El discurso de las heces

Anuncio
El discurso de las heces1
Yubiza Zárate de Escartín2 -
Resumen
En este trabajo me dedicaré a explorar las similitudes y diferencias que existen en el discurso de las heces de
cada niño, características que se desplegarán en las sesiones de juego y en el vinculo transferencial que se
instale, con la finalidad de establecer si su comportamiento corresponde a un mismo fenómeno psíquico en los
tres niños, y si existen diferencias de género en su expresión psíquica, ya que el síntoma se presenta en dos
niños de cuatro años y una niña de siete años. Si bien existen diferencias en la fase del desarrollo psicosexual
en que se encuentran estos niños, pareciera que las heces en estos tres niños, bien sea por fijación o regresión
al erotismo anal, pareciera servir para decir algo al otro que pudiera estar relacionado con la reacción a la
castración. Es de preguntarse ¿Cuál es la participación del funcionamiento familiar en esta manifestación?
Esta interrogante permite suponer que en el grupo familiar existe un discurso ligado a las heces, donde el niño
entra en esta circularidad.
Este trabajo nace del cuestionamiento sobre la alta frecuencia de consulta por
problemas de control de esfínter anal en este último tiempo. La mayoría de los
niños, en edades comprendidas entre cuatro y siete años que he recibido para
terapia psicoanalítica en estos dos últimos años, ha sido por este síntoma. Si bien
algunos autores psicoanalíticos refieren este síntoma a una problemática de niños
más que de niñas(Olivier, Ch. 1984). M. Klein en su libro Psicoanálisis de Niños
menciona la manipulación y uso del excremento como una expresión del sadismo
tanto en niños como en niñas.
1
Premio FEPAL Niños y Adolescentes, 2004
Psicoanalista titular de la Asociación Venezolana de Psicoanálisis (ASOVEP), Miembro FEPAL, IPA,
Premio Sigmund Freud, 1998
2
1
Creo que las condiciones de vida de este siglo veintiuno ha generado cambios en
la estructura familiar, no sólo porque los padres se sienten presionados por
mantenerse en el campo laboral para mantener un estatus de vida promedio, sino
que la pareja refleja un conflicto entre el eje marido-mujer y el eje padres-hijos
afectando la crianza de los hijos, pues existe la necesidad de que el niño ingrese
más temprano al colegio, institución pre-escolar que pone como requisito que a la
edad de tres años el niño haya controlado el esfínter, además de que los padres
exigen como ideal a su hijo un comportamiento social que no se corresponden a
veces con la madurez emocional. Esta escisión conflictiva entre lo sexual y la ley
del deber ser muestra esa condición propia de la naturaleza del hombre donde lo
sexual se rebela contra el orden social que se le impone.
Abraham (1924), relaciona el síntoma anal con una problemática de negación de
la autonomía del objeto, y trata a sus objetos a la manera como trata sus
productos fecales. Freud (1905), dice que a los cuatro años de edad, a más tardar
a los cinco, es que sobreviene el período de latencia que se caracteriza por
formaciones reactivas en la vida anímica. Estas formaciones reactivas son la
vergüenza, el asco, la moral que actúan como diques ante el quehacer pulsional,
aspecto que no ocurre aun en estos tres niños, por lo menos en lo manifiesto.
Cuando este dique no se instala, es considerado como uno de los signos de
nerviosidad, para Freud esta dificultad para el control de esfínter tiene que ver con
la ganancia de placer al evacuar y al retener las heces, pues coexisten dos
tendencias pulsionales opuestas que buscan su gratificación. Creo que se podría
decir que
la ganancia autoerótica se complementa con la objetal, pues
observando la relación que se establece entre estos niños y sus padres, pareciera
que el producto fecal lo usan para determinadas transacciones con las personas
significativas, Freud señala que el niño renuncia a un producto corporal altamente
valorado por el amor al objeto, esta entrega de sus heces es la máxima expresión
de amor por la madre, lo que nos evidencia que muy posiblemente estos niños
presentan un conflicto con la madre.
La red de fantasías inconscientes asociados al par antitético de retener-expulsar
las heces se ordenan en forma de ecuaciones simbólicas con predominio libidinal
o destructivo. Esta ecuación simbólica de heces=, pene=regalo=niño, encadena
las heces al pene del padre, a los bebés representantes del si mismo, como
también a los bebés que se le quieren dar a la madre o al padre en la relación
edípica. Cuando predominan los derivados destructivos en la ecuación simbólica,
los equivalentes a las heces van ligados al daño que se le quiere infringir al objeto
y sus contenidos, para ello usa el músculo esfinteriano para apresar los objetos,
asfixiarlos y someterlos con doloroso placer. Igualmente en este par antitético de
retener y expulsar el contenido anal puede solaparse la fantasía inconsciente, que
se manifiesta por identificación proyectiva, de deseo de atacar al objeto usando la
vía del esfínter como orificio incorporativo por medio del cual introduce
forzadamente equivalentes a las heces= bombas = gases venenosos.
2
Es curioso que esta modalidad de ataque disociado que realizan los niños hacia
sus objetos se combine con un comportamiento conciente francamente
complaciente, aplacatorio y sumiso hacia la madre, que muy posiblemente se
corresponda con la forma como viven el aprendizaje de control del esfínter y las
reacciones que tiene cada niño a este aprendizaje. Una de las reacciones es
desafiar la autoridad que le quiere, según él imponer una normativa en su placer
autoerótico y la otra actitud es el de someterse pasivamente a la autoridad. Estas
reacciones al entrenamiento para adquirir el hábito de control de esfínter nos
permite observar cómo el niño entra al orden social que regula los placeres
autoeróticos para dar paso a las relaciones edípicas que comprenden tanto las
relaciones afectivas que se dan con los demás como la entrada al aprendizaje y al
saber. Aspecto que en los tres niños está presente pues son excelentes alumnos,
pero esta disociación de la problemática afectiva mantiene la fijación anal y la
reacción antitética de desafío y sometimiento a la autoridad representativa de la
castración sin poder entrar en una construcción simbólica, mental, donde padres e
hijos se regulan por la misma ley social-edípica.
Los tres niños que reseño más adelante, llegan a consulta después de un largo
tiempo que se inició el síntoma. Es más vienen porque el colegio obliga a los
padres a buscar tratamiento, pues los niños están viviendo el rechazo de sus
compañeros. El síntoma de estos niños, como veremos mas adelante en las
viñetas pareciera manifestar primeramente la resistencia a crecer, a persistir en la
problemática de la castración imaginaria escenificando en el retener y controlar las
heces su relación sádica con los objetos edípicos evitando sentir la pérdida de un
estado.
Mauro
Mauro es hijo único de una familia oriunda de Canarias. Vive con sus padres en un
apartamento que colinda con el apartamento de los abuelos, donde este abuelo
funge como acompañante de la madre para cualquier salida de la madre con el
niño, aludiendo ésta que ella es sorda y muy nerviosa para salir sola. El padre es
poco nombrado por la madre, como si hubiera un secreto alrededor de éste. Su
verbatum: “trabaja mucho, no puede dejar su trabajo, estoy dependiendo del
horario del abuelo para que me traiga porque yo soy muy nerviosa para manejar”.
El niño es muy inteligente doctora, ya se aprendió las letras y los números, y nos
da unas respuestas que no esperamos... Mi vida con mi esposo fue muy violenta
en los años de antes de embarazarme y fue así como hasta el año y medio de
edad del niño, mi esposo tomaba mucho y hasta golpes me daba, yo sufrí mucho,
me daban ataques de pánico, el doctor me recetó Prozac y el niño vio todo eso,...
ahora ya pasó eso pero tenemos este problema con el niño, que no controla la
caca, lo llevamos al neurólogo y dice que el niño no tiene nada orgánico que le
impida controlar. Mi esposo no lo aguanta, igual le ocurre a mi suegro porque el
niño se hace caca en todas partes. La otra vez la esparció dentro del carro del
3
padre, así también se lo hizo al abuelo, se lo esparce por los muebles lo que casi
hizo que casi se infartara. Yo se lo limpio y le lavo todos los días el colchón y la
ropa, le hemos comprado cuanta bacinilla de color y tapas de retrete adaptables
que aparece en el mercado y nada. El hace parado detrás de una mata o dentro
de los closets y no dice nada…”.
Este extracto del discurso de la madre evidencia su depresión ansiosa y el posible
uso que hace de Mauro para tapar la depresión, mantener el equilibrio narcisista y
afectivo que le priva su pareja. Esta situación personal de la madre impide la
autonomía afectiva del niño pues al ser sorda, ella relata que muchas veces
requiere ir a ver al niño cuando duerme y lo huele y lo toca para ver si está vivo,
pudiendo sentir el niño que la madre le invade sus espacios corporales y sociales
con sus angustias de muerte. También el verbatum de la madre nos permite
observar cómo su actitud hacia el comportamiento evacuativo de Mauro es
ambivalente, por un lado muestra una actitud colérica y violenta, que escinde y
proyecta en el padre y el abuelo que dan muestras de saber que el niño con su
conducta anal les caga los objetos valiosos que le pertenece y por otro muestra
ante la autoridad (escolar y el analista) una actitud pasiva y hasta justifica el
“hacerce caca de Mauro” dentro del closet (ropero) y dentro del auto del padre,
que simbólicamente es como si Mauro escenificara la escena primaria queriendo
estar dentro del vientre materno para llenar de caca sus contenidos.
El que Mauro se esconda detrás de la mata para evacuar parado, nos plantea la
posibilidad que Mauro sabe que está haciendo mal pero que tiene algún problema
con exponer el ano al contacto con el orificio de la tapa del retrete o bacinilla.
Mi primer encuentro con Mauro
Me sorprendió su belleza de niño blanco y rubio con bucles en el cabello, entró a
mi consultorio como si nos conociéramos de hace mucho, exploró el ambiente,
preguntó ¿porque está la ventana abierta? Me inquirió que la cerrara, fue a
prender la luz porque según él no se veía bien, aunque la luz natural entra
bastante bien por el ventanal. Continúa: “excúsame oye, vengo porque me hago
caca” me causó simpatía su forma de presentarse... “mamá me dio una nalgada
por hacerme caca en el cuarto de la abuela y excúsame, mi mamá debe estar
loca para que yo me haga en los pantalones... Como si Mauro me aclarara que el
hacerse caca no tiene que ver con dañarse él y donde yo entraría en su mundo
de objetos que como posesión sen controlables, pues en primera instancia niega
las ansiedades que le puedo producir como extraña que soy para él.
Algunas de las fantasías asociadas al control de esfínter se observan en el
siguiente actuar de Mauro: “tuve que hacer pipí en la mata de afuera” . El niño
hace la salvedad que “mientras hacía pipí la mata hizo un gesto de
estremecimiento” que es el mismo que reporta su madre cuando él se enfada, y
continúa “hice pipí en la mata porque ella no tiene ojos ni boca”.
4
Este extracto nos devela que en realidad Mauro tiene problemas para usar el
retrete no solo para defecar sino también para orinar. También pareciera que él no
sólo se orina por necesidad biológica sino que usa el orine como una forma
erótica y también para agredir, y que esta asociación ya está enlazada al orinar y
defecar pues teme que sus ataques hacia los objetos se le devuelva por vía de la
identificación proyectiva. Este percatarse que el objeto ‘mata’ no le va a ‘comer’ ni
mirar su pene, significa que hay un objeto devorador que circula y hay que temerle
pues “mata”, al comer por los ojos, por la boca y tal vez por el ano.
Otro Extracto
Mauro eligió una hoja para dibujar: dibujó primero a su abuela, la representó como
unas pelotitas desarticuladas, la cara separada del cuerpo y de los pies..., dibuja
seguidamente a la mamá, que es un garabato de puros ‘dientes’ que continúan
más allá del límite de la hoja, su trazo en ese momento se hace marcado,
repetitivo y compulsivo”, como si estuviera usando la actividad para descargar su
esfínter (pelotitas de caca) excitación y su rabia, y a la vez proyecta el devorador
en esa boca llena de dientes.
Extracto de sesión de los Objetos temibles
La sesión ocurre en la bandeja de arena, “explora los objetos y los ubica y dice”:
(M)” las que se mueven hay que temerlas porque te pueden comer”
(A) ¿y las que no se mueven?
(M)”se fijan cuidadosamente (las inmoviliza en la arena) (silencio)... pero pueden
tener encerrado una bomba que te mata como los muñequitos de la tele” [pienso
que no hay ninguna cosa de las que muestra que no sean amenazantes]
(A)¿cómo te proteges entonces de las cosas, ya que todas son peligrosas según
tú?
(M)”escapando, escondiéndome”
Aquí vuelve a aparecer el objeto devorador, a quien teme, él trata de defenderse
inmovilizando, controlando a los objetos y si no lo logra huye o se esconde. Es de
plantearse si este objeto devorador podría ser la madre, a quien dibujó como si
ella fuera un objeto boca con dientes sin límites que puede tragárselo. Sin
embargo este objeto devorador podría ser una proyección de su propia ansia de
devorar a los objetos, como se verá más adelante, y que Mauro le tiene miedo a
su voracidad.
Sesión “Me cago en la puta madre”
Mauro toca el timbre insistentemente, entra como una tromba al consultorio y me
mira persistentemente a los ojos como buscando a la analista que el dejó la
semana pasada, o para chequear si me he transformado en un objeto
amenazante, lo que me permitiría suponer que en la ausencia de sesión me ha
atacado en su fantasía. Mauro me ayuda a poner el mantel en el piso y dice:
vamos a jugar con la plastilina,(plasticina) le ayudo a sacar su caja y empieza a
sacar sus muñecos de tela, “descuartiza al monito de peluche que se chupa el
dedo, le desprende la cabeza sin embargo le conecta la mano a la boca y lo deja
5
botado en el mantel”, [pienso que así debe haberse sentido este fin de semana,
‘botado’, ‘desarticulado’ por la tensión de sus impulsos edípicos e impedido de
contenerse, sin embargo aún vinculado al pecho que lo gratifica y alivia su
tensión], toma otro muñeco de tela, lo desmembra en tres partes: cabeza, cuerpo
y patas, (es un muñeco armable que tiene en la cabeza la boca, un ojo y pelo), lo
llama “monstruo” y termina poniéndole Drácula. Saca la plasticina y la coloca
como mojones en el trasero del mono y del león.
(M)” Han hecho mucha caca hoy”, saca la plastilina roja y se encuentra con un
pedazo de plastilina naranja, la amasa dice que es una culebra y después dice
que es una pilina (nombre que le da al pene), y se la lleva a la boca, la moja con la
lengua con cierto placer que babea y rápidamente se la saca de la boca, la pica en
pedacitos y dice: “ caca, mojones, tómalos y ponlos en tu caja”
Al parecer el pene del padre le atrae, quiere llevárselo a la boca y succionarlo, tal
vez es uno de los objetos que quiere devorar para poseer internamente, pero su
ambivalencia rápidamente lo hace cambiar de idea, le produce rabia y envidia
pues lo destruye y lo transforma en caca. Así me lo entrega para que me quede
con el pene-mojón roto del padre dentro de mi. En base a esto yo le digo:
(A) a ti te gusta comerte la pilina de papá pero te da rabia no tenerla así que la
rompiste en pedacitos y así vuelta caca me la devuelves como si supieras que es
mía.
(M) hace una pilina que hace pipí en un vaso ... si, yo tengo una pilina así, (gesto
de pequeña), mi papá la tiene así (gesto con las manos de enorme) y abuelo la
tiene así” (tamaño intermedio). ... Agarra un pocotón de plastilina y se la pone al
león en la boca, y dice: “se lo está comiendo, caca rica” y se sonríe “yo no me la
como porque es negrita”, (en ese momento tiene la boca bien cerrada) ... aparece
en escena Drácula y dice: “quiere comer”… se excita y hace como que va a comer
a los animales y a la vez protege a los demás animales, mete a drácula en una
bolsa para que no coma, saca a drácula otra vez, me lo acerca a la cara y se ríe
placenteramente, [está ambivalente]
Drácula aparece sorpresivamente y arrasa con los animales, se queda pegado al
león porque tiene cierre mágico, él lo desprende violentamente y empieza a hacer
una gran bola de caca y trata de espantar a Drácula mostrándole la caca que se lo
quiere meter en la cara. Lo descuartiza y lo entierra en un pote de plastilina
tapándolo...... ya lo matamos… sigue empujando más plastilina en la cabeza de
drácula. me dice “sabes, vamos a conquistar el mundo como el ratón de spinky
pero no pudo, y vamos a conquistar la luna pero tampoco”. … sigue amasando,
sabes que había una niñita que no quería nacer, no iba a nacer y pum nació y la
mataron. En su excitación saca la cabeza de drácula y me la tira..”nació lleno de
caca” (me mira),” mi abuelo dice ¡que canario! ¡me cago en la puta madre! cuando
está enfadado”
Este extracto muestra la escenificación del coito, entendido inicialmente por Mauro
como un pene que se come y luego que se orina dentro de un continente vaso,
como si quisiera incorporar el pene del padre para orinar a la madre pero teme la
castración, y no está muy claro que Mauro en su fantasía reconozca la castración
6
de la madre, ya que por los garabatos que la representan como una gran boca
devoradora pareciera ser ella una figura combinada parental y el coito una gran
devoración. Sin embargo la ambivalencia que siente hacia el pene que posee el
padre y por ende la madre, lo hace oscilar entre el ansia devoradora de poseerlo y
a la vez destruirlo y transformarlo en caca, pero teme la retaliación del devorador
de pilinas (penes) que quiera penetrarlo por algún orificio metiéndole bombas
como hace él.
El devorador está muy bien representado en la escena por Drácula, que en
ecuación simbólica puede ser el pene como la boca con dientes que le da el
carácter oral canibálico a la escenificación edípica y que quiere repetir en
transferencia al querer comerme a mi haciendo movimientos para acercarse y
alejarse. En esa oscilación ambivalente quiere protegerme encerrando a su
aspecto devorador puesto en el pene-diente en una bolsa que puede simbolizar su
calzoncillo, mostrando su deseo edípico oral-canibálico, así se asoma y se
esconde el pene-drácula-devorador. Tan solo que en uno de esos juego el
pene=drácula entra en coito con el león pues se queda pegado y la furia que le
despierta la escenificación de la escena primaria y su exclusión lo lleva a hacer
mucha caca (plastilina) y embadurnar con caca todos los orificios por donde puede
penetrar el pene-drácula (boca y trasero) para terminar matando el aspecto
devorador del objeto y suyo propio (deseo). Ahora se entiende más el por qué me
miraba al inicio de sesión, porque el fin de semana se sintió excluido de la escena
primaria y la atacó en su fantasía sufriendo una regresión oral por temor a la
retaliación. De esta forma de enfrentar el edipo con lo oral y anal sádico pareciera
provenir su temor a cualquier objeto que se asemeje en forma con el orificio del
retrete pues se asemeja a la boca y al ano, por ello se cuida de no exponer el ano
a una situación de pasividad como es sentarse en el retrete que simboliza el ser
penetrado, castrado.
Una vez saciada la rabia vengativa, fragmentando y enterrando al pene-dráculadiente-mojón, que incorpora la madre, cuenta la historia edípica en su doble
versión. Fue frustrado pues no pudo conquistar ni al padre mundo ni a la madre
luna y muestra su deseo ambivalente de ser niña, tal vez para seducir al pene del
padre para incorporarlo, pero ese deseo fue aniquilado al momento de sentirlo y
revive al pene-drácula lleno de caca
con el que se caga a la madre,
supuestamente esto simbolizaría la fantasía de Mauro de un coito embadurnado
de caca del cual nació él.
Estos extractos reseñados evidencian cómo Mauro se protege de la castración
sufriendo una regresión a la fase anal sádica y desde allí enfrenta las mociones
ambivalentes que siente al sentirse excluido del comercio sexual de los padres
que lo vive como un acto oral-incorporativo, sintiendo gran excitación al verla y
deseando devoradoramente ocupar el lugar de cada uno de los integrantes de la
escena primaria para incorporar los objetos y al no poder hacerlo, destruye la
escena embadurnándola de caca.
7
Marcelo
Marcelo es un lindo niño rubio de ojos verde, dulce y suave en sus maneras de
comportarse a la vez que ansioso. Casi al comienzo de las primeras sesiones
preguntaba constantemente si ya se podía ir, como si la ansiedad no lo dejara
mostrarse y llenaba el tiempo con un juego estereotipado, de andar en carro con la
mamá de la casa de la abuela a su casa y el padre siempre salía de mañana al
trabajo y no regresaba hasta tarde. La escenificación se correspondía con la
realidad, pues él iba continuamente a la casa de la abuela con su madre y tal vez
ese era el problema de Marcelo, que el padre no estaba presente lo suficiente
para separarlo de esta madre depresiva que quería controlar su mas mínimo
movimiento anal, en ausencia del padre Marcelo huye a la falda del abuelo. Tal
vez su actuar estereotipado se correspondía con la idea de que yo iba a ser
parecida a la madre, demandándole que me diera mucha caca, como lo
amenazaba la madre cada día y si pasaban tres días le introducía enemas en el
ano para que defecara. Esta actitud de retener de Marcelo y la madre de someter
para obtener la defecación, traía por consecuencia que el niño se sentía violado
por la madre y ésta se sentía sumamente culpable de cómo el niño le lloraba y le
decía que no lo iba a hacer más, que él la quería mucho. Esta situación de
sentirse violado es la idea que trae la madre a sesión preocupada de estar
haciendo mal con el introducirle enemas a Marcelo y asocia su preocupación a
que el niño le encanta ir donde el abuelo materno a recostarse en su barriga
velluda, lo que le despierta a la madre temores homosexuales en Marcelo.
Extractos de sesión: juego de escenas dislocadas
A Marcelo le encanta jugar con pintura cremosa, cada sesión es un vaciar los
tubos de crema de colores y la vuelca en las hojas de su bloc, que termina siendo
una gran masa pegajosa que esparce más allá de los límites del bloc de hojas.
Sus realizaciones terminan siendo un pegoste de papeles desechables que
guarda en su caja, la cual contiene una serie de papeles rotos llenos de pintura.
Otras veces juega con arcilla y hace mas o menos el mismo despliegue de placer
que se babea, se trata de amasar, aplastar y transformarlo en una verdadera
plasta de caca que se lleva para su casa porque no quiere dejarla y se irrita si le
digo que no puede llevársela.
Marcelo al parecer es un “niño desecho” que come plasticina con gran placer una
vez que se ha embadurnado la ropa y el cuerpo con pintura. Después de un
tiempo de estar así en sesión, me pide que lo lave. Este acto de dos tiempos,
llenarse de sucio y después limpiarlo yo, fue una constante por mucho tiempo,
donde le señalaba que el se sentía así, una caca, Marcelo me corregía y me
decía: un mojón. Yo continuaba diciéndole que venía para que yo viera como él se
transformaba en “niño caca” y para que me ocupara de curarlo, es decir quitarle la
caca.
8
Este juego de embadurnarse se intercalaba con un juego estereotipado que muy
pocas veces le agregaba cambios, sin embargo me empecé a percatar que
intercalaba frases o actos que no encajaban con la escenificación. La secuencia
es: saca la casita, donde el padre siempre se va a trabajar, y la madre es la
protagonista que va y viene de la casa de la abuela, dice Marcelo siendo la
mamá: “me voy p’al carajo”. Esto es un trozo de su vida real, así dice la madre
cuando se enfurece. Este decir de Marcelo se entremezcla con actos que no
encajan, por ejemplo: un niño se lanza del techo, y Marcelo dice: “se suicida”. Yo
dudo de si entendí bien. Le pregunto a Marcelo qué dijo, pero no responde más y
sigue con su juego real, de visitar a la abuela. Luego, cambia de juego, como si el
juego anterior ya hubiera cumplido su función que era liberarse de estas palabrascosas que le angustian proyectándomelas a mi y varió el juego. Saca las pinturas
de dedos y empieza a embadurnarse entero con pintura, las piernas, las manos, la
cara, después comienza a pintar una hoja, a la cual le pinta un niño que es pura
mano, al lado de él anda el loco y la malvada bruja que le mira el culo, luego con
la mano borra todo y la hoja queda embadurnada del mismo color caca. Para
Marcelo la madre es la bruja malvada, el gran ojo que se mete en su culo, una
madre que amenaza con dejarlo cada vez que no hace lo que ella quiere y donde
la castración que sufre Marcelo la visualiza como suicidio. Esta salida de Marcelo
“el suicido” ante una madre castradora, invasiva de los orificios corporales no es la
primera vez que me toca observarlo en hijos varones y especialmente cuando el
padre no está presente. Esta escenificación de lanzarse al vacío es como una
forma de matar a la madre “malvada” que se le mete por el ano y tal vez
reencontrarse con la madre idealizada..
Marcelo tiene mucho miedo que se vaya la mamá y lo deje, como si esa relación
de sometimiento y ataque por la vía de no entregarle sus cacas a ella sino al
padre/abuelo como se verá más adelante significara que la madre no lo va a
querer. Este sentimiento se le confirma porque en esos días la madre se operó los
senos y se quedó en la casa de la abuela y él se quedó con el papá. En ese
tiempo Marcelo si evacuaba en el retrete, pero se manifestaba muy ansioso,
quería ir a ver a la mamá continuamente y cuando iba le preguntaba muchas
veces cuándo regresaba a casa, como si darle las heces al padre fuera algo que
daña a la madre pues genera angustia. Cuando regresó la mamá a la casa
Marcelo comenzó a hacerse caca en la ropa otra vez, así que el hacerse caca en
los pantalones está ligado a la relación con la madre, como si al padre le puede
entregar sus cacas=tesoros= amor , sin embargo con la madre su relación es de
tapón de la falta de la madre, como si así se tapara la falta del padre hacia la
madre y ella no se deprimiera por la falta de atención y amor del padre. Marcelo
entonces se tiene que quedar pequeño en este vínculo fecal con la madre para
preservarla.
Extracto de sesión: el cambio
Marcelo se enoja porque la casa con la que juega la dejó en la arena y está llena
de arena, yo le digo que le molesta ver que él tiene una casa sucia. Le muestro su
9
caja de guardar juguetes que está en ese mismo estado, puros deshechos y él
como si por primera vez se diera cuenta, me repite enojado: no, yo no soy
desordenado ni sucio y empieza a limpiar la casa y ordenarla, coloca a los
familiares donde van y juega a cerrar y abrir el estacionamiento. No quiere que yo
intervenga esta vez en el juego. Le digo que eso quiere decirle a su mamá, que él
puede controlar su culito, que no necesita que su mamá se meta con su hacer
caca. Marcelo me queda mirando
Estas sesiones se entremezclaron con la venida de la madre y el padre a sesión
donde se le sugirió al padre que tratara de pasar más tiempo con el niño y que la
madre se abstuviera de ponerle enemas al niño. Se les sugirió que cambiara a
Marcelo al colegio grande donde iba el primo con quien jugaba y aun cuando la
madre se resistió aceptó la sugerencia. El niño se ambientó al nuevo colegio,
donde fue muy bien recibido por las niñas y maestras. El vigilante del colegio
regañaba a la madre porque no seguía las normas y Marcelo le puso un límite a
los lamentos sutiles de la madre, me refiero con esto a que la madre le menciona
que ahora que él se va al colegio grande ella puede tener otro hijo, y Marcelo le
contestó que entonces él se iría a la casa de sus abuelos y ellos serían sus papás.
Esta es la reacción de la madre al crecimiento de Marcelo que se une a otras
palabras que dice la madre y que él ha escuchado y no puede significar: “me voy
p’al carajo”. Esta carga emocional, traumática, que tiene Marcelo por la madre, a
quien tiene que acompañar diariamente, no es algo que a él le competa hacer.
Además Marcelo tiene la necesidad de ser rescatado por el padre poniendo orden
en su relación con la madre para que no penetre su intimidad, como es el ano,
haciéndolo sentir identificado con ella. Este orden es el que se instaló en terapia
con la sugerencia de que volvieran a reactivar el cambio de colegio de Marcelo,
donde la madre acepta las nuevas normas que le impone la autoridad.
Esta relación fecal marca una forma de vínculo de mal-trato bilateral, que se
caracteriza por el control y sometimiento al objeto, que le produce a Marcelo un
plus de placer al ser tocado, manipulado agresivamente en la zona anal erógena y
sus alrededores, las nalgas, fijando una modalidad de acceder al placer. Esta
relación anal muestra lo que obtiene el niño y quizás también lo que escenifica la
madre proyectando en el hijo sus temores, rabias hacia el padre que no le da sus
productos seminales a ella actuando sus fantasías inconscientes en la exploración
del ano del hijo.
¿Qué de esta repetición compulsiva en el síntoma de Marcelo tiene que ver con la
necesidad de un padre que limite el poder de la madre que invade su Yo
corporal?. Un padre que ejerza la ley, representante psíquico, adecuadamente
para darle lugar a Marcelo como sujeto castrado simbólicamente a la vez que le
narcisiza su pene como representante mental del si mismo. ¿Qué significa que
Marcelo en el orden simbólico del otro, quiera dejar constancia continuamente que
es el falo fecal de la madre? ¿Qué de este síntoma de Marcelo deja al descubierto
10
una problemática transgeneracional de los hombres de la familia de Marcelo frente
a las mujeres madres?.
Marcela
Marcela llega a consulta bastante resistida a venir, la madre acota que ella
siempre está triste y ensimismada, que ella no sabe qué le pasa pero que este
comportamiento de hacerse caca en la bañera, en la ropa y en la sala de la casa
de sus amiguitos ya es algo insoportable para ambos padres. En las primeras
sesiones, Marcela mantenía un comportamiento educado de tipo escolar, quería
copiar figuras de libros que traía y cualquier actividad que saliera de esos
parámetros no la quería hacer, manifestando “no saber”. En el transcurrir de las
sesiones, Marcela se fue comportando más retadora a la norma, se salía del
consultorio alegando que quería ir al baño y permanecía allí por bastante tiempo,
regando el papel higiénico y cuando regresaba al consultorio saltaba en las
butacas con el claro propósito de maltratarlas, además golpeaba las paredes
generándome ira, y ansiedad, volviéndose insoportable el momento de sesión con
ella.
Sus comportamientos en el consultorio cambiaban rápidamente de lo tierno a la
desvalorización. Un día podía llegar muy tranquila, amorosa queriendo jugar
respetando el encuadre y otras veces era la niña díscola, desafiante, maltratadora
provocando mi ira, donde tenía que intervenir para detener su violencia y maltrato.
En un primer momento le señalaba lo rabiosa que estaba con mamá, las ganas
que tenía de maltratarla y dañarla pero eso no ayudaba a que su agresividad se
verbalizara más que la actuara, sólo cuando mostraba mi enojo, mi molestia por el
maltrato que le hacía a mis cosas, entonces ella se calmaba y se comportaba
como bebé, que se recoge sobre si misma, se succiona el dedo y se envuelve con
los cojines, como si se metiera en el útero. Esta reacción última de ella me hacía
pensar si lo hacía por temor a mi enojo o porque por fin conseguía que se
ocuparan de cómo se sentía ella. Empecé a tomar conciencia de mi
contratransferencia, cuando anticipaba su llegada y me generaba rechazo,
11
deseando que no viniera, o tomando medidas, como controlando los espacios
donde ella pudiera estar sin generar daño y molestia a los demás profesionales del
centro. Esto me hizo pensar que Marcela se comportaba conmigo igual que con
los padres, produciendo rechazo hacia ella, pues con su actuar quería
maltratarnos públicamente y yo reaccionaba igual que ellos poniendo restricciones
y silencios.
No servían de nada los razonamientos ni limitar los espacios pues ella se ponía
peor en su descontrol con el ambiente generando un estado de incertidumbre “de
no saber qué hacer con ella y cómo entendernos”.. Decidí elaborar las ansiedades
que me producía y empecé a esperar y a entrar en su juego escenificado, hasta
que esta espera continente surtió sus efectos, comenzó a dibujar más y a actuar
menos en el ambiente, sus dibujos eran cada vez más creativos a medida que se
vinculaba afectivamente conmigo, me escribía que me quería y hacía dibujos para
regalármelos. Creaba cuentos entrecortados, la gran mayoría siniestros que más
adelante reseñaré.
El divorcio de los padres de Marcela, que ocurrió un año antes de venir a consulta,
lo vivió Marcela como un abandono doble, tal vez la tristeza de ella es que la
fantasía inconsciente de separación de los padres, natural de los niños a cierta
edad, no resultó como ella esperaba. En la realidad sus padres ahora estaban
más preocupados por resarcir su herida narcisista con una nueva pareja que
ocuparse de ella, por lo tanto no los veía mucho pues ambos padres tenían
planes con su nueva pareja, así que Marcela pasaba con el servicio de su casa o
con los hermanos mayores la mayor parte del tiempo. Los padres de Marcela son
mayores, se han separado por segunda vez. Ambos padres son exitosos
profesionales preocupados por si mismos, con hijos bastante mayores. Muchas
veces se olvidan de ir a buscarla al colegio o llegan cuando todos sus amigos ya
se han ido.
Sus dibujos, a grandes rasgos se caracterizan por tiburones de grandes dientes
que se la quieren comer y ella se dibuja escapando de ellos; arañas aferradas a
un vampiro; el interior de la boca de una niña donde se regodea en resaltar las
muelas y la sangre que fluye. Estos dibujos se parecen mucho a los dibujos de
niños traumatizados o violentados sexualmente. Otros dibujos tratan de hombres
adultos vistos por detrás, sentados en el retrete mostrando sus genitales mientras
defeca.
La terapia de Marcela fue interrumpida por el padre, quien se sintió amenazado
por el reclamo que comienza a verbalizar Marcela por las ausencias de ellos que
la hacen sentirse abandonada, lo que queda bastante visible cuando un día el
padre llega a buscarla una hora mas tarde de la hora de término de la sesión de
Marcela, y yo le hago referencia a esta situación que ya había ocurrido en
anteriores ocasiones y Marcela le muestra sus cuentos de arañas solitarias
pegadas al ala del vampiro.
12
Marcela en sus momentos de transferencia amorosa relata cuentos como: “En
una casa grande vivía una mamá y un papá, ellos tenían un bebé que tenía tres
meses. Le habían comprado una cuna grande muy grande y todas las noches al
bebé le daba miedo dormir solo, muchas cosas negras que le daban miedo. Un
día se salió de la cuna y fue a dormir a la cama de los padres y estos se pusieron
furiosos, pero no tanto porque era pequeño. Entonces al siguiente día la mamá le
enseñó las palabras a su hijo, y las primeras palabras que le enseñó fue: perro,
mamá, casa, papá, hijo, y la más especial que le enseñó fue familia y el bebé
creció mas fuerte y fue un bebé educado y se sintió feliz y la familia también.
Otra Historia es el del bebé sucio, el bebé que tenía tres, cuatro, cinco, seis añitos,
y en una fiesta de un amiguito se ensució jugando futbol y la mamá quería
limpiarlo y él no quería porque estaba jugando nintendo. Entonces la mamá lo
agarró fuertemente y lo fue a limpiar al baño y el niño pataleaba. Al bebé le dieron
ganas de hacer pipi y como no dijo nada se hizo encima y la mamá le regañó ¡hijo
malo! Así se formó la historia del bebe sucio y un poquito triste.
Las historias de Marcela giran entorno a la adaptación y la rebelión a las normas
familiares. Se da cuenta que su ambiente familiar no es como el de los demás
niños pues ella tiene dos pares de padres y que cuando ella quiere jugar, estos no
le prestan atención porque están en su mundo del trabajo y vestidos muy
elegantemente, y no quieren ensuciarse bajando a la alfombra para jugar con ella.
Cuando reacciona como la niña que es, los padres no la quieren así y le hablan de
la forma educada que debe comportarse, si se comporta de forma díscola y
rebelde tampoco la quieren así, así que inhibe su comportamiento agresivo con los
padres pero se desquita con el personal que la cuida en casa o en el colegio y en
la terapia conmigo, con los padres su rabia y reclamo lo muestra en el descontrol
anal.
Sus relatos se caracterizan por la soledad, la tristeza, la suciedad y el
sometimiento, si bien proyectado en las otras figuras está también su demanda
hacia el objeto que no la mira, no le escuchan sus temores nocturnos, no la
quieren.
Su fijación por los temas del “hacer caca” por personas adultas se refleja en la
serie de
cuentos y chistes asociados al tema, muchos de estos dibujos una vez realizados
los destruye. Algunos que se salvaron de la destrucción es el dibujo del trasero de
un hombre que evacua sentado en el retrete; otro trasero aparece dibujado en un
hombre arrodillado que muestra su trasero y otro que se siente bien lanzándole
una lata de refresco, mientras el hombre arrodillado le dice a una hormiguita, te
atrapé. Otro, es un chiste del “chino que tenía un perro llamado curro y entonces
decía: los pelos del culo me están molestando” y dibuja las nalgas de un hombre
llenas de pelo, que muestra sus genitales. El mismo contenido se dibuja en una
serie de escenas donde los genitales masculinos quedan visibles, o son
escenificados por una niña que tiene atrapado unos presos en el culo y que
13
cuando se les escapan tiene unos policías que los buscan y los vuelve a apresar
en el ano. Estos dibujos que exacerban la curiosidad por la zona genital y anal del
padre, me hizo pensar si no existía alguna seducción de parte de un adulto hacia
ella. A la par, se contraponían a estos dibujos los vampiros que chupan la sangre,
arañas monas que se agarran de la montaña rusa para no caer al vacío. Como si
las tendencias edípicas exacerbadas por la curiosidad voyeurista se mezclaran
con tendencias voraces de apego al objeto, donde su sentido del si mismo
pudiera sufrir un revés al perder a los objetos amados y necesitara retenerlos en el
ano, apresados para no perderlos y castigarlos por abandonarla y a la vez para
mantener una cierta seguridad de self.
Estos dibujos de Marcela muestran un desarrollo psicosexual polimorfo con
inclinación sádico-perversa, pues coexisten en ella las necesidades de apego
voraz, con sus tendencias desafiantes y maltratadoras hacia el objeto y la fijación
fálica a los genitales masculinos, donde el pene esconde en su interior un objeto
perverso. La connotación sádica- perversa hacia los objetos que controla se
observan en figuras fálicas, visualizadas en un pez grande (vientre- pene) que
tiene por dentro un objeto perverso oral, (gusano que fuma y saca la lengua). La
recreación en las heridas de la boca de una niña, me hizo pensar por un momento
que Marcela había sido seducida por un adulto y que esa podría ser la posible
dificultad para establecer un juego con hilación, pues sus relatos siempre estaban
cortados o envueltos en un misterio, si yo preguntaba sobre lo faltante, ella no
sabía, y yo no quería entrar a insistir con preguntas que podrían asemejarse a una
seducción sádica, así que muchas figuras que asemejaban a gusanos que fuman,
que sacan la lengua y esconden sus ojos tras unas gafas, donde los ojos tenían
una connotación perversa quedaron sin mayor elaboración para este momento del
trabajo terapéutico.
Conclusión
Esta hipótesis del discurso de las heces en estos tres niños nos muestra que cada
uno se sirve de sus productos fecales de una determinada manera en su relación
con el ambiente y sus objetos internos. Las heces y su no control pone al
descubierto el conflicto social-edípico con los padres, no aceptando la ley de
prohibición del placer autoerótico cuando éste no tiene su compensación, es decir
que la renuncia a éste placer implica obtener de forma desplazada el amor del
objeto.
La castración para Marcela, Marcelo y Mauro significa diferentes, por ejemplo para
Marcela implica asumir la pérdida de los placeres narcisistas a cambio de nada,
pues no se siente amada o reconocida por los padres y el rebelarse ante esta la
ley del esfínter le produce placer vengativo hacia sus objetos. Marcelo no es visto
como niño sino como una cosa/mojón=falo fecal que cubre las demandas de una
madre hacia un padre de quien fantasea inclinaciones homosexuales y para
Mauro es la exclusión del placer oral que supone se dan los padres en la escena
14
primaria y su negativa a renunciar a sus deseos oral-edípicos llenándolos de caca
y temiendo que sus objetos se venguen por ello.
La función del yo que regula el esfínter para mantener la salud, se ha tomado para
significar un conflicto que expresa la dificultad del self para renunciar a objetos y
mociones instintuales que le producen placer. Esta dificultad para duelar y aceptar
la castración, los lleva a perturbar la función evacuadora. El acumular los objetos
fecales en el ano es una forma activa de controlar la separación, de no realizar el
desprendimiento narcisista y el afecto concomitante. El discurso fecal pareciera
atentar contra el narcisismo de los padres, contra la escena primaria, y contra la
invasión del yo corporal que hace la madre, manifestando un reclamo a la ley
parental que regula el deseo de padres e hijos.
De la historia clínica de estos tres niños resaltaré que los tres se caracterizan por
ser niños que les gusta el colegio, tienen facilidad para el aprendizaje formal. Los
dos niños varones coinciden en edad, tienen cuatro años y están asistiendo a preescolar, y la niña tiene 7 años y está cursando primer grado. Por la naturaleza del
síntoma, he de acotar que los tres niños tienen un desarrollo neurológico
adecuado. Los tres llaman la atención por el lenguaje adulto que utilizan y la
dulzura inicial en el encuentro analítico, sin embargo, esta actitud no se
corresponde con su resistencia a la ley del control del esfínter anal. Esta
manifestación de rebeldía a las normas sociales establecidas, muestra la primera
disonancia entre lo belleza física que poseen y las heces como producto
desechable identificatorio. Entre la aparente dulzura y la agresividad subyacente,
entre la aparente madurez escolar y la inmadurez emocional se esconde el dilema.
Como si estas fueran expresiones de dos tendencias frente a la castración,
negación y aceptación del orden simbólico.
Los padres de los tres niños reaccionan inconsistentemente a este “hacerse caca”
de sus hijos, van de la gama de la rabia, expresada físicamente y verbalmente, a
la indiferencia. Los padres de Marcela, no muestran diferencias de género en su
reacción sino más bien reaccionan de forma intelectualizada e indiferente,
mostrándole a Marcela las desventajas que significa para ella el rechazo de sus
amigos o dejándole ver que ese es su problema y que lo resuelva, como si el
síntoma fuera una mercancía que se puede comerciar. De modo diferente ocurre
con los padres de los varones, donde la reacción de cada familia es
llamativamente invertida, quiero decir con esto que la madre de Mauro es
sobreprotectora, muestra una actitud pasiva y complaciente
y oculta su
agresividad hacia el síntoma de Mauro pues proyecta su rabia en el padre y el
abuelo que quieren castigarlo físicamente por el daño hecho, a la vez la madre de
Mauro obtiene una ganancia de placer colateral en el síntoma del hijo pues
descarga la agresividad que tiene ella hacia el maltrato de su pareja. Este
comportamiento es inverso en las reacciones de los padres de Marcelo, aquí es la
madre quien se muestra rabiosa en su hablar y su manejo con Marcelo, lo castiga
introduciéndole enemas por el ano cuando éste se resiste a darle=evacuar las
heces por dos días seguidos, y el padre es permisivo, dejando que ocurra la
15
situación y amorosamente le dice a Marcelo que ponga más atención a su deseo
de hacer caca para que alcance a llegar al retrete, calma a la madre en su
irritabilidad, más la madre desvaloriza lo que le dice el padre y le reclama que eso
es porque él trabaja mucho y no se ocupa de sus hijos.
Los tres niños mantienen la atención de ambos padres desde la falta, sin embargo
Marcela consigue de manera efectiva el avergonzar socialmente a los padres,
pues siempre se le van cayendo las peloticas de masa fecal en la sala cuando
tienen invitados o están presentes las nuevas parejas de ambos padres. Marcela,
más que los varones, coloca socialmente a los padres en una situación
embarazosa, como si esta fuera la forma que encontró para denunciar a los
padres ante lo social, como diciendo que no son lo que parecen, castrándolos
públicamente. La apariencia de perfección que tanto los padres se esfuerzan por
mantener hacia lo externo y el cuerpo sexuado habla sobre la verdad oculta de la
relación edípica. Su comportamiento es un modo de ejercer la castración en los
padres, mostrándose desde lo inaceptable, lo sexual-anal, desde el no
seguimiento de los ideales parentales.
En general, los tres niños pareciera que fueran un trozo de lo ominoso de los
padres, aquello que tanto los padres se esfuerzan por alejar de la conciencia y de
su vida de relación. Es así, que estos niños les imponen a los padres el ser
mirados, el que se ocupen de lo que representa lo más detestable de la condición
humana y que se esfuerzan por rechazar.
Hoy en día de observa, tanto en estos niños que se podría decir que son
neuróticos, como en otros niños asíntomáticos que asisten al preescolar, que el
complejo de Edipo no se resigna así tan claramente como lo menciona Freud
(1905), al decir que ocurre una especie de latencia de lo edípico, sino que este
complejo de Edipo se mantiene presente, existen vestigios de éste más o menos
intensos a lo largo de todo el desarrollo del infante y a veces perturba el proceso
de aprendizaje.
En estos niños la socialización de cierta forma está comprometida, pues ocurre
una escisión de la vida normativa social , “del deber ser” y de la vida emocional,
ligada a los placeres parciales “. Los tres infantes siguen fijados a ciertos placeres
parciales, como si la ambivalencia hacia el objeto se hubiera mantenido, la
excitación estuviera presente de forma paralela a la aparición de la ternura, y las
expresiones agresivo destructivas continúan haciendo estragos, si bien de forma
sintomática.
Bibliografía
Abraham, K.1924 Psicoanálisis Clínico, Hormé, Bs. As., 1980.
Bion, W
Aprendiendo de la experiencia, Paidós, Bs. As.,1987
Garma, A 1962 El Psicoanálisis, teoría, clínica, técnica
Paidós, Bs.As.
16
Grinberg, L 1983 Culpa y Depresión, Alianza Editorial, Madrid.
Grotstein, J 1983 Identificación Proyectiva y Escisión, Gedisa,
México.
Klein, M
1945 El complejo de Edipo a la luz de las ansiedades
tempranas, obras completas, Paidós, Bs As. Vol 1
Freud, S. 1905 Tres ensayos de teoria sexual, Obras Completas
Sigmund Freud, Amorrortu editores, Vol 7
1908 Carácter y erotismo anal, Obras completas Sigmund Freud
Amorrortu editores, Vol.
Olivier Ch. 1984 Los hijos de Yocasta, Fondo de Cultura económica: México
17
Descargar