Grupo 1 El clima como sistema complejo Para profundizar en el estudio del clima, hay que considerarlo dentro del llamado Sistema Climático, que consta de cinco componentes: atmósfera, hidrosfera, litosfera, criosfera y biosfera. El primero y el último de estos cinco elementos resultan tal vez los mas directamente relacionados con la subsistencia del hombre. Variables meteorológicas Variables meteorológicas Temperatura es una magnitud relacionada con la rapidez del movimiento de las partículas que constituyen la materia. Cuanta mayor agitación presenten éstas, mayor será la temperatura. Presión atmosférica Las escalas de medición son: Kelvin, Farenheit, Celsius. El instrumento que se utiliza para medir la temperatura se llama termómetro El aire que nos rodea, aunque no lo notemos, pesa y, por tanto, ejerce una fuerza sobre todos los cuerpos debida a la acción de la gravedad. Esta fuerza por unidad de superJicie es la denominada presión atmosférica La unidad de medida en el Sistema Internacional es el Pascal (1 Pascal = 1N/m2) Viento El viento consiste en el movimiento de aire desde una zona hasta otra. Existen diversas causas que pueden provocar la existencia del viento, pero normalmente se origina cuando entre dos puntos se establece una cierta diferencia de presión o de temperatura. Radiación solar Relacionadas con el agua La energía transferida por el Sol a la Tierra es lo que se conoce como energía radiante o radiación. Húmedad y precipitación Las ondas más energéticas son las correspondientes al rango del ultra-­‐ violeta, seguidas por la luz visible, infrarroja y así hasta las menos energéticas que corresponden a las ondas de radio. El aire que nos rodea, aunque no lo notemos, pesa y, por tanto, ejerce una fuerza sobre todos los cuerpos debida a la acción de la gravedad. Esta fuerza por unidad de superJicie es la denominada presión atmosférica Grupo 2 Interacción atmósfera-­‐hidrósfera Hidrósfera Interacción atmósfera-océano a escala planetaria Alberto Linés Escardó Doctor en Ciencias. Meteorólogo Sistema Climático y modelos acoplados atmósfera-océano Dos temas de sumo interés han puesto a la oceanografía entre las prioridades de la investigación dentro del campo de la Meteorología: por una parte, es sabido que para profundizar en el estudio del clima, hay que considerarlo dentro del llamado Sistema Climático, que consta de cinco componentes: atmósfera, hidrosfera, litosfera, criosfera y biosfera. El primero y el último de estos cinco elementos resultan tal vez los mas directamente relacionados con la subsistencia del hombre. Tenemos que destacar que en los estudios de los balances de energía a escala planetaria, queda patente que la hidrosfera es el gigante. Basta suponer que aumentar en un grado la temperatura de una columna de aire desde el nivel del mar hasta el tope de la atmósfera supone la misma energía calorífica que elevar también en un grado la temperatura de una masa de agua de la misma sección y de tan solo dos metros y medio de profundidad. Los cambios térmicos en la atmósfera son enanos comparados con los cambios térmicos en las masas marinas. Por tanto, no se puede dar un paso en el estudio del clima o del cambio climático, sin conocer a fondo el papel que juega el océano. En la predicción del tiempo se emplean cada vez y con mas éxito los modelos de circulación general: una vez parametrizada, se dan valores al tiempo, bien unas horas o unos días, según sean los diferentes pronósticos y su finalidad. En esos modelos de circulación se venían observando notables lagunas y fallos, hasta que se han perfeccionado con introducción de los llamados "modelos acoplados atmósfera-océano", sin que por ello se hayan olvidado otros efectos, como el del terreno, rozamiento y algunos mas. Y es que cuando se profundiza en el estudio de la Circulación General Atmosférica, se nos presenta el triple problema de la redistribución del calor, de la humedad y del momento cinético. Solo nos vamos a fijar en el primer aspecto: Ningún modelo puede ser válido si no justifica como redistribuir el excedente de calor de las zonas intertropicales hacia el resto del planeta; de no haber tal mecanismo, dichas zonas intertropicales se caldearían indefinidamente. Existe, pues, el problema de averiguar como se transportan inmensos contingentes de calor desde las zonas donde la donde hay excedentes a aquellas en que hay déficit, es decir, las polares. El aire en sus movimientos juega un papel importante, pero no decisivo dado su relativamente bajo calor específico. El vapor de agua, gracias al elevado valor del calor latente de vaporización, juega un papel importantísimo, pero aún teniendo en cuenta los dos procesos anteriores, resultan insuficientes. Y es preciso tomar en cuenta la capacidad de almacenamiento de calor de la hidrosfera. Las corriente marinas son portadoras de una inmensa capacidad calorífica, y son decisivas en el clima de extensas zonas del globo. En el Atlántico tenemos buen ejemplo de ello: ciudades o tierras que están a una misma latitud a un lado u otro del océano tienen climas absolutamente diferentes. Así, el de Vigo es mucho mas suave y benigno que el de Boston. No puede compararse tampoco el clima rigurosísimo de Cabo Harrison, en la Península de Labrador, con el de Belfast, que está casi a la misma latitud. Y es que las costas occidentales de Europa están bañadas por una corriente templada y al otro lado del Atlántico está la corriente fría de Labrador. Por análogas razones, los climas de Río de Janeiro y de Arica son totalmente diferentes, pese a estar casi a la misma latitud. Interacción atmósfera-océano a escala planetaria El fenómeno Niño por ejemplo, no es un fenómeno sólo de la atmósfera o sólo de la hidrosfera; es un efecto complejo de interacción de ambos componentes del sistema climático terrestre; los fenómenos observados en las costas sudamericanas del Pacífico forman parte de un fenómeno mucho mayor, tal vez de alcance planetario. Los movimientos en gran escala de las masas oceánicas, sobre todo en las capas profundas, hasta no hace mucho eran poco conocidos. Hoy día se han multiplicado los observatorios y las boyas oceánicas y son mejor estudiadas no sólo las corrientes marinas superficiales, sino también las profundas. Tal vez uno de los fenómenos que mas alteraría la distribución de los climas a escala mundial sería una desviación permanente en alguna de las principales corrientes marinas, aun en el caso de que tal desviación no fuera muy acusada. Los especialistas prestan una atención prioritaria a este posible problema que podría tener consecuencias impensables. A una escala geográfica menor, como puede ser en la cuenca Mediterránea, cambios en el comportamiento del mar tendrían importantes repercusiones. Así, el aumento de la temperatura en el Mare Nostrum, inducido por el efecto invernadero, aumentará la evaporación en verano en dicho mar, y como el periodo de estiaje de sus grandes ríos será posiblemente mas largo, se podrá esperar una intensificación de la corriente marina procedente del Atlántico a través del Estrecho de Gibraltar. Esta previsible intensificación de dicha corriente, al menos en forma estacional, debería ser tenida muy en cuenta para las grandes obras de ingeniería en proyecto o en marcha para la comunicación de los continentes a través del Estrecho. En resumen, todo cuanto se haga por conocer mejor el comportamiento de los océanos, va en beneficio del conocimiento de la atmósfera y sus cambios. Madrid, 11 de marzo 1998 Tomado de la Revista Tethis. Asociación catalana de meteorología. Perturbaciones en el ciclo del agua En la historia del planeta se observa que las perturbaciones en el clima han generado cambios importantes en el ciclo hidrológico. Por ejemplo, durante el último periodo glacial hace unos 18,000 años, 3 % del volumen de las aguas oceánicas quedaron atrapadas en los casquetes polares, ocasionando así un descenso del nivel del mar de 120 m respecto al nivel actual. Durante ese periodo se produjeron también el descenso en la tasa de evaporación y precipitación, la reducción de la circulación de la humedad en la atmósfera, la disminución de la biomasa terrestre, la expansión de los desiertos y el aumento del transporte eólico, entre otros efectos. La historia de nuestro planeta también refleja que las interacciones entre el clima y el ciclo del agua son tan estrechas, que cualquier cambio afecta en una doble dirección. En primer lugar, los cambios en las variables climáticas (por ejemplo temperatura y precipitación) generan imimportantes en los recursos hídricos y a partir de éstos en los ecosistemas, los paisajes y en las sociedades. En segundo lugar, los cambios inducidos por el ser humano en los recursos hídricos (por ejemplo presas, sistemas de irrigación, sobreexplotación de acuíferos) influyen de manera decisiva en las condiciones climáticas. Grupo 3 Efecto del clima en el relieve El papel del clima en la formación de los suelos El clima influye directamente en la humedad y la temperatura del suelo, e indirectamente a través de la vegetación. La temperatura y la precipitación influyen en los procesos de alteración y transformación mineral, modificando la velocidad de muchas reacciones químicas que se dan en el suelo. La temperatura condiciona el tipo de meteorización, predominantemente física con bajas temperaturas, más química con altas temperaturas. La disponibilidad de agua y su flujo influye sobre gran cantidad de procesos edáficos, movilizando e incluso eliminando componentes del suelo. El relieve, por su parte, se refiere al conjunto de formas y accidentes geográficos que podemos observar, y que sirve de base a los otros dos factores que forman el paisaje. Este relieve, aunque parece inmutable a nuestros ojos, en realidad está cambiando continuamente a una velocidad en general lenta aunque como veremos, algunos fenómenos de cambio son rápidos (como los volcanes, o los terremotos). Los elementos que causan este cambio son los agentes geológicos. Según su origen, tenemos dos grupos de agentes geológicos: + Agentes geológicos externos, cuyo motor es la energía del Sol y que modelan el relieve destruyéndolo, es decir, rebajando las zonas altas y rellenando las bajas. + Agentes geológicos internos, movidos por la energía interna de la Tierra, que hacen lo contrario, “construyen” relieve, es decir, aumentan los desniveles (creando montañas, por ejemplo). El resultado de la acción conjunta de estos dos grupos de agentes geológicos es el relieve que vemos y según sea el que predomine el relieve se hará más maduro (más suave) si predominan los agentes geológicos externos, o más joven si lo hacen los agentes geológicos internos. En este tema y en el siguiente, nos ocuparemos de los agentes geológicos externos, mientras que el tema 10 estará dedicado a la acción de los agentes geológicos internos. 2.- ¿Cómo se modela el relieve? La energía procedente del Sol es la responsable de: + El incremento desigual de la temperatura del aire en las zonas bajas de la atmósfera, que + origina los vientos. Evaporar el agua de la hidrosfera, formando nubes que originarán precipitaciones sobre la superficie de los continentes, dando lugar a las aguas salvajes, los torrentes, los ríos, los glaciares y las aguas subterráneas. Además, esa energía solar es responsable, junto con los vientos, el movimiento de rotación de la Tierra y la atracción gravitatoria de la Luna y el Sol de los movimientos del agua del mar (olas, corrientes marinas y mareas). El viento y el agua, en todas sus formas, desgastan las formas del relieve mediante tres procesos geológicos: + + + Alteran, desgastan y rompen las rocas, dándoles formas características. Es la erosión. Desplazan los fragmentos arrancados de un lugar a otro. Es el transporte. Cuando dejan de actuar, depositan los materiales que transportan en las zonas más bajas (cuencas sedimentarias), a veces muy lejanas. Es la sedimentación. Por otra parte la atmósfera es la responsable de un cuarto proceso geológico, la meteorización. Todos estos factores (agua, viento, atmósfera), junto con la acción de los seres vivos, constituyen los agentes geológicos externos. Como consecuencia, repetimos, el relieve se destruye y desgasta muy lentamente. 3.- La acción de la atmósfera. La meteorización. La meteorización es el conjunto de modificaciones que experimentan las rocas por efecto de entrar en contacto con la atmósfera, con los gases que contiene o con sus características físicas. Se produce sin transporte y, según su efecto sobre las rocas puede ser de dos tipos: + Meteorización física: rompe la roca en fragmentos más pequeños, sin alterar los minerales que la forman. + Meteorización química: disgrega la roca provocando cambios en los minerales que la constituyen. Meteorización física Debida a las variaciones de temperatura, la meteorización física puede actuar, dependiendo del clima, de dos maneras: gelifracción: En climas fríos, el agua que penetra en las grietas de las rocas, al bajar la temperatura, puede llegar a congelarse, aumentando su volumen. Esto somete a la roca a un “efecto cuña”. Al aumentar la temperatura de nuevo, el hielo se licua, disminuyendo el volumen y la presión sobre la roca. Este proceso de congelaciones y deshielos sucesivos acaba ensanchando la grieta y termina por romper la termoclasticidad El climas desérticos o de alta montaña existen grandes diferencias de temperatura entre el día y la noche: durante el día las rocas se calientan y se dilatan, aumentando su volumen; durante la noche se enfrían y contraen, disminuyendo su volumen. La repetición de este fenómeno termina por agrietar y romper la roca. Si en ambos casos, la fragmentación ocurre en una zona de fuerte pendiente (la ladera de una montaña, por ejemplo) los fragmentos ruedan por ella y se depositan al pie de la misma, originando unas acumulaciones llamadas canchales. Meteorización química Los gases presentes en la atmósfera puede reaccionar químicamente con los componentes de las rocas, produciendo la aparición de nuevas sustancias. Esto queda de manifiesto con la aparición de variaciones de color y en el cambio de otras propiedades (solubilidad, dureza, etc.).El resultado es que las rocas se disgregan más fácilmente, ya que los granos de minerales pierden adherencia entre sí y se disuelven o son más vulnerables ante la acción de los agentes geológicos. Según el componente atmosférico que interviene tenemos los distintos procesos, entre los que destacan: Disolución: Las moléculas de agua separan y rodean las moléculas de la roca. Mediante este sistema se disuelven muchas rocas sedimentarias compuestas por las sales que quedaron al evaporarse el agua que las contenía en solución. Hidratación: Cuando las moléculas de agua se introducen a través de las redes cristalinas de las rocas se produce una presión que causa un aumento de volumen, que en algunos casos puede llegar al 50%. Cuando estos materiales transformados se secan se produce el efecto contrario, se genera una contracción y se resquebrajan. Oxidación: La oxidación se produce por la acción del oxígeno, generalmente cuando es liberado en el agua. Los sustratos rocosos de tonalidades rojizas, ocres o parduzcas, tan abundantes, se producen por la oxidación del hierro contenido en las rocas. Hidrólisis: Es la descomposición química de una sustancia por el agua, que a su vez también se descompone. En este proceso el agua se transforma en iones que pueden reaccionar con determinados minerales, a los cuales rompen sus redes cristalinas. Este es el proceso que ha originado la mayoría de materiales arcillosos que conocemos. Carbonatación: Consiste en la capacidad del dióxido de carbono para actuar por si mismo, o para disolverse en el agua y formar ácido carbónico en pequeñas cantidades. El agua carbonatada reacciona con rocas cuyos minerales predominantes sean calcio, magnesio, sodio o potasio, dando lugar a los carbonatos y bicarbonatos. Este tipo de meteorización es el origen de un paisaje muy especial, denominado karst o carst. Grupo 4 Clima y formas de vida