111_09 Aju 041-011 Etlin 16/10/09 11:59 Página 425 Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Valencia, 21-24 octubre 2009, eds. S. Huerta, R. Marín, R. Soler, A. Zaragozá. Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2009 Génesis y estructura de las bóvedas de Arles Richard A. Etlin La bóveda que cubre el vestíbulo del ayuntamiento de Arles (1673–1674) se considera por muchos estudiosos el más ilustre ejemplo de la estereotomía francesa (figura 1). La bóveda cubre una sala aproximadamente cuadrada, de dieciséis metros de lado, sin apoyos intermedios, con una flecha de sólo 2,4 metros (Tamboréro 2003, 1899); impresiona a los visitantes no sólo por este alarde estructural, sino también por la gracia ondulante de su superficie y su armoniosa relación con las veinte columnas distribuidas a lo largo del perímetro de la sala, cuyos ábacos giran junto con la bóveda, siguiendo la curva de la pared sur de la sala (figura 2). No hay nada estático en esta composición. La forma y la línea —el diseño de la bóveda y las largas juntas que la surcan— parecen estar siempre en un movimiento lleno de fuerza. Los puntos esenciales de la historia de la bóveda han sido expuestos en repetidas ocasiones (Charvet 1898, Boyer 1969). Desde 1657 el Ayuntamiento de Arles había abordado la construcción de una nueva casa consistorial, pero se cometieron numerosos errores en el proceso; en una ocasión, los muros exteriores del edificio en construcción tuvieron que ser demolidos por completo. En junio de 1673 se estaban Figura 1 Jules Hardouin-Mansart, Ayuntamiento, Arles, vestíbulo con entrada norte (foto: autor) Figura 2 Jules Hardouin-Mansart, Ayuntamiento, Arles, detalle de columna, vestíbulo (foto: autor) 111_09 Aju 041-011 Etlin 426 16/10/09 11:59 Página 426 R. A. Etlin poniendo los cimientos de acuerdo con un nuevo proyecto, cuando el architecte du roi parisino Jules Hardouin-Mansart, con veintisiete años de edad, pasó por la región para visitar las antigüedades romanas del Gard y para modernizar un château del Teniente General en funciones de Provenza, FrançoisAdhémar de Monteil, Conde de Grignan, y su esposa, la hija de Madame de Sévigné. Invitado por el ayuntamiento a comentar el proyecto, HardouinMansart, alabó el diseño, pero ofreció mejorar la disposición de los salones y el diseño de la fachada y propuso reformar el amplio vestíbulo eliminando los cuatro pilares gracias al empleo de una bóveda rebajada sin ningún soporte intermedio (Boyer 1969, 25). En palabras del cónsul Jean de Sabatier, HardouinMansart aseguraba «qu’il avoit quelque chose de mieux à faire» (Sabatier 1877, 194). Después de encargar al pintor-arquitecto local Jacques Peytret redibujar la fachada sur, Hardouin-Mansart se vio obligado a marchar a Béziers, pero sugirió que Peytret le acompañara en su viaje; de esta forma, Hardouin-Mansart podría seguir trabajando en la fachada norte y mostrar a Peytret como construir la bóveda, entregándole también un modelo y las plantillas que los canteros necesitaban para labrar las dovelas. Aparentemente Hardouin-Mansart no tuvo tiempo para preparar el modelo prometido, lo que lamentó amargamente el municipio en los meses siguientes. Finalmente envió un modelo de madera del diseño revisado para la bóveda, en los primeros días de noviembre de 1674, pero el ayuntamiento lo rechazó en favor del proyecto previamente aprobado. Parece que Hardouin-Mansart nunca volvió a Arles y que Peytret dirigió el proyecto desde su regreso Beziers hasta que se terminó la construcción (Boyer 1969, 27, 29–30). Una de las características más llamativas de la bóveda en Arles es la impresión de movimiento fluido evocada por su forma y por las líneas continuas en las juntas que surcan su aparejo. En efecto, la combinación de estas dos características la convierten en el ejemplo más significativo de lo que Jean-Marie Pérouse de Montclos ha señalado como el aspecto fundamental de la estereotomía francesa, su estética «desnuda» (Pérouse de Montclos 1982, 117, 209; Pérouse de Montclos 1983, 124). El contraste con la tendencia de la estereotomía española a recubrir de ornamento todas las superficies de las bóvedas es muy llamativo. Aun admitiendo como indiscutible la poderosa estética sensual en las bóvedas desnudas de la estereotomía francesa, podemos preguntarnos si el grado de ornamento de una bóveda estereotómica en Francia estaba regulado por el concepto de la bienséance (el decoro). En el Château d’Anet, Delorme empleó toda una gama de materiales y de grados de decoración que sugiere tal jerarquía: las bóvedas de la cocina del sótano con las aristas de cantería y plementerías de ladrillo, apropiadas para espacios de servicio; bóvedas desnudas de gran ingenio estereotómico, combinando una bóveda plana con una bóveda de arista según una interpenetración diagonal, en los espacios secundarios del pabellón de la entrada; una bóveda de cañón con un complejo relive de losanges en el paso central ceremonial de la puerta en arco de triunfo; y relieves con un motivo de diamantes con ornamentación delicada en la bóveda de la capilla del château, con un querube con alas de oro en cada casetón. Se da una jerarquía similar en el edificio de Mansart en Blois con la bóveda desnuda de la escalera volada debajo de la rica bóveda en rincón de claustro del techo, con piedra y el ladrillo combinados en los espacios de servicio; y en Maisons donde hay un aumento jerárquico en la ornamentación desde el vestíbulo de la entrada de la planta baja al comedor de la primera planta. Hardouin-Mansart también creó una jerarquía en los Inválidos, pasando de la bóveda desnuda de la escalera suspendida en la parte utilitaria del edificio de Libéral Bruand, a las bóvedas de la iglesia de los soldados con la ornamentación modesta típica de las iglesias parisinas de la época, a diversos grados de desnudez y decoración en relieve en las bóvedas menores y las bóvedas de los pasos intersticiales de la cúpula, y finalizando en las cúpulas central y lateral con pinturas alegóricas, una técnica a la que Pérouse de Montclos se refiere como «manera italiana». (Pérouse de Montclos 1982, 121). Cuando Soufflot aplicó a la Église Sainte-Geneviève (1755–1777) el diseño fluido de las juntas (lignes de refend) que Hardouin-Mansart había utilizado en Arles, empleó estas formas en la cripta. Estas formas «enterradas» y «desnudas», caracterizadas por una «arquitectura de las sombras» —empleando la definición triple de una arquitectura funeraria acuñada poco después por Boullée (Boullée 1968, 133–135)— creada dentro de las nichos oscuros entre las piedras, muy apropiados al lugar, contrasta con fuerza con el uso de formas abovedadas molduradas rodeadas por paneles decorativos en la iglesia superior. 111_09 Aju 041-011 Etlin 16/10/09 12:00 Página 427 Génesis y estructura de las bóvedas de Arles En cuanto a la calidad desnuda del vestíbulo con bóvedas en Arles, se corresponde con el tratamiento de la planta baja de la fachada. Un documento de archivo del 18 de marzo de 1674, habla del «premier ordre rustique» de la fachada (Boyer 1969, 28). En efecto, la austeridad de las veinte columnas interiores, descritas por los autores modernos como dóricas, pero denominadas toscanas en 1743 por Père Fabre de Tarascon (Fabre 1743, 98), refleja este carácter austero. Lo mismo ocurre con la estética de las líneas fluyentes creadas por llas juntas de la bóveda y por los tendeles algo más anchos del almohadillado de la fachada (Boyer 1969, fig. 1). En este edificio, Hardouin-Mansart tuvo éxito al conjuntar la estética del interior y el exterior en una rara unidad de la forma, dentro de la tradición estereotómica. Dado que el vestíbulo funciona como una plaza pública de interior, al modo de la Galleria posterior de Milán, quizás fue pensado para sugerir metafóricamente la sensación de las nubes que cruzan el cielo abierto. En su descripción de 1743 de la bóveda de Arles, Père Fabre resaltó su naturaleza «muy compuesta» y la describió como un conjunto de bóvedas que comienzan en las paredes perimetrales y las columnas exentas ante ellas: «Elle est très composée, et consiste en plusieurs Voutes différentes, presque plates, naissantes des Murs et comme soutenües dans leur Naissance par vingt Colonnes Toscanes» (Fabre 1743, 98). El contraste entre esta forma compuesta aplicada para cubrir una sala y el tradicional aspecto singular o unificado de las bóvedas, como en el pabellón de Mansart en Blois, merece mayor atención. En efecto, Hardouin-Mansart aplicó la lógica —y la estética— estructural de la escalera suspendida construida alrededor de un vacío a la bóveda del vestíbulo de Arles. Uno piensa en la escalera suspendida, oval de Delorme dentro de una caja rectangular en el Palais des Tuileries, construida probablemente como Vis de Saint-Gilles con trompas de esquina y, más importante aún, la escalera que recorre los cuatro lados del vestíbulo del Archevêché de Arles (figuras 3–4), un edificio construido poco antes, comenzado en 1669, donde se alojaba Hardouin-Mansart durante su estancia en Arles. Esta nueva escalera, suspendida en tres lados de la caja de escaleras sobre una serie de diferentes tipos de bóvedas con penetraciones múltiples, da la impresión de cubrir el espacio con un techo que se ha simplemente se ha perforado en el centro. El efecto está muy próximo al que se 427 obtendría cubriendo toda una sala con una bóveda con una abertura central. Podemos preguntarnos si las circunstancias inmediatas del viaje de Hardouin-Mansart desempeñaron un papel decisivo en la génesis de su proyecto. Debe tenerse en cuenta que el Archevêché donde se alojó había sido construido por Monseñor Jean-Baptiste Adhémar de Monteil de Grignon, el tío del Conde de Grignan para quien Hardouin-Mansart estaba a punto de renovar un château, a expensas de Monseñor Figura 3 Archevêché, Arles, comenzado en 1669, vestíbulo con escalera (foto: autor) Figura 4 Archevêché, Arles, vestíbulo con escalera, detalle (foto: autor) 111_09 Aju 041-011 Etlin 428 16/10/09 12:00 Página 428 R. A. Etlin Figura 5 Vis de Saint-Gilles, planta por Philippe de la Hire (Tamboréro 2006) (Charvet 1898, 407). Así, uno puede suponer que la experiencia inmediata de las bóvedas compuestas de la escalera suspendida que rodean el vacío del vestíbulo del Archevêché apareció ante la imaginación fértil de Hardouin-Mansart no sólo como la única manera práctica de eliminar los pilares centrales, sino como una manera de agradar a su nuevo patrón. Además, las líneas continuas, fluyentes, que Hardouin-Mansart desarrolló como el rasgo característico de esta bóveda recuerdan la forma de la Vis de Saint-Gilles, el famoso arquetipo estereotómico que él probablemente habría visto en viaje a través del Gard (figura 5). La famosa asamblea de dieciséis arquitectos y canteros convocada el 31 de enero de 1674, para considerar «la force des voultes de hostel de ville suivant les modelles» presentados en la reunión, merece ser comentada. En 1933 Fernand Benoit describió esta reunión de forma dramática. «Au grand effroi des Consuls», Hardouin-Mansart había suprimido los pilares del vestíbulo: «Ceux-ci, devenus prudents depuis la catastrophe qui avait marqué le premier projet, n’acceptèrent le principe de la voûte plate du vestibule sans le secours du pilier, adoptée par Mansart (esto es, Hardouin-Mansart)». Por lo tanto, convocaron esta reunión para comprobar su seguridad (Benoit 1933,169). Desafortunadamente, Benoit no cita ningún documento concreto para justificar su aserto, que fue repetido aún más dramáticamente en 2002 por Antonio Becchi, quien encontró los Con- suls «smarriti e perplessi rispetto all’audacia del progetto» (Becchi 2002, 20). Becchi tampoco citó ningún documento en particular y se refirió sin más al artículo de 1969 de Jean Boyer con su apéndice de documentos de archivo. Boyer recoge un lejano eco de las posiciones de Benoit en trabajo más breve de 1976, cuando escribió que el diseño de HardouinMansart sin soportes intermedios «ne fut toutefois pas accepté sans bien des hésitations par les édiles arlésiens qui convoquèrent à plusieurs reprises, à la fin de l’année 1673, et au début de la suivante, des réunions d’architectes et maîtres maçons locaux experts en matière de stéréotomie pour avoir leur avis sur le projet définitivement retenu» (Boyer 1976, 502–503). Con todo, ni el artículo de Boyer de 1969 ni los documentos de archivo que incluye como anexo hacen ninguna mención de perplejidad o asombro por parte de los Consuls. ¿Cómo debemos, entonces, explicar esta junta de dieciséis maestros? Si bien Benoit estaba en lo cierto al asumir que el municipio procedería cautelosamente, teniendo en cuenta las dificultades que había experimentado la construcción del edificio, podemos entender esta reunión como el procedimiento típico por el cual los comitentes, especialmente los municipales y eclesiásticos, intentaban determinar la eficacia de un diseño propuesto en un período anterior a la existencia de criterios cuantitativos establecidos en códigos de la edificación. Esta práctica, por ejemplo, aparece con claridad en la construcción de la catedral de Milan a finales del siglo XIV, como expuso James Ackerman (Ackerman 1949). Otro ejemplo sería Martino Bassi, que escribió su Dispareri in materia d’architettura, e prospettiva (1572) para defender sus diseños arquitectónicos a la luz de críticas ofreciendo al mismo tiempo su crítica de los trabajos de otros arquitectos. David Thomson señala que se pidió opinión a Palladio acerca del proyecto de la catedral de Brescia (Thomson 1993, 142); en su informe de 1567 elogió al arquitecto local ofreciendo posteriormente mejoras, como hemos visto que ocurrió más adelante en Arles con Hardouin-Mansart. El 29 de mayo de 1673, los Consuls invitaron a Jean Rochas, arquitecto de Avignon, a comentar la validez estructural del proyecto actual de Dominique Pilleporte; la misma semana de la reunión de los dieciséis arquitectos y canteros en Arles, también consultaron también a Jean Valié, arquitecto de Marsella, así como varios canteros locales (Boyer 1969, 111_09 Aju 041-011 Etlin 16/10/09 12:00 Página 429 Génesis y estructura de las bóvedas de Arles 26), del mismo modo que se había solicitado la opinión de Palladio en Brescia. Por lo tanto, no había nada extraordinario sobre la reunión del 31 de enero de 1674, excepto quizás el número de participantes, que puede explicarse por el número de proyectos considerados. El propósito de todas estas consultas aparece haber sido siempre igual: para comprobar si «les des dites murailles seront asses fortes pour resister à la poussée des dites voultes» (Rochas, reporte de 3 Junio del 1673, en Benoit 1933, 177 [ACA, DD41, pièce 65]). Cuando uno tiene en cuenta todas las opiniones y proyectos —solicitados y no solicitados— para la catedral de Milán, la cúpula de la catedral florentina, y el vestíbulo de la casa consistorial de Arles, uno tiene la sensación de que las consultas repetidas con los expertos y las tentativas incesantes de elementos externos de criticar y en ocasiones suplantar al arquitecto encargado del proyecto eran típicas. La línea inicial de una memoria de Pierre Puget, arquitecto entre 1669–1671 del arsenal de Toulon, captura el caos de esta situación, no sin una ironía soterrada: «Depuis le temps que je deseigne pour l’arsenal de tollon pleusieurs ont donné des avis pour sa construction» (Walton 1965, 171). Leyendo la transcripción de la reunión del 31 de enero de 1674, uno descubre que se había pedido a los canteros y los arquitectos reunidos que opinaran acerca de la viabilidad, no de uno, sino de tres proyectos para la bóveda del vestíbulo: el proyecto de Hardouin-Mansart, otro del cantero de Aix-en-Provence Antonio Matisse (llamado La Rivière), y un tercero de Nicolás Lieutard, arquitecto vecino de Tarascon que había colaborado con un cierto Frère Clément en el diseño para la casa consistorial presentado el 12 de febrero de 1673 (Charvet 1898, 401). En los meses anteriores a la reunión de enero los tres recibieron pagos por los modelos de sus respectivos proyectos. Aunque los Consuls pidieron a dos expertos un informe (el 23 de noviembre de 1673) acerca de la suficiencia los cimientos para el diseño de Hardouin-Mansart, es evidente que ningún proyecto podría ser elegido hasta que los expertos exteriores hubieran certificado la seguridad de cualquier diseño propuesto y que los Consuls deseaban tomar su decisión final comparando varias alternativas. Todos los canteros y arquitectos reunidos expresaron su preferencia por uno o varios de estos proyectos; los tres se consideraban adecuados siempre y cuando las pare- 429 Figura 6 Jules Hardouin-Mansart, Ayuntamiento, Arles, vestíbulo con entrada sur, mostrando el arco transversal que separa las dos bóvedas y la penetración en V (foto: autor) des fueran levantadas primero a una altura suficiente para contrarrestar el empuje de la bóveda, y también señalaban la importancia del tas de charge para este propósito. (Un examen de la bóveda construida muestra los enormes sillares empleados en el tas de charge). Varios de los expertos también aconsejaron construir primero el potente arco transversal que separaría la bóveda en dos partes, puesto que ambas cargarían sobre el arco que a su vez entregaría la carga en los sólidos muros de contención, ocultos a la vista en gran parte (Boyer 1969, 26–28). Esta última pieza, el arco transversal apoyado a través del espacio O-P tratado en el informe del 23 de noviembre de 1673 (Chambareau 1673, 75v, 76v; Boyer 1969, fig. 13), y mostrado en la planta analítica de Tamboréro y Sakarovitch (Tamboréro 2003, fig. 8), plantea una cuestión importante sobre la génesis del diseño de Hardouin-Mansart. Aunque la bóveda construida (figura 6) parece una bóveda continua con una penetración de forma de V de la bóveda más pequeña entrando en la más grande, en realidad esta bóveda fue construida como dos bóvedas separadas e independientes, cada una enlazada con las piedras escalonadas del arco transversal. En días húmedos, el trazado de este arco de entibo es fácilmente visible. Las dos bóvedas construidas a ambos lados del arco transversal no coinciden en absoluto con la apariencia de la bóveda más pequeña entrando en la más grande, gracias a la penetración de la bóveda en 111_09 Aju 041-011 Etlin 430 16/10/09 12:00 Página 430 R. A. Etlin forma de V que crea un efecto de una cuña, cuya forma queda definida también por la alineación de las piedras con las largas entallas de tal forma que la bóveda más pequeña parece proyectarse hacia la bóveda mayor, cuyas piedras se disponen en perpendicular a las de la bóveda más pequeña. Si bien la penetración de la cuña en forma de V está en su integridad en la bóveda más grande, la continuidad de la fábrica hace que la bóveda más pequeña parezca pasar al interior de la más grande. Solamente un observador atento notaría que esta forma que empuja en realidad pasa a través del arco transversal que separa literalmente dos bóvedas, que por el contrario parecen fundidas indisolublemente entre ellas. Es importante tener en cuenta esta discrepancia visual en lo que sigue, puesto que está íntimamente unida a la naturaleza del diseño de Hardouin-Mansart. En efecto, el aspecto más llamativo del acta de esta reunión de enero es que los participantes discuten los proyectos de Hardouin-Mansart y Matisse como si cada uno consistiera en dos bóvedas. La bóveda más grande de Matisse se identifica como arc de cloître (rincón de claustro), pero la bóveda más pequeña no se nombra. En cuanto a Lieutard, propone una bóveda solamente para el espacio más pequeño a un lado del arco transversal, que se identifica como cul de four (bóveda de horno). El proyecto de Hardouin-Mansart se identifica solamente como consistente en una bóveda grande y pequeña. Se desprende del acta que el arco transversal forma la línea divisoria entre todas las bóvedas grandes y pequeñas tenidas en cuenta. Además, ningún proyecto fue elegido por unanimidad como la solución preferida; la mitad de los expertos votaron a favor de una combinación de bóvedas de dos arquitectos diferentes: cinco (o seis, si uno cuenta la pareja formada por Roux y Trottin como dos votos) para el proyecto de Hardouin-Mansart (Fabre, Maureau, Peytret, Pol, Roux y Trottin), tres para Matisse (Matisse, Nogier, Pilleporte), tres para la bóveda grande de Matisse conjuntamente con la pequeña bóveda de Lieutard (Abeille, Lieutard, Rougier), tres para la bóveda grande de HardouinMansart con la bóveda de Lieutard (Girard, Mansy, Prouven), y uno (Rouard) que no se decantaba entre las soluciones de Hardouin-Mansart y Matisse para la bóveda grande, pero prefería la bóveda pequeña de Lieutard. En ninguna parte aparecen signos de preocupación por la alteración del aspecto visual del pro- yecto de Hardouin-Mansart al combinar su bóveda grande con el cul de four de Lieutard. Viendo la bóveda construida, es difícil concebir cómo alguien pudo proponer separarla por el punto de unión con el arco transversal a menos que, por supuesto, el proyecto inicial de Hardouin-Mansart, tal como fue presentado aquel día, incluyera dos bóvedas independientes. Se pueden encontrar otras pruebas de esta hipótesis en la modificación de su propio proyecto propuesta por Hardouin-Mansart mediante el modelo que envió en noviembre de 1674. En aquel momento propuso bajar la bóveda más pequeña 1.5 pans (38,4 cm). Esto habría podido solamente ser posible si las dos bóvedas fueran independientes una de otra tanto visual como estructuralmente. Los Consuls rechazaron la oferta por razones financieras y estéticas, manteniendo su decisión del 24 de septiembre de construir el primer proyecto de Hardouin-Mansart, tal como fue presentado en la reunión del 31 de enero. El 3 de noviembre de 1674 los Consuls eran renuentes a afrontar el costo de desmontar el tas de charge para construir el arco transversal en un nivel inferior y los nueve expertos a que habían convocado juntos —incluyendo Peytret y Matisse— «unánimemente» acordaron que el primer proyecto era el «le plus beau» (Boyer 1969, 30). Teniendo en cuenta estos datos, parece que el primer proyecto de Hardouin-Mansart, según lo aprobado por el municipio, no incluía la dramática penetración de forma de V que contribuye en gran medida a la drama y la gracia del vestíbulo abovedado de Arles. En su relato de la historia de la bóveda, Jean de Sabatier observó que Peyret «fit executer fidèlement» el diseño del arquitecto parisiense «et qu’il a même enrichi de quelque chose de son imagination» (Sabatier 1877, 194). Esta cuña de forma de V es la única parte de la bóveda que habría podido incitar tal alabanza y casa bien con la historia de la evolución del proyecto según las hipótesis presentadas aquí. El motivo para la transformación por Peytret del diseño de Hardouin-Mansart es fácil de identificar. Aunque los nueve canteros y arquitectos convocados en esta reunión de noviembre juzgaran el primer diseño más hermoso, eran conscientes de que empujaba más contra los muros: «le plus beau et le meilleur dautant quil deschargeoit davantage la muraille du costé du plan de la cour». Hardouin-Mansart proponía evidentemente bajar la bóveda más pequeña de 111_09 Aju 041-011 Etlin 16/10/09 12:00 Página 431 Génesis y estructura de las bóvedas de Arles modo que pudiera arriostrar la más grande de una forma más eficaz. Ante la necesidad percibida de reforzar la bóveda, Peytret alteró la forma agregando esta nueva penetración. Como Philibert Delorme había explicado en su tratado Les Nouvelles inventions pour bien bastir et à petits fraiz (1561), cuantas más curvas se agregan a una bóveda, más fuerte llega a ser: «Vous y pouvez encore mettre plusieurs courbes, ie dy tant que voudrez. Et tant plus y en aura, plus l’oeuvre sera forte» (Delorme 1988, 26v). La reciente reconstrucción hipotética por Tamboréro y Sakarovitch del método de diseño de Hardouin-Mansart empleado en la bóveda en Arles apoya indirectamente esta interpretación (Tamboréro 2003). Hardouin-Mansart, explican, aplicó una técnica estereotómica común en carpintería según la cual las penetraciones se definen en primer lugar, y a continuación se adopta una disposición para la plementería. En este caso, argumentan estos estudiosos modernos, Hardouin-Mansart definió las penetraciones de las dos bóvedas centrales mayores con las bóvedas periféricas a lo largo de las diagonales en las cuatro esquinas de la sala, dándoles la forma fácilmente reconocible de un anse de panier o arco carpanel. a continuación las superficies de la bóveda fueron diseñadas como superficies alabeadas. Esta reconstrucción hipotética deja el área central libre, lo que permite el cambio que a mi juicio Peyret habría introducido en respuesta a la necesidad percibida de reducir el empuje de la extensa superficie abovedada. Peytret también parece haber realizado otro cambio a la bóveda, aunque es visualmente menos significativo. Dos de los participantes en la reunión del 31 de enero de 1674, se refirieron a las trompas en las esquinas del diseño de Hardouin-Mansart, un tema planteado otra vez cuando la Académie Royale d’Architecture, durante su sesión del 28 de julio de 1684, discutió la bóveda de Hardouin-Mansart y alabó su decisión de agregar una trompa en cada esquina de la sala para arriostrar la bóveda, proporcionando un refuerzo eficaz a unos muros considerados de espesor inadecuado (Procès-verbaux 1911–1929, 2: 59–60). Con todo, una rápida inspección del vestíbulo construido revela la ausencia de cualquier trompa en la sala (figuras 1, 6). ¿Por qué no fueron construidas? ¿Como podría la Académie elogiar a Hardouin-Mansart por un rasgo que no existió? Sin duda la Académie examinaba dibujos o un modelo facilitado por Hardouin-Mansart, que nunca 431 había vuelto a Arles para supervisar la construcción de la bóveda, que no fue terminada en las esquinas según su diseño original. De hecho, cuando la Académie, el 17 de diciembre de 1792, discutió los dibujos acotados del Ayuntamiento terminado preparados por su miembro François II Francque, no hubo ninguna mención a las trompas. Por el contrario, las bóvedas de arriostramiento fueron identificadas como lunetos, lo que corresponde a la descripción posterior de Pérouse de Montclos (Procès-verbaux 1911–1929, 9:333–334; Pérouse de Montclos 1982, 116–117). La solución que Peytret adoptó en las esquinas es similar a las parejas de bóvedas nervadas góticas que se pueden encontrar al otro lado de la calle en el ambulatorio circular de St. Trophime, del siglo XV, si bien en el Ayuntamiento se construyen empleando los recursos de la estereotomía clásica y no mediante nervios. La lectura del debate acerca de las trompas del 31 de enero de 1674 sugiere que su posición en las esquinas hubiera hecho difícil la ejecución. La trompa en sí misma era una pieza bien conocida en esa época y su ejecución no hubiera debido presentar problemas. El cantero Claude Pol aprobó la colocación de un trompa en cada esquina y observó que no tendrían que soportar tanta carga como las que él había construido en Arles en el Couvent des Pères Augustins. Ahora bien, otro cantero, Anibal Masson de Lambesc, si bien elogiaba la bóveda grande en el proyecto de Hardouin-Mansart como «le plus beau» expresaba su preocupación por las trompas en las esquinas: «mais que pour les trompes quy sont aux angles il ny cognoit rien extimant que larc de cloistre du modelle de la riviere est plus aisé mais non pas sy beau» (Boyer 1969, 27–28, letra cursiva en el original). En efecto, habría sido difícil construir una trompa en cada esquina; probablemente hubieran sido similares a las trompas que François Mansart había utilizado en cada esquina de la terraza ante el nuevo corps de logis en Blois. Finalmente, un breve comentario acerca de las calificaciones y talentos de Peytret, que aparece en los documentos de archivo como pintor, pintor-arquitecto, o arquitecto. Boyer creía firmemente en su capacidad como arquitecto: «Peytret possédait incontestablement de solides connaissances techniques, notamment dans le domaine de la stéréotomie» (Boyer 1969, 11). Por el contrario, Tamboréro y Sakarovitch lo llaman «maestro pintor» y añaden: «On peut s’interroger sur le 111_09 Aju 041-011 Etlin 432 16/10/09 12:00 Página 432 R. A. Etlin fait qu’un homme, peintre à l’origine, et bien qu’initié aux besoins géométriques de son métier, puisse en si peu de temps («menos que un mes» con HardouinMansart) prétendre à diriger l’épure, l’exécution et le mise en œuvre d’une voûte aussi complexe» (Tamboréro 2003, 1900. Texto francés por cortesía del autor). La historia del pintor-arquitecto de los siglos XV al XVII está todavía por escribir. Simplemente recordemos aquí el ejemplo de esos arquitectos eminentes formados en un oficio (Brunelleschi), como pintores (Rafael), o como escultores (Miguel Ángel), bien como figuras menos conocidas, tales como el pintor florentino Jacopo Torni que en 1522 fue nombrado el maestro mayor de la catedral de Murcia (Calvo López 2005), o el pintor y el escultor Pierre Puget de Marsella, formado primero como escultor marítimo y después como pintor, para convertirse después en un arquitecto de gran prestigio. Puget recibió en ocasiones epítetos tales como «le grand Puget» (Hautecoeur 1948, 2: 220) y «grand Peintre, grand Sculpteur et ensemble grand Architecte» (Connors 1990, 226). Al volver a Francia en 1667, decoró el Ayuntamiento de Marsella y en 1671 comenzó la construcción de un nuevo hospital para Marsella que había diseñado tras repetidas súplicas repetidas del Bureau de l’Hospice. De 1668 en adelante, dirigió un hacia adelante dirigió un extenso proyecto de embellecimiento urbano para los Échevins de Marsella. Hemos visto que entre 1669–1671 trabajó como arquitecto del arsenal de Toulon (Hautecoeur 1948, 2: 217–221). Charvet cree que Pierre Puget, asistido por su hermano Gaspard, un maestro de cantería, fue contratado por los responsables del edificio de Arles para hacer dos viajes en 1672 a la ciudad para diseñar las plantas y alzados del ayuntamiento, obviamente nunca ejecutados (Charvet 1898, 400–401; Hautecoeur 1925, 325; Hautecoeur 1948, 2: 214–221; Boyer 1969, 4). Estas observaciones generales se pueden complementar con acontecimientos específicos en la carrera de Peytret que sugieren su capacidad como arquitecto. Peytret había presentado su propio proyecto para el ayuntamiento de Arles poco después del rechazo del proyecto de Puget y la presentación del proyecto de Frère Clément y de Lieutard el suyo el 12 de febrero de 1673 (Charvet 1898, 401; Boyer 1969, 4). Aunque el Conseil de Ville seleccionara esté último el 12 de marzo, Boyer señala que Peytret tenía suficientes apoyos en ese cuerpo, por lo que el 20 de abril decidió delegar la elección en los Consuls. Por lo tanto, incluso antes de la llegada de HardouinMansart, Peytret estaba bien visto como arquitecto por las autoridades municipales. Mientras continuaba la construcción del Ayuntamiento tras la visita de Hardouin-Mansart, Peytret entregó planos para las cubiertas de madera (Boyer 1976, 502). Poco después de la terminación del Ayuntamiento de Arles, el Premier Consul Monsieur de Boche propuso erigir en la plaza a la que dan este edificio y St.Trophime un antiguo obelisco romano de aproximadamente 20 m que había sido encontrado en dos trozos en jardines privados de Arles. El fragmento más grande, que medía 5.5 cannes (11.25 m) estaba todavía enterrado en su mayor parte, mientras que la pieza más pequeña, de veinte pies, se empleaba como banco en el jardín de Jean de Sabatier. Peytret se ofreció para extraer la piedra enterrada, transportar los dos fragmentos, y erigir el monumento para el cual diseñaría también un pedestal. El municipio veía con orgullo este proyecto, puesto que Arles sería la única ciudad junto a Roma y Constantinopla con un monumento semejante. Dado la importancia de este encargo, la decisión de confiarlo a Peytret es significativa. Como Jean de Sabatier observó: «Ce projet parut d’abord d’une exécution presque impossible; mais Peitret, dont on connaissoit l’expérience, assura si fort de l’exécuter, que donnant un rôle de ce qu’il falloit pour l’élever, qui n’excédoit pas six mille livres» (El transporte real, ejecutado lentamente y con dificultad, llevó a varios de los Consuls a contratar a dos hombres con más experiencia, que terminaron la tarea y erigieron el obelisco encima del pedestal de Peytret. Peytret dirigió la excavación del cimiento del pedestal hasta el nivel de quince pies, donde los obreros encontraron una sólida sala de unas termas romanas, lo que hizo innecesario profundizar más; al mismo tiempo, uno de los dos hombres contratados para erigir el obelisco persuadió a los Consuls para que obtuvieran mástiles, cuerdas y poleas del Intendant des Vaissaux del puerto de Toulon para llevar adelante el proyecto el proyecto). Erigido con gran ceremonia el 20 de marzo de 1676, el obelisco dio lugar a avisos enviados a Roma y a Versalles; Louis XIV que informaba personalmente a la corte esta realización (Sabatier 1877, 195–196, Fabre 1743, 96). De acuerdo con una nota junto a el portal del Hôtel-Dieu de Arles, en 1678 Peytret recibió el encargo de doblar el tamaño del hospital de la ciudad, el Hôtel-Dieu, donde construyó dos alas adicionales em- 111_09 Aju 041-011 Etlin 16/10/09 12:00 Página 433 Génesis y estructura de las bóvedas de Arles 433 Figura 7 Jacques Peytret, Hôtel-Dieu, Arles: (a) sala abovedada, (b) detalle (foto: autor) pleando diferentes tipos de bóvedas estereotómicas. En una de ellas empleó una bóveda de cañón larga y muy rebajada. En otro punto empleó una serie de bóvedas de arista contiguas rebajadas, con soportes intermedios, lo que recuerda uno de los planos del Ayuntamiento conservados en los archivos municipales. (Boyer 1969, fig. 5). Un tercer tipo cubre una gran sala en esquina (figura 7), sin soportes intermedios, de 6,4 × 8,25 metros en planta, un alarde estructural con una insólita forma abovedada que combina bóvedas en rincón de claustro que se interpenetran en el centro con bóvedas de arista dispuestas en diagonal en la periferia, y arcos Tudor llenos de gracia que dan la sección de la curva generadora de cada una de ellas. La bóveda tiene el carácter dramático y el dinamismo estético de una placa doblada chata, que presenta una fuerte evocación de un movimiento fluyente. Como en la excepcional y poco ortodoxa penetración de la bóveda del ayuntamiento, nos encontramos aquí con los signos distintivos de una imaginación singular. Por tanto, siempre que hablemos de la bóveda de Arles, también debemos recordar estas otras bóvedas y al pintor-arquitecto local que aparece haber contribuido tanto a la tradición de la bóveda de la región. Charvet erró cuando tomó por irrelevante la clarificación de las contribuciones relativas de Jules Hardouin-Mansart y de Jacques Peytret en el diseño del vestíbulo abovedado de la casa consistorial (Charvet 1898, 397–38). El coste, la estética, la teoría estructural, las prácticas culturales, el mecenazgo, los pro- totipos, y el paso del tiempo desempeñaron su papel en una compleja sucesión de acontecimientos a lo largo de la cual cada uno de estos dos artistas hizo sus particulares aportaciones a una obra maestra cuya gracia y belleza no puede ser separada de su contexto histórico. AGRADECIMIENTOS En cuanto a la documentación, estoy agradecido a Fabienne Martin, Responsable des fonds patrimoniaux, Médiathèque et Bibliothèque Municipale d’Arles, y a Sylvie Rebuttini, Responsible des Archives Communales d’Arles. Francine Riou y Odile Caylaux, de la Office de Tourisme de Arles, prestaron asistencia en mi reciente visita a la ciudad con objeto de estudiar la casa consistorial. Giuseppe Fallacara, José Calvo López, Thomas Noble Howe, y Luc Tamboréro aportaron sugerencias útiles en varias de las cuestiones planteadas por este trabajo. Alejandra de la Torre tradujo cuidadosamente mi texto inglés y José Calvo López prestó una generosa ayuda con el vocabulario técnico. LISTA DE REFERENCIAS Ackerman, James S., 1949. «Ars Sine Scientia Nihil Est»: Gothic Theory of Architecture at the Cathedral of Milan. The Art Bulletin, 31 (June): 84–111. 111_09 Aju 041-011 Etlin 434 16/10/09 12:00 Página 434 R. A. Etlin Becchi, Antonio. 2002. «Chambre H.» Per una storia del costruire. En Becchi, A. y F. Foce (eds.). Degli archi e delle volte, 17–127. Venecia: Marsilio. Benoit, Fernand. 1933. «L’Hôtel de Ville d’Arles». Mémoires de l’Institut historique de Provence, 10: 163–177. Boullée, Étienne-Louis. 1968. Architecture. Essai sur l’art. editado por Jean-Marie Pérouse de Montclos. Paris: Hermann. Boyer, Jean. 1969. «Jules Hardouin-Mansart et l’Hôtel de Ville d’Arles». 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