revista `stilus` - Asociación cultural Hispania Romana

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Hiems 08
V
Invierno 08
La revista gratuita de la Asociación cultural Hispania Romana
El instinto
y la carne
Moral y costumbres sexuales
Descárgate gratuitamente los números anteriores de Stilus en
www.hispaniaromana.es
CARTA DEL DIRECTOR
La elocuencia de la entrepierna
N
o está demostrado, pero se
dice que Domenico Fontana,
descubridor accidental de
Pompeya en 1550, se escandalizó tanto
con lo que halló en la ciudad sepultada que decidió devolverla al subsuelo.
Esta hipótesis la propagaron quienes,
cientos de años después, rescataron
lo que había sido cubierto dos veces.
En sus informes, algunos arqueólogos
afirmaban que, en ciertas partes de la
ciudad romana, se había excavado y
vuelto a cubrir. Desde el principio, las
sospechas apuntaron a Fontana, amigo personal del Papa Sixto V. Según
esta teoría, el pío arquitecto andaba
excavando un nuevo curso para el río
Sarno cuando se topó con una ciudad
casi olvidada en la que pétreos miembros erectos indicaban el camino a los
burdeles y en donde las paredes mostraban crudamente posturas, gustos y
prácticas sexuales muy diversas.
Los restos arqueológicos nos confirman algo que los autores satíricos ya
dejaban bien claro: los romanos eran
explícitos a la hora de hablar de sexo.
Sin tapujos ni prejuicios, las escenas
amatorias cubrían desde las paredes de
los burdeles hasta exquisitos frescos
y cráteras de las casas señoriales, a la
vista de los moradores y las visitas.
La naturalidad con la que la faceta
carnal aparece en calles y casas pompeyanas contrasta con el velo que el
cristianismo corrió sobre todo lo que
tuviese algo de voluptuoso. Son legión los que piensan que la victoria
de aquella oscura herejía judía supuso
un gran retroceso en el disfrute de la
sexualidad. En una reacción a la severa moral cristiana, la Roma pagana
aparece como el reino de los sentidos,
un lugar en el que la concupiscencia se
podía satisfacer fácilmente.
Es cierto que la Ciudad Eterna no
renegó del instinto carnal de la naturaleza humana. Pero también es cierto
que era el hombre el tenía más posibilidades de buscar el placer. La mujer, a despecho de periodos de cierta
liberación, estaba predestinada a ser
propiedad del cabeza de familia (ya
fuese el padre o el marido) y rehén de
su prestigio.
Cuando se encierra a la mujer “de
bien” en la jaula de su honor, las opciones de los jóvenes quedan reducidas a
las profesionales del sexo y poco más.
Quizá por eso los romanos nos han legado pocas obras en las que se hable de
sentimiento: los elocuentes artistas de
la entrepierna se volvían torpes adolescentes cuando hablaban del corazón.
escenas cotidianas
Por El Kuko
Hay que ver cómo os
complicáis los hombres,
Cayo querido.
Las mujeres nos
ponemos cualquier
cosiiiita.
Como una perla negra de
seis millones de sestercios.
Jo, ¡qué guay es el
tío Julio! Siempre
que viene a ver a
mamá me regala entradas para el circo.
Con lo que mola
hipotecar la casa de
los que apuestan
demasiado.
[email protected]
Foto de portada Israel M. Sánchez:
cuenco con motivos eróticos (Museo Arqueológico de Calatayud).
es una publicación de
Dirige: Roberto Pastrana.
Consejo Editorial: Alejandro
Carneiro y Francesc Sánchez.
Corrector: Francisco Gómez
Colaboran en este número, Francisco Bascuas, Alejandro Carneiro,
Francisco José García Valadés,
Mateo González, Cristian Mir,
Arantxa Monteagudo, David-Lloyd
País, Salvador Pacheco, Fernando
Quesada, Francesc Sánchez, David
P. Sandoval y Enrique Santamaría.
Correo: [email protected]
ROSTRA
Meses de intensa labor
ALEJANDRO CARNEIRO
Miembro del consejo editorial de Stilus
D
espués de varios meses de silencio, que no
de abandono, la revista Stilus vuelve a la
circulación con una nueva remesa de artículos, reseñas y comentarios diversos sobre nuestro
querido mundo romano. No han sido meses de inactividad o de dudas de continuidad. Al contrario,
lo fueron de reorganización y replanteamiento, con
la intención de consolidar este proyecto, perdurar
en la red, marcar estilo, ser referente y no acabar
derivando en una simple publicación digital de aficionados voluntariosos, que empiezan de la nada
con entusiasmo y desaparecen en el olvido con la
misma rapidez.
Por eso esperamos que, con una amplia temática
y puntos de vista, desde el mundo del Derecho romano hasta el de los videojuegos de ordenador más
actuales, la cultura de la ciudad de las siete colinas
se extienda llena de vitalidad por las páginas que a
continuación pasarán ante sus ojos. Y, como siempre, sin costar un duro. Basta con mover el dedo y
un clic del ratón.
En este tiempo de espera, la asociación que desarrolla esta revista, Hispania Romana, no se ha
dormido en los laureles palatinos y ha elegido una
nueva directiva para guíar la nave, como mandan sus
normas, continuando su labor con la misma intensidad que en meses precedentes; con un éxito que le
ha llevado a la creación de delegaciones o zonas de
ámbito geográfico, para que los socios repartidos por
la península puedan reunirse y realizar actividades
con los compañeros más cercanos. Sin olvidar, por
supuesto, las reuniones y eventos de ámbito nacional e internacional en las que participan todos los
miembros de la asociación dispuestos a disfrutar de
su afición y compartir conocimientos con otros grupos reconstruccionistas y asociaciones con intereses
similares.
Fruto de este esfuerzo, fue la elección de nuestra Legio Nona por parte de la revista Muy Historia
para las imágenes de reconstrucción de su último número, un especial sobre la Hispania Romana, donde
nuestros legionarios han demostrado sus mejores habilidades y, también hay que decirlo, su amplia gama
de posturas aguerridas, en toda la clase de parajes y
situaciones.
En fin, que desde la asociación y el consejo editorial de la revista seguimos adelante con este proyecto y no cejamos de insistir en el empeño de entregar
a ustedes, los lectores, pequeñas parcelas de conocimiento y entretenimiento sobre nuestro pasado
clásico.
Les invitamos ahora a leer este nuevo número, que
en nuestra modesta opinión y como dijo Plinio el Joven antes de escribir su “Panegírico” a Trajano de más
de 100 páginas: “No es bueno alabar en exceso”.
Esperamos que lo disfruten.
EN ESTE NÚMERO
SECCIONES
COMMENTARIOLA
4
NOTICIAS HR
44
BREVIARIUM
46
VIDEOJUEGOS
47
IMPERIUM CIVITAS. Por Alejandro
Carneiro.
LA CINEMATECA DE CLíO
48
LOS DACIOS. Por David P. Sandoval.
REPORTAJES
TEMA DEL NÚMERO
VIDA COTIDIANA
6
LA MORAL SEXUAL. Por Salvador
Pacheco.
VIDA COTIDIANA
8
PROSTITUCIÓN. Por Arantxa Monteagudo.
EL RINCÓN DE ESCULAPIO
12
ENFERMEDADES VENÉREAS.
Por Salvador Pacheco.
EL RINCÓN DE ESCULAPIO
14
AFRODISIACOS. Salvador Pacheco.
VESTIGIOS
16
LA BASÍLICA EMILIA. Cristian Mir.
BIOGRAFÍAS
20
LUCIO EMILIO PAULO (I). Por
Juan Carlos Martín Leroy.
LA HUELLA DE LAS LEGIONES
24
LA GRAN ATALAYA. Por Francisco
J. García Valadés.
FIRMA INVITADA
28
ARMAMENTO PRERROMANO.
Por Fernando Quesada.
ENTREVISTA
34
OLALLA GARCÍA. Por Francesc
Sánchez.
LAS CRÓNICAS DICEN...
36
LOS ORÍGENES DE ROMA. Por
Mateo González.
DERECHO
40
LA ORGANIZACIÓN REPUBLICANA. Por Francesc Sánchez.
ENTREVISTA
ARANTXA MONTEAGUDO. Por
Roberto Pastrana.
42
4
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COMMENTARIOLA
Selección de noticas recogidas en http://commentariola.blogspot.com/
BADAJOZ
BURGOS/ Fotos aéreas apuntan a que hubo una ciudad media
Tres cabezas
en un pozo
de Regina
Miranda alcanzó en 1910 la
población de la época romana
Los trabajos arqueológicos en el
yacimiento de Regina, en
el municipio pacense de
Casas de Reina, han localizado tres cabezas-retrato
en el fondo de un pozo situado en el centro del antiguo foro.
Las piezas encontradas
corresponden a un joven
príncipe de la dinastía Julio-Claudia en piedra tosca, la efigie ideal de un genio y un retrato de Trajano,
datado entre 100 y 117 d.
C. Junto a estas piezas se
han encontrado también
fragmentos de esculturas,
cerámicas y bronces.
07/09/2008.-
30/07/2008.-
CUENCA
El circo de
Segobriga no
se terminó
Las últimas excavaciones han revelado que el circo de Segobriga no llegó a finalizarse,
aunque las causas del parón
siguen sin conocerse. Asimismo, se ha comprobado
que las autoridades municipales romanas expropiaron
un cementerio para construir la dotación, aunque no
se molestaron en retirar las
estelas ni los restos, que se
integraron en el paramento
del conjunto. Ya se han excavado 63 tumbas.
14/10/2008.-
Estudios
realizados por el arqueólogo local Rafael Varón parecen indicar que el núcleo
romano que existió en la
ciudad burgalesa de Miranda no fue ni tan pequeño ni
tan efímero como se creía.
Imágenes aéreas muestran un diseño urbano reticular y establecen un perímetro de 26 hectáreas lo
que revela una importancia
que Varón compara a los an-
tiguos núcleos de Pamplona
o Astorga, lo que coloca a
Miranda como un foco de
cierta entidad en la romanización de la meseta, aunque
por debajo de las cercanas
Clunia e Iruña-Veleia.
Según las estimaciones
realizadas con las nuevas
pruebas, la Miranda romana pudo llegar a tener 6.500
habitantes, una población
que no se llegó a igualar
hasta 1910.
PLAUSUS
Además de las fotografías aéreas, hace tiempo
que los trabajos de cata han
exhumado restos constructivos que se corresponden
con un núcleo urbano de
relevancia, como indican
los ladrillos de suspensión
utilizados en complejos termales. También se han encontrado restos cerámicos
provenientes de talleres galos y de los alfares del valle
de Najerilla.

El clamor vecinal salva el
casco histórico de Badalona
No deja de ser esperanzador
que, en una época en la que
los intereses urbanísticos
han hecho desaparecer numerosos restos arqueológicos, la concienciación social
logre frenar la presión del
ladrillo. Así ha ocurrido en
Badalona (Barcelona), donde el movimiento vecinal ha
logrado tumbar los planes
municipales por sustituir la
tipología de casas bajas del
casco antiguo por edificios
en altura. La iniciativa era
doblemente negativa, desde
el punto de vista de que no
sólo se modificaba la tipología tradicional de la zona
de Dalt de la Vila, sino que
se ponían en peligro nume-
rosos vestigios romanos y
medievales que yacen en el
subsuelo de este barrio.
Finalmente, la presión
social logró que el Consistorio diese marcha atrás.
De los siete planes iniciales
sólo subsiste la construcción
de un bloque de viviendas,
aunque más bajo de lo inicialmente previsto y situado
en las afueras del nucleo
histórico.
Tras este éxito, el movimiento vecinal pretende agilizar la tramitación de los trabajos de reforma de las casas
de la zona, que se dilatan en
el tiempo por las normativas
de patrimonio, aunque no se
afecte al subsuelo.
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Invierno·2008
GUIPÚZCOA/ Se descubre también la galería de drenaje
Dos trozos de lana guardados
en las minas de Oiartzun
Los trabajos arqueológicos desarrollados en las minas
de Oiartzun han obtenido
importantes recompensas.
Después de haber hallado la antigua galería de
drenaje, que confirma no
sólo su adscripción romana sino la importancia que
tuvieron las instalaciones,
los arqueólogos han localizado dos trozos de lana
de la misma época.
Este última hallazgo
supone un premio extraordinario porque en pocas
partes se han conservado
restos orgánicos tan antiguos. Mertxe Urteaga,
directora de Arkeolan y
21/09/2008.-
directora del Museo Oiasso de Irún, tiene claro que
«aunque estos tejidos son
el tesoro del yacimiento y
representan nuestro orgullo arqueológico, porque
supone encontrar algo que
normalmente no aparece,
los hallazgos más importantes son los de aquellos
indicadores que nos permiten reconstruir el contexto histórico».
En este sentido, la localización de la galería de
drenaje confirma que las
minas de Oiartzun estuvieron controladas por la
Administración romana.
«Una galería de esas características sólo se rea-

lizaba con equipamiento
comunitario y las minas se
explotaban en régimen de
concesión: una empresa
pagaba un canon por esa
concesión y el estado le
ofrecía unos servicios comunitarios, entre ellos, la
galería de drenaje».
Los últimos descubrimientos permiten aclarar
más la romanización del
País Vasco, en conjunción
con los trabajos que se
están realizando en el yacimiento de Oiasso. Los
avances logrados en Oiartzun son visitables, ya que
el Ayuntamiento ofrece un
programa de visitas abiertas al público.
AD FERAS
Destrucción incontrolada
de restos púnicos en Ibiza
El Juzgado de Instrucción número 3 de Ibiza instruye un
supuesto delito contra el patrimonio por parte del constructor del segundo cinturón
de ronda de la capital ibicenca. El titular del juzgado, Pablo Mendoza, ha citado a declarar al constructor y al jefe
de obras, para que expliquen
en qué sesudos estudios se
basaron para decidir que no
valía la pena estudiar un yacimiento púnico que salió a
la luz durante los trabajos
de la carretera, antes de su
desmantelamiento para que
pasasen las máquinas.
Se da el caso de que el
autorizado criterio de los
constructores choca con un
estudio realizado por Concha
Martín, perito del Ministerio
de Cultura, que recomendaba un estudio del yacimiento,
poir su valor histórico.
El constructor y el jefe de
obras llamados ahora a declarar ya visitaron el juzgado
en 2004, por la destrucción
de una cisterna púnica. Entonces salieron bien librados
porque la existencia del yacimiento no se sabía sino que
se sospechaba. Sin embargo,
después de la constatación de
su existencia, las máquinas
de la carretera han arrasado
otro yacimiento púnico en
Puig dén Valls y Jesús, y un
acueducto y una necrópolis
romana, entre otros restos.
BREVES
El Museo de Albacete
recibe una cabeza
10/06/2008.- El Ayunta-
miento de Fuentealbilla ha
cedido al Museo Provincial
de Albacete una cabeza tallada en piedra local y aparecida cerca de las extintas
salinas. Se trata del segundo hallazgo de entidad en la
zona, tras la vajilla de plata
ibérica de Abengibre.
Perspectivas insólitas
en Fuente Álamo
Los trabajos en la villa de Fuente
Álamo (Córdoba) han descubierto más edificios en la
parte meridional del yacimiento, en lo que podría ser
el ala veraniega de un complejo de grandes dimensiones. Las dimensiones de los
muros descubiertos sólo se
pueden encontrar en yacimientos como Pompeya o
la Villa Adriana. Muros de
2,5 metros de altura hacen
suponer estancias amplias
y posiblemente abovedadas.
Varias estancias en un nivel
más bajo seráin para la servidumbre.
05/05/2008.-
El primer mosaico de
Ávila está en un Zara
15/09/2008.- La remode-
lación del Hotel Continental,
en la parte alta de la capital
abulense, ha dejado a la luz
restos de un mosaico romano de formas geométricas
y roleos. El descubrimiento, primero de su tipo en la
ciudad, es de época indeterminada por ahora y se ubica
en un local adquirido por el
grupo Inditex (Zara) para
una de sus tiendas.
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VIDACOTIDIANA
Cuestión de
dominio
LA MORAL SEXUAL
(
)
y unas gotas
de perversión
Por Salvador Pacheco.
Uno de los personajes del “Gorgojo”,
de Plauto, afima: «Nadie puede prohibir comprar lo que se ofrece en público,
si se tiene dinero para comprarlo... A
condición de que no toques a una mujer
casada, ni a una viuda ni a una virgen
ni a un muchacho libre por nacimiento,
ama a quien quieras». Estas palabras
resumen la moral de un varón romano
en cuestión de sexo. Por supuesto, no se
refieren a la vida conyugal de las matronas romanas, verdaderas esclavas de su
honestidad que debían mantenerse en la
más absoluta fidelidad a la familia. Por
el contrario, las otras mujeres, las excluidas del matrimonio legal, ya fueran
esclavas, libertas o cortesanas podían
disponer de su cuerpo con libertad, por
lo que relacionarse con ellas no podía
calificarse en ningún caso de adulterio.
No es de extrañar que algunos romanos prefirieran escapar de las pesadas
obligaciones del matrimonio y —en
palabras de Plauto— «vivir más feliz
entre concubinas que tiranizado por
una esposa de buena familia». El “uso”
de estas mujeres no debió de ser infrecuente ni conllevar problemas conyugales, pues a decir de Suetonio, la propia Livia escogía las jóvenes destinadas
Roma, ciudad sensual. Efebos, jóvenes pobres, prostitutas
experimentadas y esclavos eran alternativas totalmente
aceptadas para obtener placer. En una cultura en la que la
tolerancia sexual constituía un valor que nadie discutía a
los hombres, el orden social era uno de los pocos aspectos
que introducían normas en los apetitos carnales.
al placer de su marido Augusto.
La situación social y el orden jerárquico determinaba en buena medida lo
aceptable de una relación sexual. Adentrándonos en las parafilias, donde todo
esto se hace mucho más evidente, encontramos unas clarificadoras palabras
de Séneca el retórico referidas, en este
caso concreto, a la aceptación de relaciones homosexuales: «Es un crimen
en un hombre libre por nacimiento;
para un esclavo constituye el deber más
absoluto; en un liberto es un deber moral para con su patrón».
Las leyes solo prohibían la homosexualidad entre romanos. Esto no quiere
decir que esta relación estuviera bien
vista en otras circunstancias, aunque
siempre cabían matices según la actitud
del sujeto y su estatus social. No era lo
mismo una actitud de dominio que ser
el sujeto pasivo en tales relaciones, algo
solo imaginable en un ser inferior. De
ser descubierto el caso, el protagonista se exponía a ser sometido a escarnio
por parte del populacho. Catulo cuenta
en su poema 15 el suceso de un ciudadano sorprendido en tal situación al que
le introdujeron por el recto mújoles y
rábanos.
Un hombre libre por nacimiento, según la expresión de Séneca, no podía
aceptar, ni él ni sus conciudadanos, tal
oprobio. Nos ha quedado como ejemplo la historia de Trebonio, legionario
romano. Al ser una noche solicitados
sus favores por Cayo Lusio, general
de su ejército y sobrino de Mario, no
dudó en matarlo con su gladio. Llevado
a juicio ante el propio Mario, tuvo que
7
Invierno·2008
tomar su propia defensa. Corroborado
su testimonio por otros compañeros que
habían sufrido el mismo acoso, Mario
no solo no condenó al asesino de su sobrino sino que arengó a sus soldados a
actuar de igual manera.
Existen otras parafilias del viejo
mundo romano que siguieron seguramente las mismas premisas de jerarquía social. Sobre la pederastia sabemos por Polibio que desde del siglo
VI a. C. un ciudadano podía adquirir
un adolescente por un talento. Si bien
en 226 a. C. esta práctica fue castigada
por la Ley Escatinia es indudable que
siguió dándose, pues existieron los llamados “hijos del placer”. Se trataba de
esclavos adolescentes, muchas veces
traídos de países exóticos como Egipto, Siria o Mauritania, adiestrados para
encender la pasión de su amo y amenizar con chanzas y voluptuosos bailes
banquetes y fiestas. Valga el ejemplo
de Trimalción, el personaje de “El Satiricón”, cuando confiesa a sus invitados
cómo durante catorce años satisfizo los
deseos más íntimos de su amo.
Si tomamos a modo de ejemplo la
Séneca el retórico sostiene que el liberto tiene la
obligación moral de seguir
satisfaciendo los apetitos
de su antiguo amo
vida de Nerón relatada por Suetonio (en
“Vida de los doce Césares”) podemos
ver como hizo castrar al niño Sporo, lo
adornó con ropas de mujer y lo tomó
por esposa paseándose en litera con él
en reuniones y mercados durante su
viaje a Grecia. O cómo —según Xifilino— la madre de Nerón, Agripina,
intentó arrastrar al incesto a su hijo para
mantenerlo bajo su poder.
Estos cronistas también sostienen
que Nerón gustaba de disfrazarse con
pieles de fiera y saltar sobre los genitales
de mujeres y hombres aterrorizados atados a postes. En otro momento Suetonio
nos describe un espectáculo organizado
por él, en el que unos niños bailaban
la pirrhica. Siendo el asunto del baile
Pasiphea, cuyo papel fue representado
por una mujer encerrada en una vaca de
madera que fue, según creyó el publico
asistente, montada por un toro.
Pederastia, sadomasoquismo, zoofilia
y otras tantas parafilias ya estaban presentes en la vida de nuestros antepasados. En estos temas nada nuevo hay bajo
el sol. Las pasiones no han cambiado,
como tampoco el reflejo que las relaciones de jerarquía social tienen hasta en las
más íntimas acciones humanas. ◙
PARA SABER MÁS:
• SUETONIO (1992): Vida de los
doce Césares. Ed. Gredos.
• CARCOPINO, J. (1993): La
vida cotidiana en Roma, en el
apogeo del Imperio. Ed. Temas
de Hoy.
• ROBERTO, J.-N. (1992): Los
placeres en Roma. Ed. Edaf.
• BLÁZQUEZ, J. M.: Conductas
sexuales y grupos sociales marginados en la poesçia de Marcial
y Juvenal, en la Revista Antigua:
Historia y arqueología de las
civilizaciones.
PASIÓN POR ROMA
•
•
•
•
pollo numídico ?
¿Cómo se maneja un gladio ?
¿Qué dicen las inscripciones ?
¿Cómo se pone una toga ?
¿A qué sabe el
Si quieres saber la
respuesta a estas
preguntas y charlar con
personas interesadas
en la historia y las
costumbres romanas:
HISPANIA ROMANA
www.hispaniaromana.es
8
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VIDACOTIDIANA
PROSTITUCIÓN
Soy tuya por dos
ases de bronce
Metros de magma solidificado han conservado
hasta nuestros días un graffiti en el que una meretriz anunciaba sus honorarios. La prostitución era
una actividad socialmente aceptada en Roma y una
forma de que los hombres satisfaciesen sus más íntimos
deseos... si su bolsillo se lo podía permitir.
Por Arantxa Monteagudo.
La práctica de la prostitución se remonta en Roma hasta los relatos míticos de su fundación en los que Acca
Laurencia, la nodriza que recogió
a Rómulo y Remo, es calificada de
lupa (loba), es decir, prostituta [véase
la página 21 de este número].
El reconocimiento de la prostitución
en la Urbe se produjo en el siglo III. a.
C. El uso de estos servicios no era tabú
sino aceptable, e incluso recomendable
para los varones. Así lo recogen los
pensamientos de Catón el Viejo, quien
recomienda acudir a los servicios de
prostitutas y no molestar a las matronas
y así no cometer adulterio.
El sexo en Roma era algo habitual,
cotidiano y hasta en algunas ocasiones
divinizado. Existían multitud de lupanares. El sexo era un deber para los
esclavos si así lo requería su dueño e
incluso, en algunos sectores, también
los invitados a una cena. De hecho,
aún después de haber sido liberados
debían estar disponibles para sus anti-
guos amos. Además era potestad —y
práctica común— que los esclavos de
ambos sexos fueran prostituidos y las
ganancias, como no podía ser de otra
manera en la concepción de la sociedad romana, revertieran íntegramente
en el dueño.
Pese a todo lo anterior, la amplia
tolerancia sexual romana se refiere
únicamente a los hombres, ya que estamos hablando de una de las culturas
más falocéntricas de la Historia Antigua. Para los varones no sólo estaba
permitido sino recomendado el uso
de la prostitución y no se consideraba
adulterio. Esta laxa visión no alcanzaba a las mujeres.
Las medidas legales que se adoptan de cara a la prostitución, se alejan
mucho de prohibirla sino que están
encaminadas a proteger a la mujer
En Pompeya y Herculano han aparecido diversas muestras de frescos eróticos
(arriba y a la derecha se muestran
detalles), asociados a burdeles.
libre. Si una mujer de ese estatus ejercía tales prácticas debía declarar ante
los ediles su condición de meretriz.
Al hacerlo, asumía implícitamente
su descenso en el escalafón social y
renunciaba a su condición de matrona. Las prostitutas eran declaradas
infames, junto con los actores y los
gladiadores.
Para las esclavas obligadas a vender su cuerpo, el estigma social de
la prostitución era insignificante. No
ocurría lo mismo en el caso de las
libertas e incluso las mujeres libres,
9
Invierno·2008
que se entregaban a estas prácticas
por necesidades económicas. Se dieron casos incluso de matronas de elevada posición, como Mesalina, esposa de Claudio, que se dedicaban a ello
por placer o aburrimiento.
La ciudad recibía impuestos de los prostíbulos que operaban
con licencia municipal.
Existía incluso un
censo de meretrices
Un negocio conocido y controlado
Parte de las meretrices estaban censadas y pagaban impuestos (luego el
Estado se beneficiaba de tales actividades), pero no tenían privilegios de
ninguna clase. En el año primero de
nuestra Era se realizó un registro en
el que constan 32.000 censadas en
lupanares con licencia municipal. En
Pompeya hubo más de 35 burdeles, de
los que se han conservado hasta nuestro días una decena, cuyos pisos superiores podían ampliar el negocio en
caso de desembarco de marineros en
su puerto. Incluso los ediles ofrecían
a estas censadas la posibilidad de al-
quilar de pequeños cubículos donde
ejercer su profesión en las cercanías
de los circos.
Existían diversas categorías en función de la clase a la que pertenecían y
el lugar donde ofrecían sus servicios.
Tal como ha quedado reflejado en la
cantidad de grafitis que se conservan
en Pompeya y Herculano, se podía
satisfacer cualquier gusto, desde los
más refinados hasta los toscos. Prostitutas como Afrodita, Veneria, Espendusa, Ninfea o Timele dejaron sus
huellas en Pompeya y sus rivalidades
y competencias entre sus servicios y
precios.
Roles activos y pasivos
Hoy en día resulta difícil saber a ciencia cierta los gustos sexuales de la
Antigüedad, pero numerosas improntas de Pompeya revelan los servicios
habituales que prestaban las prostitutas: el coito, las felaciones y el sexo
anal. Más raros son los que exigían
pasividad del cliente o al menos se
ocultaban de una forma absoluta,
pues para la sexualidad romana lo correcto para el hombre era el rol activo,
sin importar el sexo del receptor ni el
lugar del acto.
Si se mantenía un papel activo,
futuere (penetración activa vaginal),
Atuendos y reputaciones
El aspecto que adoptaban las prostitutas variaba enormemente en
función de sus tarifas, servicios o
el lugar donde prestaba su profesión. Lo que era común en ellas, al
perder su condición de matronas,
era la prohibición a usar la stola
(túnica de matrona) ceñida con
la zona (cinta que se ajustaba al
pecho). Estos atributos, que se
muestran en la foto de la izquierda, advertían que su portadora era
una mujer decente y evitaban los
“abordamientos masculinos”.
Por contra, las meretrices debían utilizar el amiculum o toga
femenina, prenda que compartían con las esposas repudiadas por adulterio. Algunas
vestían de carmesí, otras iban
semivestidas o por completo desnudas…
Además de los ropajes, las prostitutas lucían
A la izquierda, dos matronas
muestran lujosos vestidos. A la
derecha, una prostituta, bien
reconocible por su llamativa
túnica, atiende a un cliente.
peinados propios de su baja clase,
pues les estaba vetado utilizar el
recogido y trenzado propio de las
matronas. Así, peinaban sus cabellos al estilo de las plebeyas y
libertas, con cabellos cortos y sin
cintas, o sueltos y anudados al
cuello. Durante algún tiempo se
exigió que se colorearan el pelo de
amarillo.
10
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pedicare (penetración activa anal)
e irrumare (penetración activa oral)
eras bienvenido y considerado por
la sociedad. Pero si practicabas otra
clase como crisare (penetración pasiva vaginal), cevere (penetración
pasiva anal) o fellare (penetración
pasiva oral), te convertías en un marginado legal, ya que asumías el rol
femenino, la denominada mulieris
patientia.
Lo cierto es que algunos hombres
se prostituyeron para otros hombres
o pasaron a ser sus amantes a pesar
de la infamia social que para los ojos
romanos tales prácticas constituían.
De la misma manera, el sexo entre
mujeres, estaba absolutamente estigmatizado y cuando se referían a él en
la literatura antigua eran para criticarlo y considerarlo, al igual que el
sexo en grupo, una práctica atroz. A
pesar de ello, se practicaba, tal como
testimonian los frescos aparecidos en
Pompeya.
El placer femenino
Pero, ¿y las mujeres? ¿Requerían
tales servicios? Esta es una cuestión
ampliamente debatida y sin solución
actualmente. Parecen haber existido
tales servicios, pero indudablemente
en menor medida y sin la tolerancia
que se empleaba para los hombres.
En el mundo romano, más que
obstaculizar y prohibir el placer femenino como una forma de evitar la
infidelidad, lo que se pretendía asegurar era la reputación del varón mediante la pureza del linaje. Es decir,
no se temía tanto el sexo en general
que una matrona pudiera obtener
fuera del matrimonio como la duda
acerca de la consanguinidad y la continuidad de la sangre y la estirpe de
los hijos del marido.
Aparecieron algunos grafitis en
Pompeya en los que se hace referencia a los servicios de cunnilingus (por dos ases o por cuatro si se
era virgen), actividad por otra parte
absolutamente denigrante para ser
realizada por cualquier hombre. Es
posible que se ejercieran prácticas
que no implicaran peligro de concepción para las mujeres. Y no es
porque no se conocieran los métodos
anticonceptivos. Así, se utilizaban
Entre el lujo
y la miseria
Los romanos que querían satisfacer su apetito sexual podían recurrir a los burdeles registrados
por las autoridades. Sin embargo, también tenían a su alcance
los servicios de las meretrices no
censadas, las prostibulae, que
ejercían su profesión en cualquier
lugar. Los sitios más frecuentes
para encontrarlas eran los baños,
los aledaños de espectáculos públicos y las tabernas.
Dentro de estos dos grandes
grupos de prostitutas, existían
numerosos tipos diferentes de
profesionales, en función de sus
honorarios y servicios. Así, encontramos noticias de las delicatae, que eran las que hoy conoceríamos como de alto standing
y contaban entre sus clientes senadores, caballeros y poderosos
negociantes. Las hetairas eran
griegas cultas, mientras que las
famosae eran de clase patricia,
como lo fue Mesalina.
En el escalafón más bajo, dependiendo de dónde trabajaban,
existían las ambulatarae, que
ejercían en las calles y las lupae
de los bosques. Por otro lado, se
encontraban las bustuarae, que se
podían encontrar en los cementerios y que solían ser las de más
baja categoría, las más baratas y
las más mayores o enfermas.
Falos grabados en las
calles (centro) dirigían a
los clientes a prostíbulos
como el que muestra la
imagen de la izquierda,
ubicado en una de las
calles de Pompeya.
11
Invierno·2008
tripas de cerdo o estiércol de elefante
para evitar embarazos, pero también
para prevenir enfermedades sexuales.
También ponían en práctica métodos
anticonceptivos poscoitales como ponerse de cuclillas y estornudar. Si esto
fracasaba, había infinidad de remedios, ungüentos y venenos para forzar
al aborto antes de recurrir en último
extremo a la cirugía.
Una visita al lupanar
Pero ahora pasemos de la parte teórica a la una experiencia más vívida.
Imaginemos por un momento que nos
encontramos en una bulliciosa ciudad romana, por ejemplo, Pompeya,
hace 2.000 años. Somos hombres y
queremos sexo. No tenemos más que
seguir la dirección que marcan los numerosos fallos esculpidos en las calzadas de sus abarrotadas calles. Estas
señales nos conducirán a uno de los
más de 35 lupanares de esta ciudad
portuaria.
Siguiendo las indicaciones, llegamos al lupanar de los balcones, uno de
los más famosos de la ciudad. Decididos a pasar un buen rato, nos llaman
la atención grandes falos y frescos de
contenido sexual. Desde las ventanas
y balcones, chicas semidesnudas y
seductoras nos animan a pasar, gritándonos lo que allí nos
espera.
Entramos a un recibidor, donde el leno o
la lena cobra los servicios requeridos. En
las celdas, figura el
nombre de guerra de
cada lupa —las que aúllan— junto con una tablilla (titulus) donde se
nos informa si la elegida está libre u ocupada
(ocuppata).
Frescos explícitos estimulaban a los
clientes que esperaban a ser
atendidos por las mujeres de este
lupanar de Pompeya.
Nos decantamos por una tal Lyscica. ¿Quién se esconderá tras ese
nombre que también utilizó Mesalina? Está ocupada, así que esperamos
en la penumbra sólo rota por las numerosas lucernas. Cuando los ojos se
acostumbran a este ambiente vemos
sugerentes frescos en la parte superior
de cada entrada a las habitaciones.
Actualmente son varias las teorías
de la función de estos. Unos consideran que servían para “caldear” el
ambiente; otros, que eran la postura
o la práctica sexual en la que la chica
era experta.
La cortina de la celda de Lyscica
se abre y sale un equite, un caballero
de buena posición. En unos momentos entraremos. Una mano blanca y
fina nos indica que pasemos.
La celda es pequeña, de unos dos
metros cuadrados. Sobre una cama
de piedra recubierta de telas, tumbada, está nuestra elegida. Su acento,
su aspecto marmóreo y el cabello
pelirrojo indica que probablemente
estemos ante una esclava de Bretaña,
obligada a prostituirse por su amo. A
buen seguro, es una fuente de ingresos para él.
Mientras me explica sus especialidades me fijo en las paredes de
su oscura celda donde numerosos
clientes han dejado para el futuro sus
impresiones y veo con asombro muchas rayitas verticales que indican el
número de clientes que por allí pasaron. Hay muchos palitos englobados
en la parte inferior por una especie
de casco ¡Casi toda la tripulación debió de pasar por aquí! Ahora es mi
turno. ◙
PARA SABER MÁS:
• BUTTERWORTH, A. y LAURANCE, R, Pompeya, ciudad viva.
Ed. Aguilar.
• CARCOPINO, J., La vida cotidiana en Roma en el apogeo del
Imperio. Editorial Temas de Hoy.
• CLARKE, J. R., Sexo en Roma.
Ed. Océano.
• JENKIS, I., Vida cotidiana en
Grecia y Roma. Editorial Akal.
Una celda oscura de
reducidas dimensiones
y un catre de mampostería recubierto de un
acolchado era el lugar
de trabajo de las meretrices. Imagen de un
prostíbulo de Pompeya.
• Ocio y placer en Pompeya.
Catálogo de la exposición del
Museo Arqueológico de Murcia.
• PAOLO, U. E., Vida cotidiana
en la Antigua Roma. Editorial
Derramar.
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ELRINCÓNDEESCULAPIO
ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL
De los males
de Venus...
Promiscuidad, falta de métodos de prevención y escasa
higiene forman un cóctel de
alto riesgo que está en la raíz
de numerosas pandemias.
Las enfermedades venéreas,
viejas conocidas del hombre,
solo han podido ser combatidas con éxito por la medicina
en épocas recientes.
Por Salvador Pacheco.
Cada año se producen en el mundo cerca de 250 millones de nuevos casos de
enfermedades de transmisión sexual.
Esta cifra nos muestra la importancia
de este grupo de procesos; importancia
que no fue menor en tiempos pasados.
Es probable que estos padecimientos,
que tienen en común su medio de transmisión, debieran haber sido asociados al
promiscuo Júpiter más que a la bella Venus, pero la Historia ha querido que tales
procesos morbosos sean hoy conocidos
bajo el denominador común de enfermedades venéreas. Tal desliz terminológico
no debemos achacarlo a los antiguos
médicos grecolatinos sino a Jaques de
Bitencourt en el siglo XVI.
No resulta fácil seguir en el tiempo
la historia de muchas enfermedades y
discernir con certeza si este o aquel caso
descrito por los textos clásicos, médicos o
no, corresponde a un claro y certero diagnóstico. Hay enfermedades que por su
reciente
aparición sabemos
fehacientemente que no afectaron a
nuestros antepasados, como el sida. Por
el contrario, hay suficientes datos para
admitir la presencia de otras en tiempos
tan pretéritos. Es el caso de la gonorrea,
cuyo nombre debemos a Galeno. Sin
embargo, el conocimiento de este mal
era muy anterior, pues ya la medicina
hipocrática hace descripciones clínicas
y anatómicas compatibles con este diagnóstico, describiendo incluso la estenosis uretral que con frecuencia acompaña
y complica esta infección.
Si retrocedemos aún más en el tiempo, alguna descripción de uretritis aguda
que encontramos en el papiro de Eber
resultaría compatible con este diagnostico e incluso podemos intuir esta enfermedad en el libro de los Números, durante la guerra contra los madianitas. No
olvidemos que la gonorrea es también
conocida como “la gota militar” .
También en algunos personajes
históricos se ha querido ver la presencia
de esta infección, sea el caso de Tiberio
en sus últimos años de vida en Capri.
También en el rey Herodes el Grande,
hijo de Antípatro de Idumea, hábil político de pocos escrúpulos, que supo mantener su reinado 36 años para morir atormentado por una enfermedad que, según
las descripciones antiguas, le hizo sufrir
prurito, dolores abdominales, gangrena
de los genitales... Algunos autores han
queridos ver en estas secuelas la infección gonocócica.
Hay otras enfermedades que es difícil
saber si existieron en tiempos remotos.
El caso paradigmático es el de la sífilis,
nombre de reminiscencias clásicas, pues
según los historiadores de la medicina,
deriva del pastor Síphylus que aparece
en las “Metamorfosis” de Ovidio castigado por Apolo con una extraña enfermedad. Sin embargo, no fue hasta 1530,
13
Invierno·2008
cuando el humanista, poeta y cirujano
veronés Girolamo Fracastoro escribe su
poema “Syphilis sive morbus gallicus”
(Sífilis o el morbo francés) en el que crea
este nombre para lo que él consideraba
una nueva enfermedad, como queda reflejada en su libro “De Contagionibus”
(Sobre las enfermedades contagiosas,
Venecia, 1584). Hoy los expertos siguen
debatiendo si la sífilis apareció entonces
en Europa o si era un viejo conocido (ver
recuadro).
En ambientes insanos
Dejando de lado este hecho concreto es
indudable que la extensión de las fronteras durante la dominación romana, el
desplazamiento masivo de tropas, la
guerra y la apertura y mantenimiento de
importantes vías de comercio fueron un
caldo de cultivo ideal para que se amplificasen los problemas de salud pública.
Pero no hacen falta situaciones de
guerra o desorden extremo para que
proliferen las enfermedades sexuales. Si
en toda Roma el comercio carnal estaba
presente, variando en calidad y precio
según el “producto” que se vendía, hubo
lugares especialmente sórdidos donde se
practicaba la prostitución más infame.
Cuerpos de usar y tirar, satisfacían los
caprichos de los más despreciables seres
de Roma por un ínfimo precio. Habitaciones sucias, seres cosificados, despreciados, forzados por la pobreza.
Es imposible hacerse una idea de la
suciedad que se acumulaba en aquellos
lechos mil veces usados y ninguna vez
aseados. No podemos imaginar cómo
la necesidad o la avaricia de los dueños
forzaba a mujeres y jovenzuelos a tener
relaciones aunque no lo aconsejara su salud, agredida por el frío, la inexistencia
de horarios y unos clientes tal vez borrachos y dispuestos a pagar sus frustraciones con aquellos humanos-objeto.
Tan solo el hecho de habitar en barrios como el Submemmium (barrio
de las prostitutas) debía ser tan insalubre como los propios cubiles donde se
ejercía tal oficio, pues seguramente en
sus estrechas, sucias y oscuras calles se
perdía más de una vida para rapiñar unas
pocas monedas. Tan sórdido ambiente
debió de ser un especial caldo de cultivo
para la transmisión de las enfermedades
de las que trata este artículo.
Remedios para poco escrupulosos
Cuando se producía el contagio las gentes de entonces se encontraban desprovistas de medicamentos. Para ilustrar
esta precariedad, sirvan algunas recetas
recogidas por Plinio el Viejo, que en su
La llegada de la sífilis
Pese a su nombre de ecos clásicos, la
primera referencia a la sífilis procede
del siglo XVI. Girolamo Fracastoro creía
hablar de una enfermedad nueva, aparecida en 1495, en el sitio de Nápoles,
entonces en manos españolas. Las
prostitutas que acompañaban al ejército de Carlos VIII se convirtieron en
foco de transmisión de la enfermedad.
Las huestes francesas, desprovistas de
medicamentos eficaces, se vieron forzadas a levantar el cerco y retirarse.
La enfermedad se convirtió, con gran
rapidez, en una pandemia terrible. La
“gran simuladora”, como se conocía a
esta enfermedad, no solo mató a muchos adultos y marcó a miles de niños
con su estigma, sino que llenó por generaciones los manicomios de Europa.
Hay varias teorías de la llegada a
Europa de la sífilis. Para unos aparece
traída de América por los conquistadores españoles (incluso se ha dicho que
previamente hubieran sido los vikingos
al arribar a las costas canadienses, lo
que hubiera sido la única y triste aportación de tan estéril contacto entre
mundos). Para otros, ya estaba presente con anterioridad pero de una forma
más larvada. Estos estudiosos han visto en ciertas descripciones hipocráticas
las consecuencias de la fase terciaria
de la sífilis. También en las soterradas
ruinas de Pompeya ha aparecido algún
esqueleto en el que se han intuido las
secuelas de tal infección. Más tardías,
exhumaciones de esqueletos del siglo
XIV en la abadía inglesa de Kingston
momento se aplicaron a las afecciones
genitales. Si el morbus se manifestaba
mediante la aparición de hormigueo y
verrugas en las partes pudendas lo recomendable era tratarlas con pus de
pulmón de carnero asado. Pero si la
situación llevaba a la aparición de ulceraciones genitales, la lanolina, rudimentariamente extraída de la lana de
las ovejas, mezclada con grasa de oca
era de elección. En el caso de aparecer
condilomas, la lanolina debía mezclarse con la planta llamada melitoso o con
mantequilla. Si este remedio no se manifestaba eficaz podía recurrirse a los
excrementos de paloma, con miel.
Los tratamientos requerían no tener
demasiados escrúpulos y si una mujer
padecía prurito vulvar, un buen remedio podía ser la aplicación en linimento
de grasa de oca con chinches trituradas.
Para los problemas testiculares polvo de
cabeza de perro molido sin carne. Pero
si ya estaban afectados por úlceras amoratadas y supuradas, mejor añadir a las
cenizas recién extraídas de cabeza de
perro, caracoles pequeños o grandes macerados en vinagre; o también camisa de
serpiente o su ceniza en vinagre. Estos
escuetos ejemplos muestran la diferencia de pronósticos entre la Antigüedad y
nuestro tiempo. ◙
upon Hill (el más claro, un varón, que
el carbono 14 sitúa entre 1300 y 1450)
muestran datos paleopatológicos compatibles con sífilis.
Entre las dos teorías antagónicas,
existe otra corriente de investigadores
que sostiene que ambas corrientes son
compatibles. Sea cual sea su origen,
la sífilis es un ejemplo paradigmático
de los problemas sanitarios que puede generar el encuentro de dos grupos
humanos. Esta enfermendad produjo
grandes sufrimientos, pero también
permitió episodios épicos en la historia
de la medicina como el caso de Hunter, que se inoculó pus de un enfermo
para estudiar el mal. El investigador
acabó muriendo, según parece, por
un aneurisma sifilítico de aorta, en un
filantrópico sacrificio comparable al de
los estudiantes de medicina inoculados
por Bell hacia 1700.
14
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LOS ESTIMULANTES DE HACE 2.000 AÑOS
... a los remedios
de Afrodita
No hay sociedad que no haya recurrido a sustancias naturales
para reforzar el apetito carnal, sobre todo cuando la edad va menoscabando el vigor corporal. La literatura latina y los ensayos de
medicina dan cuenta del uso de estos remedios entre los romanos;
diversos tipos de plantas y animales, preparados de muy variadas
formas. Todo, con tal de recuperar el apetito y la potencia sexual.
Por Salvador Pacheco.
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R. P
Cuenta Suetonio que Calígula perdió
el sentido por los efectos de un filtro
afrodisíaco que su esposa Cesonia le
ofreció. Sea o no cierta la noticia, queda bien atestiguado el uso de estas sustancias en la Antigüedad. Esto no debe
extrañarnos pues, ocupando el sexo
un campo tan importante en la vida,
es lógico que el intento de estimular y
despertar el apetito sexual sea algo común a toda cultura humana, sobre todo
cuando la edad va haciendo mella.
Estos estimulantes de la libido
constituyen un variopinto grupo de
sustancias, plantas y animales a las
que se les ha atribuido este poder por
distintas y muy frecuentemente pintorescas razones. A veces la causa de su
efecto puede ser tan peregrina como la
analogía de formas. Es el caso de la zanahoria, el pepino, la ostra o la almeja,
que remedan de forma más o menos
clara el aspecto de los órganos genitales de uno u otro sexo. También entran en este grupo las orquídeas, cuyo
nombre deriva de orchis (testículo en
griego) por la forma de sus pseudobulbos. Ya Teofrasto menciona esta familia de flores, una de cuyas integrantes
es el satirión, vulgarmente conocido
como “cojón de perro”, y que aún hoy
se sigue utilizando en los países árabes para obtener el salep, consumida
como harina muy nutritiva o en forma
de infusión.
En “El Satiricón”, los protagonistas son secuestrados por Cuartila por
haber profanado los misterios de Príapo. Tras ser atados de pies y manos,
Psiquis, sierva de Cuartila, les obliga a
beber una jarra de una sustancia sacada
de la orquídea satirión, cuyo contenido
también es restregado por sus cuerpos
para exacerbar los deseos sexuales.
Este satirión aparece también nombrado en la “Historia Natural” como
parte de un brebaje afrodisíaco cuyo
elemento principal era el escinco, un
lagarto exótico. Plinio afirma que «las
carnes de los flancos por sí solas» son
un potente afrodisíaco, aunque asegura
que es mejor si son «bebidas a dosis de
dos óbolos, con igual medida de mirra
y pimienta».
Las propiedades afrodisíacas del
escinco son también referidas por
Dioscórides, quien dice que los riñones del animal, bebidos aproximadamente en la cantidad de un dragma,
producían el efecto. Según este autor,
para cesar la excitación podía beberse
una decocción de lentejas con miel o
de simientes de lechuga con agua.
En otro apartado Plinio nos indica
15
Invierno·2008
que el hocico y las patas de este animal, bebidos con vino blanco estimulan
igualmente la libido, especialmente si
se fabrican pastillas donde se asocie un
dragma de satirión y otro de semillas de
jaramago, con dos de pimienta. Las pastillas así obtenidas, de un dragma cada
una, debían ser bebidas.
El mejor escinco era el proveniente de la India, después el árabe y aun
también se daba en Egipto y en la Getulia mauritana. Vemos aquí otro factor
importante para la eficacia del afrodisíaco: su exotismo. La dificultad de
conseguirlo y el alto precio que ha de
pagarse, potencian el efecto psicológico
de cualquier placebo. No es de extrañar
por tanto que se importara de tan distantes países, conservado para su transporte en sal y mastuerzo, según relata
Dioscórides.
En el mismo sentido posiblemente
quepa interpretar la creencia de que
«llevar atada como amuleto la
parte derecha de la trompa [de un
elefante] con tierra roja de Lemmos es un afrodisíaco», o que también se logre este efecto con los dientes
de la mandíbula derecha del cocodrilo
del Nilo, atados como amuleto en el
brazo derecho, como recoge Plinio.
Había recetas con ingredientes más
fáciles de conseguir. Así en la “Historia Natural” aparece la creencia de que
«(...) estimula la libido un hilo impregnado con sangre de murciélago y colocado bajo la cabeza de la mujer, o la
lengua de oca tomada en la comida o en
un brebaje». El que no quisiera complicarse podía probar con médula de cerdo
bebida o sebo de burro en linimento con
grasa de ganso macho, afirma esta misma obra.
Más en duda pone Plinio que la ceniza de la salamanquesa, envuelta en un
paño, en la mano izquierda, estimule el
deseo sexual. Pero ¡cuidado con equivocarse de mano!, pues si se cambia a
la mano derecha lo inhibiría.
A veces algunos productos pueden
producir cierta irritación de mucosas,
bien por ingesta o por aplicación tópica.
Este efecto, producido sobre mucosas
genitales, puede producir una falsa sensación de excitación sexual. Este podría
ser el caso de la pimienta, que aparece
en una de las recetas anteriores, o el pol-
te puede facilitar la relaciones sexuales.
En muchos otros casos (si no en todos)
son cuestiones culturales las que van
a producir el efecto psicológico. Es el
caso de la creencia en que en los propios órganos o secreciones procedentes del coito se encuentran principios
estimulantes. En esta línea, el testículo
derecho de un burro, bebido en una dosis proporcional de vino se consideraba
afrodisíaco, aunque su efecto también
se producía si era atado en un brazalete.
De la misma manera, la comadrona Ostanes, a la que Plinio cita, pensaba que
también era útil meter en un contenedor
de plata una tela roja en la que se hubiese recogido el semen de este animal, durante el coito. Otra celebre comadrona,
Salpe, mandaba sumergir siete veces los
testículos del animal en aceite hirviendo
y untar con ellos las partes pudendas.
Aunque difícil, en algún caso podemos atisbar los vericuetos mentales que
pudieron sustentar este tipo de creencias. Ya Virgilio, en sus “Geórgicas”
nos indica que es en las yeguas donde
la «locura amorosa» mejor se manifiesta, pues fue la misma Venus quien les
dio tal don cuando las yeguas de Potnia
desgarraron con sus quijadas los miembros de Glauco. Puede ser que este sea
el motivo por el que el líquido que se
desprende de la vulva de la yegua en
celo, conocido como hipómanes, también gozara de la reputación de afrodisíaco. Es curioso que esta sustancia,
mezclada con determinadas hierbas,
también pudiese usarse para fines criminales, según se recoge en la citada
obra de Virgilio. Pero esta cuestión, la
de los venenos, la dejaremos para otra
ocasión. ◙
De lagartos a bulbos, los autores clásicos recomiendan la ingesta de diversas
sustancias con pretendidas propiedades
afrodisiacas, como la orquídea (arriba)
o ciertas partes del scinco (en medio).
vo de cantárida. Podemos suponer que
la hiel de jabalí en linimento recogida
por Plinio podría participar de este tipo
de efecto.
La acción desinhibidora de drogas y
del alcohol, que participaba en forma de
vino en alguna fórmula, indudablemen-
PARA SABER MÁS:
• DISOCÓRIDES (2002): De
Materia Medica. Ed. Gredos.
• LAÍN ENTRALGO, P. (1982):
Historia de la medicina. Ed.
Salvat.
• PETRONIO (1994): El Satiricón. Ed. Edicomunicación.
• PLINIO EL VIEJO (2002): Historia Natural. Ed. Cátedra.
16
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ELCENTRODELMUNDO
El mundo se gobernó durante siglos desde el Foro Romano. Sin embargo, la acumulación de construcciones y monumentos conmemorativos de todas las épocas, así como el expolio exhaustivo del yacimiento en busca de sus mármoles hacen que la visita a la zona resulte a menudo incomprensible. Stilus
comienza una serie de artículos que repasarán los hitos más importantes del enclave. El historiador
Cristian Mir, especialista en arqueología romana y profesor del programa de estudios de la Fundación
Arqueológica Clos, será el cicerone en este paseo por el pasado glorioso del Centro del Mundo.
La joya familiar
de los Emilios
La erosión del tiempo y las desgracias se cebaron con uno de los
edificios civiles más importantes del Foro, que tuvo que ser rehabilitado y mejorado constantemente durante cerca de 700 años.
La familia de los Emilios tuteló durante siglos el estado de una
basílica que consideraban casi un monumento propio.
Por Cristian Mir.
La entrada a la zona arqueológica del
Foro se realiza a través del “Largo
Romulo e Remo”. Una rampa actual
de acceso sobre el antiguo trazado de
la vía que separaba el templo de Antonino y Faustina de la basílica Emilia
permite salvar el desnivel entre la entrada al recinto y la plaza del Foro.
Recreación virtual
de la Basílica Emilia.
El edificio está visto
desde la Vía Sacra.
En primer plano, el
pórtico monumental
que añadió Augusto,
en el siglo I d. C.
El primer edificio que encontramos nada más acceder a él, a mano
derecha, es la Basílica Emilia. Situada en el lado norte del Foro Romano,
entre la Curia y el templo de Antonino
y Faustina, es la única de las basílicas
construidas en época republicana
que ha llegado hasta
nosotros
(las basílicas Porcia, Sempronia y
Opimia desaparecieron en reestructuraciones posteriores).
Construida por los censores del
179 a. C., Marco Emilio Lépido y
Marco Fulvio Nobilior, se asienta
sobre un edificio anterior de finales
del siglo III a. C. En la actualidad,
sus restos mantienen el aspecto que
le dieron las numerosas restauraciones realizadas durante la época imperial. En los primeros tiempos tuvo
el nombre de Basílica Fulvia Emilia, adoptando el nombre de los gentilicios de sus constructores; aunque
tras las sucesivas restauraciones hechas por varios miembros de la gens
Emilia, el edificio pasa a convertirse
en una especie de monumento conmemorativo familiar. La doble denominación, Fulvia Emilia, parece
haber sido el nombre oficial aunque
quizás la de-
17
Invierno·2008
nominación más común fuera tan
solo la de Basílica Emilia.
En el 78 a. C., el cónsul Marco Emilio Lépido realiza una de las
reconstrucciones más famosas del
edificio, con la construcción de una
fachada sobre el Foro decorada con
imágenes de sus antepasados enmarcadas en escudos (imagines clipeatae) y la colocación de las hiladas internas de columnas de mármol frigio,
procedentes de Asia Menor. En una
moneda de su hijo Lépido, triunviro monetal alrededor del 65 a. C., se
representa la basílica con un pórtico
decorado con estos escudos colgados
y la leyenda “M. Lepidus ref[ecta]
s[enatus] c[onsulto]”, o lo que es lo
mismo, “Reconstruida tras consultar
al Senado”.
Incendios y reparaciones
En el 55 a. C., el edil Lucio Emilio
Paulo, hermano del anterior, emprendió de nuevo una restauración de la
basílica con dinero prestado por César tras su victoria sobre la Galia. La
belleza de esta nueva restauración es
alabada por Plutarco y Apiano. Sin
embargo, parece ser que Paulo no termina las obras, pues según Dión Casio, es su hijo, Lucio Emilio Lépido
Paulo, quien finaliza y dedica el edificio siendo cónsul en el 34 a. C.
En el 14 a. C., tras un incendio, es
de nuevo restaurada por un miembro
de la familia pero sufragada ya por
Augusto y poco después, en el 22 d.
C., Marco Emilio Lépido, hijo del
encargado de la restauración del 34
a. C., pide permiso al Senado para
emprender una nueva restauración
que, en esta ocasión, será costeada
por Tiberio.
Parece ser que el edificio continúa
siendo un monumento conmemorativo familiar bajo los primeros tiempos
del Principado. Esto es, al menos hasta Tiberio, puesto que las restauraciones posteriores son ya bajo titulatura
imperial. Una última reconstrucción
se hizo después de un incendio que,
por las monedas fundidas que se encontraron en su suelo, se puede fechar
a principios del s. V d. C., y que por
tanto, se puede relacionar con el saqueo de Alarico (410 d. C.).
Un foro cubierto para
los días desapacibles
El tipo de edificio que conocemos
como basílica, en rigor, no es más
que un amplio espacio cubierto
donde tenían lugar las funciones
propias del Foro ante las inclemencias del tiempo y, por tanto, albergaba todas las actividades propias
del éste: los tribunales, actividades económicas, transacciones,
compras, negocios, citas… que
con el buen tiempo se realizaban
al aire libre. Se trata, pues, de un
foro cubierto, en el que se intentaba cubrir el espacio más amplio
posible por medio de hileras de columnas o pilastras que, destinadas
a sostener la techumbre, creaban
una serie de naves.
Arriba, reconstrucción
del espacio techado de
la Basílica Emilia. A la
izq. planta del edificio,
situado en pleno Foro.
Reverso de una moneda en la que se
aprecia la apariencia que tenía la
fachada de la basílica.
Plinio el Viejo la considera,
junto con el Foro de Augusto y el
Templo de la Paz, como uno de los
tres edificios más bellos del mundo, y menciona sus columnas como
espléndidas. Plinio debe referirse
probablemente a las columnas de
mármol frigio del interior de la basíli-
18
hiems·mmdcclxi·auc
ca, que separaban las diversas naves y
que fueron erigidas en el 78 a. C.
Se accedía a la Basílica Emilia a
través de tres puertas. El visitante se
encontraba ante un espacio de unos
70 metros de largo por 29 de ancho,
dividido en cuatro naves por hiladas
de las famosas columnas de mármol
frigio, que no han llegado hasta nosotros. Los fragmentos de las columnas
conservados hoy día, como gran parte
de los fragmentos arquitectónicos de
mármol encontrados, pertenecen a la
restauración augustal.
Mármoles lujosos y relieves
La nave central era más alta que las
laterales, lo que permitía la existencia de ventanas para la iluminación
interior. El pavimento conservado es
de losas de mármol de tres tipos diferentes (giallo antico, cipollino y porta santa), que juegan con el efecto de
la combinación de colores y el lujo
del material, propio de un edificio
público en el Foro Romano. Sobre el
pavimento son visibles en distintos
lugares las huellas del incendio del
410 d. C. y los restos de las monedas
fundidas por el fuego.
Al Noreste, por el lado del acceso al Foro, se expone el calco de un
pequeño trozo de friso, atribuible a
la restauración cesariana de la basílica, y cuyo original se conserva en el
Antiquarium del Foro. Son los restos
del friso del interior de la nave central y su decoración, con temas relacionados con el nacimiento de Roma,
vinculan propagandísticamente a la
gens Emilia con los episodios míticos de la historia de la ciudad. En el
fragmento conservado, se representa
la guerra que sigue al rapto de las sabinas y el episodio de Tarpeya (ver
recuadro inferior).
Sobre el lado Oeste, junto a la Curia y bajo un cobertizo moderno, pueden verse los restos del edificio más
antiguo; sacados a la luz en las excavaciones de los años ochenta. Pertenecen a la construcción anterior al
Las excavaciones sacaron
a la luz, hace treinta años,
los restos más antiguos
de la basílica (abajo). La
suntuosa ornamentación
del interior se perdió.
Solo queda como muestra
algún capitel (arriba).
La traición
de Tarpeya
El interior de la Basílica Emilia estaba
decorado con un friso que representaba los episodios más destacados
de la fundación de Roma. Uno de los
capítulos más oscuros de esta historia mítica tenía como protagonista
a Tarpeya, cuyo nombre sirvió para
designar a una roca de la colina del
Capitolio, desde la cual se lanzaba a
cierto tipo de criminales, sobre todo
a los traidores. Según la versión más
extendida, Tarpeya era hija de Espurio Tarpeyo a quien Rómulo, tras el
rapto de las sabinas, había confiado
la custodia del Capitolio. Hallándose
Tarpeya es sepultada por los escudos, según este detalle del friso de la basílica.
el sabino Tacio acampado sitiando el
Capitolio, Tarpeya le ofreció las llaves de la ciudadela a cambio de lo
que los sabinos llevaban en su brazo
derecho, refiriéndose a los ricos brazaletes de oro.
Una vez dentro de la ciudadela, Tarpeya reclamó el pago por su
traición y recibió lo que los sabinos
llevaban en el brazo derecho, sus
escudos, muriendo aplastada por el
peso de estos.
19
Invierno·2008
Tres solitarias columnas
(abajo) se erigen en el
sitio en el que estuvo el
pórtico que erigió Augusto (izq.) y la posterior
columnata construida
tras el saqueo de Roma,
en el siglo V. En la parte
inferior de la página,
reconstrucción del altar
de Cloaquina.
78 a. C.: una basílica de tres naves
construida en piedra local.
La impronta de Augusto
La basílica estaba precedida por el
sur, hacia la Via Sacra y la plaza, por
una fachada monumental de dos pisos
superpuestos de dieciséis arcadas sobre pilastras con semicolumnas.
La gran inscripción dedicatoria
erigida de nuevo sobre dos pilares
frente a la fachada de la basílica,
junto a diversos fragmentos de otra,
datadas en el 2 a. C. y dedicadas
por el pueblo y el Senado de Roma
a Augusto y sus nietos, Cayo y Lucio, son la base para identificar esta
fachada adosada a la basílica como
el Pórtico de Cayo y Lucio. El orden
decorativo del pórtico es dórico, con
una decoración en el friso alternando
bucranios —cabezas de toro— y páteras con las metopas, los restos de
los cuales se encuentran repartidos
por toda el área de la basílica.
El pórtico estaba probablemente
conectado, por la esquina sureste, con
el denominado Arco Pártico, erigido
en honor de Augusto para conmemorar la devolución de las insignias capturadas por los partos y que, cruzado
por la Via Sacra, conectaba el Pórtico
de Cayo y Lucio con el templo del Divino Julio.
Después del incendio del 410 d. C.,
en su última reconstrucción, el pórtico
fue sustituido por una columnata mucho más densa de columnas de granito rosa probablemente reutilizadas
de algún otro edificio. Tres de estas
columnas, apoyadas
en basamentos de mármol blanco, se
volvieron a erigir en posición vertical
después de las excavaciones de los
años ochenta. Estas son las columnas
que se pueden ver erigidas hoy día en
el exterior del edificio.
Banqueros y diosas, en la escalera
Inmediatamente detrás del pórtico,
se encuentran una serie de ambientes
alineados y adosados a la fachada Sur
de la basílica. Son las denominadas
tabernae novae, las tiendas nuevas,
en contraposición a las veteres —viejas— del otro lado de la plaza. Estas
estaban destinadas a los banqueros
y cambistas (argentarii) por lo que
recibieron también el
nombre de tabernae argentariae.
Junto a la escalinata de la Basílica Emilia, por el oeste, es visible
un basamento circular de mármol,
sobre el que originalmente se erigió
un pequeño edificio. Como se ve en
las representaciones numismáticas,
se trataba de un adoratorio a cielo
abierto, compuesto por un recinto
circular que albergaba dos imágenes
de culto (las fuentes hablan de “las
estatuas de Cloaquina”, en plural).
Ambas representaban a la más antigua de las divinidades, Cloaquina,
y a Venus, con la que más tarde se
identificó la primera. ◙
PARA SABER MÁS:
• COARELLI, F. (1983): : Il Foro
Romano.
• COARELLI, F. (1974): Guida
archeologica di Roma.
• RICHARDSON, L. (1992): A
New Topographical Dictionary of
Ancient Rome.
20
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BIOGRAFÍAS
Huérfano del héroe de Cannas, emparentado con el vencedor de Aníbal y perteneciente a uno
de los linajes más insignes de su tiempo, Lucio Emilio Paulo lo tenía todo para triunfar, pero el
destino pronto se le volvió adverso. El novelista y filólogo Juan Carlos Martín Leroy repasa en
dos artículos la vida de uno de los nombres más destacados del siglo II a. C.
LUCIO EMILIO PAULO MACEDÓNICO (I)
La mediocre carrera
política de un héroe
Por Juan Carlos Martín Leroy.
El día 22 de junio del año 168 a. C.
se libró al sur de la ciudad de Pidna
una de las batallas más recordadas de
la Antigüedad y quizás de la Historia
Universal. En ella, las tropas del cónsul Lucio Emilio Paulo aniquilaron a
las falanges del rey Perseo, el último
de la dinastía de los Antigónidas: Macedonia, la patria de Alejandro Magno,
cayó bajo el poder de Roma.
La de Paulo fue una de las campañas más rápidas y brillantes jamás llevadas a cabo por un general romano:
de ser un marginado político con 62
años de edad, Paulo se convirtió en un
héroe nacional. Plutarco le dedicó una
de sus “Vidas Paralelas”; para completar nuestra información sobre la Tercera Guerra Macedónica y la batalla de
Pidna, contamos con el libro XLIV de
“Ab urbe condita” de Tito Livio y los
fragmentos que nos han llegado en las
“Historias” de Polibio. No obstante, las
L. Emilio Paulo fue derrotado ante
los muros de Ilurco, en Pinos Puente. En la imagen, el Cerro de los
Infantes frente a las estribaciones
de Sierra Morena.
fuentes son excesivamente favorables
a Paulo, a su entorno familiar y político, y suscitan no pocas incógnitas.
El comienzo de una carrera
Lucio Emilio Paulo era miembro de
uno de los linajes patricios más conspicuos de Roma. Su padre fue el cónsul
que murió en la batalla de Cannas, y
él mismo fue cuñado de Publio Cornelio Escipión Africano, el vencedor de
Aníbal, lo que le vinculó a su entorno
político.
Las fuentes se ocupan de Paulo a
partir de su proconsulado en Hispa-
nia Ulterior, que abarcó los años 191
a 189 a. C., durante los últimos momentos del predominio escipiónico en
la política romana: en Oriente, Lucio
y Publio Cornelio Escipión hacían la
guerra al rey Antíoco de Siria.
El procónsul Paulo heredó de sus
antecesores una situación difícil. En
Bastetania, donde ya habría operado
M. Fulvio Nobílior, Paulo sufrió una
severa derrota (el lugar se identifica
con Ilurco, Pinos Puente, Granada)
que, a su vez, desencadenó una rebelión en Turdetania complicada con la
presencia de bandas lusitanas, ante las
Foto: Pilar Acula
21
Invierno·2008
En 1867, y por unos reales, el
cónsul belga Lazesky adquirió
a unos carboneros de Alcalá de
los Gazules el Bronce de Lascuta, que constituye el testimonio
epigráfico romano más antiguo
hallado en la Península. Actualmente se encuentra en el Museo
del Louvre. Existe en Alcalá una
reproducción en bronce.
cuales Paulo sufrió un nuevo revés militar.
Es difícil encajar en este panorama
las 250 ciudades sometidas que le atribuye Plutarco, pero, dado el dilatado
período de tiempo de su promagistratura, Paulo lograría recuperarse de sus
reveses y restablecer el orden en la
provincia. De esta actividad de Paulo
en el sur de Hispania nos ha llegado
un valiosísimo testimonio epigráfico,
el primero que conservamos para todo
el período romano en la Península: el
Bronce de Lascuta. Su texto dice así:
El general (imperator) Lucio
Emilio, hijo de Lucio, decretó
que, de los siervos de Hasta,
aquellos que habitasen en la
Torre de Lascuta sean libres, y
mandó que también pudieran
poseer y tener el campo y la
casa que en aquel tiempo poseyeren, mientras el Senado y
el Pueblo Romano lo quisieren.
Hecho en los Campamentos el
día XII antes de las Kalendas de
febrero.
La fecha corresponde al 21 de enero del año 189 a. C., el último de estancia de Paulo en Ulterior. Este texto ha
suscitado una abundante especulación
cuyo análisis excedería el propósito
de este artículo. La ciudad de Hasta (Hasta Regia, vinculada al pasado
tartésico y uno de los centros de poder turdetano) sufre la sustracción de
una población sometida: los siervos de
Hasta que habitan Turris Lascutana
(Alcalá de los Gazules, Cádiz) reciben
el favor de Roma y pasan en adelante a
depender de su voluntad según la fórmula jurídica dum populus senatusque
romanus vellet.
La fuentes no registran ningún reconocimiento público
a la labor de Paulo a su regreso de Ulterior. En los años posteriores debemos
situar la mención que hace Plutarco de
los sucesivos intentos frustrados de
Paulo por alcanzar el consulado. No
le habría favorecido el balance militar
de su actuación en Hispania y, por lo
demás, se encontró con un panorama
muy sombrío para él y para su adscripción familiar y política.
Malos tiempos
En 187 a. C. se produce la primera de
las acusaciones contra los hermanos
Escipión que marcan el final de su hegemonía política y el triunfo del bando
catoniano. En 184 a. C. Escipión Africano se exilia en Literno y fallece un
año más tarde. Durante tres años —de
185 a 183 a. C.—, tres miembros de la
gens Claudia acceden sucesivamente
al consulado.
Conocemos bien la enemistad que
enfrentará más tarde a Escipión Emiliano, el hijo de Paulo, con Apio Claudio Pulcro, suegro de Tiberio Sempronio Graco y partícipe de su reforma
agraria. El caso es que Paulo obtuvo
el consulado en 182 a. C., siete años
después de finalizado su proconsulado
en Hispania: un pésimo resultado político.
Los hijos de Papiria
Según nos cuenta Plutarco, Paulo estuvo casado con Papiria, la hija de
Cayo Papirio Masón, cónsul en 231 a.
C., con la cual tuvo tres hijos varones
y al menos una hija. Paulo convivió
con Papiria mucho tiempo antes de
divorciarse de
ella y volver a desposar a otra mujer de la que no conservamos el nombre, con la cual tuvo otros dos hijos
varones y al menos una hija (la que
Plutarco llama Tertia y más tarde se
casaría con el hijo de Catón).
No sabe Plutarco por qué razón
Paulo se divorció de Papiria, aunque,
según el autor griego, quizás fuese el
mismo respetable senador de cierta
anécdota, el cual, interrogado sobre la
razón por la que había repudiado a una
mujer bella y virtuosa, contestó, mostrando su calceus, el calzado típico del
rango senatorial: «¿No parece cómodo
y bonito? ¡Pues yo sé dónde me molesta!».
Dejando a un lado el folclore, el
repudio de Papiria se habría debido a
otras razones, relacionadas con la vida
pública de Paulo, y trajo como consecuencia la cesión de sus tres hijos
en adopción a varias familias nobles.
Era ésta una práctica habitual entre romanos, pero el caso de Paulo resulta
dramático: se deshace de toda la descendencia masculina de su primer matrimonio.
A juzgar por las edades de sus hijos
(Plutarco nos informa de ello para el
año de su victoria sobre Perseo), Paulo
volvió a casarse inmediatamente después de separarse de Papiria, en 183 o
182 a. C., el mismo año de su consulado. La coincidencia no sería casual.
Pudo haber aprovechado su recién adquirida dignidad para liquidar una relación infeliz, o quizás un divorcio fulminante, seguido de un nuevo enlace
—y teniendo en cuenta el carácter del
22
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LA INFLUYENTE DESCENDENCIA DE LUCIO EMILIO PAULO MACEDÓNICO
Gráfico: J. C. Martín Leroy
matrimonio romano como instrumento político al servicio de los intereses
del paterfamilias—, pudo formar parte del conjunto de maniobras y pactos
que Paulo debió de llevar a cabo para
alcanzar la apetecida magistratura consular.
El consulado y diez años de silencio.
Nombrado cónsul, Paulo se encargó de
sofocar una rebelión de los ligustinos,
habitantes de la Liguria, en los Alpes
costeros. Era ésta una zona de gran
importancia estratégica para Roma: situada entre Italia y Galia Transalpina,
por ella transcurría la ruta militar que
los gobernadores romanos empleaban
para acudir anualmente a sus provincias de Hispania. Según Plutarco, los
ligustinos se habían entregado a la piratería, llegando con sus correrías a las
Columnas de Hércules. Paulo los venció en sus propias bases y los ligustinos
pagaron su derrota con la pérdida de su
flota y la demolición de sus murallas.
Después de esto no hay más noticias
de Paulo hasta el año 171 a. C. Todo
parece indicar un largo período de
L. Emilio Paulo combatió a los piratas que se apostaban en las abruptas
costas de Liguria. En la foto, acantilados cercanos a Cinque Terre.
apartamiento político y quizás una situación económica incómoda y sin expectativas de mejora. En este contexto, Paulo no habría podido garantizar
a todos sus hijos un futuro adecuado
a su rango, lo que exigía una saneada
hacienda familiar capaz de sufragar a
cada uno de ellos el costosísimo cursus honorum, su carrera política.
Según Plutarco, en este tiempo Paulo se limitó a sus funciones de arúspice y se consagró a la educación de sus
hijos, describiéndola con algún detalle
para indicarnos que incluyó la formación helenística, como era costumbre y
motivo de orgullo dentro del círculo de
los Escipiones.
No sabemos a qué hijos dedicó estas atenciones. En el momento de su
divorcio, el mayor de los hijos de Papiria aún no había alcanzado la edad
de los cinco años, lo que sugiere una
convivencia entre la nueva esposa y
los hijos de ambos matrimonios por
algún tiempo. Después Paulo habría
empezado a deshacerse de los hijos
Foto: Richard
23
Invierno·2008
de Papiria.
El mayor de ellos, nacido en 187 a.
C. fue adoptado por los Fabios Máximos, convirtiéndose en Quinto Fabio
Máximo Emiliano. El siguiente, dos
años menor, fue adoptado por su tío
Publio, el hijo de Escipión Africano,
que no tuvo descendencia masculina,
convirtiéndose en Publio Cornelio
Escipión Emiliano, el futuro conquistador de Cartago y de Numancia. Del
menor, Marco, adoptado por los Livios
Drusos, nada sabemos. La hija fue entregada al hijo de Quinto Elio Tuberón,
con quien mantuvo una buena amistad
y era «célebre por su austeridad», auténtico eufemismo de pobreza si leemos sin prisas a Plutarco, lo que nos
indica hasta dónde pudo haber descendido el caché social de Paulo y de sus
hijas: cuando venció a Perseo, ya pudo
casar a la menor con el hijo del rico y
poderoso M. Porcio Catón.
Los procesos de 171
Aquellos mismos habitantes lascutanos
que menciona el famoso bronce pasarían a formar parte de las clientelas de
Paulo en Hispania, cuyo patronazgo
reclamaron el año 171 a. C. los embajadores que acudieron a Roma presentando sendas acusaciones de peculatio
contra los pretores provinciales.
Este episodio del año 171 a. C. tiene
singular interés para la Historia de la romanización de la Península. Instruyó el
caso L. Canuleyo Dives, y los patronos
escogidos para defender los intereses
de los hispanos fueron L. Emilio Paulo
y C. Sulpicio Galo para la provincia de
Ulterior; P. Cornelio Escipión Nasica y
M. Porcio Catón para Citerior.
Se emparejaron, pues, representan-
tes de facciones rivales (Catón y Escipión Nasica eran enemigos declarados)
asignando a los asuntos de Citerior dos
personajes políticos de primera magnitud y a los de Ulterior otros dos de menor relieve. Todo lo cual sugiere que
las acusaciones se habrían producido
sobre el telón de fondo de las luchas
de facciones políticas en el Senado.
De los pretores procesados, M. Titinio
Curvo, que gobernó Citerior en 178 a.
C., resultó absuelto; P. Furio Filón y C.
Matieno, pretores respectivamente de
Citerior en 174 a. C. y Ulterior en 173
a. C., se vieron obligados a solicitar el
destierro voluntario en el transcurso de
la votación, y todo se resolvió para los
hispanos en promesas de justicia imposibles de cumplir dadas las servidumbres de ésta a la política de Roma.
Ese mismo año, Canuleyo, en calidad de pretor, asentaría a los hybridae
o hijos mestizos de soldados romanos
y mujeres hispanas que reclamaban el
reconocimiento de una situación legal,
en la primera colonia con derecho limitado —tal vez similar al que poseían
los libertos— fuera de Italia: Colonia
Libertinorum Carteja.
Con esto, Paulo reaparece en la
vida política romana cumplidos los
diez años que la ley exigía para volver
a optar a una misma magistratura. ¿Es
esto casual? ¿Había Paulo reiniciado
su actividad política en 171 a. C. o se
trata de un acto aislado que no debe
relacionarse con su elección en 168 a.
C., como se desprendería de la lectura
de Plutarco?
El biógrafo de Queronea nos hablará
de las reticencias de Paulo a ser nombrado cónsul, quien solamente cederá
ante la insistencia del pueblo, en un pa-
saje que resalta la modestia del candidato y su carácter providencial, anticipando su victoria mediante un augurio:
la oportuna muerte del perrito de su hija
Tertia, que se llamaba Perseo. En suma,
un perfecto conjunto de topoi.
Sea como fuese, elegidos cónsules
L. Emilio Paulo y C. Licinio Craso para
el año 168 a. C. (Craso era hermano del
cónsul que Perseo había derrotado en
Calícino tres años atrás), correspondió
a Paulo hacerse cargo de una guerra
adversa, en la que ya habían fracasado tres cónsules sucesivos. Un hombre
casi anciano, prácticamente retirado de
la vida pública según nos dan a entender las propias fuentes, y por cuya carrera «nemo assis aestimavisset» (nadie
hubiera dado un céntimo) terminaría la
guerra en sólo tres meses. ◙
PARA SABER MÁS:
• BÉARD, M., (1998): El triunfo
romano. Una historia de Roma a
través de la celebración de sus
victorias. Ed. Crítica.
• GOLDSWORTHY, A., (2005):
Grandes generales del ejército
romano: campañas, estrategias
y tácticas, Ariel.
• KOVALIOV, S. I., (2007): Historia de Roma, Akal.
• ROLDÁN HERVÁS, J. M.,
(1994): El imperialismo romano:
Roma y la conquista del mundo
mediterráneo (264-133 a. C.),
Ed. Síntesis.
• ROLDÁN HERVÁS, J. M.,
(2001): Historia Antigua de
España, UNED.
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LASHUELLASDELASLEGIONES
El cerro de los campamentos
Campaña tras campaña,
las legiones recalaron
en La Gran Atalaya, un
cerro estratégico para
someter la tenaz resistencia numantina y
pacificar la Meseta. Los
restos de cinco campamentos sucesivos hablan
de la importancia de
este enclave, hoy poco
frecuentado.
Plano: A: Schulten
UBICACIÓN
Cerro de La Gran Atalaya, Renieblas (Soria). A siete kilómetros al
este de Numantia (Garray).
COORDENADAS
41º 49’ 36’’ N; 2º 21’ 09’’ O
DESCRIPCIÓN
Conjunto campamental romano constituido por cinco castra
superpuestos. Sus restos son aún hoy visibles. El denominado
campamento III posee una gran singularidad, no solo por su
grado de conservación sino porque es un excelente ejemplo
republicano de la planimetría campamental descrita por Polibio
para el alojamiento de dos legiones.
DATACIÓN
Los campamentos I y II fueron atribuidos por A. Schulten a Catón
sobre el 195 a. C. El campamento III fue atribuido por el mismo
arqueólogo a la campaña del cónsul Nobílior en el 153-152 a. C. El
campamento IV se ha atribuido a tropas fieles a Pompeyo durante
las guerras sertorianas hacia el 75 a. C. El campamento V, se ha
identificado últimamente con la campaña de Escipión, entre 135 y
130 a. C., siendo contemporáneo al cerco de Numantia.
Texto y fotos: F. J. García Valadés.
El emplazamiento se eligió cuidadosamente. Cinco castra superpuestos
prueban la idoneidad de este cerro
rocoso a cuyos pies confluyen dos
arroyos, el Merdancho y el Mocigón,
aunque ambos de muy fuerte estiaje.
Este último circula paralelo a una vía
de acceso a la Meseta desde el Ebro,
que, con el tiempo, llegó a convertirse en calzada. Por su parte, el Merdancho adquirió relevancia histórica
al ser utilizado para los trabajos de
asedio que Escipión llevó a cabo para
rendir a Numantia.
Además de la buscada confluencia de aguas y el emplazamiento en
altura sobre el cerro, cualquiera de los
campamentos tiene control visual sobre Numantia, así como del valle que
se despliega a sus pies. A ello se debe
sumar el fácil acceso a madera de ribera, pinares, sabinares y quejigos,
así como a pastizales y caza variada.
Aspectos que han sido destacados por
estudios paleoambientales.
25
El yacimiento fue excavado por
A. Schulten entre 1909 y 1912, aunque el mismo autor reconocía poder
levantar planos a partir de los restos
que aún afloraban.
El campamento I, asentado en el
lado norte de la colina, es el de menores dimensiones de todo el conjunto. Abarca doce hectáreas y su eje
este-oeste alcanza 345 metros. Posee
una planta irregular de tendencia poligonal. La mayor parte del campamento fue destruida por las sucesivas
ocupaciones posteriores. No hay evidencia clara de la existencia de torres
aunque sabemos que constaba de un
muro de entre 2 y 2,5 metros de anchura. En la esquina noroeste parece
constatarse una puerta flanqueada
por un ensanchamiento de la rampa
adosada al muro. Schulten pudo verificar la existencia de barracones en
forma de herradura.
El campamento II se encuentra
muy deteriorado por las mismas razones. De planta también irregular,
no coincide con el emplazamiento
del castra anterior. Su eje este-oeste
se extendería entre 415 y 420 metros.
El lienzo norte muestra dos entradas.
Sus muros también constarían de un
ancho de dos metros.
Ambos recintos fueron atribuidos
por Schulten a la misma campaña de
Catón, en el 195 a. C. La razón argumentada es histórica, no arqueológica,
puesto que es la única referencia en
los textos clásicos a una intervención
en la zona hasta la campaña de Nobílior, en el 153 a. C. Los relaciona con
los restos del campamento hallado
en Aguilar de Anguita (Soria) por su
menor tamaño. Schulten nunca contó
las razones por las que Catón se vio
obligado a levantar dos campamentos
en el mismo emplazamiento y en la
misma campaña.
El campamento III es considerado
el mejor ejemplo de campamento romano del período republicano. También es el mejor conservado de todo
el conjunto. Albergó dos legiones y su
planta corresponde a las descripciones
polibianas de los campamentos: de
planta irregular, con tendencia poligonal. Abarca 45,3 hectáreas. Sus ejes
mayores son de 970 y 730 metros. Sus
Plano: A. Schulten
Invierno·2008
El campamento III ejemplifica los campamentos descritos por Polibio.
murallas son de cuatro metros de anchura, que en algunos tramos llegan a
alcanzar los cinco metros. Los muros
se construyeron con la técnica del emplecton. Se han contabilizado hasta
27 torres cuadradas interiores en todo
el perímetro, a un intervalo no regular de 30 metros, así como dos torres
semicirculares en el lado este. Igualmente se conservan las seis puertas
del recinto, de tres metros de anchura.
La mejor conservada es la decumana
flanqueada por dos torres.
En el interior se conservan los
barracones de tropa en forma de herradura, que se articulan en torno a
las vías principalis y quintana y sus
transversales. Los lados se correspondían con los cubicula, mientras
que el fondo de herradura se reservaba para los establos de las mulas.
Igualmente se conservan, en el espacio central interior las áreas reservadas para el praetorium, quaestorium
y el forum, con sus tabernae.
Del lado sureste se extiende un
muro en forma de arco de unos 850
metros de longitud. Posee dos entra-
Glosario
• Castra aestativa: Campamento
para una estancia prolongada.
• Castra hiberna: Campamento
semipermanente de invierno.
• Cubicula: Espacios de habitación de
los barracones.
• Decumana: Vía interna que discurre longitudinalmente por el medio del
castra.
• Horreum: Granero
• Emplecton: Técnica de construcción que consiste en levantar dos paramentos externos de piedra y rellanarlos
con tierra y guijarros.
• Forum: Espacio interno reservado
como plaza y comercio.
• Praetorium: Espacio reservado
a vivienda del oficial superior de la
unidad.
• Principalis: Vía principal del castra
que discurre transversalmente frente al
praetorium.
• Quaestorium: Espacio anexo
al praetorium donde el praefectus
castrorum gestionaba el suministro y
custodiaba bagajes y botines.
• Quintana: Vía secundaria paralela a
la principalis.
• Tabernae: Tiendas dentro del foro.
• Titulum: Tipo de entrada defendida por un lienzo de muro adelantado
frente a ella.
26
hiems·mmdcclxi·auc
das en titulum. Se han identificado barracones en forma de herradura en su
cara oeste. Por su ubicación exterior
al muro principal se cree que pudieron
pertenecer a tropas auxiliares.
Como singularidad, se identificó
una orientación no habitual del praetorium, desatendiendo la planta ortogonal para enfrentarlo hacia Numantia.
El campamento III es también el
mejor documentado. Apiano menciona
la construcción de un castra hiberna
a 24 estadios de Numantia, en donde
permaneció durante todo el invierno el
cónsul Nobílior entre 153 y 152 a. C.
Las estructuras se corresponden con
las características de un campamento
invernal y la distancia es exacta.
En lo que respecta al campamento
IV, posee un plano prácticamente rectangular, con las esquinas en ángulo
recto. El área cercada es de 58,9 hectáreas, con un lado norte de hasta 855
metros de longitud. Se han conservado
ocho entradas defendidas con titula.
Sus muros son de piedra con unos tres
metros de espesor y sin torres. No se
han encontrado evidencias de construcciones interiores, por lo que se le
considera un castra aestativa en el que
la tropa permanecía alojada en tiendas. Del muro oeste parte un muro
de 600 metros que enlaza el castra
Dibujo: P. Co
nnolly
Foto: F. J. García Valadés
La obsesión de Nobílior
Schulten afirmaba que el cónsul Quinto
Fulvio Nobílior fue el que mandó construir el campamento III de La Gran Atalaya para conquistar Numantia aquel
gélido invierno de 135 a. C. Buscaba a
toda costa una victoria sobre las tribus
de la Carpetania, que osaban desafiar
el poder de Roma.
La situación se había hecho inestable después de que una fuerte sequía
obligase a la población autóctona a
buscar sustento en las ciudades que
polarizaban el comercio. Una de ellas
era Segeda, situada en Belmonte, a
doce kilómetros de Calatayud. La principal ciudad de los belos, que duplicó su
población con la llegada de inmigrantes, decidió ampliar su muro defensivo
hasta los ocho kilómetros de perímetro
para proteger la nueva área urbana. No
era el único caso: por entonces otras
tribus, como los titos, habían amurallando sus viejas ciudades.
Se entablaron negociaciones. Roma
consideraba que se estaban rompiendo
los tratados firmados con Graco, pero
con el arroyo Merdancho, en una clara
intención de asegurarse el aprovisionamiento de agua. Fue identificado como
un campamento de tropa leal a Pompeyo en la guerra contra Sertorio hacia el
75 a. C., pero hay autores que lo datan
los celtíberos argumentaron que esos
pactos solo prohibían la edificación de
nuevas murallas. El Senado no estaba
dispuesto a tolerar una insurrección
generalizada como la de 154 a. C., en
la que los lusitanos diezmaron a las legiones con sus incursiones en la Baetica. Segeda sería el casus belli.
El Senado adelantó la elección de
las magistraturas al mes de enero con
el fin de desplazar y preparar a las
tropas antes del inicio del verano y
evitar así que se prolongaran las hostilidades al invierno. Este hecho quedaría así establecido para los siglos
venideros. Fue elegido cónsul Quinto
Fulvio Nobílior, veterano en las campañas de Grecia. Su misión sería pacificar y someter las tribus levantiscas
celtíberas. Lucio Mumio se encargaría
de la Lusitania en la frontera ulterior.
Se desplazaron 30.000 efectivos a
Hispania: 10.000 legionarios, 10.000
aliados itálicos, 7.500 auxiliares ibéricos y 2.500 jinetes entre romanos y
aliados íberos.
Los restos en
superficie (izq.)
sugieren la ortogonalidad del
campamento III.
Arriba, ejemplo
de barracón en
herradura.
Nobílior llegó a Tarraco en abril y se
apresuró hacia Segeda. Sus habitantes, viendo la imposibilidad de cerrar a
tiempo su muro, decidieron abandonar
la ciudad. Cuando el cónsul llegó ante
sus muros no pudo más que contemplar
que la presa se le había escapado. Ordenó destruir la ciudad y quemar todos
los pastos y aldeas colindantes.
Mientras, la población de la ciudad
junto con sus aliados titos huía hacia la
meseta por Medinaceli y Almazán, hasta
llegar a la ciudad arévaca de Numantia.
Belos, titos y arévacos, aunque tenían
numerosos enfrentamientos se habían
unido en hermandad de sangre contra
el invasor latino. Allí decidieron elegir a
un líder común, el segedano Caro.
Subestimando al enemigo, Nobílior
se lanzó en persecución del huidizo rival, sin tomar las medidas oportunas de
seguridad en su avance. Esto fue aprovechado por Caro que emboscó a sus
25.000 infantes y jinetes, posiblemente
en la Sierra de Santa Ana, desde donde
controlaba la larga serpiente de polvo.
Lanzándose sobre la confiada columna,
los celtíberos provocaron el caos entre
los legionarios, que luchaban por su su-
27
Invierno·2008
contemporáneo al campamento V y a
la toma de Numantia.
Por último, el campamento V tiene una planta rectangular, con esquinas en ángulo recto también. Ocupa
una extensión de 61,2 hectáreas, lo
que le convierte en uno de los campamentos romanos más grandes
entre todos los conocidos. Sus muros alcanzan los cuatro metros de
espesor. Se han identificado hasta
16 torres rectangulares adosadas al
interior del muro con una anchura
de cinco o seis metros. Igualmente
se han encontrado cuatro entradas,
de las cuáles se conservan perfectamente las dos del lienzo norte, que
es el que aún hoy nos sorprende por
el volumen de sus ruinas. Se trataba de un castra hiberna por lo que
conserva estructuras internas como
barracones dispuestos en bloques
cuadrados de 59 metros. Se ha localizado una estructura que pudiera
corresponderse con un horreum.
pervivencia en medio del desastre.
Los ataques y retiradas de la caballería celtíbera eran incesantes. Nobílior
lanzó su caballería en una misión casi
suicida, en un intento por proteger su
intendencia. De forma heroica consiguieron matar al caudillo Caro y poner
en fuga a los celtíberos tras horas de
combate. Las tribus celtíberas habían
perdido 6.000 hombres. Las bajas legionarias ascendían a 10.000, un tercio
del ejército romano en Hispania. Ese día
quedaría como nefasto en la historia romana. Nadie volvería a escoger ese día
para hacer la guerra.
Los celtíberos se refugiaron en Numantia, convertida en un campamento
de refugiados fuera de sus muros, y
eligieron a dos nuevos caudillos Ambón y Leukón. Nobílior estaba decidido
a vengarse y destruir Numantia. Para
ello se hizo fuerte en la Gran Atalaya de
Renieblas. Desde allí tenía un perfecto
control de su pesadilla. Su obsesión le
hizo orientar su praetorium hacia la ciudad, rompiendo la sagrada planimetría
que los agrimensores habían señalado
para el resto del campamento. Si había
actuado imprudentemente ante el ene-
Cuando Schulten
estudió el enclave, a
principios del siglo XX,
pudo realizar planos
de los campamentos
con los restos visibles
a ras de suelo
Schulten lo dató junto con el IV
dentro de las guerras sertorianas, hacia el 75-74 a. C., con argumentos
estrictamente históricos no arqueológicos. Sin embargo, este campamento está siendo objeto de estudio
en la actualidad y el análisis de los
materiales ha llevado a numerosos
autores a identificarlo con el asedio
y conquista de Numantia por Escipión, adelantándolo hasta el 135130 a. C. ◙
migo, ahora lo hacía ante los dioses.
Reforzada su posición en la zona,
Nobílior esperó a la caballería númida,
enviada por Massinisa, y su arma secreta: 10 elefantes, un animal desconocido
por esa generación de celtíberos. Era el
momento para cambiar la fortuna.
Lanzó todas sus tropas al asalto con
los elefantes en retaguardia. Los celtíberos que salieron a repeler el ataque,
huyeron hacia la ciudad. Desde allí hostigaban con proyectiles el avance decidido de Nobílior que ya se encontraba
bajo sus muros. Pero, un hecho cambió
la historia. Un gran proyectil de piedra
impactó en la cabeza de uno de los
paquidermos, que emprendió la huída
contra las filas legionarias. El resto de
atemorizados animales hicieron lo mismo. En medio del caos, los numantinos
salieron al contragolpe. Las pérdidas
romanas volvieron a ser terroríficas:
4.000 hombres y buena parte de las armas e impedimenta.
Ante la pérdida de efectivos, Nobílior
buscó el apoyo de los enemigos de los
arévacos, pero el descrédito romano y
el miedo a las represalias numantinas
no lo permitieron. Lejos de ello, ciuda-
PARA SABER MÁS:
• CONNOLLY, P. (1986): Las legiones romanas, Madrid, 14-15.
• LUIK, M. (2006): “Renieblas
camps”, Morillo, A. & Aurrecoechea J. (eds.), The roman
army in Hispania: an archaeological guide, León, 272-279.
• MORILLO, A. (2003):”Los establecimientos militares temporales: conquista y defensa del
territorio en la Hispania republicana“, Morillo, A; Cadiou, F. &
Hourcade D. (coords.), Defensa
y territorio en Hispania de los
Escipiones a Augusto, León,
54-57.
• PIMENTEL, F. (2004): Numancia, Ediciones Falcata Ibérica,
Madrid.
• VV.AA. (2002): Guía arqueológica de Numancia, Junta de
Castilla y León. Asociación de
Amigos del Museo Numantino.
des que le aseguraban suministros y la
retirada desertaron de su causa. La situación se convirtió en incomprensible
para Nobílior, que incapaz de asumir la
derrota encaminó a sus hombres a la
peor de las guerras, la del invierno de
la meseta. Decidió hacerse fuerte en
Renieblas. «Nobílior invernó en su campamento y sufrió mucho la escasez de
las provisiones, las frecuentes nevadas
y la crudeza del frío hasta el punto de
que muchos soldados murieron por esta
causa», cuenta Apiano.
La campaña sería un ejemplo de
desastre: perdió más de la mitad de
su ejército, no recibió el permiso para
prorrogar su mandato y sus tropas regresaron humilladas para integrarse en
el nuevo ejército consular de Claudio
Marcelo, quien protagonizaría nuevas
humillaciones frente a los muros de Numantia. A la derrota de Nobílior se sumó
la de Lucio Mumio contra los lusitanos.
El campamento III de Renieblas es
uno de los mejores ejemplos arqueológicos de castramentación romana y
permanece sobre la Gran Atalaya como
testigo del desastre producido por la
imprudencia y la obsesión personal.
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FIRMAINVITADA
ARMAMENTO PRERROMANO
Arte sobre metal
Símbolos de status social y utensilios vitales en la batalla, las
armas son también documentos de incalculable valor para conocer la sociedad, la historia y los gustos de los pueblos. Bajo
la erosión del tiempo y los elementos, la tecnología está desentrañando el aspecto original de espadas, cascos y escudos. Los
análisis dejan entrever un valor estético asombroso.
Foto: José Manuel Benito
Por Fernando Quesada Sanz.
Espada de antenas atrofiadas, procedente de la
necrópolis de La Osera
(Ávila). Museo
Arqueológico Nacional.
El armamento antiguo es uno de los elementos de cultura material más ricos y
cargados de significado de entre aquellos que podemos emplear para abordar
el estudio de una cultura del pasado.
La razón es la multiplicidad de enfoques que podemos emplear, dado que
las armas fueron objetos especialmente
significativos desde el punto de vista
social y cultural para los habitantes de
la Iberia prerromana.
Las armas antiguas tienen una faceta tecnológica. La metalurgia del armamento, sea del bronce o del hierro,
recogía lo mejor de la tecnología de una
época. Por tanto, las armas son susceptibles de ser estudiadas desde esa perspectiva y proporcionarnos mucha información sobre la tecnología del pasado.
Podemos también abordar su estudio desde el punto de vista funcional,
es decir: cómo se combatía, qué capacidades tenían y de cuáles carecían, y a
partir de ahí obtener datos sobre las formas de combate, las tácticas militares
de una cultura, en este caso la ibérica.
No olvidemos que formas de combate y
articulación de la sociedad son anverso
y reverso de la misma moneda en las
antiguas Grecia y Roma, en el mundo
céltico y en la cultura ibérica de la Edad
del Hierro. La sociedad se organizaba
sobre bases esencialmente militares,
cuestión que en el caso de Roma o Grecia, e incluso Germania, está documentada por las fuentes literarias.
Desde el punto de vista simbólico y
religioso las armas contienen una enorme carga, son símbolos de prestigio, de
poder, de justicia... El estudio de las armas permite reflejar, como una piedra
facetada, los diferentes aspectos de una
sociedad antigua.
El arma como objeto de arte es soporte para una expresión estética llena
de significado. Hace ya bastantes años,
Gastón Bouthoul, autor de referencia
en la polemología, la disciplina que
se ocupa del estudio de la guerra y la
sociedad, escribía que «los más bellos
adornos creados por los hombres en todas las civilizaciones, con la excepción
de los últimos cincuenta años, se han
hecho para el ornato del combatiente.
En el equipo corriente hubo siempre
metales preciosos, cimeras, plumas,
cascos brillantes, tejidos de vivos colores, cueros repujados, cincelados, esmaltes, incrustaciones de pedrería, etc.
Podemos añadir lujo de monturas, porte
altanero, señales externas de respeto...
Todos estos rasgos contribuyen a que
29
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viva el guerrero en un ambiente de orgullo y superioridad. Brillante aureola y
gloria pretérita, presente y futura».
En efecto, esto es lo que supone el
arma en el mundo antiguo, un objeto
que rodea a quien lo porta de un aura
de superioridad. En el caso del jinete y
del noble, una aureola de hombre libre
caracterizado por su derecho a llevar
armas en asambleas y ocasiones significativas, y que le separa de quienes por
su estatus no pueden portar armas, bajo
pena de muerte en muchos casos.
Ese inmenso escritor que fue Jorge
Luis Borges, fascinado por la magia de
las armas blancas, expresó de manera
bien hermosa lo que es una espada en
un museo arqueológico:
«En su hierro perdura el hombre fuerte,
hoy polvo de planeta, que en las guerras
de ásperos mares y arrasadas tierras
lo esgrimió, vano al fin, contra la muerte».
A una espada en York Minster
Esto es ciertamente lo que nos queda en el caso del mundo ibérico: armas
procedentes en su mayoría de depósitos funerarios, que reflejan ese hombre fuerte, hoy polvo, que esgrimió un
arma, en último extremo vanamente.
Amor por las armas
De entre las muchas categorías de objetos que produjo la cultura ibérica, verdaderamente las armas suman quizá en
mayor medida que ninguna otra todas
esas connotaciones sociales, tecnológicas, simbólicas y religiosas que las convierten en una categoría especial. Todas
las fuentes antiguas de autores griegos
o itálicos que vinieron a la Península
Ibérica, o que oyeron hablar de ella, insisten en la importancia que las armas
tenían para el antiguo ibero. Así Trogo
Pompeyo a través de Justino nos dice
que «las armas y los caballos les eran
más queridos que su propia vida» [1].
Muchos episodios reflejan este concepto que es mucho más que una anéc-
¿Artistas o artesanos?
El arma ibérica es espejo de una
cultura. Pero, ¿quién está detrás
de estas piezas? ¿Hay en el mundo
ibérico algo que podamos llamar
arte, en el sentido moderno de
la palabra? ¿Hay artistas? La respuesta es negativa: no existía el
artista, sino el artesano.
Sólo en el siglo VI a. C. surgiría
en el antiguo Mediterráneo, en el
entorno egeo, la idea del artista
orgulloso que firma su obra. Pero,
incluso en el mundo griego, el artista fue sobre todo un artesano
y, en el caso del mundo ibérico,
como en otras muchas culturas
del Mediterráneo, lo que tenemos
son artífices con sentido estético,
con gusto, con amor por la simetría y por la obra bien hecha, pero
que no trabajan por sí mismos,
por satisfacción estética o para
expresar una emoción o una idea
personal; trabajan por encargo
de un comitente, de un aristócrata normalmente, de alguien que
les encomendaba un trabajo que
enorgullecería sobre todo al dueño y no al creador.
El príncipe orientalizante o ibérico que encargó el monumento
de Pozo Moro e hizo grabar los
complejos relieves que reflejan
una mitología de origen oriental,
no quería que un artista expresara sus gustos o emociones, lo
que quería era que el artesano se
atuviera a lo que él deseaba: un
programa iconográfico alusivo al
origen y raíces de su poder.
El arte era artesanía especializada al servicio de los poderosos.
En el mundo ibérico nunca fue
otra cosa, ni en la escultura monumental ni en las artes menores.
El hecho de que hoy apreciemos
el valor estético de estos objetos
es perfectamente lícito, siempre y
dota. Así, en el año 207 a. C. en plena
Segunda Guerra Púnica, romanos y
cartagineses luchaban por el dominio
de la Península Ibérica, y la situación se
estaba volviendo en contra de las armas
púnicas. Nos cuenta Apiano que un grupo de mercenarios celtíberos quedaron
rodeados en lo alto de una colina y los
romanos que les cercaban exigieron su
rendición. Los mercenarios, que hasta
ahora habían sido fieles a los cartagi-
*
[1] «Equi et arma sanguine ipsorum
cariora» . Esta frase fue escrita hacia
el cambio de Era por Pompeyo Trogo,
escritor romano cuya obra original se
ha perdido aunque se conserva parcialmente en un extracto o epítome
redactado trescientos años después
por Justino. Se refería Trogo a los
pueblos ibéricos, a los que atribuye
un gran gusto por la guerra, hasta el
punto de que «si les falta un enemigo
exterior combaten entre ellos». Trogo
Pompeyo, 44, 2, 3,
cuando tengamos en la cabeza que
aplicamos puntos de vista modernos a objetos antiguos que se diseñaron con un concepto distinto. Es
entonces como podemos entender
nuestra idea del objeto hermoso
que, en el fondo, se esgrime vano
contra la muerte.
De lo dicho anteriormente se
deduce que decorar un arma era
un paso normal. Las fuentes insisten en que los romanos intentaban
ganarse o atraerse a los nobles y
jóvenes iberos mediante dones y
regalos entre los que figuran caballos y armas decoradas. Así lo
hizo Escipión a finales del siglo III
a. C. con príncipes iberos, y dos siglos después Sertorio cuando quiso enrolar a soldados iberos para
defender su causa dentro de las
luchas civiles romanas. Plutarco
nos da la noticia de que les atrajo
entregándoles armas bellas, enjoyadas y decoradas con metales
preciosos, armas que eran en sí
mismas obras de arte, armas que
impresionaban.
30
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neses, accedieron a las condiciones del
romano Marcio, quien exigía la entrega
del general cartaginés al mando. Los
celtíberos traicionaron a su general entregándole a los romanos.
Marcio les pidió mas tarde que entregaran a un grupo de legionarios romanos desertores para ser juzgados
y ajusticiados, y también accedieron.
Después les exigió que bajaran al llano y dejaran la colina donde se habían
refugiado y que entregaran sus riquezas. A todo accedieron estos hombres
desesperados hasta que finalmente el
romano les ordenó que entregaran sus
armas. Ante esta petición, y a pesar de
que habían cedido en todo, se rebelaron
y se empeñaron en una lucha a muerte
en la que perecieron casi todos. Hasta
ese punto tenía el arma una connotación
asociada a la propia virtus, a la propia
identidad, a la propia libertad del individuo, un alma que hacía que, entregada,
perdiera el dueño también su condición
de hombre libre, algo intolerable.
Dibujo: E. Cabré
Damasquinados
Veamos las principales técnicas decorativas que ofrecen las armas. El damasquinado es la técnica fundamenArriba, disco coraza
tal: para ello se practican incisiones
en bronce con demuy finas en la superficie del hierro
coración
repujada.
y en ellas se embute el metal, hilo de
Abajo,
empuñadura
plata, de cobre o, rara vez, de oro.
damasquinada en
No es nielado, técnica distinta que
plata de una falcata
implica fundir sulfuro de plata. Esa
del sur de Murcia.
plata adopta un tono mate al fundir
Museo de Lorca.
y penetra en las incisiones. En el damasquinado el hilo de plata está embutido por presión. Es la decoración
más espectacular, la más conocida y
la más frecuente en el mundo ibérico,
donde llega a figurar quizá en un terFoto: F. Quesada Sanz
cio de las armas.
Los damasquinados eran relativamente bien conocidos en las armas
nobles por excelencia: puñales trianbién sobre un tipo de arma habitualmengulares de tipo II ibérico y III, IV y VI
te considerado más vulgar, la humilde
meseteños, espadas rectas y sobre todo
punta de lanza. Cuando esta aparece en
falcatas. Sin embargo, el empleo de técel cubo o en la base de la hoja, solo es
nicas radiográficas, aparte de revelarse
visible si la lanza está hincada en tierra,
esencial para estudios tecnológicos
vertical, casi como un cetro, como objerelativos a la fabricación de las armas,
to que indica dónde está el lugar del jefe
está permitiendo descubrir no solo que
y cuál es su rango.
un porcentaje bastante elevado de estas
Todo esto se está descubriendo grapiezas tenían damasquinados, sino que
cias a la creciente aplicación de la radioestos son relativamente frecuentes tamgrafía al armamento metálico. Ocurre
que en muchas ocasiones la decoración
no es visible, solo vemos una mancha
negra al exterior, una masa de óxido.
Muchas armas de hierro a lo largo de
los siglos han perdido el núcleo metálico, lo que queda es solamente óxido solidificado, de manera que si se hace una
limpieza, aunque se haga con extremo
cuidado, jamás vamos a poder ‘ver’ la
decoración que se ha perdido.
Lo que la radiografía refleja es la diferente densidad en el punto donde estaba la plata que también se ha perdido
y lo que permite ver son las incisiones,
las acanaladuras originalmente hechas
en el metal para contener la decoración.
Solo una radiografía permite apreciar
dónde se unió el cubo de la lanza, dónde se plegó la lámina para hacer el cubo
en el que encaja el astil. Si limpiamos
una pieza por medios mecánicos, en
muchos casos la decoración se perderá
para siempre ya que no queda absolutamente nada tangible, solo sombras. Por
tanto hay que repasar todas las armas
que hay en los museos, ya que, posiblemente, una buena proporción de ellas
van a tener decoraciones damasquinadas invisibles al ojo desnudo y que
una limpieza, aunque sea buena, no
va a permitir descubrir, mientras que
la radiografía en distintos grados de
exposición y tiempo, sí.
Estrellas metálicas en el escudo
Otra técnica empleada en la Edad
del Hierro peninsular es el recortado
de láminas de metal. Tenemos ejemplos de ello en los umbos de escudo,
es decir la parte central metálica de
estos que servía para proteger los
nudillos del guerrero en el combate,
y que solía recibir más golpes. Se
han conservado a menudo por ser
de chapa de hierro o bronce, mientras el cuerpo del escudo, por ser de
material orgánico (cuero o madera) se
ha perdido.
En muchos casos, en lugar de ser
sencillamente una pieza redonda, en el
umbo se ha recortado la chapa en forma de una flor o estrella abierta que se
remachaba o clavaba a la madera recubierta de cuero o fieltro, para causar el
efecto decorativo deseado.
En determinados casos, como en
los umbos de escudo de Los Villares
31
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Tomado de Quesada (1977)
Umbos de escudo en bronce con decoración repujada. A la izquierda, dos
piezas en forma de estrella. Arriba,
umbos con decoración concéntrica.
raza, y cuya decoración se representó
además minuciosamente en la escultura
mayor ibérica, como ocurre por ejemplo en las grebas del monumento de
Porcuna o del de Elche, que probablemente reflejan además un mito o texto
épico ibérico hoy perdido.
en Albacete, de Finca
Gil de Olid en
Jaén, de Griegos en
Teruel o de Alpanseque en Soria, fechables probablemente en el s. V a. C., los
umbos pueden no estar recortados, sino
repujados con motivos de circulos concéntricos o líneas onduladas repujadas
desde el interior y en disposición radial
en torno al umbo hemiesférico propiamente dicho. Esta lámina de bronce es
fundamentalmente decorativa porque
no añade protección a la mano del guerrero ya que es muy fina y se aplicaba
sobre el cuerpo de madera y cuero del
escudo. Lógicamente, en la mayoría de
los casos, el arqueólogo no encuentra
piezas en buen estado de conservación,
como ocurre en el ejemplar de Jaén.
Decoraciones repujadas similares
eran habituales, durante las fases iniciales de la cultura ibérica, en los discos
coraza que, sujetos por correas al torso del guerrero como peto y espaldar,
servían de armadura, o en las grebas
que suelen acompañar estos discos-co-
Selváticos e imponentes
En el caso de los cascos era frecuente
recubrir el capacete de cuero con una
cimera en la que había una pieza de
hierro perforada con orificios a los que
se sujetaban penachos o crines de caballo de manera que el guerrero parecería
más alto, dotándole de un aspecto feroz,
casi selvático, e imponente.
Además el casco o la cimera podrían
estar parcialmente recubiertos con láminas de plata, como se documenta en
una cimera de placa de hierro recortada
hallada en la necrópolis del Cigarralejo.
Algunos cascos, además, construidos
y repujados como los discos coraza o
las grebas mencionadas, aparecen en
necrópolis celtibéricas, aunque no se
han documentado todavía en las propiamente ibéricas.
Por otro lado, debemos visualizar
estas elaboradas armas defensivas no
con su mortecino color verde actual.
Hay que imaginar un escudo con un
tachón central dorado, brillando al sol,
imponente. En las fuentes antiguas, Jenofonte por ejemplo, nos hablan en alguna ocasión del aspecto impresionante
de una formación de guerreros con sus
escudos recubiertos de lámina de bronce brillando al sol[2]. El caso griego sería
aplicable en parte también a un guerrero
ibérico. La reconstrucción de una de los
príncipes de Porcuna, con su pectoral,
su escudo, su casco de cimera, refleja
esa aura de superioridad a la que antes
me refería.
La iconografía nos proporciona información adicional sobre la decoración que tendrían las armas más ricas,
en particular las de bronce, como sería
el caso del torso con pectoral decorado
con cabeza lobuna procedente de La Alcudia de Elche. Algunas de estas piezas
especiales del Mediterráneo antiguo estarían ricamente labradas, y en algunos
casos estarían guarnecidas con metales
preciosos, según transmiten las fuentes.
Rara vez han llegado hasta nosotros, sin
embargo, ya que en la propia Antigüedad serían piezas saqueadas y fundidas
para reutilizar el bronce, la plata o el oro
en otros menesteres.
Negro brillante
Las propias armas y la iconografía,
combinadas, nos dan una idea de hasta
qué punto el armamento ibérico prerromano podía ser en sí mismo una obra de
arte hermosa, bella y cuidada, y no solo
un instrumento para herir o matar. El arqueólogo encuentra piezas cubiertas de
óxido y concreciones, en las que es difícil visualizar el aspecto original. Pero
cuando aparecen espadas bien conservadas se puede apreciar parte de la pulida superficie original de color negro
intenso azulado, escamoso y brillante.
Es lo que suele quedar de la superficie
original de la pieza. Las armas ofensivas, en su mayoría, tenían ese color.
Analizada esa superficie, resulta ser
magnetita, un subproducto de la oxida-
[2] JENOFONTE: Anábasis I, 17. Los
escudos se desenfundan (esto es, se
retira la funda de tela que durante
las marchas los protegían) dejando
su superficie pulida al sol. La práctica
de enfundar los escudos durante las
marchas para protegerlos era común
también entre los romanos, cf. CÉSAR C. J. , De Bello Gallico 2, 21.
32
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ción del hierro, que le proporcionaba
ese aspecto negro-azulado intenso y
que por otra parte tiene propiedades antioxidantes. Insisto en este detalle porque la decoración damasquinada de las
espadas y puñales sólo cabe entenderla
cabalmente sobre una superficie de este
tenor: la plata damasquinada resaltaría
sobre el fondo negro, ya de otra forma
hubiera sido difícil distinguir los motivos decorativos. Las armas eran de un
tono negro o muy oscuro con los motivos decorativos resaltados en plata
blanca o en cobre dorado.
En casos excepcionales se ha conservado no sólo la superficie del metal,
que constituye el principal campo decorativo del arma, sino los restos del material orgánico, marfil, hueso o madera
que eran elementos importantes de las
espadas y puñales y que rarísima vez
se conservan. Lógicamente mantienen
habitualmente la lengüeta o la espiga
de metal sobre la que había una cacha
de madera o de hueso que engrosaba la
pieza, creando una sección redondeada
que permitía agarrarla con facilidad, ya
que de lo contrario sería una pieza plana
Las hojas oscuras con
guarniciones plateadas
daban a las espadas un
aspecto radicalmente
distinto al que vemos hoy
muy incómoda de coger.
Estas piezas se han perdido en una
inmensa mayoría de los casos, pero
cuando se conservan nos revelan que
también tenían labrados motivos en espiral e hilo metálico, normalmente plata o cobre, embutidos. De manera que
tendríamos una pieza negra decorada
con hilos de plata, y con una parte de su
superficie, la empuñadura, blanca en el
caso del marfil, o amarillenta en el caso
de asta; es decir, una superficie clara
que contrastaría con el resto de la pieza
incorporando además metal precioso.
Sería un aspecto por tanto radicalmente
diferente al que presentan hoy.
Palmetas convertidas en bellotas
Muy a menudo los detalles decorativos, que aparentemente no tienen
mayor importancia, resultan contener
bastante más significación cultural de
lo que en principio pudiera parecer:
en bastantes espadas y puñales de
frontón y falcatas
ibéricas aparece
en el centro de
la guarda una
especie de bellota o palmeta
estilizada, que en
realidad ha resultado ser la versión
Reconstrucción del
aspecto que pudo
tener uno de los
guerreros aristócratas de Porcuna con su
completa panoplia
broncínea ricamente decorada.
Dibujo: C. Fernández del Castillo y F. Quesada Sanz
ibera de una decoración característica
de las espadas griegas, que a veces
tienen una palmeta calada decorando
la parte inferior de la guarda.
El que este detalle haya pasado inadvertido se debe a que se conocen relativamente pocas espadas griegas bien
conservadas y su influencia sobre los
modelos del resto del Mediterráneo. La
palmeta tiene sus elementos abiertos en
la parte inferior y central y luego dos
calados: lo que tenemos en Iberia es
una interpretación ibérica geometrizada
y estilizada de un motivo foráneo, tal y
como lo interpretó el artesano ibérico.
Pero el motivo en sí, por distorsionado
que esté, refleja que de algún modo el
artesano o el comitente había visto espadas decoradas así, armas que tienen
un remoto origen en el Mediterráneo
Oriental, aunque lo más probable es
que fueran conocidas en Sicilia. Son
espadas helenas que tipológicamente
pertenecen a la misma familia que las
espadas de frontón, y de las que se ha
hecho una interpretación ibérica. Esto
es un signo de helenización y de no helenización a la vez.
El ibero está en contacto con influencias foráneas a través de mercenarios,
pero no las interpreta adecuadamente.
No entiende exactamente lo que el motivo representaba, y esta estilización acaba pareciéndose más a una bellota que
a una palmeta. En piezas más tardías el
motivo se estiliza aún más. Vemos hojas de falcata en las que el motivo original de la palmeta se ha perdido en un
signo incomprensible si no entendemos
que la espada nos está remitiendo a piezas un siglo más antiguas y estas, a su
vez, a las espadas griegas que son mas
antiguas aún. No hay pues erudición estéril en el estudio de estos detalles, en
ver en este signo una palmeta, sino una
apreciación profunda de las influencias
culturales que suponen.
Aparte de la decoración metálica perdurable en armas ofensivas (damasquinados) y defensivas (umbos y tachones
de bronce calados, cascos repujados...),
existe una decoración perecedera sobre
armas defensivas que solo cabe reconocer a través de la iconografía y de
las fuentes literarias. El caso más importante y conocido es el de las pinturas que llevaban los escudos. Nos han
33
Invierno·2008
llegado bastantes armas de metal para
documentar cuál podría ser su aspecto
original y la decoración que llevaban,
pero los escudos, normalmente cubiertos de fieltro o cuero, se han perdido. La
mayoría se quemaban en la pira funeraria, de manera que sólo se conservan
los elementos metálicos. Por esta razón,
no tenemos una idea cabal de cuál era la
decoración pintada que se aplicó sobre
su superficie.
Escudos que identifican
Por la cerámica de San Miguel de Liria
y otros yacimientos, sabemos que los
escudos estaban pintados y esa pintura,
que a veces podía ser muy elaborada,
no es banal, no es un motivo decorativo
sin importancia.
Tito Livio nos cuenta cómo en el
año 195 a. C. los suesetanos, una tribu
ibérica de la Cataluña actual, se aliaron
con el general romano Catón en su lucha contra los iacetanos, en el territorio
de la actual Jaca. No había una conciencia nacional: unos iberos se aliaban
a los romanos para combatir a otros
iberos, enemigos locales tradicionales.
Los iacetanos despreciaban a los suesetanos como enemigos porque siempre
les habían vencido sin dificultad. Livio
puntualiza que «cuando reconocieron a
los suesetanos por sus armas y sus insignias» los iacetanos salieron en tromba de sus murallas y les atacaron, ya
que estaban convencidos de su victoria.
Lo importante aquí es que Tito Livio
nos dice que podían reconocer a sus
enemigos tradicionales a distancia por
sus armas e insignias. Solo los escudos
tienen el tamaño y los rasgos formales
suficientes para permitir esa identificación lejana.
Del mismo modo, en la batalla de
Metauro el general cartaginés Asdrúbal
reconoció por los escudos la llegada de
refuerzos al campo romano. Durante la
batalla de Cremona, en las guerras civiles romanas del siglo I d. C., Tácito
nos cuenta que dos pretorianos pudieron cruzar las líneas enemigas para destruir una catapulta mediante el simple
expediente de coger los escudos de dos
enemigos caídos, lo que implica que tenían símbolos de unidad reconocibles,
ya que el resto de armas y vestimenta
eran idénticos en ambos bantos. Y Tá-
Detalle del
pomo de una
espada griega
(en el círculo)
y el reflejo de
la palmeta en
sendos puñales
ibéricos.
Dibujo: F. Quesada Sanz
cito sabía de temas militares.
No tenemos evidencias directas de
que las pinturas o los motivos decorativos en los escudos ibéricos reflejaran
unidades, pueblos, blasones personales o cualquier identificación concreta
pero, desde luego, parecen haber existido pinturas con significados más allá de
la mera decoración.
Podríamos pensar que esto fuera característico de una sociedad estatal, de
un estado complejo como el romano,
pero no es así. En muchas sociedades
simples antiguas y modernas la decoración del escudo refleja detalles como el
clan, el grupo familiar, incluso la edad y
otros muchos detalles de importancia. A
modo de ejemplo puede citarse el de los
zulúes, que en el siglo XIX asignaban
a cada regimiento un rebaño de vacas
de color específico, negras, blancas o
con manchas. Los escudos de cada regimiento se hacían con la piel de ‘sus’
vacas, de manera que, a distancia, los
generales zulúes podían reconocer si
un regimiento era de veteranos, solteros, casados... porque cada uno tenía un
patrón decorativo en su escudo, y cada
regimiento estaba compuesto por hombres de determinada clase y edad. ◙
PARA SABER MÁS:
• BARRIL VICENTE, M. (2002),
“Cascos hallados en necrópolis
celtibéricas conservados en el M. Arqueológico Nacional”, en Gladius 23.
• BOUTHOUL, G. (1984): Estudios
de Polemología.
• HERNÁNDEZ, L. y SALA, F.
(2000), “Una punta de lanza decorada de la necrópolis de El Puntal
(Salinas, Alicante)”; en Gladius 20.
• MIRÓ, J. H. y REIG, C. (1997),
“Cubos de enmangue de lanzas y
regatones. Análisis y diagnóstico”;
en Recerques del Museu d’Alcoi.
• PÉREZ DAZA, F. y QUESADA, F.
(2001), “Una nueva espada ibérica
de antenas atrofiadas en el Museo
Histórico Municipal de Villa del Río
(Córdoba)”, en Aniquitas 13.
• QUESADA, F. (1997), “Monumentos y ornamentos: arte y
poder en la cultura ibérica”, en
Arte y Poder en el Mundo Antiguo; Domínguez Monedero, A. y
Sánchez, C. (eds.).
• QUESADA, F. (1997), El armamento ibérico. Estudio tipológico,
geográfico, funcional, social y simbólico de las armas de la cultura
ibérica (siglos VI-I a. C.).
• QUESADA, F. (1999), “Nuevos
puñales ibéricos en Andalucía (I).
Puñales de frontón”, en Gladius 19.
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LAENTREVISTA
Olalla
García
Licenciada en Historia y aficionada a la escritura,
Olalla García, se vuelve a zambullir en el convulso
siglo III en “Las puertas de seda”. Su segunda novela
muestra el desmoronamiento de dos imperios desde
la perspectiva de dos jóvenes inmersos en el torbellino de la guerra. Un exhaustivo trabajo de documentación cimenta un relato que se desarrolla en un
periodo oscuro, entre presagios de grandes cambios.
“Las hostilidades entre Roma y Persia
contribuyeron a la derrota de ambas”
Por Francesc Sánchez.
—Ha publicado recientemente “Las puertas de
seda”, su segunda novela
acerca del enfrentamiento
entre Roma y Persia. ¿De
dónde le viene el interés
por este periodo histórico?
—Debo reconocer que,
cuando empecé a estudiar
Historia en la universidad,
la Antigüedad Tardía no
me interesaba en absoluto.
Compartía la idea generalizada de que es solo un período de crisis o decadencia;
o, en el mejor de los casos,
de transición entre la Antigüedad y la Edad Media. Pero en mi facultad
hay varios profesores
especializados
en
esta época, y al
empezar a estudiarla me di
cuenta de que resulta fascinante. Es un período de
profundas transformaciones
en todos los ámbitos, y sobre todo en el social (con
el fenómeno de la desurbanización y el arraigo del
colonato) y en las mentalidades, con la consolidación
de la Iglesia como un poder
político paralelo al estatal y
como sucesora intelectual
del pensamiento clásico.
—En su novela llama la
atención la recreación de
la vida militar en las legiones. ¿Cómo se documentó
en este aspecto?
—La verdad es que fue
un trabajo arduo. Durante
la carrera había estudiado
el ejército republicano y las
reformas militares de Mario
y de Augusto. Pero esto sólo
proporciona una base de partida, y más aún al tener que
tratar con las legiones del siglo III y, por desgracia, justo
antes de las reformas de
Diocleciano.
Por otra parte, para la tesis
doctoral tuve
que estudiar
los enfrentamientos
entre romanos y persas, así
que leí estudios de Burns, DeBlois, Grant, Lieu y
Whitby. Pero, aunque sí me
suministraron una estupenda
visión sobre estrategia y política militar, aún necesitaba
detalles más concretos sobre
la vida cotidiana de las legiones.
Al final, como la bibliografía que tenía a mi
alcance no me proporcionaba datos suficientes para
una correcta ambientación,
empecé a buscar en la red.
Así descubrí que hay muchas páginas consagradas
al ejército romano (tanto de
estudiosos especializados
como de grupos reconstruccionistas) que contienen información valiosísima. Y es
que no es lo mismo leer sobre los aspectos cotidianos
de una cultura que vivirlos
en persona.
—Roma siempre tuvo
problemas con el Imperio Persa, primero con los
partos y luego con los sasánidas. ¿Fue Persia el gran
enemigo de Roma?
— Persia fue un enemigo poderoso en todos los
frentes: ideológico, econó-
35
Invierno·2008
mico y militar, aunque ambas potencias también supieron colaborar en asuntos
de interés común, como la
defensa de las Puertas Caspias frente a los nómadas
centroasiáticos.
Por supuesto, al ser dos
imperios expansionistas y
compartir frontera, vivieron
una inevitable sucesión de
conflictos que los dejaron
exhaustos.
De hecho, la mayor guerra entre ambos fue la campaña de Cosroes II, a principios del s. VII, que quedó
zanjada con la aparición
inesperada de los árabes.
Estos acabaron de forma
definitiva con el imperio
persa y dejaron al bizantino enormemente reducido,
despojándolo para siempre
de Egipto, Siria y Palestina. Las continuas hostilidades entre Roma y Persia no
condujeron a una victoria
definitiva de ninguna de las
partes, pero sí contribuyeron
a la derrota de ambas.
—En su novela deja entrever que Galieno, el hijo
de Valeriano, no quiso pagar el rescate de su padre.
¿Lo planteó como un recurso literario o más bien
considera que tiene fundamento histórico?
—Casi todos los aspectos de la captura de Valeriano y su posterior destino en
manos del rey persa Shapur
están rodeados de misterio.
Una de las hipótesis que ya
aparece mencionada en algunas fuentes antiguas es que
Galieno prefirió no rescatar
a su padre porque su captura
le permitió ascender al trono imperial. En realidad, no
hay pruebas de que así fuera,
pero las fuentes nos indican
que algunos de sus contemporáneos lo creían, y eso es
lo que se refleja en el libro.
—Siempre se ha tratado a los no romanos
como “bárbaros” y pueblos atrasados e incultos.
¿Era el Imperio Persa un
pueblo superior culturalmente al romano?
—Yo diría que romanos
y persas estaban a la par.
Hay que tener en cuenta
que ambos son custodios de
grandes civilizaciones antiguas. Roma se consideraba
descendiente de la Grecia
clásica y Alejandro Magno, y para ella los pueblos
iranios representaban a los
herederos de la Persia aqueménida de Maratón, las
Termópilas y Salamina. Por
su parte, los partos y persas
consideraban a los romanos
y bizantinos descendientes
de Alejandro, que arrebató
a sus antepasados los territorios de Asia Menor. En
este sentido, Roma nunca trató a Irán como un
“pueblo bárbaro” más,
sino como un adversario
a su misma altura desde
todos los puntos de vista: económico, cultural,
militar e histórico.
Por supuesto, eso no
impide que los romanos denigraran ciertas
tradiciones persas que
les parecían aberrantes
—como los matrimonios consanguíneos de
la religión zoroástrica
y sus tradiciones funerarias que dejaban los cuerpos
a los carroñeros—. Aunque,
por otra parte, adoptó aquellas costumbres de su vecino
que le parecieron convenientes; por ejemplo, el ritual de
corte bizantino proviene de
la cultura sasánida.
—En su novela aparecen mujeres de carácter
fuerte y con un grado de
libertad que cuesta creer.
¿Eran realmente así o las
Año 259. El emperador Valeriano y el rey
de reyes Shapur se
preparan para enfrentarse en una gigantesca batalla que
cambiará los destinos
de Roma y de Persia.
El azote de la guerra
cae sobre Antioquía,
en donde dos hermanos tendrán que
afrontar mil peligros
para reencontrarse.
Descubrirán que el
enemigo no siempre
está en el otro bando.
ha puesto
un poco al día?
—Siempre han existido
mujeres que sobrellevaban
con fortaleza y valentía sus
batallas diarias aunque, por
estar tradicionalmente relegadas al ámbito doméstico,
casi ninguna de ellas aparezca mencionada en las fuentes históricas. No considero
que las protagonistas del
libro gocen de una libertad
excesiva, ya que todas ellas
se mueven dentro de los
límites de su condición femenina.
—Hablando de temas
más personales, ¿desde
cuçándo tiene esta pasión
por escribir? ¿Es difícil
abrirse camino en el mundo editorial?
—Supongo que no soy
una excepción. Siempre he
sentido pasión por escribir.
Y tengo muchas horas de
práctica a mis espaldas. Lo
que ocurre es que nunca
había pensado que podría
llegar a publicar una novela
porque soy consciente de
que el mundo editorial es
muy duro. De hecho, cuando envié mi primera novela,
“Ardashir”, me quedé sorprendidísima de que desde
la editorial me respondieran
con tanto entusiasmo y
rapidez. Dar este primer paso no me resultó
tan complicado como
a la mayoría de los escritores noveles, pero
eso no significa que las
puertas estén abiertas. Sí,
es difícil abrirse camino.
Muy, muy difícil.
—¿Está preparando
alguna novela nueva?
¿Tiene previsto cambiar
de género en el futuro?
—Estoy
escribiendo otra novela de género
histórico, porque eso me
permite conjugar mis dos
grandes pasiones: la historia y la literatura. Aún no sé
si en el futuro me plantearé
adentrarme en otro tipo de
género. Lo único que puedo
decir es que para mí es imprescindible que cada novela
suponga un desafío, porque
es la única forma de llegar a
la superación. Tal vez en el
futuro el reto consista precisamente en superar las exigencias de un género nuevo.
El tiempo lo dirá. ◙
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LASCRÓNICASDICEN...
LOS ORÍGENES DE ROMA
La fundación de Roma:
entre la leyenda y la Historia
El nacimiento de Roma se
sitúa en tiempos remotos, previos a cualquier
documento escrito. Ante
la falta de testimonios fidedignos, muchos autores
antiguos recurrieron a la
mitología para describir
los inicios de la Urbe. La
arqueología aporta una
visión más contrastada
y menos poética de
esos primeros momentos, en los que
la monarquía regía los destinos
de una pequeña
aldea.
La mitología apuntaba
a Eneas como antecesor
de Rómulo. “Eneas y
Dido”, de Pierre
Narcisse Guerin.
Por Mateo González.
La monarquía romana fue la primera
etapa de las tres en las que dividimos
la Historia de Roma, y comprende desde el 753 al 509 a. C. Los primeros que
nos han transmitido estos hechos son
los historiadores griegos, en los que se
inspiraron más tarde los propios latinos. Estos historiadores proclamaban
al héroe griego Eneas como fundador
de la ciudad, hecho que los romanos
modificaron concediendo la fundación
al héroe indígena Rómulo, probablemente alrededor del s. IV a. C.
Por intereses políticos y sociales,
los romanos mantuvieron sus orígenes griegos estableciendo a Eneas
como ascendiente directo de
Rómulo y creador del pueblo latino. Esta ascendencia
de Eneas, que figuraba como
abuelo o bisabuelo del fundador, entró en crisis debido a
investigaciones realizadas
por estudiosos helenís-
ticos, alrededor de la segunda mitad
del siglo III a. C., que establecieron la
caída de Troya en el año 1184 a. C.
La distancia temporal entre Eneas y
Rómulo ocasionó un vacío que se solucionó con la creación, en el s. II a. C.,
de la dinastía albana o silvia, encabezada por Ascanio/Julo y finalizada por
Númitor, supuesto abuelo de Rómulo
y Remo. Esta nueva versión, ideológicamente aceptada a partir del siglo
I a. C. y difundida por historiadores
como el romano Tito Livio o el griego
Dionisio de Halicarnaso, tiene la virtud de unir elementos indígenas y exPasa a la
pág. 38
37
Invierno·2008
Comienzos envueltos en brumas míticas
En un pequeño conjunto montañoso conocido como Montes Albanos
se erigía una ciudad esplendorosa
conocida como Alba Longa, donde
reinaba Procas, predecesor del héroe Eneas, que había huido después
de la destrucción de Ilión.
A la muerte de Procas, se dividió
el poder entre sus dos hijos, Númitor y Amulio. Amulio, ávido de poder, expulsó a su hermano del trono
gemelos. Para justificar esta falta
en su voto de castidad, dijo que había sido el dios Marte quien le había
obligado a copular, salvándose así
de su horrible destino.
De esta manera, Amulio mandó
abandonar a los gemelos al río Tíber, cuyas aguas bajaban crecidas.
Las dos cestas donde fueron depositados quedaron trabadas en una
higuera cerca de la loma de una co-
gua ciudad de Alba Longa, encabezados por Rómulo y Remo, decidió
emigrar hacia otras tierras para
encontrar un lugar propicio para la
construcción de una nueva ciudad.
Para la elección del emplazamiento de esta nueva ciudad hubo
disputas entre los dos hermanos.
Rómulo quería edificarla en una
colina cercana al río Tíber, el Palatino, donde la cesta se había queda-
y gobernó en solitario sin obedecer
lo que su padre había establecido
en su testamento.
Para evitar posibles intentos de
venganza, Amulio ordenó vestal a
la ¿sobrina? de Númitor, Rhea Silvia, para asegurarse de que esta no
tendría descendencia.
A pesar de estas disposiciones, Rhea engendró dos
lina conocida como Palatino.
Una loba que pasaba por allí, impulsada por los gemidos de los bebés, los cogió y los amamantó, hasta que los vio un pastor, Fáustulo,
que los dejó a cargo de su mujer.
Tito Livio y Dionisio de Halicarnaso ya cuestionaron la veracidad de
la leyenda de la loba que amamantó a los gemelos Rómulo y Remo,
y dieron su propia interpretación.
Ambos aceptaron la posibilidad de
que la lupa fuera en realidad una
prostituta: «La que crió a los niños
y les dio el pecho dicen que no fue
una loba, sino, como es natural,
una mujer que vivía con Fáustulo,
de nombre Laurencia, a la que por
haber prostituido en un tiempo los
encantos de su cuerpo los residentes en el Palatino le pusieron el sobrenombre de Lupa».
Los jóvenes crecieron, y gracias
a Fáustulo y a Númitor conocieron
la verdad de sus orígenes y entonces reclamaron venganza y justicia.
Decidieron idear una conjura contra
Amulio que finalizó con la muerte
de este y la entronización de Númitor como único rey legítimo.
El 21 de abril del año 753 a. C.,
un grupo de habitantes de la anti-
do trabada. Su hermano Remo, en
cambio, quería establecerla más al
sur, en la colina del Aventino.
Para solucionar este problema
acordaron dejar la decisión en manos de los dioses inmortales. Cada
hermano se colocaría en el emplazamiento escogido y a quien se le
presentara antes alguna señal de
buen augurio, sería quien tendría la
potestad de elegir el lugar.
Al primero que se le presentaron
señales divinas fue a Remo, que se
encontraba en el Aventino. Le pasaron por delante seis buitres. Algo
más tarde, a Rómulo se le cruzaron
doce, el doble.
Debido a la dificultad de escoger
un vencedor, ya que a uno se le habían presentado antes pero al otro
se le habían presentado en mayor
cantidad, recurrieron a las armas,
hasta que Remo fue asesinado por
su hermano Rómulo.
Después de haber escogido el
lugar donde se edificaría la nueva ciudad, el Palatino, se inició la
delimitación de los nuevos muros
(moenia), trazando su recorrido con
una arada tirada por una vaca y un
buey, como prescribía la tradición.
Rómulo fue coronado rey de
Roma, nombre dado a la nueva
ciudad, dando inicio a lo que se conocería más adelante como período
monárquico, formado por la sucesión de siete reyes hasta la expulsión del último rey etrusco, Tarquinio el Soberbio, el año 509 a. C.
“Rómulo consulta los augurios”,
de la serie The Comic History of
Rome, de Gilbert Abbott
A. Becket.
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descuartizaron para esconder el cadáver. Esta profusión de versiones
ratifica la idea de que Rómulo fue
una figura legendaria.
La figura de Rómulo viene unida
a la formación de Roma como ente
político y unificado, que los historiadores interpretan de dos formas distintas. La primera versión defiende
que Roma fue producto de la fusión
de varias aldeas situadas en las diferentes colinas, que por un efecto de
sinecismo acabaron creando una única ciudad. La segunda versión postula
que Roma, en un principio, ocupaba la
zona del Palatino y el Foro, y a partir
de ahí fue extendiendo sus fronteras
hasta alcanzar la categoría de ciudad.
En el año 1972, M. Pallottino expuso que Roma fue fruto de un proceso más complejo, tomando una posición ecléctica.
na
Rómulo, el inicio de todo
En lo que coincide la mayoría de
historiadores es en que la figura de
Rómulo es legendaria y corresponde,
en parte, al típico oikistés (fundador)
griego.
Rómulo, en un principio, se dispone a fundar la ciudad físicamente,
delimitando por dónde pasará el muro
defensivo y repartiendo a cada futuro
habitante un espacio de tierra (bina
jugera), el que se creía suficiente para
la alimentación de una familia, igual
que hacía el fundador griego entre sus
colonos.
Una vez marcados los límites de la
ciudad, Rómulo asume las funciones
de rey y crea la primera constitución
para la nueva ciudad. A su muerte Rómulo es objeto de culto bajo el nombre de Quirino, de igual manera que
el fundador griego que alcanzaba el
nivel de héroe tras su muerte. Junto
a esta influencia griega, encontramos
otra de carácter indígena, cuando Rómulo observa desde el Palatino los
auspicios a través del vuelo de las
aves (ver página anterior) y recibe la
aquiescencia divina, al igual que hacía el augur etrusco.
La muerte de Rómulo es un tema
en el que ni los propios historiadores
antiguos se ponen de acuerdo. La tesis más antigua cuenta que, mientras
se encontraba en el Campo de Marte
arengando al ejército, un cúmulo de
nubes negras se elevó provocando una
tormenta que hizo desaparecer a Ró-
mulo, razón por la cual creyeron que
había sido admitido entre los dioses.
Una segunda versión refiere que
fue asesinado por los propios senadores, quienes organizaron un complot y lo asesinaron en el comicio
debido a su carácter tiránico, y lo
Foto: R. Pastra
tranjeros. Eneas sería el elemento extranjero, troyano, y los aborígenes del
Lacio el elemento indígena, encabezados por Rómulo.
Los investigadores están divididos a la hora de dar más historicidad
o menos a los relatos transmitidos por
la historiografía antigua. Así, se han
configurado dos grupos, uno formado
por los “tradicionalistas” y otro por
los “hipercríticos”; o también, según J.
Poucet, los “creyentes” y los “agnósticos”. Probablemente, la mejor actitud
es la que se encuentra entre las dos
versiones, ya que unos dan demasiada
credibilidad a los hechos y los otros
son demasiado escépticos, hecho que
impide avanzar en la investigación.
Relieve de tema agrario. Mérida.
Una festividad
muy rural
Desde muy antiguo se estableció que Roma había sido fundada el 21 de abril. Pero, ¿por qué
se eligió esta fecha? El 21 de
abril se encontraba en el centro del principal ciclo agrario
del calendario romano, el que
cierra el ciclo anterior renovando los brotes primaverales. La
elección de esta fecha pretende
ser un paralelismo con la fundación de Roma, que se podría
considerar como el fin de una
época oscura y el comienzo de
una esplendorosa.
Durante este día, el dies natalis, se celebraba en Roma la
festividad de los Parilia, dedicada a Pales, divinidad agraria
y pastoril, con la que se pretendía propiciar el crecimiento
agrícola y animal.
Una descendencia más histórica
Los reyes que siguen a Rómulo presentan un carácter más histórico, empezando por sus nombres compuestos
por un praenomen y un nomen de carácter arcaico, que apenas se vuelven
a repetir a lo largo de la Historia de
Roma.
Numa Pompilio encabeza la lista
de reyes históricos. Varios autores,
seguramente griegos, afirmaron que
Numa Pompilio fue discípulo del
mismísimo Pitágoras. Esta afirmación
presenta un problema: Pitágoras vivió
más de un siglo más tarde.
Algunas fuentes ya descartan esta
posibilidad: «¿Qué noticias podían
llegar desde estos lugares a los sabinos? ¿O mediante el conocimiento
de qué lengua hubiese podido provocar en alguien el deseo de aprender
de él? ¿O con qué ayuda un hombre
solo hubiera podido llegar a través
de tantos pueblos diferentes por su
lengua y costumbres?», se pregunta
Tito Livio en su obra “Desde la fundación de Roma”.
Tras Numa, Tulo Hostilio pasó a
la Historia por destruir la ciudad de
Alba Longa, serio obstáculo ya que
Alba Longa nunca existió como unidad cívica. A este problema varios investigadores han hecho sus interpretaciones, pero aún ninguna ha dado
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resultados satisfactorios.
El cuarto rey, Anco Marcio, es conocido por sus empresas bélicas, cuya
existencia no se puede probar. Lo que
sí es contrastable es la fundación de la
ciudad portuaria de Ostia, en la desembocadura del río Tíber. Para esto debemos apoyarnos en los datos arqueológicos, que nos muestran que no fue
hasta el siglo IV a. C. que Ostia tuvo
una estructura propiamente urbana,
hecho que iría ligado con su conversión en colonia el año 335 a. C.
A pesar de estos datos, la arqueología también nos muestra que ya en el
siglo VII a. C. la zona de Ostia estaba
habitada, formada por diversas cabañas dispersas, hecho que no nos hace
descartar la posibilidad de que Anco
hubiera establecido una zona de habitación en aquella zona.
El auge etrusco
A la muerte de Anco Marcio comienza la segunda etapa de la monarquía
romana, mal conocida como “dinastía etrusca”, cuya historicidad está
más clara. Ya en el siglo IV a. C. la
historiografía griega había adquirido el tópico del carácter etrusco de
Roma durante la última etapa de la
monarquía.
El año 1967, A. Alföldi defendía
la ocupación militar de Roma durante
el siglo VI a. C. por parte de Etruria,
a guisa de puente hacia la Campania.
Actualmente esta afirmación se ha
abandonado, pero no podemos negar
la gran influencia cultural que recibió
Roma por parte de culturas vecinas
como la etrusca y la griega.
Restos de la llamada muralla Servia.
El primer rey de la etapa etrusca
es Tarquinio Prisco, a quien se le atribuye el inicio de la urbanización de
Roma con la desecación del valle del
Foro y la construcción de canalizaciones. Los datos arqueológicos lo ratifican, ya que nos muestran que a finales
del siglo VII a. C. y a partir del año
600 a. C. hubo un incremento progresivo de obras en la zona del valle del
Foro. Podríamos considerar a Tarquinio como el verdadero fundador de la
ciudad, ya que es él quien inició las
grandes construcciones y quien llevó
a cabo la nueva planificación urbanística de la Urbs.
Demostrar la historicidad de las
intervenciones de Servio Tulio, sucesor de Tarquinio Prisco, es algo más
complicado, ya que las iniciativas
que se le atribuyen están repletas de
anacronías. Así, se puede citar como
Servio Tulio: de esclavo a rey
Durante el asedio de Cornículo por parte del ejército romano, el padre de Servio, jefe de
la ciudad, murió y su madre,
encinta, fue capturada. Esta
pasó a formar parte del botín de
guerra hasta que Tarquinio, rey
entonces, reconoció su linaje y
la aceptó como esclava dentro
de palacio. Dio a luz un niño,
que fue instruido en palacio.
Una noche, mientras Servio dormía, un círculo de fuego
le rodeó la cabeza. Entonces,
Tanaquil, esposa de Tarquinio,
que sabía interpretar augurios,
dijo que Servio estaba predestinado a ser rey de Roma.
ejemplo la reforma censitaria, cuya
tabla, que nos transmiten Tito Livio
y Dionisio de Halicarnaso, clasifica la
riqueza de cada clase utilizando valores monetarios. En Roma la moneda
no se introdujo hasta mediados del
siglo V a. C., hecho que convierte el
censo en anacrónico y hace imposible
que Servio Tulio fuera el artífice de
esta división.
Con el muro serviano pasa algo
parecido, ya que las marcas de la
construcción lo datan no anterior al
siglo IV a. C., quizá como fruto de las
invasiones de las tribus galas encabezadas por Breno durante la década de
los noventa.
El último de los reyes romanos, Tarquinio el Soberbio, fue expulsado de
Roma. La tradición nos transmite una
visión más literaria que histórica, que
relaciona la expulsión de Tarquinio con
la violación de Lucrecia por parte de
Sexto Tarquinio, hijo del rey (ver “Reyes y ciudadanos”, en Stilus 3). Debemos descartar este acontecimiento
por falta de fondo histórico. Lo único
que podemos extraer de histórico es
que Tarquinio fue expulsado debido
a la ira de la clase aristocrática, los
patricios, que con el Soberbio habían
perdido mucho poder.
Después de su expulsión la monarquía llegó a su fin, dejando atrás casi
tres siglos de historia. Roma había pasado de ser un grupo de cabañas malolientes a una ciudad preeminente en
el Lacio y la península italiana, que en
menos de tres siglos estaría disputándose la hegemonía del Mediterráneo
occidental con Cartago. ◙
PARA SABER MÁS:
• DIONISIO DE HALICARNASO, (1984): Historia antigua
de Roma, libros I-VI, Editorial
Gredos.
• MARTÍNEZ-PINNA, J. (1999):
Los orígenes de Roma, Editorial
Síntesis.
• LIVIO, T. (1989): Los orígenes
de Roma, Editorial Akal/Clásica.
40
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DERECHOROMANO
LA ORGANIZACIÓN REPUBLICANA
Difícil equilibrio
El derrocamiento de la monarquía abrió un amplio periodo, la
República, en la que la sociedad romana se dotó de diferentes mecanismos para evitar la concentración del poder. Si en
un principio los patricios rigieron el destino de la Urbe, poco a
poco la plebe fue consiguiendo representatividad política.
Por Francesc Sánchez.
Con la caída de Tarquinio el Soberbio,
último rey, en 509 a. C., se inicia un nuevo régimen político, la República, que se
fundamenta en un equilibrio, ciertamente complicado, entre los patricios y los
plebeyos. El régimen que se instauró y
que pervivió hasta la llegada del Principado no era una democracia ni tampoco
una oligarquía, sino un sistema a medio
camino entre los dos.
Llegar al equilibrio no era fácil. Tras
la caída de la monarquía, todos los poderes eran ostentados por la aristocracia.
Pero la plebe, que exigía un papel en la
adopción de las decisiones del Estado,
se negó a participar en la vida social y
militar, retirándose a los montes Sacro y
Aventino. Los patricios, conscientes de
la necesidad que tenían de ellos para realizar el servicio militar, transigieron.
En 494 a. C., se creó la figura del tribuno de la plebe que tanta importancia
El Senado
tendría para la República. Se concedió a
esta figura el derecho de paralizar cualquier decisión de los magistrados con su
veto (intercedere). Los tribunos poseían
sacrosanctitas, lo que implicaba la muerte para quien atentase contra ellos. A partir de la institución de estos tribunos, los
plebeyos consiguieron poco a poco ascender a los altos cargos de la República,
llegando finalmente al consulado. Tras
el reconocimiento de las resoluciones
de las asambleas populares (plebiscita),
estas decisiones eran de obligado cumplimiento por el Estado, consiguiendo
finalmente la abolición del nexum o servidumbre por deudas.
En lo jurídico, dentro de este proceso
de obtención de derechos, la plebe consiguió la autorización de los matrimonios
mixtos. Por otra parte, con la Ley de las
XII Tablas, el pueblo llano logró que las
leyes se pusieran por escrito y ser conocidas por todos (ver Stilus 4). ◙
PARA SABER MÁS:
• RASCÓN, C. (2007): Síntesis
de Historia e Instituciones de
Derecho Romano, Tecnos.
El Senado, formado por los hombres más representativos por su riqueza y autoridad, fue una de las instituciones esenciales y más respetadas de la Historia de Roma.
Formado inicialmente por senadores patricios (patres), las
conquistas sociales posibilitaron el acceso de los plebeyos,
que recibieron el nombre de conscripti (añadidos). De ahí la
La convocatoria del Senado se efectuaba a instancias
de los magistrados que tenían derecho a convocarlo (jus
cum patribus). Sus acuerdos se adoptan bajo la forma de
senatus consulta que si bien no tenían valor normativo,
debido a su auctoritas solían ser cumplidos por los magistrados.
Sus funciones principales eran ejercer el interregnum:
en caso de vacante de un magistrado supremo, el Senado
procedía al nombramiento de un sustituto llamado inte-
denominación usual de los senadores como patres conscripti. Con el tiempo, se convirtió en una asamblea de exmagistrados pues accedían automáticamente los que habían ostentado una magistratura, aunque los censores no hubieran
convocado la lectio senatus (elección de senadores), que
se realizaba cada cinco años. El número de senadores fue
de 300 con la instauración de la República; con Sila subió a
600, con César a 900 y con Augusto volvió a 600.
rrex, por periodos de cinco días hasta que se convocaran
los comicios centuriados para el nombramiento de un sucesor. Ejercían la auctoritas patrum, la ratificación de los
acuerdos de los comicios, que a partir del año 339 a. C., se
convirtió en una autorización previa y sin carácter vinculante. También intervenían en funciones políticas de alto
rango: dirección suprema de la guerra, política exterior y
dirección de las actividades religiosas.
41
Invierno·2008
Las magistraturas
Los magistrados eran los máximos responsables del gobierno de Roma, el poder
• Pretor: Dotado de imperium, era elegido por un año por los comitia centuriata para administrar justicia. Tiene el
derecho de emitir edictos (jus edicendi)
ejecutivo. Para evitar que se pudieran perpetuar, su mandato era de un año, a excepción de los censores (dieciocho meses) y el dictador (seis meses). Asimismo, los
cargos eran colegiados —excepto el dictador y el jefe de caballería— y poseían el de-
y establecer las normas de procesales
que regirían durante su mandato. Existía
un pretor urbano, que resolvía los con-
recho de veto (intercessio) de unos magistrados respecto a otros, con el fin de evitar
abusos de poder, aunque a veces esto provocó más inconvenientes que ventajas.
flictos entre los ciudadanos romanos y
un pretor peregrinus, que mediaba entre
Los magistrados no recibían un sueldo, por lo que solo los más pudientes podían
acceder a los cargos. No obstante, la asignación de una provincia para su administración, tras finalizar el periodo de una magistratura superior (cónsules y pretores),
permitía que su patrimonio se recuperase, gracias a los botines de guerra o esquilmando la provincia asignada temporalmente.
extranjeros o entre ciudadanos romanos
y extranjeros.
• Cuestor: Magistrado menor, auxiliaba a cónsules, censores y procónsules,
pero no ejercía el imperium. Realizaba
El magistrado estaba investido de poder de mando (potestas). En el caso del
cónsul, el dictador y el pretor se le denominaba imperium, el poder máximo. En
la organización política de la República ningún ciudadano –salvo excepciones bien
funciones administrativas de justicia
criminal (quaestores parricidio), percepción de multas y de la tesorería es-
conocidas– podía llegar directamente al puesto superior de gobierno. Se trataba
de que los aspirantes fueran ascendiendo progresivamente, adquiriendo así experiencia. Es lo que se dominaba cursus honorum: primero tendría que pasar por la
edilidad, luego la cuestura, para llegar a ser pretor y al final, en la cúspide de la
tatal (aerarium).
• Edil curul: Magistrado menor con potestas específica para el cargo que estaban asignados. Podían ser policías de la
carrera, cónsul. Finalmente y como máximo prestigio y influencia social y política
podía ser elegido censor.
Veamos cada uno de los cargos a que podía aspirar un ciudadano romano:
ciudad (cura urbis), cuidar del aprovisionamiento de los mercados (cura annonae); o encargarse de la organización de
los juegos públicos (cura ludorum).
• Cónsul: La máxima magistratura, el
jefe del Estado, dotado de poder militar
y civil. Los comitia centuriata elegían dos
cónsules al año. Cada uno de ellos podía
didas todas las otras magistraturas, es
decir, ejercía el imperium máximo. Debía
nombrar un magister equitum (jefe de
caballería), un delegado del dictador.
• Tribuno de la plebe: magistrados
plebeyos de carácter anual que defendían los intereses de la plebe. Tenían
la facultad de oponerse (intercessio)
vetar las decisiones de su colega. Tenían
derecho a llevar la toga praetexta, usar
la silla curul y doce lictores.
• Dictador: La elección de este magis-
• Censor: Esta magistratura dual era
elegida cada cinco años por los comitia
centuriata. Su ejercicio duraba un máximo de dieciocho meses. Confeccionaban
a las decisiones de los magistrados.
Protegían al ciudadano desvalido (jus
auxilii) y podían convocar al Senado
y a la plebe. Su persona era inviolable
trado no colegiado tenía carácter extraordinario. Se nombraba por los cónsules en
el censo de ciudadanos (potestas censoria), situando a cada uno en una centuria
(sacrosanctitas).
• Edil de la plebe: Magistrado plebeyo
situaciones de máximo peligro. El plazo
máximo de ejercicio era de seis meses y
según su riqueza. Administraban el suelo público, realizaban la lectio senatus y
que surgió como auxiliar del tribuno de
la plebe. Publicaban también un edicto al
durante este tiempo quedaban suspen-
controlaban la moral pública.
inicio de su mandato.
Las asambleas populares
servicio militar. Las de infantería se dividían en cinco clases, según su riqueza. En la primera clase, formada por 80 centurias,
Comitia curiata: Asamblea originaria de la época monárquica, formada por los patricios agrupados en curias, perdió
estaban los más ricos (100.000 sextercios o más). La primera
clase más la caballería ya sumaban la mayoría absoluta. Como
siempre votaban en primer lugar, solía suceder que las centu-
toda su eficacia en época republicana quedando solamente la
rias más pobres no llegaban ni a votar, al haberse alcanzado ya
representación simbólica de los treinta lictores.
el apoyo necesario para sacar adelante una decisión.
Comitia centuriata: De origen militar, estas asambleas en las
Comitia tributa: Asambleas del pueblo por tribus. Original-
que el pueblo se organizaba en centurias se acabaron convir-
mente eran 20 (4 urbanas y 16 rústicas). Con el tiempo se
tiendo en reuniones políticas. Intervenían en la elección de los
magistrados con imperium: cónsules, pretores y, eventualmen-
llegó a las 35. Convocadas por los magistrados mayores, votaban leyes, elegían a los magistrados inferiores e imponían
te, el dictador. También votaban las leyes propuestas por estos
magistrados. Estaban formadas por 193 centurias, a cada una
penas pecuniarias.
de las cuales se les atribuía un voto, y de las cuales 170 eran
de infantería, 18 de caballería, cinco de obreros, músicos y
proletarii, los ciudadanos más pobres, exentos de impuestos y
Concilia plebis: Asambleas de la plebe que tenían lugar en
el foro romano, elegían a los tribunos y ediles de la plebe y
votaban las leyes aplicables sólo a la plebe (plebiscita).
42
hiems·mmdcclxi·auc
LAENTREVISTA
Arantxa
Monteagudo
Trabó contacto con la Asociación Hispania Romana hace poco más de dos años y enseguida
mostró su actitud emprendedora y su entusiasmo hacia la cultura romana, en especial
hacia la vida cotidiana. Su implicación en HR le
llevó a entrar en la Junta Directiva en 2008 y,
finalmente, a dar el salto a la presidencia. Su
objetivo para 2009 es reforzar la proyección
ascendente de la asociación.
Por Roberto Pastrana.
—Para quien no conozca
la Asociación Hispania
Romana, ¿cómo resumiría lo que hace y lo que
pretende ser esta organización?
de diferentes localidades,
edad, estudios y profesiones,
que comparten un interés
común por la Antigüedad y,
en especial, por Roma.
Nuestro interés reside en
estudiar su cultura, lengua
y costumbres. Mediante la
seo que la Asociación sea
un espacio común para que
los miembros compartan
sus aficiones y puedan hallar satisfacción a su interés
común.
Entre sus principales
actividades destacan la in-
“El 2009 será el año de la consolidación
de HR como referente de rigor histórico”
—La Asociación cultural Hispania Romana es una
organización sin ánimo de
lucro y de ámbito nacional.
Está constituida por socios
reconstrucción queremos
lograr la divulgación de los
conocimientos y la preservación de este legado.
También es nuestro de-
vestigación y recreación
militar (equipamiento, vida
legionaria, adiestramiento,
marchas experimentales y
técnicas de lucha), la vida
civil (vestimenta y adorno
de cada clase social, actividades cotidianas, comidas,
ceremonias religiosas…),
agrimensura y medicina.
—¿Cuáles son los principales objetivos que se
ha planteado para el año
2009, al frente de HR?
—Los objetivos para
el año 2009 son variados.
Fundamentalmente la consolidación definitiva de La
Asociación Hispania Romana como un referente
de recreación rigurosa del
mundo romano y por supuesto el seguir creciendo
en número de participantes, de actividades tanto internas como públicas y en
definitiva seguir divulgan-
43
Invierno·2008
do esta fascinante época.
Otro de los objetivos es
incrementar la participación de todos los socios.
La colaboración entre socios de distintas áreas y
con diferentes intereses es
una experiencia muy enriquecedora.
El próximo año y dada
la trayectoria de HR con
otros grupos, se trabajará
por estrechar lazos y colaborar con otros grupos de
recreación españoles y extranjeros.
En cuanto a las áreas
concretas que HR investiga
recrea y divulga, podemos
decir que el campo militar
está muy consolidado y
trabajaremos en mantener
el alto nivel conseguido.
La parte civil, que este año
ha tomado mucho impulso
gracias a una participación
en aumento, desarrollará
nuevos módulos de recreación. De hecho, es posible
que este año tengamos un
módulo sobre las vestales.
Por último en 2009 nace
un bonito proyecto en el
que los socios se están
involucrando con mucha
ilusión: los ludi gladiatori.
Para el año próximo podremos ver cómo se entrenaban los gladiadores, cómo
vivían, qué armas portaban
y cómo luchaban.
También se iniciarán
cursos de latín y, si funcionan y tienen buena acogida, cosa que no dudo, ¿por
qué no seguir con griego?
En cuanto a la exitosa
revista de la Asociación
HR, Stilus, ¿qué decir? En
mi opinión es sencillamente perfecta.
Por último, la Curia, con
su nueva estructura y con
la creación de los vocales
de zona, agilizará los mecanismos y administración
interna de HR.
—¿Cómo valora la actividad de HR en el año
2008? ¿Qué destacarías de
lo hecho o logrado?
—Sin duda el año 2008
ha sido el más importante en
HR. Se ha crecido en número de asociados, se han investigado numerosas áreas,
hemos asistido a gran cantidad de eventos en España
y el extranjero. También se
han desarrollado dos áreas
muy interesantes: la medicina, a cargo de Salvador
Pacheco, y la agrimensura,
gracias a Carlos Fernández.
Por otra parte, se han recreado infinidad de objetos y los
socios han participado con
gran entusiasmo. ¿Se puede
pedir más?
Difícilmente me puedo
quedar con una actividad
o momento del año 2008
sino más bien con una idea:
somos como una gran máquina. Cada uno es parte indispensable de HR, con sus
aportaciones, investigación,
participación e ideas. Todos
hacen que esta asociación
sea tan plural y por ello tan
“La Asociación es
una gran máquina
en la que todos
aportan algo. Por
eso HR es tan
plural y tan
enriquecedora”
“Cada vez somos
más profesionales
pero no perdemos
el entusiasmo de
los que hacen lo
que les gusta”
enriquecedora.
—Por el contrario, ¿en
que aspecto no se ha avanzado tanto como le gustaría?
—Francamente no hay
un solo terreno en el que este
año no se haya avanzado de
manera espectacular.
—¿Cuál cree que es el
sitio de HR en el panorama de grupos similares a
HR?
—Me atrevo a decir que
hemos adquirido un gran
nivel en cuanto a rigor histórico se refiere. Cada vez
somos más profesionales
sin perder el entusiasmo que
poseen los que hacen lo que
les gusta y se divierten con
ello.
Como asociación sin ánimo de lucro y sin subvención
alguna, somos los primeros
en el panorama nacional.
El lugar que ocupa HR
sin duda es de entre los mejores no sólo en España sino
en el extranjero. Prueba de
ello fue nuestra participa-
ción en las jornadas galoromanas de Lyon (Francia)
donde nos medimos con los
mejores grupos europeos.
No sólo no decepcionamos
sino que todos coincidieron
en elogiarnos.
—¿Cómo animaría a
la gente a asociarse a HR?
¿Por qué entrar en esta
Asociación?
—Puf... Se me ocurren
mil razones. La primera y
obvia es que si te gusta el
mundo antiguo, aquí lo vives. ¡Lo experimentas!
En HR aprendes, te diviertes, viajas, conoces a
gente muy variada y estupenda que comparte tu afición, acudes a exposiciones,
yacimientos, alguna que otra
fiesta romana, te involucras
en un bonito proyecto. Muchos de los que entraron en
la HR romana como acompañantes y no como auténticos fanáticos del mundo
clásico ahora está más “enganchados” y tienen más entusiasmo que los “romanos
de pro”. ◙
Foto: Sonia Martínez
En 2007 se consolidaron
los módulos de medicina y
agrimensura, con reconstrucciones como la de la
foto, correspondiente a un
importante intrumento
de medida: la dioptra de
Herón de Alejandría.
44
hiems·mmdcclxi·auc
NOTICIASHR
HR amplía su junta directiva para adaptarse a un espectacular aumento de socios
Una nueva estructura para una asociación más grande. La
Asamblea General Ordinaria de Hispania Romana, celebrada este año en Covarrubias (Burgos), aprobó la ampliación de la Curia (Junta Directiva) a siete
miembros. Los máximos cargos serán
los de la presidenta (Arantxa Monteagudo, cuya entrevista se puede ver en
la página 42), el tesorero (José Gabriel
Puche) y el secretario (David Sierra), a
los que se unen cuatro vocales, encargados de incentivar actividades en sus respectivas demarcaciones. Estos vocales
son: Francisco J. García Valadés —para
el noroeste peninsular—, Óscar Madrid
—para la zona de Levante—, Carlos
Martínez —para las Baleares— y Fernando Marquerie —para la zona centro
y el sur de la Península—.
Por otra parte, la nueva organización
de la Curia tiene un segundo objetivo:
adaptar la cúpula directiva a las nuevas
necesidades derivadas de un importante
24/11/2008.-
Foto: Carmen García
El presidente saliente, David P. Sandoval (centro), recibe un aplauso a su labor.
crecimiento en el número de asociados.
No en vano, en 2008 se llegó a los 75
socios, lo que representa un crecimiento
del 74% respecto al año anterior.
Aparte de darse a conocer la composición de la nueva Curia, la Asamblea
General ratificó diversos procedimientos para dotar de más profesionalidad a
la asociación. Así, se afianza la existencia de sendas comisiones para controlar
el rigor del material que se muestra de
cara al público en las actividades divulgativas de Hispania Romana. Asimismo, la autonomía de la Curia salió
reforzada de la reunión de Covarrubias,
ya que los socios aprobaron dar a la junta directiva amplias competencias a la
hora de gestionar la participación y la
organización de los eventos públicos de
la asociación.
Segundo campamento legionario en Numancia
nario tuvo que “sobrevivir” durante el
largo fin de semana con los enseres y
alimentos que llevaban consigo, como
ocurrçia en aquella época.
Entre las actividades desarrolladas
destacaron la construcción del recinto
campamental; las guardias nocturnas
con entrega de la contraseña (tesera);
una marcha con toda la impedimenta a
cuestas durante nueve kilómetros hasta
las ruinas de Numancia; el vadeo del río
Tera con todo el material portado sobre los escudos; los entrenamientos de
combate individual; una charla de astronomía y mitología; así como la visita
al yacimiento de la Gran Atalaya.
Lejos de disuadir a los que ya lo han
probado, es una experiencia que siempre se espera repetir con nuevos retos.
Foto: Francisco J. García Valadés
En una colina cercana
a Renieblas (Soria) se localizan los restos de hasta cinco campamentos superpuestos que se datan desde tiempos de
Catón el Viejo hasta las guerras sertorianas, pasando por la conquista y caída de Numancia. Con este reclamo, y
por segundo año consecutivo, la Legio
VIIII acampó sobre las ruinas de estos
campamentos para rememorar la vida
castrense en tiempo de guerra.
En la reciente edición se instalaron
dos tiendas contubernales y su correspondiente empalizada para dar cobijo a
los ocho miembros de la asociación que
participaron sin temor a las frías noches
sorianas. Las actividades planteadas recrearon la crudeza de las rutinas de un
contubernio en campaña. Cada legio05/09/2008.-
Legionarios de guardia en Numancia.
45
Invierno·2008
Visita guiada a la cabeza de puente para la romanización de Hispania
En su programa de
visitas culturales, los socios de HR
pudieron difrutar en octubre de una
excursión al yacimiento arqueológico de Emporiae (Ampurias) a la que
asistieron 30 personas. La visita fue
explicada por un guía del museo y
se pudo visitar tanto la parte griega
como la romana. Finalmente hubo
la comida de hermandad en Castellón de Ampurias. Fue un buen
día para confraternizar y hacer más
fuerte la asociación.
Foto: Francesc Sánchez
08/10/2008.-
Planes contra el frío
HR lleva a cabo una intensa actividad divulgativa en verano
La intensa sensación de frío no arredró a los legionarios de la Nona, que un año más
realizaron la marcha invernal en los
Pirineos. Ataviados como soldados
de hace dos milenios, una decena
de miembros de HR recrearon las
condiciones de entonces. La marcha
empezó en Sant Pau de Seguries
(Lérida) y se desarrolló en la calzada romana que atraviesa la zona.
Tampoco se quedaron sin su ración de frío los socios que visitaron
a finales de noviembre Andagoste
(Álava), lugar donde los restos arqueológicos han revelado la existencia de una batalla entre romanos
y pueblos de la zona, hacia finales
del siglo I a. C. Los reunidos reconocieron el terreno y trataron de
reconstruir la misteriosa batalla que
las crónicas obvian.
15/07/2008.-
30/11/2008.-
La Asociación Hispania
Romana vivió un intenso verano, jalonado de intervenciones en importantes
eventos de recreación y divulgación
histórica. El primer evento en el tiempo fueron las jornadas galo-romanas de
Lyon (Francia), en las que compartieron
escena con los grupos más importantes
de recreación histórica de Europa.
Ya en España, HR también participó
en las Keltiberoi, las jornadas que rememoran las guerras numantinas. Por otra
parte, en tierras vallisoletanas, la asociación fue invitada a un evento de divulgación para poner en valor el yacimiento de
Pintia. La guinda al verano fue la participación en las celebracioFoto: Arantxa Monteagudo
nes del 40 aniversario del
descubrimiento del yacimiento de La Olmeda,
que reabrirá las puertas
al público a principios de
2009, tras años de obras
para su musealización.
En todos estos eventos,
HR dio charlas sobre el
ejército, la ingeniería y la
medicina romana, a través de nuevas puestas en
Recreación de la cirujía romana en La Olmeda (Palencia).
escena.
Un recorrido turístico por la antigua Barcino
El socio Francesc Sánchez organizó una visita
guiada por Barcino, la Barcelona
romana. Asistieron 20 personas
y se efectuó un recorrido alrededor de las murallas, el templo
de augusto y con visita al Museo
de Historia de la Ciudad donde
se halla la parte más importante
del yacimiento arqueológico. Finalmente se acabó la visita con
una comida de hermandad entre
todos los asistentes.
Foto: Francesc Sánchez
12/07/2008.-
Foto de grupo de los asistentes a la excursión.
*
agenda
Si quieres ver más fotos de los
eventos citados en esta sección
puedes asomarte a la sección
“Galería” de nuestra página en
Internet.
Asimismo, si estás interesado en
consultar dónde se desarrollarán los próximos eventos de la
Asociación Hispania pásate por el
calendario de nuestra web.
http://hispaniaromana.es/
46
hiems·mmdcclxi·auc
VIDEOJUEGOS
La ajetreada vida urbana
IMPERIUM CIVITAS
Sistema: Windows XP/Vista.
Procesador: Pentium IV a 2,4
GHz o similar.
Memoria 1GB de RAM.
Gráfica: 64 MB (Ati Radeon 9550,
Nvidia Geforce 4 TI o superior).
Espacio en el disco duro: 1GB.
Por Alejandro Carneiro.
“Imperium Civitas” pertenece al extenso género de los simuladores urbanos, cuya característica principal
es la construcción de una ciudad desde la nada hasta conseguir determinadas metas urbanas o sociales. En
el caso de la serie “Imperium Civitas”, nos encontramos que el objetivo es construir una ciudad romana en
provincias o controlar el urbanismo
y desarrollo de la misma Roma. No
es nada nuevo. Simuladores que tratan el tema de las ciudades romanas
existen desde hace años, siendo quizá “Caesar” la serie más famosa y
comprada hasta la fecha.
Pero, ¿qué tienen de especial los
“Imperium Civitas” con respecto a
los demás? En primer lugar su precio,
no mayor de 20 euros, que los hacen
atractivos para cualquier bolsillo.
En segundo lugar, una mecánica de
juego sencilla, que evita estresarse
intentando controlar decenas de parámetros y balances en infinidad de
pequeñas pantallas.
En tercer lugar, y lo más atractivo
para un aficionado al mundo romano,
su apuesta por el realismo. Es uno
de los pocos videojuegos en el que
se ve que hay interés por reconstruir
los edificios romanos tal como eran,
sin caer en copias de peplum trasnochado, y por representar el bullicio
típico de una ciudad romana con diferentes y muy cuidadas animaciones.
Si queremos, podemos simplemente
dedicarnos a ver cómo se desarrolla la
jornada de un habitante, observando
como va a su trabajo, luego al mercado o a la taberna, mirar cómo se dirige
a entregar sus ofrendas a los dioses,
contempla una obra de teatro, etc....
“Imperium Civitas” también destaca por romper el tabú de lo políticamente correcto que no se atrevieron
a romper sus antecesores, e introducir
la esclavitud como parte fundamental
de la economía urbana. Si no compras
esclavos tu ciudad no crece y si no
mantienes una buena proporción de
libres-esclavos la ciudad empieza a
sufrir problemas. Además, la segunda
versión añade la “caligulesca” opción
de que, si la ciudad es próspera, podemos expropiar a los ricos declarándolos enemigos de Roma.
En lo referente al aspecto militar,
hay que decir que no es el fuerte del
simulador, ni pretende serlo, pues no
es su objetivo. Podemos atacar a poblados de tribus bárbaras cercanas o
recibir sus ataques, pero apenas tenemos control sobre nuestras tropas más
allá de desplegarlas en un punto elegido del mapa, mandar atacar al bárbaro
de turno o retirarlas cuando te están
zurrando de lo lindo.
No nos engañemos. El simulador viene con
varias maneras de jugar y
muy diferentes
escenarios, pero
todo se reduce a
construir una ciudad
y que vaya bien sin
carestías ni revuel-
tas.
¿Alguna cosa realmente negativa?
Desgraciadamente sí, y es un fallo
que afecta profundamente al pretendido y casi conseguido realismo
del juego. No se pueden construir
edificios de apartamentos (insulae)
como en otros simuladores; solo casas unifamiliares. Así que más tarde
o más temprano, si desarrollas bien
tu ciudad, descubres que se acaba
convirtiendo en una extensa e irreal
urbanización de villas patricias.
El juego no llega a ser perfecto,
porque el peplum acaba ganando. ◙
*
En diciembre de 2008, al poco de
escribir este artículo, salió a la
venta el “Imperium Civitas III”.
Donde la principal novedad es que
por fin se pueden construir ínsulas e incluso villas del estamento
ecuestre. Además de otros edificios, como faros y mercados de
esclavos. También se mejora el aspecto militar con más unidades y
formaciones, los escenarios están
ahora basados en mapas satélite y
se añaden elementos de rol, como
la posibilidad de elegir un personaje con determinadas caracteríticas
e irlo ascendiendo en la sociedad
romana completando misiones.
Una mejora notable, que hacen de
este último “Civitas” la culminación perfecta de una saga.
47
Invierno·2008
BREVIARIUM

¿Quién era...
¿
punto de lectura
Marco Fabio Quintiliano
VACCEA ANUARIO
Centro de Estudios Vacceos
Federico Wattenberg.
El Centro de
Estudios Vacceos Federico
Wattemberg,
adscrito a la
Universidad
de Valladolid,
ha puesto en
marcha una
revista anual
para difundir el conocimiento de
la cultura vaccea a través de la
publicación de estudios y análisis de los últimos descubrimientos arqueológicos.
C
(34-≈100 d. C.)
rítico literario, retórico y jurista, nació en el municipio de Calagurris (Calahorra), en Hispania. Se formó en Roma, como
pupilo del conocido orador Domicio Afer.
De nuevo en Hispania, tuvo que regresar de nuevo a Roma llamado por el emperador Galba. Allí se convertiría en un reconocido
profesor de retórica, actividad que combinó con el ejercicio de la
abogacía durante más de 20 años.
Durante el mandato de Vespasiano, se convertiría en el primer
profesor de retórica en percibir un sueldo sufragado con fondos del
erario.
Tuvo como alumnos a personajes distinguidos como Plinio, el Joven, Vespasiano o Domiciano, y le fue concedido el rango consular
en reconocimiento por su labor.
Se retiró en el año 88 d. C., para escribir su obra titulada “La enseñanza de la oratoria” (Institutio Oratoria), publicada en el año 96 d. C., y
que es la única de sus obras que se ha conservado hasta nuestros días.
Por Francisco Bascuas.
EL FIN DEL IMPERIO... /William Rosen
EL TRIUNFO ROMANO /M. Beard
Paidós, 2008 - 416 págs.
Editorial Crítica, 2008 - 512 págs.
Mediado el siglo VI de nuestra era,
la peste mató a veinticinco millones
de personas y el Imperio Romano,
bajo el mandato de Justiniano, su
último gran emperador, fue aniquilado. El libro narra este suceso
combinando aspectos de microbiología evolutiva, arquitectura, historia militar, geografía, ecología...
Odogue vs. Calpurnia ( la
Cada gran victoria militar acababa en la antigua
Roma en un desfile por las calles de la ciudad
hacia el templo de Júpiter, en la colina del Capitolio, en que el general vencedor y sus soldados
iban acompañados por los más importantes de
los dignatarios derrotados. Mary Beard, catedrática de Cambridge, analiza la magnificencia del triunfo romano,
pero nos muestra también el lado oscuro de esta celebración del imperialismo que iba a servir de modelo de épocas sucesivas.
matrona asesina )
Por Óscar Madrid
Si no te he
dado.
¡Oye...!
Que en la
cabeza no
valía.
Anda,
dímelo a
la cara.
48
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e
ad
c
e
t
a
m
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La ci
Clío
p re se n ta .. .
Rudos guerreros y plumas
LOS DACIOS
Dacii (1967)
Director: Sergiu Nicolaescu.
Guión: Titus Popovici, Jacques
Rémy.
Actores: Pierre Brice, Marie-José
Nat, Georges Marchal.
Por David P. Sandoval.
Simplemente titulada “Los guerreros” en diferentes idiomas, esta coproducción franco-rumana, película
de la época de Cleopatra o Espartaco, muestra el enfrentamiento entre
Roma y Decébalo, Domiciano y los
dacios. El filme resume ambas guerras en una historia llena de tópicos
del cine de aventuras, pero también
resulta una curiosa interpretación de
diferentes fuentes históricas, como
la Columna Trajana, en la que los
guionistas se inspiraron, si bien este
monumento no refleja la realidad de
tiempos pretéritos.
De todas formas, la película tiene valor por varios motivos. Muestra
la sociedad dacia y su organización
interna, sus rituales religiosos (con
un cierto rigor casi antropológico en
algunos casos) y la concepción de la
guerra, con esa fogosidad propia de
todos los jóvenes, cuyo ímpetu han
de frenar siempre aquellos más experimentados y ancianos.
Por su parte, el ejército romano
aparece representado como una coreografía de jóvenes efebos de largas
piernas y corta túnica, que dejan muchos huecos entre sí para aparentar
más número. Pese a esta visión, procedente de representaciones preciosistas de esculturas, grabados y otras
expresiones artísticas, presenciamos
aspectos realistas, como el saludo
percutiendo las armas contra los es-
cudos, o los entrenamientos con los
pila (lanzas pesadas). El filme muestra incluso toda una secuencia de
cómo se diezmaba a una legión, con
los lictores presentes en dicha ceremonia sangrienta.
También cabe resaltar las vestimentas civiles de los que acompañan
al ejército, como cierto senador de
importancia para la historia, o aspectos vejatorios para los romanos,
como el pago del subsidio a los dacios, inteligentemente mostrado con
elipsis y otros recursos.
La historia, además, posee algún
interés en cuanto que se entronca con
la clásica concepción cinematográfica y literaria de los pueblos diversos
y libres contra la uniformidad de
Roma, aquí paradigma quizá de otro
imperio más reciente y de diferente
significación.
Otro de los aspectos que llama la
atención es la representación de la
camaradería del guerrero. Llama la
atención cómo se resalta la empatía
de los soldados, en contraposición
con la frialdad con que los generales y demás mandamases envían a la
muerte a sus hombres.
Fuera de la distorsión de la Historia, podemos ver en “Los dacios”
una buena historia, entretenida, que
cuenta con cierta inventiva el momento de mayor expansión de Roma.
Después de las guerras que se representan en el filme, tres continentes
conocían la lengua de Roma, su Derecho, su ingeniería, sus costumbres
y todo aquello que pervive hasta hoy,
llegándonos en muchas vías. Una de
ellas, el cine. ◙
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