Aborto: conquistas e desafios. – ST11 Josefina Brown Unidad de

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Aborto: conquistas e desafios. – ST11
Josefina Brown
Unidad de Sociedad, política y género del INCIHUSA - CONICET y Grupo de Estudios sobre
Sexualidades (GES) en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, FCS – UBA)
Palabras clave: Aborto – debates políticos – acuerdos y desacuerdos
Entre el silencio y el escándalo. El aborto como asunto de debate político en la
Argentinai
En 1994 a instancias de la Convención Constituyente para la Reforma de la Constitución
Nacional Argentina, el entonces presidente Carlos Menem, propuso la inclusión de una cláusula
que indicara que la Argentina “defendía la vida desde la concepción y hasta la muerte natural”, lo
cual generó la primer oportunidad para discutir públicamente de aborto. Fu objeto tanto de notas
periodísticas varias así como de debate parlamentario intenso. Luego, el centro de la escena lo
ocuparon salud / derechos reproductivos. La súbdita aparición del tema a raíz del caso de Romina
Tejerina en Jujuyii en agosto del 2002 más la difusión de algunos casos de anencefalia y otras
discusiones legislativas concomitantes volvieron a colocar estos temas en la agenda mediática en
términos de aborto terapeútico; es decir, aquellos casos de despenalización previstos en la
Constitución Nacionaliii
Así, en el 2003, cambio de década y de gobierno mediante, el tema se convierte en uno
los puntos de debate centrales en el movimiento de mujeres y los feminismos y también en la
agenda pública y política. Ese mismo final de año, el presidente Kirchner – recientemente electopropone para el cargo vacante a la Corte Suprema de Justicia a la abogada Carmen Argibay que se
declara así misma miltante atea y a favor de la despenalización del aborto. A renglón seguido el
Ministro de Salud y Ambiente de la Nación, Ginés González García suscribe la moción.
El objetivo de este trabajo es exponer a grandes rasgos las líneas de continuidades y
rupturas en torno del debate por el derecho al aborto en Argentina en dos momentos claves: 19942004, a fin de vislumbrar las posibilidades, los riesgos y los futuros desafíos.
1- Continuidades y rupturas. Posibilidades y límites.
1.1 - En la esfera estatal
Entre uno y otro momento el punto de debate público político relacionado con los
derechos sexuales y (no) reproductivosiv se anuda alrededor del tema del aborto transcurren diez
años. En ambos límites temporales (1994-2004) tenemos al frente del ejecutivo nacional dos
gobiernos justicialistas: el del Dr. Carlos Menem y del Dr. Kirchner. El primero, el autor y
ejecutor de las políticas de ajuste estructural, la estabilidad, la convertibilidad monetaria; también
el de la alianza estrecha y cercana con las altas cúpulas de la jerarquía católica local galardonado
con una bendición papal fruto de sus esfuerzos conservadores en temas ligados con los cuerpos,
las sexualidades y las capacidades (no) reproductivas de las personas enfatizado sobre todo, a
partir de 1994. El segundo, el Dr. Kichner, llegó al gobierno en el 2003 luego de las primeras
elecciones después de la crisis institucional, social y política vivida por los y las argentinas en
diciembre del 2001. Kirchner llegó al poder con el apoyo de quien (y de las manos de quien) fuera
uno de los máximos opositores internos a Menem durante su gestión presidencial, el Dr.Eduardo
Duhalde. Fue precisamente, al final de la gestión provisional de éste último, en 2002, que se
aprobó la Ley Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable. La imagen pública que se
construyó del presidente Kirchner, trajo al presente sus andanzas revolucionarias de los setenta y
aquella imagen de la patria nacionalista y popular que también supo encarnar el peronismo de los
setentas y que, muerta con Menem, pareció volver a resucitar en esta pareja presidencial que hacía
rememorar los años de amor libre y justicia social, la lucha contra la oligarquía y el imperialismo
pero también contra el poder eclesial.
Apenas asumió el nuevo presidente galopando sobre el discurso de los derechos
humanos, el panorama para las mujeres amenazaba con empeorar. Al frente de la cartera
encargada de los asuntos mujeriles en el Estado nombró a María Lucila Colombo, del riñon de
Nueva dirigencia, el partido liderado por Gustavo Beliz y que, históricamente ha sido una aliada
de la jerarquía católica argentina y su vocero en diversos espacios estatales Efectivamente, apenas
asumió, “Pimpi” Colombo, anunció que estaba en contra del aborto y que su política iba a estar
enfocada al fortalecimiento de la familiarv y en contra del aborto, en consonancia con la posición
intransigente sostenida durante el gobierno menemista. Frente a ello contrasta la posición de Ginés
González García al frente del Ministerio de Salud así como la posición asumida por el ministerio
de Relaciones Exteriores y Culto y sobre todo, por la representante especial para temas de la
mujer, Juliana Di Tullio quien en febrero del 2005 afirmó que, “Vamos a sostener cuatro ejes:
derechos sexuales y reproductivos; acceso de los adolescentes a los servicios de salud; autonomía
de los adolescentes en los servicios de salud; definición de familia”vi a contrapelo de lo que había
ocurrido durantes la década previa .
Ginés González García, el ministro de salud de la Nación, se convirtió en el principal y
más fuerte aliado de las feministas en el aparato del Estado: impulsó investigaciones sobre
mortalidad materna y puso el tema en la agenda política comprometiendo también a los ministros
de salud provinciales a suscribir el Compromiso de Reducción de la Mortalidad materna,
inmediatamente después apuntaló la idea de la necesidad de despenalizar el aborto para poder
reducir la muerte de mujeres en gestaciónvii, durante el 2005 sumó su firma a la Campaña
Nacional por el Derecho al aborto legal, seguro y gratuito recientemente, se comprometió a
difundir y poner en marcha una guía para el mejoramiento de atención post – aborto, etcétera.
El presidente de la nación, por su parte, mantiene una posición ambigua: mientras por un
lado, apoya al ministro de salud y no obstaculiza su gestión, se niega a aprobar el protocolo
facultativo de la CEDAW frente a las presiones de la jerarquía católica y sus grupos pro – vida
que lo consideran la antesala al aborto y, su esposa, la senadora Cristina Fernández de Kirchner
interrogada sobre el particular, sostiene “Yo no soy progre, soy peronista” agregando su oposición
al abortoviii.
1.2- En la jerarquía católica
El cambio más fácilmente perceptible es la pérdida relativa de capacidad de presión
sobre el gobierno nacional y sus políticas. El gobierno de Kirchner a diferencia del menemista,
mantiene una relación en ocasiones tensa con la iglesia católica local que si bien no ha minado su
fuerza. la ha obligado muchas veces a negociar. Sin embargo, La Iglesia Católica conserva aún
capacidad de presión y veto como “lo demostró cuando impidió la distribución de anticonceptivos
a través del Programa de distribución gratuita de medicamentos (….) el obispo Casaretto, obispo
de Caritas Argentina logró que el Ministro de salud de la Nación retirará de los botiquines del
programa Remediar los anticonceptivos (píldoras y preservativos) que debían ser distribuidos
gratuitamente”ix
Además, han aumentado notablemente la cantidad de las organizaciones laicas dedicadas
a sostener a rajatablas la posición más conservadora del catolicismo en cuestiones relativas a la
sexualidad. Estas ONGs o asociaciones civiles muchas veces denominadas pro – vida o pro –
familia a su vez han invadadido buena parte del espacio cibernético también con infinita cantidad
de sitios sobre oponión católica y posturas fundamentalistas en contra de los derechos sexuales y
(no) reproductivos y esencialistas en relación a la división génerica del mundo. Son estas
organizaciones las que salen al ruedo con acciones callejeras, movilizaciones, envío de cartas,
participación sistemática en los Encuentros Nacionales de Mujeres, presiones a los/as
funcionarios/as y legisladores/as o, incluso iniciando acciones judiciales como en el caso del
pedido de declaración inconstitucional a la aplicación del programa nacional de salud sexual y
procreación responsable, la suspensión de la venta de la pastilla de anticoncepción de emergencia,
etcéterax.
1.3-- En el movimiento de mujeres y los feminismos
En 1994 a instancias de la convención nacional constituyente el movimiento de mujeres
y las feministas junto con algunas otras organizaciones de mujeres y de derechos humanos frente a
la embestida presidencial, lograron articular, como la mayoría de los movimientos sociales frente
a una amenaza grave visible, un movimiento reacctivo defensivo exitosoxi. Este constituyó sin
dudas un paso enorme frente a la poca visibilidad pública y mediática que habían tenido durante
los ochenta. Para los noventa la voz de las mujeres y las feministas logra atravesar el círculo de los
mass media y sus argumentos y posiciones son discutidas en el espacio público aún cuando
muchas veces, no sean ellas quienes aparezcan en la prensa sino, sus aliados y aliadas
legisladores/as y funcionarios/asxii. Sin embargo, l articulación horizontal de mujeres partidarias,
sindicalistas, militantes de movimientos sociales y derechos humanos fue lo que permitió, en su
momento, frenar la introducción de la claúsula sobre “el derecho a la vida desde la concepción”
que hubiera clausurado el debate sobre el derecho al aborto. MADELxiii, tal fue el nombre de la
articulación tuvo algunas acciones esporádicas más después de la experiencia de la constituyente
pero finalmente, por conflictos internos y el desgaste cuasi natural se fue disolviendo con el correr
del tiempoxiv.
La siguiente vez que se formará una articulación de ese tipo, pero ya bajo el signo otros
vientos será en el año 2005 cuando se lance al ruedo la Campaña Nacional por el Aborto legal,
seguro y gratuito. Para entonces, una buena parte del movimiento de mujeres y las feministas se
habrá profesionalizado, diversificado, institucionalizado y onegeizado. Muchos espacios habrán
sido abiertos y ocupados en el seno de diversas organizaciones como partidos políticos, sindicatos,
movimiento sociales y de derechos humanos tradicionales. Las secretarías de la mujer o de género
habrán crecido notablemente en diversos espacios otrora siquiera sospechados. Los temas de las
mujeres, el género y el feminismo suenan ahora mucho menos raro de lo que sonaban cuando, a
instancias de MADEL y de Virginia Franganillo (militante feminista y peronista) en el Consejo
Nacional de la Mujer se realizó el primer estudio de opinión pública sobre algunos temas
conflictivos relacionados con la salud / los derechos sexuales y (no) reproductivosxv. Incluso, el
aborto, ya sea su despenalización o legalización, un tema de alto voltaje que no lograba generar
consensos amplios ni en la sociedad en general ni al interior del movimiento de mujeres /
feministas, comienza a instalarse lentamente y a ser reconocido como un grave problema social
que afecta de un modo particularmente notable y perverso a las mujeres de sectores popularesxvi.
Es así como comienza a generar más y más audiencia y consensos en los Encuentros Nacionales
de Mujeres cuyo climax se alcanza en Rosario en el 2003xvii. Es entonces cuando la Comisión por
el derecho al aborto junto con otras organizaciones convocan a una asamblea que logra gran
repercusión y el establecimiento de algunos consensos (entre otros la realización de talleres para
evaluar estrategias de acceso al aborto legal, seguro y gratuito que se llevarán a cabo durante el
2004). Ese ENM funciona como un antes y un después porque logra articular un frente amplio por
el derecho a la legalización del aborto al mismo tiempo que a dibujar más nítidamente cuál es el
Otro que se opone a estos derechos. La iglesia aparece así claramente dibujado como el “enemigo
político”xviii, y la disputa se polarizó irremediablemente. Fue también a partir de Rosario 2003 que
el tema del aborto ocupa el primer plano de la discusión oscureciendo los muchos otros temas que
también preocupan a feministas y mujeres en movimiento y que no convergen necesariemente en
torno de los derechos sexuales y (no) reproductivos a donde, una vez puesto blanco sobre negro,
todo parece finalmente coincidir, como no deja de remarcarlo la jerarquía católica cuando se
opone a la ley de salud sexual y reproductiva, a la educación sexual o incluso a la aprobación del
protocolo facultativo de la CEDAWxix.
Esa acumulación de fuerzas conquistada gracias a una suerte de guerra de guerrillas por
usar la noción gramsciana, por medio de la cual se han ido ocupando y generado cada vez
mayores espacios sociales (partidos, sindicatos, legislaturas, organizaciones, moviemientos
sociales, universidades) y convirtiendo a los contrapúblicos al decir de Fraser
xx
en espacios
valorados y disputados por otros actores sociales que buscan, como los partidos de izquierda
históricamente y ahora la iglesia católica argentina, coptar para sus propios intereses, ha permitido
construir un discurso y una práctica contrahegemónica. Y, al mismo tiempo ha posibilitado el
reconocimiento de un actor social cada vez más legitimado y con mayor fuerza de presión y veto,
como el movimiento de mujeres y las feministas.
Concluyendo…
Es la combinación de varios de estos factores lo que ha permitido que, a diferencia de lo
ocurrido en 1994 en que fue la iglesia católica con un aliado fuerte en el Estado, como es el
presidente de la Nación, quienes lanzaran el conflicto al ruedo llamando a las cosas por su nombre
y acusando de criminales a cualquiera que se opusiera a su cruzada por “el derecho a la vida desde
la concepción y hasta la muerte natural” apostando así a clausurar el debate; ahora, diez años
después es el movimiento de mujeres y las feministas en articulación con otros movimientos
sociales y de derechos humanos con un aliado fuerte dentro del Estado, el ministro de Desarrollo
Social y Salud, quien lanza el conflicto y sostiene por al menos un año la “Campaña Nacional por
el aborto legal, seguro y gratuito”.
De la defensa a la proposición, ha pasado mucho agua bajo el puente: más de un proceso
de profesionalización, institucionalización, transnacionalización y onegeización; acciones e
influencias en los ámbitos regionales e internacionales: redacción, presiones y lobbies en las
conferencias internacionales que luego son los instrumentos que sirven para legitimar y dotar de
mayor fuerza a las demandas internas a los diversos estados; conformación y consolidación de
redes de mujeres y feministas temáticas y de diversos alcances que posibilitan la acción de
acciones cada vez más concertadas aunque también pone en cuestión el quiénes pueden concertar.
La lista continúa…. Los procesos no son nunca unívocos ni unidereccionales. Tanto puede resultar
en cooptación del movimiento y sus demandas como en la posibilidad de insertarse en las grietas
del aparato del Estado, y de las instancias decisoras regionales e internacionales y zigzaguear entre
esos intersticios con la destreza suficiente como para ampliar y extender sus límites para
posibilitar, a su vez, la introducción de nuevas demandas.
De la dispersión, la heterogeneidad, la autonomía a la organización, profesionalización,
especialización, oenegés financiadas; del margen hacia el centro; de aquellas “viejas locas” a
actoras legítimas de los procesos políticos y sociales, con voz, voto e incidencia política; de los
movimientos defensivos a las acciones propositivas las mujeres y las feministas han recorrido un
largo camino… que, permite la apertura a la demanda por la legalización del aborto y a llamar a
las cosas por su nombre, aunque los límites se impongan por otros costados. Si en los primeros
momentos y para algunas aún la demanda es en nombre de la libertad a disponer del propio
cuerpo, de sus sexualidades y sus capacidades reproductivas; para otras, por táctica y estrategia se
trata de obtener consenso en nombre de la igualdad en el acceso del derecho a la salud, un
discurso mucho más plausible para la sociedad. De la demanda por un un derecho civil básico que
pone en tensión la noción clásica de ciudadanía se transita hacia la presión por ampliar los límites
de aquello que se incluye bajo el derechos a la salud en nombre de la equidad social.
En el transcurso de estos años la discusión se ha ido deslizando en el caso del aborto en
Argentina hacia la inequidad en el acceso en el derecho a la salud, muy vinculado a las muertes
por gestación. Esos acontecimientos producen como efecto la posibilidad de ponerlo en un
lenguaje escuchable para la sociedad y por ende pasible de ser objeto de debate público políticoxxi.
Y, permite la posibilidad de intervenir sobre la vida de las mujeres hoy aquí y ahora pero, también
el riesgo de despolitizar la cuestión del aborto (y los derechos sexuales y (no) reproductivos) al
mismo tiempo que se medicaliza y se elude poner en cuestión el lugar social asignado
naturalmente a mujeres (y varones) y, la norma heterosexual reproductiva. Mientras el /los
movimientos de mujeres/ feministas cuestionan la separación de los espacios público y privado y
los roles asignados a cada sexo en virtud de la histórica asignación de estos espacios en forma
desigual a varones y mujeres, el Estado tiende a mantener la privacidad (y la despolitización) de
las diferencias (por ejemplo, recluyendo los derechos sexuales y (no) reproductivos en el campo
especializado de la salud), aunque conceda algunos derechos…
Bibliografía
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Fuentes:
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www.abortolegal.com.ar
/
www.despensalizaciónaborto.org.ar
/
www.rimaweb.org.ar
/www.catolicasporelderechoadecidir.org.ar / www.aciprensa.com / www.cnm.gov.ar /www.aaba.org.ar
i
Este trabajo es un avance de la tesis doctoral en curso en torno de la globalización, la ciudadanía y los derechos
sexuales y (no) reproductivos, llevada a cabo con financiamiento del Consejo de Investigaciones Científicas y
Tecnológicas (CONICET)
ii
Explicar quién, qué es y alguna referencia
iii
Véase código Penal Argentino. Art-. 86 a 88.
iv
Uso el paréntesis (no) puesto que el uso de la denominación reproductivos alude a la histórica imagen de las
mujeres como madres, reproductoras y los derechos reproductivos se supone que aluden no sólo al derecho a una
maternidad elegida, sin riesgos, etcétera sino también a decidir no reproducir, no ser madre incluido para muchas, el
tema del aborot. Para que se visualicen ambos significantes más rápidamente, marco el no, entre paréntesis.
v
Uno de los programas más importantes que lleva a cabo su gestión es el PROFAM, Programa de Promoción del
Fortalecimiento de la Familia y el Capital Social. Su objetivo es: Pilotear y aprender de proyectos de gobiernos
locales y de organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, que se orienten a reducir la vulnerabilidad de
las familias pobre y promuevan cambios en las relaciones de género con un enfoque integral de la familia.
vi
Véase NNUU, 2005.
vii
Muerte por gestación refieren a aquellas muertes que normalmente han sido catalogadas como muertes maternas.
Como la maternidad implica algo más que un embarazo y los abortos pueden ser leídos también como la resistencia a
la maternidad prefiero llamarlas muertes gestacionales
viii
Véase PECHENY, 2005.
ix
Véase MALLIMACCI, 2004:13
x
Veáse BROWN, 2004, TARDUCCI, 2005
xi
Sobre los cambios en la forma de acción colectiva, véase GARRETON, 2002, BROWN, 2005, entre otros/as.
xii
Es necesario recordar que pocos años antes había sido aprobada la ley de cupos que había permitido la inclusión de
una buena cantidad de mujeres en la constiuyente, muchas de ellas vinculadas históricamente con el feminismo.
xiii
Mujeres Autoconvocadas para Decidir en Libertad.
xiv
Sobre los vericuetos de MADEL puede verse GUTIÉRREZ, 2004
xv
Sobre estos temas puede verse PETRACCI, 2004; BROWN, 2004 y 2005, AAVV, 1997
xvi
Véase www.abortolegal.org.ar
xvii
Los Encuentros Nacionales de Mujeres, son espacios donde se reúnen anualmente más de miles de mujeres a
discutir sobre una agenda propuesta por ellas. Véase Palma en AAVV, 1997, TARDUCCI 2004 y 2005, entre otras.
xviii
Si para algunos/as analistas podía estar claro quién era ese otro, para las feministas y el movimiento de mujeres,
cuya relación con el Estado ha sido históricamente conflictiva, la alianza estado – iglesia católica del gobierno de
Menem más muchas indefiniciones partidarias en el seno de la izquierda que seguían insistiendo con que el
feminismo partía sus luchas, entre otros muchos factores concurrentes convergían para no poder definir claramente
“amigo” – “enemigo”, cosa que por otro lado, sólo aparece como transparente cuando los conflictos se agudizan y
todos los actores del juego se ven de alguna manera a tomar posición política. La alianza de feministas y mujeres de
izquierda en el ENM fue posible en buena medida por el adversario en común. Después, una vez que se diluye el
peligro máximo de la fuerza polarizadora, muchas veces, los conflictos internos vuelven a aparecer, como ha ocurido
a inicios del 2006. véase www.rimaweb.org.ar
xix
Véase TARDUCCI 2004 y 2005, BROWN, 2004, MALLIMACCI, 2004
xx
FRASER, 1993
xxi
GUZMÁN, 2001
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