INFORME SOBRE LA REPERCUSIÓN DE LA SUBIDA DEL IVA, APROBADA POR EL GOBIERNO DE ESPAÑA EN 2012, EN LA ATENCIÓN SANITARIA DE LOS ANIMALES DE COMPAÑÍA La subida del Impuesto sobre el Valor Añadido en 2012 (Real Decreto-Ley 20/2012, de 13 de julio) ha encarecido la atención sanitaria de los animales de compañía en un trece por ciento (13%) debido al aumento en el tipo de impuesto que se aplica, que ha pasado del ocho (8%) al veintiuno por ciento (21%). No es posible entender una subida tan brusca en IVA (del tipo reducido al general), sin llegar a la conclusión que para la Administración –que mantiene los servicios sanitarios exentos de este impuesto si se prestan con la finalidad de prevenir, diagnosticar y tratar las enfermedades de las personas--, la actividad profesional veterinaria dedicada a los pequeños animales de compañía ha dejado de tener la función de contribuir al cuidado de la salud de los ciudadanos que le atribuye la vigente Ley General de Salud Pública, como si, de repente, estuvieran excluidos de la profesión sanitaria en la que les incardina la Ley 44/2003, de Ordenación de las Profesiones Sanitarias. Aumenta de modo notable la impresión expuesta que, sin embargo, se haya mantenido con el tipo reducido la prestación de servicios que los veterinarios realizan a los grandes animales; siendo éstos quienes generan más del setenta por ciento (70%) del volumen de negocio que mueve la profesión (el Censo del Ministerio de Agricultura contempla en España la existencia de 72mm de gallinas, 25mm de porcinos, 16mm de ovinos, 6mm de Bovinos y 2mm de animales caprinos; frente a esos datos se estima en 5mm el número de perros y 3mm el de gatos). Con la aguda crisis económica que vive el país, los cálculos que manejan los Colegios Oficiales de Veterinarios de España es que más de medio millón de perros y gatos no acudirán durante 2013 al veterinario. Inevitablemente, la pérdida de ingresos que sufren las familias españolas unida a la espectacular subida impositiva para el cuidado de las mascotas, hace que más de cinco millones de perros y tres millones de gatos pasen a estar incorrectamente vigilados sanitariamente en España. Así, las revisiones sanitarias de pequeños animales durante lo que va de 2013, se han reducido en las clínicas veterinarias casi un siete por ciento (7%) en cómputo trimestral, situando los perros y gatos fuera de control veterinario en un número que puede llegar a constituir un relevante problema de salud pública, pues están decayendo alarmantemente los controles preventivos de sus enfermedades. 1 Es muy importante conocer que el cuidado veterinario que un perro sano tenía, antes de la entrada en vigor de los nuevos tipos de IVA, un coste medio anual para su propietario de doscientos (200) euros brutos al año. Tras la subida impositiva y el correlativo efecto disuasorio sobre el consumo, las clínicas veterinarias han experimentado un alarmante descenso de sus servicios (los informes sectoriales arrojan que en el primer semestre de 2013, la evolución de los ingresos por prestaciones clínicas veterinarias han caído un treinta por ciento --30%-- respecto al mismo período del año anterior), con importantes consecuencias, todas ellas negativas para animales y personas: abandono, disminución de adopciones y aumento de la eutanasia animal; el riesgos de zoonosis entre la población; el paro veterinario, la economía sumergida y la aparición de supuestos centros veterinarios “low cost”. EL ABANDONO, LAS ADOPCIONES Y LA EUTANASIA ANIMAL CON LA CRISIS Durante los últimos años se ha registrado un escalofriante crecimiento del abandono de perros en España, superando durante 2012 en más del veinticinco por ciento (25%), la cifra de ciento diez mil (110.000) perros registrada en 2010. No se tienen aún datos oficiales de 2013, pero la subida del IVA habrá provocado, sin lugar a dudas, funestas consecuencias, pues la casi totalidad de la legislación autonómica sobre tenencia de animales establece que los centros públicos municipales, transcurrido un determinado plazo de tiempo sin encontrar dueño para las mascotas recogidas, procederán al sacrificio del animal. España, que lidera lamentablemente las listas de abandono europeas, carece del presupuesto necesario para realizar las pertinentes campañas de prevención y concienciación en materia de abandono, por lo que una circunstancia que en el pasado se identificaba casi de modo exclusivo con la estación vacacional, con el endurecimiento tributario sobre el cuidado de mascotas devendrá en una circunstancia permanente, ya que los factores económicos están detrás del treinta por ciento (30%) de los abandonos. De igual modo, los indicadores sobre adopción de animales de compañía han dejado de ser positivos (en 2010 habían aumentado respecto de 2009 en más de un cinco por ciento --5%--). Con la persistente crisis económica se han resentido considerablemente, con un descenso durante 2012 de más de un diez por ciento (10%) respecto al año 2010. 2 EL RIESGO DE LAS ZOONOSIS El control veterinario sobre los animales de compañía vigila la salud del animal, previniendo dolencias futuras y garantizando su bienestar. Es frecuente que perros, gatos o hurones porten enfermedades graves que sólo el profesional veterinario puede detectar, pues no provocan síntomas visibles en el animal. Hay que tener en cuenta que las enfermedades de los animales de compañía tienen, en ocasiones, una importante repercusión sobre la salud humana. No hay que olvidar las zoonosis (es decir, la transmisión de enfermedades de animales a personas) como la rabia, la leshmaniosis, filariosis, leptospirosis, hidatidosis, micosis o tiñas, sarnas, etc. Con las reglamentarias y obligatorias campañas de vacunaciones, las principales enfermedades infecciosas de los animales de compañía están controladas. La vacunación contra la rabia no es obligatoria en la totalidad de España, aunque en todas las comunidades autónomas existe un plan de emergencia, por su riesgo de zoonosis, tras la detección de la enfermedad. El caso, en mayo de 2013, de la mordedura de un perro rabioso a unos niños en Toledo (saltó a la totalidad de los medios de comunicación españoles, con masivo seguimiento en el extranjero, por la alarma social e inseguridad que genera la enfermedad), pone de manifiesto la importancia de mantener el adecuado control veterinario de los animales de compañía. PARO VETERINARIO, ECONOMÍA SUMERGIDA SUPUESTOS CENTROS VETERINARIOS LOW COST Y APARICIÓN DE La profesión veterinaria, como garante de la salud y el bienestar de animales y personas, está profusamente regulada, como sistema de control de cumplimiento de la pertinente normativa tributaria, de colegiación, municipal, medioambiental, dotacional, sanitaria, etc. que implica un determinado nivel de precios por los servicios profesionales que se prestan. Aunque dichos precios no están sometidos a unificación tarifaria y cada profesional puede establecer los precios que libremente determine, el mínimo exigible en la calidad de cada servicio veterinario impone la existencia de unos precios comunes en el sector. Tradicionalmente ordenada, la profesión veterinaria encabezaba las listas de carreras con trabajo; actualmente, en el sector de grandes animales, la crisis ganadera ha reducido en más del cincuenta por ciento (50%) la actividad de los profesionales, mientras que el endeudamiento de las familias, unido al aumento del coste fiscal en el cuidado y tratamiento de mascotas, está obligando al cierre de clínicas veterinarias, incapaces de soportar caídas de más del treinta por ciento (30%) en su facturación, así como a comportamientos de opacidad fiscal y economía sumergida. 3 Es por ello muy preocupante que durante los últimos años de la crisis, siendo especialmente visible en 2013, proliferan bajo formas mercantiles encubiertas, supuestos centros veterinarios que soliviantan al grueso de los profesionales veterinarios y apuntan, claramente, contra la competencia desleal. Cualquier ciudadano puede acogerse a figuras legales que supongan un ahorro fiscal lícito, pero durante el último año, que las fundaciones sin ánimo de lucro con centros veterinarios estén proliferando en España, no puede explicarse sino es en un intento de huir de la tributación establecida y aprovechar la alarmante situación de muchos propietarios de animales de compañía. La prestación que ofrecen de los servicios veterinarios a precios por debajo de coste para el sector, amén de suponer un fin ilícito de su objeto social, no podría sostenerse si no es bajo un encubierto traslado de efectivo de la figura fundacional a la empresarial. Su persecución legal es muy lenta y costosa, pero el endurecimiento tributario de los servicios veterinarios, juega en contra de la ordenada regulación de la profesión, pues para los propietarios de animales resulta muy atractiva la desgravable figura de donante de la atención que dispensa a sus mascotas, exenta, por lo demás, de impuestos. CONCLUSIÓN La subida del Impuesto sobre el Valor Añadido que se aplica a la atención sanitaria de los animales de compañía está repercutiendo de modo desfavorable tanto en la salud y bienestar de los animales, debido al incremento del número de abandonos, disminución de adopciones y grave aumento de las eutanasias, como en la protección de la salud de la población humana al multiplicar el riesgo de zoonosis; sin olvidar el cierre de numerosas clínicas, el aumento de la economía sumergida y la proliferación irregular de prestaciones de servicios veterinarios que dificultan la ordenada regulación y cuidado de la profesión sanitaria veterinaria. Por todas estas razones es urgente volver al tipo reducido del IVA que se venía aplicando a las prestaciones clínicas veterinarias, único modo de preservar la salud de la población y de sus animales. 18 de septiembre de 2013. Armando Solís Vázquez de Prada Presidente 4