TIC: ¿Prohibirlas o aprovechar sus potencialidades?

Anuncio
TIC: ¿prohibirlas o aprovechar sus potencialidades?
Herminia Azinian
La comunidad Amish –así como la de los menonitas- es conocida por rechazar los
adelantos tecnológicos. Sus integrantes viven en casas sin energía eléctrica y no
usan automóviles. Sin embargo, algunas comunidades utilizan el teléfono para
llamar a médicos y veterinarios, siendo su uso comunitario, para lo cual se lo ubica
en un espacio al que pueden acceder varias familias, fuera de los ámbitos
privados. ¿Por qué no lo ubican dentro de las casas? Pues no quieren que una
conversación familiar se vea interrumpida para atender una llamada.
Para determinar la admisión de nuevos elementos, los Amish los prueban y
analizan qué sucede con su uso cotidiano. Toman en cuenta las transformaciones
personales y sociales que implica su uso y negocian los usos de los artefactos
aceptados. La pregunta que se plantean es: ¿nos une o nos separa?
Cuando se atiende el teléfono celular durante una reunión, cuando se lee un
mensaje de texto durante una conversación personal, cuando se envían cadenas
de mensajes por correo electrónico, cuando se leen mails personales en una clase
o se chatea con el compañero que está en la misma aula –siempre en situaciones
que no configuran una necesidad urgente-, cuando se publica en un blog lo que se
está haciendo en cada momento –al estilo “Gran Hermano”-, ¿está la tecnología a
nuestro servicio o nosotros al servicio de ella?
Además de discriminar los efectos no deseados de estar siempre localizables y
disponibles (tal como la falta de espacios de intimidad) y reconocer la falta de
consideración hacia las personas con quienes se tiene un encuentro directo,
priorizando la conexión con otras personas que no están próximas físicamente,
¿nos planteamos el porqué de esta necesidad de contacto permanente mediado
por las tecnologías?
Como individuos, ¿reflexionamos sobre las consecuencias de las decisiones que
tomamos acerca del uso de las tecnologías (cómo, dónde, cuándo)?
Como docentes, ¿ayudamos a los alumnos a reflexionar al respecto?, somos
consientes de los desafíos que plantea el uso de los artefactos que llegan a la
escuela, o simplemente los negamos?
Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ocupan un lugar
esencial en la vida cotidiana, están en todas partes y tienen innumerables
aplicaciones, son ubicuas y están también en el aula. ¿Aprovechamos sus
potencialidades o no las usamos y hasta las prohibimos?
Las TIC –entre otras cosas- amplían las posibilidades de desarrollar redes
sociales que van más allá del espacio del aula, redes de utilidad para generar
debates y confrontar opiniones, para resolver problemas o crear en forma
colaborativa, para difundir producciones o para conformar comunidades de
práctica. Es decir, facilitan un enfoque que excede el individual y aun el del grupo
primario (compañeros de curso y docentes), acorde con el modelo de construcción
social del conocimiento, con un paradigma productivo más que reproductivo. Las
nuevas herramientas disponibles en la Web la configuran ya no sólo como un
repositorio de datos, sino principalmente como un ámbito de interacción social:
•
•
•
Hay procesadores de texto que permiten redactar y modificar un archivo en
línea (estando conectados a internet), con lo cual es posible tener acceso al
documento en todo momento desde cualquier lugar, sin necesidad de usar la
propia computadora. Además, otros pueden modificar el contenido,
teniendo asegurada la privacidad.
Los wikis posibilitan la publicación de contenidos que cualquiera puede crear
y cualquiera puede modificar o eliminar.
Los weblogs permiten publicar contenidos (organizados en orden cronológico
inverso) a los que cualquier persona puede realizar comentarios que, a su
vez, pueden generar debates.
Es decir que la Web ya no es sólo un lugar donde se publican producciones para
que los demás las lean, sino también para que intervengan sobre ellas, en un
contexto conversacional con retroalimentación constante.
Para trabajar con las herramientas se requieren, principalmente, las competencias
básicas de lectura y escritura crítica. Las actividades que posibilitan el desarrollo
de estas competencias se benefician, a su vez, de las herramientas en cuestión.
Por ejemplo, el análisis de las “conversaciones” en un blog permite evaluar la
calidad de las argumentaciones en cuanto a la forma y a la solidez de su
fundamentación.
En un modelo de aprendizaje basado en problemas y sus posibles soluciones.
Es el contexto de uso, la significatividad de los proyectos, los contratos didácticos
consensuados, las dinámicas de trabajo y los usos efectivos de las TIC con fines
productivos los que llevan a la transformación de las prácticas pedagógicas y a la
mejora de los aprendizajes aprovechando el potencial de las tecnologías.
Publicado en Novedades Educativas. N° 207. Marzo 20 08.
Descargar