ARISTÓTELES

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ARISTÓTELES
MARCO HISTÓRICO
El trabajo intelectual de Aristóteles se desarrolla en el siglo IV a.C. Durante el siglo V Atenas había vivido su
momento de esplendor, pero tras la derrota en el año 404 a.C. en la guerra del Peloponeso frente a Esparta, la
democracia ateniense entró en un proceso de descomposición y ya no recuperaría su pasado esplendor. La democracia
en el siglo IV naufragó y estuvo a punto de convertirse en demagogia; los magistrados son con frecuencia sospechosos y
acusados de malversación y traición; casi todos los jefes militares y políticos fueron objeto de procesamiento.
Aristóteles nos alerta de los peligros de que los gobiernos degeneren y pierdan en su ejercicio la meta fundamental que
es el bien común (la monarquía puede convertirse en tiranía, la aristocracia en oligarquía, la timocracia o democracia
censitaria en demagogia). El siglo IV comenzó bajo la hegemonía espartana, que desde un principio se mostró débil; en
el 371 a.C. los espartanos fueron derrotados por los tebanos, cuya hegemonía duró hasta la batalla de Mantinea (362
a.C.), momento en el que todas las ciudades-estado perdieron bastantes hombres, de manera que ninguna podía
restablecer ya su dominio sobre las demás. Es una época turbulenta, de crisis del ideal griego y de la polis como forma
básica de organización política.
La situación de debilidad de Grecia central coincidió con el surgimiento de Macedonia encabezada por Filipo II.
Aprovechando la falta de acuerdo entre las polis griegas impuso sobre ellas su domino con la intención de lograr la
unidad entre los griegos y vencer a los persas. Irá conquistando Grecia (derrotó a Atenas y a otras polis en la batalla de
Queronea en el 338 a.C.), irá sometiendo a las polis bajo duras condiciones e irá destruyendo su independencia; el
modelo político tradicional griego tocaba a su fin. Las polis dejaron de existir como unidades autárquicas, aunque se
mantuvieron como núcleos urbanos en los que se continuó desarrollando la cultura y la ciencia, pero sin tener la
relevancia política de antaño. Es posible que Aristóteles aprobara la idea de Filipo de unir las polis griegas para poder
dominar a los persas, pero no pudo influir mucho en el pensamiento político del joven Alejandro, hijo de Filipo, de cuya
educación se encargó en el 343 a.C. cuando contaba 14 años. Cuando muere asesinado a los 46 años de edad Filipo II,
Alejandro es nombrado rey (336 a.C.). El joven Alejandro tenía una visión mucho más ambiciosa que su padre y puso las
bases para el nacimiento de un modelo nuevo de comunidad, el Imperio, capaz de acoger a individuos de procedencia
muy diversa y donde la lengua y la cultura griegas eran los elementos fundamentales de cohesión; este proyecto, en la
práctica, hacía desaparecer las polis. Conquistadas por Alejandro Magno, las ciudades griegas perdieron su autonomía y
pasaron a formar parte de un imperio colosal bajo un mando único en el que la difusión de la civilización griega era
imparable. Alejandro destruyó el Imperio Persa, sometió Egipto, Mesopotamia, Siria,… llegando hasta la India. Platón y
Aristóteles habían organizado sus propuestas políticas tomando la polis como lugar natural para construir una sociedad
que hiciera posible la felicidad de los ciudadanos. En el nuevo contexto histórico estas concepciones éticas y políticas
perdieron su validez. Para Aristóteles la organización de la comunidad que mejor puede conseguir que sus ciudadanos
tengan una vida feliz es sin duda la polis, pues garantiza la subsistencia individual y el desarrollo de las capacidades
humanas; el hombre es un “animal político” (cívico) y es en la polis, la comunidad social por excelencia, donde puede
realizar plenamente todas sus virtudes éticas y dianoéticas. La familia y la aldea le hacen posible vivir, pero la polis le
permite vivir bien. La felicidad superior que deriva de la vida contemplativa, queda reservada a unos pocos privilegiados,
cuyas necesidades están resueltas en la ciudad. Los animales, los niños, las mujeres y los esclavos no están capacitados
para ella. Aristóteles no reconoce unidades políticas mayores a la polis.
Parece que Aristóteles no apoyó el imperialismo de Alejandro porque bajo el imperio los ciudadanos ya no
tenían el privilegio y el deber de participar en la toma de decisiones políticas, tal y como ocurría en la época clásica. El
nuevo ideal político ya no dispone a los hombres en torno al ágora, sino alrededor del rey, cuyo poder y dominio no se
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reduce a esta o aquella ciudad. Su espacio es la totalidad del territorio, y las ciudades son un instrumento para el
engrandecimiento y la consolidación del imperio. El poder se aleja de los ciudadanos.
Ni la temprana muerte de Alejandro (323 a.C.), ni el subsiguiente desmembramiento de su Imperio en
monarquías regidas por sus más influyentes generales, permitieron a los griegos recuperar su anterior estructura sociopolítica de las ciudades-estado autónomas. Tras la declinación y desaparición de las polis griegas, los nuevos y grandes
Estados surgidos de la desintegración del imperio de Alejandro ya no necesitan ni desean la intervención política de los
ciudadanos ni, por supuesto el consejo de los filósofos para las labores de gobierno. Desaparecen por tanto las
discusiones político-filosóficas y la intervención de los ciudadanos en los asuntos públicos. Al filósofo no le quedará más
posibilidad que centrarse en su propio yo, en su propia felicidad, en su libertad interior, olvidando así cuestiones como
el bienestar general y la libertad política y social.
MARCO SOCIOCULTURAL
La sociedad griega del siglo IV a.C. mantenía una organización semejante a la del siglo anterior: estaban por un
lado los ciudadanos, que eran hombres libres nacidos en la polis, dueños de tierras, y que gozaban de la protección
entera de la ley en una ciudad-estado. Según Aristóteles, los ciudadanos son los que deben participar en la vida pública,
deben disponer de tiempo libre que destinan a la ciudad y a la toma de decisiones que afectan a todos los que viven en
ella. Por otro lado estaban los esclavos que no tenían ningún poder ni estatus. Aristóteles consideraba que tanto la
mujer como los esclavos están subordinados al hombre. Cada uno de ellos realiza su función en la familia, pero todos
ellos con el fin de conseguir la autarquía del ciudadano. Las mujeres, los extranjeros (o metecos, como era el propio
Aristóteles en Atenas) y los esclavos carecen de ciudadanía para Aristóteles, reflejando así las creencias de la época.
Al comienzo de sus conquistas, Aristóteles aconsejó a su discípulo Alejandro que tratase a los griegos como
amigos y parientes, como un jefe, pero a los bárbaros debía tratarlos como animales domésticos, es decir, como un
amo. Alejandro rechazó, sin embargo, esta división entre hombres libres y esclavos natos, y no siguió el consejo de su
maestro. Aristóteles desaprobó abiertamente que tratase a los persas y otros pueblos enemigos como iguales, que se
mezclase con ellos y adoptase alguna de sus costumbres. Pero Alejandro intentó forjar un ideal cosmopolita y para ello
enseñó a miles de jóvenes persas la lengua griega, los formó militarmente para incorporarlos a su ejército y promovió el
matrimonio entre sus soldados y las mujeres persas como él mismo hizo en varias ocasiones. Con ello cambió
profundamente la relación de los griegos con otros pueblos, los “bárbaros”, produciéndose así una interrelación de las
concepciones orientales y del pensamiento griego.
La educación de los jóvenes en la Atenas del IV a.C. podía desarrollarse en varias escuelas o gimnasios públicos
donde los jóvenes entrenaban, hacían ejercicios militares o escuchaban las lecciones de sofistas o filósofos. Las escuelas
que existían eran las de Isócrates (m. en 338 a.C.), dedicada a la retórica pero interesada en la formación ética de los
ciudadanos (frente a los sofistas); la del cínico Antístenes (m. en 365 a.C) muy crítico con la situación política de Atenas
y defensor de un ideal de vida desligado de lo material y fundamentado en la fuerza de la voluntad; la escuela cirenaica
fundada por Aristipo (m. en 350 a.C.), que consideraba que el bien supremo consistía en el máximo placer, sensible o
espiritual, siendo la filosofía el instrumento adecuado para alcanzarlo; la Academia de Platón (m. 347 a.C.) que
pretendía formar a los futuros gobernantes mediante el estudio de las matemáticas y la filosofía; o el Liceo de
Aristóteles cuyo espíritu pedagógico se basaba en la observación, en el estudio minucioso de los seres naturales u otras
realidades, en la comparación con lo que habían dicho filósofos precedentes,… Se cultivaban todos los saberes del
momento, aunque se distinguió entre el estudio de las ciencias naturales (zoología y botánica) y las ciencias de carácter
más práctico (ética y política).
La lengua griega se convirtió en la lengua cultura del imperio de Alejandro, y la cultura griega se divulgó y se
mezcló con las culturas autóctonas de los países anexionados, creó ciudades según el modelo griego, que invitaban al
sedentarismo de los pueblos nómadas. Aristóteles era contrario a esta fusión de lo griego con lo bárbaro.
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En la expresión artística se produce un tránsito del arte clásico donde rige el ideal del orden, la serenidad y la
racionalidad, al helenismo que expresa movimientos violentos y el sufrimiento humano y recoge, además, la nueva
influencia oriental traída por las conquistas de Alejandro. Al fundirse con la tradición oriental la expresión artística
helenística tendió a lo excesivo, a lo colosal, a la desmesura de las proporciones. Se abandonó el empeño por la
idealización del ser humano y los más variados temas penetraron en la escultura: la deformidad, la agonía, la infancia y
la vejez como edades extremas, fueron representadas en las distintas escuelas que dieron variedad a lo que había sido
un estilo único durante la época clásica. La realidad más inmediata entraba a formar parte del arte, no el ideal perfecto
platónico sino la sustancia primera aristotélica.
La tragedia, que será estudiada por el propio Aristóteles en la Poética, evolucionará desde los héroes de Esquilo
y Sófocles, heroicos en la desgracia, a los posteriores de Eurípides, más humanizados. Además, surgirá la máxima figura
de la retórica griega con Demóstenes, del partido antimacedónico, quien en sus Filípicas criticará la política
expansionista de Filipo de Macedonia.
Alejandro extendió la cultura helénica y fundó Alejandría, que pasó a ser la nueva capital de todas las
manifestaciones culturales, a excepción de la filosofía, cuyo centro se mantuvo en Atenas, ciudad admirada por
Aristóteles y en la que residió cuanto pudo.
La ESCULTURA es una de las artes dominantes de ésta época. Tres son los escultores de más renombre. Scopas,
además de arquitecto era un magnífico escultor. Era capaz de lograr dar a los rostros de sus estatutas un enorme
patetismo impresionante y contrario a la serenidad de las esculturas del período clásico. Nos han llegado muchas de sus
esculturas no muy bien conservadas. Destaca la Ménade danzante. Otro escultor que destaca es Praxíteles, aunque
trabajo poco por Atenas y viajó mucho a Asia y al Peloponeso. Su estilo era muy sutil y refinado y sus obras solían estar
dedicadas a los dioses del Olimpo. Las figuras humanas eran doncellas desnudas o muchachos de gráciles formas.
Lisipo, el tercer escultor más famoso de ésta época, era un experto broncista y creador de esculturas de esculturas
atléticas. Cambió el canón clásico de Policleto creando uno nuevo de ocho cabezas en la altura del cuerpo, lo que daba
mayor esbeltez a las esculturas. Fue el escultor oficial de Alejandro Magno al quien acompañó en sus viajes.
En el campo de la PINTURA si bien no tenemos demasiadas obras sí que podemos mencionar a Nicias, de la
Escuela de Atenas, que se dedicaba a pintar las esculturas de Praxíteles. También era conocida la Escuela de Sicione, en
donde alcanzó fama Pausias y Apeles, este último pintor oficial de Alejandro Magno.
En ARQUITECTURA se terminan construcciones empezadas un siglo antes. Tras la derrota de Atenas en el 404
a.C. se comienza la reconstrucción de la ciudad y algunos monumentos del Ágora, como el templo de Apolo Patroos, y
creando otros nuevos, como por ejemplo, el Trípode. En el Puerto del Pireo se renovó el Arsenal y el Puerto de Zea.
También en Delfos se construyó el templo de los alcmeónidas. Pero es en el Peloponeso donde se construyen los
grandes monumentos. Esta el Santuario de Asclepios, en Epidauro. En Tegea, Scopas reconstruyó el Templo de Atenea
Alea, y en Megalópolis se construyó el primer teatro griego.
Otra manifestación artística de esta época es la cerámica, aunque en el siglo IV comienza su declive. Destaca el
llamado estilo rico de los vasos decorados con motivos inspirados en Fidias y en el teatro. Son importantes los vasos de
Kertch.
También en esta época destacan los muebles de bronce, las urnas funerarias y las cajas para joyas fabricados en
los talleres áticos. Por primera vez, aparecen los mosaicos con decoración figurativa.
En el período en el que vive Aristóteles en Atenas en centro cultural más importante era la Academía de Platón.
En ella impartían su enseñanza matemáticos de gran renombre como Teeteto o Eudoxo de Cnido, quien contribuyó al
progreso de la astronomía y aportó la novedosa teoría de las proporciones áureas Cuando murió Platón, fue su sobrino,
Espeusipo quien se hizo cargo de la dirección del a Academía.
En el terreno de la ORATORIA dos son las figuras que destacan. Isócrates, continuador de la tradición
socrática incluyó la educación ética en su escuela de oratoria con el fin de regenerar a los políticos de su tiempo. La otra
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figura en el campo de la oratoria política fue Demòstenes, figura de la retórica griega, del partido antimacedónico,
quien en sus Filípicas criticará la política expansionista de Filipo de Macedonia.
La HISTORIOGRAFÍA de la época está representada por Jenofonte, que continua la labor de Tucíddes y cuya
obra más conocida fue la Anábasis, en donde relata la marcha hacia el interior del país, la batalla de Cunaxa y la retirada
hacia el Mar Negro, con abundantes descripciones geográficas y etnográficas
El centro cultural más importante es la Academia de Platón con matemáticos como Teeteto o Eudoxo de Cnido.
En el campo de la oratoria: Isócrates y Demóstenes (oratoria política). Jenofonte destaca como historiador. La
producción en el campo del teatro es extensa: Cárcino con tragedias tales como Orestes y Medea. También se menciona
a Astidamante, cuyas obras más conocidas son Alcmeon y Héctro y Antífanes con comedias.
MARCO FILOSÓFICO
Aristóteles marchó a la edad de 17 años a estudiar a Atenas en la Academia platónica, donde permanecería durante
veinte años, hasta la muerte del maestro. Durante su larga estancia en la Academia, tuvo ocasión no solo de conocer y
debatir las ideas de Platón, sino de forjar críticamente las bases de su propio y excepcional pensamiento. Aristóteles
realizó una dura crítica de la teoría platónica de las ideas. Argumenta que la división entre mundo inteligible y mundo
sensible es errónea, pues no podemos recurrir a una realidad que se encuentra más allá de la realidad sensible para
explicarla. Las formas solo existen en tanto que existen en miembros individuales y concretos. El mundo de las ideas
viene a duplicar inútilmente el mundo. Las ideas platónicas no tienen ninguna justificación porque si las cosas están
separadas de las ideas, conocer éstas no implica que se conozcan las cosas. La esencia de una cosa no puede existir
separada de ésta. La teoría platónica no explica convenientemente las razones del movimiento y del cambio, son una
metáfora poética. La teoría hilemórfica le pareció suficiente para explicar la realidad tanto en su aspecto permanente e
inteligible (forma) como en el cambiante y sensible (materia).
Aristóteles, siguiendo a Sócrates y Platón, considera que el ser humano puede hacer ciencia y que ésta consiste
en un conocimiento necesario, universal y eterno, pero partiendo de lo particular, de las cosas mismas, de su
observación. Mantuvo por lo tanto de su maestro la idea de que la ciencia era conocimiento de lo universal, pero se
distanció de Platón al afirmar que lo universal se fundaba en lo concreto y no en una realidad independiente. Aristóteles
representa el compromiso con la realidad sensible y con la explicación del cambio. Al igual que Platón entendía que la
ciencia no consiste en datos reunidos al azar, tiene que adentrarse en las causas. La novedad máxima de Aristóteles
consiste en negar el dualismo platónico y en afirmar que el individuo concreto (la sustancia primera) es lo
auténticamente real. No hay más mundo que este ni más ser que la sustancia primera. El devenir, el cambio queda
plenamente asumido.
Como consecuencia de lo anterior la teoría gnoseológica aristotélica afirma la primacía y validez del
conocimiento sensible, que no construye doxa (como en su maestro) sino que es capaz de generar episteme, la realidad
empírica es el criterio último de la verdad. La base empírica será la base imprescindible para toda investigación
científica. Al contrario de lo que consideraba Platón, Aristóteles considera que cuando el ser humano nace, en su alama
no existen conocimientos previos, lo que sabe lo ha adquirido a partir de las sensaciones captadas por los sentidos y
mediante un proceso de abstracción.
La física para Aristóteles puede ser una ciencia teórica que estudia la naturaleza. El movimiento, frente a la
explicación del maestro, es objeto de estudio científico y las causas se amplían hasta cuatro (material, formal, eficiente y
final).
La teoría antropológica y psicológica de Aristóteles continúa la unificación funcional del alma alcanzada por
Platón, aunque desde una postura radicalmente diferente. Considera que el alma es fundamentalmente principio de
vida y por ello también poseen alma los vegetales y los animales. Trata al hombre no como una realidad trascendente
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(alma inmortal e inmaterial) sino como un organismo compuesto de materia y forma. Se inaugura una concepción del
ser humano como un ser unitario. Piensa, al igual que su maestro, que el alma racional es la que mejor caracteriza al
hombre, pero frente a él afirma su mortalidad y unidad sustancial con el cuerpo, de quien no hace una valoración
negativa. Niega a la mujer el valor que había tenido en la filosofía platónica donde podía llegar a ser gobernante en
condiciones de igualdad con los hombres. Para Aristóteles la mujer es un hombre incompleto y tiene un papel pasivo.
Cumple su función en el hogar, no en la vida pública.
Aristóteles critica la teoría ética relativista de los sofistas al entender que existe el bien propio de la condición
humana y que consiste en la perfección humana. El intelectualismo moral socrático no convence a Aristóteles, y
tampoco concuerda con la teoría platónica pues considera que la felicidad puede alcanzarse en esta vida, eso sí, a través
de la búsqueda de la perfección y desarrollo de la naturaleza humana, es una actividad. A pesar de todo el
eudemonismo es un rasgo común a los tres pensadores.
La concepción aristotélica del origen de la ciudad es deudora del planteamiento de Platón: inicialmente, los
seres humanos se reúnen para satisfacer sus necesidades inmediatas. El ser humano es un “zoon politikon”, un animal
político o cívico. La reflexión sobre el ser humano como ciudadano de la polis que se gobernaba a sí misma terminó con
Aristóteles. Alejandro abrió el camino hacia la reflexión en torno al ser humano como individuo. Este individuo
necesitaba tomar en consideración tanto la regulación de su propia vida como sus relaciones con los otros individuos
que con él componen no ya la ciudad, sino todo el mundo “habitado”.
Para el Estagirita la mejor organización comunitaria era la polis, aunque, al no poder participar en la vida política
ateniense por ser meteco, no pudo poner en práctica sus teorías. Analizó las constituciones de la ciudades de su época y
concluyó que lo ideal sería el gobierno de uno solo (monarquía) bien preparado y que buscase el bien común, pero le
pareció más realista una república donde gobernase una mayoría de ciudadanos con buena capacidad y rentas medias.
Se distancia de la propuesta platónica de una forma de gobierno aristocrática.
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