La Devoción al Santo Padre Pío Dios ha mostrado Su amor por nuestro tiempo de muchas maneras. El nos dio guías tales como el Papa San Pío X y el Cardenal Mindszenty, y la tenacidad de incontables mártires. También nos envió a Su Madre a Fátima. Otra de las muchas gracias extraordinarias que Dios concedió al siglo XX fue el Santo Padre Pío. El Padre Pío nació de gente sencilla y trabajadora el 25 de mayo de 1887, en Pietrelcina, en el Sur de Italia. Fue instruído privadamente hasta su ingreso en el noviciado de los Frailes Capuchinos a la edad de 15 años. De salud débil pero de fuerte voluntad, con la ayuda de la Gracia completó los estudios requeridos y fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910. El 20 de setiembre de 1918, aparecieron en su cuerpo las Cinco Llagas de la Pasión de Nuestro Señor, haciendo de él el primer sacerdote con los estigmas en la historia de la Iglesia. Muchos santos han sido dotados de algunos dones extraordinarios, tales como milagros, bilocación, lectura de los corazones, perfumes, estigmas y profecía. El Padre Pío poseyó no solo uno, sino todos esos dones. Incontables gentes fueron atraídas a su confesionario, y muchas más recibieron su santo consejo y guía espiritual por correspondencia. Toda su vida estuvo marcada por largas horas de oración y contínua austeridad. Sus cartas a sus directores espirituales revelan los sufrimientos inefables, físicos y espirituales, que lo acompañaron a lo largo de toda su vida. Todo esto revela también su profunda unión con Dios y su amor ardiente por la Santísima Eucaristía y por Nuestra Santísima Señora. Agotado por más de medio siglo de intenso sufrimiento y constante actividad apostólica en San Giovanni Rotondo, donde estaba su monasterio, fue llamado para su celestial recompensa el 23 de setiembre de 1968. Después de un funeral público que atrajo 100.000 personas, su cuerpo fue puesto en la cripta de la Iglesia de Nuestra Señora de las Gracias. Multitudes crecientes congregan en su tumba desde todas partes del mundo y muchos testifican gracias espirituales y temporales recibidas. El Proceso Diocesano para la Beatificación del Padre Pío estuvo concluido el 21 de enero de 1990. El Papa Juan Pablo II beatificó al Padre Pío el 2 de mayo de 1999 y lo canonizó el 16 de junio de 2002. Que Dios nos enviara santo tan grande es un signo inequívoco de Su amor por nuestro tiempo, y un llamado a imitar y emular a ese hombre santo, por eso tan cercano a Dios. El Santo Padre Pío y Nuestra Señora El amor y la devoción del Padre Pío por la Santísima Virgen es legendario. Verdaderamente, él pasó mucho de su ministerio ensalzando Sus virtudes y urgiendo a todos los católicos a recurrir a Su misericordiosa intercesión. Un bien conocido escritor ha sugerido que “detrás de todos los dones maravillosos del Padre Pío, su extraordinaria dirección de almas, su don de bilocación y su camaradería con los ángeles, estaba Nuestra Señora, quien lo quería como una madre quiere a su hijo, incluso hasta el punto que, después de haber estado una noche en su cuarto extenuado por los demonios, Ella fue y puso un cojín bajo su cabeza, para aliviar sus sufrimientos.” 1 http://www.fatima.org/span/essentials/whatucando/sp_padrepio.pdf El Padre Pío escribió a menudo de su amor por la Madre de Dios, recordándonos: “descansar vuestro oído sobre Su Corazón Maternal y escuchar Sus sugestiones, y luego sentir todos los mejores deseos de perfección nacidos en usted”. El Padre consideró a Nuestra Señora como la gran fuerza armonizante y directriz detrás del Santo Sacramento de la Penitencia, y dijo que “para comprender y hacer más fructífero el sacramento, usted debe confiarse a la inspiración y guía de la Santísima Vírgen.” Como verdadero hijo de Nuestra Señora, el Padre Pío amó el Rosario y se sabía que rezaba las 15 decenas del Rosario tanto como 35 veces en el día. En muchas fotografías, se lo mostró con la mano derecha dentro del bolsillo en el que siempre conservaba las cuentas de su Rosario. En verdad, él urgía a todos los católicos a “amar a la Madonna y a rezar el Rosario, pues el Rosario es el arma contra los males del mundo.” Cuando se lo consultaba sobre el papel de Nuestra Señora en el plan de Dios para la salvación, el Padre Pío respondía que “todas la gracias dadas por Dios pasan a través de Su Santísima Madre.” Fue en ese entendimiento que casi diariamente, en la última década de su vida en esta tierra, ofrecía la Misa de la Inmaculada Concepción. Se dice de haberlo escuchado decir que (Nuestra Señora) “me acompaña al altar y permanece a mi lado cuando ofrezco la Santa Misa.” El Padre Pío y Nuestra Señora de Fátima El Padre Pío expresaba diariamente su especial devoción a Nuestra Señora de Fátima, cuando se arrodillaba y rezaba en Su capilla dentro del monasterio, ante una gran pintura, rodeado por velas ardientes. En verdad, él atribuía a la Virgen de Fátima el haberle salvado la vida. En 1959, la Imagen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima visitó Italia. Al mismo tiempo, el Padre Pío se puso muy enfermo y se le diagnosticó un tumor canceroso fatal. El 6 de agosto, la imagen de Nuestra Señora llegó a San Giovanni Rotondo. Levantándose de su lecho de enfermo, el Padre Pío rezó delante de la imagen y besó su pié. Cuando la imagen partía en helicóptero, él dijo: “Oh, Madre mía, cuando Tu llegaste a Italia me encontraste con esta enfermedad. Tu viniste a visitarme aquí a San Giovanni y me encontraste aún sufriendo de ella. ¡Ahora Tu te vas y no fui librado de mi enfermedad” Cuando el Padre Pío dijo esta oración, ocurrió un milagro. En lo alto del monasterio, el helicóptero con la imagen de Nuestra Señora voló repentinamente en círculo tres veces sobre el monasterio. El piloto diría luego que él no pudo explicar como ocurrió. Al mismo tiempo el Padre Pío sintió inmediatamente que lo recorría un escalofrío. Su cuerpo fue penetrado por un chorro de luz y sintió estallar el tumor. El gritó, “¡Estoy curado! ¡Nuestra Señora me ha curado!” “Doy gracias a la Virgen de Fátima,” escribió poco después. “El mismo día que Ella partíó, me sentí bien otra vez. He vuelto a celebrar Misa desde hace tres días.” 2 http://www.fatima.org/span/essentials/whatucando/sp_padrepio.pdf