Hay avances importantes

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Arbitraje comercial:
Hay avances importantes
Los jueces uruguayos son cada vez más favorables al arbitraje y eso, pese a que es un
avance significativo, es apenas la mitad de la tarea: falta la Ley de Arbitraje Comercial.
L
os tribunales uruguayos apoyan cada vez más decididamente
el arbitraje, pese a que no tenemos
Ley. Progresivamente, los fallos
uruguayos—de la Suprema Corte, pero también de otros tribunales—van
reconociendo, en forma más resuelta que
en otros países de Latinoamérica, la validez
de las cláusulas contractuales que someten
disputas a arbitraje. Y lo mismo ocurre
con los laudos dictados por árbitros tras
un procedimiento de arbitraje.
Sin embargo, pese a esta paulatina apertura, la falta de un marco normativo moderno y adecuado genera incertidumbre
y discusiones jurídicas innecesarias, que
repercuten en mayores costos y—lamentablemente—en que algunos inversores
prefieran pactar otro país como sede para
el arbitraje.
Infraestrucura
Un estudio inglés1 sobre los criterios
con los que empresas líderes a nivel global
pactan arbitraje, mostró que para el 62%
de los entrevistados, la “infraestructura
legal” era el elemento esencial al elegir la
sede de un arbitraje en un contrato. En
ese caso “infraestructura legal” refiere a la
existencia de una ley y del criterio favorable al arbitraje por parte de los jueces. En
nuestro país, esto último parece cada vez
más asentado y, en general, es probable
que la solución de un juez uruguayo en
materia de arbitraje sea correcta. Aunque
siempre es buena noticia tener jurisprudencia adecuada, al no contar aún con la
Ley, el país no recibe todas las ventajas
de tenerla. Tenemos la mitad del camino.
Interpretación suprema
A principios de este mes, la Suprema
Corte de Justicia consideró en un caso
que los árbitros tenían jurisdicción para
decidir un conflicto, aunque la cláusula
arbitral estaba incluida en un anexo a un
contrato que no había sido firmado. Este
criterio, que es claramente aceptado en
muchos países, como Inglaterra o Francia
por ejemplo, en Uruguay podía enfrentar
no hace mucho interpretaciones formalistas, que exigieran que una cláusula arbitral
estuviera siempre firmada de puño y letra.
Este tipo de interpretaciones podrían proliferar ante la falta de una ley de arbitraje
moderna. Afortunadamente, los Tribunales suplen de alguna forma las omisiones del legislador y van marcando pautas
decididamente favorables al arbitraje. En
ese mismo caso—lo que es relevante—la
Suprema Corte consideró que los temas
comerciales entre compañías privadas
son arbitrables sin restricciones y que lo
decisivo para reconocer un laudo arbitral
(en este caso era un laudo inglés) cumpliendo con la Convención de Nueva York
de 1958, era que el demandado hubiera
podido presentar su caso y defenderse, sin
poner tanto énfasis en las formalidades
de la cláusula. El fallo es importante porque, junto con otros, incorpora a nuestra
práctica criterios que en otros países no
son siquiera discutibles, porque ellos sí
tienen leyes modernas que los han incorporado. También es relevante porque la
Suprema Corte reconoció validez al laudo
arbitral, apartándose de la opinión contraria del Fiscal de Corte. Y porque repite
claramente el principio que de a poco se
consolidó en Uruguay: ante la duda, se
deben reconocer los laudos arbitrales bajo
la Convención de Nueva York.
En la misma línea, aunque en materia
de arbitraje de inversiones y no comercial entre privados, otras sentencias reconocieron con firmeza al arbitraje como
forma de resolver las disputas entre el
Estado e inversores extranjeros. Tanto
ante el CIADI como bajo el reglamento
de “UNCITRAL” (la Comisión de Nacio-
Soledad Díaz
[email protected]
nes Unidas para el Derecho Mercantil
Internacional). Por ejemplo, ante demandas de inconstitucionalidad contra
la Convención de Washington de 1965,
que habilita a los inversores a demandar a
Uruguay ante el CIADI (en Washington)
formuladas por el Ministerio Público, la
Suprema Corte dijo categóricamente que
las leyes que aprueban la Convención y
las que aprueban Tratados de Protección
de Inversiones con otros países (BITs)
“de ningún modo violentan el orden público
interno o representan un abandono de la Soberanía Nacional”.2 En particular, la corte
resaltó que “el Arbitraje está en la base del
Derecho Internacional, y es propuesto por
la Carta”. 3
El costo del vacío
Aún sin marco legal, tenemos una jurisprudencia más amigable hacia el arbitraje que otros países, pese a que Uruguay
no tiene tampoco formación curricular
específica sobre arbitraje internacional,
más allá de aproximaciones en alguna
asignatura. Ni siquiera los jueces reciben
formación en ese sentido.
Es realmente una lástima no haber podido darle forma final a este proceso de
consolidación de una práctica positiva a
través de la promulgación de una ley de
arbitraje comercial. Porque afuera, aunque uno describa cómo actúan los jueces,
revisan qué ventaja tiene Uruguay para
localizar inversiones y perciben la ausencia de la norma… n
1 2010 International Arbitration Survey: Choic-
es in International Arbitration elaborado por
Queen Mary, University of London (School of
Arbitration).
2 Sentencia 4.003/2011.
3 Sentencia 4148/2001.
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