Del entero al céntimo de euro - BME: Bolsas y Mercados Españoles

Anuncio
LA
BOLSA:
UN FENÓMENO
SOCIAL
LA BOLSA:
UN FENÓMENO
SOCIAL
Del entero al
céntimo de euro
El 26 de febrero de 1989, Repsol vendía en bolsa el 26% de sus acciones. Por
primera vez, una gran empresa participada por el Estado abría su capital a los
inversores grandes y a los pequeños a través de una oferta pública
de venta (OPV), la mayor conocida hasta el momento. Era el
comienzo de lo que se dio en llamar en España
"capitalismo popular", el inicio sin marcha atrás de un
proceso de popularización de la renta variable
que se traduce en que, hoy, una de cada tres
familias españolas tiene acciones.
✒
Enrique Utrera
Redactor de Actualidad Económica.
P
ocos días después del debut
de Repsol en el parqué, se
inauguraba el mercado continuo. Unos pocos valores dejaban de
cotizar en los corros de toda la vida,
en los que a golpe de campana y entre
los gritos de los operadores, la cotización de una empresa se fijaba en 10
minutos. Era el principio del final de
la cotización en enteros y el comienzo
de la negociación en pesetas.
Pocos eran los que entonces podían
imaginar que diez años más tarde el
48
turno
sería
para la moneda
única europea. Hoy, el valor de las acciones de las empresas españolas cambia a ritmo de céntimo de
euro en sesiones que duran ocho horas y media. Sin solución de continuidad, amparada en el marco legal de la
Ley de Reforma del Mercado de Valores, la bolsa daba un salto con red hacia la modernidad.
Un salto necesario en un país integra-
do ya en la Comunidad Europea y en
pleno proceso de liberalización.
El vendaval de cambios que sacudió a
la bolsa española no hubiera sido posible sin la evolución, cuantitativa y
cualitativa, que ha experimentado el
país. Una somera ojeada a la última
década dice que nada, o casi nada,
se parece a lo que era. En la España
Nº 100, JUNIO-JULIO 2001
LA BOLSA: UN
FENÓMENO
SOCIAL
LA BOLSA:
UN FENÓMENO
SOCIAL
LA BOLSA HA RECOGIDO CON FIDELIDAD LAS MEJORAS
y la internacionalización de la economía española,
que hoy viaja con billete de primera en el tren del
euro. La bolsa es hoy un fenómeno social, una vía
imprescindible para canalizar una parte cada vez más
importante del ahorro de las familias
del siglo XXI hay más de
5.000 kilómetros de autovías, más de
24 millones de teléfonos móviles en
servicio y el parque de automóviles supera ya los 18 millones. Pero más allá
de los datos que miden el nivel y la calidad de vida de un país, hoy España
es un país avanzado, sometido a la disciplina del Banco Central Europeo y
que pelea, como el resto de los países
de la zona euro, por crecer como el
que más manteniendo a raya la inflación. La bolsa ha recogido con fidelidad las mejoras y la internacionalización de la economía española, que
hoy viaja con billete de primera en el
tren del euro. Aún no están tan lejanos los tiempos -en el comienzo de la
Nº 100, JUNIO-JULIO 2001
década de los noventa- en los que los
tipos de interés eran de dos dígitos.
Cuando finalizó el año 1990, los tipos
se situaban en el 14,70% y la inflación
era del 6,7%, una situación que ocho
años más tarde se había invertido de
forma espectacular. Tipos que alcanzaron su mínimo histórico en el 2,5%
y precios en el 1,8% eran el escenario
perfecto para reactivar la economía y
para propiciar, como así fue, un fuerte
tirón en los índices bursátiles. Hoy, la
estabilidad del precio del dinero y de
los precios ha permitido a los inversores no sólo financiar más barata la
compra de una vivienda o un automóvil. También les ha ofrecido la posibilidad de optimizar su ahorro a través
de los mercados de capitales, tanto los
españoles como los internacionales.
Tras décadas en las que la aproximación de los españoles a la cultura de la
renta variable era prácticamente testimonial, la bolsa es hoy un fenómeno
social, una vía imprescindible para canalizar una parte cada vez más importante del ahorro de las familias.
Los crecimientos han sido espectaculares. Frente a los apenas 500.000 millones de patrimonio con los que comenzaron la década, unos 30 billones
de pesetas de los ahorradores españoles están depositados en fondos de inversión, y una tercera parte de esa cifra está colocada en productos que invierten en acciones. Y frente a los 16,4
billones de pesetas al cierre de 1994,
hoy, el valor de las acciones que están
en manos de las familias españolas se
sitúa alrededor de los 70 billones de
pesetas -400.000 millones de euros-,
una cifra que supone que un 35% del
valor total de la cartera financiera de
las familias está en acciones. Este porcentaje es superior al que suponen los
productos de ahorro clásicos como los
depósitos de ahorro y plazo fijo, que
habían sido tradicionalmente la hucha
de los españoles. Apoyados en una
bolsa cada vez más amplia y segura,
los inversores han dado el salto definitivo hacia el riesgo.
■ CAPITALISMO POPULAR
La "explosión" del capitalismo popular no ha sido espontánea. La bolsa española en 2001 es más líquida, más
grande y representa mejor que nunca
a las empresas y sectores líderes de la
bolsa española. En los últimos cinco
años, 54 empresas han ofrecido acciones al mercado, a través de salidas a
bolsa, de ofertas públicas de ofertas de
suscripción de acciones de compañías
que ya estaban cotizando o de ampliaciones de capital. Tras el éxito de las
grandes operaciones de venta de títulos de empresas públicas y ya completamente privadas -Repsol, Telefónica,
Endesa y Repsol-, las grandes empresas españolas han elegido la bolsa como la vía de financiación número
uno. Aunque aún no están todas las
que son, nunca el inversor español ha
tenido tanto para elegir.
En el último lustro han saltado al par-
49
➧
LA
BOLSA:
UN FENÓMENO
SOCIAL
LA BOLSA:
UN FENÓMENO
SOCIAL
➧ qué compañías de crecimiento como
TelePizza, del sector textil como Adolfo Domínguez y Grupo Inditex, del de
transporte como Azkar, del de ocio
como Parques Reunidos, de el de medios de comunicación como Prisa y
Recoletos, una gran aerolínea como
Iberia o las grandes bodegueras en
bloque, con Cvne, Bodegas Riojanas o
Paternina. Todos ellos han renovado
una bolsa que necesitaba que sus sectores más representativos cotizaran en
bolsa, ampliando la oferta y permitiendo a los inversores diversificar sus
inversiones. El final de la década y del
siglo también ha permitido que la
Nueva Economía, con Internet a la cabeza, haya entrado con fuerza en la
bolsa española, con resultados para
todos los gustos y fuertes vaivenes en
las cotizaciones como corresponde a
los valores de alto riesgo. La creación
del Nuevo Mercado, con Terra como
valor más representativo, que recoge a
estas compañías de crecimiento y que
ofrece más flexibilidad que el mercado
clásico, es la mejor prueba de la buena
acogida de los inversores a un sector
necesario, que viene a ampliar el abanico de posibilidades de una bolsa en
la que tres sectores clásicos como el de
banca, el eléctrico y el de comunicaciones han rebajado sensiblemente su
peso en los índices.
Tanta confianza generan ahora los inversores españoles que desde 1999
grandes compañías internacionales
como Deutsche Telekom -en la que
entraron 130.000 accionistas españoles-, EADS o KPN han colocado con
éxito parte de sus ofertas públicas de
venta de acciones en España.
En todas estas operaciones, el inversor
particular, que es protagonista de una
de cada tres operaciones que se realizan en la bolsa española, ha tenido un
papel muy destacado, tirando con
mucha fuerza de la demanda. La bolsa, que hace diez años prácticamente
50
LA BOLSA, QUE HACE DIEZ AÑOS prácticamente era una
desconocida en la calle, es hoy una pieza clave para el
futuro de los ahorros de los españoles, que han aprendido a convivir con el riesgo de la renta variable y han
aprendido también que ninguna decisión de inversión es
más rentable a largo plazo que la de comprar acciones
era una desconocida en la calle, es hoy
una pieza clave para el futuro de los
ahorros de los españoles, que han
aprendido a convivir con el riesgo de
la renta variable y han aprendido también que ninguna decisión de inversión es más rentable a largo plazo que
la de comprar acciones.
Como consecuencia, la actividad se ha
disparado en la bolsa española. El volumen de contratación en 2000 fue de
490.000 millones de euros, todo un
récord histórico impulsado en parte
por el desarrollo de la contratación a
través de Internet, que se ha convertido en una vía sencilla y barata para
canalizar las órdenes de los pequeños
inversores. Se trata de un añadido al
peso decisivo que en este récord tienen unos sistemas de contratación
más modernos y seguros, el peso cada
vez mayor de los grandes valores en
los índices internacionales y las operaciones de concentración que han realizado esas grandes compañías con sus
sociedades filiales.
El salto ha sido gigantesco y para
muestra bien vale un botón: el día 29
de julio de 1988, cuando se aprobó la
Ley de Reforma del Mercado de Valores, el volumen de negocio en la Bolsa
de Madrid fue de 6,69 millones de euros, una cifra que, vista desde la distancia, es sencillamente testimonial.
Desde entonces , la capitalización
bursátil ha pasado desde algo más de
10 billones de pesetas hasta los 90 billones, repartidos entre el millar de
empresas que hoy en día negocian
sus acciones en bolsa.
Nº 100, JUNIO-JULIO 2001
LA BOLSA: UN
FENÓMENO
SOCIAL
LA BOLSA:
UN FENÓMENO
SOCIAL
PROPIEDAD DE ACCIONES : NO RESIDENTES Y
FAMILIAS A LA CABEZA
L acciones de empresas españolas cotizadas en la Bolsa de Madrid. Según los datos ela-
as familias españolas y los inversores no residentes son los principales tenedores de las
borados por el Servicio de Estudios a lo largo de los últimos ocho años se desvelan las grandes tendencias de la década de los noventa. Aumenta el porcentaje de tenencia de acciones
por parte de los particulares tanto directamente como indirectamente a través de las instituciones de inversión colectiva. Este porcentaje de inversión en bolsa de las familias y las entidades de inversión colectiva, considerados de forma agregada, ha pasado del 26 por ciento
en 1992 al 40 por ciento en 1999. Por otro lado, la participación de los no residentes en la
capitalización de la bolsa aumentó en los primeros años de la serie y después se ha mantenido estable en niveles superiores al 35 por ciento. Es destacable, además, la caída a niveles
insignificantes de la participación del Estado: desde el 16,6 por ciento de 1992 hasta el 0,3
por ciento de 1999. La participación de los Bancos y Cajas crece en 1999 hasta cerca del 13
por ciento tras reducir su peso en el conjunto cerca de 4 puntos entre 1995 y 1999. Por su
parte, las Empresas no Financieras duplican su participación en el mercado de acciones en
1999 hasta una cifra superior al 10 por ciento. La fuente de nuestros datos es, fundamentalmente, la información contenida en las cuentas financieras de la economía española que publica el Banco de España, los datos de la Dirección General de Transacciones Exteriores del
Ministerio de Economía y la información en manos de la Bolsa de Madrid. ■
LA “EXPLOSION” DEL
CAPITALISMO POPULAR
NO HA SIDO ESPONTANEA.
La bolsa española en
2001 es más líquida,
más grande y representa
mejor que nunca a las
empresas y sectores
líderes de la bolsa
española. En los últimos
cinco años, 54 empresas
han ofrecido acciones al
mercado
Bolsa de Madrid
■ LA DÉCADA PRODIGIOSA
Un 295%. Esa fue la subida acumulada por el índice general de Madrid en
la década de los noventa. Una subida
sencillamente espectacular, en la que
los inversores ganaron mucho dinero
y en la que, por contraste, no ganaron
para sustos. En estos diez años marcados por el imparable crecimiento sin
inflación de la economía estadounidense, que ahora ha tocado a su fin, el
grueso de los inversores particulares
conocieron también el lado amargo
de la inversión en bolsa. Tras el minicrash de octubre de 1989, la década
se estrenó con la crisis del Golfo Pérsico en el verano de 1990 y siguió con
el golpe de Estado en Rusia en 1991.
Seis meses después, nacía el índice
Ibex.
Luego vendrían varios sobresaltos
más, pero uno en especial sería el
germen de la estabilidad y la madurez que hoy demuestran los inversores españoles ante una crisis. Fue la
Nº 100, JUNIO-JULIO 2001
tormenta monetaria de 1994 provocada por el no danés en el referéndum para integrarse en el Tratado de
Maastricht.
Los inversores españoles descubrieron
que también podían perder dinero en
sus fondos de renta fija. Para muchos
fue su bautismo de sangre de un año
que también se recordará por las devaluaciones de la peseta que provocaron
una crisis histórica. Ese año, la bolsa
bajó un 12%. Sería el último año de
pérdidas, con subidas sin precedentes
en el índice desde el 285% hasta las
puertas del 900%, hasta el pasado año
2000. En ese trayecto, la bolsa sufrió
los envites de la crisis asiática de 1997
o la devaluación del real brasileño en
enero de 1999. Para entonces, los inversores españoles ya habían aprendido a nadar y guardar la ropa y la mayoría prefirió esperar antes de vender y
aguardar a que pasara la tormenta.
A las puertas ya de que el euro llegue a
los bolsillos de los españoles, la eco-
nomía y los mercados españoles se enfrentan a una nueva etapa cargada de
retos. Los inversores se consideran ya
europeos, como demuestra que una
quinta parte de los activos en los que
invierte los fondos de inversión españoles son extranjeros.
Si las grandes empresas españolas han
iniciado la aventura internacional, los
mercados nacionales también se enfrentan a un futuro apasionante dentro y fuera de nuestras fronteras.
Alianzas, fusiones, nuevos productos
y un fuerte impulso de la tencología
marcan el futuro de las grandes plazas
financieras internacionales. Será un
proceso tan apasionante como complejo, pero los intereses de las empresas y los inversores no pueden ser más
claros: que el mercado sea lo más seguro, lo más líquido y lo más barato
posible. Tras una década de cambios
que han cambiado la cara de las bolsa,
ésta se enfrenta a una segunda revolución, quién sabe si de mayor calado
aún. En la Europa del euro, y ya en
pleno siglo XXI. ●
51
Descargar