Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y de

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Voces: ARRENDAMIENTO AGRARIO ~ ARRENDATARIO ~ COMERCIALIZACION DE PRODUCTOS
AGROPECUARIOS ~ CONTRATO ~ CONTRATO AGRARIO ~ LOCACION ~ PRODUCTO
AGROPECUARIO ~ SEMILLA ~ VENTA
Tribunal: Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y de Garantías en lo Penal de
Necochea(CCivComydeGarantíasenloPenalNecochea)
Fecha: 06/09/2005
Partes: Salanueva, Héctor A. c. Marchetti, Juan J.
Publicado en: LLBA2005 (noviembre), 1270
Cita Online: AR/JUR/3328/2005
Sumarios:
1. Los gastos de comercialización del cereal, efectuados por el arrendatario, deben ser detraídos de la suma que
el dador percibirá en el marco de una ejecución de arrendamiento, pues, del análisis histórico de la relación
jurídica agraria -contrato original- y de la letra actual de la transacción, surge que las partes nunca convinieron
en que aquellos gastos fueran soportados por el tomador.
Texto Completo:
2ª Instancia.- Necochea, setiembre 6 de 2005.
1ª ¿Es justa la resolución obrante a fs. 453/454 vta.? 2ª ¿Qué resolución corresponde adoptar?
1ª cuestión.- El doctor Garate dijo:
1) Antecedentes de la cuestión recurrida:
El apelante no acuerda con la aprobación de la liquidación correspondiente al porcentaje de los frutos
(girasol) vendidos por orden del juez (fs. 431) y a raíz de un embargo trabado respecto del dador (fs. 417/18 y
fs. 427/28 vta.) orden de venta que fuera consentida (fs. 449, 3er. párrafo).
Argumenta el liminar que no debieron detraerse de la suma a depositar los gastos de comercialización
efectuados por el arrendatario a fin de vender el girasol al no estar esos gastos contemplados en el convenio de
fs. 303/303, convenio que debió interpretarse de manera armónica con el contrato de arrendamiento que, a su
vez, disponía que el pago se efectuaría "con el cereal puesto en camión" (fs. 458, 1er. párrafo).
Agrega el dolido que: "..se consiente el precio -del girasol- pero no los gastos que no se acreditaran (ver fs.
458 6° párr.) y, en otro párrafo que, "no se discute que los gastos de comercialización efectuados por el
demandado, son necesarios para proceder a la venta del cereal cosechado para hacer efectivo el depósito, pero sí
se discute y lo que fue motivo de la oportuna impugnación es que se debe hacer cargo de la misma mi
mandante" (fs. 458).
El segundo agravio se refiere a la falta de control de la cosecha de girasol (fs. 447 vta. y 458 3er. pár.).
2) De la decisión: Más allá de ciertas deficiencias técnicas y de redacción que exhibe la memoria (fs.
457/58) -las primeras las examinaré al considerar el segundo agravio- el recurso no prospera.
Respecto de los gastos de comercialización no le asiste razón al dador.
De haberse examinado la naturaleza, el tipo contractual que vinculaba a las partes, el recurso no se habría
interpuesto. No se trata de un arrendamiento -aunque así se lo nomine (fs. 8/14)- sino de un contrato mixto, cuya
contraprestación se fijó parte en dinero y parte en un frutos (arts. 2°, 21, 30 y 44 de la ley 13.246; Brevia,
Fernando - Malanos, Nancy L. "Tratado Práctico de los contratos agrarios", Ed. Rubinzal Culzoni, 1997, p. 57,
N° 19).
Convengo con el quejoso en que la interpretación de ese contrato exige integrarlo, armónicamente, su texto
(fs. 8 y sigtes. y fs. 12 y sigtes.) con el texto de la posterior transacción judicialmente homologada (fs. 102/103
vta. fs. 300/301 y vta.). Esta, en lo que interesa, reza: "quince días después de finalizada la cosecha de girasol se
abonará el mismo porcentaje correspondiente al girasol" (fs. 304 vta.) "...las sumas se abonarán con el
producido de la próxima cosecha por lo que podrá variar la fecha de pago por razones de fuerza mayor" (fs. 302
vta.).
La discrepancia que se trae a conocimiento de esta Cámara nació al disponer, el primer sentenciante, se
depositara en un banco local, a los quince días de finalizada la cosecha, el importe proveniente de la liquidación
de los frutos (fs. 431).
Determinar a qué parte le corresponde pagar los gastos de comercialización de esos frutos requiere indagar
en la voluntad de las partes, voluntad que se expresara en el contrato originario y en la transacción,
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armonizando, de existir dudas, ambos textos contractuales.
No dudo que esos gastos nunca estuvieron a cargo del tomador.
En el primer término la letra del contrato indica que los frutos se entregarían "puestos sobre camión", o sea
en el campo y no en un puerto o "acopio de cereales". La comercialización, en consecuencia, ab initio estuvo a
cargo del dador, también sus gastos.
De la letra de la primer cláusula de la transacción se desprende que el porcentaje de frutos -trigo o girasoldebía ser comercializado por el arrendatario; reza: "las sumas -correspondientes al porcentaje- se abonarán en
cheques de ese día contra un banco local..." "...después de finalizada la cosecha de girasol se abonará el mismo
porcentaje correspondiente al girasol. Se deja constancia que la sumas se abonarán con el producido de la
próxima cosecha..." (fs. 302 vta., 1er. párr.).
Para que el arrendatario "abonara en cheques" el porcentaje de los frutos fue necesario venderlos y
transportarlos pagando los gastos de transporte y comercialización (fletes, comisiones, impuestos, etc.). No
hubo otra manera de convertir los "frutos" en dinero.
Ahora bien, si la intención de las partes hubiere sido modificar el contrato, en relación a la entrega de los
frutos "sobre camión", y eximir al arrendador del pago de aquellos gastos, lógico fue que esa circunstancia
constara inequívocamente en la transacción, al tratarse de la modificación de una de las obligaciones principales
que emanaban del contrato, especialmente si se agravaba la situación del deudor.
Esa interpretación se consolida al considerar que el contrato de arrendamiento y el de aparcería -también el
mixto- se encuentran alcanzados por la ley 13.246. Esta norma es orden público económico porque protege al
tomador que resulta ser la parte débil en esas relaciones y le garantiza la subsistencia de las condiciones
contractuales pactadas durante todo el plazo de duración del convenio (arg. arts. 2°, 4°, 17 y 21; Brevia,
Fernando - Malanos, Nancy L. "Tratado Práctico de los contratos agrarios", Ed. Rubinzal Culzoni, 1997, ps. 35,
7 y 8).
El análisis histórico de la relación jurídica agraria -contrato original- y la letra actual de la transacción
permite concluir que las partes nunca convinieron en que los gastos de comercialización de los cereales u
oleaginosos fueren soportados por el tomador.
Por esos fundamentos debe desestimarse el primer agravio.
Ingresando al segundo, propicio su desestimación por insuficiencia de la memoria (art. 260 del CPCC). El a
quo al desestimar la impugnación que el arrendador planteara lo hizo fundándose en que éste no invocó
perjuicio alguno que derivare de la omisión invocada (fs. 453 vta.).
Así las cosas en el escrito de fs. 457/58 sólo se dedica a esa cuestión, por lo menos en forma clara y
entendible, en el cuarto párrafo de fs. 458; allí el quejoso se limitó a manifestar que "más allá de los perjuicios
que falta de control trae aparejada a mi mandante, no puede ser que si no se acreditan los mismos puede el juez
aprobar la liquidación".
La insuficiencia de la memoria es así evidente. Es doctrina de este Tribunal que, "la expresión de agravios
requiere una articulación seria, fundada, concreta y objetiva de los errores de la sentencia, debiéndose demostrar
de acuerdo con la lógica y en concierto con la ley por qué el juez yerra o incurre en error al juzgar, resultando
imperativo satisfacer tal carga procesal (reg. int. 25(R) 17/4/90), debiendo refutarse las conclusiones de hecho y
derecho que vertebren la decisión del a quo, a través de la exposición de las circunstancias jurídicas por las
cuales se tacha de erróneo el pronunciamiento, no reuniendo las objeciones genéricas y las impugnaciones de
orden general los requisitos mínimos indispensables para mantener la apelación. Bajo tales premisas debe el
recurrente asumir las consideraciones determinantes de la resolución atacada y no limitarse a efectuar meras
transcripciones de citas jurisprudenciales, sin siquiera intentar una argumentación crítica relacionada con lo
debatido en la causa (Expte. 4282 "Fuentes c. Di Nezio y Ot. s/Homologación de Convenio").
En consecuencia debe declararse la insuficiencia de la memoria (art. 260 del CPCC). Las costas de la
instancia deben imponerse al apelante que resulta vencido (art. 68 del CPCC).
Por las consideraciones expuestas, a la cuestión planteada voto por la afirmativa.
El doctor Locio votó en igual sentido por análogos fundamentos.
2ª cuestión.- El doctor Garate dijo:
Corresponde confirmar la resolución fs. 453/454 vta., con costas al apelante vencido (arts. cits. y 68 CPC),
difiriéndose la regulación de honorarios para su oportunidad (art. 31, ley 8904).
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Así lo voto.
El doctor Locio votó en igual sentido por análogos fundamentos.
Por los fundamentos expuestos en el precedente acuerdo, se confirma la atacada resolución de fs. 453/454
vta. (arts. cits.). Las costas se imponen al apelante vencido (art. 68, CPC). Difiérese la regulación de honorarios
para su oportunidad (art. 31, ley 8904). Notifíquese personalmente o por cédula (art. 135 del CPC). (arts. 47/8,
ley 5827). - Humberto A. Garate. - Hugo A. Locio. - Jorge H. Costa.
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