El aprender haciendo en Trabajo Social. Desarrollo de estrategias

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El aprender haciendo en Trabajo Social. Desarrollo de estrategias de
aprendizajes
Susana Olivares González1
[email protected]
Modalidad de trabajo:
Eje temático:
Palabras claves:
Presentación de experiencia profesional.
Desafíos para la Formación Profesional en América Latina y
Caribe.
Aprender haciendo, estrategias de aprendizaje, práctica
social, empleabilidad, formación profesional en Trabajo
Social.
Introducción
El presente trabajo pretende dar cuenta de una experiencia en la formación profesional de
alumnos y alumnas de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Tecnológica de
Chile INACAP, sede Copiapó Región de Atacama, Chile. A partir de la praxis: prácticas
supervisadas y ejercicio docente, se pretende entregar un enfoque preliminar
que
permita sustentar el aprender haciendo en alumnos y alumnas de la carrera de Trabajo
Social, hacia una revisión epistemológica mediante la cual podamos vincular por una
parte los objetivos de la formación profesional a partir de una metodología inductiva y por
otra la estrategia pedagógica del aprender haciendo a propósito de una contextualización
orientada hacia la ecología de la acción (constructivismo). El contexto lo da la expertis que
como Asistente Social de campo (academia); mediante un trabajo metódico, inductivo y
supervisado, a partir de un modelo y proyecto educativo institucional. Se pretende un
acercamiento a través de experiencias de prácticas intermedias y profesionales
incorporadas al curriculum de la carrera de Trabajo Social.
Una mirada en pos de un Trabajo Social emergente, que cada día debe responder a una
dinámica relacional y procesos sociales diversos enmarcados en la globalidad social,
económica, tecnológica y cultural.
Será importante recoger la experiencia que entrega de Universidad Tecnológica de Chile
INACAP, en la formación de sus profesionales desde el ámbito privado, en un marco
económico paradigmático que invita tanto al docente como al trabajador social a generar
nuevos desafíos desde la práctica, la sistematización de experiencias e investigación
1 Autora y Relatora: Profesional Asistente Social, postulante al grado de Magister en Educación Mención Política y Gestión
Educacional. Diplomado en Educación Superior. Docente y Supervisora de Práctica carrera Trabajo Social Universidad
Tecnológica de Chile, Chile. Ponencia presentada en el XIX Seminario Latinoamericano de Escuelas de Trabajo Social. El
Trabajo Social en la coyuntura latinoamericana: desafíos para su formación, articulación y acción profesional.
Universidad Católica Santiago de Guayaquil. Guayaquil, Ecuador. 4-8 de octubre 2009.
1
social.
Se pretende a través de esta ponencia mostrar una intención por superar la
dicotomía teoría práctica (hacer – pensar); desde nuestro modelo educativo del aprender
haciendo. La experiencia en Instituciones de Educación Superior del área Privada ha
llevado a replantear el curriculum profesional desde las políticas públicas hacia la gestión
social.
Los nuevos paradigmas nos invitan a recrear y reflexionar nuestro actuar como docentes,
trabajadores sociales y asistentes sociales. El contexto Latinoamericano se constituye en
un escenario que permite la permanente construcción y deconstrucción de nuestro
quehacer profesional, sobre todo en lo relativo a los desafíos en términos de
profesionalización, frente a una sociedad en donde múltiples problemáticas afectan a
nuestra población; en definitiva, se trata de compartir con otras Escuelas de Trabajo
Social, e incrementar nuestra postura profesional frente a los desafíos que nos impone
nuestra sociedad y la profesión, la cual, como ya sabemos está dotada de un ethos que la
impulsa a posesionarse de dichas realidades locales y regionales.
Desarrollo
Formación Profesional en Trabajo Social
Entender la formación profesional de trabajadores sociales, la cual se remonta en Chile al
año 1925 con la creación de la primera escuela de Trabajo Social en América Latina,
denominada Escuela Doctor Alejandro del Río, significa llegar a comprender los procesos
sociales históricos y culturales que de una u otra forma han orientado su nivel disciplinar
en un contexto en permanente cambio y condición paradigmática; la nueva sociedad del
conocimiento y tecnología imprimen un desafío tremendo al formador: trabajador social o
asistente social quien deberá responder adecuadamente a las actuales exigencias
impuestas por nuevas formas de vida, visiones y cosmovisiones del mundo.
La carrera de trabajo social se dicta a través del Instituto Profesional perteneciente a la
Corporación INACAP, a partir el año 2000, adquiriendo el rango de carrera universitaria,
a contar del año 2005, mediante creación de la Universidad Tecnológica de Chile
INACAP. Formulando programas académicos en consonancia con los requerimientos
laborales, investigativos, sociales y disciplinares de la profesión, considerando además
que el interés de la sociedad actual. La Universidad se interesa por la formación
profesional desde el fortalecimiento del cuerpo Docente hasta la innovación tecnológica y
movilidad estudiantil a fin de generar condiciones para una futura empleabilidad exitosa
2
de los alumnos, dentro del marco de una formación integral que tiene una prioridad ética
y desarrollo del pensamiento con responsabilidad social.
Práctica Social Supervisada en Alumnos de la Carrera de Trabajo Social
La práctica, en la formación profesional del alumno de la carrera de Trabajo Social,
tradicionalmente ha constituido uno de los aspectos más relevantes de la academia. En
este sentido me permito mencionar a
Castañeda y Salamé (2005), en torno a la
importancia de la práctica: “Las prácticas profesionales se reconocen como un núcleo
central dentro de la formación profesional en Trabajo Social. Las modificaciones
curriculares más importantes en este ámbito, no han ocurrido a consecuencia de
modificaciones en el plan de estudios, ni en las asignaturas de carácter teórico, sino que
en la concepción y estilo de las prácticas”2. Conjuntamente el proceso de supervisión
hacia dicha prácticas guiadas, se resignifica a partir de la propia experiencia profesional,
vivenciada por Trabajadores Sociales, cuya función primordial será, desde su propio rol
docente, facilitar, acompañar y guiar el proceso de formación profesional en el ámbito
ético y moral, metodológico y técnico, actitudinal y formal; en este sentido cabe mencionar
lo siguiente: “El proceso de supervisión que acompaña las prácticas se constituye en una
instancia formadora por excelencia, ya que es una relación muy cercana entre docente y
estudiante, que permite acompañar y apreciar, desde una perspectiva humana integral, el
proceso de crecimiento y maduración profesional del alumnado, y, donde la formación
ética y valórica adquiere un papel protagónico”. (Castañeda y Salamé, 2005)
Los propios trabajadores sociales y asistentes sociales, contamos en nuestro quehacer
profesional con un marcado componente pragmático a propósito de cual surge una
realidad cartesiana dicotómica entre el pensamiento y la acción, al respecto se señala: “la
acción no excluye el pensamiento, como tampoco éste vive sin aquella. Pensamiento y
acción son las dos cara de una única verdad” (Zamanillo, 1997).
El perfil profesional desde la práctica supervisada en alumnos y alumnas de la carrera de
trabajo social corresponde a un profesional en lo personal: “con vocación de servicio,
sólidos valores éticos, capaz de relacionarse empáticamente, asertivo. Con disposición al
cambio, con sensibilidad social, creativo, proactivo, con capacidad de liderazgo para
desempeñarse en los diferentes niveles de intervención social”; y en lo profesional: un
“profesional capacitado para desarrollar análisis lógico de la realidad, interviniendo en los
2
Competencias Profesionales y Trabajo Social en Chile: Estado del Arte. Documento de sistematización preparado por
Patricia Castañeda y Ana María Salamé C. (2005)
3
planos individual, grupal y comunitario, mediante planes , programas y
proyectos,
utilizando para ello una metodología interactiva de acción, estableciendo redes de apoyo,
trabajando en equipos interdisciplinarios, administrando recursos y gestionando procesos
sociales, con el objeto de transformar la realidad en las personas y las organizaciones”3.
La experiencia profesional desde la práctica supervisada en alumnos y alumnas de la
carrera de Trabajo Social de la Universidad Tecnológica de Chile, se establece a partir
del siguiente
procedimiento: 1) coordinación institucional (requerimientos, evaluación,
consenso), 2) inducción a las prácticas en alumnos y alumnas, 3) juramento profesional y
entrega del Código de Ética, 4) desarrollo de la práctica (inserción, aplicabilidad,
integración y desvinculación), 4) evaluación formativa y sumativa del proceso (informes de
práctica, defensa, autoevaluación, sistematización y retroalimentación).
Las prácticas en Trabajo Social constituyen una etapa fundamental dentro del proceso de
formación profesional, a partir de un curriculum estructurado, pero flexible,
sobre
determinados ejes paradigmáticos y guiados por la misión y visión institucional, basado en
un proceso que forma personas en competencias y valores. Impulsados por la misión de
formar personas permitiendo completar su desarrollo como ciudadanos responsables e
integrarse con autonomía y productividad en las más variadas actividades profesionales
que enfrenta un mundo globalizado en el Chile actual.
Entendemos que a esto apunta una educación de calidad, a proporcionar no sólo los
mejores conocimientos, sino que también las habilidades para manejar y adquirir tales
conocimientos, por tanto las estrategias o recursos cognitivos y metacognitivos como
instrumentos de aprendizaje,
son la base del aprender significativo y constructivo
(Ontoria, 2000); que el alumno, vivencie mediante acciones prácticas y concretas,
mediante un acercamiento dirigido, hacia casos sociales concretos desde lo individual,
familiar, grupal, comunitario y organizaciones. Esto es fundamental, desde las asignaturas
prácticas y teóricas que éstos desarrollan. Resulta interesente citar a Cecilia Aguayo, la
referirse a los objetivos del proceso educativo: “…por sobre todo busca formar personas
capaces de asumir responsablemente su libertad de aprender”.
Llevar a la práctica las diversas teorías propuestas, no es tarea fácil, sin embrago es
nuestro desafío como docentes y supervisores de práctica de la Universidad Tecnológica
de Chile INACAP. Resulta de vital importancia guiar los aprendizajes de nuestros
alumnos, en el marco de un proyecto educativo que propone en estilo experiencial:
aprender haciendo, en donde el alumno es protagonista de sus propios procesos. La
3
Manuel de Trabajo Social, Corporación INACAP. Chile.
4
formación profesional también está dotada de un profundo componente ético, asociado al
ethos profesional, el cual dice relación “con el mundo de la vida, busca promover la vida
buena, toda persona que integra un profesión debe cumplir la meta que le de sentido y
que es reconocido públicamente, para el trabajador social el bienestar humano y la
autonomía de las personas”. (C. Aguayo,2006).
Trabajo Social es una carrera de corte humanista, en donde el alumno a partir del tercer
año de formación profesional, a través de las prácticas guiadas, establece
vínculos
intersubjetivos con compromiso ético, desde las relaciones sociales consistentes en: “….
la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia, y que tal aceptación es lo
que constituye una conducta de respeto”. (Maturana, 2001). Este proceso es complejo e
implica la instalación de la figura docente y/o supervisor de prácticas que con
responsabilidad ética y social visibilice su propio ser personal y profesional,
dando
sentido a la acción desde sus propias actitudes, valores, compromiso y autonomía. La
gran responsabilidad
del educador
implica en co presencia una permanente co
construcción en que los protagonistas son los
alumnos guiados y ayudados por
supervisores de práctica, docentes y profesionales que apoyan el proceso de formación
profesional en las diversas Instituciones en donde los alumnos realizan prácticas guiadas.
La lógica estructural que guía práctica en trabajo social está representada, también, por la
condición paradigmática que orienta la intervención sea esta positivista, interpretativa o
socio crítica, configurado diversos espacios relacionales que se establecen a partir de los
vínculos y relaciones sociales, dialógicas y profesionales que el propio alumno establece
en cada trabajo práctico enfrentando temores, incertidumbres, fortalezas y debilidades,
en un escenario laboral real , en donde se ponen en juego competencias , habilidades,
valores, manejo metodológico, actitudes personales, capacidad de resolver problemas,
capacidad de generar procesos mentales superiores (análisis, crítica y reflexión).
Procesos de enseñanza – aprendizaje, una condición paradigmática
Los procesos de enseñanza aprendizaje han permitido establecer nuevos paradigmas, a
fin de plasmar determinadas orientaciones que enriquecen la teoría y complementan la
práctica educativa en general, la cual mediante una clara tradición positivista frente a la
objetivación cuantitativa y la utilización de la medición: se centra en lo observable, y
cuantificable.
Fue el filósofo pragmático y pedagogo John Dewey (1859-1952) quien
señalaba al referirse a la filosofía: “ésta debe adoptar una actitud práctica, una actitud de
cambio que ayude a fomentar una sociedad más libre, más humana, gratificadora e
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inteligente. De ahí, “su filosofía de la educación cuyo fin es el desarrollo de una
inteligencia crítica” (Bernstein, 1979)” (Zamanillo, …..). Esta corriente de pensamiento
llamada pragmática, representada también por Charles Sanders P., Williams James, se
desarrolló como reacción contra la suficiencia del racionalismo y
la ingenuidad del
romanticismo (Marinoff, 2004). A partir de la cual surge la máxima del “aprender
haciendo”. El desarrollo general de su teoría lo sustentó en el concepto de educación
entendida como: “la suma total de procesos por los cuales una comunidad o grupo social,
pequeño o grande, transmite sus poderes y sus objetivos adquiridos, a fin de asegurar su
propia existencia y su crecimiento continuado”. La universidad Tecnológica de Chile
contempla un proyecto educativo guiado por una misión y visión institucional a través del
cual procura entregar a sus alumnos modelos de aprendizajes altamente generadores de
competencias, habilidades y actitudes a partir de un contexto práctico, experiencial, en
que el alumnos debe generar su propia autonomía individual y personal, con el docente
como guía, por ende la resolución de problemas, la búsqueda del pensamiento autónomo,
el desarrollo del pensamiento crítico, analítico y reflexivo mediante la indagación se
construyen a partir de una experiencia teórico práctica en la formación profesional. Los
estudiantes de Trabajo Social, mediante la realización de tres prácticas intermedias (caso
y familia, grupo y comunidad) y una práctica profesional (integrada), cursadas de manera
semestral, logran un acercamiento real hacia el propio quehacer de la profesión,
considerada una pre inserción laboral. El desarrollo de procesos mentales superiores en
alumnos de trabajo Social se torna una necesidad fundamental, desde la propia condición
paradigmática de la intervención social, en este sentido
el desarrollo pensamiento
reflexivo y creativo. John Dewey “nos proporciona una posible respuesta acerca del papel
de la interrogante: la curiosidad en cuanto actitud exploratoria” (González, 1999). Resulta
interesante destacar algunos elementos de
asociados a la importancia de la acción
reflexiva y crítica en los determinados contextos de práctica en los que se insertan
nuestros alumnos, sin embargo esta condición del pensamiento sólo se hará posible en la
medida que incentivemos el uso de la pregunta, la indagación,
la curiosidad y la
problematización, América González mencionando a John Dewey establece “el
pensamiento se inicia y se encauza a partir de preguntas problematizadoras que nos
muevan a buscar soluciones”. El pensamiento crítico es definido como un “proceso
intelectual, disciplinado y activo que desarrolla habilidades como: conceptuar, aplicar,
analizar, sintetizar y/o evaluar información, experiencia, reflexión, razonamiento o
comunicación, como una guía hacia la creencia y la acción” (Scriven y Paul, 1992).
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Nuestros alumnos requieren de manera permanente problematizar, resolver problemas y
tomar decisiones, por ende será necesario poner especial atención a estos procesos
cognitivos y cómo desarrollarlos, considerando destrezas tales como: análisis,
interpretación, metacognición, inferencia, explicación y evaluación, mediante las cuales la
intervención social dejará de ser un mero hacer mecánico y tecnocrático, permitiendo el
desarrollo de habilidades asociadas como son humildad, empatía, integridad del
pensamiento, permitiendo a nuestro alumnos realizar propuestas de intervención y
aportes significativos desde la práctica, ya que una de las dimensiones de este tipo de
pensamiento es pragmática la cual permite examinar el pensamiento en relación a los
fines y objetivos propuestos; contextual, examina el contexto histórico social; dialógica:
examina puntos de vista de otros. A continuación se mencionan algunas estrategias, a fin
de desarrollar en alumnos y alumnas pensamiento crítico: 1) Análisis de casos y
Formulación de Interrogantes. En taller se invita a los alumnos a realizar una breve
exposición acerca de la situación social que les corresponde intervenir, indicando
principales conclusiones expuestas,
que consecuencias se desprenden de la
intervención, que indiquen fundadamente el por qué de la intervención, posteriormente se
solicita a los demás alumnos que construyan una reflexión en torno al caso, a través de la
formulación de una interrogante. Esta actividad les permitirá reconocer relaciones, deberá
interpretar, analizar y reflexionar; desarrollando autonomía intelectual al generar una
opinión o postura, y confianza en la razón en términos de que llegue a generar sus
propios razonamientos, 4) Debate Dirigido. Se entrega un tema específico, en torno al
cual los alumnos y alumnas se organizan en dos equipos quienes argumentaran
defendiendo u oponiéndose al tema en cuestión. Los alumnos deberán prepararse a fin de
identificar conceptos claves que le permitirán contrarrestar la argumentación del equipo
contrario Los alumnos al debatir acerca de un determinado tema deberán generar una
preparación previa y una convicción acerca de su propia comprensión del tema, esta
estrategia permitirá desarrollar la perseverancia intelectual en el alumno, ya que éste
deberá, a pesar de los argumentos contrarios ser determinado en su posición y
autonomía; sin embargo también será necesaria la humildad y entereza intelectual tan
necesarias en un pensador critico, 5) Formulación de Preguntas De manera permanente,
a través de la revisión de los diversos contenidos y su aplicación práctica, ese formularán
diversas preguntas que inviten a pensar sus respuestas. Las preguntas se orientarán a
que el alumno aclare lo señalado: ¿podría hablar un poco más acerca del tema a través
de un ejemplo?; a que sea más preciso: ¿podría dar más detalles?; a que identifique
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relevancia del tema: ¿en qué le ayuda a Ud. Como futuro profesional?; que identifique la
importancia: ¿cuál sería la idea principal que se debe destacar?. Los alumnos estarán
obligados a pensar más allá de sus propias respuestas, mediante la seria de preguntas
formuladas por el docente, con diversas finalidades. Será importante llevar al alumno,
mediante la pregunta pertinente, hacia su propia forma de razonar e inquirir acerca de
determinados aspectos de un tema. La idea es que el propio alumno genere por sí mismo
estas interrogantes, al realizar análisis, interpretaciones y evaluaciones. Esto es muy
importante ya que instala una forma organizada en el pensamiento a fin de generar tanto
procesos cognitivos como metacognitivos asociados al aprender a aprender (Ontoria,
2000).
La Universidad, visualiza a alumnos y alumnas como sujetos integrales, que desde el
paradigma cognitivo manifiestan un rol activo como constructores de sus conocimientos y
el desarrollo y la estimulación de estrategias cognitivas y meta cognitivas. En este sentido
Jean Piaget, destaca el rol de la acción en el proceso de aprendizaje:”el niño aprende lo
que hace, la experiencia y manipulación de los objetos le permitirá abstraer sus
propiedades, cualidades y características”. Para la ejecución de las prácticas en Trabajo
Social cobran gran significación estos conceptos, como también el de
Significativo”
4
(Ausbel, 1982) ,
“Aprendizaje
siendo capaz de establecer relaciones mediante la
asimilación, a diferencia del aprendizaje mecánico, este concepto es de gran importancia
en nuestros alumnos ya que toda situación social inter subjetiva y compleja requiere que
el alumno sea capaz de
flexibilizar la aplicación de las diversas metodologías de
intervención de acuerdo a particulares características de cada situación social, en cuyo
sistema de acción conformado por el sujeto intervenido y el alumno o alumna en práctica,
se aprecian elementos valóricos, éticos, actitudinales y cognitivos, a fin de dar respuesta
a necesidades y problemas de alta o mediana complejidad del sujeto en situación, con
repercusión social. En este sentido, también, es importante lo señalado por Robert
Gagné, quien nos entrega sus aportes con una teoría de la instrucción citando
condiciones para al aprendizaje: ganar la atención del alumno: su interés, informar acerca
de los objetivos pedagógicos, estimular el recuerdo de los aprendizajes previos (otras
asignaturas a fin de que relacione
y aplique),
guiar el aprendizaje, proporcionar
retroalimentación, evaluar la ejecución. En este contexto los aportes de Lev Vygostky, nos
permiten destacar la importancia de la interacción social en el desarrollo cognitivo
4
Aznar Minguet, Pilar: “la construcción de significados implica la conexión de lo que el alumno sabe con los conocimientos
previos”.
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(aprendizaje mediado); postula el concepto de “zona de desarrollo próximo”, consistente
en la distancia entre el nivel real de desarrollo determinado por la capacidad de resolver
un problema y el nivel de desarrollo potencial, baja el apoyo de un guía o colaborador, en
este sentido el rol de facilitador de aprendizajes es primordial, en donde el Supervisor de
prácticas deberá contar con competencias
metodológicas (proceso metodológico y
niveles de intervención), éticas y actitudinales. En el contexto de las prácticas guiadas
son las teorías humanistas (fundamento fenomenológico) propuestas por Carl Rogers y A.
Maslow, las que nos permiten
desarrollar aspectos del proceso enseñanza aprendizaje
tales como: aprendizaje experiencial, la importancia a los significados personales, los
valores creencias y convicciones, el profesor como un facilitador de aprendizajes. De
acuerdo a las teorías humanistas, el objetivo
del proceso enseñanza aprendizaje es
comprender la conducta en el contexto de la vida diaria de una práctica social guiada.
Debemos entender que el proceso de enseñanza aprendizaje en adultos, está
determinado por aspectos de tipo biológico, cognitivo y afectivos, cada uno de estos
elementos influirá de manera determinante al momento en que este sujeto sea sometido
a aprendizajes y rendimientos. Los factores de tipo afectivo que condicionan los
aprendizajes son: las emociones y estados de ánimo, la autoestima, la motivación, el
autoconcepto y el locus de control, en donde el autoconcepto académico juega un rol
fundamental al momento de generar aprendizajes significativos en nuestros alumnos, ya
que esta constituido por las percepciones y creencias que se tienen de sí mismo en
diversas áreas (Flores, A.,2004).
En este contexto nos enfocamos hacia el concepto de estrategia cognitiva entendida
como un conjunto de procedimientos o procesos mentales empleados por el individuo en
una situación particular de aprendizaje para facilitar la adquisición del conocimiento
(Derry, 1986). Requerimos que nuestros alumnos sean hábiles en la adquisición y el
procesamiento del conocimiento, como son por ejemplo las estrategias del aprender a
aprender, atención selectiva, la comprensión, la selección de información relevante y
pertinente, las que implican procesos mentales superiores como son: analizar, reflexionar,
relacionar, inferir, resumir y conectar información. A continuación se indican algunas
estrategias para trabajar procesos cognitivos y afectivos a partir de las prácticas en
trabajo Social, de manera de influir positivamente en sus aprendizajes y rendimiento
académico:
Intervención académica centrada en la fuerza, esto significa
reconocer fortalezas y
potenciarlas, explicitar individual y públicamente (en el aula), aspectos positivos en los
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alumnos ya sea como grupo o individualmente; superar las debilidades pero a partir de
sus
propias fortalezas. Contactos personalizados; esto significa establecer relaciones
cara a cara con alumnos especialmente los más débiles, establecer compromisos,
reforzando positivamente y entregando recompensas frente a los logros, alentando a
seguir adelante. Será importante conversar con los alumnos, acercarnos a ellos y
preguntar acerca de su situación académica actual. Autoevaluaciones; durante etapa
intermedia del proceso dar la oportunidad para que los alumnos se evalúen y reflexionen
acerca de sus propios aprendizajes y actitudes hacia éste. Observar a los alumnos;
consiste fundamentalmente en poner atención no sólo a su comunicación verbal sino
que también su comunicación no verbal: gestualidad, postura corporal, a fin de fortalecer
nuestro vínculo. Crear clima de respeto entre los propios alumnos al interior del aula; que
los alumnos sean capaces de generar un ambiente colaborativo sobre todo frente a los
errores o equivocaciones
en que incurren sus compañeros. Invitar a lo alumnos a
mantener una actitud empática y solidaria. A veces el temor al ridículo puede afectar el
autoconcepto de la persona. Entregar diversas herramientas didácticas; que los alumnos
sean capaces de aprender a desarrollar diversas herramientas didácticas en su proceso
de aprendizaje, por ejemplo mapas mentales, mandalas, mapas conceptuales, mapas
semánticos, cuadros resúmenes, esto les ayudara a usar aquella que facilite comprender
de mejor forma un determinado contenido. Cuidar el contenido y la relación de nuestra
comunicación; mediante nuestro propio lenguajear creamos realidades en el alumnos, a
partir de la relación complementaria que establecemos con ellos, nuestra propia forma de
referirnos a un alumno tanto en el contenido como en la relación, podría afectar su propio
autoconcepto, esto, también se relaciona con las expectativas del profesor hacia éste.
Retroalimentación permanente; reportar información que le sea útil al alumno en términos
de que éste pueda identificar procesos meta cognitivos. Esto también se puede hacer
enviando mensajes cortos vía mail.
Poner atención a nuestros propios estados de ánimo y motivación al enfrentar al alumno;
los cuáles influirán en nuestra relación con los alumnos. Trabajos en duplas o en grupos
en taller; en que los alumnos se puedan juntar no por afinidad sino que dirigidos por el
profesor quien vinculara a los más aventajados con los menos aventajados. Entregar una
serie de trabajos individuales desde lo más sencillo a lo más complejo, esto le permitirá ir
reforzando paulatinamente sus aprendizajes, ya que al desarrollar primero lo más sencillo
podrá adquirir mayor confianza en que lo puede hacer bien y se motivará deseando
continuar; y por ende será más fácil que desarrolle lo más complejo.
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Conclusión
Lo anteriormente señalado implica un gran trabajo, compromiso y tiempo por parte del
supervisor de prácticas; no es tarea fácil, ya que nos vamos ha encontrar con una serie de
situaciones asociadas a los propios procesos de socialización primaria y secundaria en
los alumnos; de conformación biológica; y de nivel de relaciones humanas, que nos
procuran facilitadores u obstaculizadores, a veces, bastante difícil de manejar, sin
embargo cito las palabras de Sandra Smith (V.C. Diplomado Educación Superior: 2009):
“la educación es un proceso social, en que los vínculos generados a partir de la relación
alumno profesor son de vital importancia”. Como Trabajadores Sociales de la academia,
nos obligamos a poner en relación lo propio de nuestra profesión. El sentimiento de
competencia académica que genere cada uno de nuestros alumnos, en términos de
sentirse capaz y de tener un buen desempeño académico en donde debe tomar
decisiones que afectaran su rendimiento, futuro profesional y laboral.
Durante el proceso de prácticas en Trabajo Social, sin duda alguna, los proceso afectivos
y del desarrollo del pensamiento, son relevantes, de manera que el guía deberá estar
atentos a ellos, permitiendo una retroalimentación permanente y estrategias ad oc,
Procurar que el alumno en práctica se involucre de manera activa en sus aprendizajes,
manteniendo altas expectativas de logro, confiado, creativo y reflexivo. Estos aspectos
son fundamentales en el alumno, sin embargo también debemos considerar el otro
significativo, en este caso el supervisor guía de práctica, quien mediante sus propias
expectativas respecto del rendimiento de los alumnos generara procesos que afectarán
los aprendizajes, en donde el rol del supervisor es clave. Resulta de gran interés focalizar
nuestra atención el desarrollo del pensamiento y procesos afectivos, ya que mediante la
implementación de diversas estrategias en el aula (talleres) o fuera de ella (tutorías
personalizadas), permitirá un mayor acercamiento, comprensión y empatía con nuestros
alumnos, sin caer en un paternalismo desmedido. No es tarea fácil, ya que trabajamos
con adultos poseedores de ciertas estructuras permanentes, por ende será necesario
esforzarnos por generar estrategias que le permitan, mayores probabilidades de éxito
académico, laboral y comprensión disciplinar.
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