CLAVES PARA LOGRAR SER UN MAESTRO EXPERTO 1. la vida

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CLAVES PARA LOGRAR SER UN MAESTRO EXPERTO
1. la vida en el aula
El papel del maestro experto, solo es entendible desde la vida en el aula, donde la
diversidad de alumnado con el que nos encontramos, hace necesario saber enfrentarse a
situaciones cuanto menos adversas. Pero… ¿qué significa realmente este concepto?
Como bien sabemos el oficio del buen maestro consiste en enseñar, pero no como simple
instructor, sino, como figura humana que muestra el conocimiento que va a resultar vital
en la vida misma, orienta para aplicarlo y se preocupa porque sus discípulos se sientan
motivados. Es entonces cuando traspasamos las cuatro paredes del aula, para
convertirnos en guías, en formadores de mentes y de conductas que irán forjando sus
respectivas personalidades con el paso de los años, y no en simples transmisores de un
programa preestablecido.
El docente debe saber manejar a su alumnado, para ello habrá de partir de sus intereses
y conocimientos, y flexibilizar cuanto sea posible, los métodos educacionales para
conseguir los objetivos propuestos. Se tratará en definitiva de que todos aprendan, pero
respetando los diversos ritmos dentro de este proceso. Es así como la figura del educador
se engrandece. El maestro debe conocer a fondo los contenidos de las materias que
pretende impartir, pero la forma de dejar huella se refleja en los valores que va a
transmitir. Cada día, tenemos la oportunidad de inyectar vida a otras vidas y es ahí
precisamente donde está el reto, en trasmitir a través de su lenguaje, una serie de
actitudes, pensamientos y convicciones que queden inmersas dentro del currículum más
difícil del alumnado; los valores personales. No pretendemos con ello caer en el
paternalismo del maestro, pero si tener en cuenta que una adecuada disciplina, junto a un
acompañamiento afectivo, motiva al trabajo y al esfuerzo diario.
Para lograr este propósito, no es suficiente con creer en las bases teóricas que nos
plantean un futuro prometedor en concepto de eficacia educativa, sino que, se hace
necesario reorientar el concepto de la enseñanza, al igual que la formación y evaluación
de los profesores.
El hecho de que un docente sea capaz de transmitir a sus alumnos una amplia gama de
conocimientos, tiene que partir de la premisa, de que todas las ideas están
interrelacionadas y se conectan a lo largo de los diferentes campos y en la vida diaria. Si
presentamos los contenidos como aspectos meramente conceptuales, aislados, perderán
el valor una vez atravesado el abismo del exámen, olvidando el papel que se nos asigna
como transmisores del saber.
El currículum del maestro precisamente, se construye con la participación activa y
dinámica de todos los que en este proceso participan. Se trata pues, de un intercambio
fluido de ideas que lleva implícito el hecho de que los alumnos, como seres humanos,
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tienen la capacidad de pensar, de aprender y de contrastar, por este motivo, el maestro
aporta, pero también recibe. Se trata de un feedback donde de enseña, mientras
aprendemos juntos y para ello, hay que tener en cuenta, el ambiente del grupo en el que
trabajamos y las circunstancias personales de cada uno. No consideramos que sea una
labor fácil, sino que se añaden buenos momentos y otros de mucho sacrificio. Es cierto,
que se precisa de valentía, para orientar el curso de un grupo diverso que, responde
igualmente de diferentes maneras, y será necesario sancionar cuando sea preciso,
rectificar cuando nos equivoquemos y recomenzar cada día. Este ímpetu, unido a la
experiencia nos dará valor como maestro y es ahí donde saltamos de la tarea de enseñar,
a la de educar. Somos fieles reflejos de lo que pretendemos que nuestros alumnos sean,
y van a ser precisamente las cualidades humanas que transmitamos como docentes, las
que conviertan nuestro trabajo en herramientas para conseguir el éxito.
El objetivo de la formación docente no es por tanto, capacitar a los profesores para que
actúen de maneras prescritas, sino educarlos para que razonen bien sobre lo que
enseñen y desempeñen su labor con idoneidad. Los maestros tienen que aprender a usar
su base de conocimientos para fundamentar sus decisiones e iniciativas. El “arte de
enseñar”, requiere habilidades básicas, conocimiento del contenido y habilidades
didácticas generales. Pero… ¿cómo lograrlo?
Partimos del supuesto de que, el proceso de enseñanza se inicia en una circunstancia
donde el alumno carece de la cantidad de la información que pueda disponer el maestro,
y éste es en último caso el encargado de hacer comprender aquello que se ha de
aprender. Asimismo, será el encargado de poner en práctica todas las estrategias y
recursos posibles para poder enseñar, atendiendo a las respectivas características de su
alumnado, en especial del alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo
(NEAE) a los que deberá prestar especial atención.
Un aspecto esencial de mi concepto de enseñanza lo constituye el pensamiento crítico y
reflexivo en nuestro alumnado. El aprendizaje de una asignatura no es a mi modo de
entender un fin en si mismo, sino un vehículo que extrapola lo aprendido a la resolución
de problemas en la vida diaria. Aunque por muchos medios que nos propongamos, el
aprendizaje continúa siendo en gran medida responsabilidad del propio alumno, podemos
decir que una enseñanza ha sido efectiva cuando culmina con una nueva comprensión
por parte del maestro y de los estudiantes.
1.1. Fuentes de conocimiento
El proceso de enseñanza, como cenismo diciendo, no va a resultar un proceso fácil, sino
que para lograrlo, se va a necesitar decidir que tipos de aprendizaje van a ser los más
viables en diferentes contextos. Como profesionales expertos, deberemos ser capaces de
identificar las fortalezas y carencias del contexto en el que nos desenvolvemos y tener
conocimiento de aquellos con mayores dificultades en el camino.
De igual modo, los profesores necesitan disponer una amplia gama de recursos
curriculares, así como conectarlos con las nuevas tecnologías como fuentes de
información y conocimientos que permitan explorar ideas, adquirir y sintetizar información,
enmarcar y solucionar problemas. Se trata de un proceso de interacción en el que
intervienen escuela-familia-contexto indistintamente y que su interacción va a contribuir
para que ocurra un aprendizaje más poderoso.
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Teniendo en cuenta estas condiciones, propongo una serie de variables que resultan
indispensables para conseguir el tipo de educación a la que aspiramos:

Comprensión de la disciplina: Un docente que no entiende lo que debe explicar,
difícilmente podrá hacérselo llegar a sus alumnos. Ello exige un estudio individual
y concienciado sobre la materia a impartir, apoyándose en diversa bibliografía que
pueda aportarle cuanta información pueda resultarle necesaria para conocer
profundamente los contenidos del tema y hacerla llegar de modo flexible y
polifacético. De igual modo, no podemos transmitir, si no tenemos claro cuales son
los objetivos que pretendemos alcanzar. Para ello, estará en manos del propio
docente el saber generar maneras que despierten el interés, que desarrollen
nuevas destrezas y se estará capacitando a los alumnos a usar y disfrutar de sus
experiencias de aprendizaje y desenvolverse en una sociedad más equitativa y
justa.

Transformar los contenidos en materiales didácticos: Si se pretende enseñar
una serie de ideas, tendremos que seleccionar de un amplio repertorio, aquello
que nos resulta más interesante, y mediante las respectivas explicaciones,
analogías, metáforas etc., hacerlo llegar a nuestro alumnado adaptándonos a sus
características y poniendo en marcha diferentes métodos de enseñanza
(descubrimiento, debates, sondeos, presentaciones, trabajos grupales, críticas…).
Si sabemos ordenar y manejar bien este campo de la práctica docente, estaremos
fundamentando las bases del camino que pretendemos lograr; el razonamiento.
Esta imagen de la enseñanza supone el intercambio de ideas. Un constante
feedback en la que los materiales empleados no son el fin para la consecución de
mis objetivos, sino una utilidad más que podrán ser moldeada o adaptada hasta
que pueda ser captada activamente por los alumnos.

Evaluación: Mediante este proceso, comprobamos si se han alcanzado los
objetivos que pretendíamos y las lagunas que se hayan podido encontrar. Sin
embargo no debe emplearse como única materia de calificación cuantitativa, sino
atender a otros aspectos observables en el aula y ajustarse a las diversas
circunstancias. La evaluación del alumnado con NEAE, debe tener un carácter
interactivo y contextual. Para ofrecer una adecuada respuesta educativa, no
bastará con evaluar sólo al alumnado (ya que ello supondría una categorización
del déficit), sino también al contexto (el entorno en que se desenvuelve y la
respuesta educativa que se le ofrece), constituyendo así el punto de partida para
atender a sus necesidades a lo largo de la escolarización. Para la evaluación de
este tipo de alumnado, tendremos que acudir a la Orden de 10 de agosto de
2007, por la que se establece la ordenación de la evaluación del proceso de
aprendizaje del alumnado de educación primaria en la Comunidad Autónoma de
Andalucía.

Reconstrucción de la enseñanza: Este proceso tiene lugar cuando el docente
analiza el proceso de Enseñanza-Aprendizaje (E-A) que ha tenido lugar, y medita
sobre los posibles logros y dificultades encontradas durante el proceso. El docente
crece con la experiencia y se reconstruye a si mismo, procurando solventar sus
debilidades y potenciando sus cualidades para conseguir nuevos logros. Este
proceso de reflexión implica cambios para hacerse un mejor profesor.
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
La comprensión adquirida con la enseñanza: Una vez que se han asimilado los
nuevos contenidos, el ultimo eslabón del conocimiento es la sabiduría obtenida en
ese proceso, mediante los periodos de reflexión y de anclaje de las nuevas ideas.
Todos estos procedimientos, requieren la adopción por parte del docente de una postura
responsable y sincera, que junto a sus capacidades intelectuales sirvan de herramientas
que faciliten su desempeño educativo. La categoría de un buen docente no solo se mide
en el grado de eficacia que pueda tener en sus clases, sino en la posibilidad de innovar,
en la apertura al cambio y a novedosas alternativas, que conviertan a nuestros maestros
profesionales expertos en todos los ámbitos, no solamente en el curricular. Para ello, es
importantísimo la actitud y el deseo activo de renovarse, contemplar diversas alternativas,
y reconocer sus errores aunque esto suponga modificar sus más íntimas convicciones.
Por último, se habrá de comparar si los resultados obtenidos, se equiparan a nuestras
expectativas y si se ha sabido responder de forma adecuada a los imprevistos que hayan
podido surgir en nuestra práctica diaria, serán componentes que nos ayuden a
complementar nuestra formación.
2. EL AJUSTE DEL DOCENTE AL SISTEMA EDUCATIVO ACTUAL
La sociedad española, ha evolucionado a un ritmo vertiginoso, como consecuencia,
también lo ha hecho nuestro sistema educativo, con la promulgación de diferentes leyes,
que tienen como objeto garantizar la enseñanza a partir de los principios de
normalización, integración, individualización y sectorización, recogidos en la LISMI (1982),
en la LOGSE (1990) y actualmente en el marco de la LOE (2006), que amplía el término
integración hacia el de inclusión, asegurando la igualdad y la equidad de oportunidades
en un entorno lo más normalizado posible.
Si bien, el modelo tradicional, se basaba en determinar el déficit que presentaban los
alumnos ofreciéndoles un tratamiento más rehabilitador que asistencial, con la nueva
propuesta del modelo pedagógico que plantea la LOGSE, se trata de determinar las NEE
que presentan nuestros alumnos, tanto temporales, como permanentes, para atenderlos
correctamente a través de un continuo de recursos y servicios (Dueñas Buey, 1991).
El concepto de NEE, desde su aparición en el Informe Warnock (1978) y su posterior
asimilación en nuestro país a través de la LOGSE (Cap. V, art. 36 y 37) y disposiciones
posteriores, ha ido evolucionando y hoy día nos referimos a este colectivo como
alumnado con NEAE (Necesidades específicas de Apoyo Educativo), recogidos en el
TITULO II, CAP. I “Equidad en la Educación” de la LOE (2006) en la que se incluyen:
alumnado con NEE (asociadas a discapacidad), por dificultades de aprendizaje, por sus
altas capacidades intelectuales, por haberse incorporación tardíamente, o por condiciones
escolares o de historia escolar puedan alcanzar el máximo desarrollo y en todo caso los
objetivos establecidos con carácter general para todo el alumnado. Todo ello conlleva a
una constante revisión y provisión de recursos tanto personales como materiales
necesarios para dar una respuesta efectiva a los alumnos integrados.
El momento actual que vive nuestro Sistema Educativo, exige una reestructuración de los
valores y objetivos educativos de maestro. Reestructurar el sistema curricular para
adaptarse a la diversidad, exige un profundo cambio en el contexto del aula, no solo en
sus características físicas, sino en el logro de objetivos, que a menudo parecen olvidados
cuando se intenta cubrir una programación. Si bien es cierto, que con el proceso de
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Reforma, el papel de los educadores han empezado a ser percibidos desde otra óptica
bien distinta a la de épocas pasadas.
En el actual Sistema Educativo, se le otorga un papel esencial al currículum que lo
representa, otorgándosele rasgos de abierto, flexible, dinámico y diversificado. Con ese fin
se pretender conseguir aprendizajes significativos, es decir, una forma de aprender que
modifiquen los esquemas de conocimiento al relacionar la nueva información, con la ya
adquirida previamente, y será precisamente labor del docente velar porque estos
aprendizajes se cumplan. Atrás queda esa concepción del maestro como mero transmisor
de conocimientos. Ahora se le asigna la compleja labor de transformar y adaptar la
enseñanza a nuevas formas de aprender, no como un fin en si mismo, sino como un
vehículo al servicio de otros fines. Ello requiere un tratamiento adecuado, tanto para
profesores como para alumnos, que serán decisivos en el resultado de una enseñanza
efectiva.
Igualmente, se insiste en el papel activo del alumno, ya que éste es en último término el
que construye, modifica y reelabora sus procesos mentales, convirtiéndose en el principal
artífice del proceso de aprendizaje. En esta línea, cabe señalar la presencia de sujetos
con NEAE, cuya dispersión de capacidades, intereses y motivaciones, requieren de
respuestas diversas, y aquí entra en juego el principio de “comprensividad”, que consiste
en ofrecer a nuestro alumnado una misma formación base, ajustada a sus necesidades,
asegurando así el principio de equidad en educación.
Como maestros de vocación que somos, nos sentimos responsables porque nuestro
alumnado aprenda. Sin embargo, apreciamos día a día, que existen muchas diferencias
en la calidad y cantidad de aprendizaje de nuestros alumnos. Aunque nosotros
enseñamos para todos, el resultado no siempre responde a nuestras expectativas y a
nuestros esfuerzos, por múltiples y variadas causas que no tienen porqué estar
directamente relacionadas con el potencial cognitivo. Sin embargo, está demostrado que
una de las causas más importantes, son la cantidad y calidad de las estrategias que los
alumnos ponen en juego cuando aprenden. Este sentido educativo, queda reflejado en los
principios que han de guiar la labor de todo profesor (MEC, 1992-d;6):
 Educar es más que instruir o adiestrar.

Se educan personas concretas, individuales con particularidades propias que la
educación ha de respetar, aprovechar enriquecer y contribuir a desarrollar.

Se educa a la persona entera, y no solo una parte suya, no solo la inteligencia o su
identidad social.
En definitiva, la visión actual del maestro, es la del agente que debe tomar numerosas
decisiones dentro del aula. Esta toma de decisiones, es lo que en la instrucción se
denomina estrategia educativa. Que los alumnos pongan en marcha las denominadas
estrategias, no es algo que surge de forma espontánea, va a necesitar una enseñanza
intencionada. Por tanto, enseñar estrategias de aprendizaje a los alumnos, es garantizar
un aprendizaje eficaz y fomentar su independencia.
2.1 Uso de estrategias metacognitivas para potenciar el aprendizaje
Hablar de “metaconocimiento”, es hablar de estrategias de aprendizaje, y aprender
implica la acción de pensar; pensar sobre los pensamientos. En esta habilidad se
involucran destrezas tales como: evaluar una tarea y determinar los mejores métodos
para realizarla. Como decíamos, aprender no es solo digerir contenidos puramente
conceptuales, sino ser capaz de asimilarlos y mantenerlos en nuestro almacén de
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memoria durante el máximo tiempo posible. Si bien, las técnicas de estudio, ya fueron
empleadas en antaño por los docentes, su uso no era el más adecuado, y los docentes
las empleaban desconectadas de los contenidos de las asignaturas. Se daba por
supuesto, que el propio alumno, sería capaz de aplicarla a los distintos contenidos, sin
necesidad de una intervención educativa. Sin embargo, la repetición ciega y mecánica de
ciertas técnicas no supone una estrategia de aprendizaje. Enseñar técnicas como el
subrayado, la realización de esquemas, resúmenes etc, requieren de tareas
metacognitivas básicas. Vamos a referirnos en concreto a dos de ellas:


Planificación: la ejecución de esas actividades, decidiendo cuáles son las más
adecuadas en cada caso.
Evaluación: Tras la fase anterior, valorar su éxito o fracaso, e indagar en sus
causas
A pesar de esto, son muchos los problemas que, hoy por hoy, existen en la enseñanza
para poder generalizar la enseñanza de estrategias de aprendizaje. Los maestros tienen
que aprender a tomar decisiones según la previsión de problemas o dificultades, el tiempo
del que disponen, la insuficiencia del material o las interrupciones de la clase. El papel del
docente es considerado en la actualidad, como constructor de identidades personales y
de la habilidad de pensar, y es precisamente, ésta última capacidad, donde el
conocimiento puede ser modificado mediante el aprendizaje.
En tal sentido, el aprendizaje se produce gracias al refuerzo. No es la presencia del
estímulo o la presencia de la respuesta lo que conduce al aprendizaje, sino la presencia
de contingencias de refuerzo. Hay que saber manejar las situaciones, de forma que las
respuestas que vengan dadas por el sujeto, aumenten su probabilidad de aparición.
Debemos convertir las aulas en lugares donde la clave sea lograr el máximo aprendizaje,
con los inconvenientes ambientales propios del lugar donde nos encontramos.
Aunque la enseñanza, está considerada entre las profesiones más antiguas del mundo, la
base de conocimientos de la que dispone, no tiene un carácter fijo. Tal como hemos
llegado a concebir, la enseñanza se inicia con un acto de razón que culmina con una serie
de mayores reflexiones que conducen a la comprensión. Los profesores tendrán que
aprender a usar su conocimiento para fundamentar sus decisiones e iniciativas. En
consecuencia podemos señalar una serie de cualidades que definirían de manera más
concreta al docente eficaz:





Un tipo de mentalidad abierta y flexible.
Sensibilidad como medio de respuesta al cambio.
Empatía y objetividad: Además de ser capaz de experimentar los sentimientos del
alumno, debe ser capaz de observar desde una posición distancia lo que ocurre en
el aula.
Autenticidad y actitud positiva.
Destrezas comunicativas y no directividad.
Si un maestro es capaz de poseer o desarrollar todas estas destrezas, sin duda dejará
una huella imborrable en la vida de cada alumno. Un maestro inolvidable es un maestro
práctico, ya que sigue y practica con el ejemplo y refuerza positivamente para obtener los
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logros deseados. El maestro que educa con poder y convicción teórico-práctica es un
profesional completo. Prepara cada momento en clase y está alerta de las posibles
vicisitudes que puedan surgir, para atenderlas con entrega, respeto y disciplina, lo que
motivará a los alumnos a construir sus propios aprendizajes y orientarlos para la vida.
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3. SÍNTESIS DE LOS ASPECTOS GENERALES DEL TEMA
Como hemos comentado a lo largo del tema, la visión del maestro ha evolucionado, de
ser un simple transmisor de contenidos, sin más responsabilidad en el aprendizaje, a una
figura de profesor experto, que no solamente debe dominar la materia que imparte, sino
poseer destrezas relevantes en el campo de la dirección y organización del aula.
Precisamente lo que otorga la categoría de profesionalidad, es que, independientemente
de los años dedicados a la docencia, posea una serie de habilidades que lo hagan
destacar a nivel profesional. Es por ello, que la profesionalidad docente, no debe ser un
simple añadido de destrezas que se pueden poner o quitar a voluntad; el docente debe
ser a la vez instructor y corrector de sus propios errores.
Es cierto, que de un profesor experto se espera que sea eficaz, y que tenga cierta
experiencia, pero no debemos confundir ambos términos, puesto que la eficacia está
ligada a sus destrezas personales y la experiencia a los años de docencia. Un buen
dominio del proceso de instrucción, no va depender solo de la experiencia del docente,
sino que la eficacia del profesor se va a palpar cuando sea capaz de producir unos
resultados deseables en el proceso de enseñanza.-aprendizaje, y más concretamente en
los progresos del alumno.
Para poder transmitir, el docente debe conocer, tener claro los objetivos y moldear las
ideas hasta que puedan ser captadas por los alumnos. Es así, como la comprensión por
parte del profesor, requiere de una interacción que entre en contacto con las ideas de los
alumnos. No queremos dar a entender con esta idea, que estamos promoviendo la
imitación, sino que los alumnos pueden iniciar el proceso de aprendizaje propiciando el
descubrimiento, la indagación y el gusto por la invención y las nuevas ideas, para luego
ser capaz de interiorizarlas y asimilarlas.
Con todo ello, resulta interesante que fomentemos las capacidades del alumnado como
base para crear adultos independientes, reflexivos y maduros que deberán enfrentarse a
las dificultades de un aula con mayor complejidad. Hablamos de la vida diaria y de su
desenvolvimiento en la sociedad. Con vistas a lograr personas responsables, hemos de
abandonar la concepción del aprendizaje como la mera acumulación de información, para
pasar a ser el elemento más significativo para la resolución de nuevos planteamientos de
problemas reales. Solo así, estamos haciendo del propio alumno un constructor activo de
su conocimiento.
Por otra parte, el docente eficaz, no solo lo va a ser dentro de su grupo-aula, sino que ha
de estar actualizado, en lo referente a técnicas didácticas, metodología, organización de
grupos, y todo aquello que le permita adaptarse a los continuos cambios, sin miedo a
innovar. Pero este trabajo no se logra por sí solo, sino que precisa de la coordinación del
resto de compañeros, para que mediante la colaboración de todos se potencie un
beneficio de la labor docente.
Teniendo en cuenta estas características, los profesores expertos, van a ser capaces de
definir, describir y reproducir una buena enseñanza. Pero no podemos olvidar, que una
enseñanza de calidad engloba a la diversidad, y una adecuada atención al alumnado con
NEAE, va a ser posible gracias a la dotación de materiales y profesionales preparados y
cualificados. De su adecuada organización y programación, dependerá el éxito o fracaso
de estas propuestas.
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Sólo si hablamos de inclusión, se garantiza la adecuada respuesta educativa a todos los
alumnos, se favorece la equidad y se contribuye a una mayor cohesión social. Así pues, la
normalización se convierte en el objeto a alcanzar y la inclusión en el método para
conseguirlo.
BIBLIOGRAFÍA.
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Madrid: Santillana.
 García Sánchez, J.N y otros (1990). Cómo intervenir en la escuela (Guía para
profesores). Madrid: Visor.
 Gimeno Sacristán, J y Pérez Gómez, A (2008). Comprende y transformar la enseñanza.
Madrid: Morata (Orig. 1998)
 Imbernon, F. (1994). La formación y el desarrollo profesional del profesorado.
Barcelona: Grao
 MEC (1992): Orientación y tutoría. Madrid: MEC
 Oliveros Martín-Varés, L. (1990) Institucionalización de la orientación. Revista
Complutense de Educación, vol. 1, nº2, (291-302).
 Shulman, Lee S. (2005): Conocimiento y Enseñanza: Fundamentos de la Nueva
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(Orig.1987)
 Valdivia Sánchez, C. (1992). La orientación y la tutoría en los centros educativos.
Madrid: Mensajero.
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