10/1975 - Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

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Núm. 10-75 HD
Pl a ntas y
ani m ales
p eligrosos
MARIANO GARCIA ROLLAN
Veterinario
ti
^
MINISTERIO
DE AGRICULTURA
^
PLANTAS Y ANIMALES
PELIGROSOS
Normalmente el agricultor que lleva bastantes años dedicado a su profesión llega a poseer cierta experiencia en
evitar los peligros del medio natural en que actúa. Sabe que
aquella planta es venenosa porque en una ocasión se murió
l^n cordero por haberla comido. No toca aquella otra hierba
porque recuerda la irritación que le produjo una vez que la
cogió con las manos. Sabe, porque cuando era pequeño se
lo advirtió su padre, que debajo de las piedras puede haber
bichos peligrosos.
Pero, a veces, sus apreciaciones sen falsas por falta de
conocimientos científicos y su experiencia en este sentido
está llena de ries^os si pretende generalizarla a especies
que no conoce bien.
Por otra parte, sus hijos no recogen ya tan fácilmente su
experiencia, pues ya no le acompañan en sus trabajos desde edades tan tempranas como antes. El nivel de vida ha
mejorado lo suficiente para que el niño emplee la mayor
parte de su tiempo en actividades escolares o domésticas.
Y, sin embargo, esos niños siguen teniendo el campo a la
puerta de sus casas y están expuestos fácilmente a sus peligros ; tanto más si se tiene en cuenta que en sus salidas
no cuentan muchas veces con la compañía protectora de sus
padres.
Por su parte, los niños de las ciudades, cuando salen de
excursión, lo suelen hacer acompañados de la familia; pero
esto no quiere decir que estén más seguros, porque los habitantes de las ciudades cuando salen al campo en busca de
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aire puro y tranquilidad se encuentran en un medio distinto del que habitualmente les rodea. Suelen desconocer los
peligros de la Naturaleza, y así, cuando llega el buen tiempo y comienzan las excursiones a montes, ríos c playas, empiezan también los accidentes. Leemos en los periódicos noticias sobre niños mordidos por animales o personas intoxicadas por comer ciertos frutos.
Los seres naturales que podemos encontrar en el campo
son maravillosos, pero no siempre inofensivos. Es preciso ob^ervarlos con cuidado, no dejarse engañar por las apariencias y, sobre todo, aprender a conocerlos bien para evitar los
peligrosos.
PI,ANTAS SILVESTRES DE FRUTOS TOXICOS
Ciertas plantas poseen en sus órganos diversos tóxicos
que, al scr ingerides, pueden causar serios trastornos e incluso la muerte.
Algunas dan vistosos frutos con gran riqueza en venerios, por lo que hay que advertir, sobre todo a los niños, que
no coman ningún fruto silvestre. Hay frutos llamativos, en
forma de bolitas rojas, azules o de otros colores, que incitan
a cogerlas y probarlas. Algunas saben dulces e incluso se
parecen a los frutos comestibles, pero son venenosos. Veamos
algunos ejemplos :
La belladona o r1ir^,p« bc^llc,dc^^nc^ es una planta grande,
de 0,5 a 1,5 m. de alta, con tallo ramificado y hojas grandes,
l^ie. I. - Bclladun^i
^.llru^^u brlladonna).
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ovaladas, acabadas en punta, que desprenden mal olor al
estrujarlas. Las flores, frecuentes en verano, suelen estar aisladas en las axilas de las hojas ; tienen forma de pequeño
dedal de 2-3 cm. de largo, de color violáceo sucio por fuera
y amarillento por dentro, con venillas de color vinoso. El fruto es primero verde, luego rojo y al fin ne^'ro violáceo, con
jugo morado. Durante una temporada parece una pequeña
cereza, por lo que algún niño pudiera confundirse y comerla, con el consiguiente riesgo, pues dos o tres bastan para
intoxicar gravemente. Antes de media hora de haberlo comido, hay sequedad de boca y garganta, sed, pupilas dilatadas, vértigos, visión borrosa, aceleración de pulsaciones, delirio. Si el número de frutos tomados es mayor, viene el
coma y muerte por par "alisis respiratoria.
Bryaniu dioicn es como una enredadera, de ho.jas que recuerdan, por su forma, a las de la vid, aunque más pequeñas. Su tallo trepa por los setos, gra^ias a unos zarcillos
que nacen frente a cada hoja; las flores son pequeñas, verdosas o blanquecinas; la raíz, muy grande y gruesa, en forma de nabo alargado. Los frutos, del tamañc de guisantes
pequeños, son primero verdes y luego, al final del verano,
de color rojo mate. Tomados en pequeña cantidad constituyen un purgante muy fuerte, pero si un niño ingiere algo
más de una docena de ellos, pueden causarle la muerte ; ello
nos da idea de su toxicidad.
Fig. 2.-)3ryonia dioicn.
-
J
-
En sitios frescos, rincones húmedos de los bosques e incluso cunetas, es frecuente el aro ^Ar^^m italici^r^^^, planta de
20-30 cm. de altura, con hojas g^randes, triangulares, con
dos lóbulos en la base y largo rabillo que parece salir junto
al suelo. El órgane floral es como un cucurucho blanquecino ( como el de las calas ), con una especie de porra amarillenta en el centro. A1 final del verano no suele quedar más
que el tallo que sostiene los frutos, que son de color rojo
escarlata vivo y están agrupados en lo a1to. Estos bonitos
frutos pueden intoxicar. Muy parecido en forma y acción es
Arr^m mact^latum, de hojas manchadas de pardo o negro; es
menos frecuente en nuestro país.
La emborrachacabras tCcTriaria myrtifolial es un arbusto
de más de un metro de alto, de hojas lanceoladas, con tres
nervios; flores pequeñitas, verdosas y en racimos menudos.
F^ig. 3.-A, órgano (loral, hoj^ y frulos del aru IArtu^i ilalicwrU.-B, hojas y
fruto del emborrachacabras ^Corioria rn^^rlifolial.
Fig. 4.-Solanunr drdcarnnrn.
Los frutos están formados por cinco granitos dispuestos en
estrella, brillantes y negros, por lo que recuerdan a las moras de zarza. Precisamente el peligro está en confundirse,
pues pueden ocasionar la muerte de niños. Es frecuente en
regiones del Este y Sur del país.
También dan frutos capaces de causar trastornos, aunque menos importantes que los anteriores, otras plantas como la sabina ^]^tr^iper^i^s sab^iria), arbusto a^cha^parrado, con escamitas como los cipreses; frutos como bolitas de color uva
tinta ; el cohombrillo ^.F.cballitittn elareri^tml, de fruto semejante a un pepinillo ovoide y áspero, que dispara las semil^as
cuando se le toca; el acebo Illex aquifolii.tmJ, de hojas lustrosas con espinas y frutos como bolitas rojas ; la dulcámara
^Solnruu^^ dulcamaral, trepadora de flores moradas y frutos
rojos ; las conocidas y olorosas madreselvas, etc. Tengamos
también cuidado con ciertos almendros, pues las almendras
amargas son tóxicas y comiendo más de una docena se pueden sufrir graves accidentes e incluso la muerte. Recordemos a este respecto que también las semillas de los albaricoques y melocotones son tóxicas.
PLANTAS ORNAMF.NTALES VENENOSAS
No sólo está el peligro en los bosques; algunos vegetales
nocivos se han extendido por parques y j ardines, debido a
su forma vistosa o sus flores ornamentales. Y al ser frecuentados estos lugares por los niños, se corre el riesgo de que
se lleven a la boca frutos o semillas venenosos. Citemos algunas de estas plantas :
El ricino IRicinus communisl es alto, de 0,8 a 2 m., g'eneralmente, con grandes hojas palmeadas, hendidas y de largos rabillos, que suelen ponerse purpúreos ( como el tallo ).
Los frutos son globulosos, con púas, y es^án en grupos terminales. Dentro de cada uno hay tres semillas jaspeadas,
del tamaño de judías, aplanadas p'or abajo y con un saliente
en la parte superior. De ellas se extrae el aceite de ricino,
de tan mal recuerdo para los niños de hace varios lustros.
Pero también contienen potentes venenos, por lo que hay
que evitarlas.
Daphne mezereum es un arbustillo de 50-100 cm., con hojas estrechas, lanceoladas, alargadas, más oscuras por arriba
y situadas en manojos, hacia el extremo de las ramas. Las
Fig. 5.-Hicinu IRicinus
CU11171111I1I5^,
-S-
flores son muy tempranas, rosado-vicláceas; los frutos de
color rojo escarlata, como bolitas pegadas a las ramas, por
debajo de los grupos de hojas. Son muy venenosos, y aunque su sabor picante no invita a cemerlos, conviene eliminarlos en cuanto aparezcan. Se da también silvestre en los
Firineos.
También pueden causar trastornos los frutos rojos del
evónimo o bonetero ^Evo^iymus e^iropaeus^ ; los del víburno
rVib<<rnum cpult^s^, análogo a la "bola de nieve"; las semillas
del albarraz ^DEaphir^icun staphysngri^^^, especie de "espuela de
caballere" con el espolón floral muy corto, etc. Incluso el
fruto oscuro de la conocida y frecuente yedra IHedera helixl
puede cau^ar vómitos y diarreas.
OTRAS PLANTAS PELIGROSAS
Algunas plantas se parecen a verduras comestibles y motivan confusiones. Así se dan casos de personas que, creyendo coger apio o perejil, recogen la peligrosa cicuta u otras
plantas muy tóxicas y parecidas ICicuta virosa, Cof^ii^m macitlart^m, Oenanthe crocata, Aethusa cynapiuml, que pueden causar la muerte. También hay quien cree que son berros todas las plantas que crecen en el borde de los arroyos, y rábanos todas las raíces que tienen su forma. Desconfiemos
de cualquier verdura o raíz que no hayamos comprado en
el rnercado o a los hortelanos.
También resulta peligrosa la costumbre de llevar en la
boca, chupar o mordisquear flores y ramitas. Hay vegetales
cuyo jugo, aun en pequeñas cantidades, es tóxico y puede
causar graves trastornos o, al menos, grandes irritaciones.
Mencionaremos algunos ejemplos, aunque casi todas las plantas descritas hasta aquí también se podrían incluir en este
apartado.
Veratr^in^ alhum tiene un tallo de hasta un metro de alto,
con grandes hojas alternas, ovaladas, con nervios long^itudinales bien marcados. Las flores son numerosas, verdosas y
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en racimo colocado en lo alto. El simple contacto con las semillas verdes ocasiona fuertes inflamaciones y ampollas en
la boca. Algunos la confunden con la genciana.
El estramonio ^Datt^ra s^ramoniuml tiene hasta un metro
de altura y grandes hojas con anchos dientes desiguales en
los bordes. Las flores suelen salir aisladas en las bifurcaciones del tallo ; son grandes, blanquecinas o algo azuladas, tubulosas, de 6-10 cm. de largo, en embudo y con cinco lóbulos agudos. El fruto es una cápsula, algo mayor que una
nuez, con púas; se abre por arriba en cuatro valvas, dejando
ver numerosas y pequeñas semillas oscuras. Produce intoxicaciones análogas a las de la belladona.
Parecida acción tiene también el beleño ^Hyosc;vcnnus nigerJ,
planta de m"as de medio metro, cubierta de fino vello, suave
y algo pegajoso. Sus hojas tienen grandes dientes y las flo-
Fig.
6.-Estramonio
(Dntura sirn^nonii^^n1.
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res son de color ocre, acampanadas, con redecilla violácea,
dispuestas del mismo lado de la rama o tallo.
Aquí podíamos incluir el acónito ^Accnitum. napellusl, muy
venenoso, de flores azul violáceo cscuro, propio de montañas; el eléboro ^Hc^lleborus fo^etidusJ, de hoja^s perennes, muy
divididas y de mal olor; el arbusto Rhamnus cathartica, diversos Kanunculus, de flores amarillas; varias lechetreznas ^Euphobia^), de jugo irritante; Clematis y Anemone, tejos (hojas
venenosas ), etc.
En cuanto a las setas, tan apetitosas y tan terribles, sólo
recordaremos que una equivocación con ellas puede ser mortal. Aconsejamos al lector la hoja divulgadora del Ministerio
de Agricultura "Setas venenosas" (núm. 1-71 H).
Muchas son las plantas venenosas y grande sería la lista
que podríamos hacer con ellas. Pero no vale la pena mencionarlas aquí, porque generalmente no suelen confundirse
con otras comestibles, o sus órg'anos tóxicos no atraen a los
posibles consumidores, bien por amargos o repelentes (frutos de la coloquíntida, por ejemplo ), o bien por pasar desapercibidos ( raíz de mandrágora, semillas de Colchicum autumnale, cornezuelo del centeno, etc. ). En todos los casos se
evitan los accidentes no aventurándose a comer cosas que
no se conocen bien.
Sólo hay dos caminos razonables : no comer ni mordisquear nada silvestre, o aprender a conocer bien las plantas.
Para esto hay libros divulgadores, ilustrados, fáciles de comprender y baratos, que están al alcance de cualquiera. Con
ellos no sólo podemos aumentar nuestl°es conocimientos sobre el mundo en que vivimos y evitar riesgos, sino que, además, iremos tomando afición a los seres naturales. Poco a
poco encontraremos satisfacción en saber cómo se llama
cada planta y para qué sirve.
ANIMALES PELIGROSOS
No se puede ir por el campo levantando piedras, invadiendo la maleza o curioseando por todos los rincones. Pen-
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semos que en esos lugares viven animalillos a los cuales
vamos a molestar y tienen que defenderse. Algunos de ellos
incluso pueden atacarnos y causarnos graves lesicnes.
Los que más riesgo corren son los niños, pues su poca
edad les hace ser atrevidos. No obstante, tampoco hay que
pensar que en el campo, en el bosque o en la montaña acechan peligros por todas partes. Basta con tener ^zn poco de
prudencia en los sitios agrestes y, sobre todo, conocer los
animales nocivos. En España, afortunadamente, son muy pocos y fáciles de evitar. Recordamos a continuación los más
frecuentes.
Arácnidos y miriápodos
Se trata de animales invertebrados que en estado adulto tienen cuatro pares de patas articuladas ( arácnidos ) o
más ( miriápodos ).
Algunas arañas poseen quelíceros ( especie de ganchitos
cerca de la boca) en comunicación con glandulitas venenosas, pero las especies de nuestro país sólo producen con su
picadura molestias pasajeras, a pesar del miedo que algunos les tienen. Así sucede con Nemesia cuc^mer^iurin, LatroFig. 7.-Escorpión.
(De L. Cendreru,
punoeimericana^ ).
en aZoología his
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dectes rredcci^^^,^^irui^^s y otras. La más llamativa es la tarántula ll.vct;sa nurE^^^^^cr^.tiisi, araña grande, pardo-grisácca por
encima y anaranjada por debajo, con una gran mancha central. En terrenos áridos y soleados es fácil encontrar sus
madi°ig^ueras; como pocitos verticales ( acodados en el fondo), con una especie de brocal hecho con pajitas y piedrecillas unidas con hilos de seda. En el fondo oscuro se ven
a veces brillar sus ojuelos como cabezas de alfiler.
Más temibles son sus parientes cercanos: los escorpiones.
El más corriente es el escorpión amarillo, alacrán o Bi^^hus
er^ro^^c^eu^. Mide unos 8 cm., es de celor pajizo y tiene unos
apéndices anteriores muy desarrollados, doblados en ángulo
y a^^abados en pinza. La parte posterior del abdomen es más
delgada que el resto del cuerpo y con una uña al final. Esta
camunica con la glándula del veneno y, cuando ataca, es
levantada previamente hacia delante ( la punta mira hacia
abajo si no se levanta ). De día suele ocultarse bajc las piedras o cortezas; de ahí el consejo de no levantarlas con las
manos. La picadura produce fuertes molestias en los adultos
y puede ser grave en los niños, por lo que se debe acudir
al médico. Ctras especies, más grandes y oscuras, son menos
frecuentes, pero también peligrosas.
Algunos ciempiés tienen cerca de la cabeza un par de
ganchos o forcípulas, con los que pueden producir picaduras
molestas. El más grande es Scolopei^dra rrlorsi^ans, de cuerpo
aplastado, amarillento-verdoso, con 21 par de patas que salen de los lados del cuerpo.
Insectos
Dentro de los insectos, que son animales invertebrados
que tienen tres pares de patas, también abundan los que
pueden molestarnos con sus picaduras. For ejemplo, las avispas, tan conocidas por todos, con su cuerpc r^egro y amarillo, y su aguijón en el extremo del vientre. Hay que evitar
acercarse a sus nidos o avisperos, grupos de celdilla.s que fabrican masticando fibras vegetales, hasta darles la consistencia de pergamino. Las especies más frecuentes se pueden di-
Fig.
S. - Avisperos y
avispas.
ferenciar por algunos detalles: Vespa v^^lgaris tiene una escotadura en la primera banda negra del abdomen; Vespa
^ermaiiica tiene tres escotaduras en dicha banda; Polisles
gallica es de abdomen ovalado (en punta por los dos lados),
en vez de tener ancha la base como las otras dos ; Vespa
cral^ro es un avispón mucho más grande, con algunas manchas rojizas.
Análogas picaduras pueden causar las abejas comunes,
con la diferencia de que su aguijón tiene dientecillos dispuestos hacia atrás, por lo que, una vez clavado, no puede
desprenderse fácilmente y suele quedar en la víctima acompañado de la bolsita del veneno. Como dato curioso diremos que el agui,jón suele profundizar unos 2 mm. e inyectar
0,2 mlg. de veneno, que produce dolor, fuerte inflamación
local, edema y a veces graves síntomas. En algunas personas muy sensibles, o con muchas picaduras en cuello o cabeza, se han dado casos de muerte. Pero normalmente todo
pasa en unos días de cuidados médicos. En el lugar del pinchazo lo único que se puede hacer es extraer el aguijón, con
cuidado de no vaciar la bolsita, si la hay, y aplicar algodón
con amoníaco. El veneno se usó algunas veces contra el reumatismo y su producción es máxima cuando la abeja tiene
unos catorce días de edad. A1 parecer, el olor a cebolla, sudor
o caballerías les excita bastante, así como el acercarse a
las colmenas, cosa que se debe evitar, por consiguiente.
También tienen aguijón otros himenópteros, parecidos a
la abeja, pero más grandes. Son insectos de cuatro alas, aunque el segundo par es pequeño y casi no se ve en reposo. Por
lo tanto, hay que evitar tocar cualquier abejorro o bichos
parecidos.
Qtros insectos pertenecen a grupos que pican con la boca
y no con aguijón ventral, como los anteriores. Así, en el
grupo de los hemípteros (chinches de campo) causan picaduras dolorosas : Keduvius persc,nc^tus (plano, alargado, gris),
Harpnctor iruc^^nchts (rojo y negro), Nepa cinerea (oseuro, aplastado, con las patas anteriores en pinza, acuático ).
También son molestas las pulgas y otros parásitos externcs de los animales superiores; además, su picadura puede transmitir ciertas enfermedades. Evitemos acercarnos a
los animales domésticos, cuando no sea necesario hacerlo.
Algunos mosquitos, como el trompetero (Cnlex pipiens^>,
producen picaduras molestas, y otros pueden transmitir enfermedades (hembra de Anopheles), por lo que se debe evitar, en la medida posible, que lleguen a picar. Entre las
moscas cabe señalar como especies molestas y peligrosas la
mosca borriquera (Hippoyoscc: e^uina), que se alimenta de
sangre ; la mosca de la lluvia ( Haematopora pluviales ), cuyas
hembras atacan con tenacidad en tiempo lluvioso; las moscas de establo (Stomo^ys calcitrans), grisácea, de trompa rígida y picadura que puede contagiar algunas enfermedades;
los tábano^, de cabeza ancha, a menudo con ojos verdosos,
grandes, cuyas hembras chupan sangre, etc. Algunas incluso ponen huevos y larvas en las heridas o mucosas de los
mamíferos.
Pero, en realidad, las picaduras de la mayoría de los insectos no suelen traer graves consecuencias y en pocos días
desaparece la irritación. Se pueden aliviar estos daños aplicando alguna pomada antialérgica.
Conviene recordar aquí las molestias que pueden ocasionar los pelitos irritantes que poseen algunas orugas, como
la "procesionaria" del pino ^Thaumetopo^ea piryo^campa^l ^ Vive
Fig.
9.-Orugas =procesionarias^ carninando.
en grandes bolsones de seda blanca, que suelen verse en
las ramas de los pinos; de ellos salen en largas filas a devorar las agujas, cen el consiguiente perjuicio para los árboles. En los pinares atacados por la plaga no conviene
echarse en el suelo, sobre todo si hace viento, pues los finos
pelillos que tienen las orugas en su piel, y que abundan en
los bolsones, pueden causar irritaciones en los ojos, mucosas y piel. Por el mismo motivo no se debe manipular en
sus nidos.
VíUoras y otros animales
Está muy extendido el temor a sapos, salamandras y culebras, pero no está justificado. Por el contrario, esos animales merecerían nuestro agradecimiento, pues, a pesar de
su aspecto, son útiles por devorar insectos y otras especies
de animales perjudiciales. En cuanto a toxicidad, sólo la piel
de sapos y salamandra posee alguna glándula tóxica, pero
su :^ecreción sólo actúa por vía sanguínea; por tanto, habría que coger a esos animales con las manos llenas de heridas, para sentir algún efecto. Las culebras son inofensivas,
aunque muerdan, pues la única peligrosa ^Malpolc^n mons-
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pessuluria^ tiene los dientes venenosos situados tan dentro de
la boca, que no funcionan al morder a una persona.
Hemos dejado para el final el único animal verdaderamente peligroso que tenemos en España : la víbora. Vale la
pena ccnocerla bien, para evitarla y no confundirla con las
culebras.
Su cuerpo es más ancho y corto que el de aquéllas. La
cola es corta y adel^aza rápidamente ; suele estar curvada.
La cabeza es ancha por detrás, por lo que tiene apariencia
triangular y está bien diferenciada del cuello, que es estrecho. Los ojos tienen la pupila vertical, generalmente, y hay
al menos una fila de escamas pequeñas entre el ojo y la
serie de placas que revisten el labio superior ( en las culebras el ojo teca esas placas). En la mandíbula superior poseen dos colmillos muy desarrollados y en comunicación con
la glándula venenosa. Son móviles y descienden cuando abre
la boca para morder, subiendo hacia la posición horizontal
al cerrarse. El cuerpo mide 50 a 70 cm. de largo y su aspecto, tcno y dibujo de la piel dependen de la edad, especie,
sexo, habitat y estación. Las crías, de 15-20 cm., en seguida
son también venenosas. A1 parecer ^.on más activas por la
maxiana temprano.
Su picadura ( en realidad mordedura, aunque sus dientes
sean muy agudos ) es grave y el veneno se extiende por la
sang're. Produce fuertes dolores locales, equimosis por hemorragias subcutáneas, vómitos, debilitamiento, opresión y,
en un 2 per 100 de casos, la muerte (parálisis cardíaca o
respiratoria, hemorragia cerebral ). En niños se producen más
casos mortales.
Se debe aplicar un torniquete entre la mordedura y el
corazón, lo más próximo a aquélla, para retardar la difusión del veneno. Pero no debe ponerse demasiado apretado
y se debe abrir cada quince minutos para evitar gangrenas,
desplazándolo entonces un poco hacia el cuerpo, para no
apretar sobre lo ya inflamado. Algunos aconsejan hacer in-
-1^-
Fig.
lo.-Esquemas diferenciadores de caheza y cuerpo de culebras IA) y
víboras (B).
cisiones con una cuchilla desinfectada, en el lugar donde
se clavaron los dientes, para hacer salir sangre que arrastre
algo del veneno. Incluso forzar la salida chupando y escupiendo (por vía digestiva no actúa el veneno ). Conviene tener a la víctima en reposo completo, llevarle a un centro
médico lo más rápidamente posible e inyectarle suero antivenenoso específico.
En España se encuentran tres especies de víboras, muy
parecidas y todas pcligrosas:
Vipera berus.-Tiene una banda oscura que corre en zigzag por el dorso. Algunas son totalmente negras. Propia de
regiones norteñas.
Vipera aspis.-Tiene el hocico algo levantado y en ángulo; tiene dos fajas oscuras unidas en V sobre la cabeza, y
la banda oscura del dorso está partida en manchas en zigzag, que, a veces, se ven poco marcadas. Vive en los Pirineos
y zonas cercanas.
Vipera lalaslei.-Es pardo grisácea, con el zig-zag oscuro
en el dorso y una serie de manchas laterales. El hocico es
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también remangado; el labio superiar, blanco; tiene una
faja negra desde el ojo hasta la primera mancha lateral. Propia del Norte de Africa, aunque se encuentra por todo el
país.
Es difícil que nos muerdan los mamíferos silvestres, como ratones, comadrejas, gatos, linces, zorros, etc., pues todos huyen al ver al hombre; pero si se ven acosados pueden
atacar. Su mordedura tiene el peligro, aparte de la herida
que causa, de poder contagiar la rabia. Esta temible enfermedad, todavía incurable, no sólo se contag^ia por los perros
enfermos ; en caso de mordeduras de mamíferos, también
conviene vacunarse. Ya el heche de que un animal muerda
sin provocarle es un síntoma sospechoso, pues los enfermos
de rabia pierden el control y se alteran sus instintos.
OTROS PELIGROS
Una norma válida, tanto para los habitantes del medio
rural como para los excursionistas, es que no se debe tocar
ningún animal muerto. Es frecuente encontrarse por el campo cadáveres de pájaros, conejos u otros animales, y es peligroso tocarlos, porque el animal pudo haber muerto de algún prcceso infeccioso que pueda contagiarse al hombre.
Así se dan casos terribles de tularemia, carbunco, ornitosis
y otras enfermedades.
Otra precaución es no beber agua de ríos, arroyos o manantiales desconocidos. En tales aguas pueden estarse banando otras personas más arriba, o pueden recibir filtraciones de vertederos o desagiies situados a nivel superior.
Si están contaminadas así, los microbios que llevan pueden
causar tifus, diarreas y otros procesos infecciosos.
No hay que fiarse del aspecto limpio y a^reste del lugar.
Avala esto que decimos un ejemplo concrete. En el rincón
norte de la lag^una de Peñalara hay una especie de manantial. Es agua cristalina que beben muchos excursionistas y
Fig. 11.-F.s peligroso beber en los cursos de agua.
que parece tan pura como la nieve de aquellas alturas. Pero
si andamos un poco comprobaremos que tal arroyito discurre metros antes entre rocas, junto a las que se han amcntonado botes vacíos, papeles y toda clase de residuos. El
riesgo de infección es evidente.
El agua del campo puede también albergar huevos o larvas de algunos gusanos parásitos que pueden invadir nuestro
cuerpo IDicrccelium lanceolatcim, ^lncylostoma duodEilale, etc. )
y protozoos causantes de disenterías IEn^amoeba hysrolitical.
Son poco frecuentes las sanguijuelas ^Hin^do medicirialis y
especies análogas), gusanos de 8-10 cm., de color verde oliváceo, que viven en el agua y se adhieren a la piel y mucosas de los vertebrados, para chupar sangre con una especie de ventosa. Si se fija este parásito, en vez de arrancarlo
-zo(con lo que la heridita sangraría bastante), es mejor procurar que la sanguijuela se desprenda sola, tocándola ron
vinagre o con un cigarrillo encendido.
Se han comentado hasta aquí algunos de los peligros que
existen en los lugares naturales. Todos ellos se pueden evitar con un poco de prudencia.
PUBLICACIONES DE EXTENSION AGRARIA
Bravo Murillo, 101
Madrid-20
Se autoriza la reproducción íntegra
de esta publicación mencionando
su origen: «Hojas Divulgadoras del
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LS.}3.^.: S-} 341-0388 5- Uepósitu legal: M. 16.6^5-19?5 (ZO.00o ejempleiresl
^eu^rali,, S. L. - Santi^igo f^:,i^^vez, 2i - Madri^l-19
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