Elena Gamallo

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REVOLUTION AND EVOLUTION IN TWENTIETHCENTURY MACROECONOMICS
By Michael Woodford
“Frontiers of the Mind in the XXI century” (June 1999)
PART II
Economía Internacional y Desarrollo
Macroeconomía Aplicada
Elena Gamallo Gárate
Dic, 2007
1.- Contexto
2.- Corrientes críticas de la macroeconomía de Keynes
- Monetaristas (1960/70-Friedman / Brunner)
- Nueva Economía Clásica (1970-Lucas / Sargent)
- RBC Theory (1980-Kydland / Prescott /Plosser)
3.- Conclusión: ¿Nueva Síntesis Neoclásica?
2
1.- Contexto
Desde 1960 surgen los principales desarrollos asociados con corrientes de pensamiento
que critican duramente la macroeconomía de Keynes.
Hablamos de tres importantes movimientos, descritos como revoluciones o
contrarrevoluciones en el pensamiento macroeconómico. Los tres son anti-keynesianos
y escépticos sobre los beneficios de una política de estabilización activista /
intervencionista, siendo más optimistas sobre las capacidades de autorregulación
propias del mercado.
¿Cuáles son estas tres corrientes?
1.- Escuela Monetarista de Friedman, Brunner y Metlzer (1960)
2.- Nueva Economía Clásica y las expectativas racionales (1970), con R.E. Lucas
Thomas J. Sargent
3.- Y la tercera y más reciente, la Escuela del Ciclo Económico Real (RBC Theory)
(1980), con F. Kydland, E. Prescot y C. Plosser
Estos movimientos o corrientes desembocan en los años 90 con lo que se ha venido a
llamar la Nueva Síntesis Neoclásica, que unifica importantes elementos de la Tª del
Ciclo Económico Real con otros elementos de los modelos neokeynesianos de los 80.
Las tres corrientes críticas comentadas, que surgen en un momento de madurez de la Tª
Keynesiana, puesta en práctica en la aplicación de políticas económicas1, tuvieron una
gran influencia, generalizándose durante un largo periodo de tiempo el escepticismo
hacia el papel-intervención del Estado.
¿Cómo se hicieron importantes estas corrientes?
Cuando surgió un problema real de política pública que las políticas keynesianas no
habían previsto: crecimiento sostenido de la inflación en USA y otras economías
desarrolladas, desde 1960 hasta principios de los 80.
Estamos ante un problema económico nuevo: la inflación crónica (que sigue a una
época anterior de relativa estabilidad de precios), al que el modelo de Keynes basado en
el manejo de la DA no puede dar respuesta.
Se critica por tanto la debilidad del modelo “simplista” de Keynes, y se destaca la “no
efectividad” del estímulo de la demanda sobre el nivel general de precios.
¿A qué se debe este fallo?, se pregunta Michael Woodford, ¿a un defecto conceptual
del modelo de Keynes? ¿o a una mala lectura de las condiciones del momento
resultado del oportunismo político? optando por señalar como una de las causas
cambios en la economía, cuya ocurrencia no invalida el modelo keynesiano.
1
La base de la macro keynesiana era el manejo de la demanda agregada, con la ayuda de modelos econométricos, con
el objeto de mantener la prosperidad.
3
Según Woodford, el hecho de que las directrices cuantitativas sean inestables en el
tiempo, no necesariamente invalida las bases objetivas o conceptuales de los modelos
que sustentan las políticas keynesianas.
Sin embargo, en la década de los 60 se cuestionó la capacidad de los modelos
cuantitativos disponibles para manejar con precisión el performance de la economía
agregada.
En este periodo se fortalece la atención hacia la estabilidad de precios en el largo plazo
como objetivo de la política económica2. Este giro en política exige o necesita de
nuevos modelos que trabajen sobre variables que habían sido ignoradas o no
consideradas en los modelos keynesianos.
La “gasolina” que alimenta las críticas al keynesianismo, nace de tres fuentes
fundamentales:
-
Necesidad de un modelo que explique la relación entre política macro y sus
efectos sobre el nivel general de precios
El olvido de los modelos keynesianos del carácter endógeno de las expectativas
y de los determinantes del coste de la oferta
El persistente problema conceptual sobre la relación entre la macro y la
microeconomía3.
2.- Corrientes críticas de la macroeconomía de Keynes
Profundizamos a continuación en las críticas, aportes y resultados de cada una de las
tres corrientes críticas del keynesianismo mencionadas.
Monetaristas (1960/70-Friedman / Brunner)
Sus críticas hacia el Keynesianismo se centran sobre todo en tres aspectos:
1- Su omisión a las variaciones de la oferta monetaria como determinante del gasto
agregado, y su excesivo énfasis en otros factores de variación
2- Su fe exagerada en la utilidad de la política fiscal
3- Su exclusivo énfasis sobre consecuencias de las políticas en el corto plazo
Los monetaristas por su parte, asignarán mucha más trascendencia a la política
monetaria que a la política fiscal, y analizarán la relación entre oferta monetaria e
inflación.
2
Keynes perseguía con su política el pleno empleo
Frente al enfoque macro desarrollado por los clásicos, que nace como resultado de agregaciones que se deducían a
nivel micro (agregacionismo), Keynes justifica por primera vez las leyes macro de comportamiento a partir de la Ley
de los grandes números (unitarismo vs individualismo), produciéndose un cambio en la metodología, que pasará de la
micro al enfoque agregado. Desde su punto de vista, el comportamiento agregado no podía ser explicado por el
comportamiento de los agentes económicos a nivel individual, dado que la suma de las partes no es igual al todo. De
este modo, rompió con la microfundamentación que condujo directamente al equilibrio general walrasiano,
planteando la posibilidad de enfoques puros macroeconómicos liberados de un excesivo e innecesario rigor
microeconómico. Podemos decir que Keynes fue el origen de la dicotomía microeconomía-macroeconomía,
3
4
Mientras Keynes considera que al incrementar la masa monetaria se hace descender la
tasa de interés alentando la realización de inversiones, los monetaristas sostienen que
esto ocurre en el corto plazo por generar una ilusión monetaria, pero en el largo plazo se
ingresará en un período inflacionario.
Estos defenderán que un incremento de la oferta monetaria se traduce en un incremento
proporcional de los precios, que se produce por un aumento mas acelerado en la
cantidad de dinero que de la producción.
Como señala Woodford, los keynesianos no tenían como principio fundamental negar la
efectividad de la política monetaria. Lo que Keynes defendió o estableció es que el
estímulo monetario no hubiera sido de ayuda para salir de la depresión (no olvidemos
que cuando Keynes toma fuerza en el mercado con su política económica es justo para
hacer frente a la Gran Depresión del 29), es decir, por circunstancias especiales del
periodo. Muchos estaban de acuerdo en que la política monetaria debería afectar al
gasto agregado en principio, pero los cálculos econométricos implicaban que los efectos
eran débiles y por tanto la hacían menos importante que la política fiscal.
Más fundamentada, señala Woodford, está la critica monetarista sobre la Tª
keynesiana en el exclusivo énfasis de esta última en las consecuencias en el corto
plazo de las políticas aplicadas; mientras los monetaristas destacaban los efectos de las
políticas en el largo plazo, una vez que salarios y precios han alcanzado su nivel de
equilibrio.
La preocupación de los monetaristas en el l/p significa en particular que ellos establecen
que la situación de inflación es consecuencia de un estímulo sostenido de la DA, y de la
incapacidad de las políticas basadas en el manejo de la DA (foco principal de la política
económica de Keynes) de influir sobre los ingresos o el empleo, salvo de una forma
transitoria.
Realmente se pone de manifiesto en los 70 que las políticas que actúan sobre la DA
fallan en el mantenimiento del empleo elevado y en el control de la inflación.
Directamente vinculado con el interés de los monetaristas por los efectos en el largo
plazo, está el nuevo énfasis que pondrán sobre el papel de las expectativas en
muchas relaciones estructurales.
Mientras Keynes en su énfasis en el c/p adoptó un modelo de análisis en el que las
expectativas en un momento determinado eran variables dadas, el análisis monetarista
considera el ajuste de las expectativas en el tiempo como uno de los aspectos en los
cuales una economía debería ajustar su posición de equilibrio competitivo.
Los monetaristas serán los primeros en incorporar modelos explícitos sobre el ajuste de
expectativas en respuesta a la experiencia en el análisis macro, bajo su asunción de que
lo importante de una Tª era su capacidad de predicción.
La aplicación más importante de esta idea, según señala Woodford será precisamente la
predicción de Milton Friedman de la inestabilidad de la curva de Philips (1967).
5
Mientras en la década de los 60, basándose en la evidencia empírica que ya existía,
muchos keynesianos creían que existía un intercambio fiable entre desempleo e
inflación incluso en el largo plazo, Friedman sostiene que el “aparente intercambio”
desaparecería rápidamente si las autoridades económicas lo explotaban. Friedman
tendría razón y a mediados de los 70 había unanimidad en la aceptación de que no
existía ningún intercambio en el l/p entre desempleo e inflación.
Así Friedman introducirá la curva de Philips modificada: según Friedman, en el corto
plazo el intercambio entre distintas alternativas de empleo e inflación depende de la tasa
de inflación que espera la gente (expectativas de la tasa de inflación) y que la aparente
estabilidad de esta relación en los datos históricos (empíricos) sólo refleja la relativa
estabilidad de expectativas de inflación en el periodo en que los precios se han
mantenido estables. Una política económica expansiva de efectos inflacionistas que es
anticipada por los agentes económicos provoca un reajuste en sus expectativas, por lo
que el coste en términos de inflación de reducir el desempleo crece con el tiempo, o lo
que es lo mismo, un constante incremento de la tasa de inflación iría asociado con un
nivel de empleo no superior al que podría obtenerse con precios estables, y en el l/p la
tasa de desempleo, según Friedman, no puede ser otra que su tasa natural4. De tal
modo, que la curva de Philips no es estable, sino que se desplaza cuando se revisan las
expectativas de inflación, no habiendo a la larga un “trade-off” duradero entre inflación
y desempleo. Así, en el largo plazo, la curva de Philips es una recta vertical que parte de
un (tasa natural de desempleo)
inflación
desempleo
Resultados del aporte monetarista:
-
4
Las predicciones de Friedman se confirmaron en los años 70-80, y por tanto la
importancia de tener en cuenta las expectativas también.
Hay una tasa de desempleo, la natural, que viene determinada por factores institucionales y del lado de la oferta.
6
-
-
La crítica monetarista fue muy influyente y llegó a ser la nueva ortodoxia de
medidos de los 70.
Actualmente los defensores de una política de estabilización activa también
consideran la política monetaria, más que la fiscal.
El énfasis monetarista sobre los efectos de largo plazo de la política representa
claramente un importante suplemento al análisis cortoplacista de Keynes. Y
desde la aceleración de la inflación en casi todos los países industrializados
durante los 70, pocos economistas y políticos dudan de que las consecuencias de
una política macro que actúe sobre la inflación debe ser una preocupación
importante.
Pero esta victoria de la contrarrevolución monetarista no supuso la desaparición
de la economía keynesiana, sino que los modelos keynesianos de los 70
incorporaron las principales aportaciones monetaristas, resultando una nueva
síntesis, que mantiene los modelos keynesianos “adornados” para incorporar las
apreciaciones monetaristas, añadiendo variables adicionales y estructuras
dinámicas adicionales5.
Nueva Economía Clásica (1970-Lucas / Sargent)
La Segunda ola de ataque al keynesianismo viene de la mano de Lucas, Sargent y sus
coautores a principios de los 70.
Estos autores destacan el papel de las expectativas como elemento crucial de las
relaciones estructurales de los modelos macro. Así propusieron que estas fueran
modeladas, no por una función especial de la experiencia pasada (como hicieron los
monetaristas), sino asumiendo que las expectativas de los agentes coinciden en todo
momento con lo que su modelo económico implica que debería ocurrir (al menos de
media).
Su principal argumento de crítica hacia el keynesianismo era que la economía
keynesiana había olvidado las implicaciones de la influencia de las expectativas sobre el
comportamiento de los agentes económicos.
Lo que hace la Nueva Economía Clásica es sustituir la hipótesis de las expectativas
adaptativas por la de expectativas racionales. Mientras las expectativas adaptativas,
para predecir lo que sucederá en un futuro, sólo tienen en cuenta lo que ha ocurrido en
el pasado (p.e. si la inflación ha sido alta en el pasado, los agentes pueden esperar que
sea alta en el futuro), las expectativas racionales utilizan toda la información disponible
por el individuo. Los nuevos clásicos sostenían que lo correcto era suponer que los
agentes forman sus expectativas de la forma más racional posible, basándose en toda la
información disponible.
El concepto de expectativas racionales tiene una implicación trascendental para la
modelización macro, que es central en la economía moderna, y representaba una
extensión del contexto de coordinación intertemporal dentro del concepto de equilibrio.
5
Metodológicamente, los monetaristas también presentaban un crudo contraste con los keynesianos,
puesto que generalmente usan metodología empírica no estadística más que estimaciones de modelos
econométricos
7
La mayor parte de las decisiones de consumo y producción tienen una naturaleza
intertemporal, y por tanto, los eventos presentes y futuros son determinantes de las
mismas. Cuando aparece nueva información relevante, los agentes modifican sus
decisiones.
En principio la hipótesis de expectativas racionales se desarrolló en un contexto micro y
después se integra en el análisis macro.
La Tª de Expectativas Racionales es propuesta por John F. Muth y desarrollada por
Lucas con Sargent. Su modelo se basa en el supuesto de que la gente aprende de sus
propios errores. Las predicciones del público pueden ser erradas, pero sus errores no son
sistemáticos sino aleatorios. Efecto práctico de esto: por ejemplo, si esperan un aumento
de la inflación, los agentes tenderán a ajustar los salarios y los precios, de manera que se
producirá un alza general de precios, por lo que la política económica debería generar
expectativas que en vez de generar mayores presiones inflacionarias o deflacionarias,
induzcan a la estabilidad.
Esta consideración tendrá consecuencias radicales. Asi tenemos la “proposición de
política irrelevante” de Sargent, según la cual ninguna política de gobierno sería capaz
de alterar los precios de forma distinta a lo que se espera que sean, y por tanto el uso de
la DA como medida de política económica no puede esperar “sorprender”.
Implicaciones fundamentales de esta corriente:
-
Al igual que los monetaristas, la crítica neoclásica tuvo un profundo efecto
sobre la política macro.
El reconocimiento de que el “comportamiento” económico es una referencia en
el l/p y que los efectos de la política del gobierno sobre las expectativas son
críticas para los efectos globales es fundamental en las formas actuales de
pensar en política monetaria y fiscal. Por ejemplo, es actualmente aceptado en
las discusiones de los Bancos Centrales que la forma en que la política es
percibida por el público debería ser una preocupación crítica de estos
organismos.
Si los agentes forman sus expectativas de forma racional hay que concebir la
política económica como un “juego” entre las autoridades económicas y el resto
de agentes que forman la economía (private sector), puesto que sus efectos van
a depender de la reacción de estos últimos ante la misma.
Precisamente, según señala Woodford, un fallo en la coordinación entre el
sector privado y los gobiernos explica la trampa en que muchas autoridades
económicas se encontraron en los 70.
-
Lucas argumenta que los modelos de corte keynesiano, al no incorporar
explícitamente las expectativas, son formas reducidas de los modelos
estructurales, que sí las toman en consideración.
En los modelos estructurales los parámetros cambian al mismo tiempo que los
agentes económicos ajustan sus expectativas y comportamiento al nuevo
8
escenario de política económica. Los modelos se construyen a partir de la
conducta de los agentes racionales que optimizan sus decisiones =>
fundamentación micro.
La asunción de las ER como un mecanismos de modelización forma parte ahora
de la ortodoxia, y los modelos económicos con fundamentos explícitos en la
optimización del comportamiento intertemporal están generalmente aceptados
(al menos como ideal)
Sin embargo, esto no significa que el modelo específico de los nuevos clásicos
del ciclo económico y sus implicaciones sobre las posibilidades de políticas de
estabilización esté actualmente aceptado de forma generalizada.
La teoría de las expectativas racionales sostiene que no puede existir ningún
ciclo determinista, dado que esto conduciría a oportunidades de arbitraje que
serían aprovechadas por agentes económicos racionales y por tanto acabarían
con la dinámica de ciclo, de ahí que el modelo de Lucas tratara de explicar por
qué las fluctuaciones económicas no deberían constituir un problema
significativo. Pero el modelo de Lucas no podía explicar el carácter de las
fluctuaciones de la actividad económica observada que se seguían produciendo.
-
Los modelos neokeynesianos han incorporado las expectativas racionales,
por lo que han modificado sus recomendaciones en materia de política
económica. Estos modelos adaptados se desarrollaron desde finales de los 70 y
han tenido mucho más éxito que los puros de los nuevos clásicos. Versiones de
estos modelos adaptados son usados para el análisis de políticas en muchos
Bancos Centrales.
RBC Theory o Teoría del Ciclo Económico
Es el ataque más reciente a la macro keynesiana. Tª desarrollada en 1980 por Kydland,
Prescott y C. Plosser y sus estudiantes y colaboradores.
Se presenta como una teoría radical sobre las fluctuaciones del ciclo económico que
nada tiene que ver con lo establecido por teorías anteriores.
Esta Tª propone que los ciclos económicos no indican ningún fallo en el mecanismo del
mercado, sino que se deben a una eficiente respuesta a variaciones exógenas en el
tiempo en las oportunidades de producción. No le asignará ninguna importancia, por
tanto, ni a los factores monetarios, ni a los fiscales, u otras variables nominales como
explicativas de las fluctuaciones económicas.
Los modelos de RBC implican que la política monetaria no tiene efectos sobre la
economía, ni para bien ni para mal.
¿Cómo surge esta Tª?
-
Por la debilidad del modelo del ciclo de Lucas.
9
-
Por los efectos económicos de las dos crisis del petróleo de los 70 que hace a las
economías más receptivas a las hipótesis de que los disturbios reales en el coste de
los productos es una fuente importante de inestabilidad económica.
Esta nueva Tª ofrecerá una nueva metodología para el análisis teórico y empírico:
modelos cuantitativos que pretenden describir/representar literalmente la economía
(métodos de calibración), basados en el uso de la metodología intertemporal del
equilibrio.
Implicaciones de esta nueva Teoría:
-
Woodford señala que quizás es pronto para concluir un juicio sobre el impacto
de este trabajo, aunque puede avanzarse que algunas de las innovaciones
metodológicas están siendo ampliamente adoptadas.
-
Asimismo es importante el efecto que esta Tª está teniendo en direccionar la
atención hacia la modelización de los determinantes de la oferta, un aspecto
de considerable importancia en las dinámicas macro6.
-
El punto de partida de los modelos de la Tª RBC es el supuesto de que la
economía está sujeta a perturbaciones aleatorias que proceden del lado de la
oferta, principalmente grandes fluctuaciones en la tasa del progreso tecnológico.
Estas perturbaciones en la función de producción provocan fluctuaciones en los
precios relativos a los cuales responden los agentes racionales a través de sus
elecciones intertemporales.
De acuerdo con este enfoque, las fluctuaciones que se observan en el nivel de
producción y empleo son fenómenos de equilibrio que se derivan del
comportamiento racional de los agentes económicos ante cambios en el entorno
económico.
La principal implicación que se deriva de este enfoque es que la existencia de
fluctuaciones en el nivel de producción no implica que nos mercados no estén
en equilibrio, por lo que los gobiernos no deberían intentar reducir esas
fluctuaciones con políticas de estabilización.
3.- Conclusión: ¿Nueva Síntesis Neoclásica?7
Asi llegamos a los años 90. Años testigo del desarrollo de lo que se ha venido a llamar
“Nueva Síntesis Neoclásica”, que une importantes elementos de la Tª RBC con otros de
los neokeynesianos de los 80 (que como vimos fueron incorporando parte de los
elementos introducidos por monetaristas y nuevos clásicos).
Principales elementos “característicos” de la NS:
6
Los modelos keynesianos de los 40-50 generalmente ignoraban el lado de la oferta, asumiendo que la oferta era
perfectamente elástica en respuesta a cualquier variación de la demanda. Pero la mayoría de los desarrollos
importantes posteriores devolvieron a su sitio a los determinantes de la OA
7
El autor representa la nueva corriente entre interrogantes, debido al hecho de que no hay una aceptación
generalizada al respecto.
10
-
Al igual que la Síntesis Neoclásica de Hicks y Samuelson, trata de construir un
puente entre la metodología micro y macro, usando las herramientas de la Tª del
equilibrio general para modelar las aportaciones keynesianas.
-
La Nueva Síntesis propone dar tanto a los keynesianos como a los clásicos su cuota,
cada uno con su rol dentro del modelo global, pero con una “división del trabajo”
distinta al análisis de corto plazo versus la Tª general de equilibrio.
En los nuevos modelos las alteraciones reales pueden jugar un papel importante en
el origen de las variaciones de c/p de la actividad económica, contrario a lo que
establecían los monetaristas y nuevos clásicos, que atribuían, como vimos, las
fluctuaciones económicas fundamentalmente a políticas monetarias erráticas
Estudios econométricos recientes sobre los efectos de alteraciones en las políticas
monetarias tienden a atribuir sólo a estas una pequeña fracción de la variación total
de la actividad económica, lo que enfatiza las “alteraciones reales” como hacen los
modelos RBC.
Pero en el caso de la Nueva Síntesis, esto no significa que la política monetaria sea
irrelevante. Así, habrá un papel activo para ella, para mitigar las distorsiones que de
otra forma resultarían del fallo en el ajuste insuficiente de salarios y precios en
respuesta a las alteraciones reales.
-
Se produce una vuelta al uso de los métodos de control para calcular políticas de
estabilización óptimas (comparte en este sentido las aspiraciones de los
neokeynesianos), pero esto, una vez que los modelos han sido modificados para
tener en cuenta los elementos del l/p en una correcta especificación de las relaciones
estructurales de un modelo fundado sobre la optimización de comportamientos de
los agentes (elementos introducidos por los nuevos clásicos)
-
Por último, señalar la alusión de la Nueva Síntesis a la unificación “práctica” de la
macro y de micro, que viene de la mano del consenso metodológico8.
Al respecto, Woodford señala que, si bien en la práctica la unión parece clara, la
tendencia en el ámbito académico es inversa, yéndose progresivamente a una división
cada vez más clara entre macro y micro, consecuencia de la creciente especialización en
la investigación. Rechazará Woodford los inconvenientes que suponen esta división
(atrofia de campos de estudio) y reclamará la recuperación académica de los links entre
los distintos campos de investigación, en línea con el consenso metodológico práctico,
de cara a no perder riqueza de conocimientos ni efectividad en la mejora de las políticas
públicas.
8
La macro no reclama ya una metodología específica para el estudio de los fenómenos, sino que utiliza modelos
intertemporales de equilibrio general que provienen de los mismo fundamentos que la optimización del
comportamiento por parte de los agentes económicos (que nacen de la micro) y son empleados en otras ramas de la
economía.
11
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