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14. CARTAS MONTADAS
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Vol. 23, N.º 8, 2006
Cartas al Director
Utilización de internet en los pacientes con
infección por el virus de la inmunodeficiencia
humana
Sr. Director:
Recientemente hemos presentado en su revista, los resultados
de un pequeño estudio en el que analizábamos, mediante el
empleo de una sencilla encuesta, la frecuencia con la que utilizaban internet los pacientes atendidos en la consulta de oncología
médica de nuestro hospital (1).
Los resultados revelaban una utilización escasa, aunque apreciable de esta técnica.
Se ha analizado el empleo de internet en pacientes con enfermedades endocrinológicas, digestivas y reumatológicas y en
dichas patologías entre el 18 y el 44% de los pacientes habían utilizado internet para buscar información médica sobre su enfermedad (2-4).
Existen otras enfermedades en las que también han existido
cambios revolucionarios en los últimos años, siendo el paradigma
de las mismas, la infección por el virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH). Así en los últimos 8 años ha pasado de ser una
enfermedad irremediablemente mortal en un corto plazo a convertirse en una gran mayoría de los casos en una enfermedad crónica, que no origina demasiados problemas, pero eso sí, únicamente en los pacientes que acuden regularmente a las consultas y
siguen el tratamiento antirretroviral con una buena adherencia.
Es conocido que en esta enfermedad existe un interés y una
participación muy relevante del propio afectado para conocer de
buena fuente su problema y sus perspectivas futuras.
La disponibilidad de una herramienta de acceso libre y rápido
como internet ha llevado a la existencia de múltiples páginas
dedicadas exclusivamente a la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana/sida (5).
La información clínica que existe en internet sobre el sida es
muy extensa y se puede encontrar todo tipo de información, noticias, avisos de congresos y reuniones, bases de datos, resúmenes
y comentarios a las indicaciones terapéuticas publicadas, consultas dirigidas a expertos, casos clínicos, imágenes, datos epidemiológicos, revistas electrónicas, etc. (5).
Numerosas organizaciones sin ánimo de lucro, ofrecen sus
servicios de apoyo psicológico y social a través de internet.
Decidimos efectuar un pequeño estudio en el que analizábamos la frecuencia con la que los pacientes afectos de infección
por el virus de la inmunodeficiencia humana utilizaban el internet
para conocer más sobre su enfermedad.
Utilizamos la misma encuesta que empleamos en los pacientes
oncológicos, añadiendo si disponía de ordenador en el domicilio.
Recogíamos los siguientes datos: 1) edad y sexo; 2) tipo de
estudios que habían realizado: ninguno, elemental, medios y
superior; 3) ¿ha buscado información sobre su enfermedad por
internet?; 4) ha buscado información sobre su enfermedad por
otros medios: prensa, enciclopedia médica, otros médicos, etc.;
5) ¿le gustaría que el médico le facilitara direcciones de internet,
donde consultar aspectos sobre su enfermedad?; y 6) tiene ordenador.
Presentamos los resultados de 36 encuestas cumplimentadas:
24 varones (66%) y 12 mujeres (33%). La edad media era de 41,3
años (19-64 años).
El tipo de estudios que habían realizado fue: ninguno en cuatro casos (11%), elemental en 24 (66%), medios en 8 (22%), ninguno tenía un nivel superior de estudios.
Había buscado información sobre su enfermedad en internet,
un paciente (2,7%) y 35, no (97,3%).
Habían buscado información por la prensa, 14 pacientes
(38,8%), 8 por enciclopedia médica (22%), 18 no habían buscado
información, salvo la que el médico de la consulta les había aportado (50%).
Les gustaría que el médico les facilitará direcciones de Internet para conocer más sobre su enfermedad, 5 pacientes (13,8%).
Disponían de ordenador en su domicilio, 6 pacientes (16,6%)
y 30 no (83%).
Con respecto a los 5 pacientes que referían que les gustaría
que su médico les facilitará direcciones de Internet para conocer
más sobre su enfermedad, 4 tenían un nivel de estudios medios y
uno elemental.
A mayor nivel de estudios, mayor será la probabilidad de que
el paciente busque información adicional por internet, el mismo
resultado encontramos en el estudio que presentamos anteriormente en su revista y los mismos resultados se han encontrado en
otros estudios anteriores sobre este tema (1,4,6).
En los pacientes afectos de procesos tumorales, se observó una
mayor utilización de internet (20 versus 2,7% en los afectos de
infección por el VIH) y asimismo fue notable la diferencia en la
pregunta sobre si les gustaría que su médico les facilitara direcciones de Internet para conocer más sobre su enfermedad (40 versus
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13,8% en los pacientes con VIH). Estas diferencias pueden deberse
a que en los pacientes oncológicos, existía un nivel de estudios
medios y superiores en el 73% de los pacientes y sin embargo en los
pacientes afectos de infección por el virus de la inmunodeficiencia
humana, únicamente existía un nivel de estudios medios-bachiller
en el 22% de los casos y ningún paciente tenía un nivel de estudios
superior.
F. Marcos Sánchez, M. I. Albo Castaño, S. Casallo Blanco,
L. de Matías Salces
Servicio de Medicina Interna. Hospital Nuestra Señora del Prado. Talavera de la Reina, Toledo
1.
2.
3.
4.
5.
6.
Marcos Sánchez F, Albo Castaño MI, Viana Alonso A, Moyano Jato A.
Utilización de Internet en los pacientes de oncología. An Med Interna
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Metástasis endobronquial por hipernefroma
Sr. Director:
Las metástasis endobronquiales (ME) por tumores no pulmonares son raras y las neoplasias implicadas con más frecuencia
son mama, riñón y colon (1-5). Suele haber un largo intervalo
entre el diagnóstico del tumor primitivo y la aparición de ME
pero le confieren mal pronóstico (1-4). Presentamos un caso de
ME 20 años después de una nefrectomía por un hipernefroma.
Mujer de 66 años que consultaba por un cuadro de 6 meses de
lumbalgia con mala respuesta a tratamiento antiinflamatorio,
astenia, anorexia y pérdida de aproximadamente 6 kg de peso. En
sus antecedentes destacaba enfermedad de Graves Basedow y
nefrectomía izquierda por hipernefroma a los 46 años. En la
exploración física destacaba hepatomegalia de 3 cm. En la analítica presentaba anemia normocítica con colestasis disociada. Se
realizó una ecografía abdominal objetivando múltiples nódulos
hepáticos y una masa paraaórtica izquierda de 5,6 cm. En la
radiografía de tórax se visualizaba un aumento de densidad mal
definido a nivel retrocardíaco. Se realizó una tomografía computerizada torácica que confirmó la presencia de una masa en el
lóbulo inferior izquierdo (LII) con adenopatías hiliares ipsilaterales y mediastínicas contralaterales. En la gammagrafía ósea había
focos de hipercaptación a nivel lumbar. Se intentó una punciónaspiración con aguja fina de los nódulos hepáticos pero se suspendió por sangrado de las lesiones. Posteriormente se realizó
una broncoscopia que objetivó a la entrada del LII una masa
AN. MED. INTERNA (Madrid)
vegetante de aspecto necrosado y muy sangrante, la biopsia fue
indicativa de ME de hipernefroma. La paciente recibió tratamiento con interferón y radioterapia a nivel lumbar pero la evolución
fue mala y falleció a los 6 meses.
La incidencia de ME por tumores no pulmonares oscila entre
2-50% (1,3,4), según los criterios usados para su definición.
Cuando se incluye la afectación primaria o secundaria de la pared
bronquial por estructuras adyacentes la prevalencia es mayor,
mientras que si sólo se consideran las metástasis directas en la
pared bronquial es mucho menor. Los tumores implicados con
más frecuencia son los de mama, riñón y colon (1-5). Aunque el
hipernefroma suele metastatizar a pulmón la afectación endobronquial sólo ocurre en 5-25% de los casos (5). En 2001 Kiryu y
cols. propusieron la clasificación de las ME en 4 tipos en función
de su modo de desarrollo: tipo I, afectación primaria de la luz
bronquial, tipo II, invasión de la luz bronquial por una lesión
parenquimatosa, tipo III, invasión de la pared bronquial desde
ganglios mediastínicos o hiliares, tipo IV, una lesión periférica
que se extiende a lo largo del bronquio proximal (3). Aunque es
difícil diferenciar entre el tipo II y IV, cuando hay invasión de la
mucosa, al igual que en este caso, se trata del tipo IV que es el
más frecuente (3). El tipo III es el que se asocia a peor pronóstico
mientras que entre los otros no hay diferencias significativas (3).
Los síntomas más frecuentes son tos, disnea y hemoptisis, pero
entre el 20-60% de los pacientes pueden estar asintomáticos
(1,3). Tanto las manifestaciones clínicas como los hallazgos
radiológicos son similares al carcinoma broncogénico por lo que
para su diagnóstico es importante realizar broncoscopia y estudio
histológico. Las ME pueden aparecer de manera aislada pero lo
más frecuente, como en este caso, es que se asocie a recidiva de
la enfermedad en otros lugares (1-3). En el caso del hipernefroma
son lesiones muy vascularizadas y sangrantes (1,5,6) lo cual puede dificultar la realización de la broncoscopia. Entre el diagnóstico del tumor primitivo y las ME suelen pasar entre 4-5 años pero
también pueden aparecer sincrónicamente (1-5) y una vez diagnosticadas se asocian mal pronóstico con una supervivencia
media inferior a los 2 años (1,2). El tratamiento de las ME depende de la extensión de la enfermedad y de la situación del paciente
(3). Si no se asocia a metástasis en otros lugares se puede considerar la resección quirúrgica. En caso contrario pueden plantearse tratamientos locales como braquiterapia endobronquial (1,5),
la embolización de la arteria bronquial (5), recanalización broncoscópica (5) y en el caso del hipernefroma la inmunoterapia (3).
C. Martínez-Rey, M. Rodríguez-Framil, S. Paredes-Vila,
I. Villamil-Cajoto
Servicio de Medicina Interna y Neumología. Hospital Clínico
Universitario. Santiago de Compostela, A Coruña
1.
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