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PARA CRECER EN UN VALOR
Un valor para valorarme
Ing. Ramona de Febres
En esta sección, va a encontrar material teórico y práctico sobre un valor específico. El objetivo propuesto, es que al leer cada parte del texto ofrecido, pueda hacer pequeñas introspecciones y reflexiones que le permitan evaluarse en cuanto a ese valor y por sobre todas las cosas, crecer. Crecer en el
valor propuesto, para que alcance la autorrealización. Anhelamos cumplir con este objetivo y felicitaciones por intentar a cada momento ser mejor.
El Valor de La fortaleza
¿Cuánto dominio tiene sobre su carácter? ¿Le
gusta asumir retos? ¿Cómo dirige su voluntad?
¿Su mente decide sobre su cuerpo o es todo lo
contrario?
Uno de los mayores atractivos de la visión consumista y hedonista del hombre en la sociedad
actual, es que todo lo presenta fácil y cómodo.
Sin embargo, todos sabemos que para obtener
cualquier logro, por pequeño que sea, se requiere
superación y esfuerzo.
¿Cuál es la diferencia entre un triunfador y un
fracasado? En gran parte, la persona que fracasa,
no tiene la fuerza necesaria para asumir los riesgos y enfrentar los retos que la vida presenta a
diario; no ha aprendido a utilizar la fuerza interior que posee para encauzarse hacia lo que aspira alcanzar. Necesita fortaleza no sólo para impulsarse en la vida sino también para mantenerse
en el camino que debe recorrer hacia el objetivo
que se haya trazado. Mayores dosis de fuerza interior, es decir de fortaleza, para enfrentar retos,
superar circunstancias difíciles y vencer obstáculos es la respuesta a la pregunta formulada.
La fortaleza es la virtud que permite asumir retos, superar circunstancias difíciles, vencerse a si
mismo y vencer los obstáculos que formarán parte obligada de su éxito.
En su sentido etimológico, fortaleza significa
fuerza, vigor, virtud. Es la que permite vencer el
temor y mantener el ánimo en las circunstancias
desfavorables. La fortaleza es inseparable de la
perseverancia. No encuentra problema que no
pueda resolver ni dificultad insuperable, porque
está revestida de audacia y coraje.
Citando a Bernabé Tierno se puede afirmar que
Revista Educación en Valores . Universidad de Carabobo. Julio - Diciembre 2009 - Vol. 2. N° 12
Un valor para valorarme
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“la fortaleza es voluntad-acción, dominio de uno
mismo, temple de ánimo, superación y esfuerzo
del día a día, control de instintos y emociones,
perseverancia, tozudez inteligente y apasionada
ante las dificultades, vigor psíquico, impasibilidad razonada, compañera inseparable del júbilo,
fuerza moral, coraje y audacia, razón, reflexión
y sentido. ... En definitiva, una mezcla de valor,
de prudencia y de perseverancia en la misma proporción”.
Lo primero que debe saber es que para no ahogarse en le pozo de la desesperación o de la impotencia, o peor aún de abandonar la lucha, debe
desarrollar los siguientes atributos:
No basta el conocimiento teórico de este valor, es
necesario aprender a desarrollarlo para la práctica
diaria de la vida, y poder además, enseñar a otros
a que se conquisten a si mismos, ya que es más
fuerte quien conquista su alma que quien toma
un reino.
•
Siéntase capaz de enfrentar cualquier situación. Si cree que puede, ... podrá.
¿Cómo ser fuertes? ¿Cómo poder resistir y enfrentar los pequeños y grandes conflictos del quehacer diario? .¿Cómo fortalecer nuestra voluntad
para enfrentar la lucha diaria de la vida?
Con frecuencia vivimos una verdadera lucha interior. Desde los pequeños conflictos hasta los
grandes huracanes requieren la dosis precisa de
ánimo y fuerza para tener conciencia de que a
pesar de todo, la vida es hermosa y vale la pena
vivirla; y que sin obstáculos no habrían triunfos
secretos ni públicos, ni la hermosa satisfacción
de la superación.
Soportar a un jefe lleno de defectos, tener una
novia o un novio que hace cosas que nos desagradan, un esposo o una esposa en desacuerdos
y controversias, o unos hijos que desearíamos
cambiar, enfrentar una situación económica o de
salud desfavorables, forman parte de nuestro ser;
y de vivir la responsabilidad del desarrollo y la
superación personal diaria.
•
Tenga fe en Dios, Él da todas las capacidades y posibilidades para vencer y ganar cualquier batalla por muy fuerte que sea el enemigo.
Ninguna carga es más grande que las espaldas
que ya ha desarrollado para cargarla.
•
Tome decisiones conscientes, no emocionales, y actúe mediante un buen programa de acción, en el que lo que desea lograr esté perfectamente definido.
•
Tenga paciencia y domine todo sentimiento negativo de derrota, incapacidad, nerviosismo o angustia. Su mente se hará ineficaz luchando con el problema y con sus sentimientos
negativos.
•
Sea reflexivo, respire profundo y controle
la impulsividad.
•
Tenga criterios propios, para que no se
convierta en un barquito de papel que navega sin
rumbo, dependiendo de lo que el viento decida
hacer con él.
•
No utilice atajos. El camino del menor esfuerzo no es el que produce el mejor resultado.
Enfrente las situaciones tal como son, en la certeza de que nada será insuperable.
•
Venza la pereza, domine su voluntad para
encauzarla hacia lo que desea. Sepa escoger entre
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lo fácil y lo cómodo que cualquiera puede hacer,
y lo que requiere el kilómetro extra que pocos se
atreven a transitar , pero que es lo que diferencia
lo ordinario de lo extraordinario.
•
Concéntrese en la solución de los problemas y resuelva uno a la vez. A pesar de que uno
de los grandes retos de este milenio es desarrollar
seres humanos con multihabilidades; la mente trabaja en forma secuencial, por ello, no disperse sus
fuerzas mentales.
•
No pierda el coraje, ni el temple, y mantenga la ilusión y el entusiasmo.
Con las alforjas de la mente y el corazón llenos de
estos principios, tendrá la fortaleza que desea para
ganar la mayor batalla: vencerse a si mismo para
convertirse en un triunfador.
¿Cómo desarrollar estos atributos para adquirir la
fuerza y el ánimo que exigen nuestros retos? La
educación para la virtud o el valor de la fortaleza
debe empezar desde temprana edad, al igual que
todos los valores. Se inicia con comprender que
toda persona está hecha para hacer algo grande,
para esforzarse en función de sus ideales. Esto supone que se debe conocer qué se quiere y porqué
se desea luchar, es decir: tener claras las razones
por las que vives y los ideales que te mueven.
Aunque los ideales cambian a lo largo de nuestra
vida, es indispensable que desde la niñez se desarrollen habilidades para establecer y alcanzar metas, para dominar los instintos y controlar la voluntad. Por ejemplo, no usar más pañales, supone
un gran esfuerzo; el niño debe entender que cambiar la comodidad de orinar en el lugar en que se
encuentra, asimilar el control del esfínter y dirigir
su cuerpo al baño, vale la pena si a cambio evitará
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la incomodidad de estar húmedo y la satisfacción
del autocontrol y crecimiento como persona. Si
ese esfuerzo se enfoca como logro de una meta y
se recompensa, su hijo se sentirá victorioso e irá
aprendiendo que puede lograr lo que se proponga. El ser humano necesita ver recompensado su
esfuerzo. Premie cualquier esfuerzo por pequeño
que sea, obviamente con proporcionalidad y justicia.
Muestras de fortaleza son: devolver el juguete de
otro, dominar el deseo de comer muchos caramelos o helados, aceptar el alimento que no le gusta,
o la vacuna que necesita para prevenir enfermedades, levantarse con agrado aunque sea temprano,
cambiar la televisión por el estudio o la lectura,
obedecer normas, en resumen: poder orientar la
voluntad hacia el bien que se aspira, renunciando
a la comodidad o placer inmediato.
Saber entender a los hijos frente a un error o una
derrota, explicándoles el aprendizaje que proporciona cada experiencia por negativa que parezca, hará crecer en ellos la confianza y la fortaleza
para superarlos.
Para continuar desarrollando este valor, es necesario saber que la fortaleza requiere resistir un
impulso y responder al mismo con alguna acción
que supone esfuerzo. Es decir, resistir y acometer.
Veamos ¿qué significa ... resistir?.
Resistir obviamente es la parte más difícil. Royo
Marín nos explica que es más penoso y heroico
resistir un enemigo, que por el hecho mismo de
atacar se considera más fuerte y poderoso que
nosotros; que atacar al enemigo, a quien por lo
mismo que tomamos la iniciativa contra él, lo
consideramos más débil que nosotros. La palabra
enemigo debe entenderse como el impulso a ven-
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Un valor para valorarme
cer o dominar. Tener fortaleza, en primer lugar,
significa resistir el abatimiento, los embates de
cualquier naturaleza, frenar los instintos corporales y controlar las emociones negativas.
¿Cómo se siente? Con mayor fuerza y ánimo.
Felicitaciones. No olvide que la fuerza está dentro de usted. Sólo tiene que descubrirla y usarla a
cada instante para adquirir el hábito de la fortaleza. Utilice su fuerza de voluntad para alcanzar sus
objetivos. Veamos cómo usar esa fuerza.
Todo esfuerzo requiere de fuerza física y moral.
El caso más ejemplarizante es el de la actividad
deportiva. Dominar la fatiga, el cansancio, la flaqueza, la derrota, supone una lucha de superación
física y un empuje de la voluntad para la firmeza en el obrar. Alcanzar un bien o destruir un mal,
nos exige tener iniciativa, capacidad de decisión y
por supuesto acción.
Siempre es emocionante iniciar algo: existe una
gran ilusión, sueños y esperanzas. Ese “algo”
puede ser un nuevo trabajo, mudarse de lugar, conocer a una persona que potencialmente puede ser
nuestra pareja, un nuevo proyecto de trabajo. Sin
embargo, fácilmente comenzarán a existir resistencia y problemas. Cada iniciativa supone cambios y cada cambio trae consecuencias.
En el nuevo trabajo, habrán personas y circunstancias que no nos agradan, toda mudanza trastorna las costumbres y el ritmo de la vida. Tras el
“enamoramiento” inicial, comenzamos a descubrir que esa persona ideal no lo es tanto y que en
su personalidad hay aspectos que nos incomodan.
Aquí entra en acción el segundo componente de
la fortaleza: la capacidad para tomar decisiones.
Cada iniciativa supone riesgos y consecuencias.
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Decidir racionalmente sobre estos aspectos, le
permitirá caminar con éxito y alcanzar las metas
que derivan de cada iniciativa. Decidir no es fácil,
si se trata de cambios trascendentales en nuestra
vida. Mantener las decisiones es aun más difícil.
Por ello es indispensable en la formación del carácter y la personalidad educar en la creatividad y
en la toma de decisiones.
Si una persona abandona un trabajo porque su
jefe no le agrada, regresa a su lugar de origen porque se sintió rechazado o abandona a la pareja
porque “no es perfecta”, no solo falla en la perseverancia, sino que se sentirá derrotada, vencida y
frustrada por no haber luchado por algo que valía
la pena. Debemos tener la fortaleza de no dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo, a cambio de
obtener algo más grande y mejor en el futuro.
Si vemos la vida con superficialidad entonces nos
dejaremos llevar por las cosas inmediatas. Tomar
y mantener decisiones tiene que ver con la acción.
La fortaleza requiere que los retos se enfrenten
con hechos. Que sea capaz de actuar para vencer
el mal o alcanzar el bien que lo motiva e inspira.
Los deseos son excelentes para motivar a la acción, pero si no se actúa: se perderán las fuerzas
y energías que existen en su interior para triunfar
y escribir la excepcional autobiografía que le corresponde.
Para finalizar, comentaré acerca de las tres fases
que permiten crecer en fortaleza, es decir, los elementos que fortifican la voluntad frente a las cargas y obstáculos que necesitamos vencer para obtener la mayor riqueza, que son nuestros triunfos
cuando alcanzamos el bien propuesto. Se requiere
entonces: tener iniciativa, capacidad de decisión y
acción.
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La fortaleza no se debilita por factores externos,
sabemos que somos dueños de nuestro interior.
Su debilidad está en nuestra debilidad, cuando
se pierde el coraje interior, la fuerza interna que
impulsa a la acción. La fortaleza desafía hasta el
más poderoso destino cuando es voluntad-acción,
dominio de si mismo, superación y esfuerzo constante, control de instintos y emociones y sobretodo terquedad inteligente y apasionada frente a las
dificultades.
Obviamente esta gigante interior, tiene muchos
enemigos. Fantasmas que hay que enfrentar día a
día, si nuestra vida está enrumbada en un proceso
de mejoramiento continuo. Descubra y conozca
bien esos enemigos para que continúe avanzando,
enfrentándolos y ganándoles la batalla. Analice
los ocho enemigos que le presentamos a continuación y rételos de una vez, seguro de su triunfo.
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ciencia, el nerviosismo, la angustia. Sea rápido,
pero tranquilo. No hay que preocuparse sino ocuparse. Planifique su acción y proporciónese mucha paz interior y fuertes dosis de paciencia.
¿Es muy impulsivo? La ligereza y la poca reflexión, destruyen la fuerza interior. Piense, luego
actúe.
¿Se deja dominar por la pereza, por el camino de
menor esfuerzo? Nunca mucho, costó poco. Los
grandes éxitos requieren grandes esfuerzos, venza
la pereza. Contra pereza: diligencia.
¿Quiere abarcar mucho y dispersa sus esfuerzos?
El que mucho abarca, poco aprieta dice un sabio
refrán popular. Enfóquese en el objetivo definido
y Concentre sus energías y fuerzas hasta alcanzarlo.
¿Tiene poca confianza en si mismo y se siente incompetente?. Es el primer enemigo, combátalo
aumentando su autoestima y repitiéndose cada día
soy capaz, yo puedo.
¿Tiene entusiasmo? Si no se dedica plenamente
en cuerpo y alma a lo que desea obtener fracasará.
La motivación interior derivada del entusiasmo le
permitirá perseverar.
¿Es indeciso?. La indecisión es el segundo enemigo a combatir. Decida, no importa que se equivoque. El mundo va a la velocidad del pensamiento,
dividido en dos bandos: los rápidos y los lentos o
muertos.
¿Se siente débil, sin coraje? Ánimo, la fuerza está
dentro de usted. Saque valor de sus propias flaquezas. Convierta sus debilidades en fortalezas.
Como tercer enemigo a vencer, aparece la impa-
Si vence estos 8 enemigos, el triunfo y la superación propia serán su mayor recompensa. Espero
que así sea.
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