Discurso de Apertura de Sesiones Ordinarias

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Discurso de Apertura del intendente Luis Castellano de las Sesiones Ordinarias 2016
del Concejo Municipal
Señores concejales:
Nos encontramos en este recinto, ámbito de expresión por excelencia de la diversidad política de
Rafaela, para abrir un nuevo período de sesiones, y confirmar el rumbo de nuestra labor de
gobierno.
Nuestras políticas, nuestros proyectos y programas de gestión ya fueron compartidos el 10 de
diciembre pasado, cuando asumimos el segundo período. Para no ser reiterativo ahora, solo
pondré el acento en los desafíos más importantes que tenemos como ciudad.
Hoy no celebramos una apertura de sesiones más, porque estamos atravesando una situación muy
compleja, determinada por dos circunstancias que merecen una especial mirada, y que incidirán
profundamente en todos los esfuerzos que tenemos por delante.
Una de ellas es el gasto imprevisto y cuantioso que nos dejaron las dos tormentas de febrero. En
esas difíciles circunstancias, respondimos con efectividad: estuvimos a la altura de la emergencia.
Porque estábamos preparados, porque tenemos un plan de contingencias y trabajamos en equipo;
y lo más importante, porque contamos con mujeres y hombres comprometidos con su trabajo
como servidores públicos.
Debo reconocer también a otros organismos locales, provinciales y nacionales, que hombro a
hombro colaboraron con nuestros equipos municipales, y también a los concejales que acudieron a
las reuniones de la Junta de Protección Civil y se pusieron a disposición de Rafaela.
Superamos la situación más crítica, pero debo ser sincero con ustedes: quizás tengamos la
sensación de que ya todo pasó, porque la ciudad recobró una relativa normalidad, pero lo cierto es
que ambos temporales nos dejaron aún mucho trabajo por delante, y pérdidas que superan los 20
millones de pesos, una suma enorme para un municipio como el nuestro.
La segunda circunstancia es el contexto económico incierto, que nos impide presupuestar y trazar
con previsibilidad las obras que necesitamos. Deberemos gestionar los fondos públicos con
extrema prudencia, procurando optimizar al máximo los recursos con que contamos.
De igual manera, deberemos articular más que nunca esfuerzos con el sector privado y los
gremios, para proteger entre todos nuestro modelo de desarrollo económico, y defender así la
producción local, tanto urbana como rural, y el trabajo de los rafaelinos, en un año en el que los
pronósticos sobre el empleo a nivel nacional, no son alentadores.
El ejercicio de la transparencia nos demanda ser claros con la administración municipal, pero
también indicar cuáles son las obligaciones aún no cumplidas por otros niveles del Estado.
En este sentido, es imperioso que el gobierno de Santa Fe nos transfiera los más de 30 millones de
pesos de deudas correspondientes a Obras Menores 2015, Financiamiento Educativo y el Plan Mi
Tierra Mi Casa.
También es clave que el Estado nacional mantenga intactos los compromisos asumidos con Rafaela
por el gobierno anterior. En este sentido, hay algunos indicios que nos preocupan:
La obra del CEPLA, el Centro de Prevención Local de Adicciones, tan necesaria para ayudar a
rescatar a nuestros jóvenes del flagelo de las drogas, está paralizada, a pesar de nuestros
constantes reclamos.
En este marco, esperamos que se respeten la continuidad y los plazos del proyecto en marcha de
las avenidas Vieytes-Marchini y avenida Italia, que incluye pavimentación, desagües e iluminación
y ciclovías.
Debemos señalar también que se ha retirado de nuestros barrios el escuadrón móvil de
Gendarmería. Nos dijeron que sería por unos días, pero ya han pasado dos meses. Para que
vuelva, nos solicitaron que garantizáramos un alojamiento para los agentes. Ya conseguimos el
lugar y ya fue informado, pero los gendarmes aún no están aquí.
Por todo esto, y para lo que expondré a continuación, necesitamos que este Concejo en pleno nos
acompañe y esté del lado de Rafaela.
Debo concentrar mis palabras en nuestra mayor preocupación y ocupación: la inseguridad. Se
trata del tema principal en la apertura de estas sesiones desde hace años.
Desde los tres niveles del Estado llevamos adelante cuantiosos esfuerzos. Un breve resumen de
estas concreciones en los últimos años, incluyen: la creación de la Policía Comunitaria y el
fortalecimiento de las distintas dependencias policiales de la provincia; el nuevo Código Procesal
Penal en Santa Fe; la radicación del Juzgado Federal en la ciudad; la llegada de la Unidad de
Investigaciones Judiciales de Gedarmería y el Escuadrón Vial Nº 5; la Fiscalía Federal y la Fiscalía
Regional; la Guardia Urbana; el Centro de Monitoreo y las cámaras; iluminación, programas
sociales abocados al empleo, la educación, el deporte, la salud y la cultura; el trabajo de casi 250
personas en el territorio en contacto directo con las familias y la comunidad, entre tantas otras
acciones.
Debo destacar, en este sentido, la labor conjunta de nuestro Gabinete Social con las
organizaciones de la ciudad. Próximamente elevaremos una Ordenanza que prevé la donación del
terreno para que la Asociación Civil Vistiéndonos de Sol cuente con un lugar adecuado para la
contención y recuperación de jóvenes con problemas de adicciones.
Este ejemplo, más todo lo que acabo de enumerar, no es poco. Los recursos invertidos y el trabajo
puesto en abordar la inseguridad desde todos los terrenos y desde todos los niveles del Estado, es
inmenso. Cabe preguntarnos entonces en qué estamos fallando.
No puede seguir sucediéndonos que un chico de 17 años con varias entradas en el sistema policial
y judicial, pueda cometer un homicidio con tanta facilidad, en plena calle y a plena luz del día.
Estamos obligados a prevenir estas situaciones de violencia inaudita e intolerable.
Es inadmisible que haya quioscos de droga y deliveries que expanden su negocio como si fueran
rotiserías. Les hemos dado al Ejecutivo provincial y a la Justicia las direcciones de todos esos
lugares e información de quiénes los manejan. Y sin embargo, siguen allí, sin que conozcamos
mínimamente cuáles son los resultados de las investigaciones que, según nos dicen, se llevan a
cabo. Los vecinos denuncian, nosotros denunciamos, pero la falta de respuesta no hace más que
legitimar la impunidad.
No podemos acostumbrarnos a que acciones cotidianas como ir al trabajo, a la escuela, al club, o a
la despensa de la esquina, sean actos de riesgo en los que podemos terminar golpeados y
arrastrados por el piso.
Reclamamos un freno a los tiroteos. En algunos barrios los vecinos no puedan sentarse en la
vereda, por miedo a quedar en medio de una balacera.
Es inaceptable que los comercios barriales deban cambiar sus horarios, atender clientes con rejas
de por medio, o directamente cierren por la cantidad de robos que han sufrido.
Desde el municipio estamos, como estuvimos siempre, dispuestos al trabajo conjunto, a coordinar
nuestros esfuerzos dentro de lo que a cada uno nos toca. Pero es imprescindible que funcionarios
de niveles superiores del gobierno, y los legisladores, tomen decisiones políticas contundentes,
porque hasta ahora no hubo frutos, sino por el contrario, el problema se agravó hasta niveles
inadmisibles.
El gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, nos ha mostrado una actitud superadora: él mismo
me ha manifestado personalmente, y también lo hizo públicamente, la decisión de asumir un
nuevo impulso, y que esta vez sea efectivo.
Los principales funcionarios de las áreas de Seguridad, Desarrollo Social y Justicia ya vinieron
varias veces a Rafaela, y percibimos en ellos una voluntad de trabajo que antes no veíamos.
Volvemos a dar nuestro voto de confianza, pero quiero repetir aquí lo que dije a los funcionarios
provinciales en una reunión que mantuvimos con el Consejo de Seguridad: “ustedes están ante un
grupo de decepcionados”.
Todos tenemos que hacernos cargo de esta situación: la Policía y el Ministerio de Seguridad, la
Justicia, la Subsecretaría de Derechos de Niñez y Adolescencia, los municipios, nuestro municipio,
los equipos sociales, los legisladores, el Concejo, los tres niveles del Estado, y también las familias
y los padres.
Señores concejales, les hago un especial llamamiento para que sean interlocutores con los
diputados y senadores afines a sus signos políticos y se apruebe en nuestra provincia la adhesión
a la Ley Nacional de Narcomenudeo, que permitirá a la Justicia y a las fuerzas de Seguridad
provinciales desmantelar los quioscos de drogas.
Un especial pedido hago también a los jueces, porque sabemos que desde su experiencia tienen
mucho para aportar a la discusión y a la búsqueda conjunta de la solución a la inseguridad.
Tengo claro que mi rol como intendente es liderar la lucha contra la inseguridad: lo hice desde mi
primer día de gestión. Pero hacerme cargo implica también exigir el cumplimiento de las
responsabilidades que les corresponden a los gobiernos nacional y provincial, que están en manos
de los mismos espacios políticos que tienen representatividad en este recinto.
Debemos superar el concepto divisorio de oficialismo y oposición, porque nos necesitamos todos.
Desde el Justicialismo gobernamos la ciudad, el Frente Progresista gobierna desde la provincia y el
PRO desde la nación, y las tres fuerzas tenemos presencia equilibrada en este Concejo, así que
nadie puede hacerse el desentendido y ubicarse en la función de observador crítico del trabajo
ajeno. Los problemas son de todos, y ya no hay lugar para las declaraciones oportunistas que no
le sirven a la gente; solo hay lugar para los que quieren trabajar efectivamente en pos de las
soluciones que Rafaela necesita.
Otro de los temas que desde hace años es central en estas aperturas de sesiones, es la falta de
agua.
Sin acueducto, no hay agua. Y los caños hacia Rafaela aún no están: nosotros nunca mentimos.
Ahora tenemos la afirmación del gobernador de que la obra finalmente se hará. Una vez más, los
rafaelinos volvemos a confiar, pero lo hacemos con el alerta que nos han dejado las experiencias
pasadas.
También es impostergable la reestructuración del servicio que presta la empresa ASSA, para
tornarlo más eficiente, para que las obras que se requieren se concreten, para que los vecinos que
sufren la escasa provisión del servicio, e incluso su ausencia total, tengan respuestas rápidas y
satisfactorias. Porque lo están pagando, y porque estamos hablando de un elemento
imprescindible para la vida.
Nos han acercado un borrador de convenio para que todos los municipios participemos de la
cogestión de la empresa para mejorar la prestación del servicio. Nosotros, como en el caso de la
Seguridad, estamos dispuestos a colaborar, pero necesitamos observar señales claras y
contundentes de inversiones en la ciudad.
Me refiero a la reparación de cañerías rotas, para bajar el 40% de pérdida comprobada del fluido;
la finalización de las dos plantas de ósmosis inversa, una en convenio con los desarrolladores
privados y la otra correspondiente al plan Mi Tierra Mi Casa; la modificación de la regulación de
presión en horarios pico de consumo; el refuerzo de la red para mejorar la presión; llegar al 100%
de instalación de micromedidores; y la construcción de nueva cisterna.
Se trata de un plan de contingencia básico que necesita la ciudad para mejorar la prestación en el
próximo verano, y al cual le vamos a hacer un seguimiento insistente. La solución definitiva es el
acueducto, pero es mucho lo que puede y debe hacer ASSA mientras aguardamos que la obra se
concrete.
Otra demanda impostergable es la ampliación de la red de cloacas y de la capacidad de la planta
de tratamiento. Hace cinco años que la empresa no hace cloacas en la ciudad.
Asimismo, no puedo dejar de mencionar la necesidad de ampliar la red de desagües. Las
consecuencias del cambio climático están a la vista.
El entubado del Canal Norte, una promesa del exgobernador Bonfatti, no se concretó. A valores
actuales, su ejecución supera los 70 millones de pesos; las lagunas de retardo en el Oeste de la
ciudad, demandan unos 40 millones; y el entubado de calle Tucumán, que vamos realizando con
fondos propios, requiere una inversión de más de 25 millones.
Son sumas inaccesibles para un municipio de nuestro tamaño. Sí o sí necesitamos el
financiamiento de niveles superiores de gobierno.
Sabemos que la vivienda es también una de las principales demandas que afronta la comunidad,
en un contexto signado por la carencia de lotes para la venta y valores del mercado inmobiliario
inalcanzables.
Tomamos la decisión de engrosar nuestro banco de suelo público, para poder ofrecer lotes
urbanizados a precios más accesibles para las familias trabajadoras. Tenemos avanzadas las
gestiones para comprar terrenos en el sur de Rafaela para cumplir este objetivo, y podemos
hacerlo gracias a la excelente administración del Instituto Municipal de la Vivienda y a la
puntualidad de pago de los beneficiarios de otros programas, que alcanza el 80% de
cumplimiento.
Por otra parte, necesitamos también que los espacios que quedaron sin urbanizar dentro de la
ciudad, comiencen a transformarse en terrenos al alcance de los sectores medios. Para ello,
debemos coordinar esfuerzos con el sector privado.
Tenemos elaborado un proyecto de Ordenanza que apunta a integrar dichos espacios a la
planificación urbana, con nuevos loteos, infraestructura y apertura o continuación de calles que
hoy se encuentran cortadas. De este modo, además de mejorar la oferta de terrenos y la
movilidad, llevaremos seguridad a lugares que están oscuros, sin servicios y a merced de ser
ocupados irregularmente.
Todo ello es parte de nuestra política de Vivienda, por la que ya 1830 familias accedieron al lote o
casa propia desde 2012, cuando iniciamos nuestra gestión.
En el marco integral de las soluciones habitacionales que debe brindar el Estado, corresponde al
gobierno local procurar la disponibilidad de la tierra, al gobierno provincial disponer la
infraestructura y los servicios, y al gobierno nacional, a través de planes o de líneas de crédito,
acercar a la gente la posibilidad de edificar sus viviendas.
La seguridad vial es otra de nuestras prioridades. Por eso continuaremos intensificando nuestra
cruzada por una cultura del tránsito basada en el respeto por la vida.
El uso del cinturón y del casco deben ser un hábito, no una molestia para evitar la multa. El
respeto de las velocidades máximas debe ser una norma absoluta, no una opción relativa. No
estamos solos en la ciudad. La compartimos, y eso significa necesariamente respetar al otro y
respetarnos.
Hemos avanzado, pero aún es mucho lo que nos falta hacer. Sabemos que no es un cambio que se
produce de la noche a la mañana, pero confiamos que con decisión y perseverancia, lo
lograremos.
Desde que asumimos, en 2012, hemos contabilizado 144 mil infracciones de tránsito. Esta cifra
refleja nuestro esfuerzo en los controles, pero lamentablemente refleja también el altísimo nivel de
incumplimiento de las reglamentaciones por parte de los conductores.
Contamos, no obstante, con datos alentadores: en 2012 constatábamos 7280 faltas por no uso de
cinturón de seguridad; este número fue descendiendo hasta llegar a 1265 en 2015. Una merma de
más del 82%.
El uso del casco, que en 2012 alcanzaba el 30% de cumplimiento, ha llegado al 75% en la
actualidad, lo que nos alienta a continuar profundizando campañas y controles, sobre todo los
fines de semana, que es cuando percibimos el mayor déficit. Y de igual manera, reforzaremos la
concientización acerca de la conducción y la ingesta de alcohol.
Especial hincapié quiero hacer en un dato que va más allá de la seguridad vial e involucra la lucha
contra el delito. En los diversos operativos hemos secuestrado en cuatro años alrededor de 5.000
motos. Varias de ellas eran robadas y sus dueños pudieron recuperarlas gracias a nuestros
controles.
Ya contamos desde hace tiempo con la ayuda de la Policía y la Gendarmería en los operativos de
seguridad, y sumaremos otro organismo: Defensa Civil.
Próximamente firmaremos un convenio con esta entidad para que colabore con nosotros en
campañas de prevención y en acciones específicas en ingresos y egresos de las escuelas, y
ordenamiento de tránsito en grandes eventos.
La protección del ambiente es, ni más ni menos, una garantía de nuestro futuro, el de nuestros
hijos y nietos; es el cuidado de nuestra casa común, como la define el papa Francisco en la
Encíclica Laudato Sì.
Por eso hemos creado el Instituto de Desarrollo Sustentable, aprobado por este Concejo, para
planificar estratégicamente nuestra política ambiental.
Entre las primeras acciones elevaré un proyecto de Ordenanza que busca asegurar de modo
integral el destino final de los residuos, para evitar la generación y crecimiento de basurales a cielo
abierto.
La acción se centrará principalmente en los transportistas privados que arrojan desechos en
caminos rurales y terrenos baldíos, a quienes aplicaremos fuertes multas.
Asimismo, promoveremos la separación en origen de los grandes generadores de residuos. Para el
cuidado del ambiente contamos cada vez más con la colaboración de los vecinos que separan en
sus hogares. También necesitamos a las empresas como socias en el cuidado del ambiente.
Rafaela, con su Complejo Ambiental y el Parque Tecnológico de Reciclado, es una de las ciudades
más adelantadas del país en esta clase de iniciativas.
En el comienzo de este mensaje hice una referencia al difícil contexto que signará nuestra labor en
2016. Quiero, no obstante, asegurar que este año nos concentraremos en continuar las dos obras
del Presupuesto Ciudadano de Gestión Participativa que ya están en marcha: la refuncionalización
del Parque Balneario y la renovación de avenida Aristóbulo del Valle.
Y si bien el marco económico nos dificulta presupuestar, porque las empresas no pueden definir los
precios, esperamos poder emprender las dos obras restantes: la remodelación de avenida Ernesto
Salva y del Galpón del Nuevo Central Argentino.
Señores concejales:
Los pilares de nuestro trabajo serán los que venimos cuidando y robusteciendo con mi equipo
desde hace cuatro años: humildad, transparencia, capacidad de gestión y diálogo.
El dialogo es, desde mi punto de vista, la única manera posible de construir y conducir la ciudad. Y
las elecciones del año pasado nos han dejado un camino abierto para asumir la responsabilidad de
la construcción colectiva.
De acuerdo con el Mapa Social, son casi 300 las entidades que definen ese perfil tan nuestro y tan
distintivo de articulación público privada, de emprendimientos de la sociedad civil que reflejan el
amor y el compromiso por la ciudad. Con ellas también seguiremos trabajando de manera
conjunta, que es el único modo de alcanzar las soluciones.
Seguiremos abocados a mantener la ciudad en orden, con los servicios y la infraestructura que
nuestra ciudadanía exige, y sostendremos el progreso de los trabajos en marcha.
Ese es nuestro sello: la excelencia en la prestación de servicios, la continuidad de la obra pública y
la capacidad de gestión: cumplimos con la palabra empeñada. El hacer es la marca registrada
nuestra y de nuestra ciudad.
Los desafíos son el motor de nuestro crecimiento y desarrollo. Con la ayuda de Dios y con la fe
puesta en nuestro esfuerzo y nuestras ideas, podemos superar todos los inconvenientes. Así ha
sido siempre nuestra historia. Si algo distingue a Rafaela, es la confianza en el trabajo, la
perseverancia y la solidaridad de su gente.
Por eso reitero el llamado que hice el pasado 10 de diciembre: Los necesito a todos. Nos
necesitamos todos.
De esta manera, dejo inaugurada las Sesiones Ordinarias del período legislativo 2016 de este
Concejo Municipal.
Muchas gracias.
Buenas noches.
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