Señores

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220-19580
Ref: Nulidad de la venta de acciones entre padres e hijos.
Se recibieron sus comunicaciones radicadas el día 3 de abril último mediante las cuales expone el supuesto según
el cual se trata de una sociedad anónima cuyos accionistas son A, B, C, D, E Y F, de los cuales B Y C son hijos menores
de edad de A, y plantea la siguiente hipótesis:
A tiene una deuda con la sociedad debido a que le compró un inmueble. Esa deuda es exigible actualmente y de
acuerdo con el artículo 156 del Código de Comercio se puede compensar con las utilidades que la compañía decrete
a favor de A.
Sin embargo, teniendo en cuenta que los estatutos permiten la libre negociabilidad de las acciones entre los
accionistas, A decide vender sus acciones a B y C, cuya patria potestad detenta A con su cónyuge, y solicita mediante
carta de traspaso al representante legal de la compañía que proceda a inscribir dicha negociación en el libro de
accionistas.
En esas condiciones pregunta si el representante legal está obligado a efectuar la inscripción en el libro de accionistas,
teniendo en cuenta que la negociación cumple con lo establecido en los artículos 406 y 409 del Código de Comercio,
a pesar de que el artículo 906 establece que la venta ente padres e hijos es nula, circunstancia que podría habilitar al
representante legal para negarse a efectuar el registro o debe esperar a que un juez declare la nulidad del contrato.
Al respecto, teniendo en cuenta que en efecto, al tenor de lo dispuesto por el artículo 906 del Código de Comercio, el
negocio jurídico planteado está prohibido por el legislador y su celebración sancionada de nulidad absoluta, es claro
que la inquietud sobre sus consecuencias fue resuelta por el legislador, pero desde luego la sanción solo se produce
a partir de la decisión judicial que así lo declare.
Por su parte, el artículo 416, establece con carácter imperativo que la sociedad no podrá negarse a hacer inscripciones
en el libro de registro de acciones , sino por orden de autoridad competente, o cuando se trate acciones para cuya
negociación se requiera determinados requisitos o formalidades que no se hayan cumplido.
Acorde con lo anterior, y dado que según el planteamiento efectuado la negociación de las acciones cumple con los
requisitos previstos en los artículos 406 y 409 del Código de Comercio, debe colegirse que la sociedad no puede
negarse a inscribir su traspaso, actuación que desde luego no le impide al administrador demandar en nombre de la
sociedad o en el suyo propio la nulidad del negocio jurídico.
Ahora bien, impedir la ejecución de la referida operación, so pretexto de la posible responsabilidad solidaria de los
administradores, fundada en el hecho de que el traspaso de las acciones busca perjudicar a la sociedad, no solo
contraviene la norma imperativa invocada, sino que desconoce el principio de la buena fe acogido en el derecho
Colombiano desde el año de 1887 mediante la ley 153, elevado a la categoría de norma constitucional por virtud del
artículo 83, que al respecto, dispone: "Las actuaciones de los particulares y las de las autoridades públicas deberán
ceñirse a los postulados de la buena fe, la cual se presumirá en todas las gestiones que aquellos adelanten ante
éstos".
En consecuencia se reitera, que a juicio de este Despacho no es viable que el administrador en oposición a una norma
imperativa de derecho se niegue a efectuar la inscripción del traspaso de las acciones de propiedad de A en cabeza
de B y C, porque tal actuación cualquiera fuere su propósito, equivaldría a anticipar la declaratoria de la sanción de
nulidad, función atribuida por ley exclusivamente a los jueces de la República.
La conclusión anotada no se aparta de la posibilidad que le asiste al administrador para adoptar las medidas tendientes
a informarle a todos los accionistas acerca de las implicaciones económicas derivadas de la celebración del referido
contrato, así como de las normas legales correspondientes, actuación que le permitiría en gracia de discusión,
desvirtuar una eventual responsabilidad por violación de la ley. ( Ley 222 de 1995, artículo 24, incisos 3 y 4 ).
En los anteriores términos considero haber atendido su consulta, la que de antemano se advierte tiene los efectos del
artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.
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