pedazos del corazon 10 duro de la tumba en la' cual habran de descansar. Renueva el arbol sus hojas en la primavera, repone el ave las plumas caidas en su viaje, y hasta la serpiente se viste de nuevo despues de haber perdido la escarna; pero la flor no restituye el perfume que ha exhalado de su seno, ni el hombre puede siquiera sondear la eternidad adonde partieron los suyos para no 'volver. i Misterios insondables, apartad! ... La una de la tarde del dia siguiente sonreia, cuando de la Iglesia de San Carlos salia un escogido y numeroso concurso que apenas cabia en el atrio y en la calle, para despues derramarse en la plaza de Bolivar. Un lujoso coche mortuorio, tirado por caballos con grandes caparazones y penaPOI' Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia LAS TRES SEMANAS 183 de plumas, abrla paso al cortejo; Iuego seguian los parientes y amigos que conducian en hombres un lujosisimo ataud cubierto con coronas de botones de rosas blancas y pensamientos, y luego 10 mas selecto de la sociedad paso par el pie de las gracias del atrio de la Catedral y siguio para la Calle Real, seguido de numerosos coches, Y pasaron aquel cadaver POl' en frente de donde estuvo la cantina y el lugar del juego, en donde estuvieron los pal cos de Eloisa, de la familia de don Mauricio y de los j6venes huidos de los colegios. Y cada cual tuvo ante la muerte su representante. Prodigioso misterio. j Quien de ellos habria de imaginarlo cuando se preparaba para pasal' unos dias de felicidad! ... Pero en la plaza habia al mismo tiempo otro grupo de curiosos que llamaba la atencion. Era compuesto de los que veian llevar al panoptico al ex jefe de la policia, a Fideligno Escobero, a otros culpables de distintos delitos y a unas cuantas mujeres que iban camino del divorcio. De Tibulo decian que se habia ocultado 0 que se habia marchado fuera de la capital. Las puertas del cementerio se abrieron una vez mas; aquel mar insaciable recibia, sin darse cuenta de ello, uno de tantos tributarios que en nada aumentaba sus aguas abismadoras, y la sociedad perdia en la bella Eloisa uno de sus mejores adornos, y sus padres, sus deudos, sus arnigos y su desposado, a un pedazo del alma. Era ella el orgullo de la sociedad bogotana ; ahora con su pureza ira a serlo de los cielos, adonde habra llegado con sus alas tan blancas como los lampos can que Ia nieve en los nevados eternos se defiende de las miradas pertinaces del sol. Cruz Madero, el nino Carlos, Ia senorita Eloisa, he ahi unas de tantas victimas ofrend ad as a la muerte por los que promueven y patrocinan esas bacanales Ilarnadas Las fiestas de Bogota. (;1108 FIN Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia INDICE Pags, CAP. I. II. III. En el teatro . 6 La terre de Malakoff. La casa del alcalde. 11 IV. La hija del carpintero. 19 V. Vispera de nada, dia de mucho. 24 VI. Siguen las fiestas. VII. VIII. IX. X. XI. XII. XIII. 42 En una noche. 52 Sigue 62 10 del capitulo ant.ir.or iEn un solo dia! . 69 EI mismo dia: ante: de los encierros. . . 78 EI mismo dia: en los encierros. EI mismo dia: las c rreras, los taros. . ..... XV. My soul is dark XVI. EI reverso de la medalla. XVIII. XIX. 32 Calma. XIV. El mismo dia: l.a neche, XVII. 1 94 103 116 123 139 Los dos viajeros. 155 Donde menos se piensa salta Ia res. 163 i Cuanta soledad en tanto bullicio l 178 Este libro fue Digitalizado por la Biblioteca virtual Luis Àngel Arango del Banco de la República, Colombia
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