[Escribir texto] Pronunciamiento del Procurador para la Defensa de

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Pronunciamiento del Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos y las organizaciones
que conforman la Campaña Mesoamericana de Justicia Climática y el Foro del Agua El Salvador,
en ocasión de la 17ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en Durban, Sudáfrica
Desde el pasado 28 de noviembre, la 17ª Conferencia de las Partes (COP 17) de la Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), tiene lugar en Durban,
Sudáfrica. Las negociaciones concluyen este 9 de diciembre, sin que hasta el momento se perciba un
ambiente alentador para los países y regiones que ya están siendo impactados de manera seria entre ellos el territorio salvadoreño-, por la renuencia en alcanzar acuerdos vinculantes y
significativos de los países industrializados contemplados en el Anexo I de la CMNUCC y que
refieren fundamentalmente a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Como es demostrado, la frecuencia y fuerza de las amenazas naturales y antrópicas es cada vez
mayor, y sumado a las condiciones sociales como la exclusión y pobreza, ha devenido en la
ocurrencia de innumerables desastres alrededor del mundo, volviéndose un problema social,
ambiental y económico, en el que nuestro país no ha sido la excepción y año con año sufre las
consecuencias de lluvias más impetuosas, que sobrepasan los límites históricos, y unido a la falta
de capacidad de permeabilidad de los suelos, inundan comunidades y cultivos, provocan daños en
la infraestructura, desplazamientos de personas, suspensión de clases, muertes, enfermedades,
entre otras repercusiones que obstaculizan el ideal del desarrollo sustentable.
A consecuencia de ello y la falta de medidas adecuadas, El Salvador ha sido considerado uno de los
países con mayores índices de contaminación y degradación ambiental a nivel latinoamericano, y el
primer lugar en el índice de riesgo climático –de acuerdo a un estudio presentado en Durban el
pasado 29 de noviembre por la Organización no Gubernamental GermanWatch-, siendo las
poblaciones en situación de pobreza y vulnerabilidad las que están sufriendo los embates más
fuertes de esta condición, que se profundiza por la escasez de alimentos, los problemas
relacionados con el recurso hídrico, la contaminación, los desplazamientos humanos a causa de
mega proyectos, el crecimiento desordenado de las ciudades, entre otros.
Como de manera oficial se ha hecho público, en las negociaciones climáticas en Durban el área
centroamericana está representada por el Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales de El
Salvador (MARN), quien cumple con la Presidencia Pro Témpore de la Comisión Centroamericana
de Ambiente y Desarrollo (CCAD) del Sistema de Integración Centroamericano (SICA). Siendo
paradójico que hasta esta fecha El Salvador aun no cuente con una Política, Planes y una Estrategia
Nacional frente al Cambio Climático, a pesar de los compromisos internacionales adquiridos en lo
referente.
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De acuerdo a un documento suscrito en la Reunión de Ministros de la Comisión Centroamericana
de Ambiente y Desarrollo – el pasado mes de noviembre -, en las negociaciones en Durban los
países miembros del SICA apostarán, entre otras cosas, por el establecimiento de acuerdos relativos
a la contribución en materia económica para la adaptación frente al cambio climático, así como que
de manera vinculante los países desarrollados reduzcan sus emisiones de carbono, apoyando en
este sentido un Acuerdo de Cooperación de largo plazo y que se asegure un segundo período del
Protocolo de Kioto para alcanzar la reducción de las emisiones globales. De igual forma,
manifestaron su empeño por que la constitución del Comité de Adaptación tenga una estructura
funcional que en su composición cuente con la mayor representatividad de la región, así como la
operativización del Fondo Verde del Clima.
En este sentido, el Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos y las organizaciones que
conforman que conforman la Campaña Mesoamericana de Justicia Climática y el Foro del Agua El
Salvador, sostenemos que el cambio climático es un problema a nivel mundial con repercusiones
locales que requiere de una atención urgente e inmediata, en vista de las afectaciones a la calidad
de vida y el resto de derechos humanos de las poblaciones. En atención a ello, desde la
consagración de la Declaración de Río en la Cumbre de la Tierra de 1992, y luego reafirmado en la
Convención Marco de Cambio Climático y el Protocolo de Kioto, se aboga por la aplicación del
principio de responsabilidad compartida pero diferenciada de los países, que debe regir la
actuación y adopción de medidas de la comunidad internacional frente al cambio climático.
Consideramos que en las actuales negociaciones climáticas, un punto esencial es que las partes
contempladas en el Anexo I de la Convención Marco lleguen a un acuerdo para que se lleve a cabo
un segundo período de compromisos del Protocolo de Kioto, que permitan estabilizar las
concentraciones de CO2 con la reducción de emisiones de los países desarrollados en un 50% para
el año 2020 y 95% para el año 2050, a fin de frenar el exacerbado y sostenido aumento del
calentamiento global; ya que el primer período de compromisos del Protocolo vence en 2012, sin
haber obtenido buenos resultados. Por tanto, Durban representa una oportunidad invaluable para
el establecimiento de acuerdos vinculantes en beneficio, principalmente, de los países que sufren
los mayores impactos del cambio climático, con economías débiles que difícilmente se reponen a
los desastres, que ahora les impactan año tras año y que no cuentan con la solvencia financiera para
adoptar medidas integrales de mitigación y adaptación por sí solos.
Ante esta realidad, los países con deuda climática se muestran sumamente renuentes a la
adquisición de compromisos no voluntarios y fuera de sus propios términos, aunque sufran
también los efectos del cambio climático con eventos más extremos y frecuentes que ponen en
riesgo a sus poblaciones, sus bienes e inversiones, prefiriendo reparar los daños sufridos en sus
territorios, antes que frenar la alta producción y consumo que generan sus industrias de manera
insostenible.
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A nuestro parecer, la falta de solidaridad y humanismo frente a un fenómeno tan grave resulta
alarmante, pues demuestra que hemos llegado a niveles de apatía y poco respeto por la dignidad y
los derechos de las poblaciones presentes y futuras, especialmente las más vulnerables y excluidas,
preocupando más la suma de capitales, aún a expensas de la continuidad de la vida en condiciones
adecuadas, o posiblemente de nuestra permanencia en el planeta. La deuda climática de los países
desarrollados amerita que empiece a promoverse la implementación de mecanismos vinculantes de
justicia climática, como un Tribunal de Justicia Climática y de un Fondo climático, con la idea de
reparar o mitigar los daños ocasionados a causa del cambio climático.
Por ello, hoy nuestra mirada se centra en que los países negocien un segundo período de
compromisos del Protocolo de Kioto, y bajo una perspectiva de equidad y responsabilidad histórica
establezcan metas a nivel mundial que impliquen el financiamiento justo, la transferencia de
tecnología, la adaptación, mitigación y el desarrollo de capacidades frente a las condiciones que ya
presenta el cambio climático y las que a futuro se prevén. Sólo de esa manera los Estados
demostraran un interés real por la protección de la persona humana de un futuro incierto, pero más
injusto y lleno de caos.
Por otra parte, a nivel de país, El Salvador debe buscar la optimización del uso de bienes naturales
y alternativas de energía sostenibles, en armonía con la naturaleza, así como formar alianzas con la
región centroamericana –tal como se pretende- y otros países impactados de forma dramática por
los efectos del cambio climático, para poder sumar esfuerzos y posicionarse en estas negociaciones
exigiendo un acuerdo como hemos expresado supra, que permita la reducción significativa y
necesaria de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los países industrializados y
emergentes. Asimismo, se requiere que a nivel local se busquen las alternativas de mitigación y
adaptabilidad al cambio climático, según sea el caso, para preparar a la población de la mejor
manera posible ante este fenómeno, para lo cual es indispensable una Política , Planes y una
estrategia frente al cambio climático, que es una deuda pendiente del actual gobierno salvadoreño.
Rescatamos, que entre las acciones urgentes que se requieren por parte del Estado salvadoreño, en
el tema de cambio climático y frente a la COP 17 de la CMNUCC, figuran:
El establecimiento de alianzas que permitan presionar por un segundo período de
compromisos del Protocolo de Kioto, un Tribunal de Justicia Climática, así como por el
financiamiento de los países desarrollado para la mitigación y adaptación frente al cambio
climático.
La creación e implementación de una Política Ambiental integral.
La elaboración y divulgación de una Política, planes y una estrategia para hacerle frente al
cambio climático, promoviendo prácticas ambientalmente sustentables, vinculándolo a la
Política Ambiental.
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La aprobación de la reforma constitucional de reconocimiento del derecho al agua y una
Ley General de Agua.
El establecimiento de una política y una ley de protección civil, prevención y mitigación de
desastres que tenga un enfoque prioritariamente preventivo y consideren los impactos que
el cambio climático está teniendo en nuestro país y la región.
Buscar alternativas de fuentes energéticas sustentables y en armonía con la naturaleza, para
suplir la necesidad energética del país.
San Salvador, 8 de diciembre de 2011.
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