1 INAPLICACIÓN DEL TIPO PENAL DE ADQUISICIÓN, ENAJENACIÓN O POSESIÓN DE OBJETOS ROBADOS O DE PROCEDENCIA ILEGAL PREVISTO EN EL CÓDIGO PENAL DEL ESTADO DE MICHOACÁN. PRIMERA CONSIDERACIÓN: DESCRIPCIÓN DEL TIPO PENAL. El tipo penal cuyo precepto invocado reza: “Artículo 310.- A los que adquieran, posean o enajenen objetos robados o de procedencia ilegal, que no hayan tomado las medidas indispensables para cerciorarse de que la persona de quien los recibió tenía derecho para disponer de ellos, se les aplicarán las mismas penas que correspondan a los autores del delito de robo simple” Descripción típica de la que se desprenden los siguientes elementos: a) Que se adquieran, posean o enajenen objetos, b) Que esos objetos sean robados o de procedencia ilegal, y, c) Que no se hayan tomados las medidas indispensables para cerciorarse de que la persona de quien los recibió tenía derecho para disponer de ellos. Analizando cada uno de esos elementos, se estima que el tipo penal que antecede, es de aquellos considerados tipos en blanco o abierto, por no explicar en qué consisten esas medidas indispensables para cerciorarse de la procedencia de los bienes adquiridos, poseídos o enajenados. Por consiguiente, la aplicación de dicho tipo penal en perjuicio del gobernado, resulta violatoria de sus derechos humanos, en términos de lo previsto en el artículo 14 Constitucional, así como lo establecido en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, del cual el estado mexicano forma parte.1 Lo anterior, se considera de esa manera, al tenor de los siguientes argumentos lógicos y jurídicos. En efecto, se estima que el delito previsto en el numeral 310 del Código Penal de la entidad, es de aquellos cuya formulación se considera abierta, en cuanto que no precisa de forma clara y exacta, en qué consisten las “medidas indispensables” a tomar por parte de una persona, a fin de cerciorarse sobre la procedencia de bienes muebles que pueda poseer, adquirir o enajenar. Hecho que 1 Aprobado por el senado el dieciocho de diciembre de mil novecientos ochenta mediante decreto publicado el nueve de enero de mil novecientos ochenta y uno. 2 tiene como consecuencia que se deje en estado de indefensión al aquí acusado, en razón de que por estar formulado de manera vaga e imprecisa, le genere incertidumbre sobre lo que el juez pueda interpretar a su libre arbitrio por “medidas indispensables”, que es precisamente lo que el constituyente permanente quiso evitar con la inclusión del principio de legalidad consagrado en el artículo 14 constitucional, al contemplar en lo que aquí interesa “…En En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aún por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se trata.…”. Precepto que pone de manifiesto, entre otros derechos humanos, que en toda causa criminal, queda prohibido imponer por simple analogía y, aún por mayoría de razón, sanción alguna; de modo que el juez está impedido para integrar una ley “abierta” que prevé un delito. Lo anterior es así, puesto que no está permitido que el juez, de manera libre y arbitraria, aplique una ley sustantiva penal mediante una interpretación conforme o integradora, pensar lo contrario implicaría que el juez pudiera crear delitos – sustituyendo al poder legislativo-, en contravención al principio de legalidad, pues de conformidad con el principio de taxatividad, las conductas a sancionarse penalmente, deben estar previstas en ley de forma clara, limitada e inequívoca, sin reenvío a parámetros extralegales; lo que, a su vez, incide en la imposibilidad de sancionar por analogía o por mayoría de razón y, por ende, la prohibición de tipos penales vagos o ambiguos. Al respecto, en vía de apoyo, se enuncia la siguiente tesis de jurisprudencia: “NORMAS PENALES. AL ANALIZAR SU CONSTITUCIONALIDAD NO PROCEDE REALIZAR UNA INTERPRETACIÓN CONFORME O INTEGRADORA. Si bien es cierto que al realizar el análisis de constitucionalidad de disposiciones generales es factible que la Suprema Corte de Justicia de la Nación acuda a la interpretación conforme, e incluso emita resoluciones integradoras a efecto de corregir las omisiones que generan la inconstitucionalidad, también lo es que el empleo de dichas prácticas interpretativas es inadmisible en materia penal, en atención a las particularidades del principio de legalidad en esta rama jurídica, como son: a) Reserva de ley, por virtud del cual los delitos sólo pueden establecerse en una ley formal y material; b) La prohibición de aplicación retroactiva de la ley en perjuicio de alguna persona (verbigracia, leyes que crean delitos o aumenten penas); y, c) El principio de tipicidad o taxatividad, según el cual las conductas punibles deben estar previstas en ley de forma clara, limitada e inequívoca, sin reenvío a parámetros extralegales, y que implica la imposibilidad de imponer penas por analogía o por mayoría de razón, y la prohibición de tipos penales ambiguos. Además, la determinación que haga el legislador al emitir la norma constituye la esencia del respeto al principio de legalidad en materia de imposición de penas, pues acorde con los aspectos que abarca dicho principio aquél está obligado a estructurar de manera clara los elementos del tipo penal, delimitando su alcance de acuerdo a 3 los bienes tutelados, imponiendo la determinación del sujeto responsable y de sus condiciones particulares y especiales, así como a establecer con toda claridad las penas que deben aplicarse en cada caso”.2 Aunado a lo antes disertado, es dable enunciar el siguiente criterio jurisprudencial, en el que la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió, por contradicción de tesis, un caso similar –en atención a que la interpretación analógica en beneficio de la persona no está prohibida- en el que declaró inconstitucional el tipo penal de encubrimiento por receptación previsto en la legislación sustantiva penal del estado de Guanajuato, por usar la expresión “precauciones necesarias”, lo cual consideró contrario al principio de legalidad, como ya ha sido explicado con antelación. ENCUBRIMIENTO POR RECEPTACIÓN. LOS ARTÍCULOS 275, PÁRRAFO SEGUNDO (VIGENTE HASTA EL 11 DE OCTUBRE DE 2004) Y 275-B (DE ACTUAL VIGENCIA), AMBOS DEL CÓDIGO PENAL PARA EL ESTADO DE GUANAJUATO, QUE PREVÉN ESE DELITO, AL CONTENER LA EXPRESIÓN "PRECAUCIONES NECESARIAS" VIOLAN EL ARTÍCULO 14 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. La garantía de exacta aplicación de la ley en materia penal prevista en el tercer párrafo del artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos obliga al legislador a describir con precisión y exactitud los elementos que dan contenido a los tipos penales, a fin de evitar el uso de conceptos ambiguos que generen un estado de incertidumbre jurídica en el gobernado y una actuación arbitraria del intérprete de la norma. En ese tenor, del análisis de los artículos 275, párrafo segundo (vigente hasta el 11 de octubre de 2004) y 275-b (de actual vigencia), ambos del Código Penal para el Estado de Guanajuato, se concluye que al incluir la expresión "precauciones necesarias" como uno de los elementos constitutivos del delito, violan la referida garantía constitucional en tanto contienen un concepto vago, extensional e intencionalmente, porque impiden al destinatario saber con exactitud si alguna posible precaución es o no necesaria y no determinan todas las características de ese tipo de precauciones; además de que no establecen con claridad en contraste con qué criterios o normas se define lo "necesario" para considerar que las precauciones que se tomaron para cerciorarse de la procedencia lícita de un vehículo fueron las "necesarias". De manera que estos vicios dejan en estado de indefensión al gobernado ante la incertidumbre que generan respecto de las medidas que debe tomar para evitar la actualización del tipo penal en cuestión. Por tal razón, en el contexto normativo en que se presenta y al no contener parámetros objetivos al respecto, la expresión "precauciones necesarias" queda sujeta a un juicio valorativo o a un ejercicio de interpretación que puede variar dependiendo del alcance que pueda darle el juzgador en cada caso, lo que coloca al particular en un estado de inseguridad 2 Tesis número P./J. 33/2009, emitida durante la Novena Época por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXIX, Abril de 2009, con registro IUS 167445. 4 jurídica, ya que no podrá prever las consecuencias jurídicas de la conducta desplegada u omitida.3 Al respecto, no hay que soslayar el contenido del artículo 9 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos4, en el que se establece: Artículo 9. 1. Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta. Dispositivo de derecho internacional público del que se deriva el principio de legalidad, mismo que ha sido interpretado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso Castillo Petruzzi contra el Perú5, lo que puede leerse precisamente en el párrafo número 121 de la resolución que recayó a ese asunto –criterio que se invoca de vía de apoyo: 121. La Corte entiende que en la elaboración de los tipos penales es preciso utilizar términos estrictos y unívocos, que acoten claramente las conductas punibles, dando pleno sentido al principio de legalidad penal. Este implica una clara definición de la conducta incriminada, que fije sus elementos y permita deslindarla de comportamientos no punibles o conductas ilícitas sancionables con medidas no penales. La ambigüedad en la formulación de los tipos penales genera dudas y abre el campo al arbitrio de la autoridad, particularmente indeseable cuando se trata de establecer la responsabilidad penal de los individuos y sancionarla con penas que afectan severamente bienes fundamentales, como la vida o la libertad. Normas como las aplicadas en el caso que nos ocupa, que no delimitan estrictamente las conductas delictuosas, son violatorias del principio de legalidad establecido en el artículo 9 de la Convención Americana. 3 Tesis de Jurisprudencia número 123/2006-PS por Contradicción emitida durante la Novena Época, por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en página 296 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXV, Febrero de 2007 Materia Constitucional, Penal. Con registro IUS 173307. 4 Tratado aprobado por el Senado el 18 de diciembre de 1980, por lo que procedió su publicación en el Diario Oficial de la Federación el 12 de mayo de 1981. 5 Sentencia dictada el 4 de septiembre de 1998, por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso indicado. 5 SEGUNDA CONSIDERACIÓN: FACULTAD PARA INAPLICAR EL TIPO PENAL EN COMENTO Al respecto es dable atender a los pasos establecidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con motivo del caso Radilla Pacheco,6 mismos que son: 1. Analizar la norma jurídica a la luz de la Constitución y derechos humanos previstos en los tratados internacionales de la materia. 2. Realizar el análisis a la luz de los criterios del Poder Judicial de la Federación. Y, 3. Ampliar el alcance y contenido de los puntos que anteceden, a partir de los criterios de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que le sean más favorables a la persona –atento al principio pro persona. En relación al punto número uno, es menester traer a colación el artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Precepto constitucional del que se desprenden varios aspectos de vital importancia para la observancia del respeto a los derechos humanos previstos tanto en la constitución política federal, así como en los tratados internacionales, de los cuales el estado mexicano forma parte. Un aspecto de relevancia es que, en relación a la interpretación de las normas que prevén derechos humanos, para su aplicación, deben ser interpretadas conforme al principio pro persona –antes denominado pro homine-, de modo que siempre se favorezca en todo tiempo a las personas la protección más amplia. Y, el segundo punto a referir, es que de conformidad con el tercer párrafo del artículo 1° constitucional, todas las autoridades –refiérase municipales, estatales o federales- tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, en los términos indicados en el precepto de mérito. Por otro lado, al igual que ese precepto constitucional faculta a los juzgadores para inaplicar el tipo penal en cuestión -por considerarse inconstitucional-, de igual forma, también la sentencia dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el asunto del desaparecido Rosendo 6 Resolución emitida el catorce de julio de dos mil once –publicada el cuatro de octubre de ese mismo año-, por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con motivo de la condena hecha al estado mexicano, por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso Rosendo Radilla Pacheco, resuelto el veintitrés de noviembre de dos mil nueve. 6 Radilla Pacheco7, enfatizó sobre el deber de todos los jueces de los estados miembros de la Convención Americana de Derechos Civiles y Políticos, de aplicar el control de convencionalidad, aun de oficio, cuando se esté en presencia de una violación a un derecho humano. Al efecto es dable rememorar el punto 339 de esa sentencia, como sigue: 339. En relación con las prácticas judiciales, este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia que es consciente de que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico8. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer un “control de convencionalidad” ex officio entre las normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana9. Criterio que tuvo como consecuencia que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, mediante resolución pronunciada el doce de julio de dos mil once, dentro del expediente 489/10, acogiera la disposición emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tal como se desprende la tesis derivada de esa resolución: ”POR MAYORÍA DE SIETE VOTOS DE LOS SEÑORES MINISTROS COSSÍO DÍAZ, FRANCO GONZÁLEZ SALAS, ZALDÍVAR LELO DE LARREA, VALLS HERNÁNDEZ, SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS, ORTIZ MAYAGOITIA Y PRESIDENTE SILVA MEZA, se determinó que el modelo de control de convencionalidad y constitucionalidad que debe adoptarse a partir de lo establecido en el párrafo 339, de la sentencia de la Corte interamericana de Derechos Humanos, en el caso 12.511. Rosendo Radilla Pacheco, contra los Estados Unidos Mexicanos, y en los artículos 1º, 103, 105 y 133, de la Constitución 7 Resolución emitida en el asunto 12.511, contra el Estado mexicano, supra nota 1. Cfr. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile, supra nota 19, párr. 124, y Caso La Cantuta Vs. Perú, supra nota 51, párr. 173. 8 9 Cfr. Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile, supra nota 19, párr. 124; Caso La Cantuta Vs. Perú, supra nota 51, párr. 173, y Caso Boyce y otros Vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2007. Serie C No. 169, párr. 78. El Tribunal observa que el control de convencionalidad ya ha sido ejercido en el ámbito judicial interno de México. Cfr. Amparo Directo Administrativo 1060/2008, Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y de Trabajo del Décimo Primer Circuito, sentencia de 2 de julio de 2009. En tal decisión se estableció que: “los tribunales locales del Estado Mexicano no deben limitarse a aplicar sólo las leyes locales sino que quedan también obligados a aplicar la Constitución, los tratados o convenciones internacionales y la jurisprudencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, entre otros organismos, lo cual los obliga a ejercer un control de convencionalidad entre las normas jurídicas internas y las supranacionales, como lo consideró la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación […]”. 7 Federal, propuesto por el señor Ministro Cossío Díaz, es en el sentido de que: 1. Los jueces del Poder Judicial de la Federación al conocer de controversias constitucionales, acciones de inconstitucionalidad y de amparo, pueden declarar la invalidez de las normas que contravengan la Constitución Federal y/o los tratados internacionales que reconozcan derechos humanos. 2. Los demás jueces del país, en los asuntos de su competencia, podrán desaplicar las normas que infrinjan la Constitución Federal y/o los tratados internacionales que reconozcan derechos humanos, sólo para efectos del caso concreto y sin hacer una declaración de invalidez de las disposiciones. Y 3. Las autoridades del país que no ejerzan funciones jurisdiccionales, deben interpretar los derechos humanos de la manera que más los favorezca, sin que estén facultados para declarar la invalidez de las normas o para desaplicarlas en los casos concretos. Votaron en contra los señores Ministros: AGUIRRE ANGUIANO, PARDO REBOLLEDO, por estimar que ésta no es la instancia adecuada para realizar este análisis, y AGUILAR MORALES, por la razón aducida por el señor Ministro Pardo Rebolledo”.10 De ese cuadro de ideas, se concluye que los juzgadores de primera instancia del fuero común, de acuerdo con la jurisdicción y competencia legales que le asisten, conforme al artículo 44 de la Ley Orgánica del Poder Judicial del estado de Michoacán, en consonancia con lo dispuesto en el numeral 70 de la Constitución Política del Estado de Michoacán de Ocampo, tiene la calidad de autoridad y, por ende, la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos. Resuelto que la autoridad judicial está facultada y obligada a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, se concluye que el juez penal de primera instancia del estado de Michoacán, tiene la facultad de inaplicar el tipo penal de adquisición, posesión o enajenación de objetos robados o de procedencia ilícita, previsto en el artículo 310 del Código Penal del estado, a la luz de los derechos humanos establecidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como en los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos de los cuales forma parte el estado mexicano. MTRO. ARNULFO TORRES DELGADO JUEZ QUINTO DE LO PENAL DE PRIMERA INSTANCIA DEL DISTRITO JUDICIAL DE MORELIA. 10 Tesis producto de la resolución aludida en la nota número 1, supra.