La mayoría no siempre tiene razón. Las masas no

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La mayoría no siempre tiene razón.
Las masas no son más que un grupo de personas copiando a la que tienen al lado, sin saber que esta también
está copiando a la siguiente y así sucesivamente. Grupos de personas sin orientación ni camino propio. Copias de las
copias. Sucesivas secuencias, ideas y pensamientos iguales. Las masas no lo son todo. Las masas manipulan personas
y personas manipulan las masas. No tienen voz propia. Son controladas hasta que aprenden a controlar. No razonan,
siguen instrucciones. No dicen verdades, no son verdades. Mienten, niegan y rechazan. Las mayorías son todas
iguales. Te topas con una y ya sabes cómo serán el resto. Granitos de arena pegados unos con otros defendiendo
siempre una sola idea: “tenemos razón”. Déjenme decirles que las mayorías están equivocadas.
Remontémonos al año 33 d.c aproximadamente. Jerusalén. Una gran mayoría de romanos y judíos observan
a un señor crucificado a punto de morir. Si empezamos a indagar en el porqué de la condena de aquél señor
llegaríamos probablemente a una conclusión aparentemente sin sentido: Por nada. Este señor no ha hecho
absolutamente nada malo, entonces, ¿Qué hace allí colgado? Si afináramos un poco el oído podríamos oír los gritos
de aquella gran mayoría repitiendo una y otra vez: ¡Mátenlo, mátenlo! ¡Es culpable! Eso es. Ya sabemos por qué está
allí. La mayoría lo dice. La mayoría apoya aquella condena. La mayoría lo ha decidido. La mayoría gana. Un único
hombre inocente paga.
1633. Italia en pleno Renacimiento. Época en donde La Inquisición tenía el poder. Lo que decía esta mayoría
de dogmáticos iba a misa. Un hombre se atreve a enfrentarse a las ideas de aquella mayoría. El astrónomo Galileo
tiene la certeza de que la Tierra no es el centro del Universo, de que es la tierra la que gira en torno a la estrella más
grande del sistema y no al contrario. La Inquisición no está de acuerdo. La mayoría apoya el geocentrismo. La
mayoría está muy equivocada sin ni siquiera saberlo. Galileo es condenado después de abjurar su teoría en frente de
un tribunal, pero no sin antes defender su propia idea, susurra antes de abandonar la sala: «Eppur si muove» (Y sin
embargo se mueve) refiriéndose a la Tierra. Un único hombre tenía razón frente a una mayoría que prefiere
condenarle antes de aceptar la visión de aquel individuo.
Damos un gran saltó en la historia. Año 1941. Heydrich recibe una orden directa de Göring para empezar la
“solución final”. ¿Quienes tomaron parte en este genocidio? La gran mayoría Nazi. Todos seguían una idea. Todos
estaban manipulados por un solo hombre, si se puede llamarle hombre siquiera. Controló a las masas. Controlo a la
mayoría. Controlo países y casi el mundo entero. La mayoría le adoraba, le alagaba, le alababa. Era su Dios. El Dios de
la mayoría. Tenía sus pensamientos, sus ideas, sus planes, sus miles de seguidores, su mayoría. La mayoría lo quiso y
lo apoyó. Barbaridades fueron cometidas y millones de inocentes castigados y enterrados. “El nazismo es bueno”
decía la mayoría en Alemania. “El nazismo es nuestra religión y debería ser la de todos. Todos tendríamos que ser
iguales y tener las mismas ideas. Sígannos.” Muy bien. Parecía que la mayoría había ganado pero, las mayorías
siempre pueden desaparecer. Las mayorías no siempre van a ser la solución final. En cuanto no se sigue a una
mayoría, la historia puede ser cambiada, y para mejor.
1947. Periodo de descolonización en India, Asia. Los británicos se niegan a dar la independencia a India por
miedo a que estos se revelen contra ellos. India esperaba aquella rebelión, querían hacer pagar a los británicos, la
mayoría quería venganza. Un hombre, un solo hombre aparece con una idea distinta a la de la mayoría. Gandhi
quería una resistencia no violenta, pacífica, negociada y si hacía falta haría sacrificios y esfuerzos, ayunaría por la paz,
reclamaría la independencia deteniendo la revolución sangrienta que la mayoría india quería llevar a cabo. La
mayoría no tenía razón. Con las ideas de la mayoría habrían sucedido masacres y revoluciones. Un hombre logró
cambiar a esta mayoría. Un hombre contra el mundo. Un individuo que veía las cosas desde otra perspectiva, desde
otro punto de vista. Un solo hombre que tenía razón cuando la mayoría no la tenía.
Estadio de Heysel, Bruselas. 29 de mayo de 1985. Dos masas muy diferentes chillan en un estadio de futbol.
Dos mayorías de aficionados, cada una de un equipo. Final de la copa de Europa. Liverpool vs. Juventus. El partido no
ha empezado. La mayoría de aficionados del Liverpool asaltan a los del Juventus. El caos se desata. Las masas han
perdido la razón. Los del Juventus se alejan y se acumulan en el fondo de las gradas aprisionadas por un muro
mientras la mayoría del Liverpool les agrede. Mueren 39 personas aplastadas por una mayoría sin ni siquiera haber
empezado el partido. Las mayorías no siempre defienden la verdad. Si eres parte de la mayoría no siempre obtendrás
resultados satisfactorios. Solo los que intuyeron el desastre y se alejaron a tiempo de las masas lograron salvarse.
Alejarse de las masas, sean cuales sean las consecuencias. Siempre alejarse de las masas.
Sudáfrica. Año 1947. El Apartheid triunfa. La masa blanca controlaba la raza negra. Les discriminaban, les
maltrataban, les separaban, les despreciaban, se les restringían las acciones básicas y se les prohibía entrar en
lugares públicos, se les privaba de educación, matrimonio y libertad. Los negros estaban furiosos con la raza blanca.
Un hombre. Otro hombre único aparece y detiene a la masa. Tiene un pensamiento: “Los negros no son inferiores a
los blancos. Los blancos no son los Dioses, ellos no nos controlan”. La masa de raza blanca le condena. Nelson
Mandela lucha por la paz hasta que en 1993 logra subir al poder como el primer presidente de raza negra en
Sudáfrica. Logra detener a aquella gran mayoría de raza negra que quiere vengarse de los blancos, y, a su vez, logra
derrotar al Apartheid y con él a la masa blanca que controlaba el país. Dos masas equivocadas. Dos mayorías
detenidas por un solo hombre. Una nueva idea que cambia el mundo y no proviene de mil mentes iguales, sale de
una sola.
28 de Febrero de 1993. Un rancho en la zona de Waco, Texas, arde en llamas y es consumido poco a poco. 84
hombres mueren asfixiados por el fuego. Pertenecían a una secta, los Davidianos. Una mayoría liderada y
manipulada por su líder Koresh. La mayoría se manipula y se moldea hasta tal punto de cometer un suicidio
colectivo. Primer caso en donde la mayoría se ve afectada por sí misma. La mayoría es su propia enemiga. Tenían una
creencia. Llegar a la verdadera vida, al otro lado. Acabaron siendo cenizas en el suelo de aquel rancho en Texas,
siendo lo que eran desde un principio: una mayoría manipulada, sin pensamiento propio.
Ruanda, 1994. Hutus y Tutsis conviven en el mismo territorio hasta que la mayoría Hutu decide el exterminio
de la minoría Tutsi para borrarlos del mapa. Un solo propósito que lleva a la mayoría Hutu a cometer el genocidio de
Ruanda, en donde los lideres Tutsis fueron aniquilados y con ellos su raza. A partir de aquél momento el poder del
país fue de los Hutus. La mayoría gana de nuevo pero no por mucho tiempo. En 1994 la ONU decide perseguir y
castigar a todos los líderes que tomaron parte en el genocidio por poner en peligro la paz Internacional. Una vez más,
la mayoría es detenida, desaparece y es castigada.
Lo mismo pasa en Bosnia y Herzegovina en 1992. La mayoría serbia quería hacerse con todo el territorio
Yugoslavo que quedaba y decide invadir Bosnia y no dejar que se independizara. Esto produce una masacre en Bosnia
hasta que los serbios son detenidos por la OTAN en 1995 acabando el conflicto con los acuerdos de Dayton en donde
Bosnia conseguía su independencia y la mayoría serbia era derrotada. Las mayorías no son racionales, quieren poder,
quieren lo que su compañero quiere, lo que les dicen que tienen que querer, es al final lo que desean.
Ya está todo dicho. La historia es la historia. Los hechos son los hechos. Dirán: “Bueno pero no todas las
mayorías son malas”. Lamento deciros que así es y que así seguirá siendo. Por muy correcta que parezca una decisión
que esté tomando una mayoría nunca será una decisión tomada libremente por cada uno de los individuos que
conforman la masa. Nunca será propiamente una decisión, una idea o una propuesta nueva ya que siempre será la
copia de otra copia copiada de alguna otra copia. En las mayorías la gente se vuelve una, no hay personas únicas, no
hay pensamiento propio, no hay personas que sobresalgan o que innoven, todas están al mismo nivel, todas debajo
de una raya que no pueden ni se atreven a pasar, a irrumpir. Son decisiones colectivas tomadas por alguna mente
ajena al grupo. Personas que no son personas, arrastradas y llevadas por la marea como bancos de peces
moviéndose al unísono. Podrán decir también que la democracia se rige por una mayoría y está basada en su voto, y
este es el sistema de vida que llevamos en la actualidad y con el que funcionamos correctamente, esto último no lo
niego pero los votos en la democracia no están controlados por ninguna mayoría, aquello a lo que llamáis “mayoría”
no son más que muchos individuos pensando libremente una decisión que sale de su propia cabeza y que luego
juntarán con todas las decisiones tomadas por los demás miembros del país. Nombrareis también el ejemplo de la
Revolución francesa y como una mayoría alcanzó un fin correcto, esto puede ser verdad, pero las acciones
provocadas por aquella mayoría acabaron en atrocidades y en aniquilamientos. Siempre va a ver afectados por las
acciones de las mayorías. El fin era correcto, la acción era criminal.
Una sola persona puede ver el mundo con sus propios ojos. Una persona puede ver la verdad en las
situaciones, los diferentes caminos y opciones, puede llegar hasta dudar pero al final tomará una decisión, una
decisión medida y tomada con calma desde su cabeza y corazón que deciden a partes iguales, encontrando siempre
una decisión equilibrada, propia, y libre. Una sola persona ve el mundo con perspectiva, con colores que no son ni
blancos ni negro. Una persona puede sobresalir. Una persona puede incluso triunfar. Las mayorías atan a la gente. Las
mayorías no siempre tienen razón.
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