Entrevista publicada en Tiempo Argentino

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Entrevista publicada en Tiempo Argentino
Link: http://www.infonews.com/2014/01/20/politica-120140-los-grandes-medios-noquieren-poner-en-discusion-sus-privilegios.php
Lunes 20 de enero de 2014
Medios, poder y Contrapoder
De la concentración monopólica a la democratización de la información
Ignacio Ramonet, Dênis de Moraes y Pascual Serrano
Colección Comunicación, Medios, Cultura
Por Javier Borelli
"Los grandes medios no quieren poner en discusión sus privilegios"
Entrevista de Tiempo Argentino a Dênis de Moraes. El experto en comunicación
brasileño sostiene que "regular democráticamente su funcionamiento no es una
agresión a la libertad de expresión". "¿Dónde están las clases obreras en los grandes
diarios latinoamericanos?", se pregunta.
Los grandes medios de comunicación están en crisis, sostiene Dênis de Moraes. "Lo están desde
el punto de vista económico y financiero: sus tiradas disminuyen y el número de lectores se
retrae. Pero la crisis más importante es la pérdida de credibilidad", precisa el doctor en
Comunicación y Cultura por la Universidad Federal de Río de Janeiro que dedicó buena parte de
su vida a investigar el sistema de medios en América Latina.
"¿Dónde están las clases obreras en los noticieros y en los grandes diarios latinoamericanos?",
se pregunta. "Están ocultas, ignoradas, silenciadas. Solamente en los momentos cruciales o en
las tragedias aparecen en las tapas. Pero el cotidiano de las clases populares está fuera de las
agendas de los medios y eso hace a la pérdida de credibilidad, porque se confunden los intereses
empresariales con los informativos", reflexiona.
De Moraes mueve los brazos y alza la voz para enfatizar las asimetrías que observa en el campo
de la comunicación regional, convocando la atención de los ocupantes de las otras mesas del bar
donde conversa con Tiempo Argentino. La pasión con la que habla muestra que no ha perdido la
capacidad de indignación por lo que sucede a su alrededor. Eso le hizo elegir la carrera de
periodismo a los 18 años, en plena dictadura militar brasileña, y por eso le preocupa lo que
ocurre hoy con las nuevas generaciones de periodistas. Por eso decidió sumarse a Ignacio
Ramonet y Pascual Serrano para impulsar el mensaje de que "otro periodismo independiente y
crítico es posible". De ello hablan en su libro, de reciente publicación, Medios, Poder y
Contrapoder. De la concentración monopólica a la democratización de la información. A eso se
refiere, hasta cuando camina para hacer las fotos de este artículo.
"Los compromisos éticos del periodismo están en conflicto con la práctica de la mayoría de las
grandes empresas periodísticas", retoma De Moraes, parado sobre los ladrillos del mito
derribado del periodismo como control de los tres poderes. "El cuarto poder también está en
crisis porque perdió su capacidad de criticar y de ser una fiscalía de los demás. Porque hay una
complicidad cada vez mayor de los medios. Ignacio Ramonet dice una cosa muy interesante:
siempre se pensó que el cuarto poder iba a ser moderador en la sociedad capitalista, pero, por el
contrario, se transformó en un poder que acentúa las desigualdades y los dominios monopólicos.
Eso tiene que ver con que los medios tienen un doble rol en la sociedad contemporánea: por un
lado son agentes retóricos, ideológicos y políticos que defienden al neoliberalismo y al capital; y
por el otro, son agentes económicos importantísimos. Entre las 200 mayores empresas no
financieras del mundo, están las veinte primeras del ranking de los medios. ¡El 10% de las
empresas más importantes son mediáticas!"
–Además, el "cuarto poder" asume el papel de controlador pero no quiere ser
controlado…
–Regular democráticamente el funcionamiento de los medios no es una agresión a la libertad de
expresión. Porque el punto central, que no está claro para la opinión pública y que los medios
monopólicos intentan por todos los medios ocultar, es que su defensa no es por la libertad de
expresión, sino por la libertad de empresa. Por eso no admiten cualquier forma democrática de
control social sobre sus actividades y funciones. Los medios se creen intérpretes de la voluntad
general. Claro que hay una mistificación, una mentira, son intérpretes de sus propias voluntades
que tienen que ver con sus intereses, sobre todo de naturaleza económica, pero también política
e ideológica. Porque quieren permanecer por la eternidad ejerciendo influencia en la
conformación del imaginario social. En los valores, las mentalidades, los puntos de vista.
Quieren siempre hacer una conciliación entre sus visiones del mundo y lo que serían los anhelos
del conjunto de la sociedad. Claramente, es una pretensión autoritaria y manipuladora. No
observan que nadie quiere impedir que existan medios comerciales privados. Hay lugar para
ellos, pero sólo les corresponde un tercio del sistema de comunicación, no más de dos tercios
como pasa hoy en toda América Latina. La concentración monopólica pone en riesgo no
solamente la libertad de expresión, sino la propia democracia. Porque no hay inclusión de las
voces sociales diferentes. Por el contrario, hay una idea de que todo lo que no coincide con las
posiciones editoriales de los medios está en oposición a la sociedad y a la democracia. Un
ejemplo de eso son las campañas violentas de los grandes grupos monopólicos contra los
gobiernos progresistas que están enfrentando el problema de la democratización de los medios.
No pasa sólo en la Argentina. Pasa en Venezuela, Bolivia y Ecuador de manera dramática.
Entonces, el derecho humano a la comunicación es fundamental porque preserva los intereses
colectivos de las ambiciones lucrativas de la iniciativa privada. No es posible imaginar una base
democrática consistente sin un sistema de comunicación que preserve la pluralidad.
–El enfrentamiento abierto entre el Poder Ejecutivo y los grandes grupos mediáticos
en la Argentina parece haber desnudado los intereses de las empresas informativas.
Como analista extranjero, ¿puede ver ese efecto a nivel social?
–Una de las contribuciones más significativas que dejó la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual fue su metodología de elaboración. Porque Cristina y su gobierno involucraron a toda
la sociedad en el debate sobre un sistema de medios más democrático, más plural, más
ciudadano. Por todo el país se hicieron asambleas, reuniones, debates sobre la necesidad de una
nueva relación de medios. La consecuencia más importante fue la manera en cómo la sociedad
fue esclarecida sobre la necesidad urgente de un avance en materia de regulación democrática,
para modificar el sistema. Todos los actores sociales, políticos, económicos y empresariales
tuvieron la posibilidad de expresarse, de defender sus posiciones sobre el sistema de
comunicación. En Brasil, en contraste, se está muy lejos de entender la necesidad de ofrecer al
país, por lo menos, la oportunidad de debatir el problema en la escena pública. Hay
organizaciones que luchan por la democratización de la comunicación e intentan sensibilizar al
gobierno y a la sociedad. Pero hay una dificultad terrible, que es el hecho de que los medios de
producción, los canales, están en manos de grupos monopólicos que, por todos los modos,
neutralizan o silencian la discusión. Porque hay una interdicción deliberada, pero no declarada,
cínica, por parte de los grandes medios, que de ninguna manera quieren poner en discusión sus
privilegios. Incluso los privilegios obtenidos durante la dictadura militar a la que los grandes
diarios y las redes de televisión apoyaron en todo momento. Entonces, hay un déficit del debate
público, y por tanto, un déficit de ciudadanía en materia de comunicación. El discurso de Dilma
y, sobre todo, el del ex presidente Lula, es simplemente una pieza retórica. No hicieron nada
para enfrentar al poder monopólico de los medios. La legislación brasileña en la materia
representa la vanguardia del retraso en toda América Latina.
–El año pasado cobró notoriedad el reconocimiento de la red O Globo de su apoyo a la
dictadura brasileña. ¿Eso puede ser considerado un indicio de cambio?
–Esa fue una acción estratégica, porque el grupo O Globo estaba siendo y sigue aún cuestionado
por sus vínculos con la dictadura. Pero no sólo ellos, también Folha, Estado de San Pablo y todos
los grandes grupos. Hay dos razones para explicar la estrategia de O Globo: una de orden
económica, porque los diarios están perdiendo lectores (claro que eso no significa pérdida de
influencia ni penetración social, es un proceso histórico que no cambia del día a la noche); y la
segunda, de naturaleza política-ideológica, la necesidad de la dinastía familiar que controla el
grupo de posicionarse de otra manera. Ya no está más el empresario Roberto Marinho; son sus
hijos y nietos quienes, por más contradictorio que parezca, quieren presentarse ante la opinión
pública de una manera más liviana, más "progresista". Es una estrategia de mercado y posiciona
al grupo O Globo en el escenario político de una manera diferente. Pero la memoria no se apaga.
Ni olvido ni perdón. Castigo y juicio. Ésta me parece que es la posición de los grupos
progresistas de la sociedad brasileña. Un día, cuando nuestro país haya avanzado en términos
de respeto a la memoria y ajuste cuentas con el pasado histórico, los crímenes de la dictadura
militar van a ir a juicio y los genocidas serán juzgados con derecho de defensa, como en Chile,
Argentina y Uruguay. Me parece una vergüenza que Brasil no haya investigado y castigado los
crímenes de la dictadura. Lo que falta allá es un estadista como Néstor Kirchner. Él enfrentó en
su gobierno, de manera democrática, firme, demostrando coraje cívico para cuestionar a la
Corte Suprema, leyes que impedían la investigación y el juicio de los bandidos de la dictadura.
Yo vivía en Buenos Aires en ese momento y acompañé el proceso. Brasil necesita alguien que
tenga coraje para avanzar en el plano de los Derechos Humanos. También necesita de jueces
federales como los que existen aquí, que no tienen miedo a los grupos paramilitares, a las
viudas de la dictadura, y que conducen los juicios de manera equilibrada, democrática. Eso
significa un avance civilizatorio, no sólo coyuntural. Eso va a hacer que las nuevas generaciones
de argentinos puedan sentirse orgullosos. Creo que hay dos deudas históricas en Brasil: la
deuda con los Derechos Humanos y la deuda con la comunicación.
–En el libro se ubica a Internet como una esperanza para la construcción de un
contrapoder al sistema de medios actual…
–Internet es un ecosistema comunicacional complementario que tiene ventajas importantes en
relación al sistema tradicional de comunicación: bajo costo, descentralización de fuentes,
posibilidad de acceso sin subordinación a los controles de los medios monopólicos. Un nuevo
periodismo está surgiendo en los nodos de Internet. Un periodismo que se manifiesta incluso en
las redes sociales, que no son solamente un espacio de sociabilidad, sino también de producción
informativa, de debates, intercambios culturales, que se manifiesta por ejemplo en la
encantadora multiplicación de agencias alternativas de noticias. Internet también es una
posibilidad de comparar las versiones de los medios monopólicos que también están en una
posición destacada, lamentablemente, por cuenta de su poderío.
–Sigue pendiente el gran problema de los medios alternativos, que es su
sostenibilidad.
–Los medios alternativos siempre se han enfrentado a la discriminación en las inversiones
publicitarias oficiales y a la desconfianza de los patrocinadores privados. El problema es que su
alcance es mucho menor que el de los grandes medios y que sus posiciones críticas siempre
molestan a los poderosos, las elites y los sectores sociales más conservadores. Hay otra
posibilidad de sostenibilidad que son los fondos de contribución pública para proyectos
(crowdfounding), para que la gente contribuya de manera voluntaria a la financiación. Pero hay
problemas que dificultan bastante, como la necesidad de equipos y de otros costos fijos que
generalmente no cubren estas donaciones voluntarias. Y por la crisis financiera, además, hubo
una retracción de las fundaciones internacionales que contribuían con los medios alternativos de
América Latina. El cuadro es complejo. Por eso creo que el Estado tiene un papel crucial para
que fuentes alternativas de financiamiento y apoyo se ofrezcan a esos medios. Y hay que
reconocer que en los últimos años, por cuenta de los gobiernos progresistas, están surgiendo
otras formas de cooperación que tendencialmente favorecen a los medios comunitarios con
intensidades diferentes.
–Sin embargo, a nivel regional no hay legislación que avance en establecer criterios
que garanticen la inversión estatal en medios alternativos y comunitarios.
–Hay contradicciones entre los gobiernos progresistas y los planes de inversión publicitaria.
¿Cuál es la contradicción? Creen que son víctimas de manipulaciones y lecturas tendenciosas de
los medios y no redistribuyen la pauta, al menos, de manera equitativa: ampliando las reservas
de presupuesto para otros medios que no sean los corporativos-empresariales. Hay que usar
criterios que no tomen en cuenta solamente la audiencia. Porque es un criterio burgués,
autoritario y antisocial. ¿Cuál es el resultado de once años de reproducción del mismo hecho en
Brasil? Más concentración monopólica. Porque se está alimentando permanentemente al dragón.
Y me parece que planes que contemplen los medios alternativos y comunitarios de manera
equitativa serían un camino, aunque no el único, de prestigiar, apoyar y desarrollar otras
visiones del mundo en el campo del periodismo. Ramonet, Serrano y yo creemos que apoyar
estas iniciativas, sobre todo en Internet, es un camino seguro para estimular la diversidad y la
pluralidad.
–En ese sentido, Internet se presenta como un espacio con menor regulación, aunque
está probado que hay controles por parte de las agencias de seguridad, y además, un
predominio hegemónico del principal buscador de contenidos.
–Esas barreras son integrantes del mundo contradictorio de Internet. Me parece que es una
ilusión pensar que la red no está sujeta a las intromisiones económicas, financieras y
monopólicas. Siempre será un ecosistema en el que conviven, con pesos diferentes, todos los
actores que actúan allí. Desde nuestro punto de vista, que está comprometido con otra sociedad,
otro mundo, otra comunicación posible, Internet es una posibilidad concreta de profundizar la
variedad informativa, la pluralidad cultural, la manifestación de voces sociales que estaban
simplemente neutralizadas sin la red planetaria. Pero no representa El Dorado. No tiene el poder
de deshacer desigualdades sociales gravísimas. Es un medio que también refleja el mundo
desigual en el cual vivimos. Lo que me parece una novedad es la posibilidad de explotar los
recursos que hay en favor de la ciudadanía y de un mundo con más justicia social. Sobre todo,
un espacio donde las manipulaciones y mentiras mediáticas pueden ser combatidas y
denunciadas en todo momento.
Las nuevas plataformas digitales, un contrapoder
"En este momento, en Twitter están denunciando las mentiras de los grandes medios
latinoamericanos", dice Dênis de Moraes, que se entusiasma con las posibilidades que habilitan
las nuevas plataformas de comunicación. "Ahora hay personas que se organizan en comunidades
virtuales para discutir todo aquello que no aparece en los noticieros y todo eso forma una
especie de vacuna informática y virtual contra los dominios mediáticos", agrega. En ello
pensaban con Ignacio Ramonet y Pascual Serrano cuando eligieron la palabra "contrapoder" para
el título del libro.
"Es para llamar la atención de que las situaciones actuales que se presentan como desfavorables
a la libertad de expresión, a los mejores anhelos de los periodistas que tienen los ideales más
genuinos, no son definitivos. Hay posibilidad de contrainformación, y en ese sentido, los tres
autores llamamos la atención sobre el papel estratégico de Internet en la actualidad, de la tevé
móvil e instantánea, de las aplicaciones como whatsapp y otras que permiten no sólo
sociabilidad, sino la circulación de informaciones, contenidos culturales e informativos. En ese
sentido, una de nuestras más interesantes luchas es la apropiación de la digitalización con
sentido ciudadano, crítico y participativo". Medios, Poder y Contrapoder se consigue en librerías
de todo el país.
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