Pirámides de Gizeh Descripción: Las pirámides de Gizeh de los faraones Kéops, Kefrén y Mykerinos se localizan a las afueras de la ciudad de Gizeh, a 20 km de El Cairo. El autor de la pirámide de Kéops es Hemiunu y del resto se desconocen los autores. La obra es una arquitectura de estilo colosal y se encuentran bastante deterioradas. Aspectos materiales y técnicos: La obra esta hecha con grandes bloques de piedra. En las cimas de las pirámides existían picos de piedra caliza pero estos solo se han conservado en la pirámide de Kefrén. Se cree que su construcción pudo ser subiendo estos bloques con palos de madera haciendo el recorrido de izquierda a derecha ascendentemente, pero aún no se ha verificado este hecho. Análisis formal: La pirámide de Kéops es de base cuadrada y cada lado mide 233 m, siendo su altura de 146 m, aunque actualmente mide 138 m. Realizada por mas de 2 millones de bloques de piedra de 2 toneladas. En su interior hay varios corredores, falsas estancias y trampas a pesar de lo cual fue saqueada en tiempos de faraones. La entrada se ubica en el norte, y de allí sale un corredor dividido en dos. En sentido descendente una galería conduce a una cámara y en sentido ascendente, la gran galería, desde donde llega a la cámara de la reina y a la antecámara y la cámara del faraón en el centro de la pirámide. La de Kefrén, hijo del aterir faraón, mide alrededor de 140 m de altura. Al igual que la de Kéops estaba rematada con placas de oro y revestida de granito rosa. Junto a esta se encuentra la Esfinge de Gizeh considerada como el retrato de un faraón con cuerpo de león. Por último, la de Mykerinos es la más pequeña y guarda la misma disposición que las anteriores. En el centro se hallaban los sepulcros del faraón y de su esposa, asi como sus dobles. Comentario: Esta obra considerada una de las 8 maravillas del mundo, cuya cronología data de 2551 al 2494 a.C. Durante la IV Dinastía en el Imperio Antiguo se llevo a cabo este magnífico conjunto funerario. En las historias de Herodoto se dice que su edificación duró más de 20 años y trabajaron en ella más de 120000 esclavos, prisioneros de guerra y en la etapa de la sequía, agricultores. La función de la pirámide era acoger el cuerpo del faraón junto a sus pertenencias que aseguraban su vida en el más allá. Para lograr la resurrección, el cuerpo debía estar incorrupto, por ello se llevaba a cabo la momificación, que en las personas de alto linaje solían durar 70 días. Se procedía a la extracción de sus órganos y se sustituía por un amuleto en forma de escarabajo, signo de que no debía mentir en el juicio de Osiris. Estos órganos se guardaban en pequeñas jarras en cuya tapa se representaban a los cuatro hijos del Dios Horus. Otra obra arquitectónica posterior fue La Pirámide escalonada del Faraón Zoser. Restauraciones o modificaciones: Estas pirámides se encuentran bastante deterioradas aunque hay que decir que no han sido restauradas. El escriba sentado 1.-IDENTIFICACIÓN DE LA OBRA Escultura anónima del I. Antiguo (2480-2350 a.C.) del arte Egipcio. Es una escultura de bulto redondo, sedente y de cuerpo entero. La figura representa a un escriba que está sentado, con las piernas cruzadas, vestido tan solo con un faldellín blanco sobre el que descansa el papiro sobre el que está escribiendo. 2.-ANÁLISIS FORMAL DE LA OBRA Esta escultura está tallada en piedra caliza y está policromada. Para los ojos se utilizan incrustaciones de cristal de roca. La escultura egipcia representaba a sus faraones normalmente tallados con materiales muy duros. Para los personajes “inferiores” en la escala social se usan materiales más blandos y se recurre a la policromía para conseguir cierto realismo. Su composición es totalmente estática y de estructura geométrica. El espacio se encuentra ocupado por una escultura cerrada, de formas macizas y compactas. La figura es rígida e inmóvil, frontal. Mira al frente atento a los dictados de su superior, sumamente concentrado, preparado para escribir sus mandatos sobre el papiro. El cuerpo está tallado a partir de formas geométricas: la cabeza es una esfera, donde destacan también los ojos redondos y muy abiertos, con una gran sensación de vitalidad debido a las incrustaciones. El torso, un triángulo donde tímidamente el autor refleja un tratamiento anatómico, incluso con pliegues en el abdomen mostrando cierta obesidad. Los brazos son cilindros. Las manos son un tanto desproporcionadas pero a diferencia de las esculturas reales, en éstas, como ya hemos indicado, hay mayores referencias realistas. La luz no crea especiales contrastes, pues es homogénea sobre la superficie policromada, salvo en el rostro. Es ahí donde se acentúa su sentido realista. 3.-ANÁLISIS ICONOGRÁFICO Y SOCIOLÓGICO -Clasificación de la obra: El Escriba del Louvre muestra claramente las características del arte egipcio en su etapa del I. Antiguo, uno de los momentos cumbre de la evolución política y artística del Imperio del Nilo. Destacan en relación a su estilo la frontalidad y el hieratismo, la rigidez, el tratamiento geométrico, normal en una sociedad acostumbrada a medir la crecida del río. Es un arte que subraya la inmutabilidad y el sentido atemporal que nos conduce a unas creencias religiosas que valoran ante todo la vida de ultratumba. -Función: Su función es funeraria. Fue encontrada en la necrópolis de Saqqara, frente a la antigua ciudad de Menfis, capital del Imperio Antiguo de Egipto. Estaba en una de las capillas de una tumba, con la función de “recoger” las ofrendas para el difunto. -Análisis iconográfico: Ya hemos indicado cómo la escultura representa probablemente a un funcionario del Imperio, un escriba que toma nota de los dictados del faraón o ayuda en la administración real, de ahí su actitud atenta y concentrada, vestido además según la costumbre y moda del momento. No es la única representación de escribas que se conservan. Este ejemplo nos remite al Escriba del Museo de El Cairo con el que comparte las características generales. 4.-ANÁLISIS ICONOLÓGICO Y CONTEXTO HISTÓRICO La estatuaria egipcia estaba concebida, a partir de los datos que existen, para las tumbas. No se la puede desligar de las creencias religiosas de la civilización egipcia, basadas en la “vida del más allá”. Para poder iniciar este viaje al “más allá” los dos principios constitutivos de cada persona –el “ba” o alma, y el “ka” o cuerpo- debían permanecer unidos. Por eso en la tumba a la momificación del cuerpo se unía la escultura o doble del difunto que debía responder a un sentido realista para poder ser reconocido por los dioses y acudir con garantías al juicio de Osiris. Pero no todo el mundo podía tener acceso a esa otra vida. Era necesario poder sufragarse una tumba, y ésto estaba sólo al alcance de los más privilegiados. Así, la escultura egipcia va a representar a faraones y a altos dignatarios, a funcionarios como el que estamos comentando, y en ciertas ocasiones aparecerán en esas tumbas figuras humildes (sirvientes) realizando actividades de la vida cotidiana. El tratamiento va a ser diferente. Extremadamente hierático para los faraones, más realista y cercano para el resto. La figura del Escriba se muestra orgullosa, no en vano su papel en Egipto era de suma importancia, en una administración tan centralizada, para obtener una recaudación de impuestos más eficiente. -Influencias del pasado y aportaciones al arte posterior: La escultura egipcia recoge rasgos propios de las manifestaciones artísticas de las primeras culturas surgidas en torno a los valles fluviales: geometría, rigidez, hieratismo, carácter frontal. Rasgos todos estos que van a pasar a los primeros estadios de desarrollo de un arte más antropocéntrico como el griego. Los “Kuroi” combinan una progresiva atención a la anatomía y un tímido sentido del movimiento con una composición en bloque y marcadamente geométrica. Pintura de la tumba de Ramsés I 1.-Identificación de la obra: Pintura de la tumba de Ramsés I ubicada dentro de la tumba de Ramsés I, conocida por los arqueólogos como KV16 descubierta en 1817 y excavada por G.B. Belzoni, ubicada en el Valle de los Reyes, necrópolis situada en la orilla oeste del Nilo, a la altura de la ciudad de Luxor. Ramsés I fue el fundador de la Dinastía XIX, denominada ramesida. Aunque ha sufrido muchos daños a lo largo de la historia por las inundaciones de la zona de Tebas, se conserva en bastante buen estado. La construcción de esta tumba real fue rápida, sin excesivos detalles y ornamentos arquitectónicos, fue excavada economizando espacio y tiempo, pero con gran maestría. Mientras estaba en construcción Ramsés I falleció, los constructores aceleraron la obra, improvisando una pequeña cámara funeraria muy bien decorada para gloria del monarca. Es un pintura mural funeraria, con una rica decoración interior de la cámara mortuoria, muro enyesado y policromado con pigmentos naturales de vivos colores. Parte de la pintura esta pérdida debido a las inundaciones y presenta lagunas que dejan ver el muro. Las pinturas de esta tumba pertenecen a la escuela tebana de pintura, que llena las tumbas de Tebas de imágenes religiosas y representaciones del difunto muy adornado con trajes y joyas, entre otras características puede observarse una amplia paleta de colores y tonos, matizada por sombreados y el oscurecimiento de diversas zonas para dar sensación de relieve y de vida. Las tumbas están decoradas con gran refinamiento, representando escenas del difunto con los dioses, o incluso textos de libros funerarios. El único texto funerario que aparece en la tumba, tanto en la cámara como en el nicho es el libro de las Puertas, además aparecen figuras del rey junto a varios dioses con connotaciones funerarias como Atum-Ra-Jepri, Neit, Maat y Nefertem. Encontramos otras representaciones figurativas, con referencias al Alto y Bajo Egipto con las imágenes de las Almas de Nejen y las Almas de Pe, que son espíritus protectores, y amuletos asociados a Osiris e Isis, el pilar de Dyed o el nudo de Tyit. 2.-Análisis de los elementos formales: Pintura simbólica, precedente de la pintura al fresco, hecha a base de pigmentos naturales, con colores vivos que se aglutinan con clara de huevo y se disuelven con agua, sobre una capa de yeso, técnica que más tarde se denominará temple al huevo. Se usa para la decoración de los interiores de las tumbas, revistiendo todos los muros interiores desde el techo hasta el suelo. Colores planos, utilizando el color con tonalidades uniformes, pues no se hacen gradaciones, son colores son vivos y muy variados para cada escena. Es una pintura plana, con escasa profundidad, llena de convencionalismos, como: el canon de perfil: el rostro, brazos y piernas de perfil, mientras que el tronco y el ojo estaban dispuestos de frente. La Jerarquía, al principio solo se representaban figuras de dioses y faraones, con el tiempo se introduce la representación de personajes nobles. El tamaño de las figuras varía según su importancia social, el faraón es de mayor tamaño si se relaciona con la familia o enemigos y de igual tamaño si se le relaciona con dioses. Hieratismo, los rostros son poco expresivos, simbolizan respeto. Ausencia de perspectiva, no hay profundidad figuras. Otro convencionalismo de de la pintura egipcia fue el tipo de color: la piel de los hombres era oscura, ocre, mientras que en las mujeres era más clara, ocre claro; Osiris se representaba con el color de piel verde; el oro o su color simbolizaban al Sol y el poder, etc. 3.-Análisis iconográfico y sociológico: Escena funeraria con Ramsés I entre el dios halcón (Horus) hijo de Osiris e Isis y el dios chacal, Anubis dios de los muertos y del Mas allá. El colorido es muy intenso y variado, lo que aporta frescura y vistosidad a la escena. El mundo de ultratumba constituía uno de los principales temas en el arte egipcio y sobre todo en la pintura de las tumbas. Toda su iconografía se encontraba resumida en el Libro de los Muertos que iba narrando los distintos episodios que ocurrirían hasta la llegada al Mas allá. En esta tumba hay dos pinturas donde se narran dos de los temas del libro de los Muertos egipcio. El primero es el momento en el que el cuerpo es trasladado por el Nilo en la Barca de Ra, y el segundo que es el que nos ocupa, es la preparación del difunto para el posterior Juicio de Osiris. Nuestra pintura hace alusión al Tribunal de Osiris por parte de Horus, hijo de Osiris e Isis (izquierda) y Anubis dios de los muertos y del Mas allá representado con cabeza de chacal. Las dos divinidades cogen de la mano al faraón y llevan su otra mano a los hombros de Ramsés. Ramsés lleva el Klaft sobre la cabeza junto con el Uraeus (cobra). En el juicio su alma será pesada en una balanza para confirmar su bondad, llamado psicostasis, imagen que influirá de manera considerable en el arte medieval cristiano donde San miguel porta una balanza y el demonio intenta hacer trampas. La vida en el mas allá no estaba plenamente asegurada para el difunto, por lo que en las tumbas se colocaban imágenes del Libro de los Muertos con fórmulas para una vida próspera y fértil en el Mas allá. Cuando el difunto llegaba a la Sala de las Dos Verdades, conducido por Anubis ya se habría purificado mediante una serie de fórmulas y rituales. En el libro de los Muertos se incluyen fórmulas para conseguir superar las pruebas de los dioses. El juicio era presidido por Osiris, el difunto debía disculparse por los pecados enumerados en el Libro de los Muertos, para poder salvarse. Para verificar sus afirmaciones se procedía al pesado del alma psicostais, Thot, dios de la sabiduría, pesaba en presencia de Osiris el corazón del difunto en una balanza en cuyo extremo se encontraba una pluma de avestruz, como símbolo de la diosa Maât, representante de la justicia y el orden. Si la balanza se mantenía en equilibrio se superaba la prueba positivamente, lo cual representaba que en vida el difunto había llevado un orden correcto, y podía por tanto ir al reino celestial de los campos de Yaru. Si la prueba resultaba negativa el Ka o alma era condenado. La pintura mural egipcia influirá de manera considerable en culturas posteriores como el arte Bizantino y el Románico.