Educación Temprana-1

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 La Educación Temprana
Cuando un niño nace, tiene todo un potencial de posibilidades. Pero todas esas
posibilidades y promesas, serán vanas si no recibe del medio unos estímulos de
todo tipo, suficientemente ricos. Las ciencias biológicas contemporáneas,
especialmente la neurología, nos dicen que el sistema nervioso necesita para su
evolución completa, de estímulos exteriores que provoquen reacciones en el
cerebro, que hagan que esas funciones se pongan en marcha, se perfeccionen y
se desarrollen plenamente.
El término que conocemos actualmente como educación temprana, supera todos
los términos que hasta ahora se habían utilizado. Ahora se sabe que la etapa más
importante del desarrollo, es la que va desde el nacimiento, hasta los 6 o 7 años,
pues en ella se desarrollan las bases fundamentales físicas, intelectuales y de
personalidad y se dan la mayoría de los periodos sensitivos del desarrollo.
¿Qué es Educación Temprana?
La educación temprana consiste en potenciar los periodos sensitivos, que son los
momentos oportunos en los que el niño asimila con más facilidad determinados
aprendizajes. De ahí la importancia de la educación temprana, que se basa en
conocer dónde centrar los esfuerzos educativos, según las edades de los hijos y
estimularlos adecuadamente.
Los padres son los primeros educadores, los más imprescindibles, los que más
influencia tienen sobre el desarrollo de sus hijos. Por eso, debemos conocer las
leyes que rigen el crecimiento cerebral, para poder ofrecerles los estímulos
adecuados en cada etapa, desde la más tierna infancia.
Fue la pediatra italiana María Montessori, quién asentó las bases de la Educación
Temprana durante el primer tercio del siglo XX. Sus exhaustivas y revolucionarias
investigaciones sobre educación, demostraron que los seis primeros años de vida,
son una etapa fundamental para la educación del niño y que los sentidos, juegan
un papel esencial para todo el proceso de aprendizaje.
También podríamos nombrar a Glenn Doman, un fisioterapeuta americano, que
trabajaba con éxito en la rehabilitación de niños con lesiones cerebrales. A la vista
de los resultados obtenidos, se hizo la siguiente reflexión: ¿Qué pasaría si
aplicáramos las mismas técnicas a niños normales, que disponen de todo su
potencial cerebral?... Y apostó por adecuar, con enorme éxito, los principios de la
Educación Temprana a las necesidades de los niños discapacitados, para
ocuparse después de los niños sin discapacidades. De esta manera, surgió la
estimulación temprana, basada en unas técnicas que trataban de potenciar
únicamente las capacidades intelectuales.
Y al Músico japonés Suzuki, quien elaboró el famoso método musical a través del
cual, cualquier niño puede aprender a tocar un instrumento desde los tres años; o
a Rachel Cohen, inspectora del Ministerio de Educación Francés, quien difundió
con sus libros la idea de que no era necesario esperar a los seis años de edad,
para iniciar a los niños en el aprendizaje de la lectura... Y a los miles de padres de
todo el mundo que, con o sin intencionalidad, ofrecen a sus hijos los mejores
estímulos y las mejores intervenciones de las que son capaces, conscientes de la
trascendencia de su papel.
¿Por qué empezar tan pronto?
La educación temprana, se fundamenta en la capacidad que tiene el niño para
formar circuitos neuronales en los primeros años de su vida, donde se realizan
gran parte de las conexiones básicas y donde alcanza el mayor crecimiento
cerebral. Esto ocurre porque aumenta el número de neuronas, el de conexiones
neuronales y el número de circuitos cerebrales. De la calidad de los circuitos
neuronales desarrollados en este tiempo, dependerá después su capacidad para
aprender.
El sistema nervioso en el ser humano, es una “máquina” extraordinaria y
sofisticada, que regula todas las funciones del cuerpo. Su proceso de construcción
es largo y se desarrolla en varias etapas.
Los recién nacidos tienen, al nacer, miles de millones de células cerebrales o
neuronas, entre las cuales se establecen conexiones llamadas sinapsis, que se
multiplican rápidamente al entrar en contacto el recién nacido, con la estimulación
exterior. Estas sinapsis, dan lugar a estructuras funcionales en el cerebro, que son
las que van a constituir las bases fisiológicas que permitan configurar el
aprendizaje. Los distintos circuitos neuronales por donde va a discurrir toda la
información del ser humano, se forman en la primera infancia. La apropiada
estimulación desde las etapas más tempranas, es la condición fundamental para
garantizar la proliferación de las conexiones sinápticas, los múltiples enlaces y
consecuentemente, el desarrollo cerebral y de comportamiento.
Ahora se sabe que el desarrollo de un niño durante su primer año de vida, es
mucho más rápido y extenso de lo que se creía y que es más sensible a los
estímulos del medio ambiente de lo que se reconocía anteriormente. Si las
condiciones en las que va creciendo son favorables y estimulantes, tendrá
repercusiones inmediatas en su aprendizaje y desarrollo. Si son desfavorables o
limitan de forma negativa: falta de afecto, no dar posibilidades a un desarrollo
psicomotriz, falta de estímulos auditivos o visuales etc.....el aprendizaje y el
desarrollo se verán perjudicados a veces, incluso, de forma irreversible.
La posibilidad de realizar conexiones sinápticas, no es algo que dura toda la vida.
En el momento de nacer, las posibilidades son prácticamente ilimitadas y a partir
de ahí, las posibilidades van descendiendo. A partir de los 8 años, las
posibilidades de realizar conexiones neuronales van disminuyendo, lo cual no
quiere decir que no se consigan nuevos circuitos con mayor esfuerzo. Los
recientes estudios neurológicos, indican que las conexiones no se acaban nunca.
Esta claro que nacemos con unas determinadas potencialidades y el que estas se
desarrollen en mayor o menor grado, depende sobre todo, de los estímulos que el
niño reciba, tanto de los adultos, como de su entorno. Evidentemente, también los
adultos aprendemos nuevas habilidades, pero las aprendemos utilizando las
conexiones que ya se establecieron en la infancia.
Los padres, deben aprovechar estos primeros años y hacer cuanto puedan para
educar a sus hijos, para hacerlos crecer integralmente y dotarles de las
herramientas, actitudes y habilidades necesarias, que le permitirán en el futuro,
dominar su entorno con éxito y ver la vida como un sitio lleno de oportunidades
estimulantes.
Es importante:
•
Tener en cuenta en cada niño sus periodos sensitivos, sus posibilidades y
limitaciones y las motivaciones. •
Marcar qué objetivos queremos conseguir. •
Saber que un hábito se adquiere por la repetición de actos libres y
queridos, repetidos de forma consciente y con esfuerzo. •
Estimularles a través de los cinco sentidos: tocar, ver, oír, gustar y oler. •
Desarrollarlos en tres dimensiones: corporal, intelectual y volitiva. •
La experiencia confirma, que un elevado número de fracasos escolares,
están relacionados con trastornos o déficit motores, neuro-motores o
perceptivo-motores y que la causa está en la falta de desarrollo y madurez
del sistema nervioso. Ejemplo: Federico II de Prusia (S. XVIII), creyó que el
lenguaje se aprendía naturalmente, sin ningún estímulo ni necesidad de
aprendizaje. Realizó la siguiente experiencia: recogió niños huérfanos
recién nacidos de todo el país y ordenó cuidarlos, prohibiendo a las
enfermeras hablar con ellos. Los niños no pronunciaron ni una sola palabra
y su salud gradualmente fue decayendo. •
Un modelo a imitar. Hasta los seis años, el niño aprende por medio de la
imitación y el juego. Para poder imitar, es necesario que tenga a alguien
que le sirva de ejemplo. El niño es un permanente observador de la
conducta de sus padres. Esto es importante tenerlo en cuenta porque, no
solo se educa con lo que se dice, sino también con lo que se hace. •
Afectividad. Un niño no puede desarrollarse adecuadamente, si no tiene
una seguridad afectiva, si no siente que se confía en él, si no se le escucha
y reconoce. El niño que se siente querido, está abierto al aprendizaje y
aprende, no sólo a desarrollar su inteligencia, sino también su voluntad, su
autoestima y su capacidad de ser feliz. Alguna Ideas Prácticas:
La necesidad de Imitar El niño desde que nace, tiene una necesidad innata de
imitar. Imita a sus padres y a todos aquellos que le rodean, lo que da lugar a una
nueva forma de jugar y aprender. Gracias a este instinto guía, el niño aprende a
sonreír, andar, hablar, etc. La imitación es un factor importantísimo a la hora de
aprender y adquirir nuevos conocimientos: cepillarse los dientes, saltar con los
pies juntos, vestirse, utilizar los cubiertos o bailar. Podemos ofrecerle distintas y
variadas situaciones que le sirvan de modelo a imitar y de aprendizaje, a la vez
que de juego: limpiar, cocinar, peinarnos, etc. Podemos darle un objeto similar al
que utilizamos, e invitarle a que imite lo que estamos haciendo nosotros. También
podemos escenificar momentos cotidianos en secuencias de dos acciones: dar de
comer a un muñeco y ponerlo a dormir, peinarnos y salir de paseo, etc.
El niño pequeño imita todo aquello que ve, repite hasta la saciedad cada uno de
los actos recién descubiertos, siendo la repetición una de las claves del
aprendizaje a edades tempranas.
En cuanto al cuerpo:
Desarrollo Neuromotor: arrastre, gateo, caminar,
reforzamiento del patrón cruzado, correr, volteretas, croquetas, braquiación, etc.
El Gateo: favorece la relación entre los hemisferios cerebrales y prepara la vista y
la mano para leer y escribir. Su conexión con el desarrollo físico e intelectual del
pequeño, lo convierten en un factor clave que marcará el desarrollo de sus
aprendizajes escolares y extraescolares, entre otras muchas cosas.
La visión de puntos cercanos, se desarrolla materialmente cuando el niño se
arrastra y gatea y es la distancia a la que, un poco más tarde, el niño leerá y
escribirá. Por eso es tan importante, porque permite la convergencia ocular de
corta distancia, aspecto fundamental en el correcto aprendizaje de nuestros hijos.
A nivel corporal, también desarrolla la estructura de hombros, codos, muñecas,
rodillas y tobillos, al estirarse- sentarse-gatear-sentarse-gatear-estirarse e intentar
ponerse de pie.
También desarrolla el tacto, sintiendo todo lo que toca con su mano, la motricidad
fina (mano-dedos), la capacidad respiratoria superior, que cuando está inmóvil,
aumenta la oxigenación de su cerebro y también facilita su capacidad respiratoria,
para cuando empiece a balbucear o hablar, la coordinación ocular-manual y
adquirir una buena lateralización.
El Equilibrio: es importante para un buen desarrollo auditivo, que tan relacionado
está con una buena sincronización de nuestro cuerpo y por tanto, con una buena
lateralidad, que ayudará a nuestro hijo a la hora de leer, escribir y por supuesto
con los deportes.
Aprovechemos los juegos de movimiento: correr, saltar, columpiarse, bajar por el
tobogán, hacer carreras, jugar a la pelota, caminar por un bordillo bajo o subir y
bajar escaleras, ya que ejercitan el equilibrio, la coordinación de movimientos y la
orientación espacial, debido a que deben desplazarse y escoger el camino de una
manera autónoma.
En cuanto a la Inteligencia:
Los bits de la Inteligencia: son unidades de información, presentadas a los niños
de forma adecuada. El conocimiento, se basa en la información asimilada de
hechos como: palabras, números, imágenes, etc. Es como los niños aprenden a
hablar, leer, escribir y a la vez, adquieren informaciones sobre ciencias, arte,
música, cultura etc.
Los paseos de Aprendizaje: son paseos donde se les ofrece información y
experiencias, aprovechando todos los objetos y elementos que nos vamos
encontrando. Se desarrolla la motricidad, los sentidos, la memoria y los hábitos de
conducta.
Las audiciones Musicales seleccionadas: son útiles para el desarrollo de la
selectividad auditiva, básica para el aprendizaje de los idiomas.
La Memoria: démosles la oportunidad de aumentar la memoria, tan importante
para aprender, estudiar y más tarde trabajar: cuentos repetidos, rimas, canciones,
películas, etc.
Como los niños necesitan entre uno y tres años potenciar su memoria, ellos
mismos nos pedirán que les contemos siempre el mismo cuento y que les
pongamos la misma película, lo hacen porque disfrutan y de esta forma refuerzan
su memoria.
En cuanto a la Voluntad:
El Orden: se podría decir que el orden, es el periodo sensitivo más importante en
la vida de una persona, ya que es un valor que se encuentra en la base de todos
los demás valores humanos, a los que sirve de apoyo. Es importante no solo en
las cosas materiales, sino también en los horarios y en el orden a la hora de
realizar alguna actividad.
Este periodo sensitivo tan importante, se vive entre el primer y tercer año con
mayor intensidad, aunque no por ello debamos dejar de desarrollarlo desde el
embarazo, teniendo un orden de comidas y de sueño, un horario fijo a la hora de
oír música, hacer gimnasia, etc.
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