Cáncer de mama en los cuadros de Rubens y Rembrandt

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ARTÍCULO ESPECIAL
Cáncer de mama en los cuadros de Rubens y Rembrandt
Juan J. Grau, Miguel Prats y Matías Díaz-Padróna
Instituto Clínico de Enfermedades Hematooncológicas. Servicio de Oncología Médica. Hospital Clínic. Universidad de Barcelona.
a
Museo del Prado. Madrid.
Rubens y Rembrandt son dos de los principales pintores
barrocos que practicaban el denominado realismo pictórico,
en el cual el artista plasmaba con especial realismo todo
aquello que veían sus ojos. Los temas escogidos por los artistas eran paisajes y costumbres de la época, así como alegorías bíblicas y mitológicas en las que la figura femenina
era con frecuencia el tema central. Ambos pintores tuvieron
una dilatada carrera pictórica, durante la cual pintaron numerosos desnudos femeninos en los que la expresión de los
pechos de la mujer fue una constante. Estos pechos de mujer
respondían al estándar de belleza de la época. Eran grandes
y redondos, demostrando la ternura de una mujer dedicada a
amamantar a sus hijos.
Al repasar la obra de estos dos pintores llama la atención
que en algunos cuadros están plasmadas alteraciones de la
superficie de uno de los pechos femeninos indicativas de
cambios relacionados con un posible cáncer de mama. Los
cuadros a los que nos referimos son Las tres Gracias, Orfeo
y Eurídice y Diana y sus ninfas perseguidas por sátiros, pintados por Rubens, así como Betsabé con la carta de David y
La Sagrada Familia, de Rembrandt.
Las tres Gracias
En el Museo del Prado de Madrid se hallan expuestos varios
de los cuadros de Rubens mencionados debido, entre otras
cosas, a las estrechas relaciones que el artista tenía con España. Entre esos cuadros destaca Las tres Gracias, pintado probablemente hacia 1636, en el que se representan
a las diosas griegas menores de la belleza, la dulzura y la
amistad1. En la figura de la derecha, el pecho izquierdo de
la modelo tiene pintada una tumoración en el cuadrante superior externo que llega hasta el hueco axilar izquierdo (fig. 1).
Además, existe una retracción del pezón izquierdo hacia la
axila homolateral, y el volumen total del pecho parece inferior al de la mama contralateral. La tumoración entre la
mama y la axila izquierda es exofítica, irregular, con colores
rojizos que indican signos inflamatorios. Todo ello sería compatible con el aspecto visual característico de un cáncer de
mama localmente avanzado que, en la clasificación actual
por estadios (una vez comprobado que se trata de un carcinoma), sería un T4b o estadio IIIb, suponiendo que todavía
no existieran metástasis a distancia, ya que por otra parte no
tenemos ningún dato que indique esta diseminación.
Correspondencia: Dr. J.J. Grau.
Instituto Clínico de Enfermedades Hematooncológicas.
Servicio de Oncología Médica. Universidad de Barcelona.
Villarroel, 170. 08036 Barcelona.
Recibido el 14-9-2000; aceptado para su publicación el 12-12-2000
Med Clin (Barc) 2001; 116: 380-384
380
Fig. 1. Las tres Gracias, Museo del
Prado, Madrid. En la figura de la derecha se observa una tumoración
mamelonada con exteriorización e
inflamación alrededor. Existe retracción del pezón y de toda la mama
hacia la axila izquierda.
Este aspecto visual es inequívoco de cáncer de mama. Está
pintado en el cuadrante superior externo de la mama, que es
la localización más frecuente de este cáncer. El realismo pictórico hace pensar que Rubens pintó a modo de fotografía
un cáncer de mama tal como lo estaba viendo en ese momento sobre la modelo.
Por otro lado, esta parte del cuadro, que fue pintado sobre
una tabla, se conservaba en perfecto estado y los restauradores no influyeron con sus retoques en ningún cambio sustancial en el aspecto de la axila de la modelo2.
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J.J. GRAU ET AL.– CÁNCER DE MAMA EN LOS CUADROS DE RUBENS Y REMBRANDT
Fig. 2. Orfeo y Eurídice, Museo del
Prado, Madrid. En el cuadrante mamario superior externo de la modelo
se aprecia una invaginación cutánea.
Orfeo y Eurídice
Existen dos cuadros más en el Museo del Prado que llaman
la atención también por representar pechos de mujer con
alteraciones que indican estar en fases más iniciales de
cáncer de mama.
Uno es Orfeo y Eurídice, probablemente pintado entre 1635
y 1637, que representa el mito del poeta Orfeo intentando
rescatar de los infiernos a su amada esposa muerta, Eurídice3. En este cuadro, la figura femenina que representa a
Eurídice muestra igualmente un pecho izquierdo alterado.
En este caso, también en el cuadrante superior externo aparece una impronta o invaginación de la superficie cutánea,
sin observarse retracción global de la mama (fig. 2), aunque
la interposición del brazo izquierdo, que se halla pegado al
cuerpo de la mujer, dificulta la evidencia de una posible retracción existente. Sin embargo, la presión de abajo arriba
sobre el pecho cabría esperar que resultara en un abultamiento, no en una depresión, de la superficie cutánea. Esto
hace suponer que existía una alteración en el interior del
pecho (probablemente un tumor) que provocaría una retracción de la piel hacia dentro. Esta imagen puede observarse en estadios más iniciales del cáncer de mama como
un signo indirecto, de forma que dentro y al fondo de la depresión cutánea estaría ubicado un tumor de mama que retrae la piel.
bres3,4. En esta obra, la mujer que está de frente con los
brazos levantados y en el primer plano de la representación
presenta, de forma similar a Las tres Gracias, una mama
pintada en ángulo oblicuo según la perspectiva del observador. En ella puede verse con gran nitidez que en el cuadrante superior externo de la mama izquierda existe una
umbilicación cutánea, con retracción de toda la mama hacia fuera y hacia arriba (fig. 3). En este caso, puede interpretarse que un tumor profundo existente en esta mama estaría ocasionando una gran retracción hacia dentro de la
piel, y estaría en una fase previa al ulterior crecimiento del
cáncer hacia fuera de forma excrecente como una gran verruga o una coliflor.
Secuencia de imágenes
Si observamos estas tres imágenes en la siguiente secuencia: primero Orfeo y Eurídice, después Diana y sus ninfas
perseguidas por sátiros y por último Las tres Gracias, puede
verse la típica evolución de un cáncer de mama localmente
avanzado que primero introduce una retracción de la piel
observándose una impronta, luego una franca umbilicación
y ulteriormente una evolución hacia la invasión cutánea de
un cáncer de mama con un crecimiento exofítico (en coliflor), con ulceración y retracción del pezón y de toda mama
hacia la axila homolateral (tabla 1).
Diana y sus ninfas perseguidas por sátiros
Análisis del cáncer
El otro cuadro pintado por Rubens que comentaremos es
Diana y sus ninfas perseguidas por sátiros. El cuadro se
centra en el mito de los sátiros, espíritus salvajes de las florestas con la parte inferior del cuerpo de cabra, nariz de
duende, pelo hirsuto, cola y a veces pezuñas. Se les representa como criaturas traviesas que jugaban en el bosque
persiguiendo a las ninfas y haciendo jugarretas a los hom-
El cáncer de mama localmente avanzado puede tener alguna forma local de evolucionar con invasión de la piel y retracción hacia la axila homolateral. Si las pacientes no reciben tratamiento, suele evolucionar hacia la aparición de
metástasis a distancia en diversos órganos, sobre todo el
pulmón, el hígado, los huesos y el cerebro, que suelen ser
la causa de muerte. La progresión local puede discurrir a lo
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MEDICINA CLÍNICA. VOL. 116. NÚM. 10. 2001
largo de varios años sin que lesione ningún órgano vital y,
por tanto, sin ocasionar la muerte. La duración de este proceso es extraordinariamente variable. Aunque la mujer puede fallecer en unos meses o pocos años, se han descrito
casos de larga duración, hasta de más de 10 a 15 años,
y la paciente puede permanecer sin síntomas hasta pocas
semanas antes del fallecimiento. Hoy día disponemos
de numerosos estudios sobre factores pronósticos como
la invasión ganglionar, receptores hormonales, oncogenes
como la p53 o HER-B-2, y numerosas técnicas de imagen
que permiten detectar si existe o no metástasis a distancia.
Sin embargo, en el siglo XVII sólo se sabía que la existencia
de un tumor en la mama con invasión de la piel era preludio de una muerte temprana. No sabemos si Rubens tenía
algún conocimiento de patología, aunque la expresión relajada de la modelo portadora del tumor hace pensar que ni
ella ni las personas de su entorno relacionaban el tumor
mamario con una muerte inminente. Desconocemos si la
modelo murió al poco tiempo de pintarse Las tres Gracias,
hacia 1636, o si por el contrario vivió largo tiempo. Sí parece que esta modelo fue pintada por última vez en 1636, y
sin embargo Rubens siguió pintando hasta 1640, fecha de
su fallecimiento.
Fig. 3. Diana y sus ninfas perseguidas por sátiros, Museo del Prado, Madrid. La modelo de frente y
en primer plano presenta una umbilicación profunda de la mama izquierda.
de decirse nada sobre el rostro de la modelo de Diana y sus
ninfas perseguidas por sátiros, ya que la posición en lordosis muy forzada cambia el gesto y el aspecto facial. Las mujeres afectadas de este cáncer no suelen vivir largos años, y
parece que no coinciden las fechas de las obras con la evolución que cabría esperar de un cáncer. Esta discordancia
de fechas puede explicarse por otros motivos, como que no
sean exactas las fechas conocidas hasta ahora, o que se
TABLA 1
Signos visuales del cáncer de mama avanzado
Argumentos a favor y en contra
Los argumentos a favor de considerar estos tres cuadros
como una secuencia de una cáncer de mama es que muestran la evolución típica de este tumor. El artista siempre pinta esta alteración en el cuadrante superior externo de la
mama, lugar donde el cáncer es más frecuente. Por el contrario, nunca pinta alteraciones en otros cuadrantes mamarios. Tampoco plasma alteraciones en la mama izquierda en
los numerosos desnudos femeninos que muestran los dos
pechos o la mama contralateral (en este caso, la derecha).
Rubens pintó numerosos pechos y axilas netamente definidos y de aspecto «normal» en otras muchas modelos como
en Venus frígida, Rapto de la sabina y muchos más5,6. Cabría pensar que se limitaba a hacer retratos pictóricos de lo
que veían sus ojos.
En contra de esta teoría se puede argumentar que en el
cuadro Orfeo y Eurídice la invaginación de la piel de la
mama es poco evidente, que la cara de la modelo no se parece a la de la que posó para Las tres Gracias y que no pue-
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Directos
Ulceración
Proliferación «en coliflor»
Eritema
Indirectos
Umbilicación de la piel
Retracción de pezón y mama hacia la axila
Reducción del tamaño de la mama
TABLA 2
Argumentos a favor y en contra de que sea una sola
modelo la que aparece en los cuadros de Rubens
A favor
Evolución en 3 cuadros distintos
Localización idéntica en los
3 cuadros
En otros cuadros no hay alteraciones
en otras localizaciones
La mama derecha es normal
Evolución lenta del cáncer que
permitió varios retratos
En contra
En Orfeo y Eurídice no está claro
Puede ser composición de cabezas
con distintos cuerpos
Las caras de Eurídice, la Gracia y la
Ninfa no se parecen entre sí
Alta incidencia del cáncer de mama
en Holanda, que pudo afectar
a varias modelos
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tratara de mujeres diferentes con un cáncer similar. Sin embargo, se han descrito evoluciones prolongadas de más de
10 años, por lo que sería posible que se tratara de la misma
modelo. Sería útil conocer si alguna mujer del entorno familiar de Rubens murió de cáncer de mama en aquellas
fechas.
El cáncer de mama es endémico en Holanda y se ha asociado a mujeres obesas, con una gran superficie corporal y
con un tipo de dieta rico en grasas, habitual en la población
holandesa (tabla 2).
Identidad de la modelo
Existe una coincidencia digna de mención que podría dar
luz sobre la identidad de la modelo portadora del tumor mamario en Las tres Gracias. Se trata de la similitud de la cara
y del pendiente plasmados en estas obras con los del retrato de mujer ubicado en el Museo del Louvre de París y
que parece corresponder a Susana Fourment, la cuñada de
Rubens.
Podría ser que las tres imágenes descritas no tuvieran ninguna relación y las modelos fueran diferentes. Sin embargo,
la posibilidad de que fueran tres modelos diferentes por
pura coincidencia sería poco probable.
Betsabé con la carta de David
Rembrandt Hermesz van Rijn (1606-1669), al igual que
Rubens, fue uno de los pintores más famosos y prolíficos de
la denominada pintura holandesa del siglo XVII. También
pintaba con frecuencia figuras femeninas que mostraban
sus pechos, gracias a lo cual en la actualidad tenemos ocasión de analizar visualmente cualquier alteración en la superficie de los mismos.
Uno de sus cuadros más famosos es Betsabé con la carta
de David (Museo del Louvre), pintado en 1654. En este
cuadro, también conocido como Betsabé saliendo del baño,
Rembrandt representa el momento en que la joven casada
con Urías recibe la invitación del rey David y tiene que escoger entre la obediencia y la fidelidad7. En el cuadrante inferior externo de la mama izquierda de la modelo aparece una
invaginación de la piel que indica, como en Las tres Gracias,
una retracción hacia el interior de la mama. Por encima de
la invaginación parece existir una deformidad en forma de
protrusión de la piel del pecho hacia fuera que se podría
considerar una tumoración que no llega a lesionar la piel.
Además, en este cuadro se observan unas tumoraciones en
la axila próxima que corresponderían a adenopatías de gran
tamaño (fig. 4). Al parecer la modelo era Hendrickje Stoffels, la segunda compañera de Rembrandt, que murió en
1663 tras una larga agonía, probablemente por progresión
de un cáncer de mama. Sin embargo, la realización del
cuadro data de 1654, 7 años antes de su muerte8. De nuevo se plantea diferenciar si la mujer tuvo un cáncer de
mama de larga evolución, o si la fecha del cuadro no es la
correcta. Otra posibilidad sería que la fecha del fallecimiento no fuera correcta, cosa menos probable, ya que se conoce bastante bien la fecha de los acontecimientos importantes de la vida de Rembrandt. Por probabilidades habría que
pensar que la fecha del cuadro debería ser posterior a
1654, ya que la evolución de un cáncer de mama localmente avanzado con adenopatías de gran tamaño sería de poco
más de un año de supervivencia. Las adenopatías podrían
ser tuberculosas, enfermedad frecuente en aquella época,
pero esto no explicaría la retracción cutánea de la mama.
Un diagnóstico diferencial exhaustivo de adenopatías axilares incluiría numerosas enfermedades infecciosas agudas y
Fig. 4. Betsabé con la carta de
David, Museo del Louvre, París. La
modelo era la segunda compañera
de Rembrandt. Aparece un tumor
con retracción en la mama izquierda
con adenopatías de gran tamaño en
la axila del mismo lado.
crónicas, como la citada tuberculosis, sífilis, etc., además
de afecciones inflamatorias como la sarcoidosis y neoplásicas de otro origen como linfomas o leucemias. Sin embargo,
el aspecto visual de las tumoraciones típicas del cáncer de
mama, la frecuencia de la enfermedad en las mujeres holandesas de la época y la ausencia de signos de afección
del estado general en la expresión de la cara de la modelo
indican que se trataba de una neoplasia localmente avanzada de la mama izquierda.
La Sagrada Familia
Por último, el quinto cuadro de estos autores donde se
aprecian alteraciones mamarias evidentes es La Sagrada
Familia (fig. 5). Pintada en 1634 por Rembrandt, esta obra
acusa la influencia de Rubens, famoso en aquella época en
Holanda, con un naturalismo manifiesto en esa Virgen exuberante, que apenas ha tenido tiempo de cubrirse el pecho,
que recuerda efectivamente su estilo9.
La mujer que sostiene al niño en brazos presenta una tumoración de pequeño tamaño entre los dos cuadrantes superiores de la mama izquierda. No se observan otras alteraciones ni en la piel colindante ni en el resto de la mama. La
posición en el cuadro y las ropas impiden observar posibles
alteraciones ganglionares. Tampoco existen retracciones ni
desplazamientos o reducciones de volumen de la mama,
por lo que el tumor parece benigno y de origen cutáneo
más que de la glándula mamaria.
Además, la modelo presenta otro pequeño tumor en la cara,
fuera del ala izquierda de la nariz, cuyo aspecto y localización apuntan a que se trata de una tumoración benigna,
probablemente un furúnculo o un tricoepitelioma.
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Fig. 5. La Sagrada Familia, Alte Pinakothek, Múnich. Entre los dos
cuadrantes superiores de la mama
izquierda se observa un pequeño
tumor superficial sin retracciones ni
otras alteraciones cutáneas, cuyo
aspecto indica una tumoración cutánea benigna.
sátiros. Menos probable es que también pintara una fase
más temprana de cáncer de mama en Orfeo y Eurídice.
Por otro lado, es muy probable que Rembrandt pintara un
cáncer de mama localmente avanzado en Betsabé con la
carta de David y que la modelo fuera su segunda compañera, Hendrickje. Menos claro es que el tumor mamario pintado en La Sagrada Familia fuera un carcinoma de mama, ya
que podría tratarse de otros tumores de mama o cutáneos
benignos que pudieran ofrecer el aspecto de un tumor canceroso.
Si Rubens pintó a una o a varias modelos, la identidad de éstas y si murieron de cáncer son enigmas que todavía quedan
por resolver, pero el análisis de estos cuadros abre una puerta a un mejor conocimiento de la obra de Rubens y Rembrandt, su entorno social y las enfermedades de la época.
Agradecimiento
Queremos agradecer a los Dres. Carmen Herrero y Antonio Vilalta,
dermatólogos, su colaboración y opiniones en la redacción del manuscrito, y a Aventis Hispania, S.A., la ayuda económica para los
aspectos técnicos y gráficos.
En aquel año Rembrandt se había casado con Saskia, con
la que tuvo varios hijos, de los que sólo sobrevivió uno llamado Tito. Sabemos que Rembrandt pintaba casi siempre a
las personas de su entorno familiar, con escenas a menudo
sacadas de la vida cotidiana. Pudiera ser que la modelo fuera la misma Saskia dando de mamar a su bebé y que hubiera padecido una mastitis puerperal; sin embargo, la ausencia de signos inflamatorios indica que la tumoración es
de otro origen, probablemente un tricoepitelioma u otro tumor benigno cutáneo.
Conclusión
En nuestra opinión, queda claro que Rubens pintó un cáncer de mama en Las tres Gracias de forma inequívoca, así
como una umbilicación de la mama como signo indirecto
de cáncer de mama en Diana y sus ninfas perseguidas por
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Museo del Prado. Madrid: Ediciones Alfiz, 2000; 236-234.
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Mythology and history in the great paintings of the Prado. Londres: Scala
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8. Peccatori E, Zuffi S, editores. Rembrandt. Madrid: Sociedad Editorial Electa, S.A., 1999.
9. Descargues P. Rembrandt. En: Pijoan J, editor. Historia del arte. Barcelona: Salvat Editores, S.A., 1974; 7: 219-250.
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