LA POTESTAD TRIBUTARIA EN MATERIA DE TRIBUTACION MUNICIPAL Es objeto del presente artículo analizar los alcances de la Potestad Tributaria Municipal en la República del Perú, a cuyo efecto se procederá a revisar el marco normativo que regula dicha facultad, así como algunos precedentes jurisprudenciales emitidos con relación al tema. Previo a ello, y a fin de situar el caso peruano entre las tendencias que a nivel doctrinario se admiten con relación a la Potestad Tributaria Municipal, estimamos conveniente realizar una breve reseña de éstas. 1. La Potestad Tributaria Municipal: Tendencias aceptadas doctrinariamente Doctrinariamente, se discute el alcance de la Potestad Tributaria Municipal, aceptándose dos tendencias: La que postula que la Potestad Tributaria de las Municipalidades1 es de carácter Originario, y la que postula que dicha Potestad es de carácter Derivado. a) Potestad Tributaria Originaria Cierta doctrina reconoce una Potestad Tributaria Originaria a las Municipalidades, debido a que: (i) (ii) Desde un punto de vista histórico-sociológico son agrupaciones sociales anteriores a las Provincia y al Estado Nacional; y que, Las provincias tienen la obligación de asegurar el régimen municipal, reconociéndose al Municipio facultades impositivas originarias, derivadas de normas constitucionales. Sin embargo, y en adhesión a la opinión del jurista Dino Jarach, no es siempre cierto el origen sociológico de municipio anterior al Estado, ya que su origen y organización se da por iniciativa de éste. Asimismo, lo constitucionalmente originario de los Municipios es la garantía de su existencia, y como derivación de ello, que los ordenamientos provinciales no puedan privarlos de atributos esenciales, frustrando o tornando ficticia su existencia. b) Potestad Tributaria Derivada Otro sector de la doctrina sostiene que los Municipios poseen una Potestad Tributaria Derivada. Eduardo A. Christensen expresa que quien le da nacimiento, otorga facultades, y reconoce como tales, desde el aspecto político y jurídico, es la provincia a la que pertenece el Municipio, quien no tiene un territorio propio, ya que por ley provincial puede ser dividido o fusionado. Dicho autor coincide con el criterio de 1 Para efectos del presente artículo, se utilizarán indistintamente los términos “Municipalidades” y “Municipios”. 1/26 Horacio D. Rosatti cuando sostiene que los Municipios no son autónomos, sino que poseen grados de autonomía. Asimismo, como lo opina el jurista Enrique Bulit Goñi, los municipios son una creación decidida por la Constitución Nacional, pero que requiere de la necesaria e inevitable implementación provincial; la que deberá reconocer potestades tributarias, las que no podrán ser de tal manera escuálidas, que frustren su propia finalidad. Del mismo modo, Dino Jarach expresa que si los Municipios tuvieran una potestad tributaria originaria, ellos pasarían a ser provincia, y estas dejarían de existir, ya que estarían entregando una potestad igual a la que ellas poseen. Como lo establece el principio general de derecho, nadie puede transmitir un derecho mejor y mas extenso del que se tiene. De lo mencionado, y teniendo en cuenta la autonomía municipal, se puede inferir que los Municipios poseen una autonomía "relativa" y no plena, es decir en la medida en que la provincia les otorgue potestades mediante disposición expresa contenida en su propia Constitución. 2. La Potestad Tributaria Municipal en la República del Perú 2.1 Marco Normativo En la actualidad, la Potestad Tributaria Municipal se encuentra delimitada por el ordenamiento jurídico, estando éste integrada principalmente por los siguientes dispositivos: (i) (ii) (iii) (iv) La Constitución Política del Estado2. La Ley Orgánica de Municipalidades3. El Código Tributario4. La Ley de Tributación Municipal5. a) De la Constitución Política del Estado a.1) El artículo 74° de la CPE establece que los gobiernos regionales y locales pueden crear, modificar y suprimir contribuciones y tasas, o exoneraciones de éstas, dentro de su jurisdicción, y con los límites que señala la ley. Asimismo, estipula que el Estado, al ejercer la potestad tributaria, debe respetar los principios de reserva de ley, igualdad y respeto a los derechos fundamentales de la persona, estableciendo que ningún tributo puede tener carácter confiscatorio. 2 3 4 5 En adelante, la “CPE”. Aprobada por Ley N° 27972; en adelante, la “LOM”. Cuyo Texto Único Ordenado fue aprobado por el Decreto Supremo N° 135-99-EF; en adelante, el “CT”. Cuyo Texto Único Ordenado fue aprobado por el Decreto Supremo N° 156-2004-EF; en adelante, la “LTM”. 2/26 Por su parte, el inciso 4 del artículo 195° de la Constitución establece que los gobiernos locales son competentes para crear, modificar y suprimir contribuciones, tasas, arbitrios, licencias y derechos municipales, conforme a ley. a.2) De lo anterior se deduce que: (i) La Constitución reconoce potestad tributaria originaria los gobiernos locales dentro de su jurisdicción. (ii) La potestad tributaria de las Municipalidades se encuentra limitada a la creación de tributos vinculados a alguna actividad o servicio estatal. Esto reviste singular importancia, dado que en la práctica dichas entidades sólo contarían con facultades para crear contribuciones y tasas, las cuales, tal como se reconoce doctrinariamente y de la forma cómo han sido reguladas por el CT6, suponen una actividad estatal, esto es, una acción o actuación del Estado en forma directa e identificable en beneficio del contribuyente. (iii) Dicha potestad está sujeta a la ley, la cual restringe su ejercicio y constituye una diferencia fundamental respecto a la potestad tributaria del Gobierno Nacional. Esto quiere decir que la Constitución ha dispuesto que sea por ley como se desarrollen las reglas de contenido material o de producción jurídica que sirvan para determinar la validez o invalidez de las normas municipales que crean tributos. En este caso, dicho contenido se encuentra previsto en las disposiciones de la LOM y en la LTM. b) La Ley de Tributación Municipal En esta norma se prevén los aspectos adjetivos y sustantivos de la Potestad Tributaria Municipal. Asimismo, contempla los ingresos tributarios creados por Ley a favor de las Municipalidades. A continuación desarrollaremos cada uno de estos temas. b.1) Aspectos adjetivos y sustantivos de la Potestad Tributaria Municipal 6 El CT, al regular los alcances de los tributos señala que éstos comprenden a los: a) Impuestos: Son los tributos cuyo cumplimiento no origina una contraprestación directa en favor del contribuyente por parte del Estado. b) Contribuciones: Son los tributos cuya obligación tiene como hecho generador beneficios derivados de la realización de obras públicas o de actividades estatales. c) Tasas: Son los tributos cuya obligación tiene como hecho generador la prestación efectiva por el Estado de un servicio público individualizado en el contribuyente. 3/26 (i) Aspectos adjetivos (o formales) de la Potestad Tributaria Municipal (i.1) El artículo 60° de la LTM establece que las Municipalidades crean, modifican y suprimen contribuciones o tasas, y otorgan exoneraciones, dentro de los límites que fije la ley. Asimismo, en aplicación de lo dispuesto por la Constitución, se establece las siguientes normas generales: - - La creación y modificación de tasas y contribuciones se aprueban por Ordenanza, con los límites dispuestos por el presente Título; así como por lo dispuesto por la LOM. Para la supresión de tasas y contribuciones las Municipalidades no tienen ninguna limitación legal. Por su parte, el artículo 40° de la LOM señala que mediante Ordenanzas se crean, modifican, suprimen o exoneran, los arbitrios, tasas, licencias, derechos y contribuciones, dentro de los límites establecidos por ley. Las Ordenanzas en materia tributaria expedidas por las Municipalidades distritales deben ser ratificadas por las Municipalidades provinciales de su circunscripción para su vigencia. (i.2) De lo señalado en el acápite anterior se advierte con claridad que, tratándose de Ordenanzas en materia tributaria emitidas por Municipalidades distritales, su eficacia se encuentra condicionada al cumplimiento de un requisito formal, siendo éste la ratificación de aquéllas por parte de las Municipalidades provinciales. Cabe indicar que durante la vigencia del texto anterior de la LOM, aprobado por la Ley N° 23854, los tributos municipales también debían ser creados por los concejos municipales pero su instrumentalización necesariamente tenía que ser efectuada mediante Edictos, los cuales, en el caso de los Municipios distritales, tal y como sucede con la legislación vigente, debían ser ratificados por la Municipalidad provincial correspondiente. Sobre el particular, algunos Municipios consideraron en su oportunidad que al dictarse el CT actualmente vigente, se había eliminado el requisito de la ratificación de los tributos creados por las Municipalidades distritales, dado que se modificó la formalidad en cuanto al establecimiento de los tributos municipales de Edictos a Ordenanzas. Al respecto, se suscitó diversos criterios interpretativos que en algunos casos apoyaban el criterio antes ceñido. No obstante, 4/26 la posición predominante, y que posteriormente fue confirmada por un precedente de observancia obligatoria del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual - INDECOPI, fue que la ratificación de los tributos de las Municipalidades distritales no había quedado derogada por la entrada en vigencia del CT vigente. (ii) Aspectos sustantivos (o de fondo) de la Potestad Tributaria Municipal (ii.1) De las limitaciones generales - El artículo 61° de la LTM prevé que las Municipalidades no podrán imponer ningún tipo de tasa o contribución que grave la entrada, salida o tránsito de personas, bienes, mercadería, productos y animales en el territorio nacional o que limiten el libre acceso al mercado. En virtud a ello, no está permitido el cobro por pesaje; fumigación; o el cargo al usuario por el uso de vías, puentes y obras de infraestructura; ni ninguna otra carga que impida el libre acceso a los mercados y la libre comercialización en el territorio nacional. Asimismo, se dispone que las personas que se consideren afectadas por tributos municipales que contravengan dichos límites pueden recurrir al INDECOPI o al Ministerio Público. - Sobre el particular, consideramos que la limitación prevista tiene por finalidad evitar que las Municipalidades transgredan el régimen económico previsto en la CPE que contempla como premisas del desarrollo económico de la nación, a la libre iniciativa privada y a la libre competencia. (ii.2) De la determinación de los tributos municipales - El Título III de la LTM (artículos 60° y siguientes), establece el marco normativo para las contribuciones y tasas que pueden ser materia de creación por parte de las Municipalidades. - Es del caso recordar que a diferencia de las contribuciones municipales, que se originan como consecuencia del beneficio en la propiedad por la realización de una obra pública municipal, las tasas se originan como consecuencia 5/26 de la prestación de un servicio individualizado por parte de la Municipalidad. Sobre este tema (tasas), la propia LTM ha señalado que las Municipalidades podrán imponer las siguientes tasas: Tasas por servicios públicos o arbitrios: Es decir, tasas que se pagan por la prestación o mantenimiento de un servicio público individualizado en el contribuyente. Tasas por servicios administrativos o derechos: Es decir, tasas que deben pagar el contribuyente a la Municipalidad por concepto de tramitación de procedimientos administrativos o por el aprovechamiento particular de bienes de propiedad de la Municipalidad. Tasas por las licencias de apertura de establecimiento: Es decir, tasas que deben pagar todo contribuyente por única vez para operar un establecimiento industrial, comercial o de servicios. Tasas por estacionamiento de vehículos: Es decir, tasas que deben pagar todo aquel que estacione su vehículo en zonas comerciales de alta circulación, conforme lo determine la Municipalidad del Distrito correspondiente, con los límites que determine la Municipalidad Provincial respectiva y en el marco de las regulaciones sobre tránsito que dicte la autoridad competente del Gobierno Central. Tasa de Transporte Público: Es decir, tasas que deben pagar todo aquél que preste el servicio público de transporte en la jurisdicción de la Municipalidad Provincial, para la gestión del sistema de tránsito urbano. Otras tasas: Es decir, tasas que deben pagar todo aquél que realice actividades sujetas a fiscalización o control municipal extraordinario. Especial relevancia reviste la imposición de arbitrios por parte de las Municipalidades, cuya aplicabilidad ha sido materia de profundos análisis jurídicos a nivel administrativo (INDECOPI) como jurisdiccional (Tribunal Constitucional), llegándose a la conclusión de que las Municipalidades debían utilizar criterios que estuvieran vinculados al beneficio del servicio que se presta considerando incluso el valor del predio pero no como único criterio o criterio principal, sino como complementario a algún otro criterio que guarde relación con el servicio prestado, como podría ser el uso y tamaño del inmueble para el caso del servicio de limpieza pública, 6/26 la ubicación del inmueble para el caso del servicio de parques y jardines y el uso y ubicación del inmueble para el caso del servicio de serenazgo. Un mayor detalle de esta controversia la desarrollaremos en el punto “Precedentes Administrativos y Jurisprudenciales” del presente artículo. b.2) Ingresos tributarios municipales creados por Ley El artículo 3° de la LTM establece que las Municipalidades perciben ingresos tributarios por las siguientes fuentes: (i) (ii) Los impuestos municipales. Las contribuciones y tasas que determinen los Concejos Municipales. (iii) Los impuestos nacionales creados en favor de las Municipalidades y recaudados por el Gobierno Central. (iv) Los contemplados en las normas que rigen el Fondo de Compensación Municipal. c) La Ley Orgánica de Municipalidades c.1) La presente ley establece normas sobre la creación, origen, naturaleza, autonomía, organización, finalidad, tipos, competencias, clasificación y régimen económico de las Municipalidades; también sobre la relación entre ellas y con las demás organizaciones del Estado y las privadas, así como sobre los mecanismos de participación ciudadana y los regímenes especiales de las Municipalidades; clasificadas en función de su jurisdicción y régimen especial de acuerdo a lo siguiente: (i) En función de su jurisdicción: (ii.1) (ii.2) (ii.3) (ii) La Municipalidad provincial, sobre el territorio de la respectiva provincia y el distrito del cercado. La Municipalidad distrital, sobre el territorio del distrito. La Municipalidad de centro poblado, cuya jurisdicción la determina el respectivo concejo provincial, a propuesta del concejo distrital. Están sujetas a régimen especial las siguientes: (ii.1) (ii.2) Metropolitana de Lima, sujeta al régimen especial que se establece en la presente ley. Fronterizas, las que funcionan en las capitales de provincia y distritos ubicados en zona de frontera. c.2) Ahora bien, dadas las recientes modificaciones introducidas a la Ley en referencia, estimamos conveniente referenciar algunas de las principales innovaciones, las cuales inciden en el ámbito impositivo. 7/26 (i) Se prevé que el sistema tributario de las Municipalidades se rige por la ley especial7 y el CT en la parte pertinente Al respecto, consideramos acertada la renuncia que concede la LOM a regular el régimen de los tributos municipales teniendo en cuenta que en una ley orgánica se regulan aspectos estructurales y funcionales de las entidades gubernamentales contempladas en la CPE, y no propiamente aspectos impositivos en particular. (ii) Las Municipalidades pueden suscribir convenios con Superintendencia Nacional de Administración Tributaria8 la En el Perú, la SUNAT es el ente encargado de la administración de los tributos internos, contando a la fecha con una gran y exitosa experiencia en dicha labor, lo cual se ve reflejado en el sostenido incremento en la recaudación que desde hace más de 3 años viene aconteciendo en esta nación. En ese sentido, consideramos que los convenios que las Municipalidades podrán celebrar con la SUNAT devendrán en un importante traslado del “know how” de dicho ente recaudador que incidirán favorablemente en la administración de los recursos fiscales a cargo de las Municipalidades. (iii) Para efectos de la estabilización de los tributos municipales, las Municipalidades pueden suscribir convenios de estabilidad tributaria municipal Como cuestión preliminar cabe indicar que la LOM hace referencia a la estabilización de “tributos municipales”, lo cual en la práctica implicaría no solamente la inclusión de las contribuciones y tasas que tiene a su cargo, sino también de impuestos que pueden ser recaudados por dichas entidades en virtud a los convenios de estabilidad. Aún cuando consideramos que esta facultad puede guardar coherencia con las normas de promoción la inversión privada vigentes en el país9, y que en esa línea se busque atraer nuevas inversiones en el ámbito de competencia de los Municipios, estimamos que también podría devenir en desfavorable ante una incorrecta aplicación. En efecto, debe tenerse en cuenta que las contribuciones y tasas son tributos relacionados a la ejecución, entre otros, de obras públicas y prestación de servicios públicos, y en ésa medida, al abono que se efectúa por dichos conceptos contribuye a 7 8 9 Que no sería otra que la LTM. En adelante, la “SUNAT”. Que en el caso peruano están constituidas por los Decretos Legislativos Núms. 662 y 757. 8/26 cubrir los costos incurridos en su ejecución. (iv) Se contempla la ratificación por las Municipalidades provinciales de las ordenanzas emitidas por las Municipalidades distritales Al respecto, somos de la opinión que este condicionamiento resulta favorable toda vez que contribuye a los objetivos de una política tributaria integral y uniforme acorde con el principio de igualdad que consagra el artículo 74° de la CPE. (v) Se suprime la facultad de las Municipalidades provinciales para resolver los recursos administrativos interpuestos contra resoluciones emitidas por las Municipalidades distritales Atendiendo a criterios de especialización y uniformidad de fallos en materia fiscal municipal, consideramos que debió haberse mantenido la facultad de las Municipalidades provinciales para resolver los recursos administrativos interpuestos contra resoluciones emitidas por las Municipalidades distritales. Cabe indicar que la nueva regulación traerá como consecuencia que el Tribunal Fiscal resuelva directamente los recursos impugnativos interpuestos contra los actos emitidos por las Municipalidades distritales, al haberse eliminado la “instancia previa” anteriormente constituída por las Municipalidades provinciales. d) El Código Tributario Esta norma establece los principios generales, instituciones, procedimiento y normas del ordenamiento jurídico-tributario de la República del Perú. En ese sentido, aspectos tales como las fuentes de derecho, interpretación de normas tributarias, aplicación supletoria de principios, vigencia de las normas y cómputo de plazos habrán de ser tomados en cuenta al momento de evaluar aspectos vinculados a la obligación tributaria municipal, su administración, el trámite de los procedimientos tributarios y el tratamiento de las infracciones y sanciones. 2.2 Precedentes Administrativos y Jurisprudenciales a) Precedentes administrativos En el caso peruano, mediante el Decreto Ley N° 25868 se dispuso que la Comisión de Acceso al Mercado del INDECOPI es la encargada de velar por el cumplimiento de las disposiciones y los principios de simplificación administrativa, con el propósito de evitar que las entidades de la Administración Pública generen barreras burocráticas que impidan u obstaculicen, ilegal o 9/26 irracionalmente, el acceso o permanencia de los agentes económicos en el mercado. En ese sentido, mediante Resolución N° 008-2003-CAM-INDECOPI, la referida Comisión aprobó los Lineamientos sobre Arbitrios Municipales que dicho órgano tendrá en cuenta al momento de evaluar la legalidad y racionalidad de las normas emitidas sobre el particular. Entre los principales temas que se abordan se pueden mencionar los relacionados a la determinación de la cuantía de los arbitrios y los criterios para la distribución de los costos totales del servicio. A continuación transcribiremos cada uno de ellos: a.1) Determinación de la cuantía de los arbitrios “(...) (i) Los ingresos que recaude la Municipalidad por concepto de arbitrios no deben exceder del costo en que incurre para brindar dichos servicios públicos y deben ser destinados exclusivamente al financiamiento de los mismos. Asimismo, el costo total por dichos servicios públicos debe ser distribuido de manera racional a través de las tasas a pagar por cada contribuyente, de tal manera que el monto de las mismas haya sido establecido en función de criterios que estén de acuerdo a la naturaleza de este tipo de obligación tributaria y reflejen, de alguna manera, el costo individual del servicio prestado. En efecto, la determinación de la cuantía de los arbitrios supone tanto la comparación de los costos totales de los servicios prestados y de los montos totales recaudados por dicho concepto, como la evaluación de los criterios de distribución de tales costos entre los contribuyentes. (ii) Previamente a la creación de los arbitrios, los órganos técnicos de las Municipalidades deben de realizar los estudios necesarios para determinar el costo total del servicio a prestar (estructura de costos). En esta evaluación global de costos que demanda la prestación del servicio en un ejercicio gravable determinado (anualmente), pueden incluirse aspectos como las remuneraciones del personal que participa directamente en la prestación del servicio, los insumos que se utilizan (materiales), la depreciación o mantenimiento de equipos (consumos variables), entre otros. (iii) De otro lado, es necesario determinar previamente la cantidad de 10/26 contribuyentes que se beneficiarán con el servicio a prestar en una localidad. Un elemento objetivo para identificar y determinar el sujeto pasivo de la obligación tributaria es el predio (unidad inmobiliaria independiente) ubicado en la circunscripción territorial de una determinada Municipalidad. Sin perjuicio de lo anteriormente expuesto, es importante señalar que resulta necesario evaluar los criterios de distribución de los costos totales que la prestación de dichos servicios supone. Al respecto, la individualización de los servicios (y en consecuencia del cobro del tributo) debe traducirse en una razonable distribución del costo de los mismos a los contribuyentes. (...)” a.2) Criterios para la distribución de los costos totales del servicio “(...) Sobre el particular, la Comisión considera necesario señalar algunos criterios orientadores que permitirían sustentar el monto de los arbitrios. Al respecto, debe señalarse que podría resultar excesivamente oneroso determinar con exactitud el servicio efectivo que individualmente recibe un determinado contribuyente. En tal sentido, los criterios que se formulan a continuación constituyen parámetros referenciales sobre la base de una serie de presunciones que podrían indicarnos en forma verosímil la "cantidad" de servicio público que "recibe" un contribuyente. 1. Prestación general de los servicios 1.1. Se entiende por prestación general el simple hecho de que un municipio esté realizando o manteniendo un servicio público en beneficio de su jurisdicción. Este beneficio se manifiesta en la posibilidad que tiene un vecino para disfrutar, si lo desea, del servicio público prestado por la autoridad local. Desde la perspectiva del vecino, lo que éste recibe es un disfrute potencial, mientras que desde la perspectiva del municipio, lo que brinda es una prestación general. Así por ejemplo, cuando pasa el camión de la basura por una determinada cuadra, todos los vecinos de la misma tienen la posibilidad de que se les recoja la basura, así no la tengan. Por ello, la Comisión entiende que la individualización exigida por la ley radica en que el particular puede disfrutar del servicio público simplemente por el hecho de que la Municipalidad pone a su disposición dicho servicio con carácter general. En este sentido, si el recolector de basura pasa por una cuadra, todos los vecinos de la misma están obligados a pagar el arbitrio de limpieza pública, así no habiten en sus predios, no tengan 11/26 basura o utilicen otros mecanismos para desecharla. 1.2. El disfrute potencial explica la naturaleza de la obligación municipal de prestar o mantener un servicio público con carácter general. Ello debido a que lo único que tiene que hacer el municipio para cumplir con la voluntad de la ley es poner a disposición de sus vecinos la posibilidad de disfrutar del servicio público, con lo cual éstos estarán obligados a su pago incluso cuando no quieran o no puedan disfrutar del servicio. 1.3. Siguiendo dicho razonamiento, si un parque se encuentra en buen estado todos los vecinos del distrito están en aptitud de disfrutarlo (pasear en el parque, mirar y oler las flores, respirar aire puro, etc.), tanto los que viven frente al parque como los que residen en zonas alejadas del mismo, por lo que todos ellos deben pagar por tal posibilidad. De igual forma, todos los titulares de predios de un distrito están obligados a pagar el arbitrio de serenazgo por el solo hecho de que se está prestando seguridad, es decir, no es necesario que alguien sea beneficiado con algún tipo de intervención (impedir un asalto o auxiliar a un accidentado), basta que las unidades del servicio de serenazgo estén patrullando en el distrito. 1.4. Según el disfrute potencial, todos los titulares de predios de una circunscripción municipal deberían sufragar los costos de la prestación de los arbitrios en cuotas iguales, es decir, se paga un arbitrio fIat o plano. El arbitrio fIat o plano significa distribuir el costo total del servicio entre todos los contribuyentes obligados al pago del arbitrio, sin establecer diferencia alguna. La ventaja principal de esta forma de recaudación es que representa para el municipio un bajo costo de administración, pues basta dividir el costo total del servicio público entre el número de contribuyentes. 1.5. Además del criterio de la prestación general, la ley exige que la cuantía del arbitrio guarde relación con la prestación efectiva del servicio brindado. Es decir, calcular la cuantía del arbitrio utilizando únicamente el criterio del beneficio potencial constituye una transgresión al marco legal establecido por la Ley de Tributación Municipal. Por tal razón, a continuación se señalan criterios que referencialmente podrían permitir diversos grados de individualización del beneficio o disfrute efectivo que recibe el contribuyente, para así respetar el marco legal tributario vigente en el país. 12/26 2. Prestación y disfrute efectivo 2.1. Se entiende por disfrute efectivo el servicio concreto que recibe un vecino en particular por la prestación o mantenimiento de un servicio público. Este servicio se determina a partir de actos o datos objetivos que permiten presumir en forma razonable la existencia de un grado de disfrute concreto del servicio público. Desde la perspectiva del vecino, lo que éste recibe es un disfrute efectivo, desde el ángulo del municipio, lo que éste brinda es una prestación efectiva. Por ejemplo, tratándose del recojo de la basura el disfrute efectivo se materializa en la cantidad de basura generada por los titulares de un determinado predio y que es recogido por los servidores municipales. Cuanto más basura se arroja, mayor actividad estatal se despliega. Este incremento del servicio se traduce en un aumento del disfrute individual del vecino. Por ello quien recibe más prestación del servicio público (disfruta más) debe pagar una tasa mayor por concepto de arbitrios. Así las cosas, los predios o establecimientos que arrojan mayor basura deben pagar más arbitrios de los que arrojan menos basura. De igual forma, los vecinos que más disfrutan de los parques y jardines o del servicio de serenazgo deben pagar más con relación a aquellos que los disfrutan menos. 2.2. Tratándose del recojo de la basura o el barrido de las calles, el disfrute efectivo se materializa precisamente en el hecho de que el servidor municipal recoge la basura que arroja un determinado predio y barre la cuadra donde se encuentra ubicado dicho predio. En el caso del mantenimiento de parques y jardines, el disfrute efectivo se materializa en la observación del parque (mirar los árboles, plantas y flores), en estar dentro de él o recorrerlo, en aspirar un aire más puro, en oler las flores, en jugar en el césped, etc. Tratándose del serenazgo, el disfrute se materializa en la sensación de seguridad que proporciona la vigilancia municipal o en la efectiva intervención de las unidades de serenazgo. 2.3. Según el disfrute efectivo (o prestación efectiva), los titulares de los predios de un distrito asumirán los costos de la prestación del servicio público en forma desigual, pagando lo que se llama un arbitrio diferenciado o variable. 2.4. Dicho esto, corresponde determinar a continuación algunos parámetros que podrían permitir determinar, vía presunciones, cuándo hay un mayor disfrute del servicio, para así determinar el grado de prestación efectiva del mismo. Cabe advertir, sin embargo, que los parámetros a explicar son 13/26 enunciativos y no taxativos, es decir, pueden existir otros criterios que, en igual medida, e incluso con mayor precisión, indiquen el grado de servicio efectivo que recibe el contribuyente de un arbitrio. En todo caso serán los gobiernos locales, en ejercicio de sus potestades discrecionales, quienes decidirán qué criterio usar para diferenciar el disfrute efectivo que reciben sus vecinos, lo importante es que estos criterios reflejen una correspondencia entre el grado de disfrute del servicio (servicio efectivo) y el monto del arbitrio. A fin de determinar la prestación efectiva del servicio público, se pueden utilizar tres criterios: el tamaño, uso y ubicación del predio. a. El tamaño del predio El tamaño (área construida y sin construir) del predio puede constituir un indicador que nos permita presumir el grado de disfrute de un servicio. Por ejemplo, un mini market de 100 metros cuadrados posiblemente arroje menos basura que un super mercado de 10 000 metros cuadrados. Asimismo, el tamaño de un predio puede ser un indicativo de la cantidad de actividades que se desarrollan en su interior (en una peluquería de 10 metros cuadrados posiblemente hay menos actividad que en una de 200 metros cuadrados) o del número de personas que lo habitan (debe tenerse presente que una persona por sí misma genera desperdicios, por lo que a más personas, podría ser valedero suponer, se generará más basura). Estos ejemplos permiten afirmar que el tamaño del predio puede constituir un criterio adecuado para diferenciar el grado de disfrute efectivo de un arbitrio determinado, como es el caso del recojo de la basura. Implementar el criterio del tamaño del predio no va a generar altos costos administrativos, pues los municipios cuentan con información suficiente que les permite identificar el área construida y sin construir de los predios de su jurisdicción, pues esta información se encuentra registrada en las declaraciones juradas de autoavalúo que obran en sus archivos. b. El uso del predio El tipo de actividad que se desarrolla dentro de un predio también puede constituir un indicador del grado de beneficio efectivo que se recibe de un servicio público. Así por ejemplo, podría ser razonable suponer que un camal, mercado o restaurante arroja más basura que un instituto de idiomas, un estudio de abogados o una sastrería, por lo que éste requerirá un mayor servicio de limpieza pública y/o relleno 14/26 sanitario. Este criterio ha sido utilizado tanto por la Comisión como por la Sala de Defensa de la Competencia en distintos pronunciamientos. En efecto, se ha considerado que el uso del predio puede ser un criterio a tomar en consideración para distribuir el arbitrio de limpieza pública, dado que dependiendo de la actividad que se realice en el predio, se arrojará más o menos basura, demandando así mayor o menor actividad municipal. De otra parte, tratándose del servicio de serenazgo, podría ser razonable suponer que un bar o un night club, por las probabilidades de violencia que genera el consumo de alcohol, constituyan establecimientos susceptibles de generar mayor peligro (riñas, asaltos, etc.) en comparación con una casa habitación, por lo que dichos establecimientos requerirán de un mayor servicio de vigilancia. Este criterio ha sido utilizado tanto por la Comisión como por la Sala de Defensa de la Competencia en distintos pronunciamientos. Al respecto, se ha considerado que el criterio del uso del predio resulta válido para distribuir los arbitrios de serenazgo, toda vez que dependiendo de la actividad que se realice en el inmueble, se puede presumir que se demandará un mayor o menor servicio de seguridad ciudadana. Al igual que en el caso anterior, implementar el criterio del uso del predio no va a generar altos costos administrativos, pues los municipios cuentan con información suficiente que les permite identificar el uso de los predios de su jurisdicción (información que se encuentra registrada en las declaraciones juradas de autoavalúo y las licencias de funcionamiento que obran en sus archivos). c. La ubicación del predio La ubicación del predio es otro tipo de indicador que podría permitir apreciar el grado de disfrute de un servicio público. Por ejemplo, podría sostenerse que los titulares de los predios ubicados frente a los parques reciben un mayor disfrute de aquéllos alejados de los mismos. En efecto, quien vive frente al parque tiene mayores posibilidades de disfrutar de su vista, del aire puro o de una caminata en éste, que aquél que vive a más de diez cuadras del parque. Por ello, podría resultar razonable afirmar que quien vive frente a un parque debería pagar más por este servicio que alguien que reside en una zona en la que no haya parques cercanos. Así también, el titular de un predio ubicado en un lugar sobre el cual los reportes estadísticos indican que la delincuencia es frecuente debería pagar más que aquél que reside en un lugar poco frecuentado por delincuentes. Las estadísticas podrían constituir datos objetivos que permitan individualizar los lugares 15/26 que requieren más vigilancia, incluso tomando en consideración que la actividad delictiva es variable. En el caso del servicio de serenazgo la Municipalidad podría decidir combatir la delincuencia en una determinada zona mediante un patrullaje más intenso, en tal sentido, los vecinos de dicha zona podrían ser gravados en mayor medida con los costos de este servicio. Como en los dos casos anteriores, implementar el criterio de la ubicación del predio no va a generar la necesidad de obtener información adicional, pues los municipios cuentan con información suficiente que les permitiría identificar la ubicación de los predios de su jurisdicción, pues esta información se encuentra registrada en el catastro y en los pIanos de zonificación, índice de usos de suelo y desarrollo urbano que obran en sus archivos. d. Valor del inmueble Un importante número de gobiernos locales del país utiliza como criterio para calcular la cuantía de los arbitrios a pagar por cada contribuyente, el valor del predio señalado en la declaración jurada de autoavalúo. De esta forma, paga más quien es titular de un predio de mayor valor. Al respecto, en diversos pronunciamientos la Comisión ha considerado que el valor del predio no constituye por sí mismo un criterio adecuado para calcular el monto de los arbitrios, pues considera que no existe correspondencia entre dicho valor y la prestación efectiva del servicio público. En efecto, no es posible hallar conexión lógica entre el valor de un predio y el servicio de mantenimiento de un parque o el servicio de recojo de la basura que en dicho predio se origina. No obstante ello, la Sala de Defensa de la Competencia ha considerado que el valor del inmueble sí constituye un criterio adecuado para efectuar la distribución de los costos totales de estos servicios municipales, siempre y cuando éste sea aplicado conjuntamente con otros criterios válidos para cada tipo de arbitrio. e. Otros criterios Los criterios antes mencionados no son los únicos parámetros que permiten indicar el grado de disfrute o beneficio efectivo que recibe cada contribuyente o, lo que es lo mismo, la "cantidad" de prestación efectiva que recibe el contribuyente. Posiblemente cuanto más sofisticada sea la forma de calcular dicha "cantidad" del servicio efectivo, más precisa será la determinación de la cuantía del arbitrio. El análisis costo - beneficio indicará hasta 16/26 qué punto se puede invertir en mecanismos sofisticados de determinación del disfrute efectivo sin que se llegue a crear un aparato burocrático demasiado costoso para la Municipalidad correspondiente. (...)” b) Precedentes Jurisprudenciales El Tribunal Constitucional se ha pronunciado en diversos fallos respecto a la Potestad Tributaria Municipal, revistiendo especial interés la Sentencia del Pleno Jurisdiccional del 16 de mayo de 2005, recaída en el expediente N° 00053-2004-PI/TC. En ésta, el máximo intérprete de las normas jurídicas de la República del Perú se pronuncia sobre aspectos tales como el bloque de constitucionalidad como parámetro de control de la producción normativa municipal, la capacidad contributiva en materia tributaria y la exigencia de no confiscatoriedad en el caso de los arbitrios. Veamos algunos extractos de esta Sentencia: b.1) Bloque de constitucionalidad como parámetro de control de la producción normativa municipal “(...) La evaluación de la constitucionalidad de las ordenanzas que crean arbitrios implicará tomar en cuenta el parámetro de control constitucional o Bloque de la Constitucionalidad, que integra tanto a la Ley Orgánica de Municipalidades como a la Ley de Tributación Municipal que, con arreglo a la Constitución, regulan la producción normativa municipal en materia tributaria. En anteriores oportunidades el Tribunal Constitucional ya se pronunció sobre el contenido del parámetro de constitucionalidad, señalando que el mismo “(...) puede comprender a otras fuentes distintas de la Constitución y, en concreto, a determinadas fuentes con rango de ley, siempre que esa condición sea reclamada directamente por una disposición constitucional (v.g. la ley autoritativa en relación con el decreto legislativo). En tales casos, estas fuentes asumen la condición de “normas sobre la producción jurídica”, en un doble sentido; por un lado, como “normas sobre la forma de la producción jurídica”, esto es, cuando se les encarga la capacidad de condicionar el procedimiento de elaboración de otras fuentes que tienen su mismo rango; y, por otro, como “normas sobre el contenido de la regulación”, es decir, cuando por encargo de la Constitución pueden limitar su contenido”. (STC N.° 0072002-AI/TC y STC N.° 0041-2004-AI/TC). Ahora bien, en nuestro ordenamiento jurídico, la referencia al parámetro de constitucionalidad o Bloque de la Constitucionalidad, tiene como antecedente inmediato el artículo 22° de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, que hoy se incorpora en el artículo 79° del Código 17/26 Procesal Constitucional como principio de interpretación, cuyo tenor es: “(...) para apreciar la validez constitucional de las normas el Tribunal Constitucional considerará, además de las normas constitucionales, las leyes que, dentro del marco constitucional, se hayan dictado para determinar la competencia o las atribuciones de los órganos del Estado o el ejercicio de los derechos fundamentales de la persona” (Subrayado nuestro). En estos casos, las infracciones directas a las normas que conforman el parámetro de constitucionalidad determinarán, por consiguiente, afectaciones indirectas a la jerarquía normativa de la Constitución, como lo prevé el artículo 75° del Código Procesal Constitucional. § 1. La declaratoria de inconstitucionalidad de normas derogadas que aún no agotan sus efectos en el tiempo Tomando en cuenta que las ordenanzas cuya inconstitucionalidad se alega son normas ya derogadas pero con efectos que aún perviven en el tiempo, la Defensoría del Pueblo ha solicitado a este Tribunal su pronunciamiento en estos casos, a fin de prohibir la eficacia ultractiva de estos dispositivos. En efecto, este Tribunal admite la posibilidad de revisar la constitucionalidad de normas derogadas, toda vez que la derogación termina con la vigencia de la norma pero no logra eliminarla del ordenamiento jurídico, afectando su efectividad futura, mas no su existencia. Se verifican dos supuestos en los que procedería una demanda de inconstitucionalidad: a) cuando la norma continúa desplegando sus efectos y, b) cuando, a pesar de no continuar surtiendo efectos, la sentencia de inconstitucionalidad puede alcanzar a los efectos que la norma cumplió en el pasado, si hubiese versado sobre materia penal o tributaria. Es, entonces, procedente que este Colegiado emita un pronunciamiento de fondo respecto a las ordenanzas sobre arbitrios impugnadas en este proceso, toda vez, que en base a las mismas no sólo podrían haberse generado procedimientos administrativos de cobranza de deuda sino también que aun cuando ello no fuera así, al tratarse de materia tributaria, esta sentencia de inconstitucionalidad podría alcanzar los efectos que la norma cumplió en el pasado. § 2. El requisito de la ratificación como elemento esencial para la producción normativa de ordenanzas distritales sobre arbitrios y el plazo para su validez El Tribunal Constitucional, con criterio vinculante, ha establecido que es procedente que el legislador imponga un requisito a la producción normativa municipal en materia tributaria: la ratificación, puesto que: “(...) no resulta contrario ni a la garantía institucional de la autonomía municipal ni tampoco al principio de legalidad en materia tributaria; por cuanto, en un estado 18/26 descentralizado como el peruano, los distintos niveles de gobierno deben apuntar a similares objetivos, de modo que el diseño de una política tributaria integral puede perfectamente suponer –sin que con ello se afecte el carácter descentralizado que puedan tener algunos niveles-, la adopción de mecanismos formales, todos ellos compatibles entre sí, lo que implica que un mecanismo formal como la ratificación de ordenanzas distritales por los municipios provinciales coadyuva a los objetivos de una política tributaria integral y uniforme acorde con el principio de igualdad que consagra el artículo 74° de la Constitución”. (STC 0007-2001AI/TC). No obstante, conviene ahondar en esta afirmación para explicar por qué este requisito se consustancia con la garantía constitucional de la autonomía municipal. De no hacerlo, se entendería que el Congreso al regular mediante ley –por mandato constitucional– el ejercicio de la potestad tributaria municipal, no habría tomado en cuenta la observancia de la Constitución como un todo normativo y de eficacia integradora, en virtud del cual la garantía institucional de la autonomía local torna exigibles las garantías positivas necesarias para resguardar una capacidad “efectiva” de autogobierno local como elemento esencial de la llamada autonomía local. § 3. El contenido de la garantía institucional de la autonomía local Como se ha precisado en la sentencia recaída en el Exp. N.° 00072001-AA/TC, mediante la autonomía municipal se garantiza a los gobiernos locales que se desenvuelvan “(...) con plena libertad en los aspectos administrativos, económicos y políticos (entre ellos, los legislativos)”. Es decir, se garantiza que los gobiernos locales, en los asuntos que constitucionalmente les atañen, puedan desarrollar las potestades necesarias para garantizar su autogobierno. Sin embargo, autonomía no debe confundirse con autarquía, pues desde el mismo momento en que aquella es reconocida por el ordenamiento jurídico, su desarrollo debe realizarse respetando este. Por ello, una primera regla para evaluar el ejercicio de la autonomía municipal es que su contenido nunca puede oponerse al principio de unidad, dado que, en un Estado unitario y descentralizado como el nuestro, la autonomía se considera como “parte del todo”, y sólo vista desde esta perspectiva puede alcanzar su verdadera dimensión. De este modo, siempre que esta garantía se mantenga «(...)en términos reconocibles para la imagen que de la misma tiene la conciencia social de cada tiempo y lugar» y observe los principios de proporcionalidad y razonabilidad, entre otros, podremos afirmar válidamente que, en el caso que nos concierne, un requisito para el ejercicio de la potestad normativa tributaria de las municipalidades distritales como lo es la ratificación, resultará compatible con la 19/26 Constitución y estará legítimamente incorporado al Bloque de Constitucionalidad, cuando no afecte el contenido mínimo de la garantía de autonomía local. En ese mismo sentido, deberá considerarse que tal contenido mínimo –a no ser sobrepasado por ninguna previsión legislativa–, debe ser evaluado y delimitado en cada caso, ponderando conjuntamente otros bienes de protección constitucional con igual relevancia. (...)” b.2) La capacidad contributiva en materia tributaria: El caso de las tasas municipales “(...) § 1. Contenido constitucional del principio de capacidad contributiva Los principios constitucionales tributarios recogidos en el artículo 74° de la Constitución, como verdaderas exigencias al legislador o a quien –por disposición constitucional– se le haya otorgado potestad tributaria, no están desarrollados en la propia Ley Fundamental, sino en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, donde se ha ido dotando de contenido material a cada uno de ellos. Inclusive, en la STC N.° 2727-2002-AA/TC, este Colegiado señaló que el principio de no confiscatoriedad tiene la estructura propia de un “concepto jurídico indeterminado”, por cuanto, su contenido constitucionalmente protegido no puede ser precisado en términos generales y abstractos, sino que debe ser analizado y observado en cada caso, teniendo en cuenta la clase de tributo y las circunstancias de quienes están obligados a sufragarlo. De este modo, para que el principio de capacidad contributiva como principio tributario sea exigible, no es indispensable que se encuentre expresamente consagrado en el artículo 74° de la Constitución, pues su fundamento y rango constitucional es implícito en la medida que constituye la base para la determinación de la cantidad individual con que cada sujeto puede/debe en mayor o menor medida, contribuir a financiar el gasto público; además de ello, su exigencia no sólo sirve de contrapeso o piso para evaluar una eventual confiscatoriedad, sino que también se encuentra unimismado con el propio principio de igualdad, en su vertiente vertical. Es así que el Tribunal Constitucional, en la STC N.° 0033-2004AI/TC, precisó que la capacidad contributiva es un principio implícito de la tributación y que tiene un nexo indisoluble con el hecho sometido a la imposición, configurando el presupuesto legitimador para establecer tributos. 20/26 § 2. El principio de capacidad contributiva en otras especies tributarias distintas al impuesto La capacidad contributiva en tanto principio que justifica el cobro de tributos, se asocia con mayor frecuencia al caso de los impuestos y menos a otras figuras tributarias; sin embargo, siendo la capacidad contributiva la contrapartida en la verificación de situaciones de confiscatoriedad, debe evaluarse si es posible su invocación en otras categorías tributarias. El ordenamiento jurídico peruano, si bien no ha recogido la definición del tributo de manera positiva, sí ha establecido en la norma II del Título Preliminar del Código Tributario su división en tres categorías: impuestos, contribuciones y tasas (arbitrios, derechos y licencias). La apelación a la capacidad contributiva como sustento de la imposición es innegable en el caso de impuestos, pues estos tributos no están vinculados a una actividad estatal directa a favor del contribuyente, sino más bien, básicamente, a una concreta manifestación de capacidad económica para contribuir con los gastos estatales. Lo recaudado por estos tributos va a una caja fiscal única para luego destinarse a financiar servicios generales e indivisibles. A diferencia de los impuestos, las tasas y contribuciones, son tributos cuya motivación de pago, no se fundamenta en la constatación de una determinada capacidad contributiva, sino como consecuencia de la prestación de un servicio público divisible por parte del Estado en beneficio del contribuyente. La diferencia entre estas categorías se sustenta en la vinculación a una actividad estatal que motive la imposición y en consideraciones tales como la divisibilidad del servicio que se financia. Ahora bien, luego de lo dicho, ¿es la capacidad contributiva un principio implícito e inherente a todo tipo de tributos? Consideramos que la respuesta es afirmativa en el caso de los impuestos, pues ello se desprende del propio hecho generador; sin embargo, en el caso de las tasas y contribuciones, su alegación no se niega, pero es claro que ella no podría derivarse directamente del hecho generador, sino que, de ser invocada, deberá fundarse a otras consideraciones. § 3. Problemas de aplicación de la capacidad contributiva en el caso de tasas municipales En la mayoría de los casos particulares vistos por este Tribunal, se advierte que uno de los criterios para la determinación de arbitrios más usado por los municipios y a su vez, más cuestionado por los contribuyentes, ha sido el uso del valor de predio (autoavalúo), elemento que representa una manifestación clara de capacidad 21/26 contributiva, porque evidencia la tenencia de patrimonio y su valorización. Evidentemente, el autoavalúo –instrumento que demuestra la capacidad contributiva en cada caso–, no puede ser el criterio originario y determinante para distribuir el costo del servicio, pues no es en base a la capacidad contributiva que se genera la obligación tributaria, sino a consecuencia de la actividad desempeñada por el municipio para la efectiva prestación de servicios en beneficio de los contribuyentes. No obstante ello, no es posible negar la concurrencia del principio de capacidad contributiva en todos los casos, aunque no en el nivel de criterio generador de la tasa (arbitrio), sino como criterio de invocación externa debido a circunstancias excepcionales. Así, por ejemplo, aun cuando en las tasas (arbitrios) su cobro no se derive directamente de este principio, resulta que a veces en zonas de mayor delincuencia –por consiguiente, con mayor despliegue de servicio municipal–, reside la población con menores recursos, la cual, probablemente, si únicamente nos referimos a la contraprestación efectiva, deba pagar un mayor arbitrio que aquellos contribuyentes con mayor capacidad económica. En muchos casos, este monto exigible incluso coactivamente, resulta excesivo para la reducida capacidad de pago de estas personas. Es así que, dependiendo de las circunstancias sociales y económicas de cada municipio, la invocación de la capacidad contributiva con fundamento en el “principio de solidaridad”, puede ser excepcionalmente admitida, en tanto y en cuanto se demuestre que se logra un mejor acercamiento el principio de equidad en la distribución. § 4. Posición del Tribunal Constitucional y reglas de observancia obligatoria Conforme se aprecia del Expediente N.° 0041-2004-AI/TC, (caso arbitrios Municipalidad de Surco), respecto a la capacidad contributiva en materia de arbitrios, en los fundamentos 45 a 50, se han establecido las siguientes reglas: La capacidad contributiva, con base en el principio de solidaridad, puede excepcionalmente ser utilizada como criterio de distribución de costos, dependiendo de las circunstancias económicas y sociales de cada municipio y si de esa manera se logra una mayor equidad en la distribución, cuestión que debe sustentarse en la ordenanza que crea el arbitrio. Cuando se apele al principio de capacidad contributiva en materia de arbitrios, este no debe ser el criterio determinante o de mayor prevalencia en la distribución de costos, sino el secundario o subsidiario, debiendo, en consecuencia, ser utilizado en conjunto con otros criterios, en cuyo caso, la 22/26 prevalencia de unos sobre otros, dependerá razonablemente de la especial naturaleza de cada servicio. La regla anterior rige para el uso del autoavalúo (índice expresivo de capacidad contributiva); en consecuencia, se prohíbe el uso de valor de predio (autoavalúo) como criterio cuantificador cuando se utilice como único criterio base o el de mayor prevalencia para la determinación de arbitrios, pues es ahí donde el arbitrio se convierte en un impuesto encubierto. Por consiguiente, se admite su uso como criterio secundario o subsidiario, constatadas las circunstancias de la primera regla. El uso conjunto del autoavalúo y la UIT como criterios únicos no se admite en ningún caso, pues privilegian la distribución únicamente en base a la capacidad contributiva y no por la prestación efectiva del servicio. Existe una cuota contributiva ideal por la real o potencial contraprestación del servicio prestado que debe ser respetada, de modo que la apelación a la capacidad contributiva atendiendo al principio de solidaridad, pueda admitirse como razonable cuando sirva para reducir la cuota contributiva en situaciones excepcionales. De evidenciarse una potencial desproporción de la recaudación, como consecuencia de la reducción del arbitrio en situaciones excepcionales, el desbalance por tal diferencia deberá ser compensado en mayor medida por los recursos del municipio, siempre que no afecte su equilibrio presupuestal y así evitar su traslado total a otros contribuyentes. Esta última regla se sustenta en que, al tratarse de servicios esenciales de carácter municipal que atienden simultáneamente al interés particular y general, los gobiernos locales de ninguna manera pueden eludir su obligatoria prestación, ahí donde resulta más evidente la necesidad de recibir, que la capacidad de dar. En esa medida, por tratarse de servicios que benefician a toda la comunidad, hacer recaer de manera indiscriminada la mayor carga tributaria –por el diferencial antes mencionado– únicamente en el resto de vecinos contribuyentes, representaría una situación de manifiesta inequidad, imputable a quienes ejercen la potestad tributaria municipal. (...)” b.3) La exigencia de no confiscatoriedad en el caso de los arbitrios “(...) El análisis de confiscatoriedad de los tributos tiene en su ratio el referente base de la capacidad contributiva, la cual se deriva del propio presupuesto de hecho o se pone de manifiesto por otras circunstancias como en el caso 23/26 de las tasas, siendo indispensable su consideración en cada oportunidad que se analicen supuestos de confiscatoriedad. Conforme a lo que este Tribunal Constitucional sostuvo en el Exp. N.° 2727-2002-AA/TC, “(...) el contenido constitucionalmente protegido de este principio jurídico indeterminado, no puede ser precisado en términos generales y abstractos, sino que debe ser analizado y observado en cada caso, (...). No obstante, teniendo en cuenta las funciones que cumple en nuestro Estado democrático de derecho, es posible afirmar, con carácter general, que se transgrede el principio de no confiscatoriedad de los tributos cada vez que un tributo excede el límite que razonablemente puede admitirse como justificado en un régimen en el que se ha garantizado constitucionalmente el derecho subjetivo a la propiedad”. En consecuencia, conforme se declaró en el Exp. N.° 0004-2004-AI/TC (acumulados), “(...) es preciso distinguir la eventual inconstitucionalidad de un tributo en atención a su incidencia concreta en las circunstancias particulares y la inconstitucionalidad en la que pueda incurrir la ley que lo regula, la cual sólo podría ser determinada, en sentido abstracto, analizando los elementos constitutivos del tributo, y particularmente la materia imponible y la alícuota, cuyos contenidos o dimensiones podrían ser muestras evidentes de un exceso de poder tributario”. § 1. ¿Cómo se constata la confiscatoriedad en el caso de arbitrios municipales? Conforme a lo dicho, la evaluación de confiscatoriedad cuantitativa en estos casos, es una tarea difícil de determinar con alcance general, por lo que será necesaria su verificación atendiendo las peculiaridades de cada caso particular. No obstante, situaciones tales como la determinación del monto global del arbitrio en base a montos sobrevaluados o montos no justificados, por ejemplo ante la inexistencia del informe técnico financiero, evidencian situaciones de confiscatoriedad, pues imponen al contribuyente cargas tributarias que no corresponden a su realidad. Por el contrario, la confiscatoriedad en cada caso concreto requerirá la verificación de la no existencia de una relación razonable entre el costo del servicio global que debe solventar cada sujeto y la forma como se ha cuantificado el mismo en su caso, debiendo demostrarse, además, que de acuerdo a sus circunstancias económicas, no le es posible soportar este tributo. La confiscatoriedad no sólo se constata cuantitativamente, sino que podría verificarse de manera cualitativa cuando se exige el pago sin respetar otros principios tributarios. De este modo, habrá confiscatoriedad cualitativa si la municipalidad no ha puesto a disposición del vecino la prestación del servicio, en cuyo caso se vulnera la reserva de ley, al cobrarse en base a una circunstancia generadora inexistente. Para evaluar la falta de prestación del servicio deberán tomarse en cuenta presunciones tales como la inexistencia de personal técnico 24/26 real para efectivizar la prestación del servicio en los términos cuantificados por el municipio. Por ejemplo, debe verificar si un “X” número de ciudadanos puede tener a su disposición, de manera real o potencial, el servicio de serenazgo con base a un numero “y” de camionetas de serenazgo; o, si no existen áreas verdes o no se mantienen, y pese a ello, se cobra el servicio. Si bien el contribuyente que discrepa sobre la carga económica asumida por arbitrios debe adjuntar en su reclamo administrativo o posterior acción judicial los elementos mínimos que certifiquen lo que alega (liquidaciones, órdenes de pago, determinaciones y otros elementos que demuestren la falta de recursos para asumir la carga tributaria o la falta de disposición del servicio cobrado), conforme se señaló en el fundamento 61 de la STC N.° 0041-2004-AI/TC, debido a la complejidad técnica que supone demostrar lo que verdaderamente corresponde pagar de manera individualizada a cada contribuyente y el posible exceso en el cobro, el Tribunal considera que, en última instancia, la carga de la prueba en estos casos debe invertirse y recaer en la municipalidad, pues esta se encuentra en mejores condiciones técnicas para asumirla. § 2. Posición del Tribunal Constitucional y reglas de observancia obligatoria Como consecuencia de los antes señalado, se establecen las siguientes reglas: En términos generales, la evaluación de confiscatoriedad en el caso de arbitrios, se manifiesta por la determinación del monto global del arbitrio sobre la base de montos sobrevaluados o, en el caso de montos no justificados, por la falta del informe técnico financiero que demuestre la determinación de costos. En cada caso concreto, el contribuyente deberá acreditar lo que alega mediante los documentos mínimos indispensables (liquidaciones, órdenes de pago, determinaciones, así como otros elementos que demuestren la falta de recursos para asumir la carga o la no puesta a su disposición del servicio cobrado); sin embargo, será la Municipalidad quien asuma el mayor peso de la carga probatoria, debiendo ser ella quien demuestre la razonabilidad entre el costo del servicio y el monto exigido al contribuyente en cada caso específico. Si el contribuyente personalmente o de manera conjunta reclama en vía administrativa y luego en la judicial la confiscatoriedad de los cobros, sustentándose en peritajes y estudios de certificación técnica, el municipio deberá correr con los costos efectuados por los contribuyentes, en caso sea atendido favorablemente su reclamo o demanda. (...)” 25/26 3. Conclusiones a) Las Municipalidades cuentan con potestad tributaria originaria para crear, modificar y suprimir tributos que impliquen la realización de una obra pública o la prestación de un servicio individualizado a favor del contribuyente, dentro de los límites fijados por ley. Los límites antes mencionados deben ser entendidos de forma tal, que la libertad que la CPE ha otorgado al legislador para la determinación de la potestad tributaria municipal se encuentre, a su vez, limitada cuando se trate de preservar bienes constitucionalmente garantizados. b) Los tributos respecto a los cuales ejercen potestad tributaria las municipalidades son las contribuciones y las tasas. c) El ejercicio de la potestad tributaria se ejecuta a través de la emisión de una Ordenanza Municipal debidamente aprobada y publicada. Si éstas son expedidas por una Municipalidad Distrital deberán ser ratificadas por la Municipalidad Provincial correspondiente. Ello no resulta contrario ni a la garantía institucional de la autonomía municipal ni tampoco al principio de legalidad en materia tributaria; por cuanto, en un estado descentralizado como el peruano, los distintos niveles de gobierno deben apuntar a similares objetivos, de modo que el diseño de una política tributaria integral puede perfectamente suponer la adopción de mecanismos formales, todos ellos compatibles entre sí. d) Las Municipalidades no podrán imponer ningún tipo de tasa o contribución que grave la entrada, salida o tránsito de personas, bienes, mercadería, productos y animales en el territorio nacional o que limiten el libre acceso al mercado. Elaborado por: CPC Abog. Royce Jesús Marquez Oppe 26/26