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Interculturalidad y Derechos Humanos
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CONSTRUIR EL DIÁLOGO INTERCULTURAL
1
Los avances científicos y tecnológicos conseguidos en occidente, han llevado a la inmensa
mayoría de las personas de este espacio, a observa el mundo solo desde su perspectiva
etnocentrista. El orgullo y la seguridad de sus conquistas les ha hecho creer que este modo
de vivir ha de ser universal. No se pueden imaginar que existan pueblos y/o culturas que
no aspiren a esta forma de vida.
Por otra parte, en las sociedades europeas, hay un proceso creciente de multiculturalismo.
En un mismo espacio coexisten personas y culturas con ideas totalmente diferentes sobre
la realidad. Ante esta situación ¿reconocemos y apreciamos las señas de identidad de estos
grupos minoritarios que vienen ? o por el contrario, no cuentan, porque los ignoramos y/o
rechazamos.
Desde esta realidad plural ¿cómo contribuimos en la construcción de un nuevo paradigma
intercultural?2.
Para T. S. Kuhn, los paradigmas son realizaciones científicas universalmente reconocidas
que proporcionan modelos de los problemas y de las soluciones.
Morín afirma que una revolución paradigmática ataca evidencias, lesiona intereses, suscita
resistencia porque se profanan verdades sagradas. Toda una práctica pierde su sentido y el
orden social constituido se ve amenazado no solo en los conceptos, las ideas, las teorías
sino también en el prestigio, en las creencias establecidas.3
Los paradigmas traen cambios, irrumpen como un pensamiento emergente que interroga y
propone nuevas formas de ver el mundo. Hace cuestionarse, provoca una reflexión crítica,
analiza los conocimientos desde la incertidumbre de una nueva teoría. Es lo que algunos
autor, ante el fenómeno de las migraciones, llaman racionalidad intercultural4
En nuestras sociedades del Norte en donde el "paradigma de la interculturalidad" se está
formando, se apuntan como novedades:
-
el análisis de los hechos -multiculturalismo- no de forma fragmentaria, sino
dentro de una globalidad
el diálogo entre culturas como estrategia para construir un proceso de
convivencia humana basado en el respeto y en la relación reciproca.
Entendemos que los pueblos, las culturas, no son conglomerados de individuos, sino grupos
que aglutinan personas, familias, clanes... que se asocian, crean lazos, expresan su
pensamiento y sentimientos, organizan su universo simbólico, interpretan su estar en el
MALGESINI,G Y GIMENEZ,C; Guía de conceptos sobre migraciones, racismo e interculturalidad, Catarata,
Madrid, 2000
2
RAMIREZ, AM; "Paradigma de la interculturalidad", Boletín ICCI "RIMAY" nº 26, mayo 2000
3
En la década de los 80 tenemos el ejemplo de la caída del muro de Berlín y el proceso de la perestroika en la
URSS que rompió con el sistema de bloques capitalismo/socialismo surgido de la IIG. Mundial
4
VALLESCAR,D; Cultura, multiculturalismo e interculturalidad. Hacia una racionalidad cultural, Perpetuo Socorro,
Madrid 2000
1
InteRed. C. Llopis: Recursos para una educación global ¿es posible otro mundo?. Narcea-Intered 2003, pag 43-49
mundo y sus sueños de un futuro mejor. Desde este enfoque global podemos abandonar
algunas costumbres heredadas y abrirnos a las innovaciones.
Comprobamos que las culturas no son estáticas, sino un todo dinámico e interdependiente.
No siguen un proceso lineal, todas ejercen influencia y son influenciadas. Tenemos que
analizarlas desde las fuerzas constructivas -conciliadoras- y destructivas -dominación- que
implica el contacto de unas con otras. Solo ampliando los marcos de referencia se logrará
de estos contactos, nuevos conocimientos, y un enriquecimiento de nuestras identidades
que nos permitirán abandonar, sin miedos, algunas costumbres heredadas y abrirnos a las
innovaciones.
Reconocer las complejidades de la diversidad de culturas supone respetar los derechos
culturales sin disociarlos de los civiles, políticos, sociales o económicos. Aceptamos, por
tanto, una realidad, el mundo es multicultural, todas las culturas son legítimas, iguales,
todas son dinámicas y procesuales como la vida y la historia.
Convivir con las diferencias exige, como dice Pablo Suess,5 aprendizaje y diálogo para
transformar "antagonismos irreconciliables" en construcción de unidad, lo que él llama
"concomitancia diferenciada y articulada".
-
-
Con el aprendizaje sobre nuestras propias convicciones nos aproximamos y
conocemos la lógica de los otr@s. Valorar nuestra cultura supone respetar y
defender la del otro/a.
Con el diálogo entre culturas. Se transforma la irracionalidad de las armas, de
la exclusión, en racionalidad de "palabras verdaderas" construidas
conjuntamente y compartidas porque se escucha, se admite, se comprende y se
respeta a los otr@s.
Fomentar el diálogo intercultural es una manera de ganar riqueza humana, es un deber para
cualquier grupo social que se tome en serio el desarrollo humano de toda la ciudadanía, es
apuntar, con la participación y cooperación de todas las culturas, hacia una nueva praxis,
hacia un nuevo orden de convivencia basado en el respeto a los Derechos Humanos.
Hay que comprender que la dimensión universal no impone uniformidad sino creación lúcida
de un proyecto común. Desde esa propuesta consideramos la diferencia como relación no
como oposición
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INTERCULTURALIDAD Y DDHH: HACIA UNA NUEVA CIUDADANÍA
Los seres humanos aspiran a disfrutar de la paz, como la meta ideal de un nuevo orden, con
estructuras más equitativas y modelos de convivencia plurales que deberán tener la base en
unos valores compartidos. Solo en una situación de paz se pueden vivir los derechos
fundamentales porque se respeta a cada ser humano en su totalidad. Como nos recuerda la
UNESCO construir la Paz y respetar los Derechos Humanos son dos objetivos interrelacionados y elementos esenciales de las sociedades democráticas.
5
SUESS, P; Culturas en diálogo. Agenda Latinoamericana mundial 2002, pág 38 y sgs.
InteRed. C. Llopis: Recursos para una educación global ¿es posible otro mundo?. Narcea-Intered 2003, pag 43-49
Las migraciones, en este momento histórico, son el gran desafío para las democracias del
Norte. Si se quiere construir una ciudadanía abierta en donde la dignidad de todas las
personas y de todos los pueblos se respete, se tiene que reconocer y valorar la pluralidad,
articulando nuevos caminos para que la relación entre culturas sea una fuente de
enriquecimiento.
El respeto a los Derechos Humanos y a las libertades fundamentales es una característica
de las democracias, es una condición imprescindible, pero no suficiente, si estos derechos
no se integran en el ordenamiento jurídico como garantía y protección para todos/as.
Satisfacer los derechos básicos es una responsabilidad en las sociedades multiculturales
del Norte. Los Estados deberían ratificar y los gobiernos hacer efectivas en sus
legislaciones, las declaraciones, convenios, recomendaciones y resoluciones de los
organismos internacionales, como manera de proteger los intereses, las aspiraciones de los
seres humanos y de los pueblos, para su autorealización. Se trata de proteger el libre
desarrollo, una vida digna, para cada persona de cualquier cultura.
Es imprescindible que la ciudadanía se organice dotándose de mecanismos para asegurar las
reglas de convivencia. Dar la oportunidad a cada ser humano para que trabaje por un mundo
mas justo, en donde se respeten las libertades y se valore la dignidad. Lo importante es
crear espacios abiertos con formas de articulación alternativas y descentralizadas para
fortalecer la protección de los Derechos Humanos y la convivencia pacífica en las
sociedades pluralistas.
En la comunicación entre culturas es condición indispensable, que cada una reconozca a las
otras y que ninguna esté sometida al poder del Estado o de grupos hegemónicos. Por tanto,
urge buscar referentes transculturales para lograr la globalización solidaria frente a la
dominación del capital y el mercado y para llegar a una ciudadanía donde se reconozca la
diversidad cultural como base para construir una democracia plena - Foro Social Mundial
de Porto Alegre -6
Los acuerdos, los consensos, por medio del diálogo, son una buena solución, aunque no la
única solución, porque el diálogo, es solo una estrategia para lograr la comprensión, la
cooperación y la convivencia pacífica.
Cultivar la sensibilidad para el intercambio, es una manera de establecer relaciones
interculturales reales7. El encuentro entre un "nos-otros" supone modificar los intereses en
las relaciones. El desafío constante, para lograr la convivencia, es posibilitar esos
encuentros de complementariedades sin prejuicios, sin dominación y en términos de
equidad.
Formamos parte de un espacio en el que todas las culturas se encuentran e interactuan,
pero, como dice Mayor Zaragoza8,
"...en este espacio supranacional hoy no tenemos, por desgracia, un marco
democrático, un marco ético. Para lograr un sistema democrático justo no podemos
ser dóciles y aceptar las cosas como son, nos hemos de educar para actuar como
6
7
8
Realizado en Porto Alegre, Brasil del 31 de enero al 5 de febrero del 2002
MALGESINI, G y GIMENEZ, C; Ob. Cit y Revista NOVAMERICA nº82, junio 1999 y nº 91, septiembre 2001
MAYOR ZARAGOZA, F; "La educación, base de la democracia" conferencia UOC. 2001
InteRed. C. Llopis: Recursos para una educación global ¿es posible otro mundo?. Narcea-Intered 2003, pag 43-49
ciudadanos/as en plenitud y participar, disentir, renunciar o aplaudir porque hemos
reflexionado. La violencia y la impunidad son incompatibles con la democracia. La
paz es fruto de la justicia. Hemos de aprender a ser, a conocer, a hacer y a vivir
juntos/as"
La interacción entre paz, democracia, desarrollo, tiene que ser una realidad para reconocer
y valorar las culturas, promoviendo una coexistencia y denunciando los comportamientos
que atentan contra los DDHH.
Estos derechos, como principios éticos, constituyen un horizonte moral para la humanidad,
dan sentido a la vida social, son universales aunque tengan expresiones diferentes en
distintas culturas, reconocen a cada persona, con su dignidad, como fin en si misma. Cada
derecho es para cada persona y para la humanidad. Son además indivisibles y forman un
todo interdependiente.
InteRed. C. Llopis: Recursos para una educación global ¿es posible otro mundo?. Narcea-Intered 2003, pag 43-49
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