1. EL ENFOQUE CIENTÍFICO DE LA MATERIA Entrevista a Pierre Thuillier, historiador de la Ciencia, profesor de la Universidad de París VII, miembro de la redacción de la revista "La Recherche". Emílíe Noël Es quizás ingenuo, pero mi primera experiencia con la materia la recibo del mundo que me rodea y esta experiencia no es nada científica... Pierre Thuiller: El conocimiento de la materia se ha vuelto científico, o casi científico; pero no era científico en su comienzo. Tenemos que empezar evocando grandes hitos, algunos grandes esquemas más o menos "poéticos" que fueron refinados después por la ciencia. Por ejemplo, este mundo tuvo que tener un comienzo. Y presumo que la interrogación sobre la creación del mundo es precisamente una forma de enfrentarse a la idea de materia? Sí. La pregunta es simplista, por demás: ¿De dónde viene el mundo? Con semejante pregunta no se plantea todavía el problema de la materia en términos adecuados. Mas sin embargo, eso equivale a preguntarse de dónde vienen las cosas que vemos alrededor de nosotros. Aún sin ser especialista en mitologías, es posible destacar algunos grandes temas. Por un lado, está por ejemplo lo que podrían llamarse las mitologías del caos. La gran idea es que el mundo antes de ser organizado y correctamente formado, se encontraba desordenado. El caos, es el estado primitivo, un estado en el que las porciones de materia están totalmente dispersas, completamente desordenadas. Para hacer aparecer el orden, esas mitologías hacen intervenir un demiurgo, por ejemplo un dios: utiliza los elementos prefabricados que estaban ahí para constituir el mundo en la forma que conocemos. Pero, en otras mitologías y religiones el esquema fundamental puede ser otro. Así en la religión judaica, está la idea de una creación absoluta, de una creación exnihilo. Dios, a partir de la nada, hace surgir la materia y da forma a las diversas realidades. Estos dos grandes esquemas míticos fueron reformados y elaborados por diversos filósofos. En un caso, la materia es eterna, increada; en el otro, aparece en un momento dado, gracias a una decisión divina. En la primera hipótesis, se puede eventualmente prescindir de un dios creador; en la segunda, dios desempeña un papel absolutamente fundamental. ¿Acaso la historia del enfoque científico de la materia refleje igualmente esas dos tendencias o bien se organiza siguiéndolas? Es una forma tal vez algo simplificada de presentar las cosas; pero se encuentran corrientes distintas, orientaciones generales que corresponden más o menos a las grandes ideas que acabamos de evocar. Así, los griegos inventaron esquemas explicativos basados en la existencia de partículas, de "átomos". La misma palabra átomo tiene además un origen griego y significa "indivisible". En un sentido propio, el átomo es una partícula eterna, absolutamente estable que no se puede romper. Otros pensadores griegos hablan pensado primero que existían elementos fundamentales. Empédocles, por ejemplo, quien vivió en el siglo V AC., había imaginado que existían cuatro elementos: La tierra, el aire, el agua, y el fuego. Según él, era posible explicar todo cuanto existe a partir de estos elementos. La idea es menos ingenua de lo que se podría creer, En efecto, el elemento agua explica la naturaleza de todos los cuerpos más o menos líquidos; el elemento tierra explica las propiedades de los cuerpos duros y pesados, etc. A partir de las cualidades fundamentales (lo caliente, lo frío, lo seco, lo húmedo), se podía pues dar cuenta de la variedad de los objetos naturales. Se puede ver aquí el esbozo de algunos sistemas que quieren explicar lo diverso de la realidad, gracias a elementos materiales primordiales. Los nombres más conocidos, son los de Leucipo y Demócrito. Estos dos pensadores griegos, a finales del siglo V AC., explicitaron un sistema materialista: Existe el vacío y átomos en movimiento. Todo lo existente en la realidad se explica a partir de ahí. En otros términos la naturaleza se reduce a un juego de combinaciones entre átomos. Epicuro, más tarde, retomó la idea modificándola en algunos puntos. La idea central de esta tradición es en todo caso extremamente clara; Las cosas se componen de partículas fundamentales, de pequeños cuerpos elementales que se unen o se separan obedeciendo a leyes naturales. ¿Preexisten esos pequeños cuerpos elementales? Sí, son eternos. Dicho de otra forma hay que admitir su existencia, una existencia que no se explica. Para salir del paso, se pueden imaginar que los átomos fueron fabricados por alguien, por Dios... lo que conduce a dificultades bien conocidas por los filósofos. Unos encuentran muy cómodo imaginar que un Dios creó la materia; pero entonces, es la existencia de Dios la que es problemática; por eso, otros prefieren decir que la materia es primero, existiendo desde toda la eternidad. Según ellos esta solución es más económica. Se encuentra uno ya en pura metafísica. Pero es normal ya que la pregunta que hizo sobre la creación es efectivamente una pregunta metafísica. Bien. Entonces para volver al tema, ¿tuvieron los griegos otras propuestas de explicación de la materia? Sí. Pensemos simplemente en Aristóteles (siglo IV a. C.) quien emplea, por su lado, el concepto de materia en un sentido bastante distinto. Para los "materialistas", la materia es una realidad fundamental y más precisamente, un conjunto de pequeñas partículas variadas y dotadas de movimiento. Pero para Aristóteles la materia es una especie de sustancia que nunca se puede aislar. Paradójicamente, hay materia y es de hecho inasible. Esto se puede entender fácilmente ya que lo que vemos es siempre materia que ha recibido cierta forma. Pero si se realiza un análisis, no se encuentra la materia "absoluta" sino algo que posee todavía una forma determinada. Tomemos el ejemplo de un cuerpo vivo. Si tratamos de hallar lo que hay "detrás" de esta forma viva encontramos varios componentes y entre otros, sangre. Esta sangre, es de hecho "material"; pero lo que la caracteriza es cierta forma, cierta estructura. Imaginemos que Aristóteles haya sido capaz de analizar la sangre; hubiera encontrado que la sangre está formada por otros cuerpos más pequeños, por ejemplo por glóbulos pero ese glóbulo a su vez lo conforman otros componentes que tienen cierta forma, etc. En el fondo, no se llega nunca a descubrir la "materia" en estado puro... Detrás de una forma bien se puede encontrar una especie de material (la analogía con la estatua es evidente: Una estatua es un material al cual un escultor ha impuesto cierta forma). Pero por más de que se analice nunca se alcanza la materia "ideal" es decir, la materia bruta, completamente informe, si bien existe una especie de "materia prima'' está muy lejos, por decirlo así, escondida detrás de lo que vemos. Los atomistas, por su parte, postulaban entidades fundamentales, pero Aristóteles prefiere otra teoría. Rechaza la creencia en constituyentes últimos; la materia está detrás de las cosas pero siempre dotada de una forma particular. Obviamente esto desemboca en varios problemas acerca de la unidad (o la diversidad) de la materia fundamental etc. Es mucho menos "material" como enfoque de la materia. Efectivamente, ya que en el sistema materialista existe una valorización nítida de la materia: por supuesto la materia es ante todo materia en el sentido más banal de la palabra pero los átomos constituyen los materiales iniciales que van a servir para formar todo cuanto existe. Da la impresión que toda la realidad está virtualmente presente en ellos desde el principio. Piense, por otra parte, en la física moderna: Una vez se tienen los protones, los electrones, etc., parece que todo lo demás se sigue de allí... En otros términos, se puede reducir el mundo a una especie de gran máquina compuesta de partículas, de átomos, de moléculas. Al contrario, cuando se raciocina como Aristóteles, la materia no juega un papel sino de segundo orden. Hay una diferencia de énfasis que refleja claramente una diferencia de filosofía. La imagen fundamental ya no es una imagen de una multitud de partículas que se mueven espontáneamente, sino por el contrario, la idea de un gran obrero, de un artista que da una forma a la materia. En resumen, el mundo no se hace solo a partir de la materia; es una actividad inteligente la que procede a su edificación. En esta perspectiva, la materia es solamente la arcilla que se trata de modelar como convenga. Pero hay además otra manera de enfocar el asunto. El punto de vista matemático o, digamos, por los números, es también un enfoque idealizado de la materia. Aquí esta materia va a organizarse en torno a grandes esquemas matemáticos. Encontramos aquí problemas que podrían llevarnos muy lejos. Desde la filosofía griega vemos aparecer esquemas que postulan una matematización de la materia, aunque de manera particular. No hay por tanto que imaginar que desde la antigüedad se encontrara la idea de una física matemática (en el sentido moderno). Según Pitágoras "todo es número" Platón cree que el cosmos está construido según una estructura geométrica. Según el mismo Platón, además, se encuentra una especie de teoría atómica bastante particular en la cual los cuerpos fundamentales se representan por figuras geométricas perfectas. Todas estas especulaciones han podido preparar el camino a los físicos ulteriores. Pero avancemos y saltemos varios siglos para llegar al siglo XVII que representa sin duda el gran origen de la ciencia moderna. Es en esta época que toma forma la filosofía mecanicista cuyo papel ha sido esencial. Se basa en la idea de que todas las realidades pueden explicarse en términos de pequeñas partículas en movimiento; hemos visto que los griegos tuvieron ideas similares y de hecho el pensamiento mecanicista debe mucho a los griegos aunque las teorías antiguas en el siglo XVII fueron retomadas con precaución bajo formas más o menos cristianizadas. Gassendi, por ejemplo, hace referencias a los materialistas griegos. Y, con sus estilos respectivos, Descartes, Boyle, Newton y otros van a contribuir a la elaboración de una filosofía que aún hoy en día nos parece particularmente "científica". En su límite, hay un conjunto de bolas de billar, que se mueven y se entrechocan. Explicar un fenómeno es encontrar un modelo mecanicista ideal que permita ver ese fenómeno como el resultado de la actividad de los corpúsculos fundamentales. Esto supone obviamente que se conozcan las leyes que rigen esa actividad. En este campo, el siglo XVII obtuvo grandes éxitos pero hay que notar que la situación era muy compleja. Ya que Descartes con sus "torbellinos" de materia no raciocina como Newton. Ambos hablan de corpúsculos pero en el marco de teorías distintas: así Descartes no cree que los corpúsculos sean eternos mientras que Newton los considera estables, además, Newton admite que un cuerpo puede ejercer sobre otro cuerpo una "acción a distancia". Esto constituía como un escándalo para los cartesianos según los cuales, las acciones entre los cuerpos tenían que explicarse por choques y de hecho, aún hoy en día, estas cuestiones son difíciles: ¿cómo admitir que una masa a distancia atraiga a otra masa? El hecho es que una física auténtica (en el sentido moderno de la palabra) se ha impuesto, a pesar de la diversidad de los puntos de vista. Naturalmente resultaría un poco simplista decir que las ideas del siglo XVII eran las mismas que las nuestras. Pero muchas nociones esenciales se formaron en ese período: y existe una innegable continuidad con la ciencia de hoy, de todas formas, después del siglo XVII han pasado muchas cosas. Demasiadas cosas. Hay que simplificar, pues quisiera mencionar una idea que creo importante y es, la concepción del átomo que el jesuita croata Boscovich formuló en el siglo XVII. Según la concepción corriente, como hemos visto, los átomos eran bolitas duras e impenetrables pero Boscovich imagina átomos no materiales. Era una idea muy interesante: en lugar de ser granos de materia, los átomos se concebían como puntos matemáticos, como centros de fuerzas, concepción que puede parecer muy abstracta pero que renovaba el "materialismo"... A ciertas distancias, esos átomos se atraían; a otras distancias se repelían. Esto explicaba su impenetrabilidad: estos "centros de fuerza" cuando se encontraban muy cercanos tendían a apartarse uno de otro. Desde lejos, el esquema de Boscovich parece bastante sugestivo. Todo pasa como si un átomo fuera un punto ideal, rodeado por una pequeña "nube" de fuerza. La realidad, que llamamos material, se reduce luego, a un conjunto dinámico de pequeños elementos energéticos lo que origina una serie de imágenes nuevas, toda una fabulación mental... Es-interesante notar, obviamente, el significado filosófico de esta concepción. Boscovich, con ello, había espiritualizado la materia. Pero aún Newton ya proponía necesariamente una noción de energía ya que los cuerpos se atraían a distancia. Esta noción de energía sin duda progresó aún más en el siglo XIX. La concepción de Boscovich fue tomada en serio por gente como Humphrey Davy y Faraday. Pero talvez seria una lástima limitarse a los aspectos puramente técnicos. Lo que conviene subrayar es la existencia de ciertas imágenes generales, de ciertas intuiciones que guían las especulaciones teóricas. En ese aspecto Boscovich es interesante porque sus ideas bajo otras formas, volvieron a aparecer después, y en particular en el siglo XIX, cuando se multiplicaron las discusiones en torno a la noción de éter. Por ejemplo, algunos, científicos tuvieron la idea de presentar los átomos no como bolitas sino como torbellinos de éter. Podríamos decir, energía debida solo al movimiento. Idea llamativa ya que la energía puede reemplazar la materia. Gracias a la velocidad, algo imponderable se vuelve palpable... Esto habla a la imaginación porque se asocia fácilmente la idea de fuerza a la de velocidad, etc. La pregunta, sin embargo queda aún formulada: ¿Qué es exactamente ese torbellino de energía en el estado puro? Pero volvamos un poco atrás con el fin de continuar con la tradición ortodoxa. Mientras tanto, es decir, a principios del siglo XIX, Dalton había formulado su teoría atómica. Según esta existe toda una serie de átomos que representan cuerpos simples: el oxígeno, el hidrógeno, el carbono, etc. Y todos los cuerpos que conocemos son en realidad compuestos de esos varios átomos. A finales del siglo XIX esta teoría estaba ampliamente aceptada; y- la tabla de Mendeleev simboliza en cierta forma el triunfo de la filosofía atómica. Pero habla habido resistencia. Renombrados científicos como el francés Jean-Baptiste Dumas habla declarado que era absolutamente necesario prohibir la palabra átomo de la química. El químico alemán Wilhelm Ostwald permaneció muchos tiempo en la oposición; era un defensor del llamado energetismo. Sin embargo, en 1904 acabó por convertirse, es decir, por admitir la existencia de los átomos; pero decididamente no tenla suerte. Porque átomos significa indivisible y he aquí que precisamente el átomo acababa de ser desmenuzado si es que podemos expresarnos así. Como se dice de manera un poco sumaria, el inglés J.J. Thomson habla descubierto el electrón a finales del siglo XIX. En otros términos, ya no era posible considerar el átomo como el pequeño "ladrillo" elemental, como el constituyente último de la materia. De hecho, el mismo átomo aparecía como un universo. En cierto modo se puede considerar que son los verdaderos principios de la física contemporánea, marcados por el famoso modelo "planetario" de Rutherford y Bohr: en el centro del átomo hay un núcleo compuesto de protones y neutrones y alrededor de este núcleo circulan electrones. A partir de aquí se efectuaron numerosas investigaciones. El modelo planetario fue considerablemente refinado; vino la mecánica cuántica y numerosas especulaciones sobre la naturaleza de las distintas partículas que fueron "descubierta" poco a poco, Hoy en día, gracias a los aceleradores logramos en cierta forma hacer "estallar" las partículas consideradas hasta hace poco como elementales. Esto abre la puerta a numerosas hipótesis acerca de la estructura última de la materia. Quarks, partones, ¿hasta dónde se llegará? Utilizando energías prodigiosas, haciendo chocar unas partículas contra otras, se hacen surgir otras. En el límite se puede preguntar si uno todavía está realmente en el campo de la "naturaleza'' o bien si uno no está ocupado en crear artefactos, ¡partículas artificiales..! Tales partículas, por supuesto, no son milagrosas; pero quiero subrayar que son, en alguna forma, producidas por el hombre. Nos encontramos en efecto ya en la física contemporánea, pero usted hizo un salto prodigioso en la historia entre los griegos y el siglo XVII. Me imagino que, a pesar de todo, durante este período de la edad media, y durante el Renacimiento se han dado también ideas sobre la materia. Tiene razón. Además, las indicaciones anteriores son sumarias y no pretenden resumir con exactitud las concepciones modernas de la materia; simplemente he dado algunos ejemplos para mostrar que la materia puede ser concebida de varias maneras. En la edad Media, los pensadores tuvieron ideas sobre la materia; estas ideas eran, a menudo, prolongaciones de las de los griegos. Eran, por ejemplo, inspiradas por Aristóteles; pero hubo también concepciones tomadas de los atomistas griegos. No creo sin embargo que haya habido innovaciones, fundamentales a no ser... ¿A no ser que se hable de la transmutación de la materia? A no ser efectivamente, que se aluda a saberes muy particulares y entre otros a la alquimia. Pero las doctrinas "ocultas" de ese género (hermetismo, alquimia, etc.), no son verdaderamente invenciones medievales sino que remontan a los primeros siglos de la era cristiana aproximadamente. En la Edad Media, se desarrollaron; y en el siglo XVI todavía tenían una bella posteridad (pensemos, por ejemplo, en gentes como Paracelso). Es imposible entrar aquí en detalles, pero lo esencial, me parece, es entender la actitud de los alquimistas su manera de concebir la naturaleza. En primera instancia se podría creer que los alquimistas raciocinaban como los griegos antiguos. Postulaban la existencia de varios principios: el "azufre", el "mercurio" y la "sal". Aparentemente esto es completamente similar a una concepción como la de Empédocles, en pocas palabras, las diversas manifestaciones de la materia se explicarían gracias a algunos "principios" fundamentales. Pero esta relación arriesga ocultar diferencias importantes. En efecto, los alquimistas tenían una actitud especial respecto a la naturaleza, una actitud que no tiene nada que ver con la mentalidad de los científicos modernos. Para Descartes y para la "ciencia" en general, la naturaleza es hecha en cierta forma para ser dominada y manipulada. El propósito de la ciencia, de la técnica y de la industria es el conseguir medios de acción eficientes. Se analiza la materia, se descubren sus leyes objetivas; y gracias a este saber se fabrican objetos artificiales, refrigeradores, bombas, etc. Para los alquimistas, se trata de otra cosa. Notemos que hubo alquimistas que buscaban el poder y la riqueza: querían hacer oro... pero la filosofía original de la alquimia no buscaba la manipulación brutal de la naturaleza se percibía como una especie de ser vivo, en su conjunto conformaba un todo; y todas las realidades se encontraban relacionadas. Se trataba ante todo de hacer "madurar" las cosas... A primera vista, los laboratorios de los alquimistas pueden parecer como la prefiguración de los laboratorios modernos. Todos Vemos grabados: el alquimista, en medio de sus alambiques y de sus hornos, busca realizar "transmutaciones". Pero repito, su primer objetivo era en verdad muy diferente del nuestro. En lugar de contradecir la naturaleza es necesario entrar en comunicación con ella y participar en un proceso natural. La naturaleza :,recela de la vida; podría casi decirse que contiene "granos". Gracias al conocimiento del macrocosmo y del microcosmo, el alquimista se esforzaba en favorecer el desarrollo de las posibilidades naturales de la materia. Lo que es importante, en esta perspectiva, es que hay que ponerse en acuerdo, en resonancia, con el universo entero; por ejemplo, hay que escoger un momento en que los astros son favorables, etc. Porque todo se corresponde: Cada metal corresponde a un planeta, a una- parte del cuerpo humano, a un color, a una piedra preciosa, a un día de la semana y así por el estilo. Trabajar en modificar la materia desde luego, exige que se comprendan todas las armonías secretas de la naturaleza y que uno se conforme a una especie de ciclo universal. Para un moderno, esta comunión con las cosas aparece como un misticismo irracional. En todo caso, se está muy lejos de las ambiciones dominadoras de la ciencia contemporánea. Aún fuera de la alquimia parece que la investigación, con el fin de conocer la materia, juega sobre la filosofía, que hay líneas filosóficas subyacentes. Por supuesto. Se podría, en el límite, hacer una historia de la filosofía, únicamente examinando las diferentes concepciones de la materia que se han formulado a lo largo de los siglos. En primer lugar, hay que preguntarse de donde viene la materia. Ya es una forma de plantearse el problema de Dios. Luego hay que determinar las posibilidades, las potencialidades de la materia; y, en particular, el papel que juega en la formación de los seres vivos. Por qué los seres vivos son "materiales'' o al menos en parte "materiales". ¿Pueden explicarse los animales en términos de materia, de moléculas grandes? Es lo que tiende a hacer la biología molecular, etc. Pero esto presenta problemas. ¿Se puede considerar, como ya lo postulaba Descartes, que el ser vivo no es sino una máquina muy complicada? Si es así, la biología puede, en el fondo, considerarse como una simple parte de la física... Existen, por otra par e, científicos muy conocidos, como el físico americano Feynman que afirman expresamente que todo cuanto hacen los seres vivos, los átomos lo pueden hacer. Un, curso de física, presenta esto como un postulado fundamental de la biología. Es lo que se llama reduccionismo: de entrada, se supone que un organismo vivo no es más que una estructura material compleja. Quizás me dirá que es evidente, que los éxitos de la biología moderna comprueban que ésta filosofía, es la correcta (ver por ejemplo los éxitos de la inmunología, de la ingeniería genética, etc.). Pero el hecho es que siempre hay gente, y aun científicos, que no admiten esta concepción. Por cierto, conceden que el ser vivo es hecho de materia. Así mismo, un carro es hecho con materia. Pero cuando rueda es porque hay alguien dentro; es "animado" por otra cosa... y para explicar la estructura del carro hay que referirse a la existencia de los ingenieros, de cierto "plan"... esta metáfora es grosera pero da una idea de los problemas planteados. Para ciertos biólogos resulta imposible explicar el funcionamiento del organismo únicamente por la "materia", por el juego mecánico de ciertas partículas. Basta leer por ejemplo los trabajos del profesor Grassé, Aún si se expresa de manera relativamente discreta, es innegable que cree que las explicaciones mecanicistas tienen límites, Dicho de otra forma, según él, habría que admitir que la sola materia no alcanza a dar cuenta del nacimiento de la vida, de la "orientación" de la evolución. Durante la Selle Epoque esto se llama vitalismo: y naturalmente los materialistas se oponían a esto. Su objeción era sencilla: "ustedes creen, decían, que hay un principio vital que interviene, una especie de alma o un elemento divino; pero están errados ya que no se puede asir tal principio. Es solamente recurriendo a la materia que se pueden encontrar explicaciones eficientes". Será que esta lucha filosófica entre materialistas y vitalistas (o entre materialistas y espiritualistas, etc). ¿Aparece a menudo en la historia de la ciencia moderna? Reaparece sin cesar. Se puede citar un ejemplo muy interesante que se remonta a finales del siglo XIX. En esta época se admitía la existencia del éter. Era un medio especial, extremadamente sutil, en el que se pensaba que las ondas electromagnéticas se desplazaban. A partir de entonces, muy variadas especulaciones opusieron los "materialistas" a algunos "idealistas". Los primeros, obviamente, creían que solo la materia era real mientras que los otros estimaban que la materia estaba hecha de éter condensado... Evitemos un mal entendido; los idealistas admitían la existencia de objetos materiales en el sentido banal de la palabra. Pero pensaban que el éter era también real en tanto que sustancia impalpable y consideraban que este tipo de realidad m as o menos espiritual podía constituir el "fondo" de las cosas. En términos modernos, el éter de que se trataba se identificaba a energía pura (lo que nos retrae a lo que dije anteriormente sobre Boscovich). Se ve, pues muy bien cuál era el esquema de los idealistas. Para ellos, el éter-energía emanaba de Dios. Gracias a esta realidad espiritual se podía explicar todo cuanto los materialistas pretendían explicar a su manera. ¡Un modo de ganarles el peón! Estas ideas desempeñaron un cierto papel en el desarrollo de la física moderna (pensamos en la famosa "equivalencia" entre materia y energía tal como se expresa en la relatividad). Pero correspondían innegablemente una - posición ideológica. En todo caso no debemos ciertamente considerarlas como sueños del todo esté riles. El ejemplo de la luz, a ese respecto, es muy significativo. En el siglo XIIII algunos teólogos consideraban la luz como una realidad totalmente especial y fundamental, Era producida directamente por Dios y tenla dignidad particular. Todo cuanto existe, finalmente, podía interpretarse como constituido a partir de esta sustancia. La materia, por tanto, no era sino luz condensada; se podría decir, aún, luz "degradada". En Cambridge, en el siglo XIX, algunos físicos volvieron a tomar esa especie de esquema. Y es posible que en las especulaciones de Einstein esté todavía discretamente presente. Esto significaría que algunas hipótesis científicas le deban algo a aquellas especulaciones más o menos "irracionales". En Einstein, juega el papel de referencia absoluta. Como se sabe, la teoría de la relatividad postula la constancia de la velocidad de la luz. Esto demuestra la riqueza y la complejidad de las ideas que intervienen en los descubrimientos acerca de la "materia". Para terminar, la física moderna, como lo dijo antes, habiendo pulverizado la materia incluyendo en ella, las nuevas partículas ¿se podrá decir que reduce la noción de materia a aquella de energía? Pensaría más bien que es una pregunta falsa. Porque admitimos la equivalencia (e incluso la identidad profunda) de la materia y de la energía. Resulta que si la materia es energía condensada, la energía es materia bajo una forma especial..Si se admite esa reciprocidad la distinción absoluta entre energía y materia ya no significa nada. Los científicos buscan leyes, relaciones entre los fenómenos. Formulan teorías eficientes, es decir, teorías que permiten lo "manipular'' las realidades que estudian. Para decirlo en forma apropiada nunca tienen una visión directa e íntima de la realidad, Hablan de ondas y de corpúsculos, de energía y de materia; y esto les permite explicar muchas cosas, prever lo que va a ocurrir, etc. Pero las palabras y los "modelos" de las ciencias son siempre formas de metáforas; y no hay que confundirlos con la realidad misma. En este sentido, del punto de vista de la propia física, en mi opinión energía y materia son conceptos que resulta vano tratar de jerarquizar. Metafísicamente, las preguntas quedan iguales; y el problema del "origen" de la realidad es todavía igual de misterioso. No se ha avanzado. ¿De dónde viene la materia (o la energía)? ¿Es Dios quien creó la materia (o la energía)? Cualquiera que sea la forma de nuestra interrogación, nuestra ignorancia es la misma.