En las mesetas de las cumbres y partes altas de los cerros, batidas por violentos vendavales y castigadas por el sol, los suelos de areniscas resultan de calidad mediocre, desecándose fácil y rápidamente. La vegetación climá­ tica de estas localidades corresponde al matorral de robledilla (Quercus humilis L a m . ) , agrupación vegetal en extremo interesante, no sólo porque in­ terpreta una perfecta adaptación a las particulares condiciones ecológicas del caso, sino por la cantidad de especies curiosas y endemismos regionales que en ella encontramos. Casi todo el Mioceno de la provincia de Málaga corresponde al tramomedio llamado helvético, caracterizado por areniscas, arenas y arcillas entre­ mezcladas con extensos bancos de pudingas o molasas, constituidas por gui­ jarros calcáreos de dimensión variable ligados por un cemento arenoso de poca consistencia. Esta formación se encuentra ampliamente representada en la meseta de Ronda y Arriate y en los montes de Salinas, Las Cumbres y La Sanguijuela, que la limitan por el NW., continuándose en la provincia de Cádiz, por los términos de Setenil y Alcalá del Valle. Otros manchones miocenos de esta clase, pero de menor extensión, apa­ recen en Antequera, Gobantes, Mesas de Villaverde y Hachos de Alora y La Pizarra, constituyendo cerros de escasa elevación, laderas abruptas o acan­ tiladas y cumbres explanadas en meseta, que es la forma típica originada por la denudación de estos terrenos; el Tajo de Ronda y la pared derecha del desfiladero del Chorro, son buenos ejemplos de los efectos producidos por la erosión fluvial sobre los conglomerados y areniscas de esta formación. Los cerros últimamente citados, se elevan todos sobre el valle del Guadalhorce, indicando, según dicen los geólogos, la traza del antiguo canal que comuni­ caba las aguas del Atlántico y del Mediterráneo durante el mar mioceno. Por último, encontramos otra mancha de este terreno en Villanueva de Algaidas, formando la cuenca del arroyo Gurriana, afluente torrencial del Genil, e n el límite N . de la provincia. La descomposición de las molasas y areniscas miocenas da lugar a sue­ los de condición algo diferente según que predomine una u otra de las cita­ das rocas; en general son sueltos, de poco fondo y pobres en elementos arci­ llosos; cuando la roca madre es el conglomerado, resultan guijarrosos y con frecuentes afloramientos del calcáreo basto, en cambio aparecen recubiertos por espesa capa de arenas incoherentes cuando proceden de las areniscas. Las propiedades físicas de tales tierras exigen una vegetación climática, a base de especies xerófilas, aun en aquellas situaciones favorables o de va­ lores pluviométricos elevados. La asociación del Quercus ilex se adapta muy bien a los suelos de esta clase, en los que se encuentran los magníficos enci-