Cambios Necesarios en el ajedrez mexicano

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Informática aplicada al ajedrez.
No son sólo computadoras.
Por MI Raúl Ocampo Vargas.
“Nada más difícil de emprender ni más peligroso de conducir que tomar la
iniciativa en la introducción de un nuevo orden de cosas, porque la innovación
tropieza con la hostilidad de todos aquellos a quienes les sonrió la situación
anterior y sólo encuentra tibios defensores en quienes esperan beneficios de la
nueva”
(Niccoló Machiavelli
Innovar consiste en aportar algo nuevo y aún desconocido en un determinado
contexto. Más concretamente, y según el Diccionario de la Real Academia
Española, innovar radica en introducir modificaciones adecuadas a la moda
entendiendo por moda el uso, modo y costumbre en boga. El manual de Frascati
(OCDE, 1992) establece que la innovación es la transformación de una idea en un
producto vendible nuevo o mejorado o en un proceso operativo en la industria y en
el comercio o en nuevo método de servicio social. O sea que Frascati viene a
decir que la innovación es una idea que se vende. Con esta breve definición se
pretende insistir en el aspecto utilitario de la innovación, en el sentido propio de la
palabra. Es decir, que una idea, una invención o un descubrimiento se transforma
en una innovación en el instante en que se encuentra una utilidad al hallazgo.
De todo ello se hace eco la definición dada por Morcillo, que dice que viendo lo
que todo el mundo ve, leyendo lo que todo el mundo lee, oyendo lo que todo el
mundo oye, innovar es realizar lo que nadie ha imaginado, todavía.
¿A que viene todo esto? A que a veces se mal interpreta la idea de lo que puede
hacer la informática aplicada al ajedrez.
No por tener un local dedicado al ajedrez surtido de computadoras ya con eso
basta para que se considere que se esta aplicando la informática al ajedrez. No
son solo las maquinas, son los programas, son la metodología, es, en fin, “El
Elán”…
Las computadoras son nada sin el software adecuado que las haga realizar una
tarea determinada y requerida. El equipo lo llamamos hardware, los programas,
software, a la capacidad de operar ambos, humanware, pero reunir a todo ello en
algo que produzca una mejor manera de jugar ajedrez para un usuario, lo
llamaríamos chessware. Todo para mantenerlo acorde a ese idioma
onomatopéyico que se utiliza, en algunos grupos sociales cultivados, en Inglaterra.
En el idioma de Winston Spencer Churchill, el mejor escritor de habla inglesa.
Bueno, lo de mejor, no es por menospreciar a Shakespeare, pero ¿Qué otro
escritor notable ha salvado un país? Churchill era una delicia escribiendo, gracias
a su conocimiento de la historia. Podía recitar el capítulo del libro “Decline and
Fall of the Roman Empire” de Gibbon. Aquel Churchill, fumador de habanos,
siempre con Cuba en los labios, si sabía decir lo que era una Misión y una visión.
Tras tomar posesión de su cargo y le preguntasen su política y su objetivo
contestó: “You ask: What is our policy? I Hill say: It is to wage war, by sea, land
and air, with all our might and with all the strength, God can give us… You ask:
What is our aim? I can answer in one word: It is victory, victory at all costs, victory
in spite of all terror, victory however long and hard the road might be”
Un bello uso del idioma. Da pena traducirlo.(Usted pregunta: ¿Cuál es nuestra
política? Y yo le contestaré: hacer la guerra por aire, mar y tierra, con todo nuestro
poder y con toda la fuerza que dios pueda concedernos…Usted pregunta: ¿Cuál
es su meta? Puedo contestarle con una sola palabra: Victoria, victoria a toda
costa, victoria sin importar todo el terror, victoria sin importar que tan largo y duro
pueda el camino ser)
Desde Julio Cesar no hay quien manejase el idioma y la acción al mismo tiempo
con tanta altura.
Bueno, el caso es que se ha hecho del inglés el idioma de la computación y así se
ha logrado que haya casi tantos angloparlantes como chino parlantes.
Con un hardware apropiado, sólo tenemos la cuarta parte de lo necesario. El
software dará el otro 25%. Pero el humanware y el chessware son otro 50%. El
humanware requiere capacitación, vocación de aprender y curiosear. No
conformarse con hacer las cosas como todos lo hacen. Buscar y crear, liberarse
de ataduras. El chessware es más especializado y tiene mucho que ver con
conocimientos de varias disciplinas y hasta de cierto espíritu mundano, fogueado
en torneos y sazonado en conversaciones con diversos entrenadores. Ese
chessware se alimenta constantemente y se mejora con constante prueba y error.
Con el constante espíritu de insatisfacción que obliga a buscar como hacer las
cosas de otra manera para luego evaluar si algo sirve o no sirve, o para que sirve.
Esto viene a colación cuando supe de un muchacho que ganó una computadora
en un torneo de ajedrez y esperaba subir de juego con ella. Mejoro un poco, pero
no lo que esperaba. Jugaba con ella todos los días, varias horas cada vez. Pero
sólo tenía un programa de ajedrez, un “Chess Master”. Luego de un año, a pesar
de que sentía mejoras en su juego, se me acercó en un torneo y me pidió consejo.
Primero le pregunte varias cosas. Supe entonces que no sabía usar ni Word, ni
ningún programa usual de computadora, sólo el Chess Master. ¡En un año nadie
lo había orientado! Sin software, sin humanware y por supuesto sin chessware, lo
increíble es que haya mejorado algo. La computadora no lo es todo.
Si le dan a un club cualquiera varias computadoras, no por eso es un centro
computarizado de ajedrez donde la informática se aplica al ajedrez. Sólo tiene el
25% del camino. El más fácil. El que sólo cuesta dinero. Dinero lo hay en muchos
lados y no sirve solo. Dicen que el tiempo es dinero, pero yo digo que el dinero no
es tiempo. Lo que vale es ante todo el aspecto humano, el humanware, y en
ajedrez el Chessware. Hardware y software se compran, aunque este último
requiere humanware y chessware para seleccionarlo adecuadamente. Porque
Hardware y Software no bastan.
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