LA MARCHA HUMANA

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LA MARCHA HUMANA
La locomoción en el ser humano es un proceso aprendido; no se desarrolla como
resultado de un reflejo innato. Esta afirmación es apoyada por Popova (1935), quien estudió
los cambios de la marcha en niños en crecimiento. Los primeros pasos de un niño que se
toma la mano de su madre ejemplifican el proceso de aprendizaje necesario para lograr la
progresión ortógrada. Scott (1969) del Instituto Nacional Canadiense para el Ciego,
observó que los niños ciegos congénitos nunca intentan pararse y caminar espontáneamente
sino que deben ser enseñados con dedicación. El resultado de este proceso de aprendizaje
es la integración de los mecanismos neuromusculoesqueléticos, con sus similitudes
groseras y variaciones individuales, en un sistema adecuadamente funcional de locomoción.
Una vez que la persona ha aprendido a caminar y ha alcanzado su máximo crecimiento, se
desarrolla un mecanismo regulador propio que forma parte de sus características
fisiológicas y que actúa tanto en la persona amputada que está empezando a usar una nueva
prótesis, como en un corredor de largas distancias o una mujer que usa zapatos de tacones
altos o aprende a modelar.
Al ser la marcha un proceso que cada persona aprende no es de extrañar que cada una
muestre, en su desarrollo, unas características propias. Estas características personales están
determinadas por múltiples factores; de una persona a otra pueden diferir la longitud de los
segmentos del cuerpo o la masa de cada uno de ellos. Por otro lado, estos segmentos deben
ser puestos en movimiento por unas fibras musculares que también pueden ser de diferente
longitud, grosor o variar en el número.
PIE ADULTO
Constituye el sistema principal para el mantenimiento en bipedestación del hombre.
Además se considera como un órgano transmisor de presiones y base del servomecanismo
antigravitatorio, esencial para la marcha. Ciertamente, toda la estructura del pie y su
funcionamiento se enfoca hacia el mantenimiento de la bóveda plantar y el desarrollo
normal de la marcha del individuo, a través de los arcos plantares y el equilibrio
osteoarticular, dirigidos por un sistema con carácter interoceptivo, propioceptivo y
esteroceptivo.
Cabe destacar que, el pie en su máximo desarrollo adquirirá un sistema de control
propioceptivo, dentro del sistema nervioso central principalmente y organizado
biológicamente para su situación y postura en el medio ambiente, que se manifiesta por el
equilibrio tensional del cuerpo. En relación con esta adaptación funcional, se crea una
unidad operativa o arco reflejo en la que se distinguen:
•
Una unidad representada para recibir las situaciones estatodinámicas del individuo,
las cuales están definidas por los receptores cutáneos, subcutáneos y fasciales.
•
Una unidad de elaboració
oración de la información para convertir la orden
rden centrípeta
c
en
centrífuga, constituida
ida por las fibras axónicas de los tipos I y II.
•
Una unidad de integració
gración de la información para interpretar, filtrar
trar y organizar un
sistema de respuestaa adec
adecuada, constituido por la corteza, tálamo y lemnisco
lemn
medial,
además de la médula.
•
Una unidad de intervenc
ervención con formación periférica y la función
ión de registrar la
ejecución de la orden,
en, qu
que se constituye de estructuras musculotendinos
nosas estriadas.
Estas tienen funciones
nes eestatodinámicas específicas cuya finalidad
ad principal
pri
es el
equilibrio y la marcha.
•
Una unidad de control
ntrol autónomo propia del pie, de emisión y de
d recepción,
representada por los ba
barorreceptores de la bóveda plantar y su sistema de
amortiguación.
Unidad de terminaciones reflej
reflejas de recepción y emisión de la planta del pie donde
do
están
representadas todas las áreas
eas mu
musculares y nerviosas del cuerpo independiente
iente del
d sistema
nervioso central.
FASES DE APOYO PLANTAR
NTAR
Tradicionalmente see acep
acepta que el pie en contacto con el suelo se apoyaba
apoya en cuatro
fases sucesivas que eran las
as sigu
siguientes:
1- Choque de talón, 2- Apoyo
poyo de talón, borde externo y antepié, 3- Apoyo
oyo de
d antepié, 4Despegue de antepié finalizan
alizando por el dedo gordo. A. Viladot ha realizad
alizado un estudio
opticocinematográfico en el pa
pasillo de Ducroquet sobre 200 pies normales
ales y ha podido
observar que la forma clásica
ásica dde desarrollo del paso que acabamos de coment
omentar sólo tiene
lugar en el 30% de los casos.
sos. E
En el 70% de los casos restantes, el desarrollo
rollo del
d paso tiene
lugar en la forma descrita por L
Leliévre, que es la siguiente:
1-Choque de talón, 2-Apoyo
oyo de talón y antepié, 3-Apoyo de talón, antepié
pié y apoyo fugaz
del borde externo, 4- Ap
Apoyo de antepié, 5- Despegue de antepié finalizando
finali
por el
dedo gordo.
Estas fases del apoyo
poyo plantar han sido confirmadas hoy en día mediante la
fotobaropodometría electrónica
trónica. Es decir, durante la marcha, el pie normal
rmal se comporta
como si fuese cavo, existiendo
iendo sólo un apoyo muy fugaz del borde externo.
no. El 30% de pies
que se apoyan en la formaa trad
tradicional son pies que tienen cierta insuficiencia
encia de la bóveda
plantar.
Fuente. Manual del pie diabético. Ramón Martínez López. ramon@ geosalud.com
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