Evangelio según San Lucas El Libro de los Hechos de los Apóstoles

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INTRODUCCIÓN AL NUEVO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA
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Evangelio según San Lucas
El Libro de los Hechos de los Apóstoles
La obra lucana
La obra de Lucas tiene una diferencia notable con respecto a los otros
evangelistas: no termina con la muerte y resurrección del Señor sino que
continúa hasta la llegada de Pablo a Roma. Por lo tanto, ya se vislumbra una
concepción teológica diferente, ya que su relato se extiende hasta la expansión
de la Iglesia.
¿Por qué de esta prolongación de los relatos? El pasaje de Lc 24,46-47 puede
ser iluminador para intentar responder a esta pregunta:
Luc 24,45-47 “Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las
Escrituras, v46 y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara
de entre los muertos al tercer día v47 y se predicara en su nombre la
conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde
Jerusalén»“.
A los elementos tradicionales del “kerygma” cristiano –muerte y resurrección
según las Escrituras– añade un tercer elemento: “y se predicara en su nombre
la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando
desde Jerusalén”. ¿Por qué esta acentuación?
La primera generación cristiana estaba constituida en su totalidad por judíos.
Iban al Templo, ofrecían sacrificios, respetaban las leyes judías, se reunían en
las sinagogas, etc. Y la “misión a los paganos” seguía las reglas misioneras
judías: el “interesado” debía recorrer un largo camino hasta quedar impregnado
de la forma de vivir judía, conforme a la Torá, y luego –si estaba dispuesto a
circuncidarse– podía entrar al pueblo de Dios. A estas personas procedentes del
mundo de la gentilidad que se circuncidaban se las llamaba “prosélitos”. Si no
daba ese paso, quedaba como mero simpatizante (“temeroso de Dios”).
Los primeros cristianos seguían ese procedimiento, y la tendencia misional
quedaba circunscripta prácticamente al mundo judío. Esto va a cambiar de
manera radical, gracias a la experiencia y férrea convicción de Pablo, quien,
como miembro prominente de la comunidad de Antioquía, encabezó un
movimiento misional que llevó el Evangelio a los paganos, sin exigirles la
circuncisión para entrar en el pueblo de Dios. Esto desató tremendas polémicas
en el seno de la comunidad cristiana, y además acentuó la separación entre
cristianos y judíos. Largas y duras polémicas enfrentaron a los diversos grupos
eclesiales: los más “judaizantes” no estaban dispuestos a sentarse a la mesa con
paganos (cf. Hech 10,27), por más bautizados que estuvieran. Los “paulinistas”
exacerbados querían cortar de cuajo con la “Ley Antigua”.
Con el tiempo, la polémica fue aquietándose, y acabó prevaleciendo la actitud
de “apertura”. A tal punto que, en tiempos de la obra lucana, la mayor parte de
los miembros de la Iglesia provenían, no del judaísmo, sino del mundo nojudío. Lucas asumirá el desafío de mostrar como se llegó a esta realidad,
tratando de conectar los sucesos sino explícitamente con la intención de Jesús,
al menos con algunas de sus actitudes y, sobre todo, con el proyecto salvífico
de Dios para todos los hombres.
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El autor del tercer evangelio
Los testimonios que señalan al «médico Lucas» –compañero de Pablo en
1
alguno de sus viajes, que permaneció fielmente a su lado hasta el final – como
autor del tercer evangelio, son tradiciones que provienen de la segunda mitad
del siglo II.
No se ha conservado el testimonio de Papías acerca de esta obra y el
párrafo del canon de Muratori que trata del EvLc está muy mal
conservado, por lo que algunos datos que transmite no pueden
interpretarse con certeza:
“La tercera recensión evangélica es: según Lucas. Lucas era médico de
profesión. Después de la ascensión de Cristo, Pablo lo tomó ¿consigo?,
porque era ¿un buen literato?. Lucas escribió su narración ¿de oídas?, y
la firmó con ¿su propio nombre?. Aunque no había tenido contacto
personal con el Señor, empezó su relato por el nacimiento de Juan,
según se lo permitían sus propias investigaciones” (líneas 2-8).
Es importante notar que, si bien la autoridad de Pablo le da una cierta
garantía apostólica al texto, no es suficiente, puesto que Pablo no fue
testigo ocular de la vida de Jesús. Para subsanar este inconveniente, el
texto alude a las “propias investigaciones” (cf. Lucas 1,1-4).
El testimonio seguro más antiguo que poseemos es de San Ireneo:
“Lucas, compañero de Pablo, escribió en un libro el evangelio, como él
(Pablo) lo predicaba” (Adv. Haer. III, 1,1).
Ireneo, a continuación, se funda en los pasajes en primera persona plural
de Hechos para afirmar que es el propio Lucas quien con toda claridad
confirma que fue inseparable de Pablo (ej. Hech 16,8.9.10-11.13; 20,6;
Adv Haer III,14,2-3). Ireneo, en realidad, no aporta nada sobre “Lucas”
que no pueda deducirse de los escritos “lucanos” y de las cartas de Pablo.
Se ha conservado un antiquísimo prólogo –del s. II, llamado
“antimarcionita”– que precede al texto de Lucas:
“Lucas nació en Antioquía de Siria. Fue médico de profesión, discípulo
de los apóstoles y, más tarde, compañero de Pablo, hasta que sufrió el
martirio. Sirvió al Señor con absoluta dedicación; no se casó, ni tuvo
hijos. Murió a los 84 años en Beocia, lleno del Espíritu Santo. [...]
Aunque ya existían relatos evangélicos... Lucas, impulsado por el
Espíritu Santo compuso esta narración evangélica en alguna parte de la
región de Acaya [...] era necesario escribir para los convertidos del
paganismo un relato exacto de la (nueva) disposición (salvífica), para
prevenir posibles desviaciones provenientes de las falsedades inventadas
1
Cf. FILEMÓN 24 (donde Lucas aparece como “colaborador” de Pablo): “Te saludan Epafras, mi
compañero de cautiverio en Cristo Jesús. Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores”.
COLOSENSES 4,14 (donde se le llama el “querido médico”): “Os saluda Lucas, el médico querido y
Demas”.
2 TIMOTEO 4,11 (donde Pablo lo menciona como “el único que está conmigo”): “Apresúrate a venir a mí
cuanto antes, v10 porque me ha abandonado Demas por amor a este mundo y se ha marchado a
Tesalónica; Crescente, a Galacia; Tito, a Dalmacia. v11 El único que está conmigo es Lucas.[...]
Cuando vengas, tráeme el abrigo que me dejé en Tróada, en casa de Carpo, y los libros, en especial los
pergaminos”.
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por el judaísmo o posibles engaños creados por las absurdas fantasías
de los herejes, que llevarían a una corrupción de la verdad auténtica
[...].”
De comienzos del s. III es el testimonio de Tertuliano. Tertuliano
distingue entre evangelios escritos por “apóstoles” y evangelios escritos
por “contemporáneos de los apóstoles”. Con relación al tercer evangelio
dice:
“Sin embargo Lucas no era apóstol, sino únicamente contemporáneo de
los apóstoles; no era maestro sino discípulo y, consiguientemente,
inferior al maestro; y por lo menos, tan posterior como su propio
maestro, es decir, el apóstol Pablo” (Adv. Macionem 4.2,2).
Para Tertuliano Pablo fue el “inspirador” de Lucas, y el evangelio según
Lucas era el “evangelio de su maestro” (Adv. Marcionem 4.2,5)
Esta atribución del tercer evangelio a este Lucas continúa en los
testimonios posteriores de Orígenes, Eusebio y Jerónimo, testimonios
que no ofrecen mayores variantes.
“Lucas, oriundo de Antioquia por su linaje, y de profesión médico, fue la
mayor parte del tiempo compañero de Pablo. Mas su trato con los otros
apóstoles tampoco fue superficial: de ellos adquirió la terapéutica de las
almas, de las que nos dejó ejemplos en dos libros divinamente inspirados
[...] que compuso, no ya con lo que había oído, sino con lo visto por sus
ojos” (HE III, 4.6).
La conexión Lucas-Pablo se fundamenta esencialmente en el Libro de los
Hechos (en particular, en los pasajes de esa obra en la que el narrador habla en
2
primera persona plural ). Sin embargo, la exégesis crítica de principios del siglo
XX cuestionó esta atribución tradicional, particularmente al descubrir que la
perspectiva de Lucas en los Hechos correspondía más bien a la situación de
finales de siglo I y reflejaba el punto de vista de (por lo menos) la segunda
generación con relación a las fuentes de los Evangelios. Desde entonces, se
comenzó a sospechar en forma creciente del valor de los datos de la tradición
patrística que identificaba al autor de Hechos con un cristiano de la primera
3
generación .
Teniendo en cuenta la perspectiva diferente se llegó a considerar que:
≡
O bien el autor de Hechos no es el mismo que el del tercer Evangelio.
≡
O bien que estas dos obras habrían sido escritas por el mismo autor…
2
En tres secciones de Hechos el que relata utiliza la primera persona del plural: Hech 16,10-17; 20,521,1-8; 27,1-28,16. ¿Significa que el autor fue testigo presencial de esos acontecimientos o sólo se trata
una de las fuentes empleadas?
3
Cuanto más teniendo en cuenta que, desde los sectores más críticos de la exégesis contemporánea,
crecía la convicción de que la Iglesia primitiva, enfrentada a las primeras herejías (sobre todo, a la de
Marción), experimentaba en forma creciente la necesidad de afirmar la autenticidad apostólica de sus
escritos fundantes. En este horizonte, esos escritos anónimos que eran los evangelios, recibidos y
transmitidos como testimonios autorizados de la enseñanza apostólica, comenzaron a ponerse
explícitamente bajo una autoridad apostólica, bien sea directamente (Mateo, Juan), bien sea
indirectamente (Marcos en cuanto secretario de Pedro; Lucas en cuanto compañero de Pablo).
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•
…pero en momentos diferentes (ya sea como obras completamente
independientes una de otra, ya sea como independientes en su
origen, pero asimiladas ulteriormente mediante un proceso
literario)
•
…o bien, que la habría concebido como una obra única en su
origen, que luego habría sido separada en dos, en el marco del
proceso de “canonización” (lo que habría tenido como
consecuencia una revisión de la conclusión del primer volumen y
de la introducción del segundo).
La tesis según la cual un solo autor ideó y compuso una obra en dos volúmenes,
tal como se ha conservado en el Nuevo Testamento, parece ser la que
actualmente tiende a imponerse en la crítica contemporánea (aunque la cuestión
a propósito de la naturaleza de la relación que une ambos libros sigue
4
planteándose) .
El autor, ¿fue el
“Lucas médico compañero de Pablo”?5
Las opiniones están divididas.
Hay quienes no encuentran importantes razones para cuestionar la atribución
6
tradicional de esta obra al “Lucas médico compañero de Pablo”. Otros
investigadores, más escépticos, se contentan con reconocer que fue un autor de
gran talento de escritor –lo que le permitió jugar con distintos estilos de griego–
educado, impregnado de cultura helenística y a la vez, gran conocedor de las
Escrituras (los LXX), con un experimentado arte de narrador.
Tal vez la objeción más importante a la posición tradicional provenga del
cuestionamiento del presunto estrecho contacto del autor de esta obra con
7
Pablo . Se han señalado tantas y tan importantes diferencias (sino directamente
4 La hipótesis de dos autores diferentes hoy ya no se defiende. La publicación en 1927 de la obra de H.
CADBURY, The Making of Luke-Akts, en la que defendió la tesis de la unidad de los dos libros no
solamente en el nivel del autor sino en el del propio relato causó un importante giro en el debate; para
Cadbury las dos obras no se pueden tratar separadamente (de hecho, a partir de esta obra se introdujo la
expresión “Lucas-Hechos”). Cf. O. FLICHY, “Introducción. ¿Por qué se habla hoy de «Lucas-Hechos»?”,
en: Id., La obra de Lucas, Navarra (Verbo Divino Cb 114 2003), 5-8.
5
R. BROWN, “Autorship”, en: Id., An Introduction to the New Testament, Doubleday (New York et al.
1996), 267-269. M. A. LÓPEZ, “El Autor”, en: Id., El Evangelio de Lucas, Buenos Aires (Claretiana
2001), 7-10. E. DE LA SERNA, “El Autor”, en: Id., Hechos de los Apóstoles, Buenos Aires (Claretiana
2004), 68-74.
6
Se ha pretendido "demostrar" su condición de “médico” teniendo en cuenta cómo describe las
enfermedades o las curaciones. Pero se conocen textos de autores cultos de la antigüedad, que no han sido
médicos y que utilizan términos semejantes (por ejemplo, Flavio Josefo).
7
Cf. Ph. VIELHAUER, “La cuestión de las fuentes”, en: Id., Historia de la Literatura Cristiana Primitiva,
Salamanca (Sígueme 1991), 409-410. R. BROWN, “Autorship”, en: Id., An Introduction to the New
Testament, Doubleda, 322-327. J. GNILKA, “La cuestión de las fuentes”, en: Id., Pablo de Tarso, apóstol y
testigo, Barcelona (Herder 19981966), 19-22. J. BECKER, “Testimonios sobre Pablo en el cristianismo
primitivo”, en: Id., Pablo. El apóstol de los paganos, Salamanca (Sígueme 1996), 19-29. G. BORNKAMM,
“Pablo en sus cartas y en los Hechos de los apóstoles”, en: Id., Pablo de Tarso, Salamanca (Sígueme
19914), 13-30. HENGEL, M -SCHWEMER A. M., “Preliminary Considerations”, en: Id., Paul Between
Damascus and Antioch. The Unknown Years, Kentucky (Westminster John Knox Press 1997), 1-21.
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contradicciones) entre Pablo y Hechos, tanto respecto a determinados datos
8
9
históricos como a la perspectiva teológica que algunos investigadores afirman
que el autor de Hechos no pudo haber sido un acompañante de Pablo.
Compañero de Pablo o no, lo que parece claro es que el autor ha estado
10
próximo a la corriente paulina, cada vez más compleja y en plena expansión ,
en el seno de la cual, y en el marco de la Iglesia de fines de siglo I, procuró
precisar su propia posición.
El manejo de las fuentes en la composición del EvLc
11
Marcos, “Q”, fuentes particulares.
Lucas fue un escritor de gran talento, elaboró su obra de manera original. A
diferencia de Mateo –que tendía a “entrelazar” las fuentes– Lucas las dispuso
en forma sucesiva.
En rasgos generales, se puede decir que va siguiendo el plan de Marcos, aunque
omite algunos episodios. La más famosa “omisión” de material marcano en
Lucas ocurre entre Lc 9,17 y Lc 9,18 (la así llamada “gran omisión lucana”:
12
falta toda la sección de Marcos 6, 45-8,26 –74 versículos–) .
Antes y después de la relación marcana introduce su material especial de las
historias de la infancia y de los relatos pascuales.
El material de Q y el resto de su material especial aparecen en forma de
“bloques” en dos inserciones en el esquema de Marcos:
La así llamada “pequeña intercalación”: Lc 6,20-8,3.
La “gran intercalación”, denominada “el relato del viaje”: Lc 9,51-18,14.
8
Por ejemplo, Hechos menciona una segunda estancia de Pablo en Jerusalén antes de la "asamblea"
(Hech 11,29s) que –según Gál 1,18-24– no pudo haberse producido. Nunca menciona a Tito.
9 Por ejemplo, Hechos pinta con insistencia al cristiano y al misionero Pablo como un fariseo
convencido, que permanece fiel a la fe de sus padres hasta el final de su vida (cf. Hch 16,1-3; 18,18;
21,26s; 26,2-8). Pedro asume el papel de un paulino (Hch 10,43.47-48; 11,17; 15,7-11) y Santiago acepta
a los gentiles que se convierten sin pedirles otra cosa que prescripciones alimenticias (Hch 15, 13-20). El
Pablo de las cartas, especialmente conforme surge en la carta a los Filipenses, abandonó el celo fariseo de
antaño por la justicia que procede de las obras de la ley, y consideró esa justicia como "pérdida" y como
"basura", para conseguir la salvación sólo de la fe en Cristo (Flp 3,5-11). Tras la “asamblea de Jerusalén”
se enfrenta a Pedro cara a cara y es "acosado" por Santiago por sentarse a la mesa con los paganos (Gál
2,11s). No acepta ningún compromiso en la asamblea de los apóstoles (Gál 2,3-7).
10
Cf. Dennis Ronald MACDONALD, The Legend and the Apostle. The Battle for Paul in Story and
Canon, Philadelphia (The Westminster Press 1983); Margaret MACDONALD, Las comunidades paulinas,
Salamanca (Sígueme 19941988).
11 Para las fuentes de Hechos cf. por ejemplo, Ph. VIELHAUER, “La cuestión de las fuentes”, Id., Historia
de la Literatura Cristiana Primitiva, 405-412. R. BROWN, “Sources and Compositional Features”, en: Id.,
An Introduction to the New Testament, 316-319.
12 Fuera de esto, la ausencia de un episodio marcano se puede explicar:
O porque en realidad está trasladado a otro lugar (transposición).
O porque Lucas prefirió un texto paralelo de otra fuente (Lucas evita los “dobletes”).
O por intereses estilísticos o teológicos (por ejemplo, la omisión del relato de la muerte de Juan
Bautista de Mc 6,14ss).
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Esta “gran intercalación”, el llamado “relato del viaje” produce la impresión de
la presencia de un capítulo de la vida de Jesús que falta en el resto de los
sinópticos. El Jesús de Lucas es un gran caminante. A lo largo de este camino
Jesús representa el don de la salvación para todo Israel. Sobre todo en la
comunión de mesa –Jesús es permanentemente invitado a comer a lo largo del
13
trayecto– se realiza la oferta de la salvación. El resucitado mantiene la misma
actitud (cf. 24,41-43).
Estructura espacio-temporal
de la obra lucana
Lucas quiere elaborar una narración “histórica” (cf. Lc 1,1-4) a partir de las
tradiciones sobre Jesús y la iglesia primitiva. Con esta intención, busca situar
cada una de las tradiciones de sus fuentes en contextos coherentes y
14
determinados –esto dentro de los límites que le imponen sus fuentes– y,
además, intenta mostrar la relación de estos relatos con la historia del mundo,
“pues estas cosas no han ocurrido en un rincón” (Hech 26,26; cf. Lc 2,1; 3,1).
Pero la presentación lucana no obedece a puras razones narrativas sino que está
marcada por una visión teológica de la historia de Jesús, como un período de la
historia universal de la salvación. Hanz CONZELMANN, en su obra “El centro
del tiempo”, señaló con claridad la importancia de una estructura espaciotemporal, que une el Evangelio con el libro de Hechos en el mismo proyecto
15
teológico :
Línea “temporal”
o teología de la historia
Lucas distingue, dentro de la historia de la salvación, tres “tiempos",
cualitativamente distintos:
El tiempo de Israel o el tiempo de la espera
Representado por Zacarías e Isabel, el anciano Simeón, la profetisa Ana.
Es el puente que une la historia de Israel como historia de la esperanza
mesiánica, con su cumplimiento. Juan Bautista y la madre de Jesús son
los lazos de unión entre este momento histórico y el siguiente:
En el caso de Juan Bautista, se nota la intención de Lucas de considerar
el tiempo de Jesús como una nueva etapa: inmediatamente antes del
bautismo de Jesús en el Jordán, se narra el hecho de la prisión de Juan
Bautista por Herodes a causa de Herodías (Lc 3, 19). En la versión de
16
Lucas no queda claro quién ha bautizado a Jesús .
13
Cf. R. AGUIRRE, “Jesús y las comidas en el Evangelio de Lucas”, en: Id., La mesa compartida,
Santander (Sal Térrea 1994), 17-133. E. LAVERDIERE, Comer en el Reino de Dios. Los orígenes de la
Eucaristía en el Evangelio de Lucas, Santander (Sal Térrea 2002).
14
Comparar, por ejemplo, Mc 1,7s con Lc 3,15s o Mt 11,2s con Lc 7,18-20.21s (Lc otorga a la respuesta
de Jesús un trasfondo concreto y una situación determinada).
15
Notemos que, conforme avanza el tiempo, la “historia de Jesús”, como conjunto cerrado, se aleja cada
vez más del presente eclesial. ¿Cómo se relaciona ese presente eclesial con el tiempo de Jesús? Lucas
buscará una respuesta presentando una visión complexiva de toda la historia de la salvación.
16
En Mc –y en Q– Juan Bautista es una figura escatológica, el Elías redivivo y precursor del Mesías. Con
su aparición comienza el final de los tiempos. Lucas modifica esta concepción, por un lado, tratando de
separar –en la medida de lo posible– la actividad del bautista de la de Jesús (cf. Lc 3,19s). No describe a
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María cumple la función de puente: aparece al comienzo del evangelio
como madre de Jesús, lo acompaña en su vida “guardando la palabra en
su corazón” (Lc 2,19; 2,51; cf. 8,15; cf. 8,21), y aparece, finalmente, al
comienzo del tiempo de la Iglesia, reunida en la comunidad de Jerusalén
(Hech 1,14).
El tiempo de Jesús o el “hoy” de la salvación
El evangelista califica desde el primer momento el “hoy” de Jesús como
el tiempo de la salvación. Desde el anuncio del ángel a los pastores de
que “hoy ha nacido el salvador del mundo” (Lc 2,11) hasta la promesa de
Jesús al buen ladrón “hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43), la
actividad de Jesús hace real y presente la salvación de Dios para todos
los hombres, especialmente para aquellos más alejados, como en el caso
de Zaqueo, el cobrador de impuestos (19,5-9).
El tiempo de la Iglesia
Lo desarrolla en el Libro de Hechos: el autor narra nuevamente el
episodio de la ascensión al cielo de Jesús, colocado, claramente, cuarenta
días después de la resurrección. Después de este período se completa el
número de los apóstoles con la elección de Matías (Hch 1,21-26).
La reconstitución del grupo de los “Doce” después de la traición de Judas
es la condición para la venida del Espíritu Santo, cincuenta días después
de la Pascua. La hora del nacimiento de la Iglesia está señalada por el
don del Espíritu, que en adelante guiará su camino y animará su
crecimiento en toda la tierra habitada.
Si volcamos la “línea temporal” en un esquema
ISRAEL (LC 1-2)
JESÚS (LC 3-24)
---
Desde Adán (cf. Lc 3,38)
Hasta Juan Bautista (Lc 3,19-20)
Cf. Lc 16,16
El Espíritu Santo
María
Lc 1-2
--Desde el “bautismo”: Lc 3,21-22
Hasta la “ascensión”: Lc 24,51
El Espíritu Santo
María
Lc 8,19-21
cf. Lc 11,27-28
IGLESIA (Hechos)
Desde “Pentecostés”: Hch 2
Hasta la “venida”: Hch 1,11
El Espíritu Santo
María
Hch 1,14
Juan Bautista vestido como Elías (cf. Mc 1,6 y Mt 3,4), no transmite el pasaje sobre la venida de Elías tras
la escena de la transfiguración (Mc 9,9-13 y Mt 17,9-13), no afirma –como Mateo– “Y, si queréis
admitirlo, él es Elías, el que iba a venir” (Mt 11,14; cf. Lc 7,28-30). Más que el inaugurador del tiempo
final, representa el final del tiempo de Israel (cf. Lc 16,16 =/= Mt 11,12-13), pertenece al tiempo de
Israel. Señalemos también que, a la hora de reelaborar la figura de Juan Bautista hay que contar con las
polémicas que enfrentaron a los seguidores de Juan, que veían en él y no en Jesús al Mesías (cf. Lc 3,15;
cf. Hech 8,14-17 y 19, 1-7).
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Línea “geográfica”
Lucas presenta una disposición geográfica que muestra peculiaridades respecto
a la de los otros “sinópticos”, y que responde a una intención teológica propia:
17
a partir de 9,51 introduce el motivo del “viaje a Jerusalén” :
Luc 9,51 “Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se
afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén...“
A partir de aquí, los restantes episodios de la vida pública de Jesús quedarán
enmarcados en esta especie de “peregrinación” a Jerusalén, el lugar por
antonomasia del “cumplimiento” de las Escrituras:
Luc 18,31 “Tomando consigo a los Doce, les dijo: «Mirad que subimos a
Jerusalén, y se cumplirá todo lo que los profetas escribieron para el Hijo del
hombre“
En varias ocasiones dentro de esta sección se reiterará el motivo del “viaje”:
Luc 13,22 “Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba
hacia Jerusalén“.
Luc 17,11 “Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines
entre Samaría y Galilea...“
Luc 19,11 “Estando la gente escuchando estas cosas, añadió una parábola,
pues estaba él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el Reino de Dios
aparecería de un momento a otro“.
Luc 19,28 “Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a
Jerusalén“.
Y, tras la “entrada mesiánica” en Jerusalén, en 19,28ss, Jesús, en la versión
lucana, no vuelve a salir de la ciudad [comparar Mt 21,17 y Mc 11,19 con Lc
19,47-48 –tras la escena de la “expulsión de los vendedores del Templo”–) y cf.
Lc 21,37-38].
También falta la escena de “la unción en Betania”: Mt 26,6-13 // Mc 14,3-9 //
Jn 12,1-8.
Lo mismo los discípulos, tras la resurrección de Jesús, el resucitado les ordena
que se queden todos en Jerusalén, hasta que sean “revestidos de poder desde lo
alto”:
Luc 24,49 «Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por
vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder
desde lo alto».
Hech 1,4-5 “Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se
ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que
oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el
Espíritu Santo dentro de pocos días»“.
No hay ninguna alusión a Galilea como lugar de apariciones del resucitado (Lc
24,6 =/= Mc 16,7 y Mt 28,7 donde se les ordena ir a Galilea).
17
Ver por ejemplo, J. –N. ALETTI, “El camino hacia Jerusalén”, en: Id., El arte de contar a Jesucristo.
Lectura narrativa del Evangelio de Lucas, Salamanca (Sígueme 1992), 99-116.
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Jerusalén adquiere un significado completamente distinto que el que tiene para
Mc y Mt: se trata de la ciudad santa del pueblo de Dios. En ella y en torno a
ella ocurren las apariciones del resucitado.
Al igual que Jerusalén, el Templo desempeña, ya desde la historia de la
infancia, un papel importante (Lc 1,5-23; 2,22-38.41-51). Así, la entrada de
Jesús en Jerusalén se representa como la entrada en el Templo (Lc 19,37-46).
El Templo continúa siendo el punto de reunión de la comunidad más antigua
(Lc 24,53; Hech 2,46; 3,1.11; 5,20s) y el lugar en que Pablo recibe el mandato
para la misión a los paganos (Hech 22,17-21). Es el punto de partida del nuevo
Israel, de la Iglesia.
TRAS “PENTECOSTÉS”, LA DIRECCIÓN SE INVIERTE.
Si hasta entonces los movimientos apuntaban hacia Jerusalén, dónde se cumple
plenamente el misterio pascual, una vez que el Espíritu Santo se derrama sobre
la Iglesia fundada en “los doce”, se desencadena un movimiento inverso: desde
Jerusalén hacia “los confines de la tierra”:
Luc 24,47 “y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los
pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén“.
Hech 1,8 “recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y
seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines
de la tierra“.
Sirviéndose particularmente de relatos de “los viajes de Pablo”, Lucas va
mostrando como se difunde la Palabra, llevada por la fuerza del Espíritu Santo,
por lugares cada vez más alejados de Jerusalén, hasta culminar en la mismísima
Roma, capital del mundo pagano. Pero lo hará conforme a un “orden
teológico”. La “salida de Jerusalén” es también la salida (conducida por el
Espíritu) del “judaísmo”.
□
HECHOS 1-12 se ocupa del ministerio apostólico en Palestina, poniendo
18
las bases teológicas para la “ruptura de la frontera ”:
Hech 1 funciona de nexo con el evangelio y en donde se relata los pasos
necesarios para completar todo lo que se requiere para que pueda
comenzar el camino de la Iglesia.
Hech 2,1-8,3 están centrados en el testimonio dado por la Iglesia de
Jerusalén.
Hech. 8,4-12,24 está centrado en el testimonio apostólico de esta
comunidad fuera de Jerusalén, a cargo de los helenistas –especialmente
Felipe y la comunidad de Antioquía– y Pedro.
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Otra manera de leerlo:
[1,1-3 Prólogo + 1,2-2,41: De la resurrección de Cristo a Pentecostés]
Misión de los apóstoles en Jerusalén (2,42-8,1a)
Apertura de la misión a los samaritanos y a los paganos (8,1b-14,28)
Asamblea de Jerusalén (15,1-35)
Misión a los paganos. Viajes y Pasión de Pablo (15,36-28.28)
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INTRODUCCIÓN AL NUEVO TESTAMENTO /// Lic. Claudia MENDOZA
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HECHOS 13-28 narra el testimonio fuera de Palestina, con el marco de los
viajes de Pablo:
Hech 13,1-15,35: la Iglesia de Antioquía envía a Pablo y a Bernabé.
Problemas suscitados por la entrada masiva de gentiles en la comunidad
cristiana. Asamblea de Jerusalén.
Hech 15,36-19,22: misión de Pablo, ya independizado de la comunidad
de Antioquía (los llamados “segundo” (15,35-18,22; evangelización de
Macedonia y Acaya) y “tercer viaje” (18,23-19,22: centrado en Éfeso).
Hech 19,23-28,31: Pablo encadenado, desde Éfeso a Jerusalén. Pablo en
Jerusalén. Pablo en Roma.
¿Cuál es la intención teológica
que subyace a esta presentación?
Con la llegada de Pablo, el “apóstol” de los paganos, a la capital del imperio, el
evangelio ha alcanzado su objetivo (recordar Lc 24,46-47). El programa
expresado en Hech 1,8 se ha cumplido. Los testigos del resucitado han sido
fieles a la guía del Espíritu.
La obra lucana, consciente de la realidad del triunfo de la misión paulina, que
abrió “el evangelio sin circuncisión” a los paganos, quiere anunciar el misterio
de la Iglesia guiada por la fuerza del Espíritu, que actualiza el “hoy” de la
salvación del tiempo de Jesús, pero que tiene su propio tiempo.
Lucas veía la importancia de unir espacio y tiempo para representar el camino
de la expansión del cristianismo como un viaje. Esto permite vislumbrar el hilo
que entrelaza al tercer evangelio con Hechos.
La alusión al Espíritu es lo que le permite a Lucas presentar la apertura de la
Iglesia a los paganos como un acontecimiento orgánico y armónico, en el que
no hay mayores tensiones, porque el Espíritu ilumina en el momento oportuno a
todos los creyentes y les muestra el camino a seguir (cf. Hech 15, 28).
El Jesús de Lucas aparecerá fuertemente vinculado, sino a los paganos, al
menos a los “marginados” por las èlites religiosas, mostrando, con gestos y
palabras, la misericordia de Dios:
Su acercamiento a los grandes pecadores convertidos y perdonados: la
mujer del capítulo 7, Zaqueo, el buen ladrón,.
Hay mayor mención de paganos en el evangelio: el buen samaritano, el
leproso samaritano que se vuelve a dar gracias, la escena en la sinagoga
de Nazaret.
Hay mayor cantidad de personajes femeninos: María, Isabel, Ana, Marta,
María.
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Temas predilectos de Lucas19
La Misericordia de Dios
Los grandes perdones
Las grandes renuncias
Las grandes multitudes
La alegría y la alabanza a Dios
El peligro de las riquezas
El Espíritu Santo.
Las mujeres
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19
Cf. L. H. RIVAS, “El plan del Evangelio”, en: Id, ¿Qué es un Evangelio?, Buenos Aires (Claretiana
2001), 80-86.
20
Cf, J. STRICHER, “Los paralelismos hombres-mujeres en la obra de Lucas” en. O. FLICHY, La obra de
Lucas, Navarra (Verbo Divino Cb 114 2003), 58-63.
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