En todo contrato existe una convención. Esta es la base y elemento

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FERDINANDO CASADIEGOS CÁCERES
En todo contrato existe una convención. Esta es la base y elemento esencial del
contrato. No puede haber contrato sin convención aún cuando sí pueden existir
convenciones que no constituyen contrato.
Convención viene de cunveniere (venire cum); en derecho romano convención
era sinónimo de convenio o de pacto: duorum pluriumve in idem placitum
consensus (cuando dos o más personas se ponen de acuerdo acerca de un
objeto determinado). Las partes, al formar una convención destinada a producir
efectos jurídicos, pueden tener el propósito de crear, modificar o extinguir un
derecho.
La simple convención no era suficiente para producir efectos jurídicos, era pues,
necesario que estuviera revestida de determinadas solemnidades exigidas por el
derecho civil, para que elevándose a la categoría de contratos, produjera los
efectos. Esas formalidades consistían ya en determinadas palabras solemnes
pronunciadas por las partes (contratos verbis), ya en la escritura (contratos
litteris), ya en la entrega de la cosa materia de la convención como en los contratos
formados re, origen de los contratos reales.
Es decir, en derecho romano contrato y convención no eran una misma cosa. El
contrato era una convención reconocida y sancionada por la ley, como generadora
de obligaciones entre las partes y, como anotamos antes, la convención era el
acuerdo de dos o más voluntades para crear, modificar o extinguir un derecho.
Con la evolución del derecho romano se reconocieron determinadas convenciones
que bastaban, por sí solas, para formar un contrato generador de obligaciones
civiles. Fue este el origen de los llamados Contratos consensuales, que no
necesitaban solemnidad para perfeccionarse. Basta para ello el consentimiento
de los contratantes, unido a los otros elementos esenciales del contrato.
Cuando las convenciones estaban expresamente amparadas por normas, se
llamaban pacta vestita, lo contrario eran las pacta nuda.
Al parecer las dos maneras más antiguas de obligarse de los romanos fueron
primeramente, el nexum, que tenía por causa un préstamo de dinero; después la
sponcio; sin duda se practicaron desde su origen y otras operaciones
indispensables aún en una sociedad naciente.
El nexum se realizaba por medio del cobre y la balanza, per aes et libram. En
una época en que los romanos ignoraban el arte de acuñar la moneda, la cantidad
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