Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 EL COMPORTAMIENTO SOCIO-ESPACIAL EN LOS TRANSPORTES PÚBLICOS URBANOS: UNA APROXIMACIÓN CUALITATIVA RAFAEL TOMÁS MARÍA AMÉRIGO ∗ 6 Resumen La presente investigación está centrada en el comportamiento socio-espacial de los individuos que viajan en los transportes públicos urbanos. Los resultados obtenidos ponen de manifiesto cómo la conducta socio-espacial humana, en el contexto concreto de los transportes públicos urbanos, presenta una gama de respuestas por parte del sujeto frente a la interacción forzada y, fundamentalmente, ante la invasión de su espacio personal, que no se reducen a reacciones básicas de huida o conducta agonística, sino que expresan una amplia diversidad, que solo puede entenderse como el resultado de un proceso cognitivo-conductual mucho más elaborado. Palabras clave: Comportamiento social, interacción cultural, espacios urbanos, antropología social. Abstract This study focuses on socio-spatial behaviour in a specific urban context: public transport. The results show that, in the specific context of urban public transport, human socio-spatial behaviour produces a range of responses on the part of the ∗ Departamento de Psicología, Universidad de Castilla-La Mancha, España. Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 subject when faced with forced interaction, or what is basically the invasion of one’s personal space. These responses are not confined to basic reactions of flight or agonistic behaviour, but display great diversity, which can only be explained as the result of a much more complex cognitive-behavioural process. 7 Keywords: Social behaviour, cultural interaction, urban space, social anthropology. Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 INTRODUCCIÓN Los referentes teóricos empleados en la construcción del objeto de estudio de esta investigación son los estudios etológicos de la territorialidad humana, la antropología del espacio, los modelos de coping o afrontamiento del estrés y las etnografías de los denominados no lugares. La etología humana (Eibl-Eibesfeldt 1993, 1995, 1995b, 1977) aporta la descripción de los componentes subyacentes del comportamiento territorial y la existencia de patrones de comportamiento social adquiridos durante nuestra historia evolutiva como pequeñas bandas. Esta disciplina muestra cómo el modelo actual de relaciones sociales, en el marco de las masivas sociedades urbanas, resulta incompatible con dichos patrones filogenéticos y deriva en respuestas de despersonalización en muchas de las interacciones sociales en la gran ciudad. En la antropología del espacio, la variación cultural de la conducta espacial son las distintas posibilidades de los grupos humanos de definir su interacción ambiental (Canter 1978). Las diferentes percepciones y significados atribuidos al entorno constituyen las dimensiones ocultas que estudia la proxémica (Hall 1973). La etnografía de espacios públicos y anónimos (no lugares) (Augé 2001, 2002) muestra cómo los extraños que interactúan y comparten espacios y vivencias generan patrones de interacción característicos de dichos espacios. Finalmente, los modelos de coping (Lazarus y Folkman 1984, 1986; Fernández-Abascal 1997; Morris y Maisto 2001) ofrecen un modelo de las respuestas de adaptación al estrés generado por determinadas interacciones, como la intrusión al espacio personal y las estrategias de afrontamiento desarrolladas ante dicha situación. La especificidad cognitiva humana aumenta la complejidad de la 8 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 conducta socio-espacial, por lo que el procesamiento de la información resulta fundamental en la percepción de las situaciones como estresantes, en la construcción y atribución de significados, y en el desarrollo de estrategias de afrontamiento de estas situaciones ambientales. 9 En lo referente al comportamiento espacial son fundamentales los siguientes conceptos: 1) Espacio personal. Desarrollado por Hall (1966) y Sommer (1974), define un área que mantienen y defienden los individuos alrededor de sí mismos. Sommer lo precisa como un área delimitada por unas fronteras invisibles, que circunda el cuerpo, dentro de la cual se considera que los intrusos no deben penetrar. Hall (1959) lo describe como un sistema de comunicación no verbal que regula los procesos de interacción (proxémica), el territorio propio o personal (conducta territorial) y la experiencia vivida (positiva o negativa del hacinamiento). 2) Distancia interpersonal. Regula las relaciones, establece límites y mantiene patrones de respuesta a la invasión de los espacios personales. Sus funciones son la autoprotección (como una “zona amortiguadora o de protección del cuerpo y del yo”), facilitar la comunicación interpersonal, regular la intimidad y transmitir información acerca de la distancia considerada óptima. Holahan (1999) incluye la atracción interpersonal, función que permite regular las muestras de atracción interpersonal, discriminando distintos tratos afectivos. 3) Territorialidad. Defensa de un territorio personal, con límites invisibles, mediante el desarrollo de conductas como el gesto, la postura y la ubicación, que transmiten un mensaje claro y significativo (Holahan 1999); regula la Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 interacción y organización social a través de la expresión espacial de las relaciones jerárquicas y de dominación, dando soporte espacial a categorías y roles sociales, regulando el conflicto y la agresión, contribuyendo a la construcción de la identidad personal y grupal y resaltando la distintividad frente a los otros. 4) Privacidad. Control selectivo del acceso al yo y manejo de la interacción para huir de una sociabilidad sentida como excesiva (Sommer 1974; Altman 1975). Sus principales funciones son regular límites para la interacción (evitar la no deseada y buscar la deseada) y establecer de un grado considerado óptimo a su acceso al yo (Altman 1976, 1977). Al igual que la territorialidad, es un mecanismo eficaz para regular el grado deseado de privacidad y preservar el espacio personal. Pero mientras la privacidad hace énfasis en el control del acceso a uno mismo, la territorialidad enfatiza el control del espacio físico y sus límites. 5) Hacinamiento. Hace referencia a la experiencia subjetiva y a los efectos de condiciones percibidas de alta densidad sobre la conducta humana. Stokols (1972) distingue entre densidad de población y hacinamiento; la primera se refiere a los aspectos estrictamente físicos u objetivos de la situación (individuos por unidad de superficie); el segundo concepto, a las dimensiones psicológicas y se remite a un estado subjetivo, a la experiencia psicológica originada por una demanda de espacio que excede lo disponible. Por lo que hacinamiento alude a una distinción entre densidad percibida y densidad espacial objetiva. La complejidad que adquiere la conducta socio-espacial en los seres humanos deriva de su especificidad cognitiva; el procesamiento complejo de la información 10 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 ocupa un papel central en la percepción de las situaciones que resultan estresantes, en la construcción y atribución de significados, y en el desarrollo de las conductas adoptadas ante estas situaciones ambientales (figura 1). Es fundamental la consideración de mecanismos de defensa cognitiva, junto con los sistemas básicos 11 de afrontamiento directo del estrés ambiental. Modelo básico de la conducta socio-espacial humana, desde el marco teórico del “Coping” o afrontamiento Estrategias de “coping”: Factores estresores: - Físicos (ruido, temperatura, espacio) - Psicosociales (psicológicos, sociales e interpersonales) - Lucha (ataque a los elementos estresores) Percepción y cognición de la situación - Fuga (alejamiento del factor estresante) - Redefinición (cambio de la significación concedida al estresor) - Acomodación (ajuste al estímulo de forma crónica, aceptando sus costes psico-emocionales) - Negación (sesgo cognitivo que ignora el elemento estresante) Figura 1. Modelo básico de la conducta socio-espacial humana, desde el marco teórico del ”Coping” o afrontamiento. La conducta espacial humana opera en un sistema que implica distintos niveles biopsicoculturales de la conducta (figura 2), partiendo de respuestas rápidas en el nivel del tallo cerebral y el sistema límbico, encargados de controlar las emociones y otras conductas básicas, pero que alcanzan el nivel del neocórtex o neocorteza cerebral (área de procesamiento de la información exclusiva de los seres humanos), desde la que se controlan las formas complejas de cognición y de conducta, que incluyen representaciones de los roles sociales propios y ajenos, y de Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 la situación ambiental, en su conjunto. Por ello, aun aceptando que compartimos aspectos elementales de la conducta espacial con otras especies, las expresiones humanas más elaboradas (complejas y diversas), basadas en un juego de roles y significados sociales, son el resultado de las transformaciones evolutivas más recientes del sistema nervioso central en nuestra especie y de la adquisición de procesos cognitivos complejos (simbolismo, capacidad para la representación, entre otros). Nivel del Sistema Nervioso Central Nivel Evolutivo Muestras de Conducta Espacial Tallo cerebral / Sist. Límbico Compartido con animales Territorialidad / Exclusividad --------------------------------------- ------------------------------------- --------------------------------------- Neocortex Exclusivo de los humanos Representación de roles espaciales Figura 2. La conducta espacial asociada a distintos niveles evolutivos del sistema nervioso central humano. Adaptación del esquema de Holahan (1999; pag.305). Para representar dicha complejidad recurrimos al modelo ecléctico del comportamiento ambiental desarrollado por Bell, Greene, Fisher y Baum (1996), que permite describir los procesos de adaptación a las condiciones ambientales (en nuestro caso, al reto de la preservación del espacio personal en la interacción socioespacial). Basado en los modelos de coping o afrontamiento del estrés, este modelo permite plantear en nuestro estudio aproximativo al comportamiento espacial en los espacios públicos, la existencia de un sistema básico de conducta espacial, que opera en un nivel fisiológico y psicológico, de afrontamiento y respuesta al estrés ambiental, en el que intervienen tanto aspectos emocionales, motivacionales y cognitivos, como sociales y culturales, vinculados con vivencias y experiencias 12 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 personales de situaciones socio-espaciales que incluyen elementos estresantes –en este caso serían las intrusiones e interferencias en el espacio personal–. En la especie humana, junto (o en paralelo) con las respuestas fisiológicas iniciales, se produce un procesamiento central y controlado de la información en el nivel cognitivo, que conduce a respuestas de mayor complejidad; incluye mecanismos de defensa, como la elaboración de sesgos cognitivos, los cuales condicionan la percepción y las conductas subsiguientes. Estos mecanismos de autoengaño redefinen las características del entorno ambiental percibido, y condicionan su evaluación, y las respuestas de coping o afrontamiento. Los componentes de la conducta espacial, que en su expresión más compleja –la especie humana– presentan una enorme variedad de expresiones conductuales, derivan de las peculiaridades aportadas por los distintos sistemas que participan en su definición final: la cultura, la experiencia, el razonamiento y la toma de decisiones personales. Fundamentados, además, sobre un nivel más básico –y posiblemente invariante o universal a la especie– conformado por sistemas automáticos de reacción emocional y fisiológicas, que descansan sobre estructuras neurobiológicas, de carácter innato. La presente investigación está centrada en el contexto de los transportes públicos urbanos, con el objetivo de analizar cómo los patrones de conducta espacial se vinculan con características particulares de dichos marcos contextuales; así como con aspectos específicos de la interacción social que tienen que ver con las reacciones ante la invasión del espacio personal. HIPÓTESIS a) Las conductas de defensa del espacio personal se incrementan con la densidad. 13 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 b) El grado de tolerancia a la intrusión en los espacios personales y a la ruptura de las pautas generales de ocupación espacial se relaciona con la densidad y las características de los actores implicados. c) Las dificultades para el distanciamiento y la evitación, bajo condiciones de alta densidad, conducen a procesos de despersonalización de los sujetos que comparten el espacio. MÉTODO Participantes La unidad de estudio son los usuarios del ferrocarril urbano que se desplazan entre el centro y la periferia de la ciudad de Madrid, España. La muestra incidental está formada por los viajeros que usan este medio de transporte público, durante los trayectos de mayor ocupación (primera hora de la mañana y última hora de la tarde). INSTRUMENTOS Se emplearon técnicas cualitativas de investigación, concretamente la observación participante. Se registró la información recabada en el amplio espectro contextual y en los distintos momentos (con diferentes grados de ocupación de viajeros). La estrategia metodológica empleada para controlar la técnica observacional se fundamenta en la definición de un sistema de clasificación temática de las conductas por observar y registrar, mediante el empleo de ejes temáticos que articulan y guían el registro de datos durante la observación, éstos son: 1) prácticas de interacción socio-espacial, 2) pautas de conducta espacial, 3) conductas y actitudes territoriales, y 4) patrones de ocupación del espacio. 14 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 Se diseñó una serie de fichas analíticas construidas sobre el referente de los ejes temáticos que guiaron la observación, para organizar y clasificar los datos, y facilitar su posterior interpretación y análisis: Ficha 1. Características generales del marco ambiental de la investigación 1.1. Perfil sociodemográfico de los usuarios 1.2. Afluencia de usuarios/tiempo de observación 1.3. Itinerario/densidad de usuarios Ficha 2. Prácticas de interacción socio-espacial 2.1. Estrategias basadas en la experiencia 2.2. Estrategias egocéntricas 2.3. Comportamientos formales (ritualizados) 2.4. Comportamientos informales (espontáneos) Ficha 3. Pautas de conducta socio-espacial 3.1. Conductas asociadas con el acceso al transporte 3.2. Conductas espaciales en el transcurso del viaje 3.3. Conductas espaciales asociadas con la salida de los transportes Ficha 4. Conductas y actitudes territoriales 4.1. Marcas territoriales 4.2. Conductas y actitudes de defensa del espacio personal Ficha 5. Patrones de ocupación del espacio 5.1. Según las condiciones de densidad social y/o hacinamiento 5.2. Según las características biosociales de los actores (sexo, edad, dimensiones corporales, aspecto exterior, etcétera) 15 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 PROCEDIMIENTO Y MARCO AMBIENTAL La unidad general de observación la constituye el vagón y como campo visual específico (focalizado), los cuadros de asientos (recintos delimitados de interacción entre los pasajeros que viajan sentados) o marcos focales de interacción. Los periodos de observación en el tren se corresponden con determinadas franjas horarias del día, las de máxima afluencia de viajeros (“horas punta”): de 7:30 a 9:30 y de18:00 a 20:00 horas. Durante la observación, en el marco ambiental, se consideran varios niveles o focos de registro: 1) el recorrido: Línea C-7 del tren de cercanías que realiza el trayecto circular entre el centro y el área periurbana occidental de Madrid, y que muestra distintos contextos de densidad de usuarios; 2) el vagón: Unidad operativa de observación. Campo visual del registro general de datos; y 3) el cuadro de asientos: Unidad de observación específica y focal que comparten los pasajeros que viajan sentados. RESULTADOS Mediante las observaciones de campo se identificaron, en la conducta espacial humana, determinados comportamientos genéricos de dispersión o evitación en estos contextos particulares. Sin embargo, esta tendencia a la dispersión y evitación adopta formas particulares, siguiendo patrones de conducta aprendidos en el juego social del uso de estos espacios (figura 3) y reglas implícitas, semiconscientes, parcialmente respetadas y seguidas para alcanzar un grado de privacidad ideal o aceptable. 16 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 17 Figura 3. Representación de las prácticas de dispersión y evitación mutua en el marco del tren en tres momentos secuenciales. El observador viene identificado con el término “ego”. Los triángulos representan el sexo masculino y los círculos el femenino. Esta tendencia básica a la dispersión y a la distribución equidistante posibilita la defensa de los espacios personales y maximiza las distancias interpersonales, dentro de un óptimo aceptable para el sujeto. No obstante, en los contextos situacionales de densidad extrema, frente a la sensación generada de hacinamiento, estos patrones son sustituidos por otras conductas derivadas de una adaptación psicológica a tales condiciones, basados en sesgos cognitivos de la situación. La gama de conductas observadas incluye tanto reacciones inconscientes como explícitas, desarrolladas como parte de las estrategias y prácticas socioespaciales para la preservación del espacio personal en estos ambientes particulares: • Uso de marcadores territoriales (colocación de objetos personales como marcaje de las dimensiones y los límites del espacio percibido y defendido como propio). Nueva Época Año 1 No. 1 • Julio-Dic 2011 En condiciones de una alta concentración –que compromete las distancias mínimas e, incluso, obliga al contacto corporal–, los viajeros presentan una expresión ausente, fría e indiferente, con la mirada perdida, procurando emitir los mínimos signos sociales posibles, y evitando el contacto visual con los otros viajeros. • Retraimiento corporal. • Ante distancias mínimas, e incluso contacto corporal, es frecuente el uso de señales barrera, tales como los gestos o expresiones corporales de defensa u hostilidad, orientados a reducir la tensión que produce la invasión del espacio personal. Los aludidos patrones generales de uso de estos espacios se despliegan en formas específicas de carácter microcultural, siguen patrones ritualizados –aprendidos en el juego social del vagón del tren– y que son compartidos por los usuarios habituales de estos espacios. Los viajeros emplean estrategias y tácticas recurrentes, reglas conocidas y reconocidas por todos, parcialmente respetadas (en determinada situaciones), para lograr los objetivos particulares pero comunes de alcanzar un grado de privacidad y un espacio personal percibido como óptimo o aceptable. No obstante, la optimización de su comodidad y privacidad es una sensación subjetiva y relativa, en cuanto a que es vivida individualmente, lo que introduce la variación en las prácticas reales de estas conductas proxémicas. Esta tendencia básica de los usuarios a defender los espacios personales y a mantener distancias interpersonales aceptables conduce a otras expresiones en distintos contextos situacionales, tales como la densidad alta o extrema, donde el contacto corporal forzado (y la posible sensación de hacinamiento) induce al 18 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 desarrollo de conductas orientadas a la adaptación a estas condiciones extremas y potencialmente estresantes. Si consideramos la variación en las conductas socio-espaciales (variable dependiente) en función del grado de densidad (variable independiente), es posible comparar situaciones y conductas en el mismo marco ambiental, en el que destacan dos situaciones polares y descriptivas: • Contextos de densidad moderada: Se intenta preservar el espacio personal, siguiendo patrones culturales (propios de la interacción socio-espacial comunes a otros espacios públicos) y la proxémica propia de estos espacios (patrones microculturales del tren) (figura 4). Figura 4. Representación de una situación de interacción en un contexto de densidad moderada. • Contextos de densidad extrema: La frecuente proximidad, interferencia o intrusión de extraños en el espacio personal deriva hacia estrategias cognitivo-conductuales, producto de sesgos cognitivos como negar la situación estresante. En casos de concentración extrema, las respuestas a la excitación provocada por la proximidad e intrusión de los pasajeros desconocidos en los espacios personales son conducidas por estrategias 19 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 individuales de afrontamiento, basadas en sesgos cognitivos como la negación (frente a la imposibilidad de evitación de los extraños mediante la dispersión espacial). DISCUSIÓN Se ha observado cómo la conducta socio-espacial humana, en el contexto de los transportes públicos urbanos, presenta una amplia gama de respuestas frente a las situaciones de interacción forzada y de interferencia en los espacios personales, que no se reduce a reacciones básicas de huida o conducta agonística, sino que se expresa en una amplia diversidad, que sólo puede entenderse como el resultado de un proceso cognitivo-conductual mucho más elaborado. A partir de una observación comparada de los distintos contextos temporales (momentos del recorrido) y espaciales (distintos grados de densidad), la principal conclusión relativa a la variación del comportamiento espacial en el tren es que, se puede identificar, en función de la densidad (y de la sensación subjetiva de hacinamiento, intuitivamente inferida en los usuarios del tren, partiendo de determinadas señales conductuales), el desarrollo de una gama de comportamientos que se ajustan a contextos y situaciones variables, y se orientan a reducir la tensión generada por las interferencias o invasión de los espacios personales por parte de extraños, a lo largo del trayecto del tren, en el marco de un contexto dinámico, bajo condiciones ambientales que presentan variación temporal y situacional. Las observaciones muestran que, ante la intrusión de un sujeto extraño en el espacio personal, los individuos responden inicialmente a las interferencias con la dispersión; pero cuando la invasión es percibida como inevitable, se genera un estado de tensión, incomodidad, desasosiego y estrés, en el que las reacciones de 20 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 huida o agresividad, u otras estrategias cognitivo-conductuales de afrontamiento son inmediatas. La gama de conductas registra los siguientes criterios generales: • Patrón de conducta 1. Dispersión y evitación espacial mutua. • Patrón de conducta 2. Evitación social, alejamiento y, en modo creciente, 21 negación de la presencia de los otros. Se evita la interacción social, el contacto visual, las expresiones gestuales, por mencionar algunas actitudes. Estas dos pautas conductuales de respuesta constituyen la base sobre la que se estructura el conjunto de conductas espaciales que se desarrollan en el contexto espacial del tren. La tendencia a la dispersión y evitación mutua es una estrategia socio-espacial común a otros contextos, con la particularidad de que este ambiente físico limita las opciones de huida de los espacios frente a situaciones de alta densidad no aceptada intolerable. Ello conduce a la aparición de otras formas estratégicas de afrontamiento de mayor complejidad, ante condiciones estresoras del entorno, tales como los sesgos cognitivos de negación de la situación no deseada. Mientras las conductas incluidas dentro del primer patrón se podrían considerar como sistemas de afrontamiento básico o directo ante el estrés generado por la invasión del espacio personal; las incluidas dentro del segundo grupo, constituirían sistemas de afrontamiento de mayor complejidad, basados en mecanismos cognitivos y psicosociales, que se fundamentan en el desarrollo de sesgos cognitivos, tales como la negación de los agentes estresares, los intrusos, como auténticos sujetos sociales –al restringir posibles interacciones con ellos–, o la despersonalización –reduciendo la condición del intruso a la de objeto o parte del entorno físico–. Ambas respuestas se orientan, fundamentalmente, a evitar la tensión personal y emocional que generan las situaciones de intrusión de los otros en los espacios personales, especialmente, cuando se trata de sujetos desconocidos Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 y extraños (así, es característico de estos ambientes, el encuentro temporal, forzado y funcional de viajeros desconocidos entre sí). Es decir, se trata de sistemas orientados al afrontamiento del estrés generado en una situación en la que son violadas, de forma repetida y sistemática, las distancias interpersonales mínimas para el mantenimiento del equilibrio emocional de cada sujeto ante una muchedumbre de desconocidos con quienes se comparte el espacio, de modo temporal, forzado e instrumental, dadas las características funcionales de estos espacios públicos. Esta forma de sesgo cognitivo basada en la negación de los elementos estresores del ambiente destaca como el comportamiento social más característico de este tipo de espacios públicos funcionales (vagón de tren, autobús, ascensor...), derivada de su situación contextual: una elevada densidad de usuarios, desconocidos entre sí (en su totalidad), que comparten de manera temporal y forzada el espacio del tren, en el que sería emocionalmente muy costosa –cuando no imposible de sobrellevar– la situación personal derivada del vínculo interpersonal con los sujetos con quienes interactúa en el espacio público, o durante un encuentro fortuito (teniendo en consideración sus intereses, motivaciones, sentimientos, etcétera). Este tipo de respuesta es propio de condiciones ambientales donde los niveles de densidad de viajeros alcanzan su grado máximo, y el sujeto es afectado por la intrusión sistemática de los desconocidos compañeros de viaje a su espacio personal, ante lo cual, reacciona con actitudes de indiferencia, frialdad, o negando la presencia real de sus vecinos de viaje, reduciendo a éstos, a la condición de meros elementos del paisaje físico. Las conductas y actitudes caracterizadas por ignorar la presencia de los compañeros de viaje contiguos se expresan en conductas 22 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 específicas como evitar del contacto visual (desviar la mirada), o cualquier otra forma de interacción social, que los defina como auténticas personas en situación de sociabilidad. Los viajeros insisten en mostrar al exterior y a sí mismos que, con estos sujetos se comparte el espacio, pero no la experiencia vital, ya que incluso se niega su reconocimiento como verdaderas personas, se bloquea la empatía, se ignora sus posibles intereses o anhelos, siendo considerados éstos como sujetos cosificados, a quienes se les niega una auténtica identidad. Como consecuencia de esta percepción del otro, los compañeros de viaje son evitados físicamente, con ellos no se emplea la comunicación verbal, salvo que sea estrictamente necesario y, frecuentemente, cuando es imprescindible, se recurre a formas de comunicación no verbal, gestos o movimientos corporales. Los patrones de conducta de estos contextos ambientales, donde converge una multitud de individualidades anónimas que se encuentran ocasionalmente, siguen un modelo de relaciones en el que sujetos interactúan entre sí, pero no se relacionan auténticamente, sólo comparten el espacio y nada más. Parte de su comportamiento espacial –que como el resto de su conducta social en este contexto ambiental– sigue patrones implícitos –parcialmente compartidos por el conjunto de los sujetos, unos de naturaleza cultural, y otros basados en reacciones psicoemocionales muy primarias, posiblemente innatas–, que se combinan con las distintas estrategias personales de respuesta a los retos de estos ambientes, para reaccionar a las situaciones generadas en estos contextos dinámicos, de las que se deriva un conjunto de prácticas sociales orientadas a adaptar su conducta a estos espacios particulares, que cabe incluir dentro del concepto no lugares (Augé 2001, 2002). 23 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 Podemos interpretar los patrones de conducta descritos como parte de un sistema de afrontamiento del estrés ambiental, fundamentado en un sistema básico (e invariante) de reacciones emocionales y fisiológicas ante el estrés generado por una potencial invasión del espacio personal; pero también, ante otros componentes, de mayor complejidad, que determinan su configuración y desarrollo final. Otro nivel fundamental por considerar es el motivacional. El deseo de defender y mantener espacios, y territorios considerados como propios constituye la base motivacional de una conducta espacial que implica: 1) la definición de dominio sobre un área considerada segura para el individuo; 2) el empleo de un conjunto de señales territoriales y gestos corporales para comunicar a los otros la intención de defender dichos espacios; y 3) el despliegue de una gama de conductas defensivas, motivadas la necesidad de un espacio personal definido como propio. Considerando los datos y conclusiones presentadas queda patente la utilidad, en el nivel operativo y explicativo, de los modelos de afrontamiento o coping en el marco de la investigación de la conducta espacial. Si los comportamientos espaciales operan sobre una amplitud de niveles (conductual, sociocultural, cognitivo, psicológico, emocional y fisiológico), entonces el modelo explicativo que más adecuadamente se ajusta al estudio del comportamiento espacial es el denominado Modelo de síntesis o de integración (biopsicocultural) (Holahan 1999; Bell et al. 1996). Para el cual, la conducta espacial es el resultado de un complejo proceso en el que confluyen la motivación y la emoción como elementos básicos, la cognición, la cultura, la experiencia y la trama social circundante. Y la interacción de todos estos niveles opera confiriendo una alta complejidad a las expresiones de las conductas espaciales finales. De este modo, cognición, afectos y motivaciones operan en interacción, junto con la cultura, la experiencia y la vida social. La 24 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 comprensión de estas relaciones es fundamental para entender la plasticidad y variabilidad conductual observable en el comportamiento espacial humano. Hemos resaltado el papel, en la construcción de la conducta espacial, de una motivación, la necesidad de seguridad, incluida entre los motivos primarios o básicos (Madsen 1980; Deckers 2001; Malinowski 1941), universales, innatos y fundamentales que garantice la supervivencia del individuo (mantenimiento de la energía, protección y reproducción). Sin embargo, estos motivos primarios, al igual que los secundarios (o socialmente adquiridos), presentan un conjunto diverso de expresiones finales o formas culturales específicas que asegura la satisfacción de estas necesidades. La conducta humana se genera en el seno de la interacción social y está dirigida a metas personales, por lo que la producción de conductas implica operaciones previas de análisis y valoración, y la definición de ciertas expectativas en función de una situación concreta (recursos disponibles, por ejemplo). En estos procesos cognitivos también participan emociones y afectos, los cuales condicionan, en gran medida, la elección de metas y de las respuestas conductuales orientadas a su logro (Fernández Abascal, Palmero y Martínez Sánchez 2002). El comportamiento espacial observado muestra la interacción que opera entre los componentes cognitivos, emocionales y motivacionales, para definir las respuestas conductuales a la intrusión o invasión del espacio personal en el contexto estudiado del tren. CONCLUSIONES Bajo la amplia variación en las conductas y los espacios personales definidos como aceptables, subyace un patrón básico de conducta, basado en la necesidad – 25 Nueva Época Año 1 No. 1 Julio-Dic 2011 percibida como vital– de defender una porción del espacio, capaz de garantizar la seguridad personal. Asumimos la existencia de motivos o necesidades básicas de autoprotección y seguridad, expresados en un anhelo de privacidad y espacio personal; asociados con estados emocionales y afectivos, como el miedo, el estrés o la sensación de amenaza, y relacionados con los distintos contextos situacionales. La estructura básica del comportamiento espacial se fundamenta en elementos psicoemocionales (con una base posiblemente innata o filogenética), y se materializa en una gama de expresiones conductuales específicas, en la que se hallan elementos de carácter microcultural (patrones de uso de un contexto espacial concreto); así como sistemas cognitivos complejos de procesamiento, toma de decisiones y afrontamiento de los retos planteados por el entorno ambiental en cada contexto concreto. Todo ello articulado en torno a un proceso motivacional, que podemos representar dentro de un sistema dinámico de satisfacción de la necesidad de seguridad personal y de adaptación a las condiciones ambientales particulares y cambiantes de los espacios sociales, en este caso, los espacios públicos del tren urbano. El comportamiento espacial humano es dependiente de un complejo sistema conductual y cognitivo, en el que interactúan distintas dimensiones o niveles de procesamiento de la información, de evaluación de la situación contextual y de la generación de respuestas. Éstos son: • Nivel emocional-fisiológico: Relación de intrusión-estrés-respuesta • Nivel motivacional: Búsqueda de seguridad y privacidad • Nivel cognitivo: Representación de la situación contextual 26 Nueva Época Año 1 No. 1 • Julio-Dic 2011 Nivel cultural-proxémico: Reglas compartidas y patrones de uso del espacio Este sistema de valoración-procesamiento-respuesta opera en continua interacción entre sus distintos niveles, ya que las emociones, las motivaciones y los esquemas culturales condicionan la cognición; pero también, la cultura y las emociones modelan las motivaciones. A ello habría que añadir que el sistema de percepción, cognición y respuesta interactúa con las distintas variables situacionales del contexto ambiental particular (densidad y distribución espacial de los ocupantes de un espacio, características de los actores sociales, organización del entorno físico, entre otros). Todo lo cual remite a un complejo sistema de elementos internos (percepción, emoción, motivación y cognición) y externos (ambiente espacial, social y cultural) de la conducta espacial en continua interacción, que incita a plantear nuevas líneas de investigación referentes al conocimiento del comportamiento espacial y territorial humano. BIBLIOGRAFÍA Altman, I. (1975), The environment and social behavior: Privacy, personal space, territoriality and crowding, Monterey, California, Brooks/Cole Publish Company. Augé, M. (2001), Los “no lugares”, espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, Barcelona, Gedisa. _______ (2002), El viajero subterráneo. 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