Programa Padres e Hijos

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Programa
Padres e Hijos
Una experiencia educativa
de colaboración entre el
Jardín Infantil y la Familia
Angélica Fuenzalida1
Mercedes Jiménez 2
1 Asistente Social UC, Capacitadora Programa Padres-Hijos/CIDE.
2 Educadora de Párvulos y Asistente Social UC, Capacitadora Programa Padres-Hijos/CIDE.
INTRODUCCION
Como se ha establecido, el objetivo de este encuentro es compartir distintas miradas y
experiencias acerca de las posibilidades de colaboración entre la familia y la escuela que hoy
pueden implementarse, y en cómo ésta incide en el desarrollo de niños y niñas.
En el presente documento, queremos mostrar una experiencia donde, creemos, se produjo un
acercamiento y una relación de colaboración entre la institución (Jardín Infantil) y la familia. Parte
importante de ella, muestra cómo todas las personas involucradas viven un proceso de cambio tanto
a nivel personal como en sus relaciones con el jardín, con los padres y los niños, que hacen posible
dicha relación de colaboración.
En primer lugar, daremos a conocer en qué consiste el programa que se desarrolló (PPH) y
sus principales contenidos. Luego, mostraremos cómo este programa se llevó a cabo al interior de
los jardines infantiles, intentando describir de manera general a las instituciones y personas que
participan en él.
Como un capítulo central, nos interesa dar cuenta de los cambios percibidos por todos los
involucrados en esta experiencia, para demostrar los resultados y el significado que tuvo para cada
uno de ellos.
Al finalizar, presentarnos nuestras reflexiones o conclusiones, intentando recoger aquello que
se relaciona con el acercamiento entre los padres y el jardín infantil, y los beneficios que esto trae
para los niños.
PROGRAMA PADRES - HIJOS: PPH
El PPH es un programa educativo que busca favorecer el desarrollo psicosocial de los niños
entre 0 y 6 años, potenciando las capacidades educativas de los propios padres. Pretende estimular
las interacciones de los niños con su familia y el mundo que los rodea como una manera de
favorecer su desarrollo y facilitar su posterior ingreso a la escuela.
"El PPH se sustenta en el supuesto de que los padres - sea cual sea su condición social y
económica - pueden enfrentar la crianza y educación de sus hijos. Ello supone crear condiciones,
ofrecer un espacio donde adquieran confianza en su propia capacidad educativa".(1) Los padres de
familia de sectores pobres tienen una experiencia educativa dada por la crianza cotidiana de los
niños. Sin embargo, suelen tener dificultades para ser reconocidos como legítimos educadores de
sus hijos. La tendencia de las instituciones es sustituir su rol educativo bajo el supuesto de la
incapacidad de los padres para estimular el desarrollo de los niños.
En este sentido, es que hoy nos hemos planteado traspasar este programa a organizaciones
sociales y/o instituciones que atienden niños en edad preescolar, de manera que este sea
incorporado como una línea de trabajo con padres con el fin de llegar al máximo de niños a través
de estas instituciones. Visto como un programa de capacitación para personas que atienden niños, es
importante destacar que el PPH permite un trabajo sistemático con los padres y también una
revisión y reflexión de la práctica de la propia institución.
Esto último, la revisión de la práctica de las instituciones, es tal vez uno de los desafíos importantes
que nos hemos planteado. Más aún, nos interesa concretamente lograr un cambio en la percepción
que muchas de estas instituciones tienen acerca de los papás y mamás de sectores pobres. “La
imagen de las mujeres pobres como sucias, desordenadas, flojas y descuidadas, generalización que a
partir de algunos casos extienden a todas las mujeres, es uno de los obstáculos que un programa
identifica en algunos funcionarios de instituciones de atención preescolar. Aún cuando los otros
programas no lo explicitan tan crudamente, parece ser esa una interpretación compartida sobre la
actitud que muchas personas tienen acerca de las familias que viven en la pobreza".(2)
Por otra parte, la formación de educadoras y auxiliares de párvulos suele ser débil en el trabajo con
adultos, los padres son convocados a apoyar la labor del jardín más que a ser protagonistas en la
educación de sus hijos. “La dificultad del trabajo con padres radica en que se trata de adultos y
además, pertenecen a un estrato social diferente al de los profesionales, que han sido formados para
trabajar con niños y para los sectores medios. De modo que la expresión: Ias educadoras no saben
trabajar con los padres', podría explicitarse mejor diciendo que no saben establecer una relación con
los padres que sea igualitaria, no autoritaria, respetuosa, no paternalista".(3)
A través de programas como el PPH---se propone, entonces, modificar esa actitud hacia una que
reconozca las capacidades, las experiencias y los conocimientos que los padres de sectores pobres
tienen .... Cómo ir logrando un cambio de actitudes en el sentido de valorizar el potencial educativo
de la madre, de la familia, de la comunidad ... de que existen una serie de habilidades, destrezas,
conocimientos, competencias, actitudes favorables que ocurren en la familia, que es necesario
reconocer y tomar en cuenta en el proceso educativo".
Se trata entonces por una parte, de incorporar efectivamente a los padres con el fin de " articular,
coordinar, complementar y armonizar el programa educativo, con ese otro 'programa', invisible,
intangible, no formalizado, pero operando día a día desde que el niño nace , que es el conjunto de
prácticas y creencias familiares de educación y crianza de los niños---. Y por otra parte, lograr
desde el jardín infantil y su personal una actitud diferente a la "superioridad, autoritarismo e incluso
mirada despectiva que suele caracterizar las relaciones entre el personal más o menos calificado de
los programas, y las familias a quienes deben servir".
Intentando mostrar lo anteriormente expuesto, es que queremos dar a conocer una experiencia
desarrollada en la Comuna de La Florida durante los años 1991 y 1992.
DESARROLLO DE LA EXPERIENCIA:
Comuna de La Florida.
Recogiendo los objetivos de traspasar o transferir el PPH a instituciones que atienden
preescolares, es que se desarrolla un trabajo con 7 Jardines Infantiles del sector de Villa 0"Higgins
de La Florida.
Durante el año 1991, la Ilustre Municipalidad de La Florida en convenio con UNICEF,
comienza a implementar en la Comuna el Proyecto: “Capacitación de Padres para la Promoción del
Desarrollo Infantil”. Su propósito general "es capacitar a padres y madres para que estos desarrollen
competencias y habilidades básicas para estimular y favorecer el desarrollo psicosocial del niño en
el hogar, dentro de un enfoque amplio de atención integral al menor que incluye los aspectos
físicos, psíquicos y sociales de su desarrollo; con especial énfasis en familias que viven en
condiciones de pobreza (4)
UNICEF y la Municipalidad de La Florida reconocen que organismos no gubernamentales,
como CIDE a través del PPH, "han experimentado en los últimos años en pequeña escala
experiencias educativas que tienen un alto valor demostrativo y cuyas estrategias y modalidades de
acción, junto con los materiales educativos elaborados pueden ser aplicados en mayor escala por
Municipios y Organismos Públicos dentro de un programa gradual de extensión y consolidación".
Se pretende entonces desarrollar modelos de trabajo con Monitores Comunitarios y Agentes
Institucionales que atiendan a la familia en el nivel local, con el fin de mejorar la efectividad de
servicios públicos y privados que existen en la comunidad.
En este contexto, se firma un convenio de colaboración entre el CIDE y la Municipalidad de
La Florida, para desarrollar el Programa Padres Hijos en el sector de Villa 0"Higgins de La Florida.
Es así como se define formar dos grupos de Monitores PPH de distinto carácter: uno formado por
personal de las instituciones que atienden preescolares en el sector de Villa 0"Higgins, y otro,
formado por Monitores Comunitarios, es decir, personas que pertenezcan a organizaciones de base
interesadas en desarrollar esta línea de trabajo. Para efectos de este documento daremos cuenta sólo
del proceso de Capacitación y Seguimiento a las auxiliares de párvulos de jardines infantiles.
Capacitación de Monitores y Seguimiento de los grupos PPH
El equipo CIDE realizó la capacitación de Monitoras PPH para un grupo de 12 Auxiliares de
Párvulos provenientes de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI), de la Corporación
Municipal de La Florida (COMUDEF) y la Fundación Integra, todas del sector de Villa 0'Híggins.
El proceso de capacitación vivido por las Auxiliares-Monitoras no sólo incluye la entrega de
conocimientos específicos sino que cada una de ellas tiene una experiencia de participación en
grupo. Esto es de vital importancia, como punto de partida en el proceso de traspaso de
conocimientos y formas de trabajo porque desde un inicio las personas se involucran en la
propuesta del programa. El "vivenciar" la experiencia, facilita la comprensión del sentido del
proyecto y de los principales elementos educativos que lo componen.
Así, este proceso de capacitación consístió básicamente en el desarrollo de las 13 sesiones
que contempla el programa, donde cada una de las auxiliares se involucra a partir de lo que es su
experiencia como mamá y/o del contacto diario que mantienen con los niños a través de su trabajo.
Las auxiliares de párvulos fueron formadas como Monitoras PPH un trabajo metodológico
coherente con los objetivos del programa. "Se han preparado, capacitándose para trabajar con
padres y madres de familias de sectores populares, en temas relacionados con el desarrollo de los
niños y niñas de 0 a 6 años y en cómo, los adultos que viven con ellos pueden apoyarlos para que
alcancen las metas que cada etapa plantea---.(5)
En el caso de las auxiliares de párvulos, los contenidos y la metodología propuestas por el
PPH están relacionados con su realidad de trabajo y constituye por lo tanto un apoyo concreto. "La
metodología del PPH es una invitación a aprender de una manera diferente a la forma como se hace
tradicionalmente. La responsabilidad del aprendizaje está distribuida entre todos los participantes de
la experiencia educativa, de esta manera, "educador" y " alumnos" aportan experiencia en
conocimientos jugando un rol activo en el desarrollo de las sesiones' .(6)
Es una propuesta que no las desvincula de lo que hacen en su trabajo sino que les permite
"hacer mejor- lo que realizan cotidianamente. Esto que se inicia con el proceso de capacitación
continúa siendo apoyado por el acompañamiento y retroalimentación a las personas capacitadas en
la etapa de trabajo con los grupos de padres.
En 1992, al grupo de auxiliares les corresponde desarrollar el PPH con los padres de sus
respectivos jardines infantiles. El equipo CIDE realiza el acompañamiento de la implementación y
desarrollo del programa. El proceso de acompañamiento consistía básicamente en observaciones en
sala a cada Monitora, reuniones de retroalimentación individual y colectiva y jornadas de
evaluación permanente con los distintos involucrados.
Las Auxiliares-Monitoras podrían ser caracterizadas como mujeres jóvenes (sus edades
fluctúan entre los 22 y 45 años), con bajo promedio de hijos, pero con un porcentaje importante de
ellos en edad preescolar (un 32% se encuentra en el rango de edad que atiende el PPH). La mayoría
de ellas (90%) no tiene trayectoria de afiliación en organizaciones de ningún tipo ni experiencia en
el ejercicio de cargos. Se trata de mujeres cuya principal actividad es el trabajo remunerado y el
doméstico. A su vez, los talleres educativos a que aluden las mujeres haber participado también
forman parte de su actividad laboral y no constituyen instancias escogidas por motivaciones
estrictamente personales.
Es necesario señalar, que del grupo original capacitado desertan 5 personas en 1992: cuatro
de ellas aluden a razones de salud y de retiro de la institución; y una, sólo participó en las primeras
sesiones de capacitación retirándose sin dar explicaciones. De este modo son 7 las auxiliares que se
desempeñan como Monitoras PPH y reproducen la experiencia con los grupos de padres de sus
jardines infantiles.
Cada Auxiliar-Monitora realiza un grupo, excepto en un jardín de la COMUDEF, donde el
grupo es monitoreado por dos Monitoras que pertenecen al mismo jardín. Entonces se realizan un
total de 6 grupos PPH.
La realización de estos 6 grupos de padres, permiten alcanzar una cobertura de 98 personas,
de las cuales 78 terminan la experiencia y 20 desertan de ella antes que ésta finalice.
Si se considera a los 78 participantes que finalizan la experiencia, es posible afirmar que el
programa llega a un total de 170 niños, de los cuales 123 se encuentran en edad preescolar (72.4%).
Cabe señalar, que tratándose de siete auxiliares de párvulos, que trabajan cada una con un promedio
de 35 niños, los beneficiarios aumentan en este caso a 245 niños que también estarían recibiendo
directamente los beneficios. del desarrollo del programa.
Otro dato importante es el total de sesiones realizadas por cada grupo de padres. El rango
fluctúa entre 7 y 12 sesiones de trabajo, siendo el promedio de 9 sesiones. Además es posible
identificar que el rango de asistencia a las sesiones fluctúa 7 y 13 participantes. Las diferencias que
se observan tienen que ver con la realidad específica de cada jardín y con la autonomía de cada
Monitora para seleccionar el número y las sesiones a realizar.
Caracterización de los Padres
Al caracterizar al total de participantes que acceden al programa, es posible afirmar que se
trata mayoritariamente de mujeres (97%) jóvenes, cuyas edades fluctúan entre los 21 y30 años
(69.4%) y con hijos en edad preescolar (73.3%). Sólo dos hombres participan de toda la
experiencia.
Para poder perfilar el tipo de población a la cual llega el PPH a través de esta experiencia, es
que comentaremos algunos datos generales que permiten caracterizar a dicha población.
Es así, que respecto de la escolaridad de las mujeres se el 40.8% de ellas alcanza la
enseñanza media incompleta y el 26.5% la ha completado. Estos datos permiten afirmar que en
general son mujeres con alto nivel de escolaridad.
Un último dato tiene que ver con que la mayoría de las mujeres se declara casada(66.31%),
dueñas de casa (72.4% y sin tener alguna experiencia previa de participación fuera del hogar
(82.7%). Para la mayoría entonces, el PPH constituye su primera experiencia de participación en
grupo.
Ahora bien, si se comparan las características de aquellas participantes que permanecieron en
el programa con aquellas que desertan de él pueden observarse situaciones bastante similares.
De los participantes que desertan puede decires que también se trata de mujeres jóvenes (65
%) entre 21 y 30 años; con un nivel de escolaridad también bastante alto. El 50% de ellas alcanza la
enseñanza media incompleta.
Al igual que las mujeres que permanecieron en el PPH principalmente se trata de mujeres
casadas, con hijos en edad preescolar, especialmente entre 1 y 3 años (59.4%). El 60% de estas
mujeres se desempeña como dueñas de casa y el 90% de ellas no tiene experiencia previa de
participación.
Es importante señalar, que a través de la experiencia se fueron haciendo algunas
constataciones que nos permiten establecer posibles causas en relación a por qué estas mujeres no
permanecen en los grupos PPH. Sin embargo, nos parece que esta información puede ser analizada
en otra instancia.
Como puede observarse, los principales involucrados en esta experiencia son por una parte,
las auxiliares-monitoras que viven el proceso de capacitación y de trabajo con los grupos de padres;
y por otra, las mamás y papás que participan en estos grupos. Pero además, desde los jardines
infantiles se involucran también las Directoras, quienes tienen un rol de apoyo hacia el trabajo de
las auxiliares y de los padres; entendiendo que este beneficia directamente a los niños y niñas que
atiende cada jardín.
Al vivir esta experiencia de capacitación y participación en el PPH los distintos involucrados
evalúan, en relación a los resultados obtenidos y cambios producidos en cada uno de ellos. En esta
experiencia es interesante conocer qué ocurre en el Jardín Infantil (en este caso con las Directoras y
auxiliares-monitoras), con los Padres y los niños.
LA MIRADA DE LOS PARTICITANTES
En este capítulo, queremos presentar las opiniones de los distintos involucrados en el
programa, en relación a los resultados y cambios producidos en cada uno de ellos por su
participación en el PPH, es decir, de las auxiliares-monitoras, las directoras de los jardines infantiles
y los padres de los grupos PPH.(7)
Auxiliares-Monitoras
- Significado de la experiencia a nivel personal
En relación a lo que ocurrió con ellas durante el desarrollo de esta experiencia. la totalidad de
las mujeres hace referencia a lo importante que fue esta instancia para su crecimiento y desarrollo
personal, como madres y como tías. Se sintieron valoradas, respetadas y seguras para desempeñar
su función.
"Me ayudó en mi desarrollo personal, como madre, como profesional, a valorarme como
mujer. Adquirí más seguridad en mi misma al saber que soy capaz, que con esfuerzo y con
dedicación todo se puede lograr".
La posibilidad de llevar a cabo este taller, les permitió sentirse capaces de asumir nuevas
responsabilidades, a valorizar a los padres y a sí mismas; en este nuevo espacio en donde lo afectivo
y la relación con los otros es fundamental para el proceso de capacitación.
Esta nueva visión también influyó en sus relaciones familiares. Por un lado, les permitió
compartir y tener una mejor relación y comunicación con su pareja; y por otro lado, producir
cambios de actitud frente a sus propios hijos: saber escucharlos, respetar su individualidad,
compartir vivencias, etc. Si bien la familia siente satisfacción y orgullo por la labor que están
realizando, critican el costo de tiempo que significa esta nueva responsabilidad.
-Su opinión sobre el PPH
Desde su rol de Monitoras, nuevamente todas las mujeres coinciden que se trata de un taller
que permite que los padres compartan experiencias y se sientan valorados. Todo esto se logra a
través de los materiales y de una metodología atractiva para entregar contenidos.
Además señalan haber observado logros concretos, cambios de actitud y conductas de los
padres en el hogar.
“Lo que más me gustó fue relacionarme con madres, con mujeres, jefas de hogar interesadas
en compartir experiencias, escuchar y ver que los conocimientos se estaban aplicando en el
hogar."
De los temas del PPH, hay consenso de que cada uno de ellos es importante y están
relacionados con la realidad de los padres, son entretenidos y lúdicos. Se sintieron seguras para
entregar los contenidos a los padres, debido a la preparación como
Monitoras, la que produjo cambios personales que las enriquecieron y ampliaron sus
posibilidades de acción.
"Yo me sentí muy segura debido a la preparación que recibí, son temas educativos que
enriquecen más allá y son tan entretenidos que logran llegar a los padres".
Para ellas como Monitoras lo más fácil fue comunicarse y llegar a los padres, producto de la
fuerte identificación que sintieron como mujeres, madres, tías y Monitoras. En cambio, para la
mayoría lo más difícil fue aceptar las observaciones realizadas por el equipo CIDE a su trabajo con
los grupos de padres. Se sintieron supervisadas y les costó asumir que esto era parte U proceso.
Les costó también tener seguridad de que finalizarían el taller con un número considerable de
personas, Cuando se producían deserciones de participantes provocaba en ellas frustración, ya que
estaban haciendo un gran esfuerzo por obtener un buen resultado.
Cada una de las auxiliares siente que aprendieron cosas nuevas durante el desarrollo de la
experiencia: escuchar a los otros y valorizarlos como padres y como personas; aprendieron a
sentirse capaces, valiosas y facilitadoras del proceso, todo apoyado por la nueva metodología de
trabajo.
"Aprendí una nueva modalidad de entrega, no ser "charlista" sino ser facilitadora en la
expresión de opiniones y experiencias personales".
Por otro lado, todas las monitoras reconocen también ciertas características personales que las
ayudaron a ejercer su rol: algunas por ejemplo, valoran el ser extrovertidas, alegres y abiertas a los
demás; otras, se reconocen como personas afectivas, sensibles y capaces de establecer relaciones
positivas y de confianza con los padres.
'To tengo una personalidad abierta y de fácil llegada, porque soy muy cálida y afectiva en la
relación con los padres".
Mirando esta experiencia educativa y comparándola con otros talleres que realiza el Jardín
Infantil, la totalidad de las auxiliares reconocen que las principales diferencias tienen que ver con
que esta capacitación les ofrece a los padres temas de interés, apoyo concreto y crecimiento
personal. El programa permite a los padres proyectar la labor educativa hacia el hogar, ya que se
crea una relación estrecha entre los padres y las tías, donde además se da una valoración distinta a la
relación padre-hijo. Se reconoce, que en todo este proceso, es de vital importancia el material
educativo que se utiliza: atrayente, facilitador, claro, didáctico y generador de procesos
participativos.
"Es un taller que permite el intercambio de experiencias, uno no se dedica a exponer, sino
que a través del material claro, didáctico y preciso uno motiva a los padres".
Otro gran tema de la evaluación hecha por las auxiliares, se refiere al manejo de los grupos.
En relación a esto, ellas mencionan dos dificultades:
-Manejo de situaciones de conflicto y de vivencias personales fuertes, especialmente si éstas
provocaban tensión en el grupo o llanto. Las monitoras señalan que en momentos no sabían cómo
acoger a las personas.
- Frente a la situación de que una persona del grupo se excedía en su participación, les
costaba manejar dicha situación y pararla en favor de todo el grupo.
"Hay personas muy efusivas, entonces se extendían demasiado en sus comentarios, como que
se van por las ramas".
“Me pongo muy nerviosa cuando no puedo controlar situaciones de vivencias personales, las
mujeres se ponían a llorar y yo no sabía cómo soltar las tensiones".
Al finalizar la experiencia, todas las monitoras tienen la percepción de que los padres las
perciben cercanas y comprometidas con el grupo, seguras y preparadas en lo que estaban
entregando, y como personas facilitadoras, respetuosas y responsables.
§
La Monitora y su relación con el jardín infantil
En general todas reconocen que se sintieron muy comprometidas con el Jardín Infantil. Para
las auxiliares era importante demostrar ante la Directora y la institución en general, que este
programa era válido y que la capacitación recibida les ayudaría a desempeñar un nuevo trabajo con
los padres.
Donde se producen mayores diferencias entre las opiniones de las monitoras, es en relación a
la acogida que tuvo la realización del taller por el resto del personal del Jardín Infantil; ya que esto
significó que las auxiliares dejaran a su grupo de niños para cumplir esta nueva función.
En el caso de las auxiliares de Comudef, ellas perciben que el resto del personal acogió bien
este nuevo trabajo, había un reconocimiento al esfuerzo realizado y no se visualizaba como una
"amenaza". Por el contrario, apoyaban con material, cuidado de la sala donde se iba a funcionar y
en las labores que les correspondían en ese momento asumir con los niños.
En el caso de las auxiliares de JUNJI se presentaron mayores dificultades. Si bien es cierto, la
realidad de cada jardín es diferente, algunas de las Monitoras señalan que al principio hubo
desinterés por parte de sus compañeras de trabajo. El resto del personal fue motivándose en la
medida que el programa empezó a desarrollarse, lo valoraron y se integraron colaborando en la
confección de afiches, tarjetas de invitación para los padres, cuidado de los niños durante el
transcurso de las sesiones, etc.
En un sólo caso, se dio una situación más crítica. En este jardín, fue imposible involucrar al
resto del personal, sintiéndose la Monitora desplazada y descalificada, no recibiendo ayuda de parte
de sus compañeras. Más bien, éstas demostraron baja motivación y poco interés por conocer el
programa, criticando fuertemente el hecho de que solamente una persona tuviera la posibilidad de
capacitarse.
En lo que se refiere al trabajo con niños, todas las auxiliares reconocen que el programa les
sirvió para adquirir nuevos conocimientos, y por otra parte, revisar su desempeño como auxiliares
de párvulos. En este sentido, todas perciben cambios que tienen que ver con un mayor compromiso,
respeto por la individualidad del niño, una mejor comunicación e interacción con su grupo. Así
también, las Monitoras identifican un cambio en la relación con los padres, reconociendo que
aprendieron a valorar el esfuerzo que hacen y a respetar diferentes realidades, vivencias y
perspectivas en relación a la crianza de los hijos.
Directoras de Jardines Infantiles
Cabe señalar, que tal como lo manifestaron las propias Directoras, su participación en la
implementación del programa fue más bien indirecta. Ellas reconocen que cumplen una función de
apoyo, ya sea colaborando con el trabajo en sala (cuando la Monitora estaba realizando el taller),
facilitando un lugar de funcionamiento para el PPH, otorgando los permisos a las monitoras para
participar en jornadas de capacitación y evaluación, y sobre todo, manteniendo una actitud de
apertura hacia las auxiliares y el grupo de padres de tal forma de que estos se sintieran motivados a
continuar participando. En algunos casos además, se entregó un apoyo concreto en materiales para
la implementación del taller.
La evaluación que hacen las Directoras parte reconociendo al PPH como una propuesta
concreta de trabajo con padres, que integra contenidos y, una metodología novedosa para ser
implementada en los jardines. Todas las Directoras coinciden en señalar que el programa aborda
temas que permiten a los padres resolver problemas que enfrentan en la crianza, dando una mirada
integral al crecimiento de los niños.
“Cuando realizamos escuela para padres, trabajamos temas aislados ... el PPH en cambio,
viene hilado, hay una secuencia desde que el niño nace hasta los seis años. Esto facilita el
aprendizaje de los padres”.
Para la mayoría de las Directoras aparece como elemento innovador la metodología de
trabajo. Ellas valoran el trabajo en grupo, con juegos y técnicas que invitan a compartir
experiencias, a reflexionar y discutir de una manera entretenida.
"En el PPH cada mamá o papá podía hablar de su propia experiencia.. al haber menos mamás
participaban más. Los padres lograron una identidad especial, mostraron por el PPH un mayor
compromiso que con el resto de los talleres".
Ligado a los dos elementos anteriores, aparece también como logro concreto, que el PPH
permite trabajar con los padres de niños que presentan déficit o retraso en su desarrollo psicomotor,
ya que a través de una manera simple y entretenida entrega conocimientos y formas concretas de
estimulación a los niños. Para el jardín estos niños son considerados "en riesgo" y a juicio de las
Directoras esta línea de trabajo que propone el PPH permite que los padres asuman esta dificultad y
realicen acciones concretas para enfrentarla.
Junto con esto, el PPH permitía a los padres asumir una actitud más activa en la crianza de
sus hijos, y sentirse ellos más valorados y reconocidos en su rol.
"Generalmente a los papás y mamás nadie los valora, las mamás pasan en sus casas, sin
oportunidades de asistir a estos tipos de talleres. Aquí en el PPH ellas eran lo importante, por
primera vez se sintieron seguras en su rol, al poder hablar de su experiencia, sentirse respetadas e
igual a los demás".
Por otro lado, la aplicación del programa significó enfrentar nuevas relaciones institucionales.
Al interior de cada jardín, las Directoras reconocen cambios en las relaciones laborales, que se
manifiestan principalmente en asumir en conjunto nuevas tareas para apoyar la labor de la Monitora
PPH. En todos los casos se da una actitud de colaboración y solidaridad por parte del resto del
personal, haciéndose responsable de aquellas labores que la auxiliar dejaba de hacer mientras
realizaba los talleres PPH, generalmente el cuidado de los niños.
Sin embargo, a medida que el programa se iba desarrollando e iban conociendo el desempeño
de la auxiliar, el resto del personal comienza a demandar también la posibilidad de capacitación
para ellas. Manifiestan interés y motivación por desempeñarse como Monitoras PPH, sintiéndose
capaces de hacerlo. Esto de alguna forma hoy se transforma en una demanda no sólo del resto de las
auxiliares de los jardines sino también de las directoras.
"El resto del personal cooperó, se integraron apoyando a la monitora, cuidando a los niños.
Pero también esperan esta instancia para ellas: vieron que si una de ellas podían todas podían.
Además con esto se rompe eso de que viniera gente de afuera a hacer talleres, esto es un recurso
propio.
Uds. (equipo Cide) debieran ver la posibilidad de capacitar al resto del personal o ayudar a la
Monitora para que lo haga---.
Otro ámbito de las relaciones institucionales tiene que ver con su relación como Directoras
con las auxiliares que fueron monitoras. Considerando que en todos los casos hay una relación de
autoridad, las Directoras manifiestan que ésta no se vio alterada ni conflictuada por el nuevo rol que
asumen. Por el contrario, valoran la capacidad que éstas demostraron para realizar esta línea de
trabajo con padres, que constituye una nueva área de desarrollo para ella en el jardín.
En relación a las dificultades que presentó la aplicación del PPH en los jardines, las
Directoras en general identifican un problema. Este se refiere al escaso número de padres que
pueden acceder al PPH, en comparación a otras actividades similares que realizaban los jardines.
Específicamente se refieren a la Escuela para Padres, la cual dadas sus características (charlas)
permitía trabajar con un número mayor de asistentes al mismo tiempo.
Sin embargo, si bien el PPH significa alcanzar una baja cobertura en relación a lo que cubría
la Escuela para padres, se reconocen y valoran las ventajas de la formación de grupos pequeños, en
relación a los resultados que se pueden obtener en esta línea de trabajo con padres.
"El único problema del PPH es el poco número de apoderados que pueden participar.
Entendemos por qué la tía no puede trabajar con 20 personas, que se necesitan grupos pequeños.
Habría que buscar una solución, que podría ser capacitar al resto del personal y hacer varios
PPH durante el año".
Son las propias Directoras quiénes señalan una estrategia de solución al problema de la
cobertura; su preocupación es cómo lograr que instancias superiores se enteren de lo que ocurrió
con el PPH, de los logros para el jardín, los papás, las tías y los niños, para así poder contar con un
reconocimiento y apoyo Institucional más concretos que faciliten el trabajo.
Respecto a la relación establecida con el equipo CIDE, hay una valoración del conjunto de
las Directoras al proceso de capacitación y acompañamiento brindado a las monitoras durante el
desarrollo del trabajo con los grupos de padres. Para las Directoras, el proceso de capacitación
permitió no sólo entregar nuevos conocimientos a las auxiliares, sino que también darles seguridad
en su trabajo y abrirles la posibilidad de plantearse una nueva línea de trabajo.
"Lo que es positivo, es que a las Monitoras PPH, el CIDE las prepara. La capacitación les da
seguridad. Ellas se sintieron apoyadas durante todo el tiempo de trabajo, lo que también a
nosotros nos daba seguridad de que harían bien el trabajo con los padres. Por eso Uds.
(CIDE) debieran seguir capacitando”.
Otro elemento se refiere a los principales beneficiados por el programa. En este aspecto, las
Directoras reconocen logros para las Monitoras, los padres y los niños.
Para la Monitora, reconocen logros en su desempeño como auxiliar de párvulos y a nivel
personal. Señalan que la experiencia permitió a las auxiliares elevar su autoestima, al reconocerse
capaces de enfrentar el trabajo con padres si se considera que nunca antes lo habían hecho. Más
aún, ésta era una tarea que siempre realizaba la Educadora al interior del jardín.
Además, la capacitación amplía sus conocimientos en relación al desarrollo de los niños y en
el manejo de algunas conductas, lo que provoca un cambio de actitud en la relación cotidiana con
ellos. Esto las refuerza en su rol de educadoras y beneficia directamente a los niños.
"Las tías levantaron su autoestima, ellas tienen la capacidad pero nunca se atrevían a trabajar
solas, en ellas se nota un crecimiento. Quedaron contentas y satisfechas.
Además las tías se abren a otras experiencias, aceptan puntos de vista diferentes a los propios,
facilitando su labor con los niños. Se nota un cambio en la sala, hacia los niños, hacia el
jardín. El jardín gana con esto".
Todas las Directoras señalan que esto también lo reconocen y valoran los papás, cambiando
la relación cotidiana entre estos y la auxiliar. Los padres también se beneficiaron, principalmente
porque fueron reconocidos y valorados en su rol. Pudieron incorporarse más activamente en la
crianza de sus hijos al poder hablar de sus experiencias, plantear sus temores y dificultades, así
como también las alegrías vividas junto a sus hijos.
"Los padres estuvieron más motivados, pudieron expresar sus problemas con sus hijos, el
PPH fue un lugar para eso y además buscar con otros algunas soluciones. Se sintieron más
seguras de lo que hacen como mamás, que está bien hecho.
Ellas comentan lo que aprendieron con su pareja, con su familia. Entonces también hay otros
beneficiados."
La mayoría de las Directoras, reconocen un cambio de actitud en la relación entre padres e
hijos. Hoy, perciben a los padres con más herramientas para el manejo de algunas conductas de sus
hijos y los ven más afectivos con ellos. También observan un cambio en la relación de estos padres
con el jardín, pues ahora llegan con apertura y confianza a plantear sus necesidades y demandas.
Para todas las Directoras, son padres que hoy están más dispuestos a participar en actividades y
cooperar con la institución.
Por último, las Directoras evalúan que los más beneficiados son los propios niños. Los
cambios producidos en la relación con sus padres, los cambios de actitud de estos y las tías del
jardín, aseguran un ambiente más favorable para su desarrollo: más estimulación, más afecto,
atención y respeto.
Así, reconociendo todas estas ventajas y beneficios que otorga el PPH, es que en la mayoría
de los casos está considerado en la programación que cada jardín tiene para 1993.
"El PPH es un programa que se quedó. La realidad de cada jardín 0 centro especifica el
carácter del PPH. Por ejemplo: como un taller destinado a trabajar con madres de niños en riesgo
como una escuela para padres en convocatoria abierta. El PPH es una instancia completa para cubrir
una variedad de problemáticas, y da cuenta de que apoyando a los padres, a la familia, se apoya a
los niños en riesgo. Por esto lo haremos el próximo año".
Mamás y Papás que participan en la experiencia
. Significado de la experiencia a nivel personal
La totalidad de las mamás y papás rescatan que en el PPH se sintieron valorados y
reconocidos en su rol, se dieron cuenta del valor que tiene para sus hijos el que ellos estén cerca y
apoyándolos en su crecimiento. Esta valoración se manifiesta en la posibilidad de hablar de su
propia experiencia, poder expresar lo que ellos piensan y, sienten respecto a sus hijos y a la relación
que establecen con ellos. Junto con esto, el conocer otras experiencias les permite cambiar actitudes
y conductas hacia sus hijos, que no siempre los favorecen en su desarrollo.
"Ahora me siento más a gusto, saber que esto vale la pena, que mi rol tiene un valor, un
sentido.
Me sentí valorada al poder decir lo que yo pienso y siento, me sentí valorada como mamá y
como mujer".
La valoración del rol como padres (especialmente para las mamás), ha facilitado un nivel de
conocimiento personal que les permite actuar de manera distinta no sólo con
sus hijos sino también en otros ámbitos de su vida. Reconocen que después de la experiencia
del PPH, se atreven a expresar lo que piensan con más soltura, se sienten más seguras al enfrentarse
a un grupo y se dan cuenta que son capaces de hacer cosas que las beneficien a ellas, sus hijos y su
familia.
“Ahora me siento con más soltura para expresarme, menos tímida. En el PPH me conocí a mi
misma: me di cuenta que yo era capaz de hacer cosas. Me siento con más madurez, y en esto
me ayudó el descubrir experiencias de otras mujeres”.
En este conocimiento personal a que aluden las mujeres, aparece con mucha fuerza lo que
significó compartir lo que había sido la infancia de cada una de ellas. Si bien, para muchas fue un
proceso muy doloroso, esto les permite hoy mirar la posibilidad de dar a sus hijos una niñez
distinta, atendiendo más a sus necesidades afectivas y teniendo una actitud más activa en su crianza.
También se percibe como beneficio personal, la posibilidad de establecer contacto con otras
personas, compartir las experiencias de "ser mamá" ("o papá") y tener la oportunidad de aprender
compartiendo con otros. La mayoría de las mamás y papás rescatan la posibilidad de establecer
lazos de amistad a partir de esta experiencia, ampliando sus relaciones cotidianas con quienes viven
cerca, comparten un barrio y la tarea de criar a los hijos.
"El PPH me permitió hacerme de amistades, me hice de amigas que por años vivían cerca y
nunca nos habíamos hablado. Ahora seguimos haciendo cosas juntas, no sólo en el jardín.
Con la vecina conversamos, nos ayudamos con la casa con los niños".
Aprendizajes y el reconocimiento de cambios de actitud en la relación con sus hijos
Al momento de mirar lo que los papás y mamás señalan como aprendizajes del PPH, es
posible agruparlos en tomo a: aquello que aprendieron por la experiencia de pertenecer a un grupo y
aquello que se relaciona directamente con el desarrollo y crianza del hijo.
La posibilidad de participar en un grupo permitió a cada mamá y papá contar su propia
experiencia y contrastarla con la de otros padres. Considerando que para la mayoría (el 90% de
ellos) esta era la primera vez que participaban en una experiencia de esta naturaleza, les permitió
valorar lo que cada uno hace, cambiar actitudes sin sentirse cuestionado, expresar dudas y temores y
buscar solución a los problemas que enfrentan.
"Al poder compartir con los otros, nos dimos cuenta de cosas que hacíamos con los niños y
que no nos gustan que nos hagan a nosotros mismos.
La relación con las mamás, con la monitora me hizo reaccionar y darme cuenta de la
responsabilidad que tengo. Lo que no sabía una, lo sabía la otra, aprendimos que todas
éramos iguales y todos nos respetábamos las opiniones.
La unión del grupo nos hizo acercamos y crecimos entre nosotras, ganarnos confianza y
respeto, fue una relación humana muy enriquecedora".
Hay una valoración de la experiencia del grupo por los grados de intimidad y confianza que
se logran, por la posibilidad de sentirse respetado y aprender a respetar a los otros. Hay un
aprendizaje de reconocer posturas distintas y aceptar que conociéndolas es posible cambiar las
propias ideas. Así también, la experiencia del PPH crea un grupo de referencia e identidad que los
fortalece en lo personal y en su rol como padres.
Todos estos elementos se relacionan directamente con contenidos y una metodología que
favorecen el aprendizaje. Para los padres, y en esto todos coinciden, la forma de aprender que
propone el PPH crea un ambiente favorable para adquirir nuevos conocimientos, de una forma
distinta y sobre todo en un clima agradable.
Las mamás y papás señalan, que lo que aprendieron no se les olvida, porque se relaciona de
una manera concreta con lo que ellos viven, porque jugando pudieron ejercitar algunas cosas,
porque pudieron desarrollar la creatividad y ellos mismos proponer soluciones. El ambiente de
confianza y respeto, los hace estar relajados, concentrados y entretenidos, dispuestos a escuchar al
otro, compartir la experiencia y ver qué es posible cambiar.
"La forma permite que a uno no se le olvide, si a uno le hablan adelante ahí uno se aburre. En
cambio aquí, era divertido, era entretenido, se entendía más claro, porque al jugar y hablar de
nuestros propios niños, al vivir la experiencia se entendía lo que la tía quería decir.
La dinámica y el ambiente permitía relajarse, concentrarse y olvidarse de la casa, meterse y
escuchar a los otros".
En relación a lo que aprendieron sobre el desarrollo y crianza de sus hijos, lo primero que la
mayoría de las mamás y papás señalan es el poder reconocer a sus hijos como personas. Esta idea
está asociada a reconocer en ellos necesidades, motivaciones, sentimientos, a los cuales hay que
darles valor e importancia al establecer la relación del adulto con el niño.
“Aprendía valorizar más a mi hijo como individuo, como persona, y a respetarlo por eso.
Descubrí que necesita preocupación en cada etapa y que de eso depende su vida de adulto. El
hecho de saber (ahora) cómo el niño siente, cómo va conociendo, cómo va reconociendo
ciertas cosas, hace más fácil entenderlo y comunicarse con él”.
Un tema que impacta y toma fuerza para los padres, se refiere a los sentimientos y emociones
de los niños. El darse cuenta, que estos sienten pena o alegría, rabia, impotencia o miedo, se
transforma en un descubrimiento para los padres, pues reconocen que pocas veces logran identificar
en sus hijos estos sentimientos. Junto con lo anterior, la posibilidad de reconocer cómo expresan
estos sentimientos los niños, a través de diversas conductas y actitudes que utilizan para
comunicarse con los adultos, les permite comprenderlos de mejor forma y aprender a manejar
situaciones difíciles en su relación cotidiana con ellos.
"Yo aprendí a mirar a mis hijos desde que nacen, al conocer cómo son, cómo sienten,
entender lo que les pasa, creo que es más fácil criarlos.
Ahora sé como actuar en distintas situaciones, porque aprendí a ponerme al nivel de los
niños, a entender que los niños sienten, preguntan, están descubriendo.
Entonces que se expresan de diferentes maneras.
Ahora frente a una rabieta, pienso antes de enojarme o pegarle, sé que hay otras formas de
salir de eso. Es más fácil relacionarse con ellos".
De esto se desprende el que todas las mamás y papás reconocen que ahora se les hace más
fácil enfrentar la crianza de sus hijos, que son más activos y se entretienen estando con ellos.
Reconocen que ahora se les ocurre hacer más cosas con los niños, incorporarlos más en sus
quehaceres diarios y pueden pasar más tiempo juntos.
Es en tomo a estos elementos que los padres reconocen una relación distinta con sus hijos, de
mayor respeto hacia ellos, donde ha habido un cambio de actitud y donde también los hijos se dan
cuenta de estos cambios.
“Ahora estoy más relajada, he cambiado con mis hijos porque fui aplicando lo que veíamos
en el PPH. Yo no sabía lo que era compartir con él, jugar, conversar; ahora le doy
importancia a cada uno de esos momentos.
Mi hijo se ha dado cuenta de esos cambios, se acerca más a mi; ahora sé que puedo hacer yo
para ayudarlo en su desarrollo y no esperar que otros me digan qué hacer".
Así también, el conjunto de los padres reconocen haber adquirido mayor autonomía y
confianza respecto de lo que pueden hacer para apoyar el crecimiento de sus hijos. Los temas que
motivaron más a los padres fueron el de la sexualidad, de la comunicación (Ponerse en los zapatos
del niño), el manejo de las "pataletas" y el cómo poner límites sin la necesidad de castigar
permanentemente.
“Una de las cosas que me quedaron grabadas fue la de ponerme a la altura de niño y no
exigirle que él se ponga a la mía.
Además aprendí a tener más paciencia, ahora pienso antes de pegarle que es mejor
no hacerlo, y lo escucho más.
En lo da la sexualidad, ahora sé que es natural y, que es mejor distraerlo.
Antes me ahogaba en un vaso de agua, se me hacía tan difícil, pero ahora sé que a todos nos
pasa lo mismo".
- Una nueva relación con el Jardín Infantil:
La importancia de la Monitora PPH
En este punto, las mamás y papás establecen una diferencia entre los cambios que se
producen o no en su relación con el Jardín Infantil (Directoras y auxiliares); y los cambios en su
relación con la Monitora PPH.
Cuando se refieren a su relación con el jardín infantil, la mayoría de los padres expresan que
sí perciben cambios. Estos se refieren principalmente, a que desde el jardín hay una valoración
hacia ellos por su participación en el programa, lo que les permite sentirse más cercanos a las
personas que trabajan en la institución. Todos reconocen que hoy se sienten más motivados por
participar en las actividades que ahí se realizan, más integrados y con más soltura para plantear sus
puntos de vista.
"En el jardín me atrevo a plantear más las cosas que pienso y me siento más motivada para
participar en las otras actividades".
En un sólo caso, no se percibe una nueva relación con la institución, porque durante el
desarrollo del PPH se relacionaron escasamente con otras »instancias (que no fuera el grupo y la
monitora). Los padres de este jardín mencionan que problemas de relaciones al interior de la
institución dificultaron el desarrollo de algunos talleres y, actividades del PPH; lo que se tradujo
que la Monitora actuara más bien sola en el programa sin recibir un apoyo importante de parte de
otras personas del jardín. Esta percepción coincide con la evaluación de la auxiliar que se
desempeñaba como Monitora PPH en ese jardín.
Al indagar un poco más en este punto, los padres mencionan indirectamente algunas
condiciones mínimas que facilitan el buen desarrollo del PPH, y que podrían atribuirse a
responsabilidad del jardín (como institución en este caso). Por ejemplo, valoran tener un buen
espacio para funcionar y disponibilidad de este para las actividades del PPH; como asimismo
mantener la intimidad necesaria para funcionar tranquilamente.
También rescatan el horario en que se ejecutaron los talleres, pues podían participar con
tranquilidad porque los niños a esa hora están en clases en el jardín.
Valoran también la posibilidad que tuvo la tía de capacitarse en el PPH, como monitora y la
oportunidad de realizar la experiencia con ellos. Los papás y mamás coinciden en que la Monitora
jugó un rol fundamental durante todo el desarrollo de la experiencia.
En primer lugar la identifican como la responsable de la puesta en marcha del programa, ya
que es ella quién se encarga de motivarlos e invitarlos a participar. Valoran la capacidad que tuvo
para explicarles en qué consistía, el sentido que tenían los talleres y por qué era importante que ellos
asistieran al PPH.
Una vez que se inicia el trabajo con el grupo, la Monitora es quien va favoreciendo un
proceso grupal, un clima de confianza e intimidad que les permitía sentirse cómodos y tener una
experiencia positiva de participación en grupo.
"La monitora puso la fuerza, ella fue fundamental. Desde el principio nos dio confianza, nos
hizo sentir bien, nos escuchaba con atención y nos animaba a continuar. Yo creo que lo que
pase en un grupo depende también de la persona que es responsable: ella da el espacio, llega
a nosotras, entonces le tomamos confianza y nos abrimos".
Por otra parte, es quien permitió a los padres reconocer el valor que tiene su rol en la crianza
de sus hijos. La monitora les dio confianza para sentirse más seguros y capaces de apoyar el
crecimiento de sus hijos, enfrentar las dificultades y buscar alternativas para resolverlas.
Se crea una estrecha relación con la Monitora, y es a ella a quien identifican como la persona
más cercana del Jardín. En todos los casos los papás y mamás reconocen cambios importantes en la
relación con la tía: reconocen tenerle confianza para conversar con ella (más allá del PPH), sienten
que es una relación directa y amistosa, y sobre todo, saben que pueden contar con ella cuando
tienen alguna dificultad.
Participación de los hombres en este tipo de experiencias
Sólo dos papás se incorporan al programa y permanecen en él hasta el final. Nos ha parecido
importante, señalar algunos datos respecto de ellos y reflexiones que ellos mismos hacen en
relación a su experiencia en el PPH.
Ambos señalan como beneficios, logros y aprendizajes del PPH los señalados por el total de
participantes de la experiencia. También valoran la posibilidad de haber participado, por el
significado que a nivel personal tuvo para cada uno de ellos.
Sin embargo, reconocen que su participación como papás constituye un hecho particular e
intentan dar algunas explicaciones en relación a por qué son mujeres las que más participan. Para
ambos, las razones son de tipo cultural . No visualizan dificultades en los contenidos o formas de
trabajo; tampoco que sólo se deba a los horarios en que se funciona, aunque señalan que mientras
más tarde sea, más fácil es llegar. En el caso de ellos, uno se desempeña como nochero y el otro
tiene un taller mecánico en su casa trabajando corno independiente; lo que permite a ambos
compatibilizar sus horarios con los del taller.
De alguna manera, comparan su experiencia como padres con la de otros hombres. Ellos han
tenido una experiencia positiva y cercana con sus hijos desde que estos nacieron, incorporándose
activamente a su crianza. Esto ha significado beneficios para la relación de pareja, valorando el que
estén cerca, se apoyen y se acompañen para enfrentar las diferentes etapas de sus hijos.
Ellos señalan que en otros casos esto no siempre es así. En general, piensan que los papás
asumen su rol dando sólo un apoyo en lo económico y con eso perciben que lo están haciendo bien.
Explican esto como un elemento cultural.
Así es como ambos señalan lo difícil que ha sido tener una postura distinta. Han debido
enfrentar críticas y una fuerte presión de sus amigos principalmente, quienes suelen "echarles tallas
irónicas" por las labores que asumen con sus hijos o en el hogar.
"Hay como indiferencia, es una cuestión cultural. El ser padre, pareciera que no dejara
demostrar emotividad, la forma de demostrarlo es lo que cambia. Por eso los cambios
debieran darse a un nivel más amplio.
Difundir lo importante que es la relación padre-hijo, hacer hasta propaganda ¡en una de esas
se pone de moda!.
Porque todavía hay retraimiento, pesa el temor al ridículo, Hacer entender que tienen que
participar en la educación de otra manera, no sólo con autoridad y con lo económico".
'Tos papás no sólo no vienen por problemas de trabajo. No vienen porque creen que llevando
la plata a la casa y viendo a los niños un rato, cumplen.
Yo he tenido otra experiencia, he hecho de todo en la casa, los he criado junto con mi señora.
Es rico, ellos están más cerca mío.
Mis amigos me echan tallas, me molestan mucho porque no salgo con ellos a tomar por
quedarme en la casa o salgo con mis hijos.
Yo creo que el apoyo de un padre para el niño es fundamental. A mí me pasó, yo nunca lo
tuve ni para pascuas, ni años nuevos, ni cumpleaños, siempre tomaba y me hizo mucha falta.
Yo no quiero que a mis hijos les pase lo mismo.
Eso influyó en que ahora yo sea así con mis hijos".
Por último, ambos señalan la importancia de continuar incentivando este tipo de proyectos e
intentar incorporar a más hombres, porque hay una experiencia que ayuda a reflexionar y aprender,
a veces más allá "del ser papás".
CONCLUSIONES
Los diversos programas, instituciones y organizaciones que trabajan con niños, tienen como
punto de partida el reconocimiento de que la familia es el eje central en el desarrollo de estos. Si se
quiere incidir en la educación y formación de niños y niñas, es indispensable que los padres asuman
este rol en su plenitud.
Sin embargo, y especialmente para los papás y mamás de sectores pobres, la realidad es
bastante distinta. A través de diversas experiencias, de reflexiones hechas por los padres
participantes de ellas y los profesionales que las impulsan, es posible constatar condiciones que
dificultan la labor que pueden realizar los padres y la familia en general.
Así, es posible distinguir algunos elementos que a nuestro juicio son de vital importancia
considerar, sobre todo para pensar en un posible trabajo de colaboración entre instituciones que
trabajan con niños y los padres de estos:
§
Los padres no siempre cuentan con el apoyo necesario para realizar la labor de educar a
sus hijos.
§
Los padres tienen dificultades para ser reconocidos como legítimos educadores. Son
muchas veces descalificados y considerados incapaces de asumir este rol.
§
El personal que trabaja en instituciones preescolares, tampoco cuenta con herramientas ni
preparación para apoyar a los, padres.
§
El personal considera que su misión es el trabajo directo con los niños y no visualizan la
necesidad de ayudar a la promoción de otros agentes educativos.
¿Cómo ayudar y hacer posible que los padres asuman este rol?
La experiencia presentada en este documento, da cuenta en alguna medida que es posible
producir cambios, tanto en las instituciones como en las personas que participan en él, y que dichos
cambios facilitan la labor de los padres y enriquece la relación con sus hijos. Asimismo, llama la
atención que todos los involucrados coinciden en reconocer que efectivamente esos cambios se
producen, valorando como instancia de aprendizaje su participación en el PPH.
Si se recogen las percepciones y opiniones de quienes han participado en el PPH, es posible
distinguir algunos elementos presentes en el programa que ayudan a generar un acercamiento entre
ellos y los jardines infantiles, así como también una actitud de motivación y compromiso de los
padres y el personal que hacen posible dicho proceso. De esta manera, podemos suponer que estos
cambios pueden deberse a:
§ Que se produce una revisión de la relación del jardín infantil con los padres.
§ Que las personas que participan en el PPH, auxiliares-monitoras y padres, adquieren
herramientas básicas y conocimientos, que les permiten establecer una relación distinta
con los niños.
§
Que desde la institución, jardín infantil, se generan una serie de condiciones que hacen
posible desarrollar esta estrategia de trabajo con los padres.
El PPH pretende que el personal de las instituciones que atienden preescolares, adquieran una
herramienta para el trabajo con los padres diferente a la forma que se hace tradicionalmente, ya que
valora y reconoce la experiencia de estos, permite reflexionar sobre ella, aportando conocimientos y
facilitando el cambio de conducta. Estos elementos significan para el jardín, revisar la relación que
establecen con los padres, dando énfasis a la familia, como parte fundamental en la tarea de apoyar
el desarrollo de los niños.
En el caso de La Florida, para todos los jardines infantiles involucrados el PPH es una
herramienta concreta y eficaz para desarrollar una línea de trabajo con padres. Esto porque: aborda
un tema que es coherente con el objetivo central del jardín que es apoyar el crecimiento y desarrollo
de los preescolares, porque les permite a través de una forma innovadora y creativa incorporar a los
padres en esta labor, y porque el desarrollo de esta experiencia les permitió visualizar cambios
concretos en la relación padres-hijos. Así, se da un proceso de motivación en las personas que
trabajan en el jardín, pues adquiere sentido para ellas desarrollar un programa de este tipo.
Se puede observar que metodologías activas y participativas, con materiales educativos que
promueven la expresión de cada participante, promocionan y facilitan la integración entre el jardín
infantil y los padres y entre los padres y el niño. Procesos como estos, generan una disposición de
las instituciones a abrirse a la comunidad y buscar alternativas para ir mejorando su propio
desempeño.
Respecto de cómo cambia la percepción y actitud desde el jardín hacia los padres, es posible
constatar que directivos y auxiliares reconocen verlos hoy como agentes fundamentales en el
crecimiento de sus hijos, reconocen la experiencia que ellos tienen y valoran haberles dado la
oportunidad de reelaborarla, producir cambios e integrar aprendizajes.
Por lo mismo, cambia la percepción sobre la participación que comúnmente tienen estas
instituciones. Los padres participan en actividades que les son propuestas cuando efectivamente
sienten que son "útiles- para educar a sus hijos, y por lo tanto, comienzan a interesarse por las
actividades de sus hijos en el jardín infantil. Dicho de otra forma través del PPH hay una valoración
hacia los papás y mamás, quienes adquieren confianza en sus propias capacidades y están más
atentos a lo que ocurre con sus hijos.
El proceso de autovaloración ocurre también en el personal del jardín, en este caso las
auxiliares de párvulos, quienes manifiestan que la posibilidad de desarrollar este taller PPH y su
nueva relación con los padres, ha hecho que esto sea una experiencia gratificante. Además, a través
de la experiencia de ser Monitora, ha sido posible revisar su propia práctica y su relación con los
niños y sus propios hijos.
Al finalizar el proceso de capacitación y el trabajo con los primeros grupos de padres, es
posible observar cómo las auxiliares-monitoras adquieren una serie de conocimientos y destrezas
tanto para el trabajo con los padres como con los niños. Logran descubrir e incorporar:
§
§
Un Modelo de Animación-Conducción, a través del cual favorecen la participación y
motivación en los grupos con que trabajan.
Un Modelo de Relación-Comunicación lo que facilita un diálogo más abierto y directo,
evita descalificaciones y genera una actitud de respeto hacia los otros, tanto en la
Monitora como en los participantes.
§
§
Un Modelo de Integración Grupal que crea un clima de intimidad, confianza y afecto en
los grupos, lo que facilita que los miembros de este compartan sus experiencias.
Una Concepción Educativa que significa asumír de manera distinta la relación entre ellas
como educadoras y los participantes, la valoración hacia los padres como personas y
educadores, con una experiencia acumulada que es vital en el proceso de aprendizaje, y
también una concepción más integral del crecimiento de los niños.
Todo lo anterior, tiene un impacto positivo en los niños. Se observa que los padres que
participan en los grupos PPH adquieren conocimientos sobre cómo estimular a sus hijos, son
capaces de evaluar su propia relación por lo que disminuye el castigo y se aspira a tener una
experiencia afectiva mucho más profunda.
El énfasis está puesto entonces en lograr condiciones más favorables para que a través de una
labor coordinada entre la familia y la institución que atiende preescolares, se dé un desarrollo
emocional, social y cognitivo en los niños, que les permita entrar más seguros y confiados a la
escuela. Hay que señalar, que se requiere de un importante grado de compromiso y flexibilidad
tanto de la institución que desea incorporar el programa, como también de las personas 'que
participan en él; principalmente Capacitadores, monitores y padres. Del mismo modo, nos
atrevemos a afirmar que este compromiso se logra en gran medida, cuando los involucrados
perciben cambios tanto a nivel personal como en la relación con sus hijos, con el jardín y con los
niños.
En síntesis, podemos afirmar que los aprendizajes de esta experiencia señalan que es posible
una colaboración entre el jardín y la familia, la que pasa por un cambio de actitud hacia los Padres
que los reconozca y valore en su rol de legítimos educadores de sus hijos. Hay que recordar
también, que estos cambios pasan por un crecimiento personal de las auxiliares y de los padres, que
les permite relacionarse de una manera distinta.
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IZQUIERDO, T.;SEGUEL.X, ---¡Cómo nos Capacitamos?---.Reduc/Cedep,1992.
1 op.it.p.
,DOCUMENTO INTERNO I. MUNICIPALIDAD DE LA FLORIDA---Proyecto capacitación de
Padres para la promoción del desarrollo infantil---. Abril, 1991.
VALDÉS. X,---El PPH una estrategia de apoyo a la transición familia-escuela---Documento
CIDE3991.
op.cit.p.
11 Esta información fue recogida a través de todo el proceso, sin embargo, al finalizar este se
realizan instancias formales de evaluación. Con el grupo de auxiliares, se llevó a cabo una
jornada de evaluación; en el caso de las Directoras se realizó una reunión focalizada, y con los
padres elegidos al azar, se realizaron un total de 10 entrevistas individuales.
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