¿Cómo nos dieron las razas?[1]

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¿Cómo nos dieron las razas?1
Por el doctor Walter Brown
A través de la historia muchas personas se han preguntado: "¿Cómo se
formaron las razas humanas?" Técnicamente, la palabra "raza" nunca debió ser
aplicada a los humanos, ya que existe sólo una raza: la humana. Este término se
hizo popular con la creciente aceptación del evolucionismo a finales del siglo 18.
Debemos darnos cuenta que la palabra "raza" refiriéndose a características
físicas, casi nunca aparece en la Biblia. (1) Por el contrario la palabra "nación"
es usada más de 200 veces. El uso común de la palabra "raza" hoy se refiere a
grupos de personas con características físicas distintivas como el color de la
piel, la forma de los ojos o el tipo de cabello.
Para darse cuenta qué tan pequeñas son estas variaciones en los humanos,
consideremos la gran variación en los perros. La mayoría de las variedades de
los perros domésticos fueron producidas durante los pasados 300 años. Los
perros pueden ser blancos, negros, rojos, amarillos, pequeños, enormes,
peludos, sin pelo, lindos y no tan lindos. Sus temperamentos y habilidades
también varían ampliamente. Desde que el perro casero puede aparearse con el
lobo, el coyote y el chacal, todos son parte del reino canino.
Por comparación las variaciones humanas son pocas y menores. Debemos
recordar que en cualquier tipo de vida hay un amplio número de genes que
permiten estas variaciones de tal forma que generaciones sucesivas se adapten
a cambios del medio ambiente. Sin esta particularidad de diseño, la extinción
sería mucho más común. Además, ¿no sería la vida mucho menos interesante si
no hubiera tantas variaciones entre el mismo género?
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http://www.forerunner.com/campeon/X0013_Cmo_nos_dieron_las_r.html
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Los siguientes tres mecanismos han sacado las llamadas características
"raciales" en los humanos como en los animales. La pregunta es ¿qué
mecanismo jugó el papel más importante en esta diferenciación de los rasgos
humanos desde el diluvio universal del Génesis, aproximadamente 5.000 años
atrás?
Selección Natural
Este fenómeno no es un mecanismo de macro-evolución como un siglo de
experimentación ha demostrado, sino que es un importante mecanismo de
micro-evolución. La selección natural filtra ciertos genes de los padres en las
generaciones sucesivas, produciendo una descendencia con pequeñas
diferencias en características y menos variabilidad genética. Por ejemplo, una
persona de piel delicada que vive en el Ecuador es susceptible a enfermedades
de la piel como el cáncer.
Consecuentemente la persona de piel delicada tiene ligeramente menos
oportunidad de vivir y reproducirse pasando sus genes de piel clara a sus hijos.
Algo similar les ocurre a las personas de piel oscura que viven en las tierras
árticas. Su piel refleja los rayos del sol y tiende a privarlos de vitamina D que se
forma en la piel expuesta a los rayos del sol. La falta de vitamina D produce
raquitismo. Por eso por muchas generaciones, las personas de piel oscura
tienden a vivir cerca del Ecuador y personas de piel clara tienden a vivir en
latitudes altas.
Existen varias excepciones a esta tendencia. Por ejemplo, los esquimales,
tienen piel oscura y viven en las latitudes árticas. Su dieta, claro, se basa en
pescado, hígado, grasas que contienen grandes cantidades de vitamina D
previniendo el raquitismo.
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Pequeñas poblaciones aisladas
Un conglomerado humano, o cualquier otro tipo de vida, tiene una gran variedad
de características genéticas. Si un par de miembros de esa población se van a
una región aislada, una isla por ejemplo, ellos tendrán una variedad distinta y
más limitada de características genéticas comparados con el resto de la
población. Como resultado, las generaciones subsecuentes de esa isla tendrán
rasgos distintos comparados con la población original.
Esto puede ser ilustrado por un barril que es llenado con mármoles, la mitad
blancos y la otra mitad negros. Digamos que cada mármol representa el color de
la piel de una persona. Si pares de mármoles son sacados al azar y puestos en
islas separadas cerca de la mitad de las islas terminarán con mármoles de un
solo color. Si cada par de mármoles representan un esposo y una esposa, esto
se parecería de alguna manera a la dispersión y al aislamiento que ocurrió
después del diluvio y la caída de Babel.
Cada persona lleva genes para el color de la piel. Si el esposo y la esposa
terminan teniendo los mismos genes para oscuro y claro, entonces todos sus
descendientes terminarán teniendo piel clara u oscura. El color de los mármoles
puede también representar cualquier otra característica genética.
De hecho la genética de este proceso es más complicada que ésta simple
ilustración. Por ejemplo, hay por lo menos cuatro genes que determinan el color
de la piel y no sólo uno. Sin embargo, hay miles de rasgos, que pudieron haber
sido aislados en regiones geográficas si pequeños grupos se alejaron de
grandes poblaciones. Claro que, características específicas pueden surgir como
lo hicieron cuando los ocho sobrevivientes del diluvio y sus descendientes,
eventualmente, respondieron al mandato de Dios de reproducirse y repoblar la
tierra.
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Por la lista de descendientes de Noé dada en Génesis 10:11, podemos ver qué
tan fácil los tempranos patrones migratorios comenzaron. Los descendientes
inmediatos de Shem se quedaron por lo general cerca del Ararat (lo que es hoy
el Este de Turquía) o emigraron hacia el Este. Los descendientes de Ham
emigraron hacia el sur, mientras que los descendientes de Jafet emigraron hacia
el norte. Indudablemente hubo muchas otras ocasiones en que pequeños grupos
colonizaron regiones aisladas y así le permitieron a sus singulares
características genéticas expresarse en generaciones subsecuentes.
¿Cómo eran Adán y Eva?
Entendiendo estos tres mecanismos podemos entonces generar preguntas
interesantes. ¿Cómo eran Adán y Eva? Obviamente sus genes codifican todos
los rasgos que los seres humanos tenemos hoy... y probablemente otros rasgos
que habrán desaparecido. Muchos de sus genes, claro, no eran visibles (o
expresados) por la predominancia de otros genes.
La gente en ocasiones visualiza a Adán y Eva como se ven ellos mismos.
Indudablemente el color de la piel de Adán y Eva no era "blanco" o "negro" sino
algo medio. La palabra hebrea para Adán llevaba una connotación de rojizo. Una
palabra hebrea casi idéntica significa "rosado" o "mostrar sangre." Es muy
probable que el color de la piel de Adán fuera como la del indio americano.
En los últimos 130 años, el evolucionismo ha pintado un panorama muy distinto.
El hombre, supuestamente desciende de un ancestro de características simias.
Algunos humanos se salieron de la cadena antes que otros y por eso se ven
diferentes y tienen distintas habilidades físicas y mentales. Esto es racismo, una
escuela de alto prejuicio que tiende a deshumanizar a otros seres humanos.
Uno no puede decir que los evolucionistas de estos momentos son racistas. El
racismo es impopular hoy en día y la conciencia pública de esto es más clara
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aún. Sin embargo, muchos evolucionistas en varias generaciones después de
Darwin e incluso en éste mismo, han sido racistas. La teoría de la evolución
brinda un muy convincente raciocinio para justificar el racismo.
El evolucionista y profesor de Harvard, Stephen Jay Gould, a pesar de no ser
racista, recuerda con tristeza la historia del racismo evolucionista: "argumentos
biológicos en contra del racismo pudieron haber sido comunes antes de 1859,
pero incrementaron su magnitud después de la aceptación de la teoría de la
evolución." (2)
El Génesis nos da una perspectiva histórica un poco diferente. Todos
descendemos de Adán y Eva y de Noé y de su esposa. Consecuentemente
todos somos primos. ¡Piense como sería el mundo si todos entendieran eso!
NOTAS:
1. La palabra "raza" aplicada a grupos de personas, nunca es usada en la
versión de la Biblia de “King James” y es raramente usada en las
versiones más modernas. Sin embargo los dos o tres usos en esta
traducción moderna vienen de palabras en hebreo y griego, que en
realidad significan "familia" o "descendencia", no una variedad de subespecies.
2. Stephen Jay Gould, Ontogeny and Phylogeny, (Cambridge,
Massachusetts: The Belknap Press of Harvard University Press, 1977) P.
127.
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